CENTRO INTEGRAL DE PSICOLOGÍA
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REPERCUSIONES PSICOLÓGICAS EN EL NIÑO ENURÉTICO:
¿Problemas para mañana?
José Antonio Castro Anguita
Psicólogo Infanto-Juvenil Col. Nº: AN02020
CONSIDERACIONES PREVIAS
Las repercusiones psicológicas provocadas por la enuresis nocturna (ya sea en la fase activa
como tras su resolución), constituyen un tema escasamente estudiado. Dos son los motivos
principales que pueden estar condicionando tal circunstancia:
• El primero hace referencia al hecho de que, con demasiada frecuencia, la enuresis nocturna
es tratada en sí misma, olvidando las repercusiones emocionales y/o conductuales
colaterales que puede provocar o reactivar.
• El segundo está relacionado con que el paciente y su familia, una vez extinguida su enuresis,
no suelen volver a la consulta; salvo ante una recaída, por la aparición de otros trastornos y /o
por otras circunstancias familiares que desean consultar.
Tras un somero repaso sobre las investigaciones aparecidas al respecto, sólo se han
encontrado dos con entidad suficiente para aportar datos de interés sobre este tema:
El primero se trata de un estudio titulado “La autoestima antes y después del tratamiento en
niños con enuresis nocturna e incontinencia urinaria”, realizado en Umeå, Suecia y publicado en
Scandinavian Journal Urology and Nephrology. Se trata de una investigación monotemática; sólo
valora la incidencia de la enuresis en el nivel de autoestima.
El segundo se trata de un estudio llevado a cabo también en Suecia, en el que se valoran las
secuelas psico-emocionales teniendo en cuenta como factor único el sexo de los enuréticos (no se
Ha sido esta escasez de investigaciones al respecto lo que me motivó a iniciar una, con el
objetivo final de llevar a cabo un estudio longitudinal que abarcase, no sólo las repercusiones
psico-emocionales y conductuales durante el período activo de la Enuresis, sino que ir más allá de la
resolución de la misma.
Inicié el estudio mediante el envío (por correo electrónico o por correo postal, dependiendo de
la antigüedad de los casos) de un cuestionario a los padres de los 550 casos de Enuresis tratados
durante 16 años. Los datos referidos al período activo no fueron necesarios ser consultados ya que
constan en las historias clínicas.
Se recibieron 101 cuestionarios cumplimentados y, éstos, fueron completados con 21 más,
mediante llamadas telefónicas directas a padres que, en su momento, nos confiaron el problema de
su hijo. En total, se tuvieron 122 contactos positivos, que supusieron una muestra bastante
significativa del 22%. (La pormenorización de todos los datos del estudio está publicada en J.A.
Castro, R. Espino, C.J. Miguélez. Enuresis infantil. Bases para una atención médica de calidad.
Arturo Editores. Madrid 2012. Cap. 5 (págs. 77-87)
RESULTADOS CUALITATIVOS Y CONCLUSIONES
Durante el período enurético activo y hasta los dos años de su remisión total se han
encontrado las siguientes correlaciones positivas:
1. En los casos con presencia significativa de actitudes familiares de intolerancia (quejas
excesivas, culpabilizaciones injustas e interpretaciones erróneas) durante la fase activa de la
enuresis nocturna, aparecen recurrentemente en el perfil psicológico de los enuréticos o de los
que lo fueron sentimientos de culpa, niveles desajustados al alza de ansiedad de estado, baja
autoestima y autoconcepto y trastornos funcionales de la conducta del sueño. En cambio,
cuando las actitudes familiares fueron de tolerancia, respeto, comprensión y apoyo, la incidencia
de problemas y desajustes emocionales y conductuales se manifestaron sensiblemente menos y,
2. Cuando el enurético ha vivido en un ámbito caracterizado por situaciones y dinámicas familiares conflictivas y/o estresantes, ya sea por ruptura o desmembración familiar (por
divorcio y/o fallecimiento de alguno de los progenitores), disparidad de criterios y procedimientos
educativos, preocupaciones inadecuadas por defecto o por exceso; la aparición de trastornos
funcionales de la conducta, manifestados con comportamientos disruptivos, manipulativos,
desafiantes, negativistas, desadaptativos…, es de una incidencia muy superior (ronda,
aproximadamente, el triple), si lo comparamos con los enuréticos provenientes de ambientes
familiares “normalizados”, relajados y sistemáticos.
3. Continuando en la repercusiones de las dinámicas familiares conflictivas y/o estresantes,
aparecen también índices más elevados de trastornos de ansiedad, déficits en habilidades
sociales y bajos rendimientos escolares no justificados por la presencia de trastornos de
aprendizaje (dislexia, discalculia, déficit atencional…), sino por desmotivación, apatía, falta de
4. Cuando las maniobras y adiestramientos del hábito de la micción han sido desafortunados,
bien en la forma, mediante posturas intransigentes, punitivas, amenazantes… , bien por su
precocidad (antes de los 12 meses) como por su tardanza (después de los 3 años); la aparición
posterior de sintomatología referida a los trastornos de angustia, ansiedad y baja autoestima
suele estar muy presente en la vida cotidiana de estos niños; tanto en los enuréticos activos,
como en los que lo fueron e, incluso, entre los que nunca lo llegaron a ser.
5. También aparecen correlaciones apreciables entre la mala praxis en el adiestramiento de la
micción y la presencia posterior de trastornos funcionales de la conducta, sobre todo cuando
éstos tienen como principal manifestación el uso de estrategias manipuladoras de tipo emocional
(posiblemente lo aprendieron durante el adiestramiento). En cambio, un proceso de
adiestramiento correcto (en forma y tiempo) suele garantizar, en gran medida, la no aparición de
la enuresis nocturna.
6. Es muy normal que un enurético tenga antecedentes familiares cercanos (las estadísticas son
muy rotundas en este aspecto). Cuando estos antecedentes son conocidos por el enurético,
cuando ha escuchado en infinidad de ocasiones “esto me pasaba a mí de pequeño”, “se te
quitará a los 10 años como le pasó a tu padre”, “no te preocupes, es la herencia familiar, como lo
son las pecas y el pelo color pelirrojo”…, es muy frecuente que el enurético elabore una
indefensión aprendida; que, por un lado, le baje su autoestima y por otro le desmotive para seguir el programa terapéutico de intervención que se haya establecido. Cuando estos
antecedentes familiares no son conocidos por el niño o, al menos, no son muy utilizados como
7. Los resultados obtenidos con el manejo del factor edad en la resolución positiva de la enuresis nocturna son bastante concluyentes: la edad se correlaciona muy directamente con el
desarrollo y/o potenciación durante y después del período activo de desajustes, problemas y
trastornos del espectro psicológico. Concretamente, a mayor edad, la probabilidad de la
presencia de baja autoestima, aislamiento social, desajustes recurrentes de la ansiedad de
estado y trastornos de la conducta del comportamiento se disparan significativamente (más
del doble), si lo comparamos con los enuréticos que resolvieron su trastorno antes de los 8 años.
8. Es sabido que el índice de enuréticos es mayor que el de enuréticas. Pues también los resultados
referidos a este factor (el sexo del enurético), arrojan diferencias notables: mientras que en
varones las dos áreas en las que incide más decididamente el hecho de ser o haber sido
enurético, son las referidas a las habilidades sociales y al bajo rendimiento escolar (sin
trastornos de aprendizaje que lo justifiquen); cuando la enuresis la padecen o la han padecido las
9. Según los resultados obtenidos, cuando hay constancia de la presencia de trastornos psicológicos y/o predisposiciones evidentes a padecerlos previos a la consideración de la
enuresis nocturna como trastorno (a partir de los 5 años de edad madurativa), son los trastornos
de ansiedad, los trastornos de la conducta y el comportamiento los que más se suelen
reactivar. También se potencian los trastornos de aprendizaje y el consecuente descenso en
los rendimientos y en los resultados académicos.
10. También aparecen diferencias bastante apreciables según sea el perfil de rasgos de personalidad del enurético. Los rasgos que aparecen como más vulnerables al desarrollo y/o
potenciación de desajustes emocionales y/o comportamentales son la introversión, la sumisión,
la excitabilidad y la sensibilidad emocional. En cambio, los rasgos de personalidad menos
11. La metodología, los programas terapéuticos y el tiempo empleado en la resolución, también
aparecen como variables influyentes en el aprendizaje del afrontamiento de problemas
presentes y, sobre todo, futuros. Un proceso terapéutico largo (más de un año), caracterizado por
la aplicación de más de dos intentos terapéuticos o pseudoterapéutico y, naturalmente, con
experiencias de fracaso (si han existido varios intentos, los primeros ha sido fallidos),
predisponen negativamente para la resolución de conflictos futuros y para la solicitud de ayuda
terapéutica. Cuando la enuresis ha sido extinguida tras un proceso corto (menos de tres meses) o
medianamente corto (entre tres y seis meses) mediante un único intento terapéutico, los
resultados, al respecto, son muy concluyentes: la autoestima y la autoconfianza se potencian y
quedan predispuestos positivamente para encarar problemas, dificultades y/o conflictos futuros.
EN SUMA…
• El factor que más decisivamente predispone a la aparición de desajustes emocionales, sociales
y/o conductuales es el relativo a las actitudes familiares durante el período enurético. La aparición
de ansiedad de estado, de sentimientos de culpa, de baja autoestima, de comportamientos
disruptivos y manipulatorios, de retraimiento social y de trastornos del sueño correlaciona
directamente con actitudes de intolerancia familiar, dinámicas familiares conflictivas y
adiestramientos inadecuados en el control miccional.
• El segundo factor predisponente es el relativo a la edad y al sexo del enurético. Cuanta más edad
tenga el enurético cuando se resuelve su trastorno, mayores son las posibilidades de desarrollar
dificultades en habilidades sociales, trastornos funcionales de conducta, trastornos de ansiedad y
trastornos de aprendizaje. En cuanto al sexo, son las chicas las que desarrollan, en mayor
medida, trastornos de conducta y de ansiedad; en cambio, los varones se predisponen más hacia
los trastornos en habilidades sociales y de aprendizaje.
• La enuresis funciona, en muchos casos, como potenciador de trastornos de anterior aparición.
Los tres que estadísticamente se ven más influidos, ordenados jerárquicamente, son: los
trastornos de ansiedad, los de conducta y los relativos a las habilidades sociales.
• Igualmente, determinados rasgos de personalidad, son más susceptibles a ser repercutidos por la
enuresis. En primer lugar, aparece la introversión, seguida de la sumisión, de la excitabilidad y de
la sensibilidad emocional. Los enuréticos menos afectados son los seguros de sí mismo, los
extrovertidos, los relajados y los emocionalmente duros.
• En cuanto a la metodología y el tiempo empleado en la resolución de la enuresis, los únicos
enuréticos que pueden tener algunas repercusiones psicológicas son aquellos que han resuelto
su problema pasando por un carrusel de terapias y/o de pseudoterapias. En cambio, aquellos que
la han resuelto en un único y certero programa terapéutico, potencian la autoconfianza y la
autoestima y le predisponen positivamente para la resolución de conflictos futuros.
• Por último, las repercusiones psicológicas directas de la enuresis nocturna, encontradas pasados
dos o más años desde la extinción de la misma, son estadísticamente insignificantes.
Naturalmente perduran los rasgos de personalidad y los trastornos que el enurético padecía con
anterioridad y no han sido resueltos con éxito, ya sea de forma espontánea o mediante la terapia