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La naturaleza de la formación docente

The Nature of Teachers Training

Pedro Barrientos Gutiérrez*

Resumen

El presente artículo sobre la naturaleza de la formación docente tiene como propósito exponer y analizar reflexivamente las deficiencias en el desempeño de la práctica pedagógica en las aulas en las que los resultados esperados no responden a las demandas sociales actuales, la pretendida educación integral que deben recibir los educandos sólo quedan en las buenas intenciones, los programas de formación continua que se ejecu-tan para mejorar la calidad de la educación terminan siendo un discurso académico en los denominados talleres de capacitación y las especializa-ciones ofrecidas a través de becas de maestrías o estudios de doctorados terminan en metas personales de los usuarios. En estas circunstancias de la realidad educativa todo queda en buenas intenciones. Sin embargo, no se da mayores prioridades a la formación inicial del docente en las institu-ciones donde se forman, siendo esto el punto de partida para cambiar la calidad e integridad de la educación. Necesitamos una educación integral para nuestros niños y jóvenes, pero quienes asumimos la formación inte-gral de los educandos ¿estamos formados inteinte-gralmente? Nuestra forma-ción está centrado sólo en el entrenamiento para el cumplimiento de las funciones que les espera a través del perfil profesional quedando olvidado el desarrollo del perfil humano que requiere el trabajo bajo las relaciones epistemológicas sujeto – sujeto que es propia de la educación integral.

Abstract

The present article on the nature of teachers training has as purpose expose and analyze reflexively them deficiencies in the performance of the peda-gogical practice in the classrooms in which the expected results do not respond to current social demands, the intended integral education that must receive the learners only are in the good intentions, the programs of training continuous that is running for improve the quality of it education end being a speech academic in the called training workshops and special-izations offered through scholarships for masters or PhD studies end up in personal goals of users. In these circumstances of the educational re-ality, everything is in good intentions. However, it does not gives higher priorities to it training initial of the teaching in the institutions where is form, being this the point of split for change the quality and integrity of it education. We need an integral education to our children and young, but who assume the integral training of learners, Are we formed integrally? Our training is focused in training for the performance of the functions that expect only through professional profile and it forgotten the develop-ment of the human profile that requires the job under the epistemological relations subject –subject that is typical of integral education.

Recibido: 19 de septiembre de 2016/ Aprobado: 02 de noviembre de 2016.

* Doctor en Ciencias de la Educación. Docente de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional del Centro del Perú. Correos: pebargut@yahoo.es

Palabras clave visión integral, educación holística, formación docente, perfil humano y profesional.

Keywords integral vision, holistic,

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Introducción

En las actuales circunstancias de la globalización internacional y el uso de las tecnologías de información y comunicación de todos los pueblos de la tierra y de la identidad cultural de los mismos, ya no se condice formación docente bajo los principios de una orientación positi-vista o neopositipositi-vista de la ciencia, de una educación lineal mecanicista meramente reduccio-nista. En un momento de altas contingencias sociales y naturales que vivimos, la naturaleza de la formación docente debe centrar en el desarrollo del saber ser, que es la esencia del ser humano, la síntesis de su desarrollo integral; la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad de una percepción holística, debe ocupar nuestra preocupación en la materialización curricu-lar de formación docente con una ccurricu-lara tendencia hermenéutica-interpretativa de la ciencia, dando respuesta a la realidad más sentida de los pueblos del país y del mundo.

El desarrollo y el fortalecimiento de la educación de los educadores para el desempeño de la práctica pedagógica se consolidan a través de la concreción del perfil humano y profesional esta-blecida según las demandas sociales y promovidas bajo la pedagogía del ejemplo de los docentes formadores en las instituciones de formación docente. El trato humano, el diálogo amigable, la pedagogía afectiva y las condiciones del ambiente de trabajo pedagógico tienen preponderancia importancia para generar cambios profundos en el desarrollo de la conciencia y la consolidación de la vocación de educar a los demás bajo los principios de la visión integral de la educación.

Siendo el desempeño en la práctica pedagógica de los docentes una de las condiciones fundamentales en el aprendizaje de los educandos en su proceso de desarrollo integral; el educando es un ser multidimensional con una esencia de saber ser, que no puede ser reducido a simple mecanización de las habilidades cognitivas, ya que no somos sólo un organismo bio-lógico que acumula información, la complejidad humana tratado desde las ciencias tradicio-nales o nuevas sigue siendo un reduccionismo peligroso. Es por ello, la educación entendida como un gran proceso de evolución de la conciencia en el ser humano, es más que los cambios superficiales en la conducta o comportamiento del estudiante, ya que constituyen sólo el apa-rentar ser de la persona, sabiendo que en la integridad de ese ser existe un mundo subjetivo sensible, desconocido, poco estudiado e interesado por nosotros mismos y de los demás, que debe ser comprendido e interpretado su significado bajo una visión integral del ser humano con un estado de conciencia en su sentido pleno.

La docencia y la práctica pedagógica

El desempeño de la docencia es una de las actividades más nobles del quehacer humano, que requiere de una vocación especial y formación integral para asumir con conciencia plena en la práctica pedagógica con una inmensa capacidad de amor a la sabiduría, amor a los edu-candos y profundo respecto por la vida en todas sus formas.

Esta exigencia de la docencia requiere una formación de naturaleza integral, ya que “… se trata de una carrera holística, en cuanto que atañe al ser humano y a su pleno desarrollo como persona” (Peñaloza 2000, p. 159). Sin duda, el docente ha de ser una persona que señale el ca-mino de la sabiduría y el amor universal para la transformación de la conciencia y del corazón, no un aumento de información en la memoria.

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edu-candos con las que puedan enfrentar a los retos y las demandas de la sociedad. Tiene razón Farro (2001) al afirmar que “la mala calidad de la formación docente repercute en el desempe-ño de toda la vida del futuro docente y lo condena a una vida llena de frustraciones y fracasos en la tarea educativa” (p. 116).

El análisis del contexto del desempeño docente en la práctica pedagógica actual nos mues-tra acciones que casi nada contribuye al desarrollo integral de los educandos. El proceso del aprendizaje y la enseñanza se desarrolla de manera monótona y monológica, bajo una pers-pectiva mecanicista y fragmentaria de la educación, ya que las sesiones de aprendizaje que se promueve en las aulas se basan en procesos pedagógicos y didácticos esquematizados y en algunos casos impuestos que solo generan memorización de la información y/o procesamiento de la información y en parte permite el desarrollo de habilidades cognitivas, con algunas técni-cas de socialización de los educandos, descuidando la real dimensión de la educación integral.

Existe una clara evidencia de la que la práctica pedagógica que se ejerce en las aulas es-timula en los educandos dependencia, facilismo, violencia, fingimiento, corrupción, intole-rancia, individualismo, etc.; porque son espacios generados por el condicionamiento con una concepción de la educación que prioriza la mecanización de la información académica para obtener de alguna manera calificativos aprobatorios, lo cual no conduce al aprendizaje cons-ciente y significativo del educando.

Jiménez y Robledo (2011) refieren que “para nadie es un secreto que aprendemos con mu-cha facilidad todo aquello que nos produce goce y disfrute, utilizando herramientas lúdicas de aprendizaje, ojalá acompañado por el cariño, el afecto y la comprensión que necesita el ser humano” (p. 19). Sin embargo; en la realidad observamos una educación centrado en la acumulación de información bajo un enfoque pedagógico conductista y socio-cognitivo. Lo importante es cumplir la planificación de los contenidos o temas en cada una de las áreas curriculares, el maestro está más preocupado en el desarrollo de contenidos (Pedagogía del Cumplimiento) dotando a los estudiantes una gran cantidad de información que son memori-zados para el examen y obtener un calificativo aprobatorio.

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En cuanto a la actitud del docente frente a los educandos, es muy impositiva bajo condi-cionamiento (Enfoque pedagógico conductista), en todo momento se observa términos como: ¡silencio!, ¡cállense!, si no terminan no salen al recreo, tienen tantos minutos para terminar, el que termina primero ganan puntos para su calificativo, etc. Respecto al avance temático en el cuaderno de los niños y niñas se observa en las páginas pegadas de copias fotostáticas como resúmenes o dibujos pre diseñado, desacreditando la capacidad de construir sus conocimien-tos y su creatividad de los educandos. Siendo todo esto nada significativo para el desarrollo integral del estudiante.

Formación docente centrada en el perfil profesional

La formación docente debe ser bajo una perspectiva integral de la educación, siendo una formación centrada en la esencia del ser humano más que una formación en el entrenamiento mecánico para el cumplimiento de las funciones. La esencia en la formación docente es el desarrollo de cualidades creativas, estratégicas, científicas, emocionales, estéticas y valores como la responsabilidad, el respeto, la gratitud, la justicia, la honradez, etc. La comprensión de la naturaleza de las relaciones humanas, resolución de conflictos y capacidad de diálogo, constituyen factor importante.

En este siglo XXI necesitamos más allá del entrenamiento racional-instrumental, que la formación académica convencional es absolutamente insuficiente y unilateral, que si bien es un factor del desarrollo tecnológico también puede conducir al colapso moral de la sociedad; ya que saber intelectualmente muchas teorías no nos convierte en seres humanos más res-ponsables, honestos y compasivos (Barrientos 2011).

La formación docente actual en la mayoría de los Institutos Superiores Pedagógicos y las Facultades de Educación de las universidades está basada en el mecanicismo, determinismo y materialismo del siglo XVIII, el cual ha perdurado durante el siglo XIX y el XX, que aún se practica, ha propiciado una visión fragmentaria del todo. Se valora lo racional, lo exacto, lo mensurable, lo que se ha definido como científico; y en esta búsqueda se desprecia lo subjeti-vo, el sentimiento y el ser de la persona (Gallegos 2003). Bajo esta perspectiva está diseñado el perfil profesional del egresado de formación docente, lo cual constituye la base del Plan de Estudios. La implementación, ejecución y evaluación del currículo de estudios está centrado en contenidos académicos y no en el desarrollo de capacidades para el logro de competencias humanas y profesionales, priorizando sólo el dominio de contenidos temáticos a través de acumulación de información para el examen y con ello la aprobación de asignaturas rígidas del semestre correspondiente.

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García, López, Rodríguez y Tobón (2008) plantean que la formación con base en compe-tencias tiene como eje esencial formar no sólo para la ejecución de actividades profesionales, sino también educar para aprender a analizar y resolver problemas, lo cual implica un enfoque investigativo. Y todo ello es con base en el progresivo desarrollo de la idoneidad en lo que se hace, que requiere de muy buena formación conceptual, metodológica y actitudinal. Además, este enfoque implica tener como eje transversal de todo el currículo la ética, en la medida que el centro de las competencias es la responsabilidad.

Visión integral en la formación docente

La formación docente bajo la visión integral de la educación es un proceso de cambio de un paradigma educativo científico industrial a uno de carácter integral, basado en los principios de la visión holista como una alternativa para superar los paradigmas dogmático y cientificista las que estamos viviendo hoy sus consecuencias tales como: destrucción generalizada de los recursos naturales, proliferación de enfermedades, racismo, pobreza extrema, delincuencia, violencia, corrupción, violaciones, deshumanización profunda, aumento alarmante de depre-sión, estrés, mediocridad en todo aspecto, pérdida de valores esenciales del ser humano, cri-minalidad en cada instante, secuestros a cualquier momento, alimentación chatarra, consu-mismo, desequilibrio emocional, etc. (Gallegos 2001).

El proceso de formación docente es determinante para superar las limitaciones en el des-empeño de la práctica pedagógica que hoy se observan en las instituciones educativas, los cuales traen como consecuencias nada favorables para el desarrollo de los pueblos. Para ello, nuestras instituciones de formación docente deben ser innovadas con una visión integral en la formación docente de acuerdo a nuevos dilemas, nuevas aspiraciones y un nuevo contexto mundial que exige la sociedad actual. Ante esta nueva demanda educativa la formación do-cente debe basarse en un modelo educativo multinivel-multidimensión, lo que “…se nutre de una gran cantidad de fuentes, tres influencias principales pueden ser identificadas claramente en su desarrollo: la filosofía perenne, los nuevos paradigmas y el trabajo de los grandes peda-gogos, en ese mismo orden de importancia” (Gallegos 2003, p. 104).

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nada un acto hermoso que llena de sentido a la existencia humana, el arte en sus diferentes expresiones despierta la sensibilidad y lleva al florecimiento de la bondad del docente; lo que debe desarrollar en sus educandos como expresión de la vida interior para una vida feliz de sus educandos. Dimensión espiritual, es fundamental para ser un ser humano pleno. La formación espiritual del docente es la vivencia total y directa del amor universal que establece un orden interno para tener sentido de compasión, fraternidad y paz hacia todos los seres; es decir es el saber ser del docente que es la síntesis del aprendizaje significativo, para ser ejemplo de vida para sus educandos. No confundir la espiritualidad bajo el enfoque holística con creencias religiosas, afiliación a iglesias o defensa de dogmas.

Asimismo se debe desarrollar los cinco niveles conciencia tales como: El nivel de concien-cia individual (autovaloración); nivel de concienconcien-cia comunitaria que es la percatación de la realidad que incluye a los demás, el docente pone énfasis en la calidad de las relaciones hu-manas; el nivel de conciencia social permite que el educador trabaja por una conciencia de justicia social, democracia y paz; el nivel de conciencia planetaria hace que el educador ya no se centre sólo en el bienestar de la propia cultura como en el nivel social, sino en el bienestar de toda la humanidad, trabaja para educar en términos de pensar globalmente y actuar local-mente, promover la verdadera naturaleza de la educación ambiental; y por último, el nivel de conciencia espiritual o kósmica nos lleva a la percatación directa de la verdad, la bondad y la belleza de toda la vida, sin ello el educador en realidad no tiene nada, sólo cenizas en sus ma-nos, por lo que la educación es absolutamente irrelevante (Gallegos 2003, pp. 83-97).

Sin embargo, la concreción del proceso de formación debe ser a partir de un perfil humano y profesional establecido según las demandas de la social actual y del futuro, con un enfoque curricular por competencias mediante plan de estudios modulares transdisciplinarias, donde se generen el desarrollo de capacidades a través de la vivencia de experiencias de aprendizaje con una pedagogía del ejemplo como alternativa a la tradicional pedagogía del cumplimiento.

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Hacia una formación docente desde la visión holística

Desde la visión holística de la educación, la formación docente debe centrarse en la calidad de formación de la conciencia, el nivel de conciencia tiene una centralidad fundamental en el desempeño de la práctica pedagógica del docente, es mucho más importante que el entrena-miento en el manejo de los métodos, técnicas, materiales, modelos y de más aspectos edu-cativos (Gallegos, 2001). Una formación que genere cambios profundos en la conciencias del futuro docente comprometido con la vocación de educar con amor en un ambiente de libertad para que el aprendizaje sea un proceso de experiencias.

Desarrollar la capacidad para aprender a tratar a los demás con plena conciencia es la exigencia bajo el cual trabaja la visión holística de la educación. Al respecto Gallegos (2003) nos dice que “muchos profesores preguntan cómo deben empezar a trabajar con educación holista. Uno de los primeros pasos es tratar al educando como un ser humano; este simple acto cambia todo el ambiente de aprendizaje” (p. 97). Es por ello, requiere una formación no sólo profesional sino también profundamente humana, donde el punto central es la relación dialógica entre los actores educativos, el docente percibe al estudiante como ser humano, con sus dimensiones estéticas, físicas, cognitivas, sociales, emocionales y espirituales.

Gallegos (2001) plantea que en la educación holista el uso de métodos, técnicas y ma-teriales curriculares, es secundario a la importancia de la conciencia del educador, quien se debe mover de una perspectiva centrada en el ego a una perspectiva centrada en un servicio con presencia plena, de una perspectiva de pensamiento y memoria a una visión basada en la inteligencia y la creatividad, de un paradigma de ciencia mecanicista a un nuevo paradigma holista. Los métodos y técnicas están siempre a un nivel de instrumentos y solo adquieren sentido por la participación de una conciencia que les dé un uso adecuado.

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Fuente: Elaboración propia

Conclusión

A manera de conclusión podemos afirmar que la esencia de la formación docente es el de-sarrollo de la capacidad para aprender a tratar a los demás con plena conciencia, así como para percibir al educando como ser humano con dimensiones estéticas, físicas, cognitivas, sociales, emocionales y espirituales; y con niveles de conciencia personal, comunal, social, planetaria y kósmica. Este desarrollo integral del futuro docente se concreta a partir de una formación profesional y profundamente humana que responde al perfil profesional y perfil humano del egresado de la carrera profesional.

La formación docente desde el enfoque holístico comprende preparar educadores para asumir nuevos roles en concordancia a las nuevas demandas educativas de la sociedad ac-tual. Una formación para desarrollar seres humanos integrales, inteligentes y con un profundo amor a la vida. Amar a la vida es amar el aprendizaje y ello implica una expresión natural de la alegría de vivir.

La formación integral del docente se logra con formadores de docentes capacitados inte-gralmente bajo una visión integral de la educación que apliquen una pedagogía del ejemplo, ya que el ejemplo constituye la fuerza más poderosa que influye en los demás. Los educadores somos imagen de nuestra propia existencia ante la mirada de los educandos.

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La educación entendida como un gran proceso de evolución de la conciencia en el ser hu-mano, es más que los cambios superficiales en la conducta o comportamiento del estudiante, ya que constituyen sólo el aparentar ser de la persona, sabiendo que en la integridad de ese mundo físico existe un mundo subjetivo sensible, desconocido, poco estudiado e interesado por nosotros mismos y de los demás, que debe ser comprendido e interpretado su significado, por ello los docentes, practicamos la doble moral, hablamos teóricamente sobre valores pero en la práctica actuamos diferente, simplemente aparentamos ser.

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Referencias

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