HOY QUIERO SER TU AMIGO

LUNES

Momento de interioridad: Hago silencio, cierro los ojos, me imagino a una niña africana en nuestro colegio. Contar la historia como un cuento. Al final preguntar a los niños que sentimientos han tenido, o que lo escriban.

No hace mucho tiempo que conocí a Afuabé, una niña de 11 años con unos bonitos ojos negros y el color moreno propio de los habitantes del Africa Ecuatorial. Después de un tiempo me enteré que su nombre en la lengua del país significa “Blanca”. También supe que sus padres habían emigrado hacia Europa en busca de una vida mejor, y que la niña se quedó al cargo de la abuela, una mujer ya anciana y cansada por el peso de la pobreza y el sufrimiento de tener la familia dispersa.

Afuabé era una niña despierta, inteligente, y dada la situación familiar, el “Consejo de Ancianos” del pueblo decidió un buen día que la niña merecía una buena educación, la mandaron a Córdoba con una familia y llegó a nuestro colegio.

Una tarde, después de clase, me encontré a Afuabé que venía por el patio de cultura ¡Seño! ¡Seño!... He recibido un regalo de la abuela...

Y la vi marchar contenta, porque sabía que dentro le aguardaba una sorpresa, una sorpresa que quería compartir con las amigas...

La niña y las amigas se sentaron juntas bajo un árbol del patio de cultura , y Afuabé, con mucho cuidado fue destapando el regalo haciendo un esfuerzo grande para no romper el papel.

El contenido del paquetito no era muy grande, pero Afuabé abrió unos ojos grandes llenos de alegría. La abuela había depositado dentro un pañuelo, una tableta de chocolate y una flor amarilla de las que crecían en las afueras del poblado junto al río.

Durante un rato, sentadas junto a un árbol en cultura, la niña y sus amigas saborearon el chocolate de la abuela. Antes de terminar el tiempo de recreo Afuabé pasó por la capilla y puso su flor amarilla a los pies de la Virgen, porque hace tiempo le explicaron que aquella señora era la mamá de Jesús. Afuabé pensó en mamá y en la abuela. Dos lágrimas cayeron por sus mejillas, que muy despacio recogió con el pañuelo.

 Profundización. Suscitar interrogantes. o ¿Qué sentimientos tenía Afuabé?

o ¿Qué hizo con el chocolate? Compartir ¿Con la flor? Rezar ¿Con el pañuelo? Limpiarse las lágrimas.

o ¿Por qué es bonito recibir regalos?

 Oración. Amigo Jesús

MARTES

Momento de interioridad: Hago silencio, cierro los ojos, me imagino a Jorge,. Contar la historia como un cuento. Al final preguntar a los niños que sentimientos han tenido, o que lo escriban.

Hace unos cuantos años, yo tenía un niño en clase que se llamaba Jorge, lo recuerdo muy bien, era poco trabajador, un poco flojo. Vestía ropa de marca, repartía chucherías entre los compañeros y compraba los tareas. Jorge siempre llevaba mucho dinero. También es verdad que no tenía amigos, y los que se juntaban con él era para que les diese chucherías.

Jorge vivía en la sierra, en un chalet muy grande y bonito. Muchas veces lo solía ver en la ventana de la segunda planta de su casa, con la cara pegada al cristal, viendo pasar a la gente, pero él estaba solo, muy solo.

Un lunes los compañeros de clase notaron su ausencia, pero no lo echaron en falta. Jorge no era amigo de nadie. Al acabar la mañana se lo comunique a la clase, que Jorge había sufrido una caída y estaba en el hospital. Al iniciar la clase del día siguiente hice a sus alumnos una larga reflexión sobre la amistad, lo importante que es olvidar y saber perdonar... Al terminar, Antonio, el delegado de clase, que siempre fue muy decidido y lanzado, propuso ir al hospital para ver a Jorge.

Al día siguiente aparecieron toda la clase por la planta en la que estaba la habitación de Jorge. La enfermera no pudo contenerlos, y todos en tromba entraron gritando: ¡Sorpresaaaaa! Y Antonio gritó sonriendo: ¡Queremos ser tus amigos!

Jorge se quedó mirando a su padre y le dijo: “los amigos no son un regalo cualquiera”.

 Profundización. Suscitar interrogantes.

o ¿Suele haber en las clases alumnos a los que los compañeros tratan con indiferencia? ¿Por qué esa indiferencia?

o ¿Por qué un amigo no es un regalo cualquiera? o ¿Se puede comprar la amistad?

o ¿Por qué es conveniente olvidar y perdonar?

 Oración.

Te damos gracias Jesús por todos nuestros amigos.

MIÉRCOLES

Momento de interioridad: Hago silencio, cierro los ojos, me imagino el pueblo de Jesús, a Jesús con sus amigos, caminando de un lugar a otro, comiendo con ellos, riendo….. Contar la historia como un cuento. Al final preguntar a los niños que sentimientos han tenido, o que lo escriban.

Mi nombre es Cleofás, soy de Nazareth un pueblo pequeño de Galilea, y no sólo fui tío de Jesús, también fui muy amigo de su padre, José. Nuestro pueblo, aunque pequeño, siempre fue una zona de paso. No era infrecuente contemplar viajeros llegados de tierras extrañas. Quizá este hecho influyó en Jesús y creó en él un deseo de viajar, de conocer otras tierras y culturas... Siempre le fascinó lo que había más allá del horizonte de Nazareth: el desierto, la ciudad de Jerusalén, el mar...

Todavía recuerdo su primer viaje a Jerusalén con doce años. ¡El problema que se organizó en la familia porque anduvo perdido tres días entre la gente!

Un buen día, ya mayor, oyó hablar de Juan el Bautista, y se marchó con él al desierto. Hizo una buena amistad con Juan. Pero Jesús buscaba algo más. Jesús volvió al pueblo pero, cuando se enteró de la muerte de Juan, marchó hacia Cafarnaúm, una ciudad con puerto de mar, mucha gente de paso, con otras formas de pensar...

Jesús, de mirada directa y transparente, no tenía mucha dificultad para hacer amigos. En el puerto, entre redes y barcas, hizo una buena amistad con Pedro, Juan y Andrés, que eran pescadores. Luego llegaron Felipe, Bartolomé, Tadeo, Santiago el de Alfeo, Simón el Cananeo, Judas Iscariote, el mismo Mateo, que se dedicaba a la recaudación de impuestos y tenía una cierta mala fama entre la gente. El sentido de amistad que tenía Jesús era muy amplio, también hubo mujeres entre la gente del grupo: María de Magdala, Marta y María de Betania...

Había un buen ambiente en el grupo. Se compartía, se discutía. Se estaba muy cerca de las preocupaciones y problemas de la gente. Y se celebraba la amistad reunidos en torno a la mesa. Los amigos de Jesús todavía recuerdan la última noche, su última cena... Luego, todo se vino a bajo: ¿Judas?... ¡Era egoísta!... ¡Le traicionó por dinero! Pedro, que siempre se mostraba como un hombre valiente, en el último momento sintió miedo... ¡Públicamente afirmó que no conocía a Jesús! Todos volvieron a sus casas...

Jesús marchó... Pero aquello no fue un fracaso. El grupo de sus amigos siguen hablando de lo que vivieron juntos, de la riqueza que había en la personalidad de Jesús. Se siguen juntando en la mesa para partir el pan y compartir el vino...

¿Sabes? Después de haber vivido mucho he comprendido que la amistad, como el amor, no muere nunca...

 Profundización. Suscitar interrogantes.

o ¿Qué hace falta cuidar mucho en un grupo de amigos para que haya buen ambiente y no se rompa la amistad?

o ¿Qué significa “La amistad, como el amor, no muere nunca”?

 Oración.

Gracias, Padre Dios,

por habernos dado a Jesús, tu Hijo.

JUEVES

Momento de interioridad: Hago silencio, cierro los ojos, nos lo tapamos con las manos y ponemos los codos en la mesa, escuchamos la historia imaginándonos a Rafaela María y a su hermana contándose el secreto de que querían ser monjas.

Hola soy Pilar la hermana mayor de Rafaela María, siempre hemos hecho todas las cosas juntas, jugar, la primera comunión, ir a clase, visitar a los pobres, ella era muy dulce, tranquila y buena, yo la hacía algunas veces rabiar, pero nunca se enfadaba conmigo. Un día me dijo que me tenía que decir un secreto muy importante: quería mucho a Jesús y sentía que la llamaba para ser monja, pero no sabía bien de que monjas. Que sorpresa que Pilar también quería ser monjas, se dieron un fuerte abrazo y pensaron ¡ se lo tenemos que decir a nuestros hermanos mayores! Sus hermanos se enfadaron un poco y pensaron que estaban locas, pero ellas se fueron a Córdoba y empezaron buscar en que monjas quedarse. Pero tuvieron muchas dificultades y decidieron hacer una monjas nuevas que se dedicaran a la educación de os niños, de manera especial de los niños pobres. Otras conocidas de ellas se les unieron y formaron un grupo de 14, eran muy felices, siempre estaban contentas, comenzando una gran aventura que llega hasta nuestros días, pues muchas chicas que han conocido a Santa Rafaela María han querido formar parte de su familia de monjas y dedicarse a educar y enseñar a los niños.

Oración.

Te damos gracias Padre por las personas buenas que como Rafaela María, Pilar y su grupo de amigas ,se entregan a los demás con alegría.

Gracias por todos aquellos que luchan por la justicia, por aquellos que marchan de su tierra para anunciar el Evangelio.

VIERNES

Momento de interioridad: Hago silencio, cierro los ojos, escucho la historia…

Hola soy María, una alumna de 1º de E.S.O. Me gusta el deporte, saco unas notas normales y me gusta cuidar a mi perro Tom, a quien saco todos los días al parque después de volver del colegio.

Aquella noche, ya en casa, le dije a Dios que quería hacer algo por los demás. Me fui a dormir pensando en los niños y niñas que sufren en el mundo... “Hoy, cuando me he despertado, soñaba que era Esclava”: vivía con otras esclavas, desde la mañana a la tarde daba clase a los niños, y hacia las cinco iniciaba visitas a diferentes lugares: un día a la clínica, otro a un hogar de acogida... Iba a hacer compañía a los niños, les hacía juegos, leíamos cuentos, incluso un día contraté payasos para que pudiesen reír. Lo que más me hacía feliz era ver reír a un niño que padece una enfermedad grave. Por las noches, antes de ir a dormir rezaba por última vez y dormía tranquilo pensando que aquel día también había intentado ayudar un poco a la gente necesitada.

 Profundización. Suscitar interrogantes.

o ¿Qué tipos de sufrimiento intuyes en muchos niños y niñas del mundo? o ¿Por qué crees que es importante ayudar a los demás a sonreír?

o ¿Es posible ser egoísta y ser feliz?

 Oración.

Dios, Padre mío, quiero ser feliz y quiero hacer felices a los demás, pero a veces sólo pienso en mí.

Ayúdame a no ser egoísta.

Ayúdame a dar todo lo mejor que tengo y repartirlo a los demás. Dios, Padre mío, confío en ti.

Tú siembras en mi corazón la semilla de la vida, que crece y se reparte.