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más nosotros mismos La conciencia es una capacidad que nos permite descubrir el sentido único

escondido en cada situación. El hombre debe ser fiel a su conciencia a pesar de que cabe la posibilidad de que ésta lo desvíe. Pero la posibilidad de error no exime de la necesidad de intentar. No siempre las situaciones se presentan con claridad. La responsabilidad nos hace ser constructores de nuestro propio futuro, pero también nos pone en estado de permanente conflicto de valores, de búsqueda angustiosa… Captando el sentido de los límites llegamos a ser nosotros mismos… Las situaciones límite nos dan la oportunidad de ser más auténticos, de crecer” (GONZALEZ ALVAREZ, Elena. Ensayo sobre las situaciones

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La famosa frase de Descartes ―pienso, luego existo‖ era para él indubitablemente cierta cuando dudaba de todo lo demás, pues ni siquiera el perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que quizá ni percibo, puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar. [De éste modo] La duda se vuelve como duda metódica la fuente del examen crítico de todo conocimiento. De aquí que sin una duda radical, ningún verdadero filosofar. Pero lo decisivo es cómo y dónde se conquista a través de la duda misma el terreno de la certeza […]

Resumamos. El origen del filosofar reside en la admiración, en la duda, [y] en la conciencia de estar perdido. En todo caso comienza el filosofar con una conmoción total del hombre y siempre trata de salir del estado de turbación hacia una meta. / Platón y Aristóteles partieron de la admiración en busca de la esencia del ser. / Descartes buscaba en medio de la serie sin fin de lo incierto la certeza imperiosa. / Los estoicos buscaban en medio de los dolores de la existencia la paz del alma.

Cada uno de estos estados de turbación tiene se verdad, vestida históricamente en cada caso de las respectivas ideas y lenguaje. Apropiándonos históricamente éstos, avanzamos a través de ellos hasta los orígenes aún presentes en nosotros. / El afán es de un suelo seguro, de la profundidad del ser, de eternizarse.

Pero quizás no es ninguno de estos orígenes el más original o el incondicional para nosotros. La patencia del ser para la admiración nos hace retener el aliento, pero nos tienta a sustraernos a los hombres y a caer preso de los hechizos de una metafísica. La certeza imperiosa tiene sus únicos dominios allí donde nos orientamos en el mundo por el saber científico. La imperturbabilidad del alma en el estoicismo sólo tiene valor para nosotros como actitud transitoria en el aprieto, como actitud salvadora ante la inminencia de la caída completa, pero en sí misma carece de contenido y de aliento‖510.

Aristóteles, en su Metafísica, nos dice que los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración; al principio, admirados ante los fenómenos sorprendentes más 15 comunes; luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol y a las estrellas, y la generación del universo511.

Solamente cuando se pasa de la actitud natural a la actitud crítica y reflexiva, el sujeto percibe el mundo como problema, fuente de múltiples interrogantes profundos que demandan respuestas para la comprensión del mundo problemático. La claridad radica en lo profundo. ―En la actitud natural el hombre está en relación con las cosas, en tal forma que se encuentra perdido entre ellas. La superación de este estado mediante la actitud filosófica se logra en la trascendencia. En ella se trascienden las cosas y el hombre mismo como una cosa entre cosas‖512. En la actitud

reflexiva se detiene la marcha ingenua y espontánea del pensamiento para lanzarse sobre las cosas, captarlas, definirlas y volver el pensamiento sobre el sujeto mismo.

510 JASPERS, Karl. El origen de la filosofía. http://www.filosofianueva.com.ar/tx_elorigendelafilosofia.htm 511 ARISTÓTELES. La metafísica. www.librostauro.com.ar

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En ella se da la relación problemática entre el objeto y el sujeto, entre el juicio y la realidad.

La actitud reflexiva (o ―pensamiento especulativo‖, como lo denominara Hegel) es la única capaz de trascender los mecanismos distorsionantes del estado dado del ser; la única competente para superar el sentido común. ―El pensamiento especulativo compara la forma aparente o dada de las cosas a las potencialidades de esas mismas cosas, y al hacer esto distingue su capacidad de trascender los mecanismos distorsionantes del estado dado de ser esencia de su estado accidental de existencia‖513. De acuerdo con la dialéctica hegeliana, el pensamiento especulativo

concibe el mundo intelectual y material, no como una totalidad de relaciones fijas y estables, sino como un devenir, y a su ser como un producto y un productor. Plantea el pensador alemán que el pensamiento especulativo o filosófico socava la seguridad del sentido común y demuestra que lo que el sentido común considera como inmediatamente cierto no tiene ninguna realidad para la filosofía. La lucha contra el sentido común es el comienzo del pensamiento especulativo. ―El conocimiento comienza cuando la filosofía destruye la experiencia de la vida cotidiana. El análisis de esta experiencia es el punto de partida para la búsqueda de la verdad‖514. Hegel

teoriza que cuando la búsqueda del conocimiento discurre por el tranquilo cauce del sano sentido común, el filosofar natural produce, en el mejor de los casos, una retórica de verdades triviales. ―A los verdaderos pensamientos y a la penetración científica sólo puede llegarse mediante la labor del concepto. Solamente éste puede producir la universalidad del saber, que no es ni la indeterminabilidad y la pobreza corrientes del sentido común, sino un conocimiento cultivado y cabal, ni tampoco la universalidad excepcional de los dotes de la razón corrompidas por la indolencia y la infatuación del genio, sino la verdad que ha alcanzado ya la madurez de su forma peculiar y susceptible de convertirse en patrimonio de toda razón autoconsciente‖515.

Hegel, que identifica el sentido común con el positivismo, piensa que éste recurre a la certeza de los hechos; ―pero en un mundo donde los hechos no representan en absoluto lo que la realidad puede y debe ser, el positivismo resulta ser una renuncia a las potencialidades reales de la humanidad, en favor de un mundo ajeno y falso‖516.

El pensador alemán, que disiente del principio de identidad de la lógica tradicional, piensa que la separación entre pensamiento y realidad es la que permite que el sentido común acepte el mundo tal como se presenta y que se renuncie a la creación de una armonía entre realidad y verdad. ―La separación del pensamiento y del ser implica que el pensamiento se ha retirado ante la arremetida del sentido común517. La

concepción dialéctica del universo choca contra el sentido común, contra el paradigma estático de la metafísica tradicional. El paradigma dialéctico, fundado en la concepción dinámica de la realidad, rompe con el ―mundo armonioso de objetos fijos puesto por el sentido común y el reconocimiento de que la verdad buscada por la filosofía es una totalidad de profundas contradicciones‖518.

513 MARCUSE, Herbert. Razón y revolución. Altaya, Barcelona, 1994. Libro pdf. 514 Ibídem

515 HEGEL, Georg. Fenomenología del espíritu. www.librostauro.com.ar 516 MARCUSE, Herbert. Razón y revolución. Altaya, Barcelona, 1994. Libro pdf. 517 Ibídem

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El hombre de la actitud reflexiva, el filósofo, trata de explicar la realidad por sus causas primeras dentro del orden natural mediante la reflexión fundamental y sistemática. ―Buscará, por lo tanto, establecer las causas iniciales, elaborando por medio de esta reflexión un sistema que comprenda la explicación total de la realidad, que nos diga por qué ha pasado todo‖519. De esta manera el mundo de las cosas, la

realidad exterior, se torna problemática, es decir, filosófica. ―El hombre aspira a saber y no se da por satisfecho con el saber natural, sino que se siente acosado por preguntas que lo impulsan hacia un saber fundado y del cual pueda hacerse responsable‖520. En la conciencia natural el sujeto no es consciente de sus actos y,

conforme a su voluntad, movilizada por la libertad, elige quedarse allí enajenado, o pasar al camino filosófico, a través de la reflexión. Es imperativo, por tanto, el filosofar como una manera de superar la actitud natural del individuo. El punto de partida no es la actitud cotidiana natural, la cotidianidad natural, ―sino la existencia humana colocada en la situación histórica del hombre griego embarcado en la aventura filosófica"521.

La actitud reflexiva, crítica, filosófica, surge de la admiración; se opone a la actitud natural o espontánea en que esta no se cuestiona la vida y la desarrolla respondiendo tan solo a la urgencia de supervivencia; se opone a la actitud dogmática, aquella que admite ciertas verdades como principios inamovibles y no sujetos a discusión; rechaza el sometimiento y el fanatismo; invita a utilizar como guía la propia razón, para ser ciudadanos libres y autónomos. ―Es ‗vivir despierto‘, ‗en alerta‘, ‗aguijoneado‘, no habituado al mundo, sino en un constante inconformismo. Plantea interrogantes radicales y últimos. Radicales, pues están en la raíz de la realidad y de la existencia humana; últimos, pues más allá no se puede preguntar. Busca el sentido de la existencia y desborda lo pragmático (es desinteresada). Es un modo de ‗humanizarse‘, porque con ella realizamos lo que nos vuelve más radicalmente humanos: pensar, desvelar la verdad, descubrirla. Se expresa adecuadamente en el ‗aude sapere‘, una invitación para utilizar la razón para huir de la ignorancia (minoría de edad) y tomar como guía el uso de la propia razón, para ser libre y evitar el sometimiento y los dogmatismos‖522. En concepción de Estanislao Zuleta, la salida de

la ―minoría de edad es una salida de la vida cotidiana y de un mundo sin sentido que conduce a nada, al mundo de la aventura y a la búsqueda de conferirle una significación nueva al mundo. Un sujeto abandona su actitud natural cuando se atreve a pensar. La actitud reflexiva se pone en movimiento cuando el individuo expresa su afán de saber y comprender, de pensar las cosas en su conjunto, desde la totalidad. Ese deseo de saber y comprender lo instan a la aprehensión de la realidad como un todo y a considerar las cosas desde un modo de reflexión totalitario y universal: ―todo lo cual no puede explicarse sino en virtud de las causas primeras dentro del orden natural523‖.

519 GARCIA TUDURI, Mercedes y Rosaura. Ob. Cit. P.13. 520 CRUZ VÉLEZ, Danilo. Ob. Cit. P.77

521 Ibídem. P. 30.

522 http://www.hhcarmelitas.com/temas/filo1bach/2filosofiaactitiudcritica. La filosofía, actitud crítica.

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El filosofar se desenvuelve en la actitud reflexiva, especulativa, problemática, crítica, filosófica. Pero, ¿cómo se desenvuelve la actitud filosófica o reflexiva? Rosaura y Mercedes García Turudi señalan que debido a que la filosofía es un afán, un hacer constante, proponen tres actividades fundamentales: disposición problemática, disposición teorética y voluntad de abstracción. ―La primera consiste en el planteamiento del problema a que conducen el asombro y la curiosidad por lo total y universal; la segunda está constituida por la contemplación mental del desfile de datos y la organización de éstos; la tercera se realiza en la separación que la voluntad reflexiva efectúa de lo que tienen de universal y permanente esos datos, a fin de integrar el conocimiento total‖524. En ella es posible la disposición problemática, la

disposición teorética y la voluntad de abstracción, que son las actividades necesarias para filosofar. En la actitud problemática, el individuo problematiza todo aquello que despierta su asombro y su curiosidad; ―la conciencia problemática se pone en marcha ante su extrañeza, ante el contraste entre lo conocido y lo desconocido‖525. Surge la

pregunta del cómo y del por qué. En la actividad teorética, el hombre ―se propone responder a sus preguntas iniciales, para lo cual contempla el desfile de sus datos (teoría), y se traza un camino (método), a fin de organizar dichos datos y dar satisfacción a su afán de saber total526‖. Así, esta actividad o disposición teorética

sistematiza las ideas a través de la contemplación y organización de esos datos. Cuando la mente pensante examina las cosas asume una actitud crítica, y cuando los sistematiza se da la actividad especulativa. La filosofía es un saber de fundamentación, hecha del pensar de toda la humanidad sobre sus mayores y más acuciantes preguntas, y de las respuestas que los mayores pensadores intentaron encontrar. ―De ahí surge, en el contenido mismo y en el código de la filosofía, su paradójica vulnerabilidad y consistencia, su abstracción y su utilidad para el pensar y el ser en la vida‖527. Mediante la voluntad de abstracción, el sujeto establece la

unidad por medio de una visión sinóptica de los datos. ―Pensar es salir del abismo central de la existencia, zona donde la objetividad desaparece en beneficio de una red donde los seres humanos aparecen como puntos que tensionan o distienden el entramado, haciendo el espacio polivalente, siendo posible ver al hombre y la cultura desde múltiples perspectivas, focos de centralización e irradiación en constante interjuego que, conservando su singularidad, no intentarán con violencia imponer a los otros su modelo‖528.

Una de las principales herramientas para el filosofar es la intuición en sus cuatro manifestaciones: sensible, intelectiva, volitiva y emocional. La intuición sensible aprehende o percibe las cosas sensibles que se ofrecen a la experiencia. La intuición intelectiva aprehende la esencia de las cosas. La intuición volitiva aprehende la existencia de las cosas como algo distinto de nosotros. La intuición emotiva aprehende el valor de las cosas. El órgano de la intuición sensorial es la sensibilidad, el de la intelectiva es la inteligencia, el de la volitiva es la voluntad y el de la emotividad es la afectividad. La intuición sensorial percibe las apariencias y la

524 Ibídem. P. 32. 525 Ibídem. P. 20. 526 Ibídem.

527 CIPRIAN PAJUELO, Alfonso. Ob. Cit.

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intuición intelectiva las esencias. ¿Qué es la esencia? ―Es lo que el objeto es, lo que en él es permanente e invariable, y por tanto, común a todos los que son iguales‖529.

1.3 ¿Por qué se debe aprender a filosofar? 1.3.1 El hombre práctico

Es conveniente considerar cuál es el valor de la filosofía y por qué debe estudiarse. Muchas personas, influenciadas por la ciencia, la tecnología o lo ―pragmático‖ tienden a ―dudar o vacilar sobre la filosofía, pensando que tal vez no sea nada mejor que una inútil e ingenua fruslería, traída de los cabellos, y controversias en materias sobre las cuales es imposible el conocimiento‖530. A pesar de ello, Jorge Restrepo Trujillo

plantea que la actividad filosófica, así sea considerada lujo, inutilidad o hasta deformación, en Colombia tiene que ir haciéndose parte de la existencia pública diaria.

En nuestro sistema neoliberal, las llamadas personas ―prácticas‖, los ―pragmáticos‖, los positivistas, los que tienen un ideal de vida fundado en el hacer, el tener y el consumir, no acuden a la filosofía en busca de respuestas, porque creen que ésta nada puede aportar para obtener éxito, triunfar, superarse y ―conseguir dinero‖, el dios todopoderoso del mundo capitalista. ―Tenéis en vuestras manos el más grande de los poderes de los tiempos modernos: el dinero‖531. Guiados por esta ―realidad‖,

muchos desdeñan la filosofía y acuden a la ciencia en procura de ―actividades útiles‖, rentables.

El Positivismo, que pretendía encontrar en la ciencia todas las respuestas que el hombre busca, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico y, por esta vía, del control de las fuerzas naturales. El llamado ―modelo especular‖, que es la orientación tradicional del conocimiento según la concepción positivista para obtener objetividad fáctica, certeza absoluta y verdades inconcusas, nos dice que fuera de nuestra mente existe una realidad totalmente acabada, objetiva y externa, la cual se refleja, como en un espejo, dentro de nosotros.

―De esta forma, ser objetivo es copiar bien esa realidad sin deformarla, y la verdad consistiría en la fidelidad o correspondencia de nuestra imagen interior con la realidad que representa… De esta manera, y siendo muy lógicos, consideraban que sólo las sensaciones o experiencias sensibles eran un fenómeno adecuado para la investigación científica; sólo lo verificable empíricamente sería aceptado en el cuerpo de la ciencia; la única y verdadera relación verificable sería la de causa y efecto; la explicación de las realidades complejas se haría identificando sus componentes: partículas, genes, reflejos, impulsos, etcétera, según el caso; los términos fundamentales de la ciencia debían representar entidades concretas,

529 GARCIA TURUDI, Rosaura y Mercedes. Ob. Cit. P.42.

530 CARDONA LONDOÑO, Antonio, y SEEK CHOUE, Young. Ob. Cit. P.39. 531 JOLY, Maurice. Ob. Cit.

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tangibles, mensurables, verificables, de lo contrario, serían desechados como palabras sin sentido; las realidades inobservables habría que ―definirlas operacionalmente‖ para poderlas medir; los modelos matemáticos, basados en datos bien medidos, serían los ideales para concebir y estructurar teorías científicas. El modelo especular ha sido aplicado prevalentemente y en forma exitosa en la ciencia y tecnología de los cuerpos de tamaño intermedio; a él se debe, en gran parte, el avance tecnológico de los últimos siglos. Se ha demostrado, en cambio, inadecuado para el estudio del mundo submicroscópico (estudio del átomo), el mundo de la vida y el mundo macroscópico (estudio astronómico)… Este enfoque constituyó el paradigma conceptual de la ciencia durante casi tres siglos, pero se radicalizó, sobre todo, durante la segunda parte del siglo XIX y primera del XX con el positivismo lógico…

La revolución de los físicos implica que las exigencias e ideales positivistas no son sostenibles ni siquiera en la física: Einstein relativiza los conceptos de espacio y de tiempo (no son absolutos, sino que dependen del observador) e invierte gran parte de la física de Newton; Heisenberg introduce el principio de indeterminación o de incertidumbre (el observador afecta y cambia la realidad que estudia) y acaba con el principio de causalidad; Pauli formula el principio de exclusión (hay leyes–sistema que no son derivables de las leyes de sus componentes) que nos ayuda a comprender la aparición de fenómenos cualitativamente nuevos y nos da conceptos explicativos distintos, característicos de niveles superiores de organización; Niels Bohr establece el principio de complementariedad: puede haber dos explicaciones opuestas para los mismos fenómenos físicos y, por extensión, quizá, para todo fenómeno; Max Planck, Schrödinger y otros físicos, descubren, con la mecánica cuántica, un conjunto de relaciones que gobiernan el mundo subatómico, similar al que Newton descubrió para los grandes cuerpos, y afirman que la nueva física debe estudiar la naturaleza de un numeroso grupo de entes que son inobservables, ya que la realidad física ha tomado cualidades que están bastante alejadas de la experiencia sensorial directa…

De esta manera, el modelo dialéctico (o dialógico) deberá sustituir al modelo especular (como puro reflejo de las cosas en un sujeto pasivo), que no sólo luce extremadamente simple e ingenuo, sino, sobre todo, irreal y en pleno antagonismo y contraste con el mismo sentido común… Pero el modelo dialéctico nos obliga, a su vez, a una revisión general de las metodologías empleadas en la adquisición de nuevos conocimientos, es decir, de sus enfoques, estrategias, técnicas e instrumentos. En efecto, el sentido o significado de toda realidad será muy diferente de acuerdo al ―mundo interno personal‖ y a la respectiva estructura en que se

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