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Historia del Arte: El Arte Romano

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Tema 4. El Arte Romano. La arquitectura: características generales. Tipos de edificios. La escultura: el retrato y el relieve. El arte romano en Hispania. INTRODUCCIÓN: LA ORIGINALIDAD ROMANA

El vocablo Roma no hace referencia en exclusiva a la capital italiana, sino que abarca todo el territorio que en un momento determinado, al inicio de la historia de Europa, estuvo bajo el dominio político, económico, artístico y militar de la ciudad de Roma. Roma y su imperio llegaron a ocupar, en el momento de su máxima expansión, gran parte de la actual Europa (hasta el Rhin y el Danubio, y parte de las Islas Británicas), más los territorios ribereños del Mediterráneo (Asia Menor, Oriente Próximo y norte de África). Gran parte de ellas ya estaban conquistadas en el siglo I a. C. y salvo pequeñas anexiones posteriores (como Dacia por Trajano), constituyen la base del Imperio Romano. Será el arte de este imperio del que nos ocuparemos en estas páginas.

Para entender el término “arte romano” es necesario conocer el proceso de formación de Roma. De aldea de Etruria pasa a ciudad que conquista los territorios adyacentes, en los que la civilización griega había dejado su huella. La lenta fusión de las peculiaridades de ambos pueblos (Etruria y Grecia) dio origen a lo que se conoce como arte romano; pero no es una simple fusión; por encima de todo se encuentra la esencia de Roma, los elementos que hicieron que destacase sobre los demás pueblos etruscos: su visión de la vida eminentemente práctica, su marcado carácter militar y comercial.

Ese carácter pragmático del mundo romano fue el que explica la importación de esculturas procedentes de Grecia, la cuna de la belleza. Los romanos apreciaban la belleza y no les importaba encargar copias de las célebres esculturas de Lisipo, Fidias o Polícleto. Como consecuencia, en Roma coexistieron obras griegas y romanas; pues las copias no se pueden considerar arte romano: son reproducciones del arte griego, en las que se encuentra ausente la originalidad romana.

El arte romano, producto de su mentalidad, estaba ya plenamente formado a finales del siglo II a. C., manteniéndose hasta finales del siglo IV, cuando se produjeron las invasiones bárbaras. Las contribuciones más relevantes de las dos grandes bases culturales de Roma, Etruria y Grecia, se pueden apreciar desde el principio.

Por un lado, Grecia aportó la técnica perfecta de su estatuaria y la idea de los órdenes arquitectónicos; por otro, Etruria, el gusto por el retrato, el culto a los antepasados y el uso de las máscaras funerarias punto de partida del retrato romano; la depurada técnica de la estatuaria de bronce y el uso del arco de medio punto, elemento fundamental de la arquitectura romana.

La originalidad romana se aprecia en su marcado carácter militar, que hacía prevalecer la utilidad frente a la belleza ideal y abstracta del mundo griego.

El arte romano es, pues, un arte concebido para ser utilizado; su finalidad, el servicio que presta a la comunidad y más importante aún, el servicio que presta a Roma, lo que hace de él un arte áulico, y que como Roma, perdurará eternamente.

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Cualquier construcción romana debía tener presente tres principios: firmitas (solidez en el tiempo); utilitas (funcionalidad); venustas (lo estético y ornamental). Los dos primeros principios dominaban sobre el último, ya que sus construcciones las concebían más ingenieros que arquitectos.

En cuanto al papel y consideración social del artista en Roma, se ve influenciado por este carácter pragmático: a Roma le interesa la obra en sí y no el artista. Por ello, el artista es entendido como artesano, como artífice que domina perfectamente una técnica; no como creador.

Otra constante presente en el arte romano fue el peso del grupo de poder en el encargo de las obras. Los gobiernos impulsaron las grandes obras públicas, que financiadas y encargadas por ellos, llenaron las ciudades romanas. En la época de la República es el Senado quien las encargaba; durante el Imperio será el emperador el cliente principal. En el ámbito privado, los retratos y relieves funerarios se encargaban atendiendo a la fortuna personal de cada individuo.

Todas estas características sabiamente combinadas, dieron lugar a un arte original, capaz de tomar prestados elementos de Grecia y de Etruria, y reconvertirlos para sus propios fines. Es un error considerar al arte romano una copia del griego, un arte helenístico más; sobre todo si se considera su arquitectura, clave de la herencia artística de Roma.

Pero, además de Grecia, Etruria fue el otro pilar sobre el que se levanta el arte de Roma.

Los etruscos fueron uno de los pueblos asentados durante la primera mitad del I Milenio en Italia, entre el Tíber y el Arno. Su origen no está claro: Asia Menor, norte de Europa o en la propia Etruria. Su período de esplendor lo vivió entre los siglos VI y V a. C, solo frenado por la expansión romana. Desapareció hacia el siglo IV a. C. Fue el primer pueblo en consolidar una organización política estable: la monarquía. Rendían culto a los muertos, decorando con frescos sus tumbas, con representaciones realistas de la vida cotidiana. Esculpían las efigies de los difuntos, a los que representan recostados encima de los sarcófagos; recordando el arcaísmo griego (“Los esposos de Cerveteri” es un ejemplo). Otras obras, la mayoría de bronce, son la Loba Capitolina, la Quimera de Arezzo, o el Apolo de Veyes. Este último conecta con la principal seña de identidad de Roma: el afán por la individualización del retrato. En la arquitectura aportaron el arco de medio punto, la columna toscana, que dio paso a un nuevo orden arquitectónico, el toscano (es como el dórico, pero el fuste es liso) y el retrato no idealizado.

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La evolución histórica de Roma nos lleva de la Monarquía (siglo VIII-VI a. C.), a la República (siglo VI-I a. C) y por último al Imperio (siglo I a. C.-siglo V d. C.). Ésta última etapa será la que nos ocupe en este tema.

LA ARQUITECTURA ROMANA

La arquitectura en Roma no se entiende sin conocimientos prácticos, es decir, de los materiales, de su peso y resistencia; y de las distintas técnicas de edificación, lo que hoy se considera parte de la ingeniería. Por ello, en Roma se une arquitectura e ingeniería. El arquitecto romano debía levantar edificios útiles y bellos; de ahí derivan las características de la arquitectura romana.

Para que fuesen útiles, hacían falta materiales resistentes y ligeros (cemento) y que adoptaran formas curvas (arco de medio punto, bóveda de cañón, cúpula). La bóveda de cañón permitía elevar la altura de los muros y cubrir espacios rectangulares grandes de varios pisos. Para que fuesen bellos, ocultaban los materiales baratos y ligeros (cemento, ladrillo, mampostería) con placas de mármol o pintura; decoraban las fachadas usando elementos arquitectónico (columnas, arcos, dinteles). En Roma no se tiene el concepto de orden arquitectónico de Grecia; los elementos de los distintos órdenes se combinan en un mismo edificio, siguiendo criterios compositivos y ornamentales.

Características generales

a) El promotor de las obras es el Estado, que manifiesta su poder con la construcción de grandes edificios. Es un arte áulico.

b) Sus obras son colosales, estables y grandiosas.

c) La unidad del Imperio se ve reforzada con obras de arte de idéntico estilo, tanto en Roma como en todas las provincias.

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d) Roma hereda de Grecia los principios fundamentales de su arquitectura; a los que se añaden elementos aportados por los etruscos.

e) En sus construcciones predomina el sentido práctico.

f) Predominio de la arquitectura civil sobre la religiosa, que se desarrolla en las ciudades o urbes.

g) Predomina el edificio público sobre el privado.

h) Sistemas constructivos. Se emplean tres: arquitrabado, abovedado y mixto (superposición de arco y dintel, como en los arcos de

triunfo)

i) Materiales: piedra, cemento (mezcla de piedras o guijarros, cal y agua), ladrillo, placas de mármol como revestimiento de las paredes y mosaico de los suelos. j) Los aparejos: a soga y tizón, mampostería, sillería y

rústico. Los opus (tamaño y forma de los materiales) son muy diversos:

-Si se realiza con materiales irregulares: mampostería, caementicium, incertum, craticum.

-Si son piezas algo labradas o sillarejo: poligonal, ciclópeo, quadratum, testaceum

-Piezas dispuestas oblicuamente al suelo: reticulatum y spicatum. -Según el tipo de sillares: isódomo y peudoisódomo

-Según la presentación de los sillares: a soga; a tizón y a soga y tizón. -Si el material es ladrillo: opus latericium y opus quadratum.

k) Se usan los órdenes arquitectónicos griegos (dórico, jónico y corintio), a los que se unen el toscano o dórico romano y el compuesto (combinación de capitel jónico y corintio)

l) Son construcciones muy sólidas que requieren muros muy reforzados. m) Las columnas se usan como elemento sustentante o decorativo

n) Utilizan el arco de medio punto, la bóveda de cañón (o de túnel) y de arista (intersección de dos bóvedas de cañón).

o) La ciudad romana, centro de la vida política y económica, tenía un diseño preestablecido, que reunía las condiciones que los romanos creían necesarias y fundamentales. En todas las ciudades se encontraba el Foro en el centro y alrededor los distintos edificios públicos y templos; de esa manera los edificios pierden su carácter independiente para insertarse en un marco más amplio. El carácter práctico y funcional del espíritu romano estaba presente

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en las ciudades de nueva creación, que se organizaba en torno a dos vías principales: la vía cardo y la vía decumana, que cruzaban perpendicularmente el espacio urbano y permitían que en caso de peligro, las tropas atravesaran ciudad rápidamente. Pero la preocupación militar no era la única para la adopción de este modelo urbanístico; la ciudad debía cumplir un papel civilizador (de romanización). Debía tener:

-Escuelas para los hijos de los ciudadanos, a las que acudían niños y niñas hasta los 12 años.

-Termas o baños públicos, que permitieran a todos los ciudadanos cumplir con el rito de limpieza corporal.

-Teatros, para representar las obras teatrales; anfiteatros, para los juegos y circos para las competiciones deportivas.

-Cloacas y acueductos: las primeras para librarse de los residuos y los segundos, para abastecer de agua a la ciudad.

Tipos de Edificios

Religiosos: tumbas y templos Civiles: Públicos y privados.

Públicos:

Basílica (administración de justicia) Termas

Teatros Anfiteatros Circos

Monumentos conmemorativos: arco de triunfo y columna Puentes y acueductos, más relacionados con la ingeniería Privados: la casa, que puede ser independiente o domus; edificio de varias plantas o insulae; también encontramos las villas o residencias en el campo.

Edificios religiosos

Tumbas: no hay grandes representaciones de tumbas como ocurre en otras civilizaciones. La razón es que practicaban la incineración, y las cenizas se guardaban en el atrio de la domus o en columbarios (conjunto de nichos en los cementerios romanos y que solían recibir las urnas cinerarias, reservándose para el uso de una misma familia o comunidad). La más característica es la tumba o Mausoleo de Cecilia Metela; cilindro construido con sillares de piedra apoyado sobre un

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cimiento de planta cuadrada de piedra, con pequeñas decoraciones, como guirnaldas, bucráneos (cabezas de animales), etc., que aparecen salteadas.

Templo: Deriva del griego y del etrusco. Se construye sobre un basamento o pódium, con escaleras únicamente en la el frente de la fachada. Es próstilo (solo un pórtico) y pseudoperíptero (las columnas están adosadas al muro). Sus partes son la pronaos o pórtico y la naos o cella. Ejemplos importantes son: (1 y 2) la Maison Carré (en Nîmes, Francia), de planta rectangular; Vesta (circular); (3) Portunus o Fortuna Viril (rectangular) y (4) el Panteón de Agripa. Éste es un templo monóptero (circular), con una pronaos octástila, que da entrada a la naos o cella, cubierta con una gran cúpula que descansa sobre ocho pilares de hormigón entre arcos sobre los que hay estatuas. La cúpula se decora con casetones y en la parte baja de la pared cuenta con nichos y hornacinas para esculturas. El único vano es el óculo de la parte superior de la cúpula, que antaño estaba recubierta de bronce. El frontón y el tímpano son lisos, sin decoración; resultado de la austeridad romana. Solo se graba la fecha de construcción y el nombre de quien corría con los gastos.

Cuando los templos romanos elegían el sistema adintelado, la planta es rectangular; acorde con la concepción griega del templo; si se optaba por el sistema abovedado se utilizaba la planta de plan central y organizaban el espacio alrededor de la

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cúpula. Se construían desde el centro hacia el exterior y crecían por todas partes al mismo tiempo. En la planta rectangular, se iniciaban por la cabecera y se avanzaba a tramos hasta su cierre. El templo se concebía como un edificio integrado en la ciudad, no aislado, como en Grecia. De ahí que se destacara su parte frontal y que se colocase sobre un pódium (para sobresalir sobre las demás edificaciones). Esta integración tiene como consecuencias:

-Solo se accede al templo por la parte frontal.

-Se destacaba por una escalinata, que rompe con la valoración por igual de todo el edificio que tenían en Grecia.

-No solían estar rodeados totalmente por columnas (pórtico columnado).

-En el resto, la columna se une al muro de cierre de la cella (templo pseudoperíptero).

-Al eliminar el pasadizo que en Grecia se abría entre la columnata y el muro, ampliaron el espacio interior del recinto.

Todas las edificaciones romanas se adaptaban a un esquema prefijado, según su función y se transformaban según las necesidades. Roma cuidaba la distribución interna de sus edificios, que permitía la presencia de gran número de personas; pero también se preocupaba de la ubicación de los inmuebles dentro del espacio urbano; lo que dotó a sus ciudades de un mejor aprovechamiento del espacio y sentó las bases del urbanismo moderno.

Edificios Públicos:

Basílica: era un edificio civil, dedicado al comercio y a la administración de justicia. De planta rectangular, con una sala dividida longitudinalmente en tres naves separadas por columnas, con una exedra o ábside semicircular en la cabecera. Sistema constructivo abovedado. Es antecedente de la basílica paleocristiana. Ejemplos: Julia, Emilia, Majencio.

Alzado y planta:

Termas o baños públicos: grandes construcciones que además de las salas para los tres tipos de baños, fríos (frigidarium), templados (tepidarium) y calientes (caldarium), se completaba con salas para desnudarse, biblioteca, palestra (gimnasio), sala de masaje, jardines y dependencias para reuniones de trabajo. Sus dimensiones eran colosales. Las más completas son las

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de Caracalla en Roma. Se cubrían con una cúpula central y lucernario en su interior, que servía para iluminación del interior. Las diferentes estancias se consideraban un espacio único. Otras importantes son las de Diocleciano y Majencio, en Roma.

Teatro: deriva del griego, y se destina a representaciones dramáticas. El romano presenta diferencias con el griego: no se ubica en una pendiente natural, por lo que construyen el

graderío de forma artificial: se eleva sobre robustas galerías abovedadas. Su estructura es la siguiente: cavea o graderío semicircular, que a su vez, se divide en ima, media y summa (inferior, media y superior), atravesada por las escaleras o vomitoria. La orchestra romana, también semicircular, redujo sus dimensiones, ya que el coro latino no era tan importante como el griego. Frente a la orchestra, la frons scaenae, concebida como fachada con decorados (puertas, esculturas), con tres cuerpos adintelados y columnas, y el proscenio. Los más importantes: Marcelo (Roma), Cartago y Mérida. Anfiteatro: Surge de la unión de dos teatros. Es una gran edificación para grandes espectáculos: lucha de gladiadores y fieras. Su forma es elíptica. En el exterior, los diversos pisos se articulan mediante la combinación de columnas y arcos. En su estructura interna: cávea o graderío, dividida por grupos sociales y con dos tribunas (una para autoridades y otra para los organizadores de los juegos). En la parte inferior, se extendía la arena, separada del graderío mediante un muro que protegía a los espectadores. En el eje principal de la arena elíptica se abrían las dos puertas, la triunfal y la que se abría para los que no habían triunfado. Bajo la arena, se disponían las carceres o dependencias subterráneas, donde se encontraban el aparejo de los gladiadores y las fieras. Los principales anfiteatros son: el Flavio o Coliseo de Roma, que muestra superposición de órdenes en los tres pisos de arcos; de sillares de piedra recubierta con placas de mármol; la Arena de Verona, la Arena de Nîmes y los españoles de Mérida, Itálica o Segóbriga.

Circo: Destinado a las carreras de carros, lo que determinaba su planta: rectangular con un semicírculo en uno de sus extremos. Era más larga que ancha. La arena se dividía por una spina o muro que podía estar decorada. Disponía de

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pequeños compartimentos donde estaban los carros en la salida (carceres). Destaca el Circo Massimo de Roma y el Circo de Mérida. Junto con los anfiteatros, eran los edificios públicos que atraían más espectadores.

Monumentos conmemorativos:

Arco de triunfo: Monumento decorativo y conmemorativo, fruto de la combinación de arco y dintel; su estructura se inspira en las puertas etruscas y en palacios orientales. Se inspira en las edificaciones efímeras de los desfiles triunfales. Era un elemento exento del recinto amurallado, formado por uno o tres vanos, flanqueados por columnas o pilastras. Se decoraba con relieves históricos, textos alusivos y figuras. Encima del arco y del dintel, se encuentra el ático, con inscripciones conmemorativas. Son arcos triunfales: el de Tito, el de Septimio Severo y el de Constantino en Roma; el de Bará (Tarragona) y el de Medinaceli en Soria.

Columna conmemorativa: elemento exento que se levanta sobre un pódium, de orden toscano, fuste helicoidal o espiral decorado con relieves que narran las campañas militares del emperador. Destacan la de Trajano y la de Marco Aurelio en Roma. Otras construcciones públicas son los acueductos, conductos de agua que se llevaba a las ciudades. Construidos en piedra y a veces con ladrillo también. Tenían tres niveles de arcos, que salen de los pilares y en la parte superior se encuentra el canal de agua (specum). Ejemplos son el de Segovia, y los de Mérida (San Lázaro, los Milagros). El Pont du Gard, en Nîmes, Francia, es un puente-acueducto: dos pisos superpuestos apoyan el canal.

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Edificios civiles privados: la casa o domus itálica, era la residencia habitual de las familias patricias y se localizaba en el interior de las ciudades. Constaba de una puerta principal (ostium), flanqueada por dos dependencias que solían alquilarse como local comercial (tabernae). La puerta abría paso al vestibulum, que conducía al atrio o centro de la vivienda. Era un patio, que podía ser simple o rodeada de columnas (peristilo). Alrededor se disponía el compluvium, espacio abierto y rectangular, donde se colocaba el pozo que recogía el agua de lluvia del impluvium. En torno al patio se abrían los cubicula o dormitorios, el tablinum o habitación principal, que hacía las veces de comedor y finalmente, se rendía culto a los lares (dioses familiares) y a los antepasados, cuyas imágenes se encontraban en el peristilo. En la parte de atrás podía extenderse un patio u hortus.

Junto a estas residencias unifamiliares, las insulae eran edificios de viviendas, numerosas en las grandes ciudades. Tenían varios pisos y podían alcanzar quince metros de altura. Eran de propiedad pública y sus inquilinos, de la clase popular, pagaban un alquiler para vivir. No siempre estaban en buenas condiciones. Por último, en el lado opuesto, estaban las villae, residencias de lujo situadas en el ámbito rural. Es el caso de la Villa Adriana en Tívoli, de la Domus Áurea de Nerón en Roma.

LA ESCULTURA: EL RETRATO Y EL RELIEVE

La mentalidad y temperamento de los romanos influyeron en el campo de las artes plásticas: los escultores romanos produjeron obras de marcado carácter práctico y utilitario. Cuando Roma esculpía lo hacía con una finalidad: dejar constancia de hechos y acontecimientos realizados por una u otra personalidad. La temática era fundamentalmente de propaganda del Estado. Los grandes encargos fueron:

-Retratos de cónsules, generales y emperadores.

-Testimonio escrito en piedra de las hazañas bélicas de sus grandes personalidades: el relieve histórico.

Ambas muestran la grandeza de Roma. Características

 Es antropocéntrico, como el griego.

 Busca plasmar los rasgos físicos de una persona determinada, que en un momento dado sirvió a Roma

 Frente a la belleza abstracta de Grecia, Roma se centra en un realismo práctico, que condujo a que los grandes temas tratados fueran el retrato y el relieve histórico.

 Si se diferencia de Grecia en la temática, no lo hace en la técnica. Los escultores romanos heredan de los talleres helenísticos los logros alcanzados por los griegos, como:

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 -La colocación espacial características de las figuras  -Las proporciones

 -El tratamiento delicado de los paños.

 -Pero desaparece la belleza de los desnudos, pues a Roma solo le interesa los servicios prestados, no la belleza.

 La escultura, como la arquitectura, adoptó modelos adecuados para satisfacer necesidades diferentes.

 De la influencia helenística tomó el gusto por la alegoría, los temas mitológicos y el retrato, tanto realista como idealizado. Al comienzo de la República, el ideal de vida de los patricios rechazaba la influencia extranjera y todo lo que pudiera debilitar sus costumbres. Por ello, solo encontramos en este período retratos realistas (bustos), derivados de las máscaras de cera de los antepasados, como parte del culto familiar.

 De Etruria, el retrato funerario, la tendencia al realismo; y en ocasiones, los rasgos esquematizados y la tendencia a representar únicamente la cabeza o busto del retratado. También hereda el trabajo en bronce de animales (la Loba Capitolina), de animales fantásticos (la Quimera de Arezzo) como protectores de tumbas. En Roma se usan como simple elemento decorativo.  En el Alto Imperio la influencia helenística se impuso; muchas veces los

escultores eran griegos. La dinastía julio-claudia quiso imitar la época clásica, adoptando con Augusto el retrato idealizado. Esta tendencia se mantuvo hasta finales del siglo II d. C. aunque a mediados de dicho siglo, el gusto por aumentar la expresión y la espiritualidad llevó a agrandar los ojos y marcar las pupilas. La propaganda política tiende a representar al emperador de diversas formas:

o Pontífice, con la cabeza cubierta o Divinizado, como Júpiter (desnudo) o Héroe militar, a pie o a caballo.

 Roma unió la influencia griega (idealización) y la etrusca (realismo) en el retrato y en el relieve histórico.

El Retrato

Como queda explicado anteriormente, deriva del etrusco y del “ius imaginum” o derecho de los romanos a hacer mascarillas de cera de los difuntos para conservar su imagen. Dos son los tipos de retrato: el de carácter público, al servicio del Estado y del poder, y otro privado, destinado a las grandes familias de naturaleza funeraria.

El cliente que encargaba la obra imponía un tipo u otro de modelo. Cuando era el Estado el que encargaba la obra, se empleaban modelos de retrato que mostraban la importancia que tuviera para el Estado el personaje en cuestión. Surgen así:

a) Retratos togados, de cónsules y emperadores como legisladores. b) Si era emperador:

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-retrato apoteósico, como divinidad, semidesnudo y con tendencia a la idealización.

-retrato ecuestre o a caballo, como el de Marco Aurelio.

Al principio, se representa a cualquier persona y no solo a personajes famosos. La evolución del gusto en el retrato:

En la República, el gusto por el realismo: facciones enjutas, boca fruncida y retraída, orejas en abanico, nariz afilada, pómulos salientes, piel rugosa; todo para buscar el máximo parecido.

En el siglo I d. C., se suavizan los rasgos y se intenta perfeccionarlos.

En el siglo II: con barba, pupilas talladas y en el retrato femenino destaca el peinado complicado con rizos; realizado con el trépano.

-En los siglos posteriores (siglos III y IV), destaca la rigidez, la simplicidad y el hieratismo, que hereda el gusto tipo bizantino. Las estatuas son más bajas (como los Tetrarcas). Esta característica es producto de la crisis del siglo III y el Bajo Imperio, que va perdiendo paulatinamente la técnica de los talleres italianos.

Entre las obras más importantes: Augusto de Prima Porta:

Retrato de cuerpo entero del emperador Octavio Augusto (20 a. C.), thoracata, o con coraza. El original es de mármol. Tiende a la perfección y a la idealización en el retrato, suavizando los rasgos. Contrasta con los retratos posteriores de otros emperadores, como Tiberio o Trajano, a los que se presenta como ajados y cansados. Irregularidades en el vestido, que demuestra la perfección en la técnica de los paños mojados; se describe con gran detalle la coraza; el contraposto se marca con una pierna flexionada y con la otra sosteniendo el peso del cuerpo; una mano sujeta la túnica y el bastón de mando imperial, y el otro brazo lo tiene en alto, mientras arenga a sus soldados antes de la batalla. El emperador se acompaña de una victoria (un bebé que se coge del vestido imperial), alegoría de su triunfo militar. Sensación de movimiento y realismo, gran perfección. Serenidad y armonía, reflejo del gusto clásico.

Si eran particulares quienes encargaban la obra, la finalidad cambiaba. Las familias buscaban guardar para la posteridad un retrato que sirviera para recordar sus rasgos. O simplemente querían una representación para el altar familiar. Surgen así los bustos y retratos de familia, manteniendo la tradición funeraria de realizar las máscaras funerarias de los antepasados. El cliente condicionaba el tipo de retrato y el material:

 Bronce, para estatuas honoríficas que se instalaban en lugares públicos.  Mármol para retratos encargados por particulares

Ejemplo de retrato privado es la estatua Barberini (50 a. C), que muestra a tres generaciones de una misma familia. En ella destaca el apego a la tradición republicana y el rechazo a lo foráneo. Podemos observar las características del retrato republicano: realismo, culto a los antepasados. Recuerdan las máscaras de cera de los antepasados.

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Retrato ecuestre del emperador Marco Aurelio

Estatua ecuestre, cuyo original es de bronce. Es una novedad y originalidad de Roma. Retrata al emperador Marco Aurelio (166 d. C.) con el cabello y la barba al modo de los pueblos germánicos. Con el brazo alzado, en señal de perdón y benignidad a los vencidos. El caballo, con la pata delantera alzada, en ademán de movimiento, muestra altivez y dominio. La gualdrapa muy detallada, así como las botas del emperador. Sensación de movimiento y realismo, con gran perfección. Esta obra influirá en grandes escultores a partir del Renacimiento: Donatello, Verrochio, Girardon y Bernini, siendo un referente para la estatuaria occidental posterior. Para hacer la escultura en bronce se hacía primero un modelo en un material blando, que se usaba como molde para obtener la obra definitiva con el material fundido. Por ello era muy caro y solo se utilizaba para obras encargadas por el Estado, como ésta.

Otras obras destacadas de la época altoimperial son: (1) Augusto como pontífice máximo, (abajo 2) gobernante civil (togata) y el Apoteósico (divinizado) de Claudio, acompañado de un águila.

Obras de los siglos III y IV: cabeza colosal de Constantino y los Tetrarcas El Relieve Histórico

El relieve histórico tenía carácter narrativo, evolucionando desde el idealismo del siglo I d. C. a un estilo más rígido (siglos III y IV d. C.) Sus características son:  Tendencia realista

 Concepción pictórica: se requiere profundidad.

 No es tan plano como el egipcio. Para lograr la profundidad deseada, las figuras se colocan delante, en medio o detrás; así se consiguen la tridimensionalidad, interrelacionándose las figuras.

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 El relieve lo encontramos en los monumentos conmemorativos: en los fustes de las columnas, en los paneles de los arcos triunfales, y en los sarcófagos.

 Parece ser que su origen estuvo en los cuadros o paneles que acompañaban al emperador y sus legiones en los desfiles triunfales, donde se narraban las campañas militares realizadas. Destacan por su valor histórico-narrativo. Son una fuente documental magnífica. El relieve narrativo no era ajeno al mundo helenístico, pero fue romano el interés por narrar con detalle hechos reales de su historia. La causa de este interés fue su conciencia de que vivía y protagonizaba una historia excepcional. Evolución del relieve histórico:

 En la primera mitad del siglo I d. C.: tendencia al idealismo (Ara Pacis)

 En la segunda mitad del siglo I d. C., fue más realista y explicita detalles que completan el episodio (arco triunfal de Tito)

 En el siglo II d. C. aumenta el gusto por el detalle y el relato se impone a la perspectiva o a la belleza (columna Trajana)

 En el siglo II d. C., la inhumación se recupera y los sarcófagos serán un nuevo soporte para la escultura. Se impone la idea de resurrección y salvación sobre la belleza. Aparecen Orfeo o Dionisos entre columnas o estrigiles o se relata el mito en un friso corrido.

 La técnica empleada en el relieve para dar más profundidad se degradó, siendo notoria en el siglo IV. ¿Su causa? La desintegración de la unidad política del Imperio, pues en el siglo III las provincias empezaron a gobernarse a sí mismas; las luchas entre los diferentes grupos sociales provocó un fuerte retroceso social y el poder político del emperador se tambaleó. ¿Las consecuencias? Al desaparecer las relaciones entre los distintos lugares del Imperio, los talleres de Italia dejaron de recibir encargos y de formar artistas; lo que lleva a los talleres de las provincias a independizarse. Así comienza a deteriorarse la transmisión de la técnica de maestro a aprendiz. Si a ello unimos el gusto por la simplicidad de los rasgos, se explica tanto la progresiva esquematización como la pérdida de la perfección técnica.

 Cuando entraron los pueblos bárbaros en el territorio del Imperio rompieron los últimos lazos de cohesión, quedando en cada zona talleres mediocres, con técnicas artísticas pobres y sin posibilidad de recuperación. Así, lo que Grecia había logrado y Roma heredó en la perfección técnica se olvidó. La escultura entró en una fase de degradación de la que tardó en recuperarse siglos.

 Obras: Ara Pacis (altar dedicado a la Pax Augusta, en Roma), el Arco triunfal de Tito y la Columna Trajana, también en Roma.

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Arco de triunfo de Tito (siglo I d. C.): entrada en Roma con los judíos portando el candelabro de los siete brazos a hombros. Muestra la victoria de Tito y la humillante derrota de los otros.

Descripción de la campaña de Trajano en Dacia (siglo II d. C.) Se ha perdido algo la calidad técnica, pero es un documento histórico excepcional. Columna Trajana.

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El arte romano en Hispania

La Península Ibérica fue una parte esencial del mundo romano. Desde el contacto inicial de Roma con la Península, a raíz de las guerras púnicas, hasta la desaparición del Imperio Romano de Occidente, la Península se sumergió de lleno en el ámbito de Roma, en su manera de entender la vida y en sus manifestaciones artísticas.

En el 19 a. C. Augusto termina la conquista de Hispania. El intenso proceso de romanización afectó de manera desigual a los distintos lugares del territorio, pues fue más intenso en aquellos donde se asentaron más tempranamente los romanos; en una media luna invertida desde el valle del Guadalquivir hasta el valle del Ebro.

Como el objetivo de la conquista era principalmente económico, fue necesario dotar a la Península de una red de calzadas que permitiese el transporte de materiales y tropas en caso necesario. Primero se construye una red de carreteras, compuesta por caminos de piedra y puentes, para salvar las vaguadas naturales. En todas está presente la funcionalidad y la firmeza; hoy día algunos tramos de las vías romanas sirven de base a las carreteras y autopistas. Y buen número de puentes siguen abiertos al tráfico (Alcántara, Orense); otros, como el de Mérida, llaman la atención por su longitud (1 kilómetro). La mayoría de los que se mantienen actualmente son de la época de Trajano. Junto a la red de calzadas se construyeron ciudades, todas según el esquema ortogonal prefijado y con idéntica tipología de edificios que el resto de Imperio. También se incorporaron murallas defensivas, sobre todo en las zonas más reacias a admitir la dominación romana. El número de asentamientos urbanos fue grande, de los cuales solo quedan ruinas en su gran mayoría; ello se debe al agudo proceso de degradación de las ciudades romanas provocado por las invasiones germánicas y musulmanas posteriores. Ambos pueblos, sin tradición constructiva anterior usaron elementos de las construcciones romanas para edificar las suyas; como las iglesias visigodas o la mezquita de Córdoba, cuyas columnas provienen de edificios romanos.

Las ciudades más interesantes son Tarraco (Tarragona) y Emerita Augusta (Mérida), pues son las que conservan casi toda la tipología constructiva romana: teatro, anfiteatro, termas, templos y acueducto. Además guardan un número importante de restos escultóricos y cerámicos. Por los restos que han llegado hasta hoy, se deduce que el tipo de templo en Hispania era el tradicional. (Vic, conserva intacta su parte frontal).

El teatro de Mérida es una obra digna de mención. Fue construido en el año 18 a. C., aunque la escena fue reconstruida en el siglo II d. C. Es uno de los mejor conservados del mundo romano. Acogía a 5.500 espectadores, lo que da

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idea de la población de dicha ciudad. Otros peor conservados son los de Itálica, Sagunto y Ronda la Vieja.

De las termas se conservan restos de los que solo da fe la arqueología, y únicamente las termas de Alange, en Extremadura se mantienen debido a su uso continuado, o las de Lugo (en el balneario se puede apreciar los restos marmóreos originales).

De los acueductos, el caso más llamativo es el de Mérida, con sus 700 metros de longitud, y que hasta la Guerra civil abastecía de agua a la ciudad. Le siguen en importancia el de San Lorenzo de Mérida, el de Segovia o el de Les Ferreres de Tarragona.

También encontramos arcos triunfales conmemorativos, como el de Bará en Tarragona, de un solo vano; o el de Medicinaceli, de tres. Hispania dio emperadores a Roma (Trajano, Adriano) y siempre tuvo entre los senadores un grupo influyente en la opinión pública.

Respecto a la escultura, la de la Península tuvo idénticas funciones que en el resto del Imperio. Las casas privadas y los edificios públicos fueron decoradas con obras procedentes de Roma, que se pueden admirar en los museos arqueológicos romanos de Mérida o de Tarragona. El retrato de busto es mayoritario en la Península, al igual que en el resto del Imperio. Las copias de obras griegas se usaron con fines decorativos en las domus y villas.

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