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La novela española en las tres décadas posteriores a la guerra civil

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Academic year: 2018

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TEMA 10. LA NOVELA ESPAÑOLA EN LAS TRES DÉCADAS POSTERIORES A LA GUERRA CIVIL : CELA, DELIBES Y MARTÍN SANTOS.

La novela española de posguerra arranca con la pérdida de numerosas referencias literarias, motivada por: la muerte de algunos escritores (Unamuno, Valle…) y el exilio de otros (Ayala, Sender, Max Aub…), la censura que imposibilita la libre creación. Además, obras de décadas anteriores que introducían innovaciones narrativas, como las de Joyce, Faulkner o Proust, tardaron en convertirse nuevamente en lectura habitual.

La novela de los años cuarenta

La represión, el hambre y la pobreza hicieron presa en una sociedad atemorizada. Se instituyó una férrea censura. En el ámbito de la novela- que se mantuvo al margen de las innovaciones experimentadas en la narrativa europea y americana- cabe distinguir:

1.

La corriente existencial , también llamada del tremendismo, irrumpe en nuestro panorama narrativo de la mano de dos títulos emblemáticos: La familia de Pascual Duarte de C.J. .Cela y Nada de Carmen Laforet. Esta novela se caracteriza por los siguientes rasgos:

Temas referidos a la miseria y sordidez de la vida cotidiana, la frustración y la angustia personal, la soledad y la muerte. Abundancia de personajes desarraigados, desorientados o marginados. Frecuentemente se mueven en un espacio limitado, estrecho o cerrado: la celda de una cárcel, la habitación de una casa, etc. En la narración de los hechos predomina la primera persona: el personaje cuenta su vida evocando el pasado. Se utiliza un lenguaje duro, reflejo de las circunstancias y el medio degradado en el que viven los personajes.

Los autores más significativos son Camilo José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes.

2. Hubo otra corriente narrativa que se centró en la descripción costumbrista de los ambientes propios de la burguesía, continuando las técnicas y la temática de la novela realista. Esta Novela realista está presente en Ignacio Agustí, autor de La ceniza fue árbol

3. Novela nacionalista, acercamiento a la guerra civil desde la óptica de los vencedores. La novela en los años cincuenta

La literatura de los años cincuenta se preocupa por dejar constancia de los problemas económicos y sociopolíticos del país. Para referirse a la narrativa de estos años se habla de la novela social española. Sus límites temporales van desde 1951 (fecha de La colmena de C.J.Cela) hasta 1962 en que se publica Tiempo de silencio de Martín Santos.

En 1951 Camilo José Cela publicó La colmena, precursora de toda la corriente de novela social

Los novelistas del momento abandonan el pesimismo agobiante del relato existencial y las alusiones directas y dramáticas a la Guerra Civil, y describen la realidad no oficial de una sociedad que evoluciona lentamente. El deseo de estos autores es actuar sobre el lector con la intención, tanto de informarle de las desigualdades e injusticias sociales como para provocar en él “ una toma de conciencia” que le impuse a la acción. En este sentido se han señalado dos corrientes bien definidas dentro de la narrativa de carácter social: el realismo objetivista y el realismo crítico, se caracteriza por:

Los temas predominantes son la soledad del ser humano en la sociedad y las repercusiones de la Guerra Civil. La estructura del relato es lineal. El tiempo y el espacio se inmovilizan; la acción real es de corta duración, pero alarga por la charla constante de los personajes. Estos escritores utilizan la tercera persona. Emplean un lenguaje claro y sencillo, lleno de coloquialismos que reproducen fielmente el habla común.

Realismo objetivista. Mediante el cual el narrador se limita a reproducir la conducta externa de los personajes, sus movimientos y actitudes, dejando al margen cualquier forma de introspección. La acción-generalmente escasa- se desarrolla a través de abundantes diálogos, que incorporan muchos rasgos del habla coloquial.

En esta tendencia se sitúa Rafael Sánchez Ferlosio, autor de la novela objetivista por excelencia: El Jarama (1955).

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La novela en los años sesenta

En los años sesenta, se produce el agotamiento de la novela social. La publicación en 1962 de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, inicia una nueva etapa en la narrativa española.

Sin perder la capacidad crítica, se intenta renovar formalmente este género, mediante la experimentación con el lenguaje y la búsqueda de complicadas líneas estructurales. En el desarrollo de esta narrativa inciden diversos factores: Influencia de los grandes renovadores de la novela universal contemporánea (Marcel Proust, Franz Kafka, James Joyce, FaulKner…) que aportan importantes innovaciones temáticas y estilísticas. Descubrimiento de la novela hispanoamericana, el llamado boom, que incorpora las aportaciones de los autores citados y añade peculiaridades como la imaginación y la exuberancia.

De este modo, a partir de la publicación en 1962 de Tiempo de Silencio, se generaliza entre los novelistas españoles el uso de una serie de recursos técnicos y expresivos de carácter experimental.

Esta novela experimental se caracteriza por:

Escasa acción, en ocasiones desaparece el argumento.

Dificultad estructural. Se eliminan los capítulos y se constituyen por secuencias, generalmente sin numeración y separadas por un espacio en blanco.

Perspectivismo: los acontecimientos se presentan desde el punto de vista de distintos personajes (punto de vista múltiple). Es habitual la técnica del contrapunto, en la que diversas historias se van cruzando con lo que el lector obtiene una versión fragmentada de los hechos. Para narrar simultáneamente un número elevado de historias, se utiliza la técnica caleidoscópica.

Ruptura de la linealidad temporal: El espacio y el tiempo se rompen, a veces, caprichosamente mediante retrospecciones o anticipaciones.

El diálogo es poco habitual; se sustituye por el estilo indirecto libre y, sobre todo, por el monólogo interior, que intenta reflejar el fluir libre y caótico del pensamiento de los personajes.

Renovación del lenguaje literario. Se introducen neologismos, extranjerismos, cultismos y coloquialismos con absoluta libertad. La frase es larga y se elimina la puntuación.

Los aires de renovación se manifiestan en autores pertenecientes a la generación de la posguerra como Delibes con Cinco horas con Mario (1966), Torrente Ballester y en autores de la tendencia realista de los cincuenta, con novelas como Últimas tardes con Teresa (1966), de Juan Marsé…

CAMILO JOSÉ CELA: (1916-2002)

La familia de Pascual Duarte supuso el reconocimiento público de Cela como escritor. Se narra en ella la historia de un campesino extremeño quien, condenado a muerte, recoge por escrito su sórdida vida, llena de acontecimientos truculentos, asesinatos, violencia y horrores diversos. Se advierten en ella variadas influencias: la novela picaresca, los romances de ciego, las novelas naturalistas… Pero todo ello unido da como resultado una obra que, al seleccionar los aspectos más desagradables de la realidad y recrearse a veces en ellos, propone una nueva estética que, como ya se ha mencionado se denominó Tremendismo.

De 1951 es La colmena, probablemente su mejor obra. En ella reafirma Cela algo que será característico de toda su trayectoria: el deseo de experimentar con nuevas fórmulas y moldes narrativos. Otra vez utiliza un protagonista colectivo, pero ahora no se trata de una novela psicológica sino de la vida de más de trescientos personajes, cuyas peripecias se van desgranado en la obra de un modo peculiar: la narración se estructura en múltiple secuencias o viñetas de longitud variable, y en ellas se salta de unos personajes a otros y de unos sitios a otros, de forma que se asiste a unos hechos que suceden a veces de modo simultáneo en lugares distintos. Este ir y venir de personajes que se cruzan y se entrecruzan (técnica caleidoscópica) aspira a ofrecer un panorama de la vida de Madrid de los primeros años de la posguerra. La unidad de la novela vienen dada por la concentración espacio-temporal: toda ella transcurre en poco más de dos días y los espacios, aunque variados, se reiteran y son siempre los centros típicos de relaciones sociales de la época (cafés, casas, burdeles, calles…). Esta reiteración refleja la monotonía, la rutina; el eterno presente implica que no hay futuro y, por tanto, no hay salida posible para los personajes.

(3)

MIGUEL DELIBES: (1920-2010)

Delibes cuenta con una obra narrativa amplia, continuada, que se inicia, en 1947 con La sombra del ciprés es alargada y termina en 1999 con El hereje. En este importante conjunto novelesco se aprecia una notable evolución que va de un relato de concepción tradicional a otro de técnica más novedosa. Esta evolución permite señalar en su producción varios períodos diferentes:

- Una época inicial guiada por un fuerte subjetivismo y caracterizada formalmente por la abundancia de descripciones y por una concepción tradicional de la trama novelesca (estilo realista). A esta etapa se suelen adscribir La sombra del ciprés es alargada, Mi idolatrado hijo Sisí…

- La siguiente etapa se abre con un libro de 1950, El camino, novela sobre el despertar a la existencia de un niño, Daniel el Mochuelo. La obra supone una metamorfosis en la obra de Delibes y entre sus logros destacan la expresión de la ingenuidad del mundo infantil y la acertada narración del paulatino descubrimiento de la vida. Sigue con Diario de un cazador, La hoja roja, Las ratas: una de las obras más significativas del llamado “realismo social”, denuncia la subsistencia y las desigualdades sociales en un pueblo agrícola de la Meseta, sujeto al caciquismo y a la tiranía de las condiciones meteorológicas, retratando la supervivencia casi animal en un medio hostil.

- La tercera y última etapa arranca con Cinco horas con Mario (1966) su obra maestra, consiste en el diálogo/ monólogo interior de Carmen, una mujer de clase media que está velando el cadáver de su esposo. El contraste entre Mario, un profesor solidario y progresista, y Carmen, de mentalidad cerrada y convencional, refleja el de la España tradicional y el de la progresista. Dos rasgos notables distinguen este último período de los anteriores una mayor conciencia, desarrollando temas como la deshumanización del hombre contemporáneo, y un notable interés por las vivencias íntimas y las experiencias personales del escritor.

Otras obras: Parábola para un náufrago, El príncipe destronado, Los santos inocentes…

Su última novela, la única novela de carácter histórico de Delibes, es, a su vez, una de sus mejores obras: El hereje, novela estructurada sobre la historia del Valladolid del siglo XVI.

LUIS MARTÍN SANTOS:(1924-1964)

La publicación de Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, marcó un hito en la novela española contemporánea, no tanto por su argumento, vinculado al realismo, como por la búsqueda de nuevas formas narrativas. En esta novela se ve la influencia de diversos novelistas extranjeros como Kafka, Faulkner y, especialmente, James Joyce.

El asunto de la obra, si se reduce a su puro esqueleto, tiene mucho de relato folletinesco, con ribetes de novela negra. Lo que sucede es que su tratamiento da a la anécdota un alcance existencial. El tema de la novela es la frustración existencial de un investigador médico cuyo fracaso humano es consecuencia de la miseria social, del atraso científico que le rodea y de su propia debilidad para llevar a cabo su proyecto. Todo esto lo realiza el autor desde la óptica del intelectual que pretende comprender y explicar las causas profundas de aquella sociedad vacía y empobrecida y del fracaso existencial de quienes la habitan.

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