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Renovación nº 77 Enero 2020

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Renovación nº 77

1

Renovación nº 77

1

AÑO 2020

e n e r o

Nº 77

RENOV

ACIÓN

R E V I S

T A M E N

S

U A L T E O L Ó G I C A Y D E

O P

I N

I Ó N

OPINIÓN · Sobre el cambio climático

ECOLOGÍA · Mensaje del papa Francisco a la

Cumbre del Clima de Madrid (COP25)

TEOLOGÍA, CIENCIA Y FILOSOFÍA ·

Mensaje para los oikos-teólogos · El espíritu

del sufismo

SOCIOLOGÍA Y CRISTIANISMO · El sentido

de la vida #15 · La verdadera amistad

HISTORIA Y LITERATURA · ¡Franco ha

muerto! Transición democrática · Orígenes ·

Benito Pérez Galdós · Hugonotes · El sueño

de la razón · Humor · Su Majestad Miss

Nightingale

CIENCIAS BÍBLICAS Y APOLOGÍA · El

drama de Guibeá 1/2 · Apariciones entre

interrogantes 1/5

(2)

Nº 77 - Enero - 2020

R E N O V A C I Ó N

R E V I S T A M E N S U A L T E O L Ó G I C A Y D E O P I N I Ó N

Evolucionar o perecer

La historia humana es la sucesión de pasos que el hombre (y la mujer) ha ido dando en cada momento de su existencia hacia su devenir en todas las esferas de la vida. Cada gesto, cada innovación, en cualquier área de la vida, sea intelectual o material, fue una acción creativa de superación y realización. Así, pasó de la etapa de recolector/cazador a la de agricultor/ ganadero, de la sociedad tribal a la del Estado, de los mitos a la ciencia a través de la filosofía… Como herederos y actores activos de dicho proceso milenario y

evolutivo, seguimos construyendo el mundo que dentro de cien, quinientos, o mil años, se estudiará en los libros de historia. Estamos hablando no solo en términos políticos y sociales, sino también filosóficos, espirituales y religiosos, sobre todo de estos últimos.

Formamos parte de un Universo en evolución continua (cada instante es distinto - Heráclito). Las galaxias ya no ocupan el mismo lugar que ocupaban hace millones de años. Tampoco nuestro sistema solar está en el mismo sitio de hace unos miles de años en la Vía Láctea. La evolución en nuestro planeta ha dejado atrás formas primigenias para dar paso a otras más sofisticadas, de las cuales procedemos los

homo sapiens. La inteligencia humana dio a luz diversas civilizaciones y culturas que fueron el germen donde se desarrolló el conocimiento para descubrir las leyes que rigen el Universo. De ello surgieron diversas disciplinas desconocidas anteriormente que nos han permitido avanzar en conocimientos extraordinarios en todas las áreas del saber humano: la medicina, la genética, la

astronomía, la robótica, y un largo etcétera imposible de enumerar aquí… ¡Y lo que está

E D I T O R I A L

por venir! Este indiscutible progreso (en sentido de cambio) ha incidido especial y puntualmente en la teología, la religión, es decir, en las creencias.

Al hombre y a la mujer ilustrados del siglo XXI ya no se les puede convencer con los mismos relatos legendarios y míticos de hace tan solo 500 años, cuando todavía se creía que la Tierra era el centro del Universo y que el Sol giraba al rededor de ella. No se les podrá insistir, como si fueran párvulos, con un lo dice la Biblia, porque el valor

sacralizado de la Escritura, de cualquier religión, habrá encontrado su horma

mediante la investigación y la crítica literaria, que la pondrá –la ha puesto ya– en el lugar que debe estar: sujeta a la hermenéutica que la contextualice.

Es cierto que la religión (todas las religiones) todavía ejerce un poder inusitado gracias a que la generalidad de las personas subsisten en un infantilismo afectivo, filosófico y

teológico, y por ello necesitan confiar en una fuerza ultramundana para afrentar las

vicisitudes intramundanas del día a día, aunque dicha “fuerza” divina solo sea una realidad en la mente del creyente, pero ausente en la realidad cotidiana (silencio de Dios). Este es el quid de que las religiones perduren y se puede afirmar que perdurarán. El cristianismo, por supuesto, no es ajeno a este fenómeno, pero tendrá que reinventarse para mantener la suficiente capacidad de sugestión y seguir siendo útil a su entorno al menos como lo ha sido en épocas pasadas. De su urgente revisión dependerá que el cristianismo no se relegue a una simple asignatura que estudiar de la historia pasada, o, lo que sería peor, una secta religiosa a evitar. R

Revista Renovación nº 77 Año 2020 · enero Revista mensual (no lucrativa). Correo: editorenovacion@gmail.com

Edición: Emilio Lospitao Diseño: Lola Calvo Documentación: Sonia Lospitao

Consejo editorial: Jorge Alberto Montejo

Juan Larios Julián Mellado

Lola Calvo Emilio Lospitao

COLABORAN: Alberto Pietrafesa Ana María Medina Esteban López González

Félix Benlliure Andrieux Isabel Pavón Jorge Alberto Montejo José Manuel González Campa

José María Vigil Juan A. Monroy

Juan Larios Julián Mellado

Lou Seckler Máximo García Ruiz

Rafael Narbona Renato Lings Salvador Santos

Vicent Ayel

Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la línea

editorial de esta revista.

WEBS:

http://revistarenovacion.es/ Revista_Renovacion.html https://revistarenovacion.wordpress.com

EDITORIAL Renovarse

o perecer ………. 3

OPINIÓN Sobre el cambio climático · Jorge Alberto Montejo ……… 4

ECOLOGÍA

Mensaje del papa Francisco a la Cumbre del Clima

de Madrid (COP25) ……….. 7

TEOLOGÍA, CIENCIA Y FILOSOFÍA

Mensaje para oikos-teólogos

José María Vigil …………. 9

El espíritu del sufismo ·

Jorge Alberto Montejo ….. 11

SOCIOLOGÍA Y CRISTIANISMO

El sentido de la vida #15 ·

José M. Glez. Campa …… 17

La verdadera amistad ·

Esteban López González…21

HISTORIA Y LITERATURA

¡Franco ha muerto! Transición democrática ·

Máximo García Ruiz …….25

Poema: Orígenes · Juan Larios ………28

Benito Pérez Galdós · Rafael Narbona ………29

Hugonotes #27 · Félix Benlliure Andrieux ………33

El sueño de la razón #18

Juan A. Monroy ………37

Humor………40

Su Majestad Miss Nightingale · Ana María Medina ………..41

CIENCIAS BÍBLICAS Y APOLOGÍA

El drama de Guibeá · Renato Lings ……….45

Apariciones entre

interrogantes 1/5 · Salvador Santos ………..51

¿Qué significa “salvación cristiana”? · Vicent Ayel55

MISCELANEA

Jesús Sordo, carta sobre el agnosticismo ·

Julián Mellado ………..59

Nuestra nueva identidad

Lou Seckler ……….61

Y si Dios es amor, ¿por qué no le imitamos?

Isabel Pavón ……….65

Mujeres filósofas #20 · Juan Larios ……….67

(3)

Nº 77 - Enero - 2020

R E N O V A C I Ó N

R E V I S T A M E N S U A L T E O L Ó G I C A Y D E O P I N I Ó N

Evolucionar o perecer

La historia humana es la sucesión de pasos que el hombre (y la mujer) ha ido dando en cada momento de su existencia hacia su devenir en todas las esferas de la vida. Cada gesto, cada innovación, en cualquier área de la vida, sea intelectual o material, fue una acción creativa de superación y realización. Así, pasó de la etapa de recolector/cazador a la de agricultor/ ganadero, de la sociedad tribal a la del Estado, de los mitos a la ciencia a través de la filosofía… Como herederos y actores activos de dicho proceso milenario y

evolutivo, seguimos construyendo el mundo que dentro de cien, quinientos, o mil años, se estudiará en los libros de historia. Estamos hablando no solo en términos políticos y sociales, sino también filosóficos, espirituales y religiosos, sobre todo de estos últimos.

Formamos parte de un Universo en evolución continua (cada instante es distinto - Heráclito). Las galaxias ya no ocupan el mismo lugar que ocupaban hace millones de años. Tampoco nuestro sistema solar está en el mismo sitio de hace unos miles de años en la Vía Láctea. La evolución en nuestro planeta ha dejado atrás formas primigenias para dar paso a otras más sofisticadas, de las cuales procedemos los

homo sapiens. La inteligencia humana dio a luz diversas civilizaciones y culturas que fueron el germen donde se desarrolló el conocimiento para descubrir las leyes que rigen el Universo. De ello surgieron diversas disciplinas desconocidas anteriormente que nos han permitido avanzar en conocimientos extraordinarios en todas las áreas del saber humano: la medicina, la genética, la

astronomía, la robótica, y un largo etcétera imposible de enumerar aquí… ¡Y lo que está

E D I T O R I A L

por venir! Este indiscutible progreso (en sentido de cambio) ha incidido especial y puntualmente en la teología, la religión, es decir, en las creencias.

Al hombre y a la mujer ilustrados del siglo XXI ya no se les puede convencer con los mismos relatos legendarios y míticos de hace tan solo 500 años, cuando todavía se creía que la Tierra era el centro del Universo y que el Sol giraba al rededor de ella. No se les podrá insistir, como si fueran párvulos, con un lo dice la Biblia, porque el valor

sacralizado de la Escritura, de cualquier religión, habrá encontrado su horma

mediante la investigación y la crítica literaria, que la pondrá –la ha puesto ya– en el lugar que debe estar: sujeta a la hermenéutica que la contextualice.

Es cierto que la religión (todas las religiones) todavía ejerce un poder inusitado gracias a que la generalidad de las personas subsisten en un infantilismo afectivo, filosófico y

teológico, y por ello necesitan confiar en una fuerza ultramundana para afrentar las

vicisitudes intramundanas del día a día, aunque dicha “fuerza” divina solo sea una realidad en la mente del creyente, pero ausente en la realidad cotidiana (silencio de Dios). Este es el quid de que las religiones perduren y se puede afirmar que perdurarán. El cristianismo, por supuesto, no es ajeno a este fenómeno, pero tendrá que reinventarse para mantener la suficiente capacidad de sugestión y seguir siendo útil a su entorno al menos como lo ha sido en épocas pasadas. De su urgente revisión dependerá que el cristianismo no se relegue a una simple asignatura que estudiar de la historia pasada, o, lo que sería peor, una secta religiosa a evitar. R

Revista Renovación nº 77 Año 2020 · enero Revista mensual (no lucrativa). Correo: editorenovacion@gmail.com

Edición: Emilio Lospitao Diseño: Lola Calvo Documentación: Sonia Lospitao

Consejo editorial: Jorge Alberto Montejo

Juan Larios Julián Mellado

Lola Calvo Emilio Lospitao

COLABORAN: Alberto Pietrafesa Ana María Medina Esteban López González

Félix Benlliure Andrieux Isabel Pavón Jorge Alberto Montejo José Manuel González Campa

José María Vigil Juan A. Monroy

Juan Larios Julián Mellado

Lou Seckler Máximo García Ruiz

Rafael Narbona Renato Lings Salvador Santos

Vicent Ayel

Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la línea

editorial de esta revista.

WEBS:

http://revistarenovacion.es/ Revista_Renovacion.html https://revistarenovacion.wordpress.com

EDITORIAL Renovarse

o perecer ………. 3

OPINIÓN Sobre el cambio climático · Jorge Alberto Montejo ……… 4

ECOLOGÍA

Mensaje del papa Francisco a la Cumbre del Clima

de Madrid (COP25) ……….. 7

TEOLOGÍA, CIENCIA Y FILOSOFÍA

Mensaje para oikos-teólogos

José María Vigil …………. 9

El espíritu del sufismo ·

Jorge Alberto Montejo ….. 11

SOCIOLOGÍA Y CRISTIANISMO

El sentido de la vida #15 ·

José M. Glez. Campa …… 17

La verdadera amistad ·

Esteban López González…21

HISTORIA Y LITERATURA

¡Franco ha muerto! Transición democrática ·

Máximo García Ruiz …….25

Poema: Orígenes · Juan Larios ………28

Benito Pérez Galdós · Rafael Narbona ………29

Hugonotes #27 · Félix Benlliure Andrieux ………33

El sueño de la razón #18

Juan A. Monroy ………37

Humor………40

Su Majestad Miss Nightingale · Ana María Medina ………..41

CIENCIAS BÍBLICAS Y APOLOGÍA

El drama de Guibeá · Renato Lings ……….45

Apariciones entre

interrogantes 1/5 · Salvador Santos ………..51

¿Qué significa “salvación cristiana”? · Vicent Ayel55

MISCELANEA

Jesús Sordo, carta sobre el agnosticismo ·

Julián Mellado ………..59

Nuestra nueva identidad

Lou Seckler ……….61

Y si Dios es amor, ¿por qué no le imitamos?

Isabel Pavón ……….65

Mujeres filósofas #20 · Juan Larios ……….67

(4)

O P I N I Ó N OPINIÓN

Sobre la

Cumbre del Clima

Jorge Alberto Montejo

Licenciado en Pedagogía y Filosofía y C.C. de la Educación. Estudioso de las Religiones Comparadas.

Del 2 al 13 de diciembre se desarrolló en Madrid la conocida como Cumbre del Clima al suspenderse el encuentro en Chile, país organizador, tal y como estaba programada en principio, debido a la grave inestabilidad política que atraviesa el país

sudamericano. El Gobierno español se comprometió en tiempo récord a organizar el evento y a tal efecto se

desplegó en breve tiempo todos los preparativos para la

celebración de la Cumbre en Madrid. La COP25, como se la conoce también, viene a ser el órgano de decisión supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas que estudia e investiga todo lo relacionado con el cambio climático con la finalidad de que se llevaran a cabo acciones resolutorias sobre la grave crisis climática que atraviesa el mundo como consecuencia de las actividades humanas, altamente

contaminantes en muchos casos.

> La Cumbre del Clima viene a suponer implicación y

compromiso que requiere responsabilidad por parte de

todos los países a nivel global

> Es obligación de todos preservar y cuidar el medio

ambiente por el bien de futuras generaciones

Lo que llama poderosamente la atención es que representantes oficiales de los países más contaminantes del mundo y que, en consecuencia, están incidiendo de manera más negativa en el cambio climático, no hayan asistido al evento. En efecto, ni Estados Unidos (pese a contar con un funcionario del partido demócrata sin

protagonismo efectivo de ningún tipo), ni Rusia, China e India (los cuatro países que más contaminan en el mundo) han enviado representación alguna, lo cual pone de manifiesto que lo del cambio climático y su incidencia en el medio ambiente les trae al pairo como si la situación de nuestro planeta no fuera con ellos y no la sintieran, cuando menos, preocupante. En fin...

Es cierto que un cambio radical en nuestra forma de vivir como consecuencia del progreso acumulado en los últimos doscientos años (especialmente a raíz de la Revolución

industrial del pasado siglo XVIII) traería consecuencias

impredecibles para aquellos sectores más drásticos en lo que concierne a la toma de decisiones, pero lo que sí es cierto también es que habrá que tomar medidas resolutorias que puedan detener el deterioro medioambiental.

Particularmente pienso que con buena voluntad a nivel

gubernamental y a escala mundial se podría retroceder del mal camino por el que vamos sin renunciar por ello al progreso de los pueblos y naciones. Actualmente ya se están haciendo cosas al

respecto: utilización de energías renovables poco o nada

contaminantes, reciclado de desechos orgánicos y reutilización de plásticos tan altamente contaminantes, etc..., pero estas medidas, a día de hoy, se tornan insuficientes si las naciones que más

contaminan no terminan de tomar conciencia de la grave

situación de emergencia que vive nuestro planeta. Y es que el grave deterioro medioambiental está incidiendo igualmente de manera muy negativa en la salud de las personas.

Conmociona ver a través de la TV lugares y grandes urbes de China o India, por ejemplo, cómo la mayoría de sus habitantes precisan de

mascarillas para salir a la calle ya que la polución y el aire contaminado hace que la atmósfera sea irrespirable. Parece que esto se admite como algo normal y necesario, en todo caso irremediable.

No se trata de ser tampoco alarmistas pero sí realistas ante la grave situación de nuestro planeta, por cierto, el único que tenemos para vivir.

La sostenibilidad del mismo depende, en gran medida, de un pacto de no agresión y de vivir en armonía con la Madre Tierra, con la naturaleza,y con las leyes por ella establecidas.O tomamos todos conciencia de

esto o mucho hemos de temernos que la situación irá a peor con las trágicas

consecuencias que esta insensatez acarrearía. El fenómeno de la contaminación ambiental que produce, entre otros muchos aspectos negativos, el calentamiento global del planeta y el efecto invernadero (sobradamente estudiados y contrastados a nivel científico), no es cuestión nada baladí sino todo lo contrario: es de perentoria necesidad hacer frente ya a estos efectos tan negativos y destructores de los

ecosistemas de la Tierra. Pero, hay que tomar en

consideración (nada creíble, por cierto, ya que no cuenta con el apoyo y la validación científica) la opinión de aquellos sectores sociales, políticos y económicos (sobre todo estos últimos) que se esfuerzan en negar lo evidente en aras de oscuros intereses espurios: la inocuidad del efecto invernadero y la lluvia

(5)

O P I N I Ó N OPINIÓN

Sobre la

Cumbre del Clima

Jorge Alberto Montejo

Licenciado en Pedagogía y Filosofía y C.C. de la Educación. Estudioso de las Religiones Comparadas.

Del 2 al 13 de diciembre se desarrolló en Madrid la conocida como Cumbre del Clima al suspenderse el encuentro en Chile, país organizador, tal y como estaba programada en principio, debido a la grave inestabilidad política que atraviesa el país

sudamericano. El Gobierno español se comprometió en tiempo récord a organizar el evento y a tal efecto se

desplegó en breve tiempo todos los preparativos para la

celebración de la Cumbre en Madrid. La COP25, como se la conoce también, viene a ser el órgano de decisión supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas que estudia e investiga todo lo relacionado con el cambio climático con la finalidad de que se llevaran a cabo acciones resolutorias sobre la grave crisis climática que atraviesa el mundo como consecuencia de las actividades humanas, altamente

contaminantes en muchos casos.

> La Cumbre del Clima viene a suponer implicación y

compromiso que requiere responsabilidad por parte de

todos los países a nivel global

> Es obligación de todos preservar y cuidar el medio

ambiente por el bien de futuras generaciones

Lo que llama poderosamente la atención es que representantes oficiales de los países más contaminantes del mundo y que, en consecuencia, están incidiendo de manera más negativa en el cambio climático, no hayan asistido al evento. En efecto, ni Estados Unidos (pese a contar con un funcionario del partido demócrata sin

protagonismo efectivo de ningún tipo), ni Rusia, China e India (los cuatro países que más contaminan en el mundo) han enviado representación alguna, lo cual pone de manifiesto que lo del cambio climático y su incidencia en el medio ambiente les trae al pairo como si la situación de nuestro planeta no fuera con ellos y no la sintieran, cuando menos, preocupante. En fin...

Es cierto que un cambio radical en nuestra forma de vivir como consecuencia del progreso acumulado en los últimos doscientos años (especialmente a raíz de la Revolución

industrial del pasado siglo XVIII) traería consecuencias

impredecibles para aquellos sectores más drásticos en lo que concierne a la toma de decisiones, pero lo que sí es cierto también es que habrá que tomar medidas resolutorias que puedan detener el deterioro medioambiental.

Particularmente pienso que con buena voluntad a nivel

gubernamental y a escala mundial se podría retroceder del mal camino por el que vamos sin renunciar por ello al progreso de los pueblos y naciones. Actualmente ya se están haciendo cosas al

respecto: utilización de energías renovables poco o nada

contaminantes, reciclado de desechos orgánicos y reutilización de plásticos tan altamente contaminantes, etc..., pero estas medidas, a día de hoy, se tornan insuficientes si las naciones que más

contaminan no terminan de tomar conciencia de la grave

situación de emergencia que vive nuestro planeta. Y es que el grave deterioro medioambiental está incidiendo igualmente de manera muy negativa en la salud de las personas.

Conmociona ver a través de la TV lugares y grandes urbes de China o India, por ejemplo, cómo la mayoría de sus habitantes precisan de

mascarillas para salir a la calle ya que la polución y el aire contaminado hace que la atmósfera sea irrespirable. Parece que esto se admite como algo normal y necesario, en todo caso irremediable.

No se trata de ser tampoco alarmistas pero sí realistas ante la grave situación de nuestro planeta, por cierto, el único que tenemos para vivir.

La sostenibilidad del mismo depende, en gran medida, de un pacto de no agresión y de vivir en armonía con la Madre Tierra, con la naturaleza,y con las leyes por ella establecidas. O tomamos todos conciencia de

esto o mucho hemos de temernos que la situación irá a peor con las trágicas

consecuencias que esta insensatez acarrearía. El fenómeno de la contaminación ambiental que produce, entre otros muchos aspectos negativos, el calentamiento global del planeta y el efecto invernadero (sobradamente estudiados y contrastados a nivel científico), no es cuestión nada baladí sino todo lo contrario: es de perentoria necesidad hacer frente ya a estos efectos tan negativos y destructores de los

ecosistemas de la Tierra. Pero, hay que tomar en

consideración (nada creíble, por cierto, ya que no cuenta con el apoyo y la validación científica) la opinión de aquellos sectores sociales, políticos y económicos (sobre todo estos últimos) que se esfuerzan en negar lo evidente en aras de oscuros intereses espurios: la inocuidad del efecto invernadero y la lluvia

(6)

E C O L O G Í A

Mensaje del papa

Francisco a la

Cumbre del Clima de

Madrid (COP25)

www.vidanuevadigital.com

A Su Excelencia, la Sra. Carolina Schmidt, Ministra de Medio Ambiente de Chile, presidenta de la COP25, vigésimo quinto período de sesiones de la Conferencia de los Estados Parte en la

Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Madrid, 2-13 de diciembre de 2019).

El 12 de diciembre de 2015, la COP 21 adoptó el Acuerdo de París, cuya aplicación “requerirá un compromiso concertado y una dedicación generosa por parte de cada uno” [1].

Su rápida entrada en vigor, en menos de un año, y las

numerosas reuniones y debates destinados a reflexionar sobre uno de los principales desafíos para la humanidad, [2] el del cambio climático, y a identificar las mejores formas de aplicar el Acuerdo de París, han puesto de manifiesto una creciente toma de conciencia por parte de los distintos actores de la

comunidad internacional de la importancia y la necesidad de “trabajar juntos en la

construcción de nuestra Casa común” [3].

Lamentablemente, después de cuatro años, debemos admitir que esta conciencia sigue siendo bastante débil, incapaz de responder adecuadamente a ese fuerte sentido de urgencia de acción rápida que exigen los datos científicos de que disponemos, como los descritos en los recientes informes especiales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)[4]. Estos estudios muestran que los compromisos actuales de los Estados para mitigar el cambio climático y adaptarse a él distan mucho de ser los que realmente se necesitan para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.

¡Demuestran lo lejos que están las palabras de las acciones concretas!

En la actualidad, existe un creciente acuerdo sobre la necesidad de promover procesos de transición, así como una transformación de nuestro modelo de desarrollo, para fomentar la solidaridad y reforzar los fuertes vínculos entre la lucha contra el cambio climático y la pobreza. Así lo demuestran también las numerosas iniciativas que se han puesto en práctica o están en marcha, no solo por parte de los gobiernos, sino también de las comunidades locales, el sector privado, la sociedad civil y las personas. Sin embargo, sigue siendo motivo de gran preocupación la capacidad de esos procesos para respetar el calendario exigido por la

ciencia, así como la distribución de los costos que requieren.

Desde esta perspectiva,

debemos preguntarnos

seriamente si existe la voluntad política de destinar con

honestidad, responsabilidad y coraje, más recursos humanos,

O P I N I Ó N

ácida, entre otros fenómenos que ha traído la contaminación medioambiental, achacando los cambios del clima de los últimos tiempos a algo natural en los que no influye para nada las actividades humanas

contaminantes. Aun admitiendo el posible hecho de que a la par se esté manifestando un cambio cíclico de carácter natural (como se ha producido en otras etapas precedentes de la Tierra) eso no debería ser

inconveniente para ver, detectar y confirmar a nivel científico que las actividades humanas han venido generando drástica influencia negativa en el clima de la Tierra, especialmente a raíz del desarrollo industrial. No ver esto es claro signo de

ingenuidad o de insensatez, como decíamos antes.

La intervención paralela estelar en la Cumbre celebrada en Madrid de la adolescente

activista sueca Greta Thunberg, icono juvenil de la lucha por la supervivencia del planeta, ha suscitado no pocas suspicacias y muchas demagogias. Junto con otros movimientos ecologistas e indigenistas la activista sueca se esfuerza en llevar un mensaje de alarma climática a las poblaciones del mundo desde una vertiente un tanto festivalera pero, en el fondo y más allá de lo discutible que puedan ser las formas, es indudable que ha calado hondo no solo en la conciencia juvenil sino también en la de muchos mandatarios políticos. Acusada por los sectores más radicales del sistema –el cual niega cualquier cambio climático debido a las actividades humanas– de padecer el

síndrome de Asperger y

trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que, al parecer, la hace ser una chica arisca y distante pese a poseer un coeficiente intelectual elevado por encima de la media de jóvenes de su edad, Greta, seguramente sin desearlo, para bien o para mal, ya se ha visto marcada por la aureola de la lucha por la causa del cambio climático.

Denostada por unos y ensalzada por otros el fenómeno Greta Thunberg ojalá sirva para concienciar a los distintos sistemas políticos y sociales ante la necesidad de pasar a la acción más allá de las palabras.

Pero eso requiere, no lo olvidemos, compromiso y

responsabilidad por parte de las naciones que de verdad estén dispuestas a propiciar el cambio de actitud necesaria para acometer la empresa de mejora del entorno medioambiental. Algo ya se está haciendo pero completamente insuficiente.

El famoso Protocolo de Kyoto, encuadrado dentro de la

Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y promulgado en diciembre de 1997,

estableció mediante acuerdo internacional la reducción de emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero provocadores del calentamiento global. Curiosamente los

Estados Unidos primero y China después nunca lo ratificaron, algo que viene a poner de manifiesto el escaso o nulo interés en contribuir, como dos de los países más

contaminantes del mundo, en ser solución al problema

contaminante. Creo que no cabe hacer comentarios al respecto.

Finalizar diciendo que ante la evidencia científica del cambio climático tan solo cabe esperar que la sensatez,

responsabilidad y compromiso por parte de las naciones las lleve a tomar medidas resolutorias ante el grave problema en el que ya estamos inmersos. No hay tiempo que perder. Está en juego la salud del planeta, la nuestra propia y la de futuras generaciones. R

Curiosamente los

Estados Unidos

primero y China

después nunca lo

ratificaron, algo

que viene a poner

de manifiesto el

escaso o nulo

interés en

contribuir, como

dos de los países

más

contaminantes del

mundo, en ser

(7)

E C O L O G Í A

Mensaje del papa

Francisco a la

Cumbre del Clima de

Madrid (COP25)

www.vidanuevadigital.com

A Su Excelencia, la Sra. Carolina Schmidt, Ministra de Medio Ambiente de Chile, presidenta de la COP25, vigésimo quinto período de sesiones de la Conferencia de los Estados Parte en la

Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Madrid, 2-13 de diciembre de 2019).

El 12 de diciembre de 2015, la COP 21 adoptó el Acuerdo de París, cuya aplicación “requerirá un compromiso concertado y una dedicación generosa por parte de cada uno” [1].

Su rápida entrada en vigor, en menos de un año, y las

numerosas reuniones y debates destinados a reflexionar sobre uno de los principales desafíos para la humanidad, [2] el del cambio climático, y a identificar las mejores formas de aplicar el Acuerdo de París, han puesto de manifiesto una creciente toma de conciencia por parte de los distintos actores de la

comunidad internacional de la importancia y la necesidad de “trabajar juntos en la

construcción de nuestra Casa común” [3].

Lamentablemente, después de cuatro años, debemos admitir que esta conciencia sigue siendo bastante débil, incapaz de responder adecuadamente a ese fuerte sentido de urgencia de acción rápida que exigen los datos científicos de que disponemos, como los descritos en los recientes informes especiales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)[4]. Estos estudios muestran que los compromisos actuales de los Estados para mitigar el cambio climático y adaptarse a él distan mucho de ser los que realmente se necesitan para alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.

¡Demuestran lo lejos que están las palabras de las acciones concretas!

En la actualidad, existe un creciente acuerdo sobre la necesidad de promover procesos de transición, así como una transformación de nuestro modelo de desarrollo, para fomentar la solidaridad y reforzar los fuertes vínculos entre la lucha contra el cambio climático y la pobreza. Así lo demuestran también las numerosas iniciativas que se han puesto en práctica o están en marcha, no solo por parte de los gobiernos, sino también de las comunidades locales, el sector privado, la sociedad civil y las personas. Sin embargo, sigue siendo motivo de gran preocupación la capacidad de esos procesos para respetar el calendario exigido por la

ciencia, así como la distribución de los costos que requieren.

Desde esta perspectiva,

debemos preguntarnos

seriamente si existe la voluntad política de destinar con

honestidad, responsabilidad y coraje, más recursos humanos,

O P I N I Ó N

ácida, entre otros fenómenos que ha traído la contaminación medioambiental, achacando los cambios del clima de los últimos tiempos a algo natural en los que no influye para nada las actividades humanas

contaminantes. Aun admitiendo el posible hecho de que a la par se esté manifestando un cambio cíclico de carácter natural (como se ha producido en otras etapas precedentes de la Tierra) eso no debería ser

inconveniente para ver, detectar y confirmar a nivel científico que las actividades humanas han venido generando drástica influencia negativa en el clima de la Tierra, especialmente a raíz del desarrollo industrial. No ver esto es claro signo de

ingenuidad o de insensatez, como decíamos antes.

La intervención paralela estelar en la Cumbre celebrada en Madrid de la adolescente

activista sueca Greta Thunberg, icono juvenil de la lucha por la supervivencia del planeta, ha suscitado no pocas suspicacias y muchas demagogias. Junto con otros movimientos ecologistas e indigenistas la activista sueca se esfuerza en llevar un mensaje de alarma climática a las poblaciones del mundo desde una vertiente un tanto festivalera pero, en el fondo y más allá de lo discutible que puedan ser las formas, es indudable que ha calado hondo no solo en la conciencia juvenil sino también en la de muchos mandatarios políticos. Acusada por los sectores más radicales del sistema –el cual niega cualquier cambio climático debido a las actividades humanas– de padecer el

síndrome de Asperger y

trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que, al parecer, la hace ser una chica arisca y distante pese a poseer un coeficiente intelectual elevado por encima de la media de jóvenes de su edad, Greta, seguramente sin desearlo, para bien o para mal, ya se ha visto marcada por la aureola de la lucha por la causa del cambio climático.

Denostada por unos y ensalzada por otros el fenómeno Greta Thunberg ojalá sirva para concienciar a los distintos sistemas políticos y sociales ante la necesidad de pasar a la acción más allá de las palabras.

Pero eso requiere, no lo olvidemos, compromiso y

responsabilidad por parte de las naciones que de verdad estén dispuestas a propiciar el cambio de actitud necesaria para acometer la empresa de mejora del entorno medioambiental. Algo ya se está haciendo pero completamente insuficiente.

El famoso Protocolo de Kyoto, encuadrado dentro de la

Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y promulgado en diciembre de 1997,

estableció mediante acuerdo internacional la reducción de emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero provocadores del calentamiento global. Curiosamente los

Estados Unidos primero y China después nunca lo ratificaron, algo que viene a poner de manifiesto el escaso o nulo interés en contribuir, como dos de los países más

contaminantes del mundo, en ser solución al problema

contaminante. Creo que no cabe hacer comentarios al respecto.

Finalizar diciendo que ante la evidencia científica del cambio climático tan solo cabe esperar que la sensatez,

responsabilidad y compromiso por parte de las naciones las lleve a tomar medidas resolutorias ante el grave problema en el que ya estamos inmersos. No hay tiempo que perder. Está en juego la salud del planeta, la nuestra propia y la de futuras generaciones. R

Curiosamente los

Estados Unidos

primero y China

después nunca lo

ratificaron, algo

que viene a poner

de manifiesto el

escaso o nulo

interés en

contribuir, como

dos de los países

más

contaminantes del

mundo, en ser

(8)

E C O L O G Í A

El papa Francisco en Brasil, 2017 financieros y tecnológicos para

mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables que son las más afectadas [5].

Numerosos estudios nos dicen que todavía es posible limitar el calentamiento global. Para ello necesitamos una voluntad política clara, previsora y fuerte, decidida a seguir un nuevo rumbo que apunte a reorientar las inversiones financieras y económicas hacia aquellas áreas que realmente

salvaguarden las condiciones de una vida digna de la humanidad en un planeta “sano” para hoy y para mañana.

Todo esto nos invita a

reflexionar concienzudamente sobre la importancia de

nuestros modelos de consumo y producción y sobre los procesos de educación y sensibilización para hacerlos coherentes con la dignidad humana.

Nos enfrentamos a un “desafío de civilización” en favor del bien común y a un cambio de perspectiva que sitúa esta misma dignidad en el centro de nuestra acción, que se expresa claramente en el “rostro humano” de las

emergencias climáticas. Sigue habiendo una oportunidad, pero no debemos permitir que se cierre. Debemos aprovechar esta ocasión mediante acciones responsables en los ámbitos económico, tecnológico, social y educativo, sabiendo muy bien que nuestras acciones son interdependientes.

Los jóvenes de hoy muestran una gran sensibilidad a los complejos problemas que surgen de esta “emergencia”. No debemos cargar a las próximas generaciones con los problemas causados por los anteriores. Debemos darles, en cambio,  la oportunidad de recordar a nuestra generación como aquella que renovó y actuó –con conciencia honesta, responsable y valiente– la necesidad fundamental de colaborar para preservar y cultivar nuestra casa común. ¡Ojalá podamos ofrecer a la próxima generación razones concretas para esperar y trabajar por un futuro bueno y digno! Espero que este espíritu anime el trabajo de la COP25, a la cual deseo mucho éxito.

Reciba, señora presidenta, mis más cálidos y cordiales

saludos.

Vaticano, 1 de diciembre de 2019

FRANCISCO

Notas:

[1] Palabras después del Ángelus, 13 diciembre2015. [2] Cfr. Laudato si’, n. 25. [3] Cfr. Laudato si’, n. 13. Cfr. Mensaje a la COP 23,

Marrakech, 10 noviembre 2016.> [4] Cfr. IPCC: Summary for Policymakers of the Special Report on the impacts of global warming of 1.5°C above pre-industrial levels and related global greenhouse gas emission pathways, in the context of strengthening the global

response to the threat of climate change, sustainable

development, and efforts to eradicate poverty, 6 October 2018. IPCC: Summary for Policymakers of the Special Report on Climate Change, Desertification, Land

Degradation, Sustainable Land Management, Food Security, and Greenhouse Gas Fluxes in Terrestrial Ecosystems, 7 agosto 2019; IPCC:Summary for Policymakers of the Special Report on The Ocean and Cryosphere in a Changing Climate, 24 septiembre2019.

[5] Cfr. Papa Francisco Vídeo-mensaje con ocasión de la Cumbre sobre la Acción Climática, New York, 23 septiembre 2019.

T E O L O G Í A , C I E N C I A Y F I L O S O F Í A

Este conocimiento nos está revelando una imagen nueva del Universo, una imagen nueva de la Materia, de la Naturaleza, de la Vida, del Ser Humano, y — como resultado— un nuevo sentido de todas las cosas, y un nuevo sentido del Todo, de la Realidad. Qué es esto, qué somos, qué sentido tiene el cosmos, qué sentido tenemos nosotros mismos... son las grandes eternas preguntas que nuestra generación vuelve a plantearse de un modo nuevo a como se la plantearon todas las generaciones anteriores. Y la razón de esta novedad es que ninguna generación como la nuestra dispuso de tanto conocimiento científico sobre la Realidad en que vivimos, de la que somos parte, la Realidad que nosotros mismos somos, no dualmente.

Para las personas religiosas, esta explosión del conocimiento

Mensaje para

los oikos-teólogos

Participar en la Gran Transformación

científico de los últimos cuatro últimos siglos tiene un valor «revelatorio». La Revelación no se da sólo —como habíamos pensado chauvinísticamente— en el «segundo libro», en la

«Escritura» que las religiones del libro veneran, sino sobre todo en el «primer libro», aquel «libro» que escribió Dios antes de que los humanos diéramos forma a las Escrituras Santas de las distintas religiones. Ya Platón había dicho que la Creación era una carta que los dioses habían escrito a la Humanidad... San Agustín, más tarde, dijo que Dios escribió dos libros, no uno solo, y que el primero de los dos libros es la Realidad misma, la

Creación, la Vida. Las Escrituras —hemos sabido después

nosotros— las escribieron las religiones más tarde,

precisamente para comentar el primer libro, y concretar así cómo habérselas con la Realidad.

El nuevo relato sobre la Realidad que la cosmología moderna

nos presenta, es lo que más profundamente está

transformando la conciencia de la Humanidad. El conjunto

de las ciencias de la naturaleza lleva varios siglos

desplegándose de forma sorprendente ante nuestra

asombrada mirada. Estamos ante una explosión del

conocimiento científico sobre el Universo, sobre la Realidad

misma.

independent.academia.edu/josemariavigil

José María Vigil

Estudió Teología en Salamanca y Roma, y Psicología en

Salamanca, Madrid y Managua. Fue profesor de teología en el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón, de la Universidad Pontificia de Salamanca, y en la UCA de Managua. Trabaja teológicamente en internet desde los “Servicios

Koinonía” (http://

(9)

E C O L O G Í A

El papa Francisco en Brasil, 2017 financieros y tecnológicos para

mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables que son las más afectadas [5].

Numerosos estudios nos dicen que todavía es posible limitar el calentamiento global. Para ello necesitamos una voluntad política clara, previsora y fuerte, decidida a seguir un nuevo rumbo que apunte a reorientar las inversiones financieras y económicas hacia aquellas áreas que realmente

salvaguarden las condiciones de una vida digna de la humanidad en un planeta “sano” para hoy y para mañana.

Todo esto nos invita a

reflexionar concienzudamente sobre la importancia de

nuestros modelos de consumo y producción y sobre los procesos de educación y sensibilización para hacerlos coherentes con la dignidad humana.

Nos enfrentamos a un “desafío de civilización” en favor del bien común y a un cambio de perspectiva que sitúa esta misma dignidad en el centro de nuestra acción, que se expresa claramente en el “rostro humano” de las

emergencias climáticas. Sigue habiendo una oportunidad, pero no debemos permitir que se cierre. Debemos aprovechar esta ocasión mediante acciones responsables en los ámbitos económico, tecnológico, social y educativo, sabiendo muy bien que nuestras acciones son interdependientes.

Los jóvenes de hoy muestran una gran sensibilidad a los complejos problemas que surgen de esta “emergencia”. No debemos cargar a las próximas generaciones con los problemas causados por los anteriores. Debemos darles, en cambio,  la oportunidad de recordar a nuestra generación como aquella que renovó y actuó –con conciencia honesta, responsable y valiente– la necesidad fundamental de colaborar para preservar y cultivar nuestra casa común. ¡Ojalá podamos ofrecer a la próxima generación razones concretas para esperar y trabajar por un futuro bueno y digno! Espero que este espíritu anime el trabajo de la COP25, a la cual deseo mucho éxito.

Reciba, señora presidenta, mis más cálidos y cordiales

saludos.

Vaticano, 1 de diciembre de 2019

FRANCISCO

Notas:

[1] Palabras después del Ángelus, 13 diciembre2015. [2] Cfr. Laudato si’, n. 25. [3] Cfr. Laudato si’, n. 13. Cfr. Mensaje a la COP 23,

Marrakech, 10 noviembre 2016.> [4] Cfr. IPCC: Summary for Policymakers of the Special Report on the impacts of global warming of 1.5°C above pre-industrial levels and related global greenhouse gas emission pathways, in the context of strengthening the global

response to the threat of climate change, sustainable

development, and efforts to eradicate poverty, 6 October 2018. IPCC: Summary for Policymakers of the Special Report on Climate Change, Desertification, Land

Degradation, Sustainable Land Management, Food Security, and Greenhouse Gas Fluxes in Terrestrial Ecosystems, 7 agosto 2019; IPCC:Summary for Policymakers of the Special Report on The Ocean and Cryosphere in a Changing Climate, 24 septiembre2019.

[5] Cfr. Papa Francisco Vídeo-mensaje con ocasión de la Cumbre sobre la Acción Climática, New York, 23 septiembre 2019.

T E O L O G Í A , C I E N C I A Y F I L O S O F Í A

Este conocimiento nos está revelando una imagen nueva del Universo, una imagen nueva de la Materia, de la Naturaleza, de la Vida, del Ser Humano, y — como resultado— un nuevo sentido de todas las cosas, y un nuevo sentido del Todo, de la Realidad. Qué es esto, qué somos, qué sentido tiene el cosmos, qué sentido tenemos nosotros mismos... son las grandes eternas preguntas que nuestra generación vuelve a plantearse de un modo nuevo a como se la plantearon todas las generaciones anteriores. Y la razón de esta novedad es que ninguna generación como la nuestra dispuso de tanto conocimiento científico sobre la Realidad en que vivimos, de la que somos parte, la Realidad que nosotros mismos somos, no dualmente.

Para las personas religiosas, esta explosión del conocimiento

Mensaje para

los oikos-teólogos

Participar en la Gran Transformación

científico de los últimos cuatro últimos siglos tiene un valor «revelatorio». La Revelación no se da sólo —como habíamos pensado chauvinísticamente— en el «segundo libro», en la

«Escritura» que las religiones del libro veneran, sino sobre todo en el «primer libro», aquel «libro» que escribió Dios antes de que los humanos diéramos forma a las Escrituras Santas de las distintas religiones. Ya Platón había dicho que la Creación era una carta que los dioses habían escrito a la Humanidad... San Agustín, más tarde, dijo que Dios escribió dos libros, no uno solo, y que el primero de los dos libros es la Realidad misma, la

Creación, la Vida. Las Escrituras —hemos sabido después

nosotros— las escribieron las religiones más tarde,

precisamente para comentar el primer libro, y concretar así cómo habérselas con la Realidad.

El nuevo relato sobre la Realidad que la cosmología moderna

nos presenta, es lo que más profundamente está

transformando la conciencia de la Humanidad. El conjunto

de las ciencias de la naturaleza lleva varios siglos

desplegándose de forma sorprendente ante nuestra

asombrada mirada. Estamos ante una explosión del

conocimiento científico sobre el Universo, sobre la Realidad

misma.

independent.academia.edu/josemariavigil

José María Vigil

Estudió Teología en Salamanca y Roma, y Psicología en

Salamanca, Madrid y Managua. Fue profesor de teología en el Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón, de la Universidad Pontificia de Salamanca, y en la UCA de Managua. Trabaja teológicamente en internet desde los “Servicios

Koinonía” (http://

(10)

Libro, lo que se dice libro, sólo lo es el primero, el gran libro de la Realidad, un libro enteramente original y —

digámoslo así— escrito sólo por Dios. El segundo no sería en verdad un libro, sino un

comentario al primero. Sólo que no fue escrito ya por Dios, sino por nosotros los humanos, cuando el primer libro casi no se había abierto, cuando apenas lográbamos pasar unas pocas páginas más allá de la portada, cuando no sabíamos

prácticamente nada de la

realidad de este cosmos, cuando no alcanzábamos a entender — intus légere, intellígere, leer por dentro— en ella nada de lo que hoy nos maravilla, nos asombra y casi nos deslumbra. Es por eso que nuestro «comentario» al primer libro, nuestras Escrituras, divino-humanas, están sujetas a la cultura —¡y a la ignorancia!— del tiempo en que fueron

escritas, totalmente diferente al de hoy.

La teología clásica se ha esforzado por permanecer leyendo fielmente siempre dentro de las Escrituras. La eco-teología se caracteriza por su afán de leer, además, y como punto de partida, el primer libro, y junto a él, el comentario inspirado de nuestros antepasados en la fe, pero confrontándolo ahora con todo lo que sus autores no sabían y que nosotros sí sabemos, lo que nos suscita nuevos comentarios, bien diferentes, y bien

nuestros... Es por eso por lo que a la eco-teología se le hace evidente la necesidad de

reajustar, releer y recrear tantas visiones y concepciones

religiosas que los humanos hemos elaborado cuando casi no podíamos ni siquiera abrir las primeras páginas del libro de la Realidad, que hoy nos abruma y deja atónitos y sobrecogidos por las revelaciones inéditas e inabarcables que diariamente nos hace... en lo macroscópico y en lo microscópico, en lo

infinitamente grande, en lo infinitamente pequeño, y en lo infinitamente complejo... La eco-teología tiene la posibilidad y el deber de colaborar a esta gran transformación actual, la transformación de la conciencia de la humanidad, tal vez la mayor transformación registrada en toda nuestra trabajada

historia evolutiva. El nuevo relato cosmológico nos está diciendo que vivimos en un mundo diferente del que pensábamos, diferente desde luego del que conocieron los autores del comentario al primer libro, nos dice que nosotros somos otra cosa de lo que pensábamos, y que nuestro sentido en la realidad y en la historia es también otro. Es una revolución cognoscitiva, una metanoia, el nacimiento a una nueva etapa evolutiva, el final de la edad de piedra de la consciencia religiosa planetaria.

Hacer eco-teología es leer y escuchar, y hacer escuchar el libro primero en el que la Divinidad de la Realidad se expresa, colaborar a situar a la Humanidad de pie sobre las bases más sólidas de su saber: no ya sobre mitologías, ni sobre

filosofías o elaboraciones propias, sino sobre la Realidad real, el más incontestable de los fundamentos, tal como lo conocemos hoy.

Hacer eco-teología es ayudar a las religiones a adecuar su patrimonio simbólico, con la Realidad, ayudarles a prestar este servicio de actualización en favor de la Humanidad de hoy y del mañana. Nuestros

antepasados hicieron su

comentario al libro primero, pero a nosotros no se nos prohibe hacer el nuestro, a nuestra nueva medida. No estamos condenados a mirar al pasado, ni a repetir la historia; podemos, debemos dar nuestra palabra, expresar nuestro propio comentario al libro de la Realidad, desde el nuevo relato cosmológico —la nueva captación científica de la Realidad— que hoy tenemos.

Hacer eco-teología significa reconciliar a la humanidad con la Realidad -ante la que antes estaba de espaldas, por ignorancia, y por dualismos heredados culturalmente-,

significa ayudar a la Humanidad a volver de su exilio, a volver a su hogar ancestral, del que nunca debiera haberse apartado.

Hacer eco-teología es pues una forma de ser catalizadores de la historia, de participar co- creativamente en la evolución biocósmica, de ayudar a asumir una nueva frontera evolutiva de apertura a la Realidad.

Hacer eco-teología es una forma privilegiada de salvar nuestro oikos, por lo que debiera ser respetada y apoyada con todas nuestras fuerzas. R

T E O L O G Í A , C I E N C I A Y F I L O S O F Í A

En efecto, el sufismo musulmán es vía de expresión genuina que conduce a la aventura de lo espiritual mediante el autodescubrimiento de la propia identidad del sujeto a través de los simbolismos que entraña la interpretación del Corán, libro sagrado para el pueblo musulmán, y en

cualquier caso libro revelado de contenido altamente espiritual, como veremos. Para los estudiosos en la materia el

sufismo supone algo así como una especie de gnosticismo, es decir, una búsqueda de la verdad partiendo de

determinados simbolismos que, a modo de vía o camino de

El espíritu del

sufismo

1/2

“Las interpretaciones sufíes comienzan con algunas premisas básicas: que el Corán posee varios niveles de significación, que el hombre posee el potencial para descubrirlos y que la tarea de interpretación no posee fin”.

Kristin Zahra Sands.

(Sufi Commentaries on the Qurân in Classical Islam)

Abordamos este tema con el firme convencimiento de que

aun siendo el sufismo y su filosofía algo desconectado del

pensamiento posmoderno occidental actual subyugará a

no pocos lectores interesados en las vías o caminos

alternativos en la búsqueda de la verdad desde su propia

identidad.

indagación, nos permita adentrarnos en el mundo de lo espiritual y mistérico. Esto no es nada nuevo puesto que en la tradición judeocristiana ya se dio el fenómeno del gnosticismo, siendo la Cábala, por ejemplo, dentro del gnosticismo

netamente judío, un camino de búsqueda de verdades ocultas o difícilmente transmisibles o comprensibles a través de la

Torá y el Talmud, de carácter ambos más legalista. El sufismo

musulmán, como veremos, supone todo un camino hacia la experiencia de lo real y creativo. Somos consciente de que el acercamiento al mundo del

islam no está exento de

Jorge A. Montejo

Licenciado en Pedagogía y Filosofía y C.C. de la Educación. Estudioso de las Religiones Comparadas.

(11)

Libro, lo que se dice libro, sólo lo es el primero, el gran libro de la Realidad, un libro enteramente original y —

digámoslo así— escrito sólo por Dios. El segundo no sería en verdad un libro, sino un

comentario al primero. Sólo que no fue escrito ya por Dios, sino por nosotros los humanos, cuando el primer libro casi no se había abierto, cuando apenas lográbamos pasar unas pocas páginas más allá de la portada, cuando no sabíamos

prácticamente nada de la

realidad de este cosmos, cuando no alcanzábamos a entender — intus légere, intellígere, leer por dentro— en ella nada de lo que hoy nos maravilla, nos asombra y casi nos deslumbra. Es por eso que nuestro «comentario» al primer libro, nuestras Escrituras, divino-humanas, están sujetas a la cultura —¡y a la ignorancia!— del tiempo en que fueron

escritas, totalmente diferente al de hoy.

La teología clásica se ha esforzado por permanecer leyendo fielmente siempre dentro de las Escrituras. La eco-teología se caracteriza por su afán de leer, además, y como punto de partida, el primer libro, y junto a él, el comentario inspirado de nuestros antepasados en la fe, pero confrontándolo ahora con todo lo que sus autores no sabían y que nosotros sí sabemos, lo que nos suscita nuevos comentarios, bien diferentes, y bien

nuestros... Es por eso por lo que a la eco-teología se le hace evidente la necesidad de

reajustar, releer y recrear tantas visiones y concepciones

religiosas que los humanos hemos elaborado cuando casi no podíamos ni siquiera abrir las primeras páginas del libro de la Realidad, que hoy nos abruma y deja atónitos y sobrecogidos por las revelaciones inéditas e inabarcables que diariamente nos hace... en lo macroscópico y en lo microscópico, en lo

infinitamente grande, en lo infinitamente pequeño, y en lo infinitamente complejo... La eco-teología tiene la posibilidad y el deber de colaborar a esta gran transformación actual, la transformación de la conciencia de la humanidad, tal vez la mayor transformación registrada en toda nuestra trabajada

historia evolutiva. El nuevo relato cosmológico nos está diciendo que vivimos en un mundo diferente del que pensábamos, diferente desde luego del que conocieron los autores del comentario al primer libro, nos dice que nosotros somos otra cosa de lo que pensábamos, y que nuestro sentido en la realidad y en la historia es también otro. Es una revolución cognoscitiva, una metanoia, el nacimiento a una nueva etapa evolutiva, el final de la edad de piedra de la consciencia religiosa planetaria.

Hacer eco-teología es leer y escuchar, y hacer escuchar el libro primero en el que la Divinidad de la Realidad se expresa, colaborar a situar a la Humanidad de pie sobre las bases más sólidas de su saber: no ya sobre mitologías, ni sobre

filosofías o elaboraciones propias, sino sobre la Realidad real, el más incontestable de los fundamentos, tal como lo conocemos hoy.

Hacer eco-teología es ayudar a las religiones a adecuar su patrimonio simbólico, con la Realidad, ayudarles a prestar este servicio de actualización en favor de la Humanidad de hoy y del mañana. Nuestros

antepasados hicieron su

comentario al libro primero, pero a nosotros no se nos prohibe hacer el nuestro, a nuestra nueva medida. No estamos condenados a mirar al pasado, ni a repetir la historia; podemos, debemos dar nuestra palabra, expresar nuestro propio comentario al libro de la Realidad, desde el nuevo relato cosmológico —la nueva captación científica de la Realidad— que hoy tenemos.

Hacer eco-teología significa reconciliar a la humanidad con la Realidad -ante la que antes estaba de espaldas, por ignorancia, y por dualismos heredados culturalmente-,

significa ayudar a la Humanidad a volver de su exilio, a volver a su hogar ancestral, del que nunca debiera haberse apartado.

Hacer eco-teología es pues una forma de ser catalizadores de la historia, de participar co- creativamente en la evolución biocósmica, de ayudar a asumir una nueva frontera evolutiva de apertura a la Realidad.

Hacer eco-teología es una forma privilegiada de salvar nuestro oikos, por lo que debiera ser respetada y apoyada con todas nuestras fuerzas. R

T E O L O G Í A , C I E N C I A Y F I L O S O F Í A

En efecto, el sufismo musulmán es vía de expresión genuina que conduce a la aventura de lo espiritual mediante el autodescubrimiento de la propia identidad del sujeto a través de los simbolismos que entraña la interpretación del Corán, libro sagrado para el pueblo musulmán, y en

cualquier caso libro revelado de contenido altamente espiritual, como veremos. Para los estudiosos en la materia el

sufismo supone algo así como una especie de gnosticismo, es decir, una búsqueda de la verdad partiendo de

determinados simbolismos que, a modo de vía o camino de

El espíritu del

sufismo

1/2

“Las interpretaciones sufíes comienzan con algunas premisas básicas: que el Corán posee varios niveles de significación, que el hombre posee el potencial para descubrirlos y que la tarea de interpretación no posee fin”.

Kristin Zahra Sands.

(Sufi Commentaries on the Qurân in Classical Islam)

Abordamos este tema con el firme convencimiento de que

aun siendo el sufismo y su filosofía algo desconectado del

pensamiento posmoderno occidental actual subyugará a

no pocos lectores interesados en las vías o caminos

alternativos en la búsqueda de la verdad desde su propia

identidad.

indagación, nos permita adentrarnos en el mundo de lo espiritual y mistérico. Esto no es nada nuevo puesto que en la tradición judeocristiana ya se dio el fenómeno del gnosticismo, siendo la Cábala, por ejemplo, dentro del gnosticismo

netamente judío, un camino de búsqueda de verdades ocultas o difícilmente transmisibles o comprensibles a través de la

Torá y el Talmud, de carácter ambos más legalista. El sufismo

musulmán, como veremos, supone todo un camino hacia la experiencia de lo real y creativo. Somos consciente de que el acercamiento al mundo del

islam no está exento de

Jorge A. Montejo

Licenciado en Pedagogía y Filosofía y C.C. de la Educación. Estudioso de las Religiones Comparadas.

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prejuicios como consecuencia de interpretaciones de carácter radical e integrista del mismo que han llevado a actos de violencia, fruto de una

concepción radical y totalmente distorsionada de lo que supone el mundo del islam en cuanto a riqueza cultural y religiosa, de exquisita sensibilidad, cuando se es capaz de captar la esencia y profundidad del mensaje que emana del Corán. Pero, como sabemos, la

distorsión religiosa no es exclusiva del islam. Por desgracia, el mundo de la cristiandad no está exento de integrismos y radicalismos, así como de fundamentalismos, que han empañado, incluso en muchas ocasiones, el buen nombre de la religión

judeocristiana. Pero de todas estas connotaciones negativas se puede y se debe aprender, como es lógico.

Por otra parte cabe decir que este ensayo pretende, tan solo, servir de acercamiento a un mundo para muchos totalmente desconocido, pero de una riqueza tal para los estudiosos del mundo musulmán y de las religiones comparadas en general, que nos permite tener una percepción más clara y genuina del fenómeno de lo espiritual. Y el sufismo es, sin duda, un claro ejemplo, de esto que digo. A lo largo de este estudio iremos desgranando aspectos insospechados dentro del sufismo que nos permitirán tener una percepción más clara y diáfana de la verdadera dimensión de lo espiritual, la

cual no conoce las fronteras ideológicas que marcan las religiones institucionalizadas (las cuales, dicho sea de paso, ahogan, con frecuencia, el sentir espontáneo y natural de una espiritualidad libre en el pensar y en el obrar)

conducentes al establecimiento de normas, preceptos, dogmas y demás rituales que, en muchas ocasiones, impiden el libre pensamiento de aquellos que se adhieren a sus sistemas.

Si algo tiene sentido y

significación en el mundo de lo espiritual esto es el sentirse libre, sin ataduras niligazones de ningún tipo. Pero esto tan solo se puede descubrir por medio del aprendizaje personal, como iremos viendo a lo largo de este ensayo. Y el sufismo es una clara muestra de ello.

LA HERMENÉUTICA DEL CORÁN

Sabemos que la sustentación de la escuela sufista está, lógicamente, en el Libro

sagrado del Corán (que viene a traducirse por “recitación”), el

libro santo de los musulmanes en el mundo. En efecto, el

Corán (también transliterado por

“Alcorán” o “Qurán”) contiene “la palabra de Dios” (Alá) revelada al profeta Mahoma

(Muhammad, en árabe), que según la tradición musulmana recibió del arcángel Gabriel. Como sucediera con el relato bíblico, en un principio el mensaje revelado se transmitió oralmente, según cuenta la tradición del islam. Fue a la muerte del profeta, acaecida en el año 632, cuando sus

seguidores se encargaron de recopilar las revelaciones de Mahoma y así fue tomando forma lo que se conoce por el

Corán o Libro sagrado del pueblo musulmán. El Corán

quedo confeccionado en 114 capítulos (azoras) y estos, a su vez, divididos en versículos

(aleyas). En el Corán aparecen claras referencias a personajes del Tanaj (los 24 libros sagrados de los hebreos que conforman junto con otros textos escritos el que se conoce como Antiguo Testamento de La Biblia), tales como Adán, Noé, Moisés, y también del NuevoTestamento, como Jesús y hasta el mismo Juan el Bautista. Para los musulmanes estos personajes bíblicos son considerados auténticos profetas o enviados de Alá, encargados de transmitir las verdades reveladas a los distintos pueblos y en distintas épocas. La culminación de la revelación vendría con el profeta Mahoma.

Los detalles que se dan de los profetas bíblicos son bastante

inexactos en algunos casos, pero reveladores de que se tenía conocimiento de la existencia del relato bíblico por las alusiones, como ya

comentábamos antes, a ciertos personajes de La Biblia.

También se hacen alusiones a algunos textos apócrifos. Es esta circunstancia lo que ha hecho creer a muchos exégetas bíblicos que el Corán viene a ser algo así como un calco, una copia del relato bíblico. Desde la lectura superficial del relato coránico pudiera parecerlo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Es indudable también que la aseveración de algunos biblistas y teólogos

judeocristianos de que el relato coránico no tiene nada de particular y se parece más bien a una copia, como decía, del relato bíblico, y por lo tanto totalmente irrelevante, se ha hecho con la expresa finalidad, muy posiblemente, al menos en algunos casos, de desprestigiar el valor y profundo significado del mensaje coránico. Como decía, solamente desde la superficialidad o la mala

intencionalidad se puede afirmar esto. Y el sufismo, como

veremos, es fiel exponente de ello.

Desprestigiar el relato coránico como alegato bíblico es hacer un flaco favor al pensamiento judeocristiano, de tanta y tan alta exquisitez en muchos casos. Tan solo desde la exclusividad de la revelación bíblica se puede aseverar que el relato coránico es irrelevante. Y esto demuestra, primero,

incultura, y segundo,

desconsideración. Es preciso comprender (al margen de la interpretación que se le dé al

Corán) que el mensaje coránico es la genuina expresión

revelada a un pueblo, a una cultura, ciertamente tan distante de la nuestra, la occidental, pero de gran valor espiritual. Y es que la cultura y el

pensamiento musulmán han dado hombres de la talla intelectual de Averroes (al cual ya dediqué un ensayo anterior por ser el máximo exponente del racionalismo musulmán

implantado en Europa, que dejó sus secuelas en diversas escuelas de pensamiento averroísta), el médico y filósofo Avicena, o el gran místico del pensamiento sufí Ibn Tufail (al cual me referiré más adelante). Otras figuras del pensamiento filosófico sufí, como Avempace o Ibn Ben Arabi, son fiel exponente de la intelectualidad musulmana. Curiosamente todos ellos nacidos en la España andalusí a raíz de la invasión musulmana de la Península. El pensamiento de estos grandes personajes musulmanes se forjó y se inspiró en el Corán, como texto sagrado para ellos. Sería de ingenuos creer que esto fue por pura casualidad.

Pero analizando ya la hermenéutica del Corán, de entrada hemos de puntualizar que el texto coránico tiene, al igual que los textos

judeocristianos, distintas formas de interpretación. Solo desde la superficialidad del análisis de

los textos se puede manifestar lo contrario. El fundamentalismo musulmán cae también, al igual que el fundamentalismo

judeocristiano, en el literalismo más rancio sin percatarse de que la riqueza del texto sagrado está precisamente en la

creatividad y capacidad de discernimiento en el manejo de los abundantes simbolismos

que se utilizan. Ya los grandes pensadores musulmanes, tanto racionalistas, como el gran Averroes, o gnóstico-sufistas, como Ibn Tufail -por citar a los personajes más representativos de ambas escuelas

epistemológicas, como fueron el

racionalismo y el sufismo

musulmán, respectivamente-, dejaron la huella indeleble del alcance hermenéutico del texto coránico.

Pero hablar de interpretación de los textos coránicos desde la dimensión del sufismo es referirnos, inequívocamente, a Halil Bárcena, excelente arabista, islamólogo y licenciado en Ciencias de la Información, fundador y actual director del Instituto de Estudios Sufíes de Barcelona,

T E O L O G Í A , C I E N C I A Y F I L O S O F Í A T E O L O G Í A , C I E N C I A Y F I L O S O F Í A

Avicena. Foto: aquifrases.com

Como sucediera

con el relato

bíblico, en un

principio el

mensaje revelado

se transmitió

oralmente, según

cuenta la tradición

del islam.

Referencias

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