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LO DIGITAL COMO POTENCIA NARRATIVA.

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Academic year: 2022

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LO DIGITAL COMO POTENCIA NARRATIVA.

RELATO INTERACTIVO: “DIARIO A UN BERLÍN ONÍRICO”

DIANA CAROLINA ORTIZ BONILLA

TRABAJO DE GRADO

Presentado como requisito para optar por los títulos de Profesional en Estudios Literarios

Comunicación Social y Periodismo

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Ciencias Sociales

Carrera de Estudios Literarios

Facultad de Comunicación y Lenguaje Carrera de Comunicación Social

Bogotá, 2021

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS

RECTOR DE LA UNIVERSIDAD Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.

DECANO ACADÉMICO Germán Rodrigo Mejía Pavony

DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE LITERATURA Oscar Alberto Torres Duque

DIRECTOR DE LA CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS María Piedad Quevedo Alvarado

DIRECTOR DEL TRABAJO DE GRADO

Jaime Alejandro Rodríguez Ruiz

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Artículo 23 de la resolución No. 13 de julio de 1946:

“La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en sus trabajos de tesis, sólo velará porque no se publique nada contrario al dogma y a la moral católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.

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Todo este proceso está dedicado a mi mamá Martha Lucía Sin ti nada de esto hubiese sido posible

Gracias por alentarme a creer que las estrellas son el límite

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El relato interactivo no se encuentra dentro del documento de la tesis.

Accede al texto creativo dando clic a la imagen o escaneando el código QR

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Tabla de Contenido

Introducción ... 8

Justificación ... 13

Objetivos ... 15

Generales ... 15

Específicos ... 15

Estado del Arte ... 16

Capítulo 1 ... 19

La Virtualidad y las Implicaciones del Tiempo ... 19

Virtualidad... 19

Ser Desde la Virtualidad ... 25

El Ciberespacio ... 26

La Memoria Colectiva ... 30

La Inteligencia Colectiva ... 32

La Persistencia del Conocimiento en el Software ... 34

Capítulo 2 ... 41

El Tiempo y el Salto de Época ... 41

El Tiempo ... 41

Salto de Época ... 44

El Individuo ... 47

Capítulo 3 ... 49

La Escritura como Práctica ... 49

La escritura ... 49

El Texto ... 50

El Hipertexto ... 53

Capítulo 4 ... 59

La Narración Interactiva ... 59

Lo Interactivo y La Cuarta Pared ... 60

El Relato Hipertextual ... 63

Capítulo 5 ... 65

TWINE: Un Proyecto de Relato Explorativo ... 65

Maquetación y El Algoritmo ... 68

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Programación ... 68

La interacción ... 69

BITÁCORA ... 70

Los mil y un cambios ... 71

Casi morir de ansiedad ... 73

No eres tú, es tu cabeza… ... 75

El abismo en mi cabeza ... 77

Volver a lo Creativo ... 79

Siempre me han gustado los amores imposibles... 80

Mi proceso de Escritura ... 82

Organizar esquemas ... 82

Escribí soñando-despertando... 82

Decisiones estéticas ... 83

El diario ... 83

Las acciones ... 83

Los pasajes... 84

El lector implícito ... 84

Proceso de montaje del relato interactivo ... 85

Twine ... 85

Creación del esquema ... 85

CSS y HTML ... 87

Itch.io ... 88

Webnode ... 89

Página final ... 90

Referencias... 92

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Introducción

Lo digital ha sido un tema tangencial en la vida de las personas en los últimos años. El internet y los avances en tecnología han cambiado en gran medida la manera en la cual nos relacionamos con el mundo y el entendimiento del mismo. El papel de aquello que se denomina como “virtual” es fundamental para comprender mejor la realidad social que estamos experimentando.

En este trabajo abordé la virtualidad desde la noción de Piérre Lévy (1999) para partir del hecho que este término ante todo debe ser comprendido como “potencia”. Por tanto, aquello que denominamos como virtualidad no es un antónimo de la realidad, sino una posibilidad de transformación de la misma. En este sentido, la relación que tenemos con la tecnología está determinada con la potencia; es decir, que no es la tecnología la que nos transforma como sociedad, sino el uso que le damos.

Si bien hemos experimentado una evolución gigantesca y exponencial en lo técnico, cosa que podemos evidenciar al comparar un dispositivo actual con uno de hace unos diez años atrás.

Estos avances técnicos no solo han mejorado la experiencia que tenemos como usuario, sino que están remodelando muchas situaciones de la cotidianidad misma: la comunicación, las relaciones sociales, el trabajo, la economía… Esto es porque la velocidad y la inmediatez de los medios electrónicos han alterado nuestra concepción del tiempo y el espacio, pues ya es posible conectarse sin necesidad de contar con un espacio físico determinado.

Esta aceleración no solo se ve reflejada en los diferentes modos de ocio, estudio o trabajo;

sino que también ha generado la necesidad de transformar la infraestructura de las ciudades e incluso los países, en el sentido de que también se da menester de tener carreteras más amplias y rápidas o mayores rutas aéreas y marítimas que permitan una comunicación más efectiva y directa entre diferentes territorios y faciliten, en la medida de lo posible, el tránsito de las personas. Fuera de hechos políticos y sociales específicos, un fenómeno es evidenciable: estamos globalizados tanto física como virtualmente.

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El ciberespacio es uno de los términos que pueden llegar a ser interesantes para poder comprender la virtualización tecnológica. Pues si bien el ciberespacio “existe” y podemos acceder a él como cibernautas, este realmente no está en ningún lugar físico en concreto. Se podría pensar que el ciberespacio está en los servidores y Data Centers donde están contenidos sus datos. Sin embargo, somos partícipes del ciberespacio cada que accedemos a internet de cualquier manera, es decir, el ciberespacio está en el uso de cada uno de los cibernautas y en su posibilidad de acceso y navegación. Nosotros construimos al ciberespacio con nuestra interacción.

Pero nosotros no solo accedemos desde nuestra individualidad, también tenemos comportamientos desde lo colectivo. Es inherente nuestra necesidad de comunicarnos y compartir con otros. Esta necesidad no ha sido desplazada por el hecho digital, ha sido potenciada. Este fenómeno es más plausible en las redes sociales. No obstante, esta “desterritorialización” de la comunicación también se da en la producción de conocimiento y en las actividades económicas.

Creamos un registro virtual de nuestra persona con avatares o nicknames para diferentes redes o videojuegos, pero estos registros individuales también son evidencia de comunidad. Una preferencia individual tiene la posibilidad de volverse tendencia si es replicada por más personas.

Los datos que están albergados en el ciberespacio en principio parece ser una pila sin sentido hasta que pueden ser clasificados y jerarquizados para poder luego ser usados por alguien.

Esta capacidad de poder transformar y dar un sentido a fenómenos masivos hacen parte de la misma inteligencia colectiva. Esto no solo es útil para grandes aparatos económicos, sino que de igual manera aportan a nuestro conocimiento sobre nosotros mismos. Si bien, no todos los grupos de personas son de igual forma asertivos con la información a la que acceden y se puede dar mayor franja a la desinformación; el hecho de contar con la cantidad de datos y acceso a los mismos con los que contamos gracias a la aceleración tecnológica sin duda es un aporte y una oportunidad para masificar el acceso de conocimiento como no se había dado en otra etapa de la historia humana.

Por otro lado, la importancia del software como engranaje en el motor de toda esta realidad, para mí es fundamental. Puesto que no es un hecho transparente y que también tiene repercusiones sociales. Si bien un programa está basado en un lenguaje que suele ser imperativo, pues los lenguajes de programación en su mayoría consisten en darle órdenes a la máquina para que ejecute determina acción.

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Wendy Kyon Chun (2013) propone que el código programático, que permite que la máquina implemente determinada función, también está menguado por la intervención ideológica de las personas detrás del mismo. Ella expone que desde el origen del código con las mujeres computadoras en las universidades y departamentos gubernamentales estadounidenses, que fueron las primeras en implementar estos lenguajes para hacer cálculos de proyectiles y cohetes durante la Segunda Guerra Mundial, estaban mediadas por el lenguaje imperativo de superiores normalmente masculinos. De manera que gracias a ellas se implementó el lenguaje desde la perspectiva “Yes, Sir”, donde las máquinas replicaban las órdenes verticales que eran recibidas por estas mujeres. Lenguaje imperativo que persiste aún hoy en día después de la masificación del software.

Esta manera en cómo interactúan los sistemas es a su vez replicada por los usuarios a la hora de manipular las máquinas. Estamos acostumbrados a darle una orden a la máquina para que esta la ejecute. Lo cual también repercute en la misma narrativa digital per se. Puesto que dichas narrativas están supeditadas desde la manera en que interactuamos con los sistemas. Asimismo, estas maneras de relacionamiento son de igual forma una representación de los imaginarios que tienen los individuos con dicha realidad, por lo que para Kyon Chun (2013) los discursos que creamos a partir del software también son reflejos de nuestras creencias y maneras de ver el mundo.

La realidad de la tecnología nos pone en cuestión con lo que pensamos acerca de la época en que vivimos. Según Lipovetsky (2006), pensar la modernidad hoy en día ya no es suficiente, dado que esta aceleración también nos ha puesto en una situación de mayores exigencias y promesas del mismo consumo. El vuelco a la individualidad ha dejado una paradoja, porque si bien estamos en un momento donde se favorece el desarrollo de la diferencia entre cada individuo, las lógicas mercantiles buscan un conjunto de conductas normalizadas y estandarizada. Esto implica que muchas conductas que consideramos como netamente individuales, puedan ser replicadas alrededor del mundo tales como el gusto musical, un estilo de vestimenta o incluso preferencias alimenticias. Si bien ya las estructuras no tienen apariencia estática, no han desaparecido.

Para Lipovetsky (2006), el término de posmodernidad ya no es suficiente para determinar la época en la que vivimos dado a los cambios tan profundos en la concepción del espacio-tiempo.

Las condiciones maleables en constante movimiento y fluidez han hecho que haya un cambio de época a lo que determina como hipermodernidad.

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Una de las grandes características de esta época es el consumo de masas emocional e individualista. Lo cual favorece que las personas estén cada vez más informadas, pero más desestructuradas. Esto es dado a que según Lipovetsky (2006), los conceptos están mas mediados por la información que por una institucionalidad. Esto también trae como consecuencias reacciones más efímeras dado al gran bombardeo de información al que están expuestas las personas.

Teniendo en cuenta este contexto, uno de mis enfoques es explorar la escritura como potencia. Desde Lévy (1999) podemos pensar la escritura como una extensión de la memoria, una manera de dejar un registro de nosotros mismos. En este orden de ideas, el texto es un discurso elaborado y deliberado, que no solo depende de una sucesión de símbolos alfabéticos, sino que también puede incluir pictogramas, símbolos, imágenes o, incluso, material audiovisual. Esto implica que un texto no depende de un medio que lo contenga directamente (papel, libros o un tipo de archivo), el texto es por antonomasia un contenido que pueda interpretarse y que tenga sentido.

También se puede decir, pensando en Lévy (1999), que el texto es una potencia. Pues el texto no solo depende de alguien que lo escriba, este a su vez depende de un interlocutor que lo

“reciba” y lo interprete. Entonces, un texto jamás estará concluso, sino que siempre será en potencia de quien lo pueda “actualizar” y adaptar a un contexto diferente del que fue realizado en un principio.

En términos digitales se trata mucho el término de “hipertexto”. Sin embargo, este tiene una connotación mucho más allá del hecho programático. El hipertexto en principio está relacionado con la capacidad relacional de la inteligencia humana. Por ende, solo el diálogo que tiene un lector con un texto al relacionarlo con sus conocimientos previos ya puede ser considerado un hipertexto.

El hipertexto digital es, en este sentido, la capacidad relacional que tienen tecnologías como el internet para contener y conectar textos entre sí. Con el internet tenemos acceso a diversos contenidos dependiendo de nuestra interacción con el mismo, por lo cual, la tecnología vendría siendo una herramienta y un “potencializador de información”, como lo denomina Lévy (1999).

Uno de los grandes diferenciales entre un hipertexto digital y otro en un formato distinto como el papel es la manera, la cantidad y la velocidad en la búsqueda de la información.

Otro enfoque en este trabajo también ha sido explorar estos límites que parecen desdibujados entre un autor y un lector. Pues, un autor siempre es lector y el lector al leer, interpretar, llenar de sentido e incluso intervenir un texto, está creando. Esto lo vi muy representado

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en la imagen de la cinta de moebius, donde el interior y el exterior de la misma no pueden ser determinados con exactitud.

En este sentido la narración, pensando no solo en el acto de producción sino en el de recepción, es mi manera de comprender cómo se puede explorar lo creativo en un contexto actual.

Para ello me interesa abordar el texto desde la interactividad, donde estos papeles de emisor y receptor no están tan definidos y estáticos. La narración interactiva no es un concepto nativo- digital, pues desde los años cuarenta se tienen registros de libros que proponían diversos finales y textos que buscaban involucrar de manera más “activa” al lector, donde se pueda lograr compenetrar en cierta medida el mundo del lector con el enunciado que está leyendo. Más aún, uno de mis intereses es intentar romper “la cuarta pared”. Otro término que lleva siglos y tiene origen el teatro cuando fue acuñado por Diderot en el siglo XVIII.

Por eso opté por programar un texto de ficción interactiva, donde se pudiesen elegir diversos caminos para recorrer la historia, procurando un lenguaje más bien enunciativo que permitiera a mi posible interlocutor sus propios pensamientos con los míos. Esta ficción no tiene nombre de personajes, ni espacios totalmente definidos y está narrado en segunda persona desde una focalización interna a modo de diario. Espero con esto facilitar la identificación del lector con cualquiera de las dos orillas expuestas en mi texto.

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Justificación

Siempre he sido una apasionada por la tecnología y me he sentido muy entusiasmada por comprender y observar los avances que estamos viviendo hoy en día. Las computadoras y la interacción con el internet siempre ha sido uno de mis hobbies: buscar sobre formatos, medios audiovisuales y la ingeniería propia de las máquinas mismas (hardware y software) han sido temas fascinantes para mí. Sin embargo, más allá del hecho técnico, uno de mis principales intereses ha sido entender cómo se da lo narrativo en estos medios. Desde el entretenimiento hasta las actividades cotidianas el impacto de los medios digitales en el diario vivir de las personas es un hecho relevante.

Nunca he buscado ser ingeniera, pero si considero muy importante pensar cómo las ciencias básicas detrás de la tecnología tienen también un impacto en lo social. Las comunicaciones y los temas sociales han sido interpelados de manera importante por la aceleración de los avances técnicos en los últimos.

Mi breve experiencia como comunicadora en la industria tecnológica me ha ayudado a ver de cerca esta conjunción entre cada lanzamiento tecnológico y cómo estos son recibidos por las personas del común. Dentro de la industria siempre se dice el lema de que “vamos a mejorar la vida de cada ser humano en la tierra”. Aun así, más allá de un mejor performance de los dispositivos, considero que la tecnología no puede verse de manera ingenua. Pues las implicaciones de la tecnología pueden tener múltiples puntos de vista: las relaciones afectivas, económicas, políticas y culturales. Por tanto, analizar un hipertexto como el internet nos ayuda a ver cómo nos relacionamos con nuestro entorno ahora tan marcado por la tecnología.

Podemos ver día a día con cada producto nuevo que estamos experimentando una transformación en nuestro modo de vida. Ahora, después de la pandemia del COVID-19 somos más conscientes de cómo estamos cada vez más relacionados con la virtualidad, cómo muchas actividades presenciales se han mudado a un espacio dentro de la informática, donde hay una traslación de los espacios y los tiempos gracias a los avances tecnológicos. Las modalidades de

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trabajo, estudio y comunicación personal se transforman gracias a las posibilidades tecnológicas.

Ya no dependemos totalmente de plantas físicas para realizar ciertas actividades: oficinas virtuales, aulas virtuales o incluso vida social virtual.

Estos cambios no se dieron de un día para otro, desde inicios del siglo XX se puede rastrear cómo ha ido evolucionando las tecnologías de información y comunicación. Las primeras computadoras digitales como ENIAC se comenzaron a crear desde los años cuarenta, las primeras ideas sobre el hipertexto se dieron en los años sesenta y las redes de computadoras se comenzaron a diseñar en esta misma época, derivando luego en world wide web como el hipertexto por antonomasia usado por todos los cibernautas alrededor del mundo.

Con estos avances las comunicaciones se pueden dar en términos de milisegundos y podemos conectarnos a tiempo real con personas que estén ubicadas en cualquier parte del mundo mientras las partes tengan conexión a la red. Esta inmediatez también ha alterado de muchas formas nuestra vida misma.

El presente trabajo busca analizar la virtualidad desde la comunicación como fenómeno social, comunicativo y narrativo. Darle una perspectiva desde las ciencias humanas a los hechos técnicos y ver sus implicaciones en la vida de las personas. Por tanto, este trabajo es una indagación para hacer una conjunción entre la virtualidad como técnica y como fenómeno social.

Además, a partir de esta investigación también quiero dar un aporte creativo desde la creación de un relato interactivo que sea una breve muestra de cómo se puede dar la literatura desde un entorno netamente digital. La idea es no solo observar la transformación de que propicia lo digital, sino también ser partícipe de ella.

Este trabajo busca ser una tesis híbrida que mezcle una parte teórica a través de la perspectiva de autores como Pierre Lévy y Gilles Lipovetsky, donde busco explorar las ideas de la virtualidad, el texto, la escritura, el hipertexto, el ciberespacio, el software y sus incidencias sociales desde la inteligencia colectiva, la memoria, el tiempo y el individuo como sujeto inmerso en esta época. Sin embargo, también quiero dar una visión práctica desde la noción de los relatos interactivos creando un cuento interactivo que sea mi propia propuesta de un pequeño hipertexto.

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Objetivos

Generales

• Analizar los fenómenos comunicativos y narrativos que se puede dar gracias a los formatos hipertextuales desde la creación de un relato digital interactivo.

• Entender el fenómeno de la virtualidad y la tecnología para evidenciarlo desde una perspectiva teórica y creativa.

Específicos

• Definir los conceptos de virtualidad, texto e hipertexto para dar mayor comprensión del fenómeno de la virtualidad.

• Analizar de manera general los fenómenos sociales, comunicativos y narrativos detrás de la virtualidad.

• Dar una perspectiva de cómo la ingeniería detrás de todos los avances detrás de nuestros teléfonos y computadoras se ven reflejados en nuestra vida diaria y hacerlo explícito desde un producto creativo.

• Analizar de manera general una narrativa hipertextual a través de la creación de un relato netamente virtual.

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Estado del Arte

Lo interactivo desde lo digital es un tema que ha sido ampliamente explorado en la academia, en la presente investigación he encontrado documentos multidisciplinarios donde se aborda las narraciones interactivas desde la filosofía, la literatura, la comunicación e incluso la ingeniería informática. Lo destacable en todas es el papel de lo digital y lo programático como una tecnología que es propicia para el hipertexto y la narración a partir del mismo.

Jaime Rodríguez (1999, pág. 63.) se hace la pregunta por el género del hipertexto. En este caso el tema de lo no-lineal se rastrea como uno de los orígenes de lo hipertextual partiendo de la propuesta vanguardista de Landow. Rodríguez (pág. 65) también explora los roles entre escritor y lector, la producción de este tipo de textos y la distribución en el ámbito de la cibercultura.

La cuarta pared como premisa es el enfoque de Violeta Heredia (2020). La autora hace una reflexión comunicativa y literaria de las posibilidades del texto interactivo digital para transgredir los límites entre el creador y el lector. En este artículo se explora el uso de la segunda persona como método de acercamiento al lector de tal forma que se pueda hacer una propuesta para romper con la distancia entre el emisor y el receptor.

Esta noción del emisor y el receptor también es tratada por José Luis Orihuela (1997) al exponer la narración desde los términos de “relato-historia”, estructura y acto enunciativo. A partir de esas tres dimensiones menciona la interactivad desde la teoría de la comunicación, donde hay una relación entre emisor y receptor, en la cual estos roles resultan intercambiables, situación que ha sido fortalecida por los soportes digitales.

María Teresa Soto Sanfiel, Laura Aymerich Franch y Xavier Ribes Guàrdia (2009) hicieron una investigación experimental para determinar la recepción de las ficciones interactivas con una muestra de 310 estudiantes universitarios entre 18 y 37 años en España. En este experimento se les puso dos películas en un mismo servidor una interactiva y otra que no lo era. Por medio de encuestas se buscaba averiguar cuál película había gustado más a la audiencia. Los resultados arrojaron que la interactividad no necesariamente significa mayor disfrute o entrenamiento. Sin

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embargo, la posibilidad de interactuar con la historia eligiendo diferentes finales está relacionado a una mayor gratificación y los investigadores exponen la hipótesis que la interactividad puede contribuir a un mayor consumo por parte de la audiencia.

Asimismo, Arnau Gifreu-Castells (2016) hace una aproximación al relato interactivo desde la visión de la transmedia y sus posibilidades en los diferentes géneros como el documental, periodismo, museografía y formatos educativos para explorar las diferentes posibilidades metodológicas del formato interactivo.

También hay un interés por darle usos a los relatos interactivos desde la comunicación, el periodismo, la historia, la pedagogía y el desarrollo programático. La textualidad interactiva para Rossana Mestre (2007) tiene un enorme potencial para enseñar desde la ficción e involucrar más a los estudiantes en los temas.

Isidro Rodrigo de Diego y Manuel Fandos Igado (2013) debaten la posición de muchos contenidos que colocan a la audiencia desde una posición “pasiva”, muchas veces sin vínculo alguno con la información que se está presentando. Situación que los investigadores intuyen puede ser negativa para la enseñanza de conocimientos y el desarrollo de habilidades metacognitivas como la resolución de problemas, el autoconocimiento o la inteligencia emocional. Por lo que se propone en el artículo que la experiencia educativa interactiva puede ayudar a la educación en tanto se relacionan los vínculos emocionales y los escenarios de exploración con el aprendizaje.

Por la misma línea, los investigadores Santiago Campana, Gopal Ezequiel Martínez y Ela Mertnoff (2020) de la Universidad de Buenos Aires vieron en los relatos interactivos una oportunidad para la divulgación histórica y pedagogía, desde el formato de “elige tu aventura”

dedicado para un público decidieron narrar la lucha obrera del siglo XX en Argentina.

La narración interactiva también ha sido explorada desde el periodismo como una manera más efectiva para relacionar la audiencia con la información. Jorge Vázquez Herrero y Xosé López García (2019) vieron en los relatos interactivos una apuesta para crear reportajes que sean más interesantes para el público y que son una muestra del potencial del avance tecnológico y de la evolución de los medios, los dispositivos y las audiencias. En el artículo se exponen los casos de periódicos reconocidos como The New York Times, The Washington Post, The Guardian y The Wall Street Journal.

Los investigadores Jorge Vázquez Herrero, María Cruz, Rey Negreira y Xosé Pereira Fariña (2017) también vieron un potencial en la narración interactiva en el género del documental.

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En el artículo se analizaron 10 documentales donde se identificaron las tendencias de renovación del periodismo desde la interactividad. Las conclusiones es que esta manera de hacer documentales se ha diversificado y se ha consolidado como método narrativo en Francia, Estados Unidos y Canadá.

La ficción interactiva también fue explorada por el profesor Carlos Suárez Quinceno (2020) en un taller de literatura contemporánea en la Universidad Fray Luis Amigó, donde a modo de cartografía a través de la aplicación Twine se propuso un ejercicio de crear relatos interactivos a los estudiantes del taller que quedaron registrados en una página web a modo de biblioteca.

El interés por los relatos interactivos no solo radica en las personas con intereses propios a la creación de contenido, sino también quiénes crean los programas: los ingenieros. Para José Francisco Martín Lisaso (2019), el formato de ficción interactiva a partir del diseño programático le permitió la fórmula para crear un videojuego accesible para la población con discapacidad.

Los ingenieros Andrea Martínez Fernández, Javier Sanz Castro y Andrea del Vado Puell (2020) crearon una aplicación web para el desarrollo de libros con contenidos de ficción interactiva. Bajo la visión propia del hipertexto crearon bibliotecas que son listas de libros en la que los usuarios puedan ordenar y acceder fácilmente tanto a sus lecturas como a sus escritos. El fin de esta aplicación “es que pretende facilitar y agilizar la escritura de este tipo de ficción mediante una interfaz rápida e intuitiva y herramientas e interacciones novedosas, además de acercar su lectura a un gran y creciente público de lectores gracias al componente social de la aplicación, en la que sus usuarios pueden compartir sus obras para que el resto las puedan leer”

(2020).

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Capítulo 1

La Virtualidad y las Implicaciones del Tiempo

Virtualidad

El internet 1y los desarrollos tecnológicos han puesto en cuestión muchas de las maneras en las cuales nos relacionamos con nuestro entorno y la comprensión del mismo. Las comunicaciones y las maneras de entender el mundo se han visto interpeladas directamente por la aceleración tecnológica de los últimos años, en el que la virtualización ha jugado un papel fundamental en los cambios sociales.

Hoy en día, un movimiento general de virtualización afecta no sólo a la información y a la comunicación, sino también a los cuerpos, al funcionamiento económico, a los marcos colectivos de la sensibilidad o al ejercicio de la inteligencia. La virtualización alcanza incluso a las formas de estar juntos, a formación del «nosotros»: comunidades virtuales, empresas virtuales, democracia virtual, etc. (Lévy, 1999. Pág. 8).

Hay una percepción de que la virtualidad es exclusiva de los medios electrónicos y pareciera que solo se puede hablar de lo virtual cuando se trata los asuntos mediados por la informática. Sin embargo, término de “virtualidad” para Lévy (1999) tiene muy poco que ver con lo falso, lo ilusorio o lo imaginario.

Lévy (1999) rastrea el término de lo virtual al latín virtualis, una derivación de virtus:

fuerza o potencia. Entonces, lo virtual bajo esta concepción es aquello que existe en potencia, pero no en acto: “El árbol está virtualmente presente en la semilla. Con todo rigor filosófico, lo virtual no se opone a lo real sino a lo actual: virtualidad y actualidad sólo son dos maneras de ser diferentes” (Lévy, 1999. Pág.10).

En este sentido, la virtualidad no es un antónimo de la “realidad”, sino que es una forma de pensar la “potencia”, es decir, de pensar procesos sin la necesidad de presencia física inmediata,

1 Según Wikipedia (2021) Internet es un conjunto descentralizado de redes de comunicaciones interconectadas, donde las redes físicas heterogéneas que la componen constituyen una red lógica única de alcance mundial.

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un ejemplo de ello podría ser la potencialidad de un niño en volverse un adulto, dado que este niño aún no es físicamente mayor, pero en algún momento podría llegar a serlo.

Desde esta perspectiva, lo virtual estaría enfocado en la transformación de un modo a otro.

Es decir, que la virtualidad no es ajena ni paralela a la realidad, sino que hace parte de esta. Pues, pese a no tener una realización física inmediata, las implicaciones y consecuencias de lo virtual pertenecen a lo real.

En este orden de ideas, Lévy (1999) propone que la oposición de lo virtual sería lo actual.

Puesto que lo virtual vendría a ser un conjunto de tendencias o de procesos en busca de resolución:

la actualización. Esto quiere decir que en tanto algo alcanza un estado de realización y logra llegar a un estado de su potencia se actualiza y, por tanto, deja su condición de virtualidad pues ha culminado un proceso.

Ello implica que la virtualidad si bien es potencia está supeditada por unas condiciones previas, algo virtual no puede actualizarse en cualquier cosa. Por ejemplo, si la semilla es en potencia (virtualidad) un árbol, esta no va a ser otra cosa que no sea un árbol con determinadas características, por tanto, la virtualidad tiene en cuenta los límites que impone cada circunstancia.

En adición, Lévy (1999) expone que la actualización no es una solución a la virtualidad, sino una forma de pensar la creación o la invención de fuerzas y finalidades, entonces darle transformación a algo o convertirlo en otra cosa solo alimenta lo virtual. En consecuencia, pese a que un proceso tenga solución y logre una actualización, no implica que sea una resolución final o la única para el mismo. Lo cual quiere decir que no es el paso final de la virtualidad per se, sino que antes le dará la posibilidad para que haya más vertientes de la misma.

Lo anterior se entiende mejor en los programas para P.C., si se actualiza un programa o se le cambia cosas en su diseño original no va a solucionar el hecho de la virtualidad del programa, solo va a cambiar su estado de actualidad. Pues, el programa habrá cambiado y se habrá actualizado a una nueva versión, pero esta versión no necesariamente es la solución última de lo que busca el programa en sí. En consecuencia, el programa no habrá dejado su condición de virtual, sino que haberlo actualizado lejos de acercar al programa a lo “real”, responde al mismo estado de virtualidad del programa. Situación que Lévy (1999, pág. 12) expone con las siguientes palabras:

“Lo real se asemeja a lo posible; por el contrario, lo actual no se parece en nada a lo virtual: le responde”.

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Lo virtual a menudo no “está”; es decir, dado a su condición de ser en potencia, no se puede rastrear desde lo físico. Mas claramente, se puede ver mejor en la información que está en línea;

pues, por más que haya un soporte físico en el cual está soportada como los servidores, centros de procesamiento de datos (CPD) o los centros de datos; esta información al estar en internet puede tener un sinnúmero de accesos y estar en muchos lados y en ningún lugar al tiempo. Lo cual implica que así tenga un soporte físico no necesita “estar” en un lugar específico, pues el soporte físico no condiciona necesariamente las formas en la que la información se presenta.

Estos centros de Big Data2 si bien contienen la información de manera física, no contienen la información de manera estable, pues estos Discos Duros cambian y relevan constantemente los datos, de tal manera que sería imposible darle una ubicación exacta al almacenamiento de algo que esté en internet. De igual manera, de los centros de Big Data tampoco depende las maneras o tiempos de reproducción de la información que estos contienen, pues esto depende directamente de los usuarios3.

Figura 1.

DPC (Data Processing Centre).

2 Big Data se refiere a todos los servicios de almacenamiento, procesamiento y análisis de datos a gran escala. Los servicios de Big Data prestados por compañías como Google cuentan con centros de datos donde están Discos Duros de altísima capacidad que contienen la información de la internet, los cuales cuentan con medidas de seguridad como replicar y retransmitir los datos en los diferentes centros del mundo para evitar pérdidas de información causada por algún factor externo o daño a cualquier centro. Esto se ve explicado mejor por los siguientes canales informáticos:

https://www.youtube.com/watch?v=g7JaN3rTK2A&ab_channel=VISION https://www.youtube.com/watch?v=w4vsFKMO7XA&ab_channel=Exceltic

3 Aquí se hace referencia a toda persona que pueda acceder y hacer uso del internet.

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Nota. Trabajadora en el Big Data Center de Google, Oregon [Fotografía].

Entonces, Lévy (1999) lo ve como un proceso de desterritorialización, en vista que en lo virtual lo físico o lo geográfico se vuelve contingente, al dejar de ser un punto de partida o un obstáculo. Dado que el internet desplazó la necesidad de un tiempo o espacio específico para poder acceder a contenidos, así como cambió el lugar de la comunicación a un espacio virtual que nos permite tener conversaciones en simultáneo con personas que están localizadas en cualquier parte del mundo. Por tanto, la necesidad del territorio (geográfico) y del calendario ha sido reemplazada por sistemas telemáticos4 como el internet.

De tal manera que ese “no estar ahí” también influye en cómo se concibe el espacio-tiempo, ya que la información puede materializarse en un soporte físico en cualquier momento o lugar indistintamente. Esto se ve más claramente en plataformas como las redes sociales: cualquiera con un dispositivo puede acceder a una red social y acceder a una enorme cantidad de contenidos. Pero, así sea la misma red social los contenidos no se presentarán al mismo tiempo o incluso del mismo modo a los usuarios. Por consiguiente, las formas de “estar” de la red social cambia constantemente con el usuario y no está necesariamente condicionadas por un lugar o tiempo específico para su reproducción.

Esta dislocación del tiempo-espacio brindada por la virtualidad ha contribuido a repensar las relaciones sociales y culturales atribuidas esta condición. La capacidad de conectarse con cualquier persona del mundo sin un limitante físico ha logrado que podamos enterarnos de hechos que suceden al otro lado del mundo en tiempo real.

La interconexión reemplaza la condición de lugar, pues sin importar el lugar geográfico donde se encuentre un internauta, existe la posibilidad de acceder a cualquier contenido público de cualquier parte del mundo. Por ende, el hecho de lugar ya no depende totalmente de un espacio físico, sino de la naturaleza de una búsqueda. Este fenómeno de reemplazo de la condición de lugar se puede ver más claramente en con una VPN (Virtual Private Network), la cual permite al alcance de un clic trasladar virtualmente el lugar físico de un internauta; es decir, con una VPN puedo estar físicamente en Bogotá, pero para internet y para los registros web aparezco como si estuviera en Washington.

4Según Wikipedia (2021), la telemática es un campo de la ciencia que engloba los conocimientos de la informática y de la tecnología de la comunicación para el desarrollo de diseños, procesos y técnicas de servicios o aplicaciones que permiten transmitir datos.

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Sumado a esto la sincronización también reemplaza la condición del tiempo, en términos de la capacidad de ajustar y hacer coincidir diferentes tiempos como distintos husos horarios o distintos tiempos de conexión para realizar una comunicación o acceder a un contenido. Por lo que la importancia del reloj es relegada entonces a las circunstancias de la interacción física que pueda tener una persona. Con otras palabras, si bien el tiempo de veinticuatro horas sigue siendo relevante en nuestras acciones diarias como comer y dormir, ya no es un limitante para realizar cualquier tipo de tarea en la red. Ahora con la masificación de lo virtual los horarios pasan a un segundo plano. Podemos recibir correspondencias en cualquier momento del día, trabajar por fuera de horarios de oficina o desde cualquier lugar físico del mundo sin que eso afecte la productividad.

Dicha transformación de la perspectiva del tiempo nos ha vuelto en nómadas según Lévy (1999).

“La virtualización reinventa una cultura nómada, no mediante un retorno al paleolítico ni a las antiguas civilizaciones de pastores, sino creando un entorno de interacciones sociales donde las relaciones se reconfiguran con un mínimo de inercia.” (Lévy, 1999. Pág. 14). Esta condición nómada se da en tanto seguimos líneas errantes y migratorias al saltar de una red a otra, donde podemos interactuar con muchos contenidos y personas al mismo tiempo. Como sucede en un navegador web: tenemos la posibilidad de tener múltiples ventanas y pestañas abiertas, tener decenas de imágenes y noticias abiertas al tiempo, además, de estar chateando con decenas de personas en redes sociales, todo en simultáneo y sin movernos de una silla. De tal manera que los espacios que habitamos se transforman sin necesidad de un movimiento físico.

Cuando una persona, una colectividad, un acto, una información se virtualizan, se colocan

«fuera de ahí», se desterritorializan. Una especie de desconexión los separa del espacio físico o geográfico ordinario y de la temporalidad del reloj y del calendario. (…) Convertir una coacción rotundamente actual (en este caso, la de la hora y la de la geografía) en una variable contingente, señala la aparición imaginativa de una «solución» efectiva de una problemática y, por lo tanto, de la virtualización en el sentido estricto que hemos definido más arriba. En consecuencia, era previsible encontrar la desterritorialización, la salida del

«ahí», del «ahora» y del «aquello» como uno de los caminos regios de la virtualización (Lévy, 1999, pág. 15).

Con la virtualidad el espacio-tiempo no es abolido, sino que se da la posibilidad a una convivencia de múltiples tiempos y espacios diferentes, por lo que no se puede hablar de una cronología uniforme. Debido a que es imposible simplemente abandonar nuestra experiencia física

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y nuestro contacto con los elementos que nos rodean; si bien estamos conectados a la red a través de dispositivos, esta conexión no nos “saca” de nuestras vidas cotidianas, sino que las complementan. Podemos estar almorzando y ver un video al tiempo, conducir con ayuda de un GPS (Global Position System) para llegar a un destino, responder un mensaje mientras estamos en una reunión, entre otras situaciones similares.

Es por ello que podemos estar en diferentes cronologías y formas de percibir el tiempo, sin que una forma invalide la otra. Sino que para Lévy (1999) el universo humano se extiende más ante la variabilidad de los espacios y las temporalidades. “Desde el momento en que entran en juego la subjetividad, la significación y la pertenencia, ya no es posible seguir pensando en una sola extensión o una cronología uniforme, sino en una multitud de tipos de espacialidad y de duración” (Lévy, 1999, pág. 15).

Estos cambios en la manera de percibir el tiempo también impactan las necesidades de comunicación y transporte físico, de manera que esta aceleración de las comunicaciones al influir el crecimiento de la movilidad física, así como se ha masificado la comunicación telemática, también tiene repercusiones en los medios de transporte y económicos que tienden a estar más interconectados. Por tanto, las redes no reemplazan el hecho de la movilidad física, sino que ambos fenómenos son paralelos. Podría decirse que las concepciones del espacio físico como del no-físico están estrechamente relacionadas con la virtualidad (potencia) de las comunicaciones.

Dado que las personas ahora al estar más interconectadas con el resto del mundo necesitan una manera más rápida de trasladarse o comunicarse a otros lugares. Por consiguiente, así como la comunicación telemática ha acelerado la conexión y movilidad entre las personas, esto también se ve reflejado en la optimización de los tiempos de transacción de productos y servicios. Sin embargo, esto no implica que todo el mundo entre en estas lógicas o que otras formas de comunicación hayan sido eliminadas o dejadas de lado, sino que la virtualidad refleja cómo pueden convivir distintas cronologías de manera simultánea.

Cuando se construye una red de ferrocarril, es como si las ciudades o las zonas conectadas por los rieles se acercasen unas a otras y se marginara de este grupo a las que quedan al margen de esta conexión. Pero para quienes no toman el tren, las antiguas distancias siguen siendo válidas. Se podría decir lo mismo del automóvil, del transporte aéreo, del teléfono, etc. Se crea, por lo tanto, una situación donde coexisten muchos sistemas de proximidades, muchos espacios prácticos (Lévy, 1999. Pág. 16).

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Ser Desde la Virtualidad

Según Lévy (1999, pág. 109), lo virtual es muy cercano a la noción de lo posible, en el sentido de que es latente más no manifiesto. Es decir que, en vez de tener una presencia, anuncia el futuro. En contraste, lo real y lo actual, son ambos patentes o manifiestos. Estos cuatro modos del ser, en Lévy pueden ayudar a entender cómo articular la noción de lo virtual dentro del mundo que nos rodea y la comprensión del mismo.

Esencialmente problemático, lo virtual viene a ser una situación subjetiva, una configuración dinámica de tendencias, de fuerzas, de finalidades y de obligaciones que resuelven una actualización. La actualización es un en el sentido acontecimiento pleno del término. Un acto se ha cumplido, aunque no esté predefinido en ninguna parte y aunque, en contrapartida, modifique la configuración dinámica en la que adquiere una significación.

La articulación de lo virtual y de lo actual anima la misma dialéctica del acontecimiento, del proceso, del ser como creación (Lévy, 1999. Pág. 110).

Más claramente, al pensar en un proceso se está pensando en lo virtual, pues esto se da en términos de una posible realización en el futuro. Aun así, este estado de latencia de lo virtual no le quita su estado de “existencia”. Tomando el ejemplo de la semilla, al ser una semilla un árbol virtualmente, el hecho que en la actualidad dicha semilla no sea un árbol, no implica que la semilla no exista. De igual manera, un proceso creativo contiene dentro de sí una virtualidad, pues está en constante actualización y cambio con una proyección a futuro, pero no estará realizado hasta que el proceso haya culminado. Entonces, aunque este producto creativo no esté terminado, no hace que no exista o no esté latente.

En cambio, la realización selecciona entre posibles predeterminados, ya definidos. Puede decirse que es una forma a la cual una realización confiere una materia. Esta articulación de la forma y la materia caracteriza un polo de la sustancia, opuesta al polo del acontecimiento. (…) Lo real, la sustancia, la cosa, subsiste o resiste. Lo posible recela de las formas no manifestadas, todavía durmientes: escondidas, estas determinaciones insisten. (Lévy, 1999. Pág. 110).

Siguiendo con el ejemplo de un proyecto creativo como una pintura, la realización de la misma está condicionada por el autor propiamente (estilos, técnicas, uso del color), en este caso la pintura no se da de manera aleatoria. En consecuencia, la forma por la que opta un autor le da una

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materia a su obra. En términos de Lévy (1999), la articulación de estos dos elementos es lo que vendría a ser la sustancia.

Se obtiene así un cuadro simple con cuatro posiciones, donde las dos columnas de lo latente y de lo manifiesto cruzan las dos líneas de la sustancia y del acontecimiento. Posible, real, virtual y actual se sitúan en sus respectivas casillas de un modo natural. Cada uno de ellos despliega una manera diferente de ser. Lo real, la sustancia, la cosa, subsiste o resiste. Lo posible recela de las formas no manifestadas, todavía durmientes: escondidas, estas determinaciones insisten. Lo virtual, corno se ha desarrollado suficientemente en este libro, no está aquí, su esencia está en la salida: existe. Por último, lo actual, manifestación de un acontecimiento, llega, su ejecución es la circunstancia (Lévy, 1999. Pág. 110).

Figura 2.

Los cuatro modos del ser.

Nota. Adaptado de Lévy, P. (1999. Pág. 110) Gráfico: Los cuatro modos de ser.

El Ciberespacio

La máquina como dispositivo capaz de proyectar un programa no es el centro de la desterritorialización de la información que propone Lévy (1999), un mismo código puede ser proyectado por miles de dispositivos al tiempo en cualquier parte del mundo. El hardware es el medio que permite acceder al internet, pero es un eslabón de una cadena de millones. Recordemos que el soporte real de internet está en los Big Data Centers, cuya única función es el almacenamiento de los datos. Entonces, the personal computer (P.C.) no es el soporte de la información, solo es un medio para acceso. Por ejemplo, cualquier aparato con acceso a internet tiene la capacidad de entrar al homepage5 de Google y esta será tendrá la misma configuración, independientemente de la máquina que esté accediendo a esta.

5 Pantalla inicial que ha sido diseñada para ser la principal de cualquier página web.

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En la red se desdibuja la noción de un “documento original”, en tanto homepages y contenidos pueden ser reproducidos en la máquina indistintamente por millones de personas.

“Digitalmente, la distinción entre el original y la copia había perdido toda pertinencia desde hace tiempo. Ahora, el ciberespacio mezcla las nociones de unidad, de identidad y de localización”

(Lévy, 1999. Pág. 35).

World Wide Web6, este espacio compartido por todos los internautas del mundo, se convirtió en el hipertexto por antonomasia de lo que reconocemos como ciberespacio. Gracias a este sistema se logró crear una red única y que pudiese llegar a todos los países del mundo. En la red se comenzó a acumular una gigantesca cantidad de datos que ahora mismo están formando un registro mnemotécnico nunca antes dado en la historia de la humanidad.

Según el Digital Report realizado por We are social y Hootsuite (2021) el 59,9% de la población mundial tiene acceso a internet (7.830 millones de personas), donde gracias a la pandemia por COVID-19 hubo un aumento del 7.3% de usuarios en los últimos meses.

Figura 6. Población digital. Figura 7. Acceso a internet por región

Nota. [Gráfico] Hootsuite y We are social (2021).

Nota. [Gráfico] Hootsuite y We are social (2021).

Cada día este gran flujo de internautas genera una enorme cantidad de datos. La información digital se mide por en bytes (B)7 y las potencias del mismo. Según The Visual

6 World Wide Web (WWW) es la red mundial de informática, la cual funciona por un protocolo de transferencia de hipertextos.

7 Según Wikipedia un byte (B) es la unidad básica para medir el tamaño de la información. Equivale a un conjunto de 8 bits, donde el bit es un dígito en sistema binario: 0 y 1, que significa apagado (0) o encendido (1), es decir, si se pasa o no información.

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Capitalist para 2020 ya estarían acumulados a nivel global un total de 44 ZB (1.000³ Bytes). Esta cifra cada día aumenta junto con el la misma interacción con el ciberespacio. Todos los días estamos subiendo fotos y videos a las redes sociales, estamos enviando correos y archivos y estamos descargando y replicando los archivos que nos llegan.

Figura 8.

Un día en datos.

Nota. [Gráfico] The visual capitalist (2020).

Todo esto está generando un registro de información nunca antes visto en la historia de la humanidad, en el cual se está generando también una huella de nosotros como especie. Lévy (1999) reconoce en la web dos tipos de memoria: una documental (datos) y, por otro lado, las estructuras (jerarquizaciones, señalizaciones e indicadores) que permiten navegar por los datos.

Este fenómeno es atribuido al despliegue masivo de IoT 8(Internet of the Things), debido a que cada vez se lanzan más productos que buscan ser “inteligentes” y están aumentado de manera exponencial la creación de datos de la red. Esta integración paulatina y constante de objetos de la

8 Según Oracle IoT es la red de todos aquellos objetos físicos que pueden acceder a internet (cámaras, sensores, electrodomésticos, celulares, computadoras).

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vida cotidiana a la virtualidad vuelve al humano un ser hiperconectado. De modo que los límites entre el mundo físico y digital se vuelven cada vez más difusos. Desde el big data generado por estos millones de objetos se tiene la capacidad de controlar cada vez más aspectos de la vida: la alimentación, la salud, el transporte y la seguridad. “El ciberespacio ofrece objetos moviéndose entre los grupos, memorias compartidas, hipertextos comunitarios para la constitución de colectivos inteligentes” (Lévy, 1999. Pág. 103).

Hoy en día podemos controlar muchos de los aspectos relacionados a nuestra cotidianidad con una inteligencia artificial como Alexa, Siri o Google que se pueden comprar en un supermercado, que puede tener información de cualquier objeto conectado a internet en la casa.

Con la asistencia de una IA podemos controlar elementos de la casa como las luces, saber si hace falta algo del refrigerador, el termostato, las persianas o reproducir contenido en diversos dispositivos. Asimismo, un reloj inteligente puede dar información sobre oxigenación en sangre, ritmo cardiaco y actividad física.

Sin embargo, pese a que la conexión es algo masivo, la experiencia con la red es algo subjetivo, ya que sumado a los datos generados por los aparatos a los que estamos conectados, los internautas pueden crear tanto contenidos como distintas estructuras de información con su interacción directa con las diversas plataformas. Al subir una imagen, un video o un audio a una red social o hacer un post creamos contenido y estamos subiendo información a la red. De igual forma, las formas iconográficas permiten la posibilidad de explorar nuevas formas de escritura, un ejemplo de esto sería el uso de los emojis o los GIF en la comunicación diaria de las personas.

Igualmente, las imágenes, las simulaciones gráficas o los elementos interactivos están construyendo una ideografía dinámica

También, en nuestro ejercicio de búsqueda y navegación es una interacción constante entre la escritura-lectura. Estamos creando jerarquizaciones, donde priorizamos o nos interesamos más por una información frente a otra, guardamos cosas de nuestro interés y tenemos señaladas páginas y contenidos que pensamos nos pueden llegar a ser útiles en algún momento. Todo esto es un proceso netamente subjetivo y que depende de nuestros propios intereses.

Si leer consiste en jerarquizar, seleccionar, esquematizar, construir una red semántica e integrar las ideas adquiridas en una memoria, entonces las técnicas digitales de la hipertextualización y navegación constituyen realmente una especie de virtualización técnica o de exteriorización de los procesos de lectura (Lévy, 1999. Pág. 37).

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En esta lógica, las consultas no tienen un contenido definido, incluso en una misma búsqueda se pueden obtener resultados distintos, dado a que la información fluctúa en tiempo real gracias a la interacción de los millones de internautas alrededor del mundo. Por tanto, la web es un conjunto de estructuras subjetivas que conviven, lo cual resulta en una forma de inteligencia colectiva.

El texto prevalece, aunque la página se sustraiga de un contexto para ser modificada, alterada, doblada o retomada por cualquiera que acceda a ella. De igual manera, las imágenes, el sonido y la música están sujetos a estas mismas posibilidades de acceso y cambio. Ello implica que el texto en el ciberespacio ha dejado de tener fronteras claras y es indefinido, puesto que, puede ser intervenido y modificado con facilidad. “Está así más cerca del mismo movimiento del pensamiento o de la imagen que nos hacemos hoy. Al perder su afinidad con las ideas inmutables que se supone que sobresalen del mundo sensible, el texto se vuelve análogo al universo de procesos con el que se entremezcla” (Lévy, 1999. Pág. 36).

Más concretamente, Lévy (1999, pág. 37) propone que la interpretación y, por ende, la producción de sentido en el hipertexto ya no se puede dar únicamente desde la interioridad. Pues, aunque la navegación depende más del proceso de apropiación al cual llegue el internauta, la constante interacción con otros usuarios está siempre presente y es ineludible. Por ende, este hipertexto global que llamamos el ciberespacio está conformado por todos los que intervienen en él y no puede pensarse bajo otra perspectiva que no sea desde lo colectivo, por lo cual es dinámico gracias a que depende de la interacción misma de sus participantes internautas.

La Memoria Colectiva

No podemos evadir la necesidad de comunidad y de intercambio que tenemos como especie, nuestras sociedades están planteadas en la colaboración y relación entre las diversas funciones que cumple cada individuo. Las necesidad de relacionarnos y darnos un lugar en el mundo no ha sido reemplazada o desplazada por el hecho digital, sino que en este ámbito se ha experimentado la potencia y la virtualización de las relaciones humanas. La comunicación y la transmisión de conocimiento es una característica fundamental de la humanidad9, el ciberespacio ha sido el lugar propicio para acelerar más este proceso que es tan propio de nosotros.

9 Si bien el hecho comunicativo ha sido trascendental en el devenir de la humanidad. Ello no implica que el homo sapiens sapiens sea la única especie que tenga capacidad de comunicación o transmisión de conocimiento. Esto se

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Como se mencionaba en el apartado anterior, el ciberespacio como fenómeno no solo ha permitido la “existencia” desterritorializada de la información, ya que la información ya no depende de una sustancia física para ser consultada; sino también la “existencia” desterritorializada de subjetividades, debido a que también podemos expresarnos como individuos en el espacio y nuestras interacciones también construyen un yo.

Podemos generar un registro virtual de nosotros mismos, desde lo más evidente que son las redes sociales, los perfiles que creamos para diferentes webs, los avatares para videojuegos o incluso por nuestras preferencias para hacer uso del internet.

Este cúmulo de múltiples subjetividades que se relacionan entre sí en el ciberespacio construyen un registro de comunidad. Una forma clara de comprobar cómo y cuándo las personas han interactuado. Esto implica, según Lévy (1999, pág. 92) que el ciberespacio es lugar de una memoria colectiva, en consecuencia, se acentúa y registra el hecho de la “existencia” en comunidad.

El ciberespacio favorece las conexiones, las condiciones, las sinergias entre las inteligencias individuales, debido a que un contexto vivo está mejor compartido, los individuos o los grupos pueden orientarse mutuamente en un paisaje virtual de intereses o de competencia y se incrementa la diversidad de los módulos cognitivos comunes o mutuamente compatibles (Lévy, 1999. Pág. 93).

Si pensamos en el IoT y cómo nuestras experiencias individuales están interconectadas por la red a través de los diferentes objetos con los que interactuamos en el día, se puede ver más claramente la colectividad generada por el ciberespacio. Una experiencia individual puede volverse tendencia o parte de una estadística gracias a que los datos pueden encontrarse en la red.

Nuestros comentarios en las redes sociales pueden ser vistos como parte del clima social o nuestra data personal puede hacer parte relevante en la toma de decisiones. Los datos en el ciberespacio no se acumulan en una pila sin sentido, sino que de la misma manera en que jerarquizamos y agrupamos información en la individualidad, los big data centers también pueden hacer procesos

puede evidenciar incluso en el reino vegetal. Por ejemplo, el botánico francés Francis Hallé dio en 2019 una conferencia en la que habla de la inteligencia de las plantas y su capacidad de comunicación por medio de señales químicas.

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de clasificación de manera masiva. En la industria tecnológica esto se conoce como la convergencia10 entre la IA y el IoT.

Esta información compartida de manera colectiva y masiva está creando un registro sin precedentes de las actividades de la humanidad misma, desde su más íntima subjetividad informándote de tus latidos por minuto; hasta su pertenencia más masiva a una comunidad, poniéndote en grupos de millones de personas clasificados por intereses en común o datos geográficos. La memoria de lo que somos como humanidad está registrándose minuciosamente en el ciberespacio.

La Inteligencia Colectiva

En Lévy (1999, Pág. 80) la inteligencia colectiva no es un concepto analógico o metafórico, sino que se puede ver desde una perspectiva biológica, dado que se parte del hecho de que el sujeto es “selectivo”, es decir, que el sujeto puede ser pensado desde múltiples dimensiones: heterogéneo, distribuido y cooperativo/competitivo.

Esta capacidad de transformación se ha masificado gracias al conocimiento actual. De tal manera que el concepto de evolución biológica se ve más directamente en la aceleración constante de las mejoras tecnológicas. En menos de 20 años las personas comenzaron a tener internet móvil en sus teléfonos y hoy en día cualquier celular tiene mejores características de velocidad y almacenamiento que las primeras “supercomputadoras”. Durante los años 80 la TCM CM-511fue la supercomputadora que ocupaba el primer puesto en rapidez y rendimiento y su RAM 12era de 512 MB y su disco duro de 25 GB, hoy en día esas características pueden ser encontradas en cualquier celular de gama baja.

10 Según IBM los big data analytics son bases de datos relacionales que a través del uso de inteligencia artificial para clasificar la información recopilada y así poder ofrecer estadísticas claras que puedan favorecer la toma de decisiones a empresas e instituciones.

11 También conocida como The Connection Machine, fabricada por la empresa Thinking Machine Corporation.

12Según Wikipedia la RAM (Memoria de acceso aleatorio) se utiliza como memoria de trabajo de computadoras y otros dispositivos para el sistema operativo, los programas y la mayor parte del software. En la RAM se cargan todas las instrucciones que ejecuta la unidad central de procesamiento (CPU) y otras unidades del computador, además de contener los datos que manipulan los distintos programas.

Se denominan «de acceso aleatorio» porque se puede leer o escribir en una posición de memoria con un tiempo de espera igual para cualquier posición, no siendo necesario seguir un orden para acceder (acceso secuencial) a la información de la manera más rápida posible.

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En este caso, el modelo darwiniano, en el que se piensa la evolución, aporta la posibilidad de variabilidad o novedad: mutaciones genéticas, conexiones neuronales, invención y creación.

Esto aplica no solo a lo biológico, sino a la evolución que se ha dado en las máquinas. Puesto que ambos: tanto la transformación de la humanidad como especie y su desarrollo tecnológico puede ser analizado desde esta perspectiva. Los sistemas darwinianos demuestran una gran capacidad de aprendizaje. Estos sistemas, asimismo, encarnan la memoria de esta historia. “Un nuevo dispositivo de comunicación, al que llamaremos «comunicación todos-todos», aparece en el seno de las comunidades desterritorializadas muy amplias como uno de los principales efectos de la transformación en marcha” (Lévy, 1999. Pág. 90).

Para precisar más, hay que entender que pensar en términos de evolución y transformación siempre se va a dar desde una perspectiva colectiva, los cambios sustanciales que se están dando son realmente perceptibles a niveles macro. Además, estos cambios no se dan al azar, sino que tienen una razón de ser y son respuesta al mundo que estamos construyendo.

Se comprende mejor ahora por qué la inteligencia está impregnada de una dimensión colectiva: por qué no son solamente los lenguajes, los artefactos y las instituciones sociales quienes piensan en nosotros, sino el conjunto del mundo humano, con sus líneas de deseo, sus polaridades afectivas, sus máquinas mentales híbridas, sus paisajes de sentido pavimentados de imágenes (Lévy, 1999. Pág. 87).

Sin embargo, para Lévy (1999, pág. 87) pensar la colectividad también implica un problema. En vista de que no todos los colectivos son igualmente asertivos. El hecho de que estemos inmersos en varias comunidades, no hace que todas estas sean igualmente funcionales, principalmente porque los sujetos colectivos sin conciencia de alienación están impregnados de afectos. La dimensión afectiva y perceptual de los internautas (ya sea desde su individualidad o colectividad) se mueve también en la web, lo que implica que las actitudes y reacciones ante los contenidos no siempre sean consecuentes. El hecho de que la emoción sea inherente al ser humano también se traslada al ciberespacio. Es decir, la técnica y la máquina no reemplazan lo orgánico de lo humano.

Para Lévy (1999, pág. 96) las relaciones de poder y dominio de estos intereses particulares son impedimentos y obstáculos para la potencia de lograr la utopía de una sociedad con inteligencia colectiva generalizada. Si bien el acceso al ciberespacio existe, el uso del mismo está mediado por las relaciones políticas y sociales de los usuarios, lo que implicaría que, pese a que la red sea

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globalizada, se sectorice e impida una construcción de comunidad más expansiva. En suma, el ciberespacio es una extensión de la realidad que experimentamos. “Las relaciones de depredación, de apropiación y de poder se reactivan más y mejor, incluso a gran escala, gracias al producto de la actividad económica y científica, apoyándose en los medios del ciberespacio” (Lévy, 1999. Pág.

104).

Pensemos en un país, donde los individuos ejercen distintas funciones y están divididos en diferentes subgrupos dependiendo su condición social o económica. Las relaciones que se dan dentro de un país no siempre serán asertivas o irán a favor de la mayoría de la comunidad, sino que dependen de dinámicas bastante complejas. Estos comportamientos se ven trasladados a lo virtual.

La inteligencia colectiva es la virtualidad de lo que estamos logrando como seres humanos gracias en gran medida a la interconexión a la rapidez con la que se mueve la información, que en muchos sentidos estamos logrando grandes avances y mayor conocimiento del universo que nos rodea como nunca antes. Aunque, esta no puede verse de manera utópica, pues hay muchos factores que intervienen para que no sea un proceso lineal y sin problemas, sino un proceso social que depende de muchos factores propios de la colectividad.

La Persistencia del Conocimiento en el Software

Desde la propuesta de Wendy Kyon Chun (2013, pág. 65) entramos en una sociedad de la vigilancia donde todo está expuesto, visible y casi “transparente”. Las bases de datos, reservadas en el ciberespacio, vuelven a los usuarios en claros objetivos de propaganda y manipulación.

Entonces, si bien la máquina es “transparente” en tanto su único objetivo es “computar”, hay que tener en cuenta que el código y sus usos están yendo más allá del plano meramente programático.

El código al ser capaz de reproducir contenido, también es receptor y receptáculo de discursos políticos y económicos.

Software -or, to be precise, the curious separation of software from hardware- drives this compensatory gesture. Software perpetuates certain notions of seeing as knowing, of reading and readability that were supposed to have faded the waning of indexicality

13(Kyon Ghung, 2013, Pág. 65).

13 Trad. Español: “El software -o, para ser precisos, la curiosa separación del software del hardware- impulsa este gesto compensatorio. El software perpetúa ciertas nociones de la visión como conocimiento, de la lectura y de la legibilidad que se suponía que habían desvanecido el declive de la indexicalidad”

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