San Victorino Bogotá “El Rostro Humano Del comercio”
GLORIA DANIELA CASTELLANOS MARIN
Trabajo de grado para optar por el título de Comunicador Social con énfasis en periodismo
Daniel Valencia Director
Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Comunicación y Lenguaje
Bogotá, noviembre 20 de 2013
Señor Decano
José Vicente Arismendi
Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontificia Universidad Javeriana
Estimado Decano Arismendi:
Presento a su consideración el trabajo de grado San Victorino Bogotá “El Rostro Humano del Comercio”, requisito para optar por el título de comunicadora social periodista. Es un intento por informar a la sociedad sobre cómo funciona el mercado mayorista de confecciones más grade de
Colombia. Busco describir y analizar las actividades del comercio, los procesos de interacción,
socialización y comunicación, las formas de vida, conductas, prácticas sociales y rutinas
comerciales que existen en la vida cotidiana de San Victorino y el “Madrugón”. Para este propósito,
incluyo un marco teórico con un enfoque sociológico basado en los estudios en etnometodología y
microsociología de teóricos contemporáneos como Erving Goffman y Harold Garfinkel. Como
resultado, el producto periodístico es una serie de crónicas que relatan como funciona y se
desarrolla una micro-realidad oculta tras cada producto. En ellas también se incluyen unas
narraciones de vida de personajes del sector.
Cordialmente,
Reglamento de la Pontificia Universidad Javeriana
Artículo 23:
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus trabajos
de grado, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral católicos y porque
el trabajo no contenga ataques y polémicas puramente personales, antes bien, se vean en ellas el
anhelo de buscar la verdad y la justicia”.
Agradecimientos
A Luis Obdulio Tovar, Nubia Aguirre y German Santillana por su confianza, dedicación y hermosas y apasionantes historias de vida.
A Daniel Valencia, director de esta tesis, por acompañarme, asesorarme y apoyarme en este proyecto.
A Jairo Antonio Rodriguez por dedicar horas enteras a escuchar mis crónicas y por sus sinceras recomendaciones al momento de platear la secuencia de las historias.
A Juan Lozano, por su pasciencia, amor y dedicacion a mi trabajo. Por transmitirme su sabiduria y por acompñarme cuando menos lo esperaba.
Al “Madrugón” por dejarme recorrer sus pasillos, conocer su gente, los gritos, olores y caos que que forman una micro-realidad unica en este inmenso universo.
A mi padre por darme la oportunidad de escribir esta tesis y por ser mi mejor ejemplo de vida.
Tabla de contenido
1. Introducción ……….11
2. La sociología de Erving Goffman y Harold Garfinkel……… 15
2.1 La Microsociología de Erving Goffman………15
2.1.2 El “Frame” del microcosmos………..17
2.1.3 Interacción ………...17
2.1.4 Los rituales………..18
2.1.5 La componente estratégica………..20
2.1.6 El individuo como actor personaje……….31
2.1.7 El personaje y el sí-mismo………..23
2.1.8 Lo privado y el poder………..25
2.1.9 La confianza………27
2.2 Harold Garfinkel y la Etnometodología……….28
2.2.1 El sentido común y la actitud natural……….29
2.2.2 La Indexicalidad en la Etnometodología………31
2.2.4 El orden Social, los procedimientos ad hoc y la cláusula de la etcétera……….33
2.2.5 Las prácticas de la glosa……….39
2.2.6 La teoría práctica………36
3. Crónicas……….37
3.1 San Victorino y el Madrugón: el micro-cosmos del rebusque………...37
3.2 “Todo lo que sé y lo poseo me lo ha dado Dios y San Victorino”……….60
3.4 “Me iré del Madrugón el día que el señor me lleve”………..69
3.5 “Cuando yo llegué esto era el Cartucho… le decían siete muertos”………...89
4. Conclusiones……….. ………...99
5. Bibliografía………..106
6. Anexos………..107
6.1 Reseña Histórica San Victorino……….108
1. Introducción.
El presente trabajo de grado busca fundamentalmente describir y analizar las actividades del
comercio, los procesos de interacción, socialización y comunicación, las formas de vida, conductas,
prácticas sociales y rutinas comerciales que existen en la vida cotidiana de San Victorino y el
“Madrugón”.
Hace mas de dos años visité el sector por primera vez. Me llamó la atención ver como un comercio
informal y popular de regateo funcionaba en la madrugada en un sector histórico y colonial de la
ciudad. Desde el primer día que entré a las bodegas y parqueaderos que se adaptan para recibir a
cientos de vendedores de confecciones entendí que ese lugar tenía algo especial y único que debía
estudiar y tal vez contar. Entonces me pregunte: ¿Por qué no escribir sobre el Madrugón? ¿Sobre
una realidad diferente que funciona a media noche y en la madrugada mientras la mayoría de gente
duerme? Debía hacerlo, tenía el deseo de escribir y contar tal micro-cosmos ignorado y tal vez
desconocido por la mayoría. Me apasionó contar las historias de aquellas personas trabajadoras,
humildes y emprendedoras que junto con sus hijos o familiares llegaban a las calles de San
Victorino a rebuscarse la forma de progresar y sobrevivir.
Siempre supe que en San Victorino se escondía un mundo diferente al resto de la ciudad. San
Victorino ha sido simultáneamente leyenda y misterio. Había oído historias asombrosas sobre lo
que ahí sucede pero siempre referidas por quienes repiten los mitos sin haberlo visitado. Por eso
este trabajo me brindó una oportunidad única para meterme en este micro-cosmos, entenderlo,
procurar descifrar sus misterios y entender su relación con una cuidad palpitante, cambiante,
contradictoria que tiene buena parte de su historia asociada con San Victorino.
La sociología me brindó las herramientas para poder entender esta realidad y sus misterios. Los
estudios en etnometodología y microsociología de teóricos contemporáneos como Erving Goffman
y Harold Garfinkel me permitieron entender como funciona y se desarrolla una micro-realidad
social que con su propio lenguaje, prácticas laborales, estructura y formas de comunicación se
refleja en las actividades comerciales de los vendedores del Madrugón. Ciertamente este marco
teórico brinda los elementos necesarios para pasar de lo simplemente anecdótico a la comprensión
profunda de este mundo particular. Estos autores resultaban particularmente relevantes pues
las realidades pequeñas y transitorias, Garfinkel se concentra en la comprensión de la vida
cotidiana, convirtiendo las prácticas y los métodos con los que planteamos la realidad social de la
cotidianidad en su objeto de estudio. Así como el mudo del sentido común.
Las primeras aproximaciones efectuadas con actividades presenciales las emprendí desde finales del
año 2011 en un itinerario que ya casi completa dos años y que ha pasado por reconocimientos de
territorios, edificios, calles, plazas, bodegas pero sobre todo por una expedición a la entraña de seres
humanos cuya vida ha girado alrededor de San Victorino y el Madrugón.
Para establecer la metodología de la investigación definí unos ejes de observación e indagación
referidos uno a la infraestructura y a los espacio físicos y otro a los seres humanos y sus relaciones.
Para ello el único camino posible implicaba una serie amplia de visitas, recorridos, encuentros,
diálogos, recolección de testimonios con protagonistas que desde distintos roles permitieran una
comprensión integral de este micro-cosmos. Por eso los protagonistas de las crónicas tienen
diferentes edades, condiciones, ocupaciones, géneros e incluso nacionalidades. Las entrevistas,
como técnica de investigación etnográfica, me permitieron realizar un trabajo de campo directo y
profundo sobre prácticas y comportamientos, estudio directo y detallado de protagonistas,
recopilación de datos de los sujetos y testimonios de costumbres, creencias, historias y genealogías
complementadas todas con un trabajo fotográfico documental.
Y precisamente por eso, porque hay hombres y mujeres palpitantes en estos espacios es que la
crónica me ofrecía las posibilidades para encontrar el rostro humano oculto tras cada mercancía,
narrar episodios, recordar historias, transmitir vivencias, evocar el pasado y reflejar el presente. A
partir de personajes de carne y hueso con quienes compartí, recorrí, entendí y me aproximé a las
claves para vivir en este micro-universo particular. En términos de Daniel Samper “podía así
abarcar ámbitos de la realidad más sutiles que los meros hechos desnudos: sensaciones, ambientes,
introspecciones, emociones. No se trata ya de informar sobre la realidad sino de hacer que el lector
la viva… con una narración rigurosamente fiel a los hechos, hasta en sus más mínimos detalles.
Cuanto aparezca en el relato debe ser veraz, autentico, comprobable1”.
Es mediante la experiencia directa que pude conocer aquellas simplicidades y mínimos detalles de
un fenómeno comercial así como de los personajes que hacen parte de él. El trabajo de campo
realizado no sólo durante estos últimos seis meses sino desde hace mas de dos años fue arduo pero
divertido y ameno. Las visitas que realicé en la madrugada, entre dos y seis de la mañana, no fueron
un esfuerzo o una obligación, por el contrario me animaban y llenaban de energía puesto que cada
día de Madrugón conocía una nueva historia llena de coraje y valentía. El proceso fue largo, desde
que comencé a investigar la vida de cada personaje. No solo visité sus lugares de trabajo sino que
me involucré de fondo en sus rutinas cotidianas. Estuve en sus hogares, compartí con sus familias,
entré en sus espacios privados y establecí cierto vínculo afectivo que me permitió ingresar aún más
en sus entornos. Ellos me dieron su confianza y yo les di mi amor, compromiso y dedicación que
me permitieron escribir con esmero las crónicas que el lector leerá a continuación.
Sin embargo, las dificultades para adelantar este trabajo de campo corrieron por cuenta,
precisamente, de la complejidad del entorno: lo que constituye su gran valor, incuba su gran peligro.
Las condiciones de llegada a la zona son difíciles, riesgosas. La seguridad individual se ve
amenazada. La vida misma puede arriesgarse, sobre todo en el proceso de entrada por la hora, la
soledad, la oscuridad y la delincuencia habitual en el vecindario. Y una vez adentro, tan pronto
inicia la jornada frenética se siente que el lugar devora, atrapa, amarra.
Fue difícil también encontrar, en cada caso la llave que abriera los diálogos con personas que tienen
mucho por contar, pero dudan en hacerlo porque los han engañado, les han mentido, los han
utilizado y temen que vuelva a suceder, que les ocurra otra vez… y desconfían. Por eso se
requirieron, paciencia, insistencia y prudencia para establecer diálogos respetuosos y, de parte de
mis entrevistados, generosos y francos.
El gran desafío provenía, entonces, de esa generosidad y esa apertura pues sentía el compromiso de
honrar su confianza y de transmitir con fidelidad sus vivencias. Quizás por ello y porque el trabajo
no pretendía juicios humanos los protagonistas de las crónicas no fueron contrainterrogados por mi
en asuntos polémicos, críticos o discutibles. Se me podría reclamar que no hay voces que discrepen
de nuestros personajes o que les esculquen sus facetas controversiales. Lo sé, aunque advierta que
estas piezas no son perfiles sino crónicas.
Ahora, si me refiero a lo que esta investigación periodística aporta al campo de la comunicación
social puedo señalar que en estas narraciones hay un componente sociológico que evidencia las
formas y las lógicas de comunicación del interior de una cultura popular en un lugar histórico de
Bogotá. Así mismo la narración detallada y el trabajo etnográfico evidenciado en las historias son
escondidos de una realidad determinada. Y debo advertir también que esta investigación deja un
legado de la historia del Madrugón que hasta el momento no cuenta con un documento periodístico
o sociológico que explique las realidades más mínimas y transitorias de la vida cotidiana de ese
mercado mayorista de confecciones.
Finalmente debo entonces exponer cómo está compuesto el presente trabajo de grado. Un marco
teórico explica los conceptos de la sociología moderna que en esta ocasión se sustentan en los
postulados de dos autores contemporáneos. He querido enlazar la teoría directamente con el trabajo
de campo y por ello decidí poner las categorías de análisis de los micro-sistemas sociales que
presenta Erving Goffman al inicio de cada crónica y antes de el titulo. Un pie de página explica los
conceptos teóricos en relación con la historia narrada. Con lo anterior busco asociar y aplicar los
postulados teóricos en los episodios mas irrelevantes de la vida diaria y rutinaria del Madrugón.
Adicionalmente se presenta una breve reseña histórica de San Victorino (Como anexo) que permite
ubicar al lector en el lugar de los hechos narrados en cuatro crónicas. Estas historias lo
transportaran a los callejones y bodegas de un mercado mágico y apasionante. Tal vez sentirá los
aromas, el bullicio y la multitud como si hiciera parte del relato.
La primera historia es una crónica de lugar que narra mi experiencia en una noche y dos días
continuos en el sector. Las otras tres son narraciones de vida de aquellos personajes que con
pasados diferentes terminaron vinculándose y viviendo los mejores momentos de su existencia en
las calles de San Victorino y en el Madrugón. No será raro encontrar que las cuatro historias se
vinculan entre sí puesto que todas en algún momento de la historia llegan por motivos de pobreza,
desplazamiento , violencia o en busca de un mejor futuro a las calles del centro de Bogotá.
Espero que los lectores puedan disfrutar estas crónicas y transportarse a través de ellas al Madrugón
y a San Victorino, de tal manera que cuando en el futuro los oigan mencionar, sus corazones y su
memoria los remitan de nuevo a estos textos y a los lugares y seres únicos a los que se refieren, con
el deseo de vivir, como pude hacerlo yo, la experiencia fantástica de haberlos conocido.
2. La sociología de Erving Goffman y Harold Garfinkel.
Realizar un análisis detallado de un sector urbano de la capital de Colombia requiere primero, antes
estudio. Estudiar los mecanismos y formas de comunicación en San Victorino Bogotá permite que
diferentes teóricos contemporáneos sean el marco de referencia para analizar el comportamiento
sociológico y femenológico de las interacciones sociales, al igual que sus características.
2.1 La Microsociología de Erving Goffman
Erving Goffman estudió la sociología natural de las ocasiones sociales y las realidades pequeñas y
transitorias. Sus perspectivas sociológicas se resumen a través de lo que llamó microsociología,
ocupándose del estudio de las unidades mínimas y marginales de interacción entre las personas, de
los significados y los símbolos sobre la acción y la interacción humana. Estudia las unidades que
surgen, se forman y se diluyen continuamente siguiendo el ritmo y el flujo de otras acciones que
forman una trama continua. “Sólo analizando detalladamente los encuentros sociales, las ocasiones
de interacción, se puede establecer las reglas que las personas (inconscientemente) siguen al
mezclarse con los demás”2
La recuperación del material de lo cotidiano, la vida pública y las alegaciones casuales y
espontáneas de el mezclarse durante y a causa de las actividades es lo que considera como
importante y primordial en el estudio de los aspectos rutinarios.“El intento Goffmaniano es
describir detalladamente las reglas, que en una cierta época de la sociedad, controla las
interacciones de la vida cotidiana”3 . No presta interés por las estructuras que fundamentan la
sociedad, pues plantea su descripción fenomenológica desde los aspectos irrelevantes de las
situaciones sociales.
Goffman distingue tres unidades de análisis en los episodios de la vida diaria que,
involuntariamente, crean y manifiestan un conjunto de reglas. Primero distingue la situación social,
que se entiende como un encuentro cualquiera entre la presencia de dos o más sujetos, que teniendo
el control reciproco, pueden prolongarse en un espacio determinado. Segundo, la ocasión Social un acontecimiento que se contempla antes y después como una unidad, sucede en un tiempo y lugar
específicos, como ejemplo, un concierto o una fiesta. Tercero, distingue el encuentro Social, como una ocasión de interacción cara-a-cara que comienza cuando los sujetos se dan cuenta de que han
entrado en la presencia inmediata de otros y que acaba cuando ellos captan que han salido de esta
2
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 28
3
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 21
situación de participación reciproca. Por tanto, la situación social es espontánea, la ocasión social
un evento previamente acordado y el encuentro social una presencia reciproca entre más de dos sujetos.
La unidad fundamental de análisis para la microsociología Goffmaniana son los encuentros ya que estosrepresentan auténticos micro-sistemas sociales. En los encuentros, las reglas que organizan la
presencia reciproca entre dos sujetos permiten flujos ordenados de comunicación, sin embargo éstas
no deben considerarse por sí mismas como comunicaciones: son ante todo, reglas fundamentales de
un tipo de organización social. Por tanto, las reglas que rigen una interacción cara-a-cara no se
crean en ese instante sino que son las determinantes de una estructura social organizada.
Los encuentros ocasionales de interacción cara-a-cara distinguirán el rumbo de esta investigación
que pretende describir y analizar las actividades del comercio, y de los procesos de interacción,
socialización y comunicación que existen en la vida cotidiana y rutinaria de San Victorino Bogotá.
La teoría sociológica de Erving Goffman es la base para entender cómo funcionan las interacciones
cotidianas, las normas que regulan los encuentros sociales, los rituales y que permiten mantener
una definición común de una situación.
Así mismo, un análisis Goffmiano permite contrastar la estructura de un sector urbano de Bogotá
mediante el análisis de diferentes micro-reglamentaciones que surgen de la naturaleza
profundamente social de aquellos espacios libres de expresión de los sujetos, sus lados más
espontáneos e informales. Desde este punto la cotidianidad de su sociología es propia para entender
el comportamiento que se observa cuando diversas personas están en presencia directa unas con
otras. “Es necesaria, pues, una traducción del lenguaje de la estructura, al lenguaje de la interacción,
si bien en cada caso es indispensable mantener aquello que constituye la clave del método
sociológico: el interés por las normas y por los acuerdos normativos. Describir las reglas que
gobiernan una interacción social significa describir su estructura”4
2.1.2 El “Frame” del microcosmos.
4
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 86
Goffman plantea la idea de “frame” o “cuadro”, el cual está representado por las acciones de la actividad de los actores sociales, en una situación que se constituye de acuerdo con los principios de
organización que gobiernan los acontecimientos y nuestra implicación subjetiva en ellos. Es decir,
los “frames” son apariencias que determinan una acción, situación o experiencia determinada, así aquello que tendemos a revelar en una circunstancia dada no es una persona, nosotros mismos, sino
un frame. El sociólogo Mario Wolf explica el funcionamiento de los frames de la siguiente forma:
Es cuando intentamos no sonreír frente a una persona por respeto o por no evidenciar nuestra mayor emoción, ya que por algún motivo no es conveniente. O por ejemplo cuando nos sentirnos culpables si nos detiene la policía de tránsito sin saber el por qué.
Por tanto, los “marcos” o “frames” permiten definir las situaciones de interacción y la estructura de experiencia que tienen los individuos de la vida social. El pasar de un marco a otro quiere decir
cambiar de compromiso, aumentarlo o modificarlo, si en la cotidianidad utilizamos diferentes
formas de expresión que nos permiten mostrar nuestro carácter según el contexto, entonces
estaríamos cambiando de máscara según nuestras intenciones. Por ello la sociología Goffmaniana
señala que cambiamos de máscara o “frame” tan pronto como queramos modificando nuestro comportamiento.
De allí que su objetivo principal sea el describir y seguir la naturaleza reglamentada de las
interacciones y de las relaciones que se encuentran en contacto directo. Para ello se debe saber cual
es la situación o el frame en la que se encuentran los sujetos, este conocimiento lo logra describiendo las reglas estables que forman las estructuras de las interacción.
2.1.3 Interacción.
¿A partir de qué elementos existe interacción? La interacción surge a partir de la existencia de
límites y reglas, se fundamenta en la apertura de los sujetos a la comunicación y a la aceptación de
sus reglas. La teoría goffmiana distingue dos modos de interacción: Primero, la interacción no
focalizada en la cual la comunicación se refiere esencialmente a las reglas de la co-presencia física,
donde los puntos focales de atención son múltiples y variables y la accesibilidad a ellos es
cambiante y no rígida, donde las barreras son menos importantes y están formadas solamente por
los rituales de mutua accesibilidad. Es una interacción involuntaria que incluye elementos
heterogéneos como el aspecto físico y modo de vestir, un simbolismo del cuerpo, un idioma del
informaciones comunicadas que se dan cuando algunas personas se reúnen y cooperan
abiertamente. Existe un foco principal de atención y comunicación accesible sólo a un cierto
numero de individuos determinado por barreras físicas y rituales.
Goffman señala que para mantener vivos los microsistemas sociales y las interacciones se requiere
una espontaneidad regulada de los sujetos puesto que las acciones del sujeto deben lograr satisfacer sus obligaciones de compromiso mediante un interés espontáneo en la conversación. De igual forma
la función de sujeto interactuante se hace complicada en la medida que ayuda en la participación
con otros sujetos pero en el mismo momento es ayudado. En palabras del sociólogo Mario Wolf: El
sujeto no solo debe mantener su propio interés sino que debe actuar de modo que haga que los otros
mantengan el suyo.
En consecuencia, las interacciones poseen por sí mismas un estructura definida, imponen
obligaciones y normas que definen su realidad. Por ello, existen palabras, lenguajes corporales,
señales y expresiones que señalan un modo de comunicación único y característico en determinado
espacio social. De allí que la interacción cara-a-cara produzca en cada ocasión las condiciones de
formación de una micro-realidad y que mediante ella el sujeto logre la comprensión del sí mismo y
el de los demás. “De allí que la estructura de la interacción organiza la comunicación acerca del comunicar”5
Estas formas únicas de expresión y reconocimiento de los sujetos que se producen mediante las
interacciones, son las que se evidencian en los negocios, parcelas, talleres de confección, locales,
puestos de dulces, cafeterías y en todos los micro-espacios en el mercado formal e informal y en la
vida cotidiana de San Victorino Bogotá.
2.1.4 Los rituales
Los encuentros sociales son formas ceremoniales y rituales que el ser humano cumple cada día para
mostrar diferencia, respeto, tacto, para mantener la propia imagen social. Para la microsociología el
ritual es el conjunto de actos a través de los cuales el sujeto controla y hace visible las implicaciones
simbólicas de su comportamiento cuando se haya directamente expuesto ante otro individuo. Para
5
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 50
entender el profundo significado social de las micro-realidades se deben analizar los rituales que
existen en un primer umbral de intercambio social y no las reglas de una estructura definida.
El ritual desarrolla una importante función reguladora en la interacción y le permite al sujeto la
capacidad de auto controlarse en los encuentros sociales, a ser perceptivo de sí mismo y expresarlo
a través del rostro: a tener orgullo, honor y dignidad; a tener, con respecto a los demás, tacto y un
cierto autodominio. De allí que las reglas ceremoniales que se expresan en los rituales
interpersonales sirven para comunicar, reforzar y conformar la definición, la situación y el acuerdo
que sobre ella se ha conseguido. Si se estudian las reglas ceremoniales de un ritual se puede
examinar el sistema comunicativo que permite que determinados sujetos estén de acuerdo o no
sobre algo, además permite conocer el estado o ambiente de un “frame” o “cuadro”.
Deben entenderse los rituales y las formas ceremoniales que los sujetos realizan para mantener una imagen social en la vida cotidiana de San Victorino Bogotá. Estos rituales que existen en un primer umbral de interacción cara-a-cara crean reglas para comunicar y reforzar una objetivo en determinada situación. Si estudiamos estas reglas se puede conocer el sistema comunicativo y el estado de los frames.
El decir “gracias”, “disculpe”, “de nada” son elementos simbólicos de los rituales que sirven para
manifestar la imagen que tienen los participantes de una interacción que a su vez puede recibir
suficiente respeto y aceptación recíproca o viceversa. Como éstos existen múltiples rituales
específicos que organizan cualquier tipo de interacción en la vida cotidiana. De allí que la
comunicación no se da solamente cuando se empieza hablar sino cuando los que están en presencia
unos de otros, lo están en el ámbito de un tipo especial de asociación ritualmente bien definida, es
decir, la capacidad para mantener conversaciones no se explica sólo en términos comunicativos sino
también mediante el lenguaje que representa los sistemas expresivos de un organismo social y de un
ritual, que regula la oportunidad que tiene el intercambio verbal cara a cara.
Mediante esta idea se pueden conocer muchas formas de lenguajes que representan los sistemas
expresivos y que establecen el modo de comunicación de los sujetos al momento de comercializar y
vender cada uno de sus productos. Pueden existir códigos concretos en las situaciones que agrupan
a los vendedores formales e informales de calzado, ropa, alimentos, minutos de celular y servicios,
como también códigos entre las mafias internas que establecen el control, los préstamos de
Es importante en el contexto de la presente investigación estudiar los rituales que se crean a través de la comercialización de mercancías, en el regateo, en el intercambio de dinero efectivo, en los prestamos y en los pactos de palabra que se realizan en el comercio formal e informal de san Victorino. Estas formas ceremoniales son la base para entender la sociología de una realidad desconocida, de un sector urbano comercial que funciona entre la media noche y la madrugada en el centro de la capital de Colombia. El descubrir estas micro-realidades que se gestan bajo diferentes estratos sociales y ante una heterogeneidad de roles que compiten entre sí en un marco comercial de oferta y demanda son el objeto central de estudio para describir la vida urbana del sector.
El estudio de San Victorino como un micro-cosmos, con una infinidad de micro-realidades, evidencia qué tipo de rituales y qué elementos simbólicos hacen posible la interacción y los Frames
en los encuentros.
2.1.5 La componente estratégica
Otra de las categorías de análisis de la sociología y femenología Goffmaniana es la estrategia.
Goffman señala que en las interacciones existen estrategias que los sujetos pretenden ocultar, en sus
apariencias normales, con el fin de cumplir objetivos propios. Por ello, establece que las apariencias
normales resultan las más sospechosas puesto que son utilizadas estratégicamente para desviar las
valoración de la otra parte llevándola a la confusión. De esta forma, la perspectiva estratégica es un
juego dinámico que corresponde a la valoración de jugadas que hace un sujeto de su adversario. “El
juego puede degenerarse y eliminar la posibilidad de la acción ya que cuando falta un mínimo de
plausibilidad (es decir, una valoración que no sea posteriormente minada por la hipótesis de cálculo
del adversario), las relaciones sociales entre individuos resultan extremadamente arduas; lo que
estamos menos dispuestos a considerar es que se obtendría el mismo resultado si hubiese siempre y
en todo caso el máximo de verosimilitud”6.
En las relaciones de la vida cotidiana existe, en su mayoría, un mínimo de estrategia o provecho
frente a otro, un interés que en ocasiones es inevitable. La perspectiva estratégica valora las jugadas
del otro como método defensivo y restringido para entender lo que piensa o pretende hacer el
6
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 59
contrario y por ende saber como reaccionar y actuar ante sus pretensiones. En consecuencia, existe
un método de análisis llamado “Método E” que realizan, recíprocamente, los personajes o sujetos al momento de interactuar y negociar con otros. Si se logra conocer el método E que utilizan los
sujetos al momento de analizar, evitar y precaver los pensamientos y acciones de otro, se conocerán
las formas de pensar y de reaccionar de un comerciante y vendedor de San Victorino Bogotá.
Por otra parte, existen limites en el desarrollo metódico de la perspectiva llamados degeneración de la estrategia, significa que la estrategia no funciona. Estos limites son propios de la habilidad de los jugadores en su naturaleza humana, por ejemplo, una estrategia de juego demasiado sutil, que no
se tome en consideración por el adversario, sucedería en un ámbito social donde existen normas
interiorizadas que permiten una cierta tendencia a la inocencia, la buena fe o la confianza. De este
hecho se puede concluir que las estrategias utilizadas por los sujetos en las micro-realidades
evidencian las característica de un micro-sistema social. Por tanto conocer las estrategias de las
comerciantes y vendedores del lugar de análisis nos permite comprender una de las muchas
características de la vida cotidiana del sector. El juego estratégico de la interacción, más que un
esquema general para cada ocasión social, es un componente parcial de muchos encuentros que
permiten caracterizar el sistema social.
2.1.6 El individuo como actor-personaje
El sociólogo Mario Wolf analiza la metáfora teatral de Goffman que entiende las relaciones sociales
como una obra de teatro y en la que las representaciones verdaderas y artificiales de los individuos
construyen las apariencias en la interacción entre sujetos. Wolf señala que el hecho de representar
un papel, de desempeñar un rol, de moverse entre un cúmulo de ficciones, engaños y
manipulaciones cuidadosamente preparadas es lo que distingue el punto de vista goffmaniano.
Explica que más allá de los múltiples roles sociales que se toman y se representan está aquel que los
representa, los encarna, por ello existe una relación entre quien representa y aquello que es
representado, entre el actor y el personaje, entre quien pretende ser cierto tipo de persona y el cierto
tipo de persona que aquel pretende ser. “Es así como detrás de las múltiples máscaras y de los
distintos personajes, cada actor tiende a tener un sólo aspecto, un aspecto desnudo, no-socializado,
de concentración: el aspecto de alguien que está ocupado en un objetivo difícil y traicionero”7.
7
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 62
Este punto de vista de la sociología goffmiana, que entiende las relaciones sociales como una obra
de teatro, señala que las “apariencias normales” son el traje que hay que ponerse en las
interacciones de la vida cotidiana, pues las personas presentan roles, papeles, dan imágenes de sí
mismas, requieren ciertos estándares de comportamiento para mantener una cierta definición
exigida por la situación. El traje que el sujeto utiliza lo evidencia en el momento de la interacción
cara-a-cara, pues requiere que el individuo se transforme en personaje para poder sostener una
realidad social. Es allí donde los individuos se convierten en los protagonistas, actores y galanes de
la escena, son quienes conforman un microsistema de interacción, de Frames, de rituales y estrategias que los distingue y los hace absolutamente diferentes de otros sistemas comunes de
interacción.
Erving Goffman entiende las relaciones sociales como una obra de teatro, en el que las apariencias
normales son “el traje que hay que ponerse” para comportarse de determinada manera y en
determinada situación. Por el contrario, Mario Wolf argumenta que el hecho de que los encuentros
de la vida cotidiana sean llevados y sostenidos por representaciones, por flujos de comunicaciones
reguladas ritualmente y ceremonialmente, no los transforma en un baile de máscaras o algo irreal,
es más bien el resultado de la naturaleza del acuerdo social, de la conversación que hace posible la
interacción. De allí cabe entonces preguntarse ¿las representaciones de la vida cotidiana y la naturaleza del acuerdo social crean un mundo de personajes, roles y máscaras, utilizadas por los sujetos en las interacciones cara-a-cara y micro-realidades, en San Victorino Bogotá?
Pero ante esta multiplicidad de personajes, rituales y mundo teatral Goffman señala que ha tenerse
presente que persona se es realmente, es decir, un yo que está regulado por el individuo y es inseparable de él. Para conocerlo no se debe pensar que el yo es algo secundario con respecto al juego de las representaciones, sino que está regulado por él (el Yo verdadero) y que le es del todo
inherente e inseparable. Wolf señala que el pasar de un Frame a otro e interpretar una secuencia de acontecimientos, no permite entrever aquellos aspectos del yo real. El cambio modifica la implicación de los actores en una situación y evidencia aquellos aspectos que cambian: pero este es
un efecto del mismo quehacer del framing, y no de algo que esté detrás de los diversos roles sociales que cada uno asume.
la escena, el frame, como fuera de las representaciones de la vida diaria, pueden conocerse a los actores como realmente son. Además, la forma en que se realiza el rol permite transparentar cierta
expresión de la identidad personal, característica de la persona, y no de su papel, su personalidad, su
carácter moral y su naturaleza animal. Sin embargo, hay una relación entre sujeto y roles, pero la
relación responde al sistema de interacciones al “frame” en que el rol es ejecutado y el sí-mismo del ejecutor es entrevisto. “El sí-mismo no es una identidad semioculta detrás de los
acontecimientos sino una fórmula variable para regirse durante ellos”8
A si mismo, algo básicamente asumido en toda la ejecución específica de un rol es que el realizador
tiene una biografía que continúa, una identidad personal única y permanente, más allá de aquella
interpretación, si bien ha de ser una biografía compatible y coexistente con el rol en cuestión. En
esta diferencia entre sujeto y rol, lo importante del sí-mismo es el sentido que él les proporciona, a
través de su estar con ellos, del tipo de persona que él es más allá del rol que esta desempeñando.
Lo que ellos descubren por sus impresiones indicará aparentemente lo que él es más allá de la
situación contingente.
De lo anterior la teoría goffmiana considera a las relaciones sociales como un “circo de la
conducta” en el cual la espontaneidad y los atributos de carácter de los actores están directamente
constituidos por las representaciones.
2.1.7 El personaje y el sí mismo
Se ha señalado anteriormente a el individuo como actor-personaje en el estudio de las interacciones
y micro-realidades, como también la naturaleza de el sí-mismo, el yo, regulado por el individuo e inseparable de él. La auto-definición de qué es el sí-mismo -“self” - de los actores se hace a través de la naturaleza regulada por la interacción y la reciproca disponibilidad a la comunicación. Lo que
significa que, en los procesos de interacción, el sujeto posee ciertos atributos, capacidades e
informaciones que en su conjunto se integran en un sí-mismo que forma una unidad coherente y adaptada a esa ocasión. “A través de las consecuencias expresivas del fluír de su conducta, a través
del hecho mismo de participar, el sujeto proyecta con eficacia su sí-mismo aceptable en la
8
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 68
interacción, aunque él no pueda darse cuenta y los otros puedan no darse cuenta de que han
interpretado su conducta en este sentido”9 .
Mauro Wolf resume la cuestión y el punto de vista goffmaniano en el cual el sí-mismo, –self- de los individuos es el resultado de la negociación realizada en la multiplicidad de las interacciones. Por
ello el sujeto ha de contar con los otros para poder completar su propio retrato. Éste posee un único
sí-mismo de su exclusiva propiedad, pero la prueba de esta posesión viene dada exclusivamente por el producto de una actividad ceremonial colectiva en la cual la parte expresada por la conducta del
individuo no es más importante que la parte manifestada por los otros con su comportamiento
diferente para con él.
El mundo social descrito por Goffman y su analogía con la representación teatral no es el hecho de
que la vida cotidiana queda reducida a un escenario ni que la naturaleza del –self- sea determinado por un personaje que interpreta un efecto dramático sino más bien como lo resume Wolf: las situaciones sociales sirven de recursos escénicos para elaborar circunstancialmente el retrato visible de la naturaleza humana que reivindicamos. Por consiguiente el papel que un sujeto sostiene en la interacción proyectando el propio sí-mismo y el papel interpretado por un actor de teatro no es lo mismo. Para Wolf el hecho de que los encuentros de la vida cotidiana sean llevados y sostenidos
por representaciones, por flujos de comunicaciones reguladas ritualmente y ceremonialmente, no
los transforma en un baile de máscaras o algo irreal, es más bien el resultado de la naturaleza del
acuerdo social, de la conversación que hace posible la interacción.
Como también señala que la cuestión del sí-mismo plantea también la idea de que existe una influencia precisa ejercida por las condiciones sociales objetivas por el tipo de representación que el
individuo aporta. Así, los limites del sujeto están principalmente determinados por los hechos
objetivos de su vida social y secundariamente determinados por el cuadro en el que una
interpretación subjetiva de estos hechos pueda ponerlos a su favor, “el sí-mismo no está originado simplemente por un proceso de interacciones significativas entre el yo y los otros, sino también por el tipo de estructura que se organiza en torno a él”10
9
Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 74
Por tanto la influencia del ámbito social sobre los procesos de formación y de manifestación del sí-mismo determina el tipo el tipo de entrada posible para el actor, como el marco en el cual la interacción cotidiana se desarrolla. En palabras de Goffman toda carrera moral, y detrás de ella,
todo sí mismo se desenvuelve dentro de los confines de un sistema institucional. El sí mismo puede,
por tanto, verse como algo que reside en el sistema de acuerdos que prevalece en una sociedad. El
si-mismo reside en la dinámica del control social ejercido sobre él, por aquellos que lo rodean. Este tipo particular de ordenación institucional, más que servir de sostén de el mismo, lo constituye.
Puede señalarse entonces que la metáfora teatral indica el modo como los sujetos interpretan los
acuerdos presentes en la vida cotidiana. Wolf señala que la distinción entre el actor y el personaje
entre quien actúa y es representado no es una separación entre lo real y lo fingido, sino más bien
entre las partes que llegan a un acuerdo y el modo en que ese mismo acuerdo prevé que tales partes
actuaran y se comportarán. De hecho, el sí-mismo representado es entendido como una imagen que el individuo trata de representar como propia. Esta no tiene origen en la persona del sujeto sino en
el conjunto de la escena en la que actúa durante un tiempo, en el producto de una acción colectiva.
“Los medios para producir y mantener el sí-mismo no deben buscarse en la percha que este utiliza porque muchas veces están dentro de la institución social”11.
2.1.8 Lo “privado” y el poder
Detrás de la cotidianidad y de todos los papeles interpretados se encuentran una serie de normas que
regulan los encuentros sociales y que permiten la estabilidad de acuerdos que estructuran la
organización social, “la capacidad de estar sometidos a unas reglas morales puede pertenecer al
individuo, pero la serie especial de reglas que lo transforman en un ser humano, deriva de
exigencias propias a la organización ritual de los encuentros sociales”12. De hecho, el lenguaje de
interacción es un lenguaje reglamentado y la naturaleza humana universal del individuo la
constituyen las reglas morales recibidas del exterior.
En la cotidianidad de estas reglas morales, un lenguaje de interacción reglamentado y codificado es
necesario para que los procesos de intercambio de promesas, comprobaciones, suposiciones de
juicio y legitimaciones se expresen e intercambien. Es entonces un lenguaje fundado sobre el
compromiso, sobre el consenso operativo, mediante una apariencia de acuerdo o estrategia. Por ello,
se utilizan mentiras de forma que la regla de mutua aprobación no quede desacreditada y de que la
negociación que se realice sea el resultado final de una serie de jugadas estratégicas para vencer al
adversario. Este tipo de juego estratégico del lenguaje es una confrontación regulada y equilibrada,
un juego en el que alguien quiere descubrir si su interlocutor esta buscando intencionadamente dar
una impresión o se comporta espontáneamente.
Pensar que las reglas que nos guían en las agrupaciones sociales es pensarlas en algo
fundamentalmente negociable y obvio que nos lleva a considerar el funcionamiento de la
comunicación en los encuentro sociales y en la interacción misma. A partir de esto Goffman
plantea la idea de que existen normas que regulan la interacción entre actores en situaciones
públicas, que no son el delegado de las instituciones sino que son aquellas que tocan y juzgan a los
individuos en los encuentros. Estas normas hacen parte del control social informal en el que los
individuos crean “fachadas” que tienden a institucionalizarse como conjuntos de atributos que el
sujeto debe poseer si quiere actuar siguiendo un determinado rol. “La fachada se convierte en
representación colectiva y en una realidad valida por sí misma. Cuando un actor asume un
determinado rol social, generalmente descubre que ya le a sido asignada a este una determinada
fachada.”13
El aspecto conflictivo del sujeto que plantea Goffman para explicar una forma de poder, tiene
relación con el control ejercido por las instituciones y por el control informal que amenaza con
descalificaciones del sí-mismo y pérdidas de moralidad, en el que se emplean justificaciones que pretenden ser creíbles en el devenir de las interaccione entre los actores en situaciones públicas. En
el control social informal dos gestos y una mirada son suficientes para de reglamentar lo “correcto”
o “incorrecto”, su naturaleza es que nosotros mismos somos los ejecutores.
Existe pues una estabilidad de las reglas sociales fundamentada a partir de micro-contratos sociales
que constituyen una dinámica sociológica autónoma, de la cual el poder esta indisolublemente
ligado, pues brota dentro de los encuentros e interacciones y nace de las estrategias adoptadas en
ellos: “Es un poder también reglado que se desarrolla internamente al desarrollo reglamentado de
todos los comportamientos sociales… , es el poder que nace de la manipulación del material
simbólico, el poder de la persuasión, en definitiva el que usamos en las situaciones diarias”14
Si estudiamos como funcionan las reglas que guían las organizaciones y micro-contratos sociales, que regulan la interacción de las acciones públicas, que tocan y juzgan a los individuos y que hacen parte de un control social informal que trasciende las instituciones conoceremos el funcionamiento de la comunicación en los encuentros sociales. De igual forma abrimos una puerta para conocer el poder indisoluble y ligado de una dinámica sociológica autónoma como también el juego de estrategias adoptadas por las interacciones y de un lenguaje reglamentado.
2.1.9 La confianza
La última categoría de análisis es la confianza, esta nace de un orden social que transforma los
comportamientos en conducta y la co-presencia física en palestra del carácter de los individuos y es
mediante las interacciones de este orden donde nace la confianza, recíprocamente atribuida y la
moralidad recíprocamente afirmada. Es así como el comportamiento del sujeto se identifica con la
el comportamiento similar de otros para dar origen a una presencia colectiva organizada en el plano
social. Esta presencia requiere que se confié en el otro ya que tenemos cierta credibilidad ante quien
se nos presenta como cierto tipo de persona.
La confianza es el precio exigido para poder interactuar y un requisito para el funcionamiento de un
tipo de regla en la que se llega a una voluntaria coordinación del actuar, en la cual cada una de las
dos partes tiene una idea de cómo deberían llevarse las cosas entre ellos. Es decir, las dos ideas
concuerdan entre sí, cada parte sabe que existe este acuerdo y se da cuenta de que la otra parte
posee también el conocimiento del acuerdo. Wolf lo llama el trabajo de coordinación táctica
como fundamento de la negociación y condición en el desarrollo de las micro-realidades sociales de
la vida cotidiana: confianza y moralidad son una condición esencial de semejante realidad en cuanto
que las definiciones de los encuentros son por tanto cruciales a partir de estos dos tipos de
elementos.
2.2 Harold Garfinkel y la Etnometodología
Para el estudio sociológico de la vida cotidiana de San Victorino y el Madrugón se recurre
sociológico llamado etnometodología. Se realiza el análisis de su teoría del mismo modo que se
hizo con Erving Goffman, ya que ambos estudios abarcan los conocimientos necesarios para
describir y analizar la vida urbana y cotidiana de San Victorino Bogotá.
Cuando se habla de etnometodología se hace referencia a “el estudio de la vida cotidiana”, de las
interacciones de los individuos en la sociedad, de las formas que organizan el conocimiento de sus
acciones normales, en sus asuntos habituales y en los escenarios acostumbrados en los que éstos
transcurren. Es una sociología que estudia las actividades prácticas y las circunstancias de cada día;
los ambientes en los que nos movemos, hablamos, actuamos, las personas con las que estamos en
interacción y el razonamiento sociológico que habitualmente desplegamos en los asuntos ordinarios.
Garfinkel investiga las prácticas y los modos en que los individuos construyen la estabilidad de su
mundo social y a la vez lo hacen descriptible, observable, objeto de informe. Suetnometodología se
presenta como un viaje por el mundo del sentido común. Su interés es evidenciar las estructuras
formales de las actividades comunes y los hechos sociales como realizaciones. En aquello que normalmente se ve como cosas, datos o hechos, el etnometodólogo ve los procesos mediante los cuales se crean y sostienen de manera constante las características de escenarios socialmente organizados. Por tanto las prácticas y los métodos con los que planteamos la realidad social de la vida cotidiana son el principal objeto de estudio etnometodológico.
La teoría de Garfinkel afirma que la naturaleza regulada de las relaciones sociales es secundaría
respecto al trabajo con el que se establece un mundo del sentido común, es decir, un escenario de
apariencias normales, de las actuaciones prácticas de la vida cotidiana y de los fenómenos,
problemas, resultados y métodos que acompañan el uso tal de la actuación.
Para la presente investigación periodística el mundo del sentido común y de la vida cotidiana de la
que habla Garfinkel es la base por la cual parte este estudio sobre la sociología de San Victorino
Bogotá. Y es por ello que basados en las anteriores teorías se puede evidenciar los movimientos y
prácticas espontáneas que trascurren en un microcosmos urbano en la cuidad.
Lo que diferencia al estudio etnometodológico de otras micro-sociologías es que el centro de su
indagación es el proceso con el que los miembros sociales producen y sostiene un sentido de la
estructura social en la cual interaccionan. Garfinkel afirma que el carácter obvio y natural del
mundo social en el que los actores operan, es el resultado de prácticas sociales difundidas que
Uno de los procedimientos usados por Garfinkel para explicar el papel de las asunciones del sentido
común empleadas en la vida cotidiana, es decir, como se asumen las acciones comunes, es mediante
la obstaculización de las prácticas y de las expectativas automáticas que ejecutamos y planteamos
para hacer comprensibles las escenas de interacción. “Un procedimiento para descubrir los factores
y los puntos relevantes contenidos en sus modo de actuar , es el de romper simultáneamente la
actividad normal de forma que las personas bajo estudio se ven privadas de repente de la
normalidad de la situación. El sujeto reconstruirá una comprensibilidad que repare el actual
desorden y esta misma reconstrucción será interesante para el etnometodólogo”15.
Entonces la ruptura de las situaciones cotidianas se obtiene suspendiendo el conocimiento
contextual asumido normalmente como compartido por los participantes en el encuentro social. Este
método de poner en evidencia una parte sumergida de la vida cotidiana es lo que permite a los
etnometodólogos alcanzar una completa comprensión del mundo dado por descontado.
2.2.1 El Sentido-Común y la actitud natural.
Se ha señalado que la etnometodología es el estudio de los conocimientos del sentido-común, de la
actitud natural, que usamos en las prácticas cotidianas, trata de describir el punto de vista del sujeto
y su percepción de la realidad social, para ello establece modos mediante los cuales reconstruye la
racionalidad de las prácticas evidenciadas en los individuos.
Para el conocimiento del sentido-común intersubjetivamente percibido de cada individuo, los
escenarios familiares de las actividades de todos los días son los sólidos hechos de la existencia
cotidiana, ya sea en un mundo real o como el producto de las actividades de los sujetos. El estudio
de los etnometodólogos se refiere a las prácticas y los métodos usados por los sujetos para hacer
explicables, descriptibles, coherentes, racionales, sus comportamientos y exposiciones.
Para Garfinkel lo que interesa no son las interacciones y sus momentos (como para Goffman) sino
todo ese conjunto pre-científico que hace reconocible, familiar, conocido, un escenario social y lo
que en él sucede. “Es una (micro)sociología que se concentra sobre el equipaje de conocimientos y
operaciones mínimas, elementales, primarias, originarias que es necesario llevar en todo
intercambio social”16
En el conocimiento de esas operaciones mínimas y elementales Garfinkel entiende la actitud natural
como el mundo del sentido-común. El “mundo cotidiano” como es conocido y visto por el sujeto
en el alcance de los fines prácticos de sus acciones se presenta como una totalidad de
auto-evidencias que cambian de situación a situación poniéndose de relieve en circunstancias especificas
respecto a un fondo de indeterminación.
Para entender la actitud natural en la vida cotidiana Garfinkel naturaliza el sentido-común y hace
referencia al análisis y a las características de la actitud natural que hace el sociólogo Alfred
Schutz17. Asume que el sentido-común es algo que “todos asumen, todos saben”, es un
acontecimiento u acción que se presenta como “conocido en común con los otros” pero que ciertamente no son más que una serie de vaguedades y abstracciones que solamente cobran sentido
pleno al momento de situarlas. Es decir, el sentido-común se funda sobre algunos presupuesto
(validos hasta haber pruebas en contra) que constituyen los caracteres decisivos de los
acontecimientos del mundo de sentido-común.
A partir de los estudio de la actitud natural Garfinkel distingue diferentes características que definen
el carácter del sentido común, poseído en cualquier acontecimiento. Los sujetos reconocen
normalmente tales características como parte de la realidad que ellos observan, describen y
modifican. Así mismo el sujeto puede pasar de una realidad a otra alterando en algún aspecto las
condiciones presupuestas en la actitud natural. Por ejemplo, en el caso de San Victorino, los sujetos
abandonan una realidad: su hogar, la familia, el colegio, etc, y empiezan a trabajar en la plaza de
mercado o en las calles con el disfraz de vendedor o comerciante en medio del regateo y la venta.
En términos de Garfinkel sucede cuando el sujeto abandona la realidad y empieza a soñar
despierto, fantasear, o cuando el sujeto inicia algún juego, o asiste a una representación teatral o
cinematográfica. “Cuando una de estas realidades múltiples termina, el juego concluye, el sueño
16 Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 121
acaba, el telón cae, el razonamiento científico llega a su fin, volvemos a la realidad del mundo
cotidiano compartida con los demás y dada por descontado”18
Si en cambio los acontecimientos conocidos en común con los otros, dados por descontado, son
suspendidos o modificados, el sentido de la realidad empieza a ser dudoso e incierto y se genera
inestabilidad sobre lo que se daba por descontado. En este estado el sujeto puede abandonar el
campo, cambiar el significado a la realidad tratando de interpretarla a la luz de los presupuestos que
establecen una comprensibilidad de lo que sucede. (En términos goffmanianos se trata de cambiar el
frame).
De allí que el sujeto puede romper la actitud natural, puede asumir otra actitud para restablecer la
cotidianidad de los acontecimientos: puede redefinir la realidad social, cambiar las reglas del juego
estableciendo unas nuevas. Esta competencia natural inmediata que se ejercita en el conocimiento
del sentido-común, es un elemento indispensable de las prácticas de interacción de los individuos,
conocido como las “recetas para actuar” de los sujetos. El fin de reconstruir los procesos con los
que los individuos constituyen sus prácticas es el de revelar cómo se genera y se sostiene el
comportamiento cotidiano.
De lo anterior se puede concluír que el interés de la etnometodología es dar a las actividades más
comunes de la vida cotidiana la atención normalmente reservada a los acontecimientos
extraordinarios y descubrir las propiedades formales de las acciones prácticas de sentido común
desde el interior de los escenarios. Por ello para capturar los procesos de construcción y negociación
de la realidad se requiere una fuerte atención sobre el uso del lenguaje en los ambientes estudiados.
Para Mario Wolf la grabación de las conversaciones, una cuidadosa descripción etnográfica de las
escenas de interacción, la identificación de los conocimientos del sentido común usados por los
sujetos estudiados y por el investigador que los estudia son claves y etapas obligadas para
comprender el sentido de las acciones de los sujetos .
2.2.2 La Indexicalidad en la Etnometodología
La indexicalidad es una de las nociones centrales de la etnometodología. Para ésta la vida social se
constituye a través del lenguaje natural de la vida cotidiana. Para Garfinkel las expresiones
indéxicas son las que marcan la inserción en las frases de los textos y de su significado en la
18 Wolf, M. “Sociologías de la Vida Cotidiana”. Editoriale L´Expreso. Pág 127
ocasión, en la situación en la que se enuncian: la naturaleza indexical del discurso esta marcado por
las referencias de persona, especio y tiempo que lo sitúan en un contexto. Por tanto las expresiones
indéxicas son tales como “eso”, “aquí”, “yo”, “la gente” que adquieren sentido a partir del contexto
en el que se enuncian. Este fenómeno de las expresiones permite observar que una palabra puede
tener sentido transituacional pero tiene también un significado distinto a toda situación particular en
que se utilice.
Mauro Wolf señala que el hecho crucial para la etnometodología es que la naturaleza indexical del
discurso común y de las prácticas cotidianas es ineludible e ineliminable: cualquier actividad,
acción o discurso es una actividad situada, es decir, realizada en un contexto cuyo significado es
descriptible, relatable, demostrable, solamente mediante el uso de elementos indexicales. De ello la
indexicalidad se refiere tanto al uso de la situación para crear la independencia del contexto como al
uso de elementos específicos de un tiempo y lugar determinados para general el significado. Para
los etnometodólogos el significado se crea y se mantiene mediante el uso de recursos metódicos. El
sujeto no solo domina una serie de normas sintácticas y semánticas sino también características
indicativas, supuestos e información contextual con el fin de enterarse de lo que “ocurre” en una
situación determinada. Es por ello que Garfinkel define las cláusulas “ad hoc”, “etcéteras”, “glosas”
como recursos metódicos que organizan el significado contextualmente.
En palabras de Garfinkel la etnometodología es precisamente el análisis de las propiedades
racionales de las expresiones indexicales y de las acciones prácticas entendidas como progresiva
realización de prácticas organizadas de la vida cotidiana. Lo que interesa a la etnometodología es
cómo los componentes de las diversas organizaciones usan las ideas y el lenguaje de la racionalidad
para encontrar y describir el carácter más o menos ordenado de esos ambientes en que actúan.
Son importantes las observaciones indexicales del discurso y de la interacción porque indican una
radical atención hacia la importancia del lenguaje como elemento fundamental en el estudio de las
relaciones sociales. El lenguaje debe entenderse como un conjunto de significantes abstractos, que
solo cobran sentido de manera situada y crean un sentido de acuerdo al contexto de utilización.
El fenómeno de la indexicalidad es el carácter situacional de todo discurso. Es una herramienta para
la interpretación de la acción ya que la contextualización de las acciones es siempre una
contextualización designada a un sujeto y esa misma designación se convierte en un elemento para
2.2.4 El orden social, los procedimientos ad hoc y la cláusula de la etcétera.
La sociología de Garfinkel explica las razones que el individuo tiene y utiliza para organizar el
mundo en que vive. Éste puede dar cuenta y construir el orden de sus interacciones cotidianas
mediante glosas, cláusulas de la etcétera y procedimientos ad hoc. “La etnometodología supone el
modo en que los individuos son capaces de dar cuenta, es decir, los métodos mediante los cuales los
individuos otorgan un sentido a sus interacciones”19
De este sentido los individuos también construyen un orden social que es una creación simultanea o
posterior a la interacción, producto de la racionalidad que los individuos otorgan a un hecho al
mismo tiempo o posteriormente producido. Farkinkel denomina esta construcción simultánea como
reflexibilidad: el carácter del lenguaje de crear un contexto y un marco de entendimiento acerca de
un hecho que es producto del lenguaje.
De igual forma, para Garfinkel, las reglas en dicho orden social se construyen o completan de un
forma simultánea a la situación de interacción. “La referencia a las reglas se puede ver, por tanto,
como un método del sentido común para explicar o hacer accesibles al razonamiento las
características ordenadas de las actividades cotidianas, método con el que estas actividades pueden
ser interpretadas como ordenadas en algún aspecto.” Para Mauro Wolf más que ser aplicadas, las
reglas son invocadas y usadas para afirmar y describir (a posteriori) la racionalidad y coherencia de
los cursos de la acción. Para la etnometodología las reglas son intenciones abstractas que,
enclavadas en la indexicalidad de los contextos de usos, deben ser necesariamente especificadas: en
cada situación en que una normal social es aplicable, el sujeto la encuentra vaga e inexplícita.
Por tanto para Garfinkel las reglas serían un producto del lenguaje y por ende las formas mediante
las cuales los individuos dan racionalidad al acto de interacción. Los procedimientos ad hoc y las
cláusulas de la etcétera de la teoría de Garfinkel son parte de este proceso, ya que con los
procedimientos ad hoc el individuo tiene la posibilidad de crear reglas donde no existen y la
posibilidad de negociar la aplicabilidad de la regla. De ello las prácticas de ad hocing “no son por
tanto fastidiosas que atentan contra la formalidad y carácter absoluto de la norma, sino mas bien una
19 Gallego, M. http://comunicacionyvidacotidiana.blogspot.com/2009/09/harold‐garfinkel‐o‐por‐que‐la‐evidencia.html, consultado el 15 de marzo de 2012