Medios impresos vs medios digitales
Ana Lilia González
17 de noviembre de 2015 | 09:24
Los medios de comunicación masiva son vehículos para transmitir mensajes a grupos amplios de la sociedad en una sola emisión: televisión, radio, periódico, revistas, desplegados, Internet, cine, entre otros.
El precedente de estos medios fue la invención de la imprenta por el
alemán Johannes Gutenberg (siglo XV), punto de partida para la elaboración del libro moderno en grandes tirajes que trajo consigo una transformación en la cultura de la humanidad, en tanto que por vez primera fue posible que una cantidad mayor de personas tuvieran acceso a estos materiales impresos.
Si bien los medios impresos constituyen el punto de partida de la comunicación masiva, su evolución se manifiesta en la actualidad, en una gran diversidad de productos y servicios informativos que Harry Pross (1972) citado por Emelia Domínguez (2012, p. 13-16), clasifica en:
Medios Primarios. Los que están ligados al cuerpo y no necesitan tecnología para su comunicación. Ejemplo: oradores. Medios Secundarios. El emisor requiere usar tecnologías, el receptor no. En este grupo se considera a los periódicos, revistas, gacetas, folletos, espectaculares, entre otros.
Medios Terciarios. O Medios electrónicos, requieren el uso de tecnologías tanto para la emisión como para la recepción del mensaje; radio, televisión, telégrafo, teléfono, música. Ante la aparición de los medios digitales, en 1997 el alemán Manfred Fabler propuso una cuarta categoría a la clasificación formulada por Pross:
Medios Cuaternarios (Medios Digitales). Su característica es que permiten la comunicación bilateral y masiva al mismo tiempo que acortan distancias y se apropian de las innovaciones tecnológicas para mejorar aspectos como la calidad en la transmisión y la inmediatez. Esta categoría incluye Internet, los dispositivos móviles, la televisión satelital, entre otros.
Lo cierto es que su participación no se puede limitar a un mero canal de comunicación; han desempeñado un trascendente rol en la construcción de la sociedad.
Los medios han jugado un papel en el fortalecimiento de la democracia, ya que fungen como puente de comunicación/ mediación entre las instancias gubernamentales y sociedad, dando a conocer las necesidades e inquietudes de la población al sector público y transmitiendo información de los gobernantes hacia la ciudadanía.
También tienen que ver con la construcción de ciudadanía mediante la difusión de sus derechos esto es una acción formativa.
Otro aporte es la exhibición de aquellos asuntos que son prioritarios para la población y que los medios son encargados de llamar la atención de la clase política para que se haga cargo de estos.
Esta es la cara amable de la moneda; los medios asumen un compromiso con la sociedad, teniendo como referente principal el derecho de acceso a la información, la libertad de expresión y determinadas pautas éticas.
Pero no se puede dejar de lado la crítica al papel de los medios masivos de comunicación, por sus intereses comerciales, en detrimento de la calidad en los contenidos, se privilegia la nota amarillista, la polarización de opiniones, el encono y el fanatismo, bajo la consigna de transmitir exclusivamente lo que más vende aunque la fuente sea dudosa, inverosímil y hasta absurda. Para cada medio, hay un mercado que demanda sus productos.
Prensa escrita vs Medios digitales
A principios del siglo XXI, cuando hicieron su aparición los medios digitales como parte de los medios masivos de comunicación, hubo quienes afirmaron que la prensa escrita había muerto o estaba a muy poco tiempo de que ello sucediera.
En 2015 podemos corroborar que no es así; aunque es innegable la amplia penetración de los medios virtuales, es real que la prensa sigue gozando de una imagen de seriedad y veracidad no sólo para sus audiencias, sino para las empresas que contratan servicios de publicidad con ellos.
Según datos de la encuesta “Tendencias de la Prensa Mundial”, difundida en mayo del 2015, más de la mitad de la población adulta en el mundo lee diario un periódico, de ellos dos mil 500 millones lo hacen en formato impreso, mientras que más de 600 millones en forma digital (Kilman, 2015).
Esa encuesta destaca la importancia económica que tiene la industria de la prensa ya que tiene más de 200 mil millones de dólares de ingresos anuales. En 2014 los periódicos obtuvieron alrededor de 179 mil millones de dólares en ingresos por circulación y publicidad –sus principales fuentes de ingresos tradicionales– de los cuales 92 mil millones le correspondieron a la circulación impresa y digital y 87 mil millones correspondieron a publicidad.
Es importante destacar que si bien los ingresos por publicidad han disminuido, los procedentes por circulación se mantienen casi estables. Ello habla de una ruptura de ese círculo de dependencia que existió durante mucho tiempo entre las empresas que visualizaban a los diarios como el medio más importante –si no es que el único– para lograr un mayor impacto de sus inserciones publicitarias. Se han diversificado sus estrategias de publicidad a través de distintos canales.
Entonces, ¿cómo visualizar el futuro de los medios impresos frente a esta ola digital?
Según las palabras de Larry Kilman, Secretario General de la asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA), The World
Association of Newspapers and News Publishers, “… en 2015, queda claro
que la historia de la industria de los periódicos no está relacionada con el pesimismo y la decadencia”, pues las cifras revelan que su penetración en los mercados va en ascenso como producto de la diversificación de los modelos de negocio que han realizado en los últimos años.
Las cifras son alentadoras, particularmente si se considera el crecimiento que registra actualmente el consumo de noticias y otros contenidos a través de los dispositivos móviles cuya principal ventaja respecto de los impresos, es su gratuidad y disponibilidad en tiempo real.
Sin embargo, existen casos de importantes revistas que se vieron en la necesidad de limitar su producción a los medios digitales, como fue
Newsweek, cuya directora Tina Brown anunció en octubre de 2012 que después de ocho décadas, la revista dejaría de imprimirse a partir de enero de 2013, debido a que fue imposible hacer frente a los embates producidos por la brutal reducción de la publicidad y la migración acelerada de miles de usuarios a Internet, afirmó una nota publicada en el diario El País
El artículo refiere que desde 2010, sus ventas se redujeron en 35%, mientras el número de visitas en The Daily Beast (portal del mismo grupo editorial) aumentaron 70% en el último año.
La revista pasó de un volumen de ventas de cuatro millones de ejemplares en la década de los 80, a un millón 400 mil en 2011.
La estrategia para no desaparecer fue migrar a la producción digital exclusivamente, apostando a las tendencias incrementales del uso de dispositivos móviles como tabletas y teléfonos inteligentes y el consumo de contenidos desde estos aparatos. Desde luego, con un costo y considerando la publicación gratuita de ciertos contenidos en The Daily Beast.
Este es sólo un referente de las medidas denominadas de transición, de algunas empresas para hacer frente a la propagación de los medios digitales como principal fuente de consulta de noticias y servicios de entretenimiento.
La clave pareciera estar en la diversificación de sus fuentes de ingreso y de sus modelos de negocio, es decir, existen cada vez más diarios y revistas que además de producir un stock de ejemplares impresos y obtener ingresos por suscripciones impresas anuales, también han incrementado su presencia en los medios digitales. Algunos de ellos, los que tienen mayor poder económico, han intentado generar alianzas con Google, para diseñar estrategias publicitarias desde la web.
Más que un instinto de supervivencia, es la visualización de otras oportunidades para continuar cumpliendo su rol informativo a la vez que ubican nuevas bases de ingreso.
que transmiten información indiscriminadamente a millones de usuarios de Internet en cuestión de segundos.
Muchos de estos sitios no disponen de fuentes confiables, pero aún así logran tocar las fibras más sensibles de los internautas quienes replican indiscriminadamente estos contenidos.
Estos espacios “noticiosos”, se convierten en el referente informativo de millones de usuarios que acceden a ellos sin restricción ni criterio alguno –en muchos casos– contribuyendo de esta manera, a generar una distorsión en la esencia del periodismo.
Internet, utilizado para la difusión de contenidos, puede contribuir sin duda, al proceso de democratización de la ciudadanía por su propia naturaleza que tiene como principio la información como un bien público, pero también existe el riesgo de que propicie un efecto negativo a partir de la distorsión de la información.
Noam Chomsky se refiere a los resultados de la era digital, en una entrevista publicada en La Jornada, en septiembre del 2014.
“…Internet indudablemente ofrece una oportunidad de acceso a una rica variedad de información y análisis… También ofrece oportunidades para la diversión, la distracción, la formación de cultos, el pensamiento descuidado, navegar sin propósito claro y mucho más… Los resultados [de la nueva era digital] son mixtos”.