Paquete Para La Misa En Vivo
El 17º Domingo del Tiempo Ordinario - 24 de Julio de 2022
DECIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – AÑO C IGLESIA DE STO. DOMINGO
LOS ANGELES, CALIFORNIA 24 DE JULIO DE 2022
RITOS INTRODUCTORIOS
Canto de Entrada – consulte las páginas de música anteriores en su paquete Sacerdote:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.
Pueblo: Y con tu espíritu.
Acto Penitencial Todos:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión; por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
Sacerdote:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Sacerdote: Pueblo:
V. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
V. Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.
V. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
Gloria – consulte las páginas de música anteriores en su paquete
Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias. Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre:
Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros:
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
Oración Colecta Sacerdote:
Señor Dios, protector de los que en ti confían, sin ti, nada es fuerte, ni santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos ahora de los bienes pasajeros, que nuestro corazón esté puesto en los bienes eternos. Por nuestro Señor
Jesucristo...…Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA Primera Lectura: Gen 18: 20-32
En aquellos días, el Señor dijo a Abraham: "El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré".
Los hombres que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: "¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable?
Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. El juez de todo el mundo ¿no hará justicia?" El Señor le contestó: "Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos".
Abraham insistió: "Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?" Y le respondió el Señor: "No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos".
Abraham volvió a insistir: "Quizá no se encuentren allí más que cuarenta". El Señor le respondió: "En atención a los cuarenta, no lo haré".
Abraham siguió insistiendo: "Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando, ¿y si hubiera treinta?" El Señor le dijo: "No lo haré, si hay treinta".
Abraham insistió otra vez: "Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?" El Señor respondió: "En atención a los veinte, no la destruiré".
Abraham continuó: "No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más, ¿y si se encuentran sólo diez?"
Contestó el Señor: "Por esos diez, no destruiré la ciudad".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial – consulte las páginas de música anteriores en su paquete Segunda Lectura:Col 2:12-14
Hermanos: Por el bautismo fueron ustedes sepultados con Cristo y también resucitaron con él, mediante la fe en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos por sus pecados y no pertenecían al pueblo de la alianza. Pero él les dio una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos los pecados. Él anuló el documento que nos era contrario, cuyas cláusulas nos condenaban, y lo eliminó clavándolo en la cruz de Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
El Aleluya – consulte las páginas de música anteriores en su paquete Evangelio: Lc 11,1-13
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
Entonces Jesús les dijo: "Cuando oren, digan:
'Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en tentación' ".
También les dijo: "Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle:
'Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle'.
Pero él le responde desde dentro: 'No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados'. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá.
Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé una piedra? ¿O cuando le pida pescado, le dé una víbora?
¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?''
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Homilía Credo Niceno
Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible.
Creo en un Solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho,
que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, (En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan) y por obra del Espíritu Santo se encarnó de maría la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Oración de los Fieles Sacerdote:
Con confianza y alegre expectativa, presentemos todas nuestras necesidades a nuestro Dios que escucha compasivamente las necesidades de sus hijos.
Lector
1. Para que en nuestra oración busquemos, sobre todo, profundizar nuestra relación con Dios y llevar a cabo su voluntad en nuestras vidas...
Oremos al Señor. Señor, escucha nuestra oración.
2. Para que, como Abraham, tengamos el coraje y la confianza de llevar a Dios todas nuestras alegrías, tristezas, luchas y dudas sabiendo que Él siempre escuchará nuestras oraciones...
Oremos al Señor. Señor, escucha nuestra oración.
3. Por que aquellos cuyas oraciones parecen quedar sin respuesta puedan tener la gracia de la perseverancia y la persistencia para pedir, buscar y llamar...
Oremos al Señor. Señor, escucha nuestra oración.
4. Para que los países bendecidos con abundancia no rechacen a las naciones más pobres su pan de cada día y los recursos que necesitan...
Oremos al Señor. Señor, escucha nuestra oración.
5. Por el fin de la violencia en nuestro país y en todo el mundo y por la conversión de los corazones violentos...
Oremos al Señor. Señor, escucha nuestra oración.
6. Por el descanso del alma de Arpee Caballes, a quien recordamos de manera especial en esta Misa...
Oremos al Señor. Señor, escucha nuestra oración.
7. Por las intenciones escritas en nuestro Libro de Oración y por todas las intenciones que tenemos en el silencio de nuestros corazones (PAUSA).
Oremos al Señor. Señor, escucha nuestra oración.
Sacerdote:
Dios de amor, nos has enseñado a traer todas nuestras necesidades a ti. Al contestar nuestras oraciones, llénanos con el gozo de ser discípulos de tu Hijo, Jesucristo, que es el Señor por los siglos de los siglos. Amén.
Nuevamente les recordamos que sigan donando a la parroquia. Si gustan, en este momento del Ofertorio, pueden preparar un cheque o efectivo para su donación. Pueden donar por correo o depositándola en el buzón de la oficina de nuestra parroquia justo afuera de la puerta de la oficina, o por ingresar a nuestro sitio web (www.saintdominics.org), o por hacer clic aquí. Gracias por su continua generosidad.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
Canto de Ofertorio – consulte las páginas de música anteriores en su paquete Sacerdote:
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Pueblo: Bendito seas por siempre, Señor.
Sacerdote:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Pueblo: Bendito seas por siempre, Señor.
Sacerdote:
Oremos, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Pueblo:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Oración sobre las Ofrendas Sacerdote:
Recibe, Señor, los dones que por tu generosidad te presentamos, para que, por el poder de tu gracia, estos sagrados misterios santifiquen toda nuestra vida y nos conduzcan a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.…Amén.
Sigue el Prefacio y la Plegaria Eucarística…
El Santo, Santo se canta – consulte las páginas de música anteriores en su paquete
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
RITO DE LA COMUNIÓN Padre Nuestro
Fieles a la recomendación del Salvador, y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Líbranos, Señor, de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
¡Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor!
Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy”, no tomes en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
La paz del Señor sea siempre con ustedes. Y con tu espíritu.
Démonos fraternalmente la paz.
Fracción del Pan: Se canta
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Comunión
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, yo no soy digno de que entres en mí casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Acto de Comunión Espiritual Creo, Jesús mío,
que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas, y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma.
Pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiera recibido, te abrazo y me uno del todo a ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de ti.
Amén.
Canto de Comunión – consulte las páginas de música anteriores en su paquete
Oración después de la Comunión Sacerdote:
Habiendo recibido, Señor, el sacramento celestial, memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo, concédenos que este don, que él mismo nos dio con tan inefable amor, nos aproveche para nuestra salvación eterna. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN Anuncios
1. Todavía estamos buscando voluntarios para ayudar con la transmisión en vivo de nuestras Misas a los que no pueden salir de casa, y también necesitamos ayuda con nuestro ministerio funerario para aquellos que han perdido a sus seres queridos. La información se encuentra en nuestro boletín.
Última Bendición y Despedida Sacerdote: El Señor esté con todos ustedes.
Pueblo: Y con tu espíritu.
Sacerdote: La bendición de Dios, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes y permanezca para siempre.
Pueblo: Amén.
Sacerdote: Vayamos en paz, glorificando al Señor con nuestras vidas.
Pueblo: Demos gracias a Dios.
Canto de Despedida – consulte las páginas de música anteriores en su paquete Un Mensaje de P. Roberto
Eventualmente nos Volvemos como el Dios en el que Creemos
Recientemente me encontré con esta reflexión de la autora y hermana benedictina Joan
Chittister, OSB, en la que nos dice perspicazmente que nuestra imagen de Dios casi siempre influirá en quiénes somos y cómo actuamos. Como ha declarado otro autor católico, “Existe una conexión
absoluta entre cómo vemos a Dios y cómo nos vemos a nosotros mismos y al universo”. Entonces, la pregunta para nosotros es, ¿cómo vemos a Dios? Es decir, ¿en qué tipo de Dios creemos? Estos son algunos de los pensamientos de la Hna. Joan Chittister:
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“A la larga luz de la historia humana, entonces, no es la creencia en Dios lo que nos distingue. Es el tipo de Dios en el que elegimos creer lo que, al final, hace toda la diferencia. Algunos creen en un Dios de ira y, como resultado, se enfurecen con los demás. Algunos creen en un Dios indiferente al mundo y, cuando se encuentran solos, como todos nosotros en un momento u otro, se marchitan y mueren por dentro por la indiferencia que sienten en el mundo que les rodea. Algunos creen en un Dios que hace que los semáforos se pongan en verde y así se convierten en hijos de la mágica coincidencia. . . . Algunos creen en un Dios de leyes y se desmoronan en espíritu y psique cuando ellos mismos las quebrantan o se vuelven aún más severos al exigir de otros estándares que ellos mismos no pueden cumplir. Conciben a Dios como el manipulador del universo, en lugar de su hacedor de bendiciones. . .
“He conocido a todos esos dioses en mi propia vida. Todos me han fallado. He temido a Dios y juzgado a los demás. He usado a Dios para que me ayudara en la vida y, como resultado, no tomé medidas para cambiar mi vida. He estado ciego al Dios dentro de mí y así, pensando en Dios como algo lejano, he fallado en hacer que Dios esté presente para los demás. He permitido que Dios me sea mediado a través de imágenes de Dios ajenas a la idea misma de Dios: Dios titiritero, Dios potentado, Dios perseguidor se burlan de la definición misma de Dios. He llegado a la conclusión, después de toda una vida de buscar a Dios, que tal divinidad es una imagen tallada de nosotros mismos, que tal deidad no es un dios lo suficientemente grande como para creer en él. De hecho, es el Dios en quien elegimos creer que determina el resto de la vida para nosotros. En nuestra concepción de la naturaleza de Dios reside el núcleo de la vida espiritual. Hechos a la imagen de Dios, crecemos a la imagen del
Dios que nos hacemos. . . .
“Hasta que yo no descubra al Dios en el que creo, nunca entenderé otra cosa sobre mi propia vida. Si mi Dios es juez severo, viviré en una culpa inextinguible. Si mi Dios es la Santa Nada, viviré una vida de soledad cósmica. Si mi Dios es burla y matón, viviré mi vida empalada en el alfiler de un gigante sonriente. Si mi Dios es vida y esperanza, viviré mi vida en plenitud rebosante para siempre.”
Referencia:
Sor Joan Chittister, OSB, In Search of Belief (Publicaciones de Liguori: 1999), 20–21, 22.