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5. La Zona de Desarrollo Próximo y - Baquero cap. 5 vigotsky y el aprendizaje escolar

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L36 propósito de los procesos de reconstrucción interna implica-dos en la interiorización de las funciones psicológicas superio-res, hemos visto que este proceso dista de poseer "necesarie-dad", en el sentido de que su consecución feliz parece depen-der de la no interrupción de las situaciones de interacción o de trabajo intelectual que motorizan más o menos indirecta-mente tales procesos. Wertsch ha señalado, también, la convi-vencia de procesos "rudimentarios" y "avanzados", según se desprende de otros textos vigotskianos; incluso, basado en buena medida en los trabajos de Tulviste, sospecha que en tal cuestión se encuentra, como hemos comentado, una de las discusiones más relevantes en el interior de los modelos ge-néticos.

Discusión quecpndensa el|tippíde^onstmc£Íón_genéti-_ca y el componente! vaiorativoi difícil o imposible de eludir, que ha definido, en gran medida, los vectores del desarrollo descritos en nuestros modelos evolutivos, privilegiando cier-tos procesos psicológicos en detrimento de otros (cf. Wertsch, 1993 y también Kozulin, 1994). Entendemos, a su vez, que el trabajado tema en enseñanza de la ciencias acerca de la per-sistencia de las concepciones intuitivas y los problemas teóri-cos y empíriteóri-cos del cambio conceptual remiten, en última ins-tancia, a estas cuestiones.

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5.

La Zona de Desarrollo Próximo y

el análisis de las prácticas educativas*

La Zona de Desarrollo Próximo

La categoría central en la que se han basado, o sobre la que han girado, diversos intentos referidos al análisis de las prácticas educativas o al diseño de estrategias de enseñanza ha sido, sin duda, la de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP). Es también sobre la amplia y muchas veces superficial difusión de su enunciado, que se han arriesgado posturas pedagógicas "vigotskianas" o intentos por descifrar las situaciones de ense-ñanza más diversas sobre su clave aparentemente simple (cf. Colé y Rogoff, 1984; Engestróm, 1986; Molí, 1991 y 1993).

En la versión más difundida, de su formulación original en la obra de Vigotsky, se refiere la ZDP como:

"la distancia entre el nivel real de desarrollo, determina-do por la capacidad de resolver independientemente un pro-blema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz" (cf. Vi-gotsky, 1988:133).

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-La idea central, no debería olvidarse, se completa con otras cláusulas que indican:

1- Lo que hoy se realiza con la asistencia o con el auxilio de una persona más experta en el dominio enjuego, en un fu-turo se realizará con autonomía sin necesidad de tal asistencia.

2- Tal autonomía en el desempeño se obtiene, algo pa-radójicamente, como producto de la asistencia o auxilio, lo que conforma una relación dinámica entre aprendizaje y de-\.

En palabras de Vigotsky:

"Estos ejemplos ilustran una ley evolutiva general para las funciones mentales superiores, que puede ser aplicada en su totalidad a los procesos de aprendizaje en los niños. Noso-tros postulamos que lo que crea la ZDP es un rasgo esencial de aprendizaje; es decir, elaprendizaje despiertaim^serie_cle_ ^ procesos evolutiy^sJulernQs capaces deoperar ¿ólo-cuandp el,

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niño está en interacción con las personas desu entorno y en Cooperacióri.ajn-algún semejante. Una vez que se han

inter-f nalizado estos procesos, se convierten en parte de los logros

evolutivos independientes del niño" (o/).dí.:138)

El contexto de la formulación era relativo a la discusión acerca de los procesos o concepciones en la evaluación de los niveles de desarrollo o capacidades cognitivas de un sujeto. Enunciaba una perspectiva crítica al uso de los Test de Inteli-gencia, los procedimientos de evaluación intelectual corrien-tes. Sin embargo, la categoría de ZDP una vez que comienza a ser examinada en relación con los conceptos centrales de la

: Teoría Socio-histórica, evidencia su carácter nodal para la

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comprensión de los procesos de constitución subjetiva y de apropiación cultural.

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3- Conviene, por tanto, recordar que el concepto re-mite a los procesos de constitución de los Procesos Psicológi-cos Superiores que se ha examinado.

"Desde este punto de vista aprendizaje no equivale a de-sarrollo; no obstamejíLaprjyjclizaje^

desarrollo mental y pone en marcha una serie de procesos evo-N lutivos que no podrían darse nunca al margen del aprendizaje. Así pues el aprendizaje es un aspecto universal y necesario del proceso de desarrollo culturalmente organizado y específica-mente humano de las funciones psicológicas" (op.átl39).

4-.El_auxilio o asistencia suministrada por el sujeto con mayor dominio debe reunir una serie de caracfenstTcasTlas cuales no han sido claramente desarrolladas por Vigotsky. Ob-viamente, ír^£da_sjtja^^ de

desigual competencia generan desarrollo. Sólo se afirma que se requieren instancias de "buen aprendizaje" o, mejor, de buen aprendizaje y enseñanza. Sabemos que "el 'buen apren-dizaje' es sólo aquél que precede al desarrollo" (op.cü.:l38) y^ permite su producción. Recuérdese que el término "obuche-nie" utilizado por Vigotsky significa en verdad "enseñanza-aprendizaje", es decir, aprendizaje en situaciones de enscñan-za. De esto se deriva una de las "recomendaciones" pedagógi-cas de Vigotsky, en tanto elbucn agr endizaj e (o buena ense-ñanza) debería operarjiobre los niveles superiores de la ZDP, es decir, sobre aquellos logros del desarrollo todavía en adqut^ sicióny sólo_ desplegados en colaboración jcon otro. De allí que la enseñanza debería ir "a la cabeza" de los procesos de desarrollo. v^"

De alguna manera el tratamiento dado a la categoría en su difusión creciente en el terreno educativo, migrando de la evaluación de capacidades intelectuales a un intento por com-prender las complejas relaciones entre enseñanza-aprendizaje

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y desarrollo, sigue, en parte, los énfasis diferentes dados por el propio Vigotsky en su recorrido expositivo (cf. van der Veer y Valsiner, 1991). El tratamiento de este tema es retoma-do por Vigotsky sobre el final de su obra entre los años 1933 y 1934. Por ejemplo, el crucial capítulo 6 de Pensamiento y

Len-guaje, que trata, según vimos, del desarrollo de los conceptos

científicos en relación con los procesos de escolarización, se presume fue escrito en el verano de 1934. Importa esta crono-logía en la medida en que debe comprenderse la naturaleza "tardía" de la conceptualización de estos procesos y las "co-rrecciones" o aclaraciones que opera, de hecho, y explícita el propio Vigotsky, sobre el tratamiento del desarrollo de los conceptos "artificiales". El capítulo en que describe estos pro-cesos estuvo elaborado con anterioridad y, de hecho, presen-taba cierto énfasis en los mecanismos "individuales" del desa-rrollo conceptual, que los resignificará en un intento de mo-delo genético más complejo, sobre el final del Capítulo 6, se-gún hemos visto.

El desarrollo inicial del concepto de Zona de Desarrollo Próximo estuvo estrechamente ligado, en su inicio, a la discu-sión de las limitaciones que la medición de los cocientes inte-lectuales (CI) poseía para la predicción del desarrollo intelec-tual de los sujetos, aun midiendo éste en función de la variación

de los mismos CI. La investigación empírica mostraba, ajuicio

de Vigotsky, que la evaluación de la ZDP (y aun su eventual "medición", es decir, las diferencias de "edad mental" cuanti-ficables relativas a los desempeños de los niños con asistencia o sin ella), otorgaba mayores elementos para predecir la evo-lución de los CI que la medición de los Cí según su perfor-mance sin auxilio.

Sin embargo, el contexto más general de la discusión es-taba referido por partida doble, por un lado, a la posibilidad de determinar o establecer períodos "sensitivos"

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-mente auspiciosos para la adquisición de ciertas habilidades intelectuales (como el caso de la adquisición temprana del ha-bla) y, en segundo lugar, la posibilidad de determinar capaci-dades potenciales del niño para aprender en contextos de en-señanza conocimientos referidos a dominios particulares (cf. van der Veer y Valsiner, 1991).

En términos quizá aun más generales se trataba de de-terminar la relación entre las pre-condiciones establecidas por el nivel de desarrollo previo de los sujetos y las posibilidades de aprendizaje consecuentes. Operar sobre la Zona de Desa-rrollo Próximo posibilitaba trabajar sobreTas "funciones "en desarrollo^f_aún no_plelía7ñéñTe^ónsoÍidadas, pero sin

necesi-dad de esperar su configuración final para comenzar ühr _ —-——---—Q,—— ——r - "- - - _ _ _

"aprendizaje, ya que una posibilidad intrínseca al desarrollo ontogenético parece ser precisamente la de desarrollar capa-cidades autónomas en Junción de participar en la resolución de tareas, en actividades conjuntas y cooperativas, con sujetos de mayor dominio sobre los problemas enjuego.

Si bien en algunos escritos de Vigotsky la generación de ZDP en los sujetos parece ser relativa con cierta exclusividad a la instrucción escolar, es conocido que la categoría de ZDP ha sido extendida en su uso, e, incluso, más desarrollada, en el ámbito de las prácticas de crianza (como en los procesos de adquisición del habla, el aprendizaje de ciertas rutinas en los juegos, la resolución de problemas en la interacción conjunta con un adulto, etc.) que en las prácticas escolares^En verdad N

es sabido que el propio Vigotsky afirmó que el juego :era un

poderoso creador de ZDP, las circunstancias de está afirma-ción son de interés, por lo que les daremos más adelante un breve tratamiento.

Lo importante aquí es recordar que la ZDP obliga a pen-sar más que en una capacidad o^ara^teríst^á~cíe^ua¿uJ£lQ. en las características de un sistema de interacción socialmente

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142 do. Aunque no resulte inmediatamente intuible, hay una cre-ciente coincidencia en la interpretación de la ZDP en térmi-nos de "sistema social" más que de capacidades subjetivas.

La idea de sistema^tJkünido sociaimente implica el reco-nocimiento de que mía situaHón^dada se define de acuerdo con las representaciones que de ella poseen los^sujetos impli-cadbs.TaTes representaciones pueden discrepar, y frecuente-mente lo hacen.

Siguiendo a Wertsch, podemos considerar que se desa-^ rrolla un funcionamientojdesa-^cológkojíndesa-^ en las

situa-ciones en las qneToslnterlocutores participan en una tarea o situación, compartiendo la misma definición de ella (que pue-de resultar pue-del producto pue-de una transacción) y, por otra par-te, saben que comparten tal definición de la situación. Desde ya que puede hablarse de diversos niveles de acuerdo en el funcionamiento intersubjetivo. Finalmente, resulta de espe-Tcial relevancia el papel que juegan los instrumentos de mediación K J r>¿ i en e^ desarrollo de los propios niveles de intersubjetividad. Es

importante advertir, por ejemplo, cómo la interacción verbal colabora en la creación de intersubjetividad y no en su mera "expresión" (cf. Wertsch, 1984).

Parece de importancia destacar que, en primer término, la noción de ZDP resulta una categoría de interés para el aná-lisis de ciertos sistemas de interacción definidos sociaimente

n^-(dentro de los cuales la distinción de niveles actuales y poten-&

cíales de desarrollo puede ser pertinente o útil pero de ningu-na manera excluyente del abordaje general).

En segundo lugar, si se trata de progresos en el

desarro-llo subjetivo, habría que ser sumamente cuidadosos en

discri-minar: a) aquellas situaciones que colaboren local o puntual-mente con el pn¿gr_ejicjxo_gnitivo de b) los progresos en el de-sarrollo en sentido estricto, que involucran, sin dudaTpIazos más extensos y reorganizaciones cognitivas de una relativa ge-íoMUW V

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neralidad. No debe contemplarse la adquisición de habilida-des elementales como conquistas en el habilida-desarrollo psicológico en sentido estricto, aun cuando se las juzgue compatibles con tal desarrollo e, incluso, coadyuvantes o posibilitantes suyos.

, Seguramente alfabetizarse, por tratar un ejemplo, en-tendido como obtener competencias para la producción y comprensión de textos medianamente complejos, puede ser considerado un genuino progreso en el desarrollo en sentido estricto y también es probable que el proceso de su adquisi-ción haya involucrado la apropiaadquisi-ción de una serie de procedi-mientos, estrategias, etc., más locales, que, considerados en sí mismos, fuera de la perspectiva general, no consistirían en ge-nuinos logros del desarrollo.

Lo importante es no confundir ambos niveles dando tratamiento de logro en el desarrollo a adquisiciones parciales o de habilidades elementales. Estas advertencias han sido de relevancia al analizar las consecuencias más frecuentes que han tenido los intentos en la utilización de la categoría.

La Zona de Desarrollo Próximo y el juego

Recuérdese, en primera instancia, como afirmáramos al tratar los procesos de adquisición de la escritura, que el juego es, ante todo, una de las principales, o, incluso, la principal ac-tividad del niño. Con esto Vigotsky señala el carácter central del juego en la vida del niño, subsurniendo y yendo más allá, de las funciones de ejercicio funcional, de su valor expresivo, de su carácter elaborativo, etc. En segundo término, el juego parece estar caracterizado en Vigotsky como una de las mane-ras de participar el niñpjenja cultura, es su actividad cultural típica, como lo será luego, de adulto, el trabajo. Es decir, se-gún la perspectiva dada, el juego resulta una actividad

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ral. Seamos más precisos, el juego que interesa a efectos de ponderar el desarrollo defniño en términos de su apropia-ción de los instrumentos de la cultura, es un juego regulado más o menos ostensiblemente por la cultura misma. Esto rio agota Tos sentidos posibfós~y la variedad de formas de la activi-dad de juego del niño, sólo pretende acotar en cuáles de esos sentidos o variedades el juego protagoniza un rol central en el desarrollo del niño, en qué condiciones o cuáles de sus proce-sos implican la creación de Zonas de Desarrollo Próximo.

En segunda instancia, entonces, debemos observar qué características atribuye Vigotsky al juego en las circunstancia^ en que le otorga un^apel^potencialmente creador de Zonas de Desarrollo Próximo. Precisamente otra de las formulacio-nes más divulgadas de Vigotsky, en relación con la Zona de Desarrollo Próximo, hace referencia al juego, a propósito del ¡. cual señala: "Esta estricta subordinación a las reglas es total-II mente imposible en la vida real; sin embargo en el juego resul-¿•-—

ta factible: de este modo el juego crea una ZDP en el niño" (Vi-gotsky, 1988d:156). Se presenta la necesidad de demarcar ele-^ mentos comunes entre las situaciones de juego y las Be

apren-1 dizaje escolar erTla medida en que ambas parecen operar,

se-gún las tesis vigotskianas, como posibles generadoras de ZDP. En tal sentido es conveniente introducir algunas aclara-ciones preliminares. En primer lugar: no toda actividad lúdi-ca genera ZDP (del mismo modo en que no todo aprendizaje ni enseñanza ío hacen). En segundo término, es necesario re-cordar la manera particular en que Vigotsky caracterizaba el juego. Como lo recuerda la cita, esencialmente todo juego (y se refería obviamente al juego que pasa a tener en las descrip-ciones clásicas un cajácljej^imbólico) comporta la instalación de una situados imaginaria y la sujeción a ciertas reglasdecon^

ductaj^" reglas de juego" al fin).

Vigotsky aclara que no restringe la presencia de reglas a

los juegos clásicamente descritos como "reglados". La presen-cia de reglas aparece como elemento constitutivo de toda si-tuación de juego simbólico. La diferencia radica en el carácter no sistemático, no anticipatorio y poco explícito de las reglas que regulan los juegos simbólicos genéticamente primeros.

La actuación dentro de este escenario imaginario obliga al niño a ponderar las regularidades del corn^ojjsrnienlo su-cedáneaTcTeTa representacioñ^é"un roí específico según las reglas de su cultura. Una situación de juego puedeconsiderar^ se entonces como generadora potencial de desarrollo (como generadora de zonas de desarrollo próximo) en la medida en que implique al niño en grados mayores de conciencia de las reglas de conducta, y los comportamientos previsibles o vero-símiles dentro del escenario construido. Siempre atendiendo, de modo relativo, a las prescripciones sociales usuales para los roles representados o actuados en las situaciones que se pre-sentan o (reprepre-sentan) plásticamente ante sí.

Como señala Vigotsky, el niño ensaya en los escenarios lúdicos, comportamientos y situaciones para los que no está preparado en la vida real, pero que poseen cierto carácter an-ticipatorio o preparatorio (seguramente a la par que elabora-tivo).

• De esta manera, creemos que es interesante notar la aparición de ciertos elementos comunes en las situaciones de juego con las situaciones escolares:

1- la presencia de una situación o escenario imaginarios (la representación de roles o el ejercicio de habilidades oriundas o destinadas a contextos no presentes);

2- la presencia de reglas de comportamiento socialmente establecidas;

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(6)

146 3- la presencia de una definición social de la situación.

V Sin embargo, como elemento particular del juego, Vi-gotsky enuncia, precisamente, su amplitud: "Aunque la rela-ción juego-desarrollo pueda compararse a la relarela-ción instruc-ción-desarrollo, el juego proporciona un marco mucho más amplio para los cambios en cuanto a necesidades y concien-cia. La acción en la esfera imaginativa, en una situación ima-ginaria, la creación de propósitos voluntarios y la formación de planes de vida reales e impulsos volitivos aparecen a lo lar-go del juelar-go, haciendo del mismo el punto más elevado del desarrollo preescolar. El niño avanza esencialmente a través de la actividad lúdica. Sólo en este sentido puede considerar-se al juego como una actividad conductora que determina la evolución del niño" (Vigotsky, 1988d:156).

Debe insistirse en el hecho de que no es la naturaleza es-X pontánea de la actividad lúdica la que le otorga fuerza motriz o características de vanguardia en el desarrollo, sino el doble juego de' l)\ma puesta en ejercicio, en el plano imaginativo,

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de capacidades de planificar, figurarse situaciones, represen--—L— * . _ . -—~T-T ' • ' •"* — tar roles y situaciones cotidianas y 2j) el carácter social de las situaciones lúdicas, sus contenidos y, al parecer, los procedi-mientos y estrategias que sugiere el desarrollo del propio jue-go en tanto se trata de un "atenerse a reglas" jocialmente ela-boradas. Tanto las redas como las Instancias de adecuación a a h .

I las mismas, son de naturaleza social.

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Vale la pena destacar de la cita efectuada, su apelación "ra1

, al desarrollo de mecanümos_sufyetiwsj&\ativosjL\3L formulación , de planes, el dgsarrollo_de_Jjoxrnas voluntarias de comporta-jjniento y de grados crecientes de conciencia, con respectojjas í situaciones y al "dominio de sí". Es decir, al igual que en el ca-so del aprendizaje escolarTeTcíesarrollo no pasa por la imita-ción externa de modelos de comportamiento o de acciones

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puntuales, sino por el desarrollo interno de capacidades de

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"-control cada vez más complejas de los propios

147

tos. Tal complejidad implica la conciencia, sujeción y/u obser-vancia de legalidades s ocíales que regulan los escenarios posi-bles. Tal legalidad social, reiteramos, alude también al tipo de procedimientos y estrategias socialmente valorados o meramen-te exismeramen-tenmeramen-tes, para la regulación del propio comportamiento.

-- - Jipr lo visto, parece conveniente, en primera instancia, r • ^\* — ^s

f distinguir) la idea de juego jComojjna suerte de recurso peda^. gogico promovido o utilizado en situaciones de interacción adulto-niño, como, una actividad deliberadamente propuesta en un contexto cíe enseñanza, de la noción de juegÓ~mm^una

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actividad espontáñe~a, colicuaría y vital del niño. En^seljundo lugar, cabe recordar las características" qué eTpiropio Vigotsky otorgaba al juego capaz de producir desarrollo subjetivo y po-drá ponderarse, así, también sus aspectos similares a las situa-ciones de enseñanza-aprendízaje.

Zona de Desarrollo Próximo y andamiaje

En relación con las Características qugjiebería reunir el^ sistema de interacción a efectos de promover el desarrollo dentro y más allá de la ZDP, el dispositivo de andamiaje ha concentrado un interés central.

Como se sabe, su formulación original fue efectuada por Woods, Bruner_vJ£ílss~eaJ1976 y, desde ese entonces, ha

tenido un uso crecientemente difundido y con puntos de apli-cación similares a los de la categoría de Zona de Desarrollo Próximo, al punto de, como señalan Griffin y Colé, ser utiliza-dos en ciertas ocasiones como sinónimos (cf. Griffin y Colé, 1984). Sin embargo, creemos conveniente mencionar algunos reparos que se han señalado con respecto a ciertas

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:

148 des de su uso o formulación, o bien, la apreciación existente acerca de las limitaciones de la propia noción para atrapar los matices y variedades de las prácticas educativas, fundamental-mente en los contextos escolares.

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Se entiende, usualmente, por andamiaje a una situación de interacción entre un sujeto experto, o más experimenfatto en un dominio, y otro novato, o menos experto, en la que el - formato~Helá^interacción. tiene por objetivo que el sujeto me-nos experto se apropie gradualmente del saber experto; el for-mato debería contemplar que el novatoDarticipe desde el co-r T t F i

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" mienzo en una tarea reconocidamente compleja, aunque su " participación inicial sea sobre aspectos parciales o locales de \a actividad global y aun cuando se requiera del "andamiaje" ( del sujeto más experto para poder resolverse.

La idea de andamiaje se refiere, por tanto, a que la acti-\ vidad se resuelve ^colaborativamente" teniendo en el inicio

un control mayor o casi total de ella el sujeto experto, pero delegándolo gradualmente sobre el novato. La estructura de andamiaje alude a un tipo de ayuda que debe tener como re-quisito su propio desmontaje progresivo.

Por estas razones se ha señalado que el formato de an-damiaje debe poseer como características las de resultar:

a) ajustable, de acuerdo con el nivel de competencia del sujeto menos experto y de los progresos que se pro-duzcan;

b) temporal, ya que, como vimos, un andamiaje que se torne crónico, no cumple con otorgar autonomía en el desempeño al sujeto menos experto.

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Finalmente, Cazden (cf. Cazden, 1988) recuerda un rasgo que parece crucial:

c) El ¿mdamiaj^ debería sefr audible y visible. es decir, a 149

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efectos de que se delegue un control gradual de las actividades sobre el sujeto menos experto y que éste reconozca, desde un inicio, que su proceso de adqui-sición se refiere a una actividad compleja, es eviden-te que debe ser conscieneviden-te de que es asistido o

auxilia-do erija ejecución de la actividad. Debe conocer que

los logros a los que accede son producto de una acti-vidad intersubjetiva. En suma, el andamiaje debería serundispositivo explícito y en cierta medida temati-zado, aunque porte características diferentes, sobre todo a este respecto, en cuanto a su grado de explici-tación, en los dispositivos de crianza y en los de ense-ñanza.

Aun cuando se fuera cuidadoso con respecto a los repa-ros que el uso de la categoría parece requerir y que acabamos de mencionar, se han mostrado otro tipo de advertencias re-lativas a los alcances posibles y aun deseables, del uso cíeTa caO tegoría para el diseño de estrategias de enseñanza.

Por una parte, se ha señalado que el modo de interven-"" ción que el dispositivo requiere lo hace prácticamente privati-vo de las interacciones cara a cara entre dos sujetos; de allí la "proliferación de estudios en que se observa la presencia de in-teracciones con este formato en los procesos de crianza. Si és-ta fuera una insés-tancia crucial tornaría muy limiés-tada la utilidad del dispositivo en el contexto escolar habitual o reclamaría una revisión del dispositivo escolar mismo.

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enhebrar-i ,yenhebrar-i se, de algún modo, con los procesos de desarrollo. En tal

sen-tido han señalado que el formato de andamiaje deja abierto el problema de la creatividad en eT^esarrollo del niño y un sesgojuer teniente teleológico en el modelo general de desa-rrollo, toda vez que son los logros adultos los que regulan las ad^uisiciones_p_osibles deJjuñjx(Griffin y Colé, 1984).

Retomande^e^a-^dvertenciaEngestróm afirma que el dispositivo de andamiaje parece orientado en majpE-J^edida a la adquisición de "lo dadg£, pero podría aparecer fuerte-mente limitado a la hora de explicar la posibilidad de un "sal-to" hacia una "idea nueva" fcf. Engestróm, 1986 y Cazden, 1991). Engestróm afirma que esta centración en "lo dado" es producto del estado de la agenda de la Psicología Socio-histó-rica misma, en el sentido de que refleja la secuencia de traba-jos sobre la propia categoría de Zona de Desarrollo Próximo. Este autor estima que los trabajos iniciales de la Psicología So-cio-histórica pusieron mayor énfasis en los procesos de adqui-sición, asimilación e internalización de las herramientas y sis-temas de signos culturales, que_ejiJfls_piQ££¿.o^d€¡"creación". Por ello indica que aun: "El concepto de Zona de Desarrollo Próximo de Vigotsky está, él mismo, en necesidad de desarro-llo" (op.cit.:3S).

A su vez, Cazden señala, en un sentido similar a los re-paros que advertíamos a propósito del uso de la categoría de ZDP, que no hay que olvidar que "existe una diferencia esen-\l entre ayudar a que un niño dé una respuesta concreta, y < ayudarlo a lograr una comprensión conceptual a partir de la

i cual pueda construir en el futuro respuestas a preguntas

simi-j lares" (cf. Cazden, 1991:121).

Como se advertirá, insensiblemente nos JiejiKis-desliza-do a un plarux-euastprescriptivo o

deliberadame^ite^presmp-„—— •-sv^ —-E---"'''" *• " ' " -"^ _^ *T T -^

»e algún modo los usos posibles del formato de

anda-miaje, los límites en su aplicación, etc., se regularán por la concepción pedagógica que se suscriba y la manera en que se juzgue su valor pedagógico en situación. La pregunta que la misma Cazden deja formulada es acerca de si el dispositivo de andamiaje, en su propia estructura, no lleva implícitas concep-ciones acerca del conocimiento y la educación.

En nuestra opinión éste es un análisis necesario y pen-diente. Seguramente debería tenerse la cautela que muestra Cazden en discriminar el componente explicativo del compo-— "••— «— * . ..V . _,. ..

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nente prescrigtivo, es decir, el uso de la categoría a los efeg-tos de~explicar la naturaleza de los intercambios en los contex-tos y situaciones efectivas de crianza o enseñanza, de su uso a efectos de diseñar deliberadamente dispositivos instrucciona-les sobre su base.

Cabría una reflexión sobre la razón por la que un análi-sis de ciertas categorías de la Teoría Socio-histórica nos sitúa (en este tipo de problemas. Por una parte, parece de suma im-poTíañcíaradvertir que elmodelode desarrollo que la Teoría propone, y que hemos bosquejadoarnDa, üeja'como tema central el problema de su dirección. Dirección en un doble sen- I tido: primero, como rumbo u orientación, "hacia dónde" se orientan los cambios cognitivos o qué tipo de progreso se pro-duce; en segundo lugar, dirección como gestión o gobierno de los propios procesos de desarrollo.

Como vimos, los procesos de desarrollo que conceptua-liza la_Teonax fundamentalmente en loTelativo a la constítiP™

ción de los Procesos Psicológicos Superiores, son, en buena medida, contmgejües, al menos en lo relativo al dominio on-togenético y a sus formas más avanzadas. La Ínter\'enaón^edu-r_

cativa resulta inherente a los mismos procesos de desarrollo^, Te^uTañcIolos'cTe'acuercío conjjus características. Heñios

soste-nido en otra parte" (Saquero, 1995a)que talconcepción per-mite situar a la práctica pedagógica como una práctica de

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zo jiel^desjirroUov constitución de los sujetos implicados en ellas. Es decir, el papel inherente que guarda lo educativo "" ————" /*~~7~~$^

en los procesos de desarrollo impidQuna mirada naturalizada de estos procesos y los resitúa érrtfn plano histórico, social y, al fin, político. Tal parece seíla~clíscus ion que en última ins-tancia encarna el análisis de las características que deberían guardar, o efectivamente guardan, las interacciones adulto-ni-ño en los contextos de enseñanza, estén o no adecuadamente expresadas por la metáfora del andamiaje.

Zona de Desarrollo Próximo, actividad y apropiación

El concepto de Zona de Desarrollo Próximo, como se-ñalamos, se ha orientado, en el grueso de los estudios dirigi-dos a la teoría y práctica educativa, al análisis de los sistemas

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de interacción en doride se producen los progresos del desa-rrojlo ^ubjetivo. El dispositivo de andamiaje inauguró, en cier-ta forma, el análisis de cier-tales sistemas de interacción y, de al-gún modo, los intentos de elaborar recomendaciones pres-criptivas sobre su base.

En términos algo más amplios que los propuestos por la categoría de andamiaje, se han intentado capturar las relacio-nes entre el desarrollo ontogenético y las situaciorelacio-nes social-mente definidas, tal como lo bosqueja la noción de Zona de Desarrollo Próximo. Colé afirma que, en términos de su

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\n general", la ZDP puede entenderse como la

"estruc-n tura de actividad co^uT^^ejvcualquier'co"estruc-ntexto jio"estruc-nde.. hay_ / participantes que ejercen responsabilidades diferenciales en I virtud de su distinta pericia" (cf. Colé, 1989:155).

La categoría de ZDP se resignificaría, de algún modo, analizando las características concretas de las formas de acti-vidad conjunta que aparecen descriptas como inherentes a

153 ella en tanto promotoras de desarrollo psicológico. Colé, ana-lizando estas relaciones inherentes entre cultura y cognición (y por lo tanto entre sus formas específicas, como la cultura o cognición "escolarizadas"), en el marco de la Teoría Socio-his-tórica, señala:

- Habría una unidad básica común para el análisis tanto de los procesos psicológicos individuales como cultu- t rales.

Tal unidad consistiría en un compromiso individual en \. .

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actividades dirigidas a metas bajo restricciones conven- ."

cionalizadas. Tal unidad suele denominarse "activi-dad", tarea" o "evento".

- En lo principal, particularmente donde un niño está in-volucrado, estas actividades son pobladas (peopled) por otros, generalmente adultos.

- La ¿dcjumción_de comportamientos culturalmente apropiados^ es_un_proceso de interacción niño-adulto, en el cual el adulto provee unajguía a la conducta del niño, siendo éste un componente esencial de los pro-cesos educativos. (Cf. Colé, 1989:158-159).

Colé retoma el concepto de actividad rde Leontiev por

su carácter de "bisagra" entre los niveíes^Sé análisis cultural e individual; es decir, la categoría de actividad ofrecería la posi-bilidad de constituirse en tal "unidad jjásica común" de análi-sis. Para Leontiev "Er^b_^tiyi^d^^bjeto)es transformado en forma_subjetiva o imagen; al mismo tiempo, la actividad es convertida en resultado objetivo o producto. Mirada desde es-ta perspectiva, la actividad emerge como un proceso de

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formaciones recíprocas entre el polo del sujeto y el objeto" \/ (citado en Cole,1989:159). En suma, agrega Colé, se trataría de analizar las relaciones entre el "sistema de las relaciones so-ciales y el de la actividad cognitiva interna".

Leontiev establecía una distinción entre los conceptos

de actividad, acción y operación. La actividad alude a una unidad

"molar", no aditiva, "no es una reacción o agregado de reac-ciones, sino un sistema con su propia estructura, sus propias transformaciones internas y su propio desarrollo" (citado en Wertsch, 1988:210). Una actividad particular "responde a de-terminada necesidad del sujeto, tiende hacia el objeto de esa necesidad, desaparece cuando esa necesidad es satisfecha y vuelve a reproducirse, tal vez ya en condiciones totalmente distintas y modificadas" (cf. Leontiev, 1978:81). Lo que distin-gue a las actividades es su motivo, al punto que el propio con-cepto de actividad está necesariamente ligado a él. Por otra

parte:

"Los 'componentes' principales de algunas actividades de los hombres son las.accipiies.que ellos realizan. Denomina-mos acción al proceso subo^dinad^ja^eprese^ción que se tiene'deCÍesultadó~que debe .lograrse, es decir, al proceso

su-x^s.^_-— i ,_ -*• ^-i^,•—-**-***-,__^4-*"~ " ^i^-*"^-w-^"'~**-Si

^-bordinado ajm fin consciente. Del mismo modo que el con-cepto de motivo se correlaciona con el concon-cepto de actividad, el concepto de fin se correlaciona con el concepto de acción

(cf. Leontiev, 1978:82).

La estructura de la actividad permite una serie de enca-jamientos y relaciones complejas entre las acciones compo-nentes que pueden guardar relativa independencia. El desa-rrollo de una actividad puede presuponer la necesidad de un número significativo de acciones que respondan a sub-finali-dades parciales. Ahora bien, la acción, a la par de poseer un aspecto "intencional" (ligado a los fines, a qué debe ser logra-do) posee un aspecto "operacional" (ligado a los medios, a

có-mo, por qué medio puede ser logrado).

"...la acción que se está ejecutando responde a una tarea; la tarea es precisamente un fin que se ^a en determinadas condiciones. Por eso la acción tiene una calidad especial, su 'efector' especial, más precisamente, los medios con los cuales se ejecuta. Denomino operaciones^ los medios con los_quejse ejecuta la acciórTJcf. Leontiev, 1978:85).

Las actividades resultan una suerte de contexto socio-cultural definido, se propone, incluso, que tales actividades pueden facilita? la comprensión del propio desarrolloJiuma-no en la medida en que en la ontogénesis se produciría una apropiación de los motivos de_actividades relativas, por ejem-aprendizaje escolan, a la interacción entre pa-plo, al juego,

res y al trabajo

•v-4

Se ha propuesto que los desarrollos de Leontiev, discí-pulo de Vigotsky, fundando lo que se ha denominado "Teoría de la actividad", se encuentran, de algún modo, en línea con los trabajos del propio Vigotsky (cf. Griffin y Colé, 1984; En-gestróm, 1986; Wertsch, 1988; Colé, 1989) sin considerar, sin embargo, que se trata de meras consecuencias de sus plan-teos, sino de construcciones compatibles con su concepción general del desarrollo de los procesos psicológicos. De tal ma-nera que, y ése es uno de los motivos de nuestra breve deten-ción en los planteos de Leontiev, los problemas formulados en el marco de la Teoría de la Actividad resultan legítimos dentro del marco de la Teoría Socio-histórica, aunque no de-ban suscribirse necesariamente todas sus consecuencias o for-mulaciones hipotéticas de manera "literal".

El otro motivo por el cual nos detuvimos en la presen-tación de algunas de sus categorías es el uso frecuente que se encuentra de sus formulaciones en el terreno psico-eckicativo, enhebradas de hecho, con las formulaciones del propio Vi-gotsky. Autores como Wertsch y Colé son claros exponentes

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de esta utilización de las categorías de Leontiev pero resigni-ficadas, a su vez, en sus terrenos de indagación. Confróntese, como ejemplo, la necesidad planteada por Wertsch de ponde-rar el carácter esencial de los instrumentos mediacionales en la constitución y definición de la naturaleza de las actividades (cf. Wertsch, 1988, 1991).

Otro de los conceptos de Leontiev que ha tenido un uso creciente en Psicología del Desarrollo y Educacional es el de

apropiación. El concepto de apropiación ha sido propuesto

por Leontiév como un símil del de "adaptación", pero inten-tando resaltar las discontinuidades entrelprocesos culturales^ naturales. Es decir, el concepto intenta atrapar las particulari-dades de los procesos de apropiación cultural.

"El proceso de apropiación realiza la necesidad princi-^ \l y el principio fundamental del desarrollo ontogenético

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mano: la reproducción en las aptitudes y propiedades del in-dividuo de las propiedades y aptitudes históricamente forma-das por la especie humana, incluyendo la aptitud para com-prender y utilizar lenguaje" (cf, Leontiev, 1983:136).

¿En qué consiste o qué características parecen portar ta-les procesos? Conviene destacar que se trata simultáneamen-te de la apropiadónide un producto cultural objetivado exsimultáneamen-ter- exter-namente, como el lenguaje, perosir^ül^rielünentc es el desa-rrollo de una facultad o competencia psicológica. Al decir de

Leontiev:

"Hay que destacar, ante todo, que siempre se trata de un proceso activo. Para apropiarse de un objeto o de un fenó-meno, hay que efectuar la actividad correspondiente a la que está concretada en el objeto o el fenómeno considerado. Por ejemplo, cuando decimos que un niño se ha apropiado de un instrumento, significa que ha aprendido a utilizarlo correcta-mente, y que las acciones y operaciones motrices y mentales necesarias para ello se han formado" (cf. Leontiev, 1983:260).

Ahora bien, los procesos de apropiación, y allí radica su vinculación estrecha con la discusión a propósito de la Zo-na de Desarrollo Próximo, requieren de la participación del sujeto en actividades sociales, requiere de la participación del sujeto en situaciones de actividad conjunta:

"Ese proceso [de apropiación] se realiza durante la acti-vidad que el niño desarrolla con respecto a objetos y fenóme-nos del mundo del entorno, en los que se concretan .esas ad-quisiciones de la humanidad. Dicha actividad no puede for-marse por sí misma en el niño; se forma mediante la comuni-cación práctica y verbal con las gentes que le rodean, en una actividad común con ellos. Cuando el objetivo de esta activi-dad consiste precisamente en transmitir al niño unos conoci-mientos, prácticas y aptitudes, decimos que el niño aprende y el adulto enseña.

En algunas ocasiones, parece como sí el niño, en ese proceso, no hiciera más que poner en práctica aptitudes y fun-ciones psíquicas que la naturaleza le ha dado, que su éxito de-pende de ellas, mas no es así. Sus aptitudes humanas se van formando durante el proceso" (cf. Leontiev, 1983:262).

Es interesante destacar el hecho mencionado de que los procesos de apropiación implican el dominio de un objeto cultural (por ejemplo, un instmniento jcnüótico,como el len-guaje) y que dicha apropiación implica el reconocimiento de la acúvidad que condensa el instrumento (la "fuerza motiva-dora" de las cosas según la caracterización de Kurt Lewin que recordaba Vigotsky) y, con ella, los sistemas de motivaciones, el sentido cultural del conjunto. En otros términos, la apropia-ción de un objeto cultural parece ir acompañada de la apro-piación de un régimen de prácticas específico jie su.uap-QAlüfc raímente organizado. La tendencia "natural" al uso de los ob-jetos no coincide, por su propio decurso, con las construccio-nes culturales específicas en relación con esos objetos. De allí

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que resulte parte crucial de los procesos de apropiación, la apropiación de la naturaleza y sentido de la actividad que en-carna el objeto. De todos modos esta apropiación se produce por la participación de hecho en la actividad que se realiza ini-cialmente en forma gradual y asistida. El dominio de la lengua escrita requiere la comprensión del sentido cultural de los di-versos desarrollos de la práctica de la escritura y, por otra par-te, requiere de ía participación en actividades de escritura y lectura, que conserven su esencia compleja y no se diluyan en sus "componentes", las acciones y operaciones necesarias pa-ra su despliegue. Como se advertirá, no estamos apartándo-nos de la discusión central de las tesis de Vigotsky acerca de los procesos de desarrollo e interiorización.

Ahora bien, usualmente se piensan los procesos de apropiación, particularmente en el terreno educativo o de la psicología del desarrollo, desde la perspectiva del niño o del alumno, toda vez que los procesos de crianza y educativos pa-recen tener como finalidad específica que los niños/alumnos se apropien de los objetos culturales (normas, lenguajes, co-nocimientos, etc.). Sin embargo, desde esta perspectiva, mu-j chas veces se pierde un rasgo sumamente relevante para com-¡ prender diversos aspectos de las prácticas educativas: los pro-f cesos de apropiación son recíprocos y asimétricos.

Esto sigmílca~que7 erí sintonía con las tesis ya trabajadas, _eti_£l_rmsmp proceso en que el sujeto se apropia de los obje-tos culturales, ía~cutíufs~lts e Apropia" del sujeto, lo consjotuye

lo constituyeTómcr^humano", aTdecir de Leontiev. Como ve-remos en el capTt"ülo~sTgürénte el reconocimiento de esta reci-procidad y asimetría, y la manera de significarla, será crucial para las lecturas que, desde una perspectiva vigotskiana, se ofrezcan de los procesos de desarrollo subjetivo y de escolari-zación.

La Zona de Desarrollo Próximo y el análisis de las prácticas educativas

Recordemos los planos de análisis posibles que presen-ta, según hemos visto, la categoría de Zona de Desarollo Pró-ximo. Dentro de la aparente simplicidad de su formulación, condensa:

159

1- La posibilidad de ponderar "potencialidades de aprendizaje" (cf. Campione el al, 1984) o logros del desarro-llo, de una manera más ajustada. Tal cuestión, como vimos, es fiel a los primeros trabajos sobre la ZDP del propio Vigotsky. Sin embargo, el desarrollo específico de la categoría a efectos de ponderar la evolución de los CI y la influencia de la esco-larización en la nivelación de los mismos, se ha juzgado poco feliz ya que parecen en contradicción con las tesis de base de la Teoría Socio-histórica formuladas en otros sitios por el pro-pio Vigotsky (cf. van der Veer y Valsiner, 1991).

2- La formulación de una suerte de ley genética, que in-tenta enfrentar el problema del progreso en el desarrollo, re-cuperando procesos intrapsicológicos (como los logros autó-nomos y las modalidades de significación de la situación que porta el sujeto que aprende) e interpsicológicos (los diversos niveles del funcionamiento intersubjetivo, la participación en dispositivos de interacción que permiten la apropiación gra-dual de instrumentos de mediación y formatos de actividad) en la constitución de las formas avanzadas del psiquismo.

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-ceptos científicos en la infancia en el ya mencionado Capítu-lo sexto de Pensamiento y Lenguaje. Sitúa la hipótesis en la dis-cusión acerca de la relación genética a establecerse entre lo-gros del desarrollo de diferente nivel, pero referidos a siste-mas análogos, como el caso de la adquisición de una segunda lengua. El interlocutor al respecto es Piaget.

"...existen únicamente dos posibilidades, que se exclu-yen mutuamente, para explicar cómo se produce, en la fase superior de desarrollo, un sistema estructural análogo, en comparación del sistema desarrollado en otra esfera durante una edad más temprana. Sólo existen dos vías para explicar las relaciones entre el desarrollo del lenguaje hablado y escri-to, de la lengua materna y el idioma extranjero, delaTlógicaTde los actos y del pensamiento, de la lógica del pensamiento vi-sual y verbal. Uno de los caminos de explicación es el

princi-pio de desplazamiento, repetición o reproducción en la etapa

su-perior de los procesos de desarrollo realizados con anteriori-dad... La otra vía de explicación es la que desarrollamos en nuestra hipótesis: djnincipio deja zona de desarrollo próximo, leyde^sentido inverso al desarrollo de sistemas análbgós^en las esferas superior e inferior, ley de la relación mutua entre los sistemas inferior y superior de desarrollo" (cf. Vigotsky, 1934:257).

Importa, en este caso, ponderar el lugar otorgado a la Zona de Desarrollo Próximo. Como se recordará, los proce-sos de enseñanza-aprendizaje cumplen, a juicio de Vigotsky, un papel crucial en la apropiación de los sistemas conceptua-les, al punto de que los procesos de desarrollo de las funcio-nes psicológicas superiores, sólo parecen explicarse por un movimiento recíproco de procesos intra e Ínter-psicológicos, en el sentido de que las construcciones subjetivas toman co-mo objeto y herramienta de construcción, sistemas elabora-dos con una legalidad que, simultáneamente, posibilita

cons-trucciones e impone restricciones. Como hemos visto, en un sentido similar al recuperado luego por Leontiev, los sistemas conceptuales condensan actividades intelectuales específicas, producto de la historia socio-cultural. Una auténtica apropia-ción de ellos implica, a su vez, apropiarse gradualmente del ) sentido particular que poseen, incluida la demanda de desa- "} rrollo de formas voluntarias y conscientes de trabajo intelec-tual que portan. Esj)re_dsamente en la Zona de Desarollo Pró-ximo, donde se conformarTla^módálidades de trabajo cons-aeñte~y\'oruntario sobre las operaciones conceptuales espon-~T3ñ"eas. Hay una suerte de conciencia asisitida o "vicaria/'/ al

decir de Bruner (cf. Bruner, 1988).

3-Junto a los procesos de intenorízación que implica, se sitúa en la interfase de los dominios ontogenético y socio-his-tórico, es decir, intenta atrapar los mecanismos por los que' la culturarse apropia de los sujetos en la medida en que és~tos~sé~~ apropian de ella. Es decir, el sujeto se constituye como efec"tb"^XX

de esta apropiación recíproca. Es en tal sentido que aparecen alusiones tanto a la existencia de ZDP, como si se trataran de propiedades subjetivas, como otras referidas al papel otorga-do a las prácticas de enseñanza en su creación.

4- En línea con lo afirmado, plantea la existencia de dis-positivos_ de interacción, asimétricamente definidos, que curan regular el desarrollo "natural" del sujeto. Es decir, pro-mueven, como hemos discutido ya. formas "artificiales" de de-sarrollo cultural. Tal carácer asimétrico en la definición de los dispositivos de interacción mismos, como hemos visto al ana-lizar los procesos de apropiación, parecen inherentes a las prácticas de enseñanza. Tal asimetría no descansa sólo en el desigual conocimiento que poseen alumno y maestro, sino también en el desigual poder que poseen para imponer

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raciones canónicas deja situación, regular los criterios de tra-bajo y evaluación. Tal perspectiva, como hemos señalado en otra parte, reduce la posibilidad de leer la práctica educativa co-mo una mera práctica comunicativa {cf. Raquero, 1995a y b).

5- Por lo tanto, según lo observado, tales dispositivos promueven el arribo a definiciones comunes de la situación o de las actividades emprendidas. El proceso no parece limitar-/'se a un cambio en la "información" que poseía originalmente S-el sujeto menos experto, sino, también, parece promover una L. apropiación de las motivaciones y valoresjnás o menos

implí-( citos~^ñTáT^cÜviBacIes propuestas. El procesoirnr^icaj^na.

V apmpja(^ri"d^~toyirimívos7'Tin^toma de conciencia de las operaciones intelectuales pue¿tas_enjuego y un desarrollo de Jjp*voluntad", El aprendizaje que promueve desarrollo en si-tuaciones de enseñanza parece requerir un considerable

tra-bajo intelectual deliberado. /

-'"^ s~^ _ \r

En el capítulo siguiente, recorreremos algunos ejemplos de usos de las categorías vigotskianas para el análisis, o, en ciertos casos, el diseño de situaciones de enseñanza. La cate-goría de Zona de Desarrollo Próximo aparece como el tras-fondo inevitable de los análisis, por su lugar crucial, de encru-cijada, de los procesos de interacción, de interiorización y de enseñanza. Sin embargo, como hemos ya señalado, ha existi-do también un uso de la categoría algo simplista o desvincula-do de los problemas centrales de la Teoría y su concepción de desarrollo. Tal fue uno de los motivos que nos llevó a detener-nos en su análisis como un paso previo al tratamiento de la

ca-tegoría.

Al respecto resultan de gran interés las consideraciones de Luis Molí acerca de cómo evaluar los alcances y resonan-cias de la categoría de Zona de Desarrollo Próximo «n la obra

de Vigotsky y en sus utilizaciones en el tecreno educativo (cf, 163 Molí, 1990, 1993). Como se recordará^Mollplantea tres "con-sideraciones teóricas" pertinentes para el análisis del sentido pleno de la categoría en el conjunto del planteo vigotskiano. En primer lugar, el problema de delimitar las unidades de

ana-lisis de los procesos que se indagan; en segundo término, el

papel de la mediación en la organización de ^interacciones y ^^ en el progreso del desarrollo y, por último, el lugar del "cam- ,.

bio" en el análisis de la ZDP.

Con respecto a las unidades de análisis para abordar procesos como, por ejemplo, los de aprendizaje de la lecto-es-critura, se enfatiza aquí la necesidad de no reducir tal aborda-je a una descripción o secuencia de adquisiciones, de habilida-des o sub-habilidahabilida-des elementales. Desde la perspectiva de la psicología socio-histórica, afirma Molí, siguiendo a Griffin y

~~Üole, se deberían analizar actividades básicas en lugar de "habí- ^ • •_r___:.__J—*'~"*-""i'»™-__„, „ o J1» g .... LJ* v- / r lidades básicas". Ya que si bien las habilidades pueden formar

parte de las actividades complejas, esla organización y sentí- i do de estas últimas las que les otorga a ellas su propio sentido ]\

En tal sentido Molí enfatiza la necesidad de:

"rechazar la conceptualización de la zona como la ense-ñanza o la evaluación de habilidades y sub-habilidades discre-tas, separables. Por ejemplo, un problema en la aplicación del concepto de la zona al análisis de la instrucción en el aula es que una definición de la zona que enfatice la transferencia de conocimiento y, especialmente, de habilidades, de aquellos que saben más a aquellos que saben menos, puede caracteri-zar a casi cualquier práctica de la enseñanza" (cf. Molí, 1993:20). /«

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Según Molí, el concepto de Vigotsky no apuntaba al ti- > po de enseñanza centrada en tal adquisición de habilidades •£

o elementales, cuestión que el propio Vigotsky, agreguemos, .%

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trató en cierta medida expresamente, tanto a propósito de la adquisición de la escritura y la lectura (cf. Vigotsky, 1988 ) co-mo de la relación entre instrucción y desarrollo, en términos más generales, al diferenciar "la instrucción del niño, cuyo ob-jetivo consiste en el desarrollo multilateral, de la enseñanza de los hábitos especializados, técnicos (escribir a máquina, mon-tar en bicicleta) que no ejercen ninguna influencia importan-te en el desarrollo" (cf. Vigotsky, 1934:243).

En cuanto al aspecto mediacigjiíiL Vigotsky analizó en particular el problema de la adquisición de conocimientos en los contextos de enseñanza, que tiene lugar en un "sistema so-cial definido". Como características de este "sistema soso-cial de-" finido" que conformarían los procesos de escolarización, se-gún hemos visto, Vigotsky enfatizó la dirección impresa al de-sarrollo del sujeto hacia formas crecientes de control volunta-io y consciente de los procesos intelectuales^y, en segundo término, destacó las particularidades del uso del lenguaje,xiL_ í^xtas situaciones escolares: "el discurso escolarizado representa

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——""'•""•-- ——""'•""•--una forma de comunicación cualitativamente diferente, ——""'•""•--ya f que las palabras no actúan sólo como medio de

comunica-*i ción, como en el discurso cotidiano, sino como objeto de

es-/ tudio" (cf. Molí, 1993:23).

V_> Coincidimos con Molí en que los análisis que hoy deno-V minamos de "el discurso en el aula" o del "discurso escolar", son inherentes al tipo de abordaje que Vigotsky bosquejó de las prácticas escolares, en tanto promotoras de desarrollo a través _del> diseño de actividades conjuntas entre sujetos de

competencias diferentes""sobre" dominios particulares, donde los instrumentos mediadores juegan un papel central.

Por último, Molí plantea una discusión que es central a la hora de utilizar la categoría de Zona de Desarrollo Próximo para el análisis, evaluación o diseño de estrategias de enseñan-za. Hemos discutido ya el problema de la delimitación de lo que habrá de entenderse^cojno un íogro o progreso en el

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• sarrollo, desde la perspectiva del requisito establecido por Vi-gotsky para la delimitación de lo que se entenderá por un "buen aprendizaje". Es decir, aquél que debe ir a la vanguar-dia de los procesos de desarrollo en los niveles superiores de las ZDP. Proponíamos distinguir, sin ambiciones de rigor, en-tre procesos de desarrolfo en sentido estricto, de aquellos pro-gresos que, si bien podían contribuir a la consecución de lo-gros significativos en el desarrollo, en sí mismos no represen-taban tales progresos.

Molí plantea, de hecho, el problema de apelar a

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crite-rios vinculados, por una parte, en forma bastante estrecha a } las aHmwwí'w"' J -' c-1_ _ , — ..^....ici LítuimiLc csuecna i

las adquisiciones de un dominio particular, como el de la lec-to-escritura y, por otra, a la lógica que parece requerir la orga- V nización de los procesos de enseñanza-aprendizaje mismos. / Con respecto a esto últímp_parece de especial importancia el grado de control que logre el sujeto sobre los propios proce-sos de aprendizaje, lo que incrementaría los niveles de auto-nomía, control consciente y voluntario de los propios proce-sos intelectuales. Algunas de las asepciones dadas o de los re- f{ quisLtos_rjecJidos a los dispositivos de andamiaje, contempla-ban la posibilidad, como vimos, de que no sólo se delegue ma-yor responsabilidad en la resolución de las tareas, sino tam-bién en la organización o control mismo de las actividades de enseñanza-aprendizaje.

Por último, Molí, en sintonía con otros autores como ,,

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Cazden, Goodman, etc., pone en evidencia, lo que a nuestro juicio resulta un uso paradójico aue suele hacerse de.Jaxat&; Ü- H _IIÉ ' • "* "*••*-*---^-^tJ™" J .^.

j|Ojríaj^ZDP cuando, partiendo de una visión holística_p,rrifít__. J lar de los procesos de desarrollo cognitiyo (ya que la unidad de los procesos individuales y sociales se expresa

privilegiada-^ mente en esto que llamamos ZDP), se concluye en ponderar los"""! logros del desarrollo sobre ía base del desempeño autónoma I "f

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da la elucubración al respecto de la ZDP, con una crítica a la evaluación de los logros del desarrollo detenida en la pondera-ción de los desempeños solitarios. No puede desconocerse que

un progreso del desarrollo debería implicar poseer mayor competencia

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para parjicipaj^enjactividades colaborativas:

"...quiero sugerir una perspectiva diferente del cambio dentro de la Zona de Desarrollo Próximo. El foco estaría puesto en la apropiación j el dominio de las formas de media-ción, tales como la escritura, evaluada no sola o necesariamen-te a través del aprendizaje independiennecesariamen-te después de la prác-tica guiada, sino mediante la capacidad de los niños para par-ticipar enjictividades coiaboratiyas cualitativamente nuevas. El foco, en consecuencia, no^stá puesto en la transferencia^ de las habilidades de los queÜaben más a los que saben menos si-no en el uso colaborativo de las formasjie mediación para crear, obtener y comunicar sentido... en ayudar a los niños a J apropiarse o tomar el control de su propio aprendizaje" (cf.

[Molí, 1993:26).

W A nadie escapa que, en este último análisis, se están es-tableciendo interesantes cuestiones acerca de cómo debería encararse el trabajo en relación con la enseñanza de la lengua escrita en la escuela y, tampoco escapa que tal análisis extien-de la interpretación extien-de la categoría vigotskiana extien-de ZDP hacia el debate de lo que se consideraría un "buen aprendizaje". De algún modo el análisis y la propuesta formulados, no sólo por la Molí, aunque lo hemos elegido por ser un vocero claro y legí-timo, van "más allá" de los planteos explícitos en la obra de .!¿, Vigotsky, pero se sitúan, a nuestro juicio, dentro del campo ^ de problemas a que obligadamente tales planteos remiten.

c% Recuérdese que, desde la perspectiva que hemos

adop-~ ^tadíTen,el presente trabájense trata menos de juzgar sobre los

• beneñcio's.de Tas-propuestas pedagógicas que se insinúan, que "*^obrélos\problemás que plantea la utilización de la teoría so-15 cio-históricá""eTT"íá fundamentación de tales propuestas o en el

análisis de las prácticas escolares cotidianas. En el capítulo si-guiente procuraremos mostrar cierta variedad de usos de las jgategorjas de la teoría y, en cierto modo, incluso, posturas contrapuestas acerca de temáticas similares, considerándose ambas genuinamente "vigotskianas". Algunas ambigüedades de los textos de Vigotsky y las particularidades que ha presen-tado la difusión, siempre fragmentaria, de su obra, han facili-tado esas cuestiones. Tampoco se trata, obviamente, de juzgar sobre el grado de "autenticidad" del carácter vigotskiano de las propuestas pedagógicas. Tal análisis sería contradictorio con nuestra concepción acerca de la relación entre los domi-"ñios psicológico y pedagógico (a los que reclamamos respecti-vos cTésárrollos relativamente autónomos). No consideramos que de la obra vigotskiana se "deduzcan" prescripciones peda-gógicas sistemáticas, ni que, aunque esto pudiera parecer, se deba operar la construcción de una pedagogía espejada o de-rivada casi excluyentemente de las elaboraciones psicológicas. Las decisiones pedagógicas, como el uso de las elabora-ciojiespsicológicas en educación, poseen una argamasa políti-co-cultural que define muchas veces, sin duda, el destino y de-sarrollo de los sujetos y las poblaciones. Operar una reduc-ción dé'lá'cómpíejidad que demanda la decisión pedagógica, a las explicaciones que brinde la teoría psicológica puede re-sultar, muchas veces, erróneo y pdifffcoso. puede llevar_a_disL mular un problema de decisión político-ideológica en una to-ma de decisiones racionales de tipo técnico-instrumental. Por supuesto que nuestro planteo al respecto no es original ni no-vedoso (cf. por ejemplo, Habermas, 1990).

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Referencias

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