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Bosquejo para el Repaso de la Lección de Escuela Sabática IV Trimestre de 2015
Jeremías
Lección 1
3 de octubre de 2015
El llamado profético de Jeremías
Dr. J. Joaquín Cazares Carreón VERDAD CENTRAL: Un Dios que obra tiernamente con nuestros temores, y nos estimulay da poder para seguir adelante.
La necesidad en la vida de mis alumnos es: No dar excusas para aceptar el llamado del
Señor.
Objetivos especiales:
a. Cognoscitivo: Comprender al profeta Jeremías al presentar su excusa para realizar su llamado.
b. Afectivo: Sentir la ternura y misericordia de Dios al tratar con Jeremías.
c. Psicomotriz: Escuchar cuidadosamente el llamado de Dios para hacer su voluntad.
Ilustración: Una ilustración de Jeremías. Escudriñar las Escrituras: Jeremías 1-12.
Aplicación: ¡Muchas gracias, Señor, por ayudarme a escuchar tu llamado y capacitarme
para realizar lo que me pidas!
BOSQUEJO
I. INTRODUCCION
A. Jeremías ha sido llamado muchas veces “el profeta llorón”, por su relación con los mensajes de tristeza que debió proclamar a lo largo de sus cuarenta años de minis-terio. Como Jesús, Jeremías fue un varón de dolores, y su fidelidad a Dios, así co-mo sus luchas, pueden ser de ánico-mo para nosotros, que vivico-mos en co-momentos difí-ciles en la turbulencia final de la historia de la tierra.
B. ¿De qué tres secciones del llamamiento de Jeremías nos habla la lección de esta semana?
C. Hoy analizaremos tres secciones que se relacionan con el llamado profético del jo-ven Jeremías:
a. Jeremías en su tiempo;
b. El llamamiento y visiones de Jeremías; c. La promesa de Dios a Jeremías.
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II. EL LLAMADO PROFÉTICO DE JEREMÍAS 1. Jeremías en su tiempo
A. Los versículos 1 al 3 son una introducción al libro de Jeremías.
a. Nos proporciona material histórico del llamamiento y el ministerio del profeta. b. Nos da sus credenciales de profeta.
Nos indica su genealogía sacerdotal.
La forma en que Dios le hablo: “La palabra del Señor vino a Jeremías”. (Jeremías 1:2, NVI)
c. Esta forma en que Dios lo llamo se repite con otros profetas. Jonás 1:1
Miqueas 1:1
d. Estos llamados no solo fueron un fenómeno audible, sino un evento dinámico que releja el poder de Dios como Creador, transformando lo que toca. (Isaías 55:11)
Cuando Dios habla las cosas comienzan a suceder.
e. Los profetas no mencionan de qué modo les era revelada la Palabra de Dios o como la oían.
A veces, Dios les hablaba directamente, tal vez como un “suave murmu-llo”. (1 Reyes 19:12)
O el Espíritu Santo les daba sueños o visiones.
No importa cómo les llegaban los mensajes, los profetas tenían una mi-sión.
B. El trabajo de los profetas casi siempre fue difícil.
a. Si lo decían, las personas poderosas podían matarlos.
Su mensaje era, “denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado”. Sí, su trabajo específico era anunciar, comunicar los mensajes de Dios,
ser su vocero.
b. Su mensaje debería mostrar a la gente cuan malos eran sus caminos. Y cuáles serían las consecuencias de no apartarse de ellos. Por supuesto, este mensaje no era de los profetas, sino de Dios. c. Analicemos cuál era su mensaje.
Isaías 1:19. Jeremías 7:5-7 Ezequiel 18:23
El mensaje de Juan el Bautista, Mateo 3:7-11.
d. ¿Verdad que ese mensaje es similar al que tú y yo debemos dar? e. Esta tarea involucraba una gran responsabilidad:
Si decían la verdad, podían matarlos.
Si no la decían, el juicio de Dios también podía caer sobre ellos.
f. Ser profeta es una vocación difícil, pero los profetas lo tomaron muy en serio. Qué bueno que lo hicieron, pues sus mensajes nos han llegado y son
mensajes también para nosotros. ¿Los aceptamos? ¿Las obedecemos?
2. El llamamiento y visiones de Jeremías
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a. El llamamiento profético de Jeremías revela a un Dios que nos conoce aún desde antes de nacer. (Jeremías 1:5)
¡Qué cosa maravillosa el Señor nos llama y conoce antes que el esperma y ovulo de nuestros padres se junten!
b. Este testimonio de Jeremías nos revela cosas muy interesantes acerca del Dios de Jeremías.
Primero, es que a Dios debemos nuestras vidas. No somos meramente el producto de la interacción de nuestros padres. Es Dios quien hace posible el milagro de la vida.
Precisamente la semana pasada una maravillosa madre, gran amiga y co-lega me platicaba como todos los doctores le habían dicho que no iba a tener hijos y ella oro como Ana y el Señor le contesto no con uno, sino con dos hermosos hijos.
Segundo, Dios nos conoció aun desde antes de que naciéramos y el rey David lo enfatiza hermosamente. (Salmo 139: 13-16)
Tercero, es que hemos sido santificados por Dios desde antes de nacer. Santificar significa apartar para un uso especial, sagrado.
c. ¡Que maravilloso, el Dios de Jeremías nos ha apartado, a ti y a mí, para un propósito muy especial!
Por su gracia llegaremos a reflejar la imagen de su hijo y, finalmente, a disfrutar eternamente con él la gloria de su reino.
d. Si bien es cierto que ni tú ni yo hemos recibido el llamado a ser profetas, como Jeremías, también es cierto que tú y yo, y todos sus hijos fieles que formamos parte de su pueblo en estos últimos días, hemos sido bendecidos con el tes-timonio de Jesucristo que es “el Espíritu de Profecía.” (Apocalipsis 12:17 y 19:10)
En este sentido, como Jeremías, hemos sido dados por “profetas” o sea voceros de Dios a las naciones, para que les anunciemos las verdades contenidas en la palabra profética más segura.( Mateo 28:19; 1 Pedro 1:19)
Sí, sí, hermano y hermana, la Palabra Sagrada lo dice muy claro, los miembros de la iglesia remanente formamos parte de ese grupo especial al cual el ángel, dirigiéndose a Juan, se refiere como “tus hermanos los profetas”. (Apocalipsis 22:9)
¡Qué gran privilegio que el Dios que llamó a Jeremías nos ha dado tam-bién a nosotros de ser sus voceros (profetas)! Porque trasmitimos, expli-camos las profecías ¡Amén!
B. El llamado de Jeremías fue dado en tiempos difíciles.
a. Fue en el año 626 antes de Cristo, cinco años después comenzaría el último gran reavivamiento religiosos antes del cautiverio de Judá.
Fue llamado en un momento muy difícil para su nación, caracterizado por amenazas extrañas; pero las circunstancias internas en Judá tampoco eran alentadoras.
La nación sobre vivía basada en la falsa seguridad mientras que, al mismo tiempo, la apostasía era cada vez mayor y la soberbia caracterizaba a los dirigentes políticos y la prepotencia a los líderes espirituales.
¡Imaginémonos, en estas circunstancias Jeremías, fue llamado a pronun-ciar mensajes de amonestación y reprensión ante encumbrados y altivos monarcas!
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Y como si no fuera poco, por cuarenta años tendría que anunciar la caída de la casa de David, la destrucción de la joya arquitectónica más grande en ese tiempo del mundo, el Templo de Salomón y centro de vida religio-sa.
b. Pero el Dios de Jeremías es un Dios que, cuando nos da una misión para cumplir, está a nuestro lado para capacitarnos para cumplirla.
Así le prometió a Jeremías cuando era un jovencito temeroso, e inseguro. Jeremías 1:6-8
¡Que maravilloso! mira lo que Dios le dijo “no digas, soy niño; porque a to-do lo que te enviare iras tú, y dirás toto-do lo que te mandare. No temas de-lante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice, Jehová”.
c. Dios le cumplió todo a lo largo de los cuarenta años de ministerio del profeta. Un muchacho que rehusaba aceptar su llamamiento argumentando que
no sabía hablar, lo capacitó para hablar la verdad (por favor lee Jeremías 34:3) a pesar de que siempre estuvo susceptible al ataque de los podero-sos.
d. Dos visiones refuerzan el cuidado de Dios por Jeremías: la rama del almendro y la olla que hierve
La palabra “almendro”, en hebreo, crea un juego de palabras con el verbo “apresuro” o “estoy alerta” (NVI)
Así como las personas en el antiguo Israel estaban atentas o las flores del almendro mientras esperaban la primavera (Jeremías 1:11, 12). Dios es-taba atento sobre Jeremías y Judá.
La olla que hierve” (Jeremías 1:13-16), que esta inclinada de norte a sur, alude al enemigo de Israel, que, en general llegaba del lado norte.
Aunque Babilonia está ubicada geográficamente al este de Judá, los ejér-citos de Babilonia no iban a cruzar el desierto, sino que viajarían a lo largo del rio Éufrates, lo cruzaban en Siria, avanzando hacia el sur, y podrían su campamento ante las puertas de Jerusalén para conquistarla, según los juicios de Dios (Jeremías 1:15 y 16)
e. ¿Te has dado cuenta que Dios “esta alerta” sobre cada uno de tus planes en tu vida?
3. La promesa de Dios a Jeremías (1:17-19)
A. Dios cumple su promesa.
a. En el verso 17 Dios llama a Jeremías a la acción, “ciñe tus lomos”, como al-guien que se prepara para un trabajo serio o incluso una batalla, recogiendo sus largas vestimentas.
Pero le promete que se mantendrá firme como “cuidad fortificada” contra todo el pueblo, incluyendo reyes, príncipes y sacerdotes (v. 18)
Jeremías podría soportar el ridículo y la hostilidad que seguramente ten-dría contra él, y realmente ocurrió así.
b. La promesa final es literalmente un oráculo del Señor. “Porque yo estoy contigo”. (v.19)
c. Dios usa el almendro para trasmitir un mensaje de seguridad a Jeremías y de advertencia a la nación escogida.
El almendro es el primer árbol que aun antes de la primavera, echa sus flores. Sus brotes, blancos o delicadamente rosados, aparecen muy temprano, aun
desde Enero, mucho antes de que otros árboles florezcan. Por eso se le llama “el árbol desvelado”
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El mensaje de promesa de Dios era muy claro: “yo no duermo”, “yo estoy aler-ta”, Dios le dice a Jeremías: por favor ten confianza, yo cumpliré mi palabra. B. ¡Hermanos y hermanas, el Dios de Jeremías también nos llama a ti y a mí!
a. No nos ha llamado hacer populares o ser seguidos.
Jesús nos subraya esto y nos dice que nuestra situación sería opuesta (Mateo 10:22; 24:9 Marcos 13:13; Lucas 21:17)
b. Para que la palabra de Dios se cumpliera para bien y no para mal del pueblo, o sea para evitar la destrucción inminente. Jeremías 1:13-16.
Ellos deberían arrepentirse.
c. No puede haber perdón sin arrepentimiento.
Dios nos dice: “Si en verdad enmiendan su conducta y sus acciones, si en verdad practican la justicia los unos a los otros, sino oprimen al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni siguen a otros dioses para su propio ritual, entonces los dejare seguir vi-viendo en este país, en la tierra que di a sus antepasados para siempre” (Jeremías 7:5-7)
d. El Dios de Jeremías es el Dios del pacto, siempre fiel a su compromiso con su pueblo.
Dios siempre está listo para darnos la oportunidad de comenzar de nuevo. Jeremías 2:2; 23:3.
e. El Dios de Jeremías esta siempre dispuesto a perdonar. Es un Dios de gracia y de perdón.
¿Aceptaras su gracia y perdón?
III. Conclusión
A. Hemos estudiado tres secciones del llamamiento de Jeremías: a. Jeremías en su tiempo;
b. El llamamiento y visiones de Jeremías; c. La promesa de Dios a Jeremías.
La reacción de Jeremías al llamado de Dios no fue positiva, porque sabía: a) Las dificultades que afrontaría y b) Que él, por sí mismo, no estaba a la altura de ese desafío. Sin embargo Dios trabajo tiernamente con él, calmando sus te-mores y dándole poder para hablar palabras de Dios al pueblo de Judá. B. ¿Deseas aceptar el llamado divino y ser su vocero para llevar el mensaje de
salva-ción a las almas que perecen? C. Oración
Dr. J. Joaquín Cazares Carreón www.cazaresfoundation.org
Compilación: Rolando D. Chuquimia
