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Diagonal Cero - Número 5-6

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Academic year: 2017

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1E R . P IS O

GALERIA DE ARTE DARDO ROCHA

40 E N T R E 7 Y 8 LA P L A T A

Venias: Domingos de 9 a 13 horas

en calle 9 N’ 483

PLASTICA

G A L E R I A DE A R T E

F L O R ID A 588 - T. E. 32-9850

B U E N O S A I R E S

adhesión

galería van riel

DIAGONAL CERO

C O L A B O R A N :

Alejandro Denis - Krause

Adriana Bianco

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REVISTA T R IM EST R A L

D irector:

Edgardo Anionio Vigo.

Redacción:

Calle

1

n. 546 2 E La Plata REPU BLICA

ARGENTINA

Diagramación:

Vigo.

Deseamos el canje con tedas las publica­

ciones de tipo similar. Inscripción en el

Registro de Propiedad Intelectual n. 732444

Impresa en:

‘ Imprenta D ilo rg i1'

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C u a tro n ú m e ro s de un re v ista no so n p ara c o n fo rm a r. S in em b argo, si o b s e rv a m o s la v id a e fím e ra de o tro s in te n to s p a ra le lo s c o n stitu y e una p eq ueña v ic to ria .

V ic t o ria que es de todos, p u e s s in el esfu e rzo c o m ú n y de cad a uno en su p o sic ió n , en e sto s m o m e n to s e s ta ría m o s en la la rg a lista de los in. te n to s fru st ra d o s.

1963 es e sp e rad o com o p rueba de fu e go . E s por lo m ism o que h e m o s in s is t id o en el c o n se g u im ie n to de s u sc rip c io n e s pues, e lla s so n las que p e rm itirá n re a liz a r con a n te la ció n en base a un pequeño p re su p u e sto . P re su p u e sto que y a no se lim ita en la ed ició n de la re v ista . E l plan “ 1963” e s ya m á s a m p lio . In c lu y e la p u b lic a c ió n de u n a se rie de car. petas de g ra b a d o re s. E l a p o yo del lector d irá en d e fin itiv a si lo que p ro y e c ta m o s tiene d e re ch o de s e r co n cre ta d o . A e llo s n o s e n tre g a m o s a lo s efectos de p u lsa r si e sta m o s re a liz an d o algo, porque, no n o s se- duce el hecho de s a lir en c irc u la c ió n s in e sta r por lo m e n o s en cie rta veta p o sitiv a .

A n u e stro s c o la b o ra d o re s del a ñ o 1962, m u c h a s g ra c ia s . A p ro v e c h a n d o la o p o rtu n id a d para a g ra d e c e r de m a n e ra e sp e cial a don L ib e ro B a d íi que, pese a s u s re co n o c id o s t ít u lo s no ha te n id o in c o n v e n ie n te a lg u ­ no en d e sce n d e r o a sc e n d e r h acia la ju ve n tu d , b rin d a n d o no s o la m e n ­ te su co la b o ra c ió n intelectual sin o, lo m á s im portante, el a p o yo m oral con s u s p a la b ra s de alie n to. E sp e c ia lm e n te y h acie n d o un d ist in g o ha cia e llo s n u e stro a g ra d e c im ie n to a la F u n d a c ió n T o rc u a to D i T e lia que, en a cc ió n d e sin te re sa d a y a una s im p le so lic itu d , fa c ilitó v a lio s o s c lis é s p ara a c o m p a ñ a r a rtíc u lo s de “ D I A G O N A L C E R O ” .

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. . . G r a c ia s G e n e ra c ió n B e a t por d e c irn o s que no e s ta m o s s o lo s en este com b ate de c re a c ió n . T a m p o c o lo e stá n u ste d e s. C e rc a n o e s­ tá el día en que to d o s n o s p o n d re m o s d e fin itiv a m e n te el a lm a y n o s da. re m o s la m a n o bajo un cielo lib re de e stro n c io y b o m b a s lim p ia s, y c a n ta re m o s n u e stro se n c illo a m o r y n u e stra in c o n m e n s u ra b le lib e rta d y h a re m o s c o sa s. De e lla s dep ende que é s ta s no se an p u ra s p a la b ra s exai. tad as, d e c la m a tiv a s y fú tile s. E st e es un toque de a te n c ió n , a h o ra e n ­ t ra m o s en el m o vim ie n to , to d o s e n c o n tra re m o s al A n g e l que v o s e n c o n ­ tra ste , que yo encontré, que m u c h o s o tro s han e n c o n tra d o . E st a rn o s cerca, lo sie n to en cad a re sq u ic io de la piel. N o a q u ie ta rse , no aquie. t a r s e ...

T u v im o s d esde una E d a d de P ie d ra h a sta una E d a d A tó m ic a . T im e M a. g a z in e y los p s ic o a n a lis ta s h a n m a c h a c a d o b a sta n te con la E d a d de la A n g u s tia . ¿ N o es h ora ya p ara la de la A le g ría , la del A m o r, ia de ese pedazo de ca rn e im p o n d e ra b le lla m a d a H o m b re ?

L A R E C L A M O .

M i v o z e s pequeñita, lo sé. P e ro h a y m u c h a s v o c e s e sp e ra n d o . T e n d re . m o s que e n so rd e c e r lo s relojes. E l d ía e s ta rá aquí, n o lo d u d o . H a st a entonces, d iré ¿ h e r m a n o s ?.

de “ E C O C O N T E M P O R A N E O ” N “ 4

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“Se asiste en este m om ento a un fenóm eno m uy específico de nuestro tiempo. Noto una caída de la im aginación, de la creación im aginativa. Con el in fo rm a lism o se nota esa caída en las artes plásticas, y tam bién se nota en la literatura, por ejemplo, en la novela francesa de v a n g u a rd ia . C la ­ ro que quedan otros sectores donde ello no es tan patente, por ejem plo, la novela italiana, la hisp anoam ericana.

E n las artes p lásticas estam os asistiend o a una in ternacionalización del lenguaje plástico, y a mí, personalm ente, me interesa en con trar dentro de esa internacionalización la diferencia, pues no creo que lo nacional se pierda en lo u n ive rsa l. Creo que el arte abstracto es una negación de toda realidad y yo creo en las cosas, en algo y en a lgu ien y quiero en. co n tra r en el arte a algo y a a lgu ien. P ie n so que el arte abstracto es un sucedáneo de una a sp iració n m ística, es un su stitu to del sentim iento religioso. Leyendo a rtícu lo s de critica sobre el arte abstracto se nota un lenguaje totalm ente e sp iritu a lista ” . . .

de “C A B A L L E T E ” N " 15 A rtícu lo “C reer en las c o sa s”

autor JEAN CASSOU

“ (los pintores y e s c u lto re s)... Deberán despojarse, eso sí, de a lg u n o s lastres, de los cuales no es el m enor por cierto, el s e g u ir con sid erand o su obra com o una m ercancía, y no com o un bien com unitario. E l pintor c o n s­ ciente de esto, debe estar dispu esto a b rin d a r su fuerza de trabajo pa­ ra toda obra con facilidades de conexión perm anente con la m a yo r can ­ tidad de personas, siendo el m ural la especialidad m ás im portante en este sentido; y no e x ig ir a cam bio de ello, m ás que los m ate riale s ne­ c e sa rio s y los m edios que le perm itan m antenerse durante la realización del trabajo, es decir el jornal de un o brero” ...

de “ L A P O L I T IC A E N E L A R T E ” artículo “ El A rtista en la R e vo lu c ió n ”

autor Ricardo Carpaui

P A N O R A M A A C T U A L

D E L A S

L E T R A S C H I L E N A S

escribe: ADRIANA BIANCO

Hasta 1842, Chile no puede ser considerado un país de escri­ tores; fueron tal vez, los exilados argentinos los que determinaron un ambiente propicio para las actividades literarias. 1842 marca en las letras chilenas un movimiento trascendente y que se enlaza con un desarrollo socio-económico expansivo de envergadura. Es el momento en que Chile comienza a crecer, crecer económica y espiritualmente. Hasta 1842 se vivía en la literatura aferrado a un realismo de raíces españolas que había prendido en Chile pero que comenzaba a tener perspectivas nuevas, este realismo se enriquece por el aporte de corrientes europeas que imprimen un “inodus vivendi” y que despliegan su evolución en etapas sucesivas, como lo hizo el romanticismo. En la literatura chilena del siglo XX están presentes los múltiples movimientos literarios europeos, pero no se apartan sin embargo de su realismo, es éste, que, enriquecido se va a transformar.

Chile, país joven y contenido entre la cordillera y un mar dila­ tado, se pregunta por sí mismo, y es con esta pregunta que nace toda una nueva literatura que toma conciencia de su existir, de su realidad. Los caminos en la búsqueda ansiosa hacia su eseneia. lidad se acomplejan y ya no se puede hablar de realismo, sino de una imprecisa zona donde el escritor chileno bucea para encontrar su verdad, donde se pregunta repetidas veces ¿qué es lo chileno? Es por eso que Fernando Alegría sustenta su teoría de la frontera del realismo, pues vé que la literatura chilena actual se mueve entre el subterra y el subsole de Baldomero Lillo.

Chile nos ofrece hoy un panorama intenso y activo en las letras, que no se circunscribe a la tarea del escritor en sí, puesto que en torno a él surgen centros culturales como El Taller de Escritores donde se le brinda la posibilidad de escribir y comentar sus obras con otros colegas y críticos, además de estar en contacto con el pú­ blico a través de foros y mesas redondas. Las editoriales acrecien­ tan el porcentaje de obras chilenas en su publicación anual. La Uni­ versidad acelera su producción, cobija y dá impulso a toda manifes. tación cultural positiva. En este ambiente de trabajo, de búsqueda, surge una promoción de escritores —1938/1950— que abarcan todos’ los géneros: la novela, el teatro, la poesía.

La tónica de esta promoción en la novelística es la asocial, sus componentes pertenecen a la alta burguesía y llevan el sello de la cultura de ellte. Entre ellos, José Donoso es, tal vez, la figura que más se destaca; su novela "Coronación” (1957) y su libro de cuentos “El charleston”, lo identifican como el gran escritor de su época.

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Manuel Vergara publica “ Daniel y los leones dorados” y Jaime Laso su novela “ El cepo”. Carlos Droguett (Primer Premio, en el concurso de la novela Nascimento) entrega otra novela premiada ahora en España, “ Eloy". Manuel Hojas conocido por su novela “Hijo de ladrón” realiza en “ Punta de rieles” un experimento; mientras Gonzales Vera el consagrado cuentista de “Alhué” se pre­ ocupa por los estudios literarios en su libro “Algunos” .

Si en la prosa es intensa la producción no es menor en la poesía, donde tres figuras (Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vi­ cente Huidohro), impusieron su fuerte personalidad siendo difícil a los jóvenes escapar de su influencia.

Sin embargo la reacción era evidente, no había posibilidad de asimilación, era necesaria la ruptura y así lo entienden Nicanor Parra, Braulio Arenas y Gonzalo Rojas que se oponen al abstrac­ cionismo preciosista, sienten la agonía del estilo barroco y se vuel­ ven hacia la realidad para describirla sin retórica.

Nicanor Parra nos sorprende con una poesía donde las imágenes lúdicas se enlazan con ¡as del subconsciente, donde lo onírico se entreteje con una humorística amarga. Además de “ Poemas y Anti. poemas” (1954) y su último libro “Versos de Salón”, cultivó ciertas formas de poesía popular, “ La cueca larga” con ilustraciones del sensible pintor Nemesio Antúnez.

A Braulio Arenas no le interesa el tono coloquial de Nicanor y su poesía ea lírico.erótiea. Sus dos libros son “ La palabra del enigma” y “ Bdseurso del Gran Poder”.

Gonzalo Rojas reacciona contra el barroquismo no con ironía sino con pesimismo dramático, el título de su libro ya lo revela “ La miseria del Hombre”.

Dentro de las promociones más jóvenes están los nombres de Julio Barrenechea (Premio Nacional de Literatura). Efraín Bar­ quero, poeta sensible que revela el mundo nostálgico de sus ante­ pasados, de la casa campesina. Miguel Arteche poeta de temas metaíísicos y religiosos cuyo último libro es “ Quince poemas”;. Eduardo Anguita y Jorge Teiller jóvenes poetas de amplias posi. bilidades.

La eclosión de grupos teatrales corresponde a una situación política especial que permite dicho desarrollo, el teatro no queda retrasado con respecto a las otras artes, y sucede un fenómeno doblemente feliz. El teatro que es un poco una luna con dos caras: el espectáculo y el género literario, ha logrado coordinar en Chile ambas fases y los dramaturgos pueden ver montadas sus obras.

Grupos como el Instituto de teatro (1TUCH), el Teatro de En. sayo de la Universidad Católica (TEUC), el Teatro de la Universi­ dad de Concepción (Tuc), todos ellos nacidos en el seno de la Universidad montan obras de autores chilenos. Es así como un fuer­ te movimiento de jóvenes valores irrumpe: Luis Alberto Hiere, mans, con su temática poético-sinibólieo, dirf obras como “ La jaula en el árbol” y “Versos de Ciego” . Sergio Vodanovic realiza un planteamiento critico de la política chilena en “ Deja que los pe­ rros ladren” y “ El senador no es honorable” . Dentro de la llama­ da línea de Vanguardia se encuentra el nombre de un valor muy joven Raúl Ruiz con un teatro intelectual de objetivos metaíísicos y Jorge Díaz con influencia de Ionesco.

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A b a rc a b a un p a n o ra m a en el que se s u p e rp o n ía n im á g e n e s m u y d i­ v e r s a s y en el que a p a re c ía n e x tra ñ o s su je to s su sp e n d id o s. M e in c o rp o ré p ara v e r a la vie je cita que e n tra b a en m i choza. L a vie je cita e ra ella y m i m a d re a la vez. E n t o n c e s me paré y d e s c o rrí la rg o s c o rt in a d o s tra n s. p a re n te s que co lg a b a n desde m u y alto y c o n tin u a b a n m e tro s m á s abajo de m is píes. A p a rta b a m is p e sa re s p ara v e rla m ejor. — M is p e sa re s me e n v o lv ía n en e so s c o rt in a d o s — . C o n el p u lg a r y el ín d ic e de cad a m a n o so st e n ía una tira de papel, en la que e sta b a n re c o rta d a s la s s ilu e t a s de u n o s m a rin e ro s, id é n tic o s todos, y to m a d o s de la m ano. M is d e d o s los s o ste n ía n , pero quien o b ra b a con e llo s era otro h o m b re m e tid o en m i lu g a r y desconocid o. E n m i lu g a r de in d iv id u o d o rm id o que tra ta de m a n te n e r cu b ie rto el h o m b ro izquierdo, con las c o b ija s s o st e n id a s p o r la m an e d e­ recha. — M e c o n te m p lo com o n u n c a m e v ie ra — . S in e m b a rg o m is m a n o s

P A L A B R A S C O L G A D A S A LITE LOS OIOS

por

Alejandro Denis - Krause

de

" L A B E R I N T O "

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v ista s desde m is ojos, eran ias m a n o s de él, que m ovia esos p e rson aje s de papel. L o s hacía dan zar en form a m onótona, ora levantaban s u s peque­ ñas ríg id a s e xtre m id ad es hacia adelante, ora vo lc á b a n se en una p rofunda reverencia.

“C o m p re n siv a y e x tra o rd in a ria ”. — Q ue a livio sentí al decírselo, qué real, e x p re siv a y llana grandeza se d e sp re n d ía de e sas p a lab ra s sin ce ras, quizá por p rim era vez. Y las p alab ras no estaban detrás de las palab ras, sin o un hom b re y una m ujer que se m irab an rectam ente entendidos. Pero, ¡a cortina so ste n id a hacia un costado, cayó y vi en ella las silu e ta s de las f ig u ra s tom ad as de la m ano. S u va ivé n me abrum aba. E ra el d a n za r de los pesares, ajeno a mi volun tad. ¿ P o r qué los p esares sie m p re se co n ­ form ab an en so m b ra s recortad as en papel de d ia rio ? U n trozo de pape! de d iario tiene algo de otoño. E se a tib o rram ie n to de letras es un plúm beo pensam iento inform e. L o s pesados p asos d e sig u a le s que oía, desde hacia un rato, ap arecieron a la altura de m is ojos. U n zapato de gru e sa suela de lisiado, se encontraba suspen dido, igual que yo, sobre una vereda húm eda, recién llovida.

T o d o se d esvan ece. Veo m u y cerca su s o n risa . “ ¿C ó m o llegó hasta a q u í?”. E lla so n ríe ahora un poco alejada y me dice: “¿C ó m o llegó hasta a q u í?”. E l hom b re que veo de espaldas, sab ié n d o lo no lo sabía.

U n largo c o rre d o r tiene su sp e n d id a s g u irn a ld a s de seda que de trecho en trecho tienen u nas pesitas. D escubro, sorp rend ido, lo evidente, esos tubos de seda son las fra se s y las p alab ra s que las form an, y sin e m ­ bargo, cu elgan d e s u n id a s ... E n d ías com o éste, le faltan fac e s de relieve a nu e stra existencia y un aire pesado se ha llevado las c o n ju n c io n e s cop ulativas, la con cien cia de un avata r y el cordón de la c o rtin a que sostengo. ¡A h ! E s que hay un am biente de co sa s que se desplom an. ¿U st e d e s s a b e n ? H a y un g o rrió n que no c o n sig u e re m o n tarse a m á s de dos o tre s m etros. Y una frase cu e lga de un edificio al del frente. ¡Q ue lindo lu g a r com ún! L a cárcel de la calle. Y un hom bre, m ie n tra s m ira un punto vago, choca la m ano con tra la m esa del café y el cig a rrillo se le cae de entre los dedos. Y o vo y cayendo dentro de ese pucho y un peatón me ve v e n ir de arriba, está plantado in d e ciso en la vereda y e) ch am b e rgo hacia atrás. Fren te a su cara me detengo y noto que m ira otra cosa con los p árp ad os e n to rn ad o s para protegerse de una pesada llo vizn a in v isib le . A q u í h a y sol, m ás allá está la llu via. M e d isp o n g o a iniciar, a d e sc u b rir aunque m ás no sea a re vo lu c io n a r algo. N ad a de esto sucede. ¿Q u ié n podrá decirm e algu n a cosa in te re sa n te ? T e n g o que re v isa r nuevam ente todos estos ro stro s que me rodean. A lg u ie n me ha indicado esta obligación. L o s cu ad ro s m ira n a ias p e rso n as com o espejos. L o s pe­ sa re s que me rodean están co lgad o s com o cu ad ros. ¡ E llo s me im ponen esta búsqued a! M a rg a rita es dem asiad o alta y tiene las p ie rn as m u y del. gadas, ie a gra d a n los hom b res do su especie. Ju an P e d ro quizá me revele un m undo desconocido. No. no. N ada encontraré en ellos. ¡U n a persona

que me s o rp re n d a ;.. . B u sc o otra vez en el cajón de la cóm oda y ya lo he revisado, pero el encendedor aparecerá una de esta s ve ce s in e sp e ­ radam ente. E n el espejo de la sala de la casa de M anuel, he quedado com o yo era h asta ayer. M á s, las h o ra s de a ye r y de hoy las te n go en el m azo de planillas. L a s tom o del borde y las dejo esca p a r bajo la p re sió n de! pulgar. M iro mi dedo com o si fuera un reloj. U n o deja c o rre r la s h o ra s y el índice apunta a la casualid ad. E sp e ra b a la casualid ad, pero, tod as las ruedas del tren golpean al unísono. A h o ra, la busco. C u a lq u ie r ca. sualid ad , el sobre que me entregue la cam panilla. E l ca su a l a co n te ci­ m iento casual. E n to n c e s cam in o porque sí. L le g o al fin al del corredor, d iv iso un m ostrador, llego y no está. M an u e l me repite: “ E l año pasado, cu and o yo fui, me aten dió una chica m uy in te re sa n te ”. E st o y viend o a un hom b re con b igotes de cantinero, y sin em bargo, m u y bien vestido. U n a b o rro sa m ujer se me acerca. No, un ordenanza, y e n se gu id a entra el hom b re que se m etió en mi cuerpo a una sala donde están d o s o tre s personas. U n a pollera se acam p an a por un rápido m ovim iento. U n a so n ­ risa la hace girar. U n a so n risa de baile. No, algo m ás h u m an o ; ¿d ó n d e la había v is t o ? A lg u n a vez la había visto, pero no la conocía. E lla s in em bargo, me con ocía y nunca me había visto. S u s o n risa dice: “ A s í tenía que se r E n riq u e B ro e n ”. M e quería g u sta r y cóm o m e gustab a.

C u a n d o entré había cu atro o cinco personas, ella se paró para salu. darm e sólo a m í y la s p e rso n as d esaparecieron. So n re ía, con su p a rticu la r so n risa . S o n ris a con palab ras. Le tendí la mano, q u ise a s ir lo Im p re visto lo b uscado ciegam ente y con fe. M I m ano tendid a no a lc a n z a b a ...

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— L lé ve n lo , él r.os re v e la rá el se cre to — . M e tra n s p o rta n tieso. V e o m i cab eza re co sta d a en la a lm o h ad a, d e trá s h ay un h o m b re de fra c y p a n ta ló n co rto de lacayo. S e so n re ía m o rd ié n d o se el bigote. L le g a m o s a un d e p arta m e n to peq ueño y m e dejan en el suelo. ¡ E l secreto, el se cre to ! A ! fin puedo so n re ír. L o diré. sí. “ S u e ñ o con la m u je r que q u ie ro ”. L a boca del h o m b re se a b re d e sm e su ra d a m e n te en una ca rcajad a. D e trá s de la cu e va o sc u ra de esa boca ella me so n ríe b u rlon a. N o m e creen, pero, yo e sto y a ta d o ... ¿ S i ella m e b e s a ra ? T o d o s se ríen. T e n g o g a n a s de llo ra r de rabia. ¡C o m o c o n v e n c e rlo s ! S i eila me besara, las c u e rd a s cae rían . Y v a m o s s u b ie n d o lo s d o s la gra n e sca le ra blanca.

E lla te n d ría una e x p re sió n de d u lzu ra in im a g in a b le . Y o s e ría un h o m b re bueno que h a b la ría poco y pausad o. Sí, y le re la ta ría las le y e n d a s de la T ie r r a G r a n d io s a .. .

M á s , e lla está aquí se n ta d a con m igo , a m b o s fre n te a frente, m e sa por m edio. S e para y va a b u sc a r algo. Le tom o la m ano. M e dice: (N o . L o he a d iv in a d o ). “ B u s c o m i m ú sic a, porque yo tengo mi m ú s ic a ”. (Si, ya sé). Si lo sab ría . L a e sp e rab a entre la s g a le ría s de cu ad ro s. E sp e ra b a que ella me v ie ra p rim e ro o b s e rv a n d o la s p in tu ra s. E st a b a so lo en e so s re­ c in to s de a lto s c ie lo rra so s y m is p a so s re so n a b a n p isa n d o e so s cielorra. sos. Y , de p ronto oí su m úsica, en olas, en e n c re sp a d a s olas, cad a ve z m á s e n vo lve n te s. L u c h é co n tra ellas, m e em p u ja b a n ha cia la s paredes. T u v e que vo lve rm e , a h í está so n rie n te , v e n ce d o ra com o sie m p re . O lv i­ dándom e, en la a le g ría de o tro s hechos.

Pero, yo sé que ye n d o por un h ilo m u y fin o se puede lle g a r h asta ella, en la alta noche, en el ú n ico m o m e n to que se n ta d a v a a a b rir un libro. A h í, a su fre n te está m i fig u ra f a n ta sm a l (d ise ñ a d a a p e n a s por un trazo de luz), que s a lta y baila, le hace m o ris q u e ta s y e n to n ce s ella vu e lve a so n re ír. Y, su s o n ris a me ve n ce com o sie m p re . A b re el lib ro y* se o lv id a de m í p e n sa n d o en m í. E l m u n d o que me in te re sa está en un rin c ó n de su boca. E l m u n d o que le in te re sa lo vé a t ra v é s de una lente que en el borde dice: E n riq u e B ro e n . M a s, la m a rc a no es auténtica, no es m i letra. V a m o s per la g ra n esca le ra blanca, los “ v it r a u x ” de la s a lt a s p a re d e s ca n ta n su m ú sic a. Z o d ía co , aparece de pronto, m e se ñ a la con un dedo. “ D eb es ir a to m a r el té al centro, re tíra te ” . M a ld ic ió n . . .

V u e iv o de un su e ñ o a mi a lm o h ad a g ig a n te sc a , su cab eza toca con la m ía. ¿ E s t a r á d o r m id a ? H u n d o m i cara y rozo s u s ru lo s sie m p re bien hecnos. E n t o n c e s se in c o rp o ra, ríe. ¡A h ! L a risa si que e s m ía. “ M e d e sp e in as, de b e s irte ”. Y parto se n te n c ia d o a m i café.

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t e s t i m o n i o s

UNARTE CONCRETO

E l hom bre llam a abstracto a lo que es concreto. No es asom broso, pues ord in ariam e n te confunde lo an te rior y lo p o sterior sirv ié n d o se de su nariz, de su boca y de s u s ojos, es decir, de cinco de s u s nueve aberturas. C om prend o que se lo llam e abstracto a un cuad ro cubista, pues en él han sido su stra íd a s unas partes del objeto que s irv ió com o m odelo a ese cuadro. Pero encuentro que un cuadro, o una escultura, que no han tenido un objeto com o modelo, son tan con cretos y se n su a le s com o una hoja o una p ie d ra .. .

El arte es un fru to que nace en el hombre,, com o un fru to en una planta o el niño en el seno de la m adre. Pero m ie n tra s que el fru to de la planta, el fru to del anim al, el fru to en el seno de su m adre, tom an form as a u tón om as y naturales, el arte, el fru to e sp iritu al del hom bre, la m ayor parte de las veces da prueba de una sem ejanza rid icu la con el aspecto de otra cosa. H a sta nuestra época, la e scultura y la p in tu ra no se libraron de la representación de una m andolina, de un presidente de uniform e, de una batalla, de un paisaje. M e gu sta la naturaleza, pero no s u s sucedáneos. El arte naturalista, ilu sio n ista, es un sucedáneo de la naturaleza.

R ecu erd o que, d iscutiendo con M o n d riaa n , opuso el arte a la n atu ra­ leza, diciendo que el arte es a rtificia l y la naturaleza natural. N o com» parto su opinión. P ie n so que la naturaleza no está en op o sic ió n con el arte. E l arte es de origen natural y se su b lim a y se e sp iritu a liza con la su b lim a ció n del h o m b re ...

N o querem os co p iar la naturaleza, no querem os reproducir, querem os producir, querem os pro d u c ir com o una planta que produce un fruto, y no rep rod ucir; querem os p roducir directam ente y no por m edio de trucos.

Com o en este arte no hay el m enor síntom a de ab stracc ión , lo lia. m am os arte concreto.

L a s o b ras de arte concreto ya no deb erían ser firm a d a s por su s autores. E s a s pinturas, e sas esculturas, esos objetes, deb erían perm ane. cer a n ó n im o s en el gran estudio de la naturaleza, com o las nubes, las m on­ tañas, los m ares, los anim ales, los hom bres, ¡si! los ho m b re s deberían entrar en la naturaleza, los a rtista s deb erían tra b a jar en com unidad, com o los a rtista s de la E d a d M edia. E n 1915, O. V an Rees, C. V an Rees, Freu ndlich, S. T a e u b e r y yo h ic im o s un intento de esta clase.

(14)

Y o e sc rib ía en 1915

" Estas obras están construidas con líneas, superficies, formas “ y colores que intentan alcanzar, más allá de lo humano, lo “ infinito y lo eterno. Reniegan ele nuestro egoísm o. . . Las “ manos de nuestros hermanos, en vez de servirnos como “ nuestras propias manos, se han convertido en manos ene- “ migas. En lugar del anonimato están la celebridad y la “ obra maestra; la sabiduría ha m u erto... Reproducir es “ imitar, representar la comedia, bailar en la cuerda

“ floja. . . ”

E l R e n a c im ie n to e xaltó o rg u llo sa m e n te la razón h u m an a . L o s tie m ­ pos nuevos, con su cie n cia y su técnica, han hecho del h o m b re un m e g aló m a n o . L a c o n fu sió n a tro z de n u e stra épcca es c o n se c u e n c ia de esta so b re e stim a c ió n de la razón.

L a e vo lu c ió n de la p in tu ra t ra d ic io n a l ha cia el arte con creto, a p a rtir de C ézanne, y p a san d o por los c u b ista s, ha sid o e x p lic ad a m u c h a s veces, y e sa s e x p lic a c io n e s h is t ó ric a s han e m b ro lla d o el problem a. B ru sc a m e n te , •‘sig u ie n d o las le ye s del a z a r”, ha cia el año 1914. el e sp íritu h u m an o s u frió una tra n s fo rm a c ió n ; se le planteó un p ro b le m a ético. L a m a y o r parte de e s a s o b ra s no se e x p u sie ro n h a sta 1920. Fue. entonces, com o una a p a ric ió n de to d o s los c o lo re s y to d a s las fo rm a s del m un do. A q u e lla s p in tu ra s, a q u e lla s e sc u ltu ra s, aq u e llo s objetos, se v ie ro n d e sp o ja d o s de todo ele m e n to co n ve n c io n a l. E n to d o s los p a íse s s u rg ie ro n a d e p to s a este n u e vo arte. E l arte c o n cre to in flu y ó en la arq u ite ctu ra , en les m u e ­ bles. en el cine, en la tip o g ra fía .

A lg u n o s “ objetos s u rr e a lis t a s ” son, ig ualm ente, o b ra s co n cre ta s. Des. p ro v is to s de tod o co n te n id o d e scrip tivo , me p arecen m u y im p o rta n te s en la e v o lu c ió n del arte concreto, pues, p o r m ed io de la a lu sió n , sab en in tro d u c ir en este arte la e m oción s íq u ic a que le hace v iv ir.

(15)
(16)

I

solidez

la informe soledad en derrotero desliza el fondo del amanecer

despierta el pez contento

hay un salto sigiloso sensible

un derivar envolvente

los ojos irritados híspidos

intercambian el viento y la luz

la límpida señal curvó pacientemente la bruma

acudes

sin saber todavía

II

temblor

la escasa linfa verdosa lúcida ha reconocido

es inútil el grito

llega lentamente aplacado apacible ya

tu carne es pez

tiempo pasa apenas sostenido

luego asombrosamente sube

Mundo despierto - de Mario Porro "ESPACIOS N° 1"/1963

Respuesta a una hermana

Y aquí me descalzo

y

me saco el som­

brero para siempre.

Voy

a intentar me­

terme en vós todo desnudo. Te aclaro:

que te vas a tentar. Mi piel se rasga

fácil mi dolor te confirma. Vas a herir­

me.

Nada tan sencillo ni placer más

hermoso como enterrar las uñas en la

espalda del amante.

(17)

Ciertas veces.

ciertas tardes y caminos yo no sé como amarte. He de salir de mí,

anochecerme junto a tu voz de junco y crearte distintas todas las primaveras. No sé como hablarte ni cómo pertenecerte

algún día;

no sé cómo te llamaré en el próximo otoño ni sobre qué crepúsculo iré siguiéndote.

Tengo ausencia del mundo y dolor de buscarte. Ciertas veces,

ciertas tardes y caminos yo no sé cómo amarte . . .

(18)

Ruben Alberto Suarez

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