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Arlt y la emigración alemana a la Argentina hacia 1900

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Arlt y la e m ig ra c ió n a le m a n a a la A rg e n tin a

h a c ia 1900

R o b e rto A rlt -—cuya rep ercu sió n literaria en A lem ania p o n e de relieve p o r prim era vez el p resen te coloquio— nació en B uen o s A ires hace u n siglo, el 26 de abril de 1900. Igual que tan to s o tro s argentinos, R o b e rto A rlt era hijo de em igrantes: su p ad re procedía de u n p e q u eñ o p u eb lo del n o rte de A lem ania llam ado P o sen (Prusia) y su m adre, E k ath erin e Io b - Strabitzer, era originaria de T rieste (en aquel en tonces p arte del im perio au stro-húngaro). D o s años antes del nacim iento de A rlt ellos habían ab an d o n ad o A ustria para instalarse en la A rgentina. La experiencia in m i­ gratoria (ella debe ser entendida co m o parte de un m o v im ien to m ig rato ­ rio alem án a la A rgentina que co m en zó a m ediados del siglo X IX y que se extendió hasta la m itad del siglo X X , to m an d o a lo largo de su tra n s­ curso distintas form as) m arcó decisivam ente n o sólo la ju v en tu d sino tam bién la fo rm ación de Arlt.

E n lo que sigue voy a ocuparm e de la em igración alem ana q ue tuvo lugar hacia 1900 co m o m arco h istórico y sociocultural en el que se in te ­ gra la p ro d u cció n literaria de Arlt. ¿C óm o transcurrió esta em igración alem ana a la A rgentina? ¿Q u é características p re se n tó este m o v im ien to m igratorio? ¿Q u é influjo ejerció este m ovim iento? Siem pre que las esca­ sas fuentes de que d isp o n em o s nos lo perm itan, se in ten tará re sp o n d e r a la p reg u n ta de si las circunstancias que ro d e a ro n la em igración de los p a ­ dres de A rlt p re se n ta ro n las características generales de este m o v im ien to m igratorio alem án o si p o r el contrario tuvieron rasgos específicos p r o ­ pios.

1. E l d esarrollo d e la e m ig r a c ió n a lem a n a

E l m o v im ien to m igratorio alem án ha sido hasta el m o m e n to m uy p o co estudiado, n o o b sta n te h ab er co n stitu id o la A rgentina, dada su baja d e n ­ sidad de población, u n o de los destinos em igratorios p o r excelencia. E ste h e ch o se vio adem ás favorecido p o r la C o n stitu ció n argentina de 1853 que garantizaba e incluso p ro p u g n ab a la inm igración eu ro p ea h asta el ex­ trem o de que entre 1870 y 1950 vivían en ese país, p o rc en tu alm en te, m ás extranjeros que en los E stad o s U nidos. C onsideradas estas dim ensiones

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hay que destacar dos aspectos: que la im portancia de la em igración ale­ m ana a la A rgentina fue en aum en to , si se la p o n e en relación con la de las otras nacionalidades presentes en el país del Sur; que ella tam bién fue en aum en to , si se la considera d e n tro del co n ju n to de la em igración ale­ m ana a ultram ar.

A pesar de que la m ayor p arte de los inm igrantes procedía del sur de E u ro p a - entre 1857 y 1910 el 60% de los inm igrantes eran italianos y el 20% españoles — el porcen taje de alem anes que em igró a la A rgentina fue in crem en tán d o se co n stan tem en te. M ientras que entre 1857 y 1910 los alem anes sólo rep resen tab an u n 1,2% del total de los em igrantes que se dirigían a este país, en tre 1920 y 1930 ya constituían el 6% ; y en tre 1933 y 1945, el 28% .'

E n el c o n ju n to de la em igración alem ana a ultram ar, A rgentina de­ sem p eñ ó tam bién u n papel cada vez m ás im p o rtan te, a p esar de que en­ tre 1835 y 1914 el 90% de estos em igrantes se asen taro n en los E stad o s U nidos y sólo u n o de cada sesenta escogía la A rgentina co m o país de destino. H asta la P rim era G u erra M undial la m ayoría de los alem anes que em igraba a L atinoam érica se asentaba en el Brasil o Chile. Sin em bargo después de 1914 A rgentina fue g anando im portancia, tan to que entre 1923 y 1924 - los años m igratorios m ás fuertes - u n o de cada diez em i­ grantes alem anes dirigía sus pasos al país del Sur. D esp u és de 1923 la A r­ gentina adquirió todavía m ás im portancia: n o sólo acogía a la m ayoría de los em igrantes, sino que el porcentaje total era dos veces m ayor que el del B rasil y cuatro m ás que el de Chile (Saint Sauveur 1995: 245-251).

Al analizar en co n ju n to la evolución de la em igración alem ana a la A rgentina, saltan a la vista dos aspectos: p o r u na parte, la irregularidad que se observa en el n ú m ero de em igrantes en las diferentes fases m igra­ torias y, p o r otra, la relación directa que se establece en tre las circu n stan ­ cias que se viven en el país de origen, Alem ania, y en el país de acogida, A rgentina. E n el m o vim iento em igratorio alem án a la A rgentina p u ed en ser distinguidas diferentes fases con tres m o m e n to s significativos:

• La em igración alem ana a la A rgentina, que hacia 1853 registraba aproxim adam ente un o s 1.000 em igrantes p o r año, n o em p ezó real­ m e n te sino después de esa fecha, es decir, después de la caída del dic­ ta d o r Rosas. D adas las m ejores condiciones políticas que ofrecían Chile y B rasil la m ayor p arte de los em igrantes alem anes op tab an , hasta la segunda m itad del siglo X IX , p o r u n o de estos dos países.

N o se rem itirá aquí a la fuente exacta de las estadísticas utilizadas. V éanse análisis, ta­ blas y gráficos com parativos en: Saint Sauveur 1995.

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• Según las estadísticas argentinas, antes de la P rim era G u erra M undial, m ás co n cretam en te entre 1857 y 1910, em igraron a la A rgentina alre­ d e d o r de 50.000 alem anes. H ay que indicar, sin em bargo, que esa em igración n o transcurrió de una m anera uniform e: en los años 80 ésta era b astan te m ás alta (el excedente ascendía a u n o s 10.000), h e ­ cho que coincidió co n u na fase de b o n an za eco nóm ica en el país del Sur. L os censos argentinos n o s ofrecen un a im agen m ás clara de la cifra total de inm igrantes alem anes hasta la P rim era G u e rra M undial: en 1869 vivían alrededor de 5.000 alem anes en A rgentina; de ellos, el n ú m ero de h o m b res era tres veces m ayor que el de m ujeres; hasta 1895 esta cifra se triplicó ascendiendo a m ás de 17.000 inm igrantes, de ellos, m ás de 10.000 eran h o m b res; en 1914 vivían alred ed o r de 27.000 alem anes allí.

• E n la época de la P rim era G u erra M undial se p ro d u jo u n a pausa en la em igración alem ana, la cual se reanudaría a p artir de 1920. E ste hech o reflejaba los problem as políticos que se vivían en A lem ania en la é p o ­ ca de la posguerra. E l n ú m ero de em igrantes au m en tó drásticam ente en los años 1923 y 1924, años que m arcaro n u n cam bio radical en el c o n ju n to de la em igración alemana: durante este p e río d o — que coin­ cidió co n la gran crisis económ ica vivida en A lem ania— la cifra se elevó a m ás de 13.000 em igrantes al año. D esp u és de esos dos años, en tre 1925 y 1932, esta cifra decreció, coincidiendo con un a relativa estabilización de la situación en A lem ania y u na crisis eco n ó m ica en la A rgentina.

• E n tre 1933 y 1945 em igraron un o s 40.000 alem anes a la A rgentina, la m ayoría de ellos judíos que huían del nacional-socialism o, d án d o se en 1938 la cuota m ás fuerte con m ás de 10.000 alem anes (Saint Sauveur 1996: 67-89).

• D esp u és de 1945 P e ró n abrió las puertas de la A rg en tin a a u n n ú m e ­ ro que oscilaba entre 2.000 y 5.000 alem anes que huían de la A lem a­ nia de la posguerra.

E ste breve análisis m u estra la estrecha relación de depen d en cia existente en tre la em igración alem ana a la A rgentina y las circunstancias políticas y económ icas en am b o s países. A continuación nos lim itarem os a analizar en p ro fu n d id ad aquellas fases em igratorias que llegan h asta principios del siglo XX.

T o m a n d o co m o base las diferentes causas p o r las que los alem anes em igraron a A rgentina hasta la P rim era G u erra M undial se p u ed e realizar

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una clasificación en tres grupos. P o r una parte se en cu en tran los m otivos profesionales y personales, a m en u d o estrecham ente relacionados con las perspectivas laborales que ofrecía A rgentina o sim plem ente con las ganas de vivir un a aventura. O tro s em igraban p o r razones económ icas, co m o p o r ejem plo los agricultores y cam pesinos que en tre los años 1852 y l8 8 2 se asen taro n en las colonias agrícolas de la provincia de Santa Fe. Final­ m en te están aquellos que tuvieron que em igrar p o r razo n es políticas y que co n stitu y ero n tan sólo una m inoría; éstos eran so b re to d o social- dem ócratas perseguidos en la época de Bism arck.

D esp u és de la P rim era G u erra M undial co b raro n m ucha m ás im p o r­ tancia las causas relacionadas co n la insatisfacción ante la situación políti­ ca que se vivía en A lem ania y so b re to d o los m otivos econ ó m ico s —paro e inflación— en d etrim en to de los m otivos personales. D esp u és de 1933 las circunstancias políticas en la A lem ania nacional-socialista fu ero n decisivas: d ado que los judíos se vieron obligados a em igrar, sólo una m inoría estaba co m p u esta de em igrantes políticos.

L os m otivos q ue m o v iero n a K arl A rlt, padre de R o b e rto A rlt, a a b a n d o n ar su país de origen eran de índole personal: al negarse a servir al ejército p ru sian o se convirtió en d eserto r y tuvo que a b a n d o n ar A lem a­ nia para evitar de ese m o d o posibles represalias.

¿P o r qué los em igrantes alem anes escogieron A rgentina co m o país de acogida, país m igratorio p o r excelencia que necesitaba de los em igrantes y que llevaba a cabo p o r ello u na política de inm igración m uy favorable?

H asta 1933 se puede hablar realm ente de una elección. M ás adelante ya n o será éste el caso, pues los em igrantes judíos se v iero n obligados a decidirse p o r u n país de acogida que estuviese disp u esto a concederles un visado y en ese caso m uchas veces decidía sim plem ente el azar. M uchos em igrantes alem anes m en cio n an las ventajas políticas y económ icas: A r­ g entina se les p resen tab a co m o u n país del fu tu ro con buenas p ersp ecti­ vas de trabajo y de desarrollo. E n to d o caso se trataba de u na elección p ersonal que, p o r o tra parte, se veía favorecida en A lem ania p o r las n u ­ m erosas e intensas “ cam pañas publicitarias” llevadas a cabo para este fin. E stas m edidas publicitarias d esem p eñ aro n un papel decisivo en la colo­ nización agrícola alem ana de A rgentina y esto tan to en el siglo X IX co­ m o en el X X . Ya en el año 1855 el fu n d ad o r de la prim era colonia ale­ m ana, A aro n C astellanos, se sirvió en A lem ania y Suiza de agentes que, ofreciendo u n a im agen paradisíaca de A rgentina, reclutaban a posibles pob lad o res de su colonia.

La fam a de paraíso p o r o tra p arte se vio p o tenciada en E u ro p a tam ­ bién p o r diferentes instituciones. E n Alem ania, p o r ejem plo, se in fo rm a ­

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ba a los potenciales em igrantes sobre las posibilidades que ofrecía la em i­ gración a A rgentina. H asta 1902 esa inform ación corría a cargo de los M inisterios de A su n to s E xteriores p ero sobre to d o de asociaciones p ri­ vadas, co m o p o r ejem plo la asociación San Rafael, y de diferentes p e rió ­ dicos y publicaciones periódicas. Sin em bargo distintas instancias p ú b li­ cas in ten tab an co n tro lar la publicidad gestionada p o r los agentes. E n tre 1902 y 1913 la Zentral-Auskunftsstelle fü r Auswanderer d esem p eñ ó u n papel decisivo en la difusión de la A rgentina co m o país de acogida, recu rrien d o para ello a periódicos, conferencias y películas.2

A rgentina, p o r su parte, disponía de organizaciones específicas desti­ nadas a la acogida del inm igrante alemán. E n tre otras facilidades, el g o ­ bierno argentino ofrecía a cada inm igrante u na estancia gratuita de cinco días de duración en un h o tel de inm igración así co m o el traslado igualm ente gratuito hacia el in terio r del país. E n tre 1882 y 1918 el Verein *um Schutte germanischer Einwanderer ayudaba a los recién llegados a buscar trabajo, función de la que se o cu p ó tam bién a partir de 1918 el Deutscher V olkshund fü r Argentinien-, la Deutsche Wohltätigkeitsgesellschaft, p o r su parte, ofrecía adicionalm ente un a ayuda financiera a los em igrantes (Saint Sau- v eu r 1995: 180-194).

E l b uen n o m b re de A rgentina a finales del siglo X IX co m o país de grandes posibilidades y sobre to d o de la ciudad de B uenos A ires co m o sím bolo de m o d ern id ad resultó seguram ente decisivo en la elección de la A rgentina para los padres de R o b e rto Arlt. E s p osible que éstos se diri­ gieran a u na de esas asociaciones alem anas a la h o ra de bu scar trabajo. 2. C aracterísticas e s p e c ífic a s d e la e m ig r a c ió n a lem a n a

Si se analizan las estructuras sociológicas de los em igrantes alem anes sal­ tan a la vista distintos aspectos. A lgunos de ellos, co m o p o r ejem plo la d istribución geográfica o el nivel cultural de los em igrantes, tienen u n ca­ rácter con stan te; o tro s, co m o so n la religión, las estructuras dem ográficas o la estructura laboral, varían, sin em bargo, con el tiem po.

U n aspecto co m ú n que caracterizaba a estos em igrantes alem anes, tan to en el siglo X IX co m o tam bién en el X X , era su d istrib u ció n g eo ­ gráfica, p o r lo dem ás, co m p letam en te d esp ro p o rcio n ad a. H a sta la P rim e­ ra G u e rra M undial la ciudad de B uenos A ires polariza el flujo m igratorio:

2 E n tre 1933 y 1945 la R eichs^entrale fiir die jüdische Auswanderung, pero sobre to d o insti­ tuciones co m o el Hilfsverein der Juden in Deutschland o asociaciones internacionales c o ­ m o la J O IN T o la IC A , facilitaban la inform ación necesaria a los judíos obligados a emigrar.

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en la capital se asienta u n o de cada tres alem anes. Si ju n to a la capital se considera la provincia de B uenos A ires o b ten em o s u n p o rcen taje aún m ás elevado: en 1895 vivían allí la m itad y en 1914 ap ro x im ad am en te un 60% de los alem anes.3

C olonias agrícolas cerradas se fu n d aro n exclusivam ente en dos regio­ nes. E n p rim er lugar en la provincia de Santa Fe, d o n d e en tre 1852 y 1882 se crearon u n total de 46 colonias y d o n d e en 1885 vivían unos 2.500 alem anes y 5.000 suizos. D espués de la P rim era G u e rra M undial A d o lfo Schw elm y Cari C ulm ey fu n d aro n otras tres colonias alem anas en M isiones, de tal m o d o que en 1936 vivía un total de 10.000 alem anes en esa provincia.

E n general, sin em bargo, la em igración alem ana a la A rgentina es un fen ó m e n o de carácter fundam entalm ente u rbano. E n este sentido se p u ed e observ ar una co n tin u id ad absoluta en todas sus fases y se o p o n e to talm en te a la em igración a Chile y al Brasil de carácter m u ch o m ás agrícola y d o n d e los asentam ientos alem anes consiguieron subsistir. E n este aspecto el caso de los padres de R o b e rto A rlt es m uy característico: éstos se asen taro n en B uenos A ires, en el barrio de F lores, d o n d e tam ­ bién vivían o tro s m u ch o s alem anes. E l tem a de la ciudad y el fen ó m en o de la urbanización son tópicos centrales de la p ro d u cció n literaria de R o ­ b e rto A rlt, al igual que la descripción de las diferentes fases de la vida diaria b o n aeren se en sus colum nas periodísticas.

E l nivel cultural y la religión distinguieron claram ente a los inm igran­ tes alem anes del resto de las otras nacionalidades p resen tes en ese país. Según la o ñ cin a de inm igración argentina, el índice de analfabetism o era en tre los inm igrantes alem anes sensiblem ente m e n o r que en las dem ás nacionalidades. P o r otra parte, m ientras que la m ayor p arte de los inm i­ grantes, sobre to d o los italianos y españoles, eran católicos, los em igran­ tes alem anes eran hasta 1933 en su m ayoría p ro testan tes. D e este m o d o los alem anes del siglo X IX y X X fo rm aro n , cada u n o en su respectiva re­ ligión, com unidades religiosas especificam ente alem anas, que con trib u y e­ ro n a fo m en tar la conciencia de g ru p o de la prim era generación de inm i­ grantes. Si la familia A rlt tu v o co n tacto con alguna de esas instituciones religiosas alem anas es u n d ato que n o puede p ro b arse exactam ente.

Si in ten tam o s esb o zar b rev em en te la estructura dem ográfica que ca­ racterizaba la em igración alem ana, hay que destacar so b re to d o tres as­

3 E ste aspecto seguirá siendo una constante después de 1933 que incluso aum enta: el 95% de los judíos alem anes emigrados a A rgentina entre 1933 y 1943 se asentaron en B uenos Aires.

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pectos: la em igración alem ana es sobre to d o m asculina, joven y soltera. E l porcen taje de h o m b res superaba hasta la Prim era G u e rra M undial los dos tercios; en el año m igratorio m ás fuerte — es decir, en 1923— los h o m b res eran dos veces m ás n u m ero so s que las m ujeres. Según los cen ­ sos argentinos de 1896 el 70% de los alem anes que vivían en B uenos A i­ res tenían en tre 20 y 30 años; en 1914 un 60% tenía esa edad. E l p o rc e n ­ taje de em igrantes n o casados era tam bién m uy alto. A principios del si­ glo X X , así co m o en los años de em igración m ás fuertes (1923-1924), só ­ lo u n tercio de los em igrantes alem anes llegaron a A rg en tin a con sus fa­ milias.4

E sta estructura dem ográfica explica en p arte el h ech o de que los ale­ m anes nun ca form asen un ghetto, pues necesitaban el c o n tacto con la p o ­ blación argentina. E n este co n tex to el caso de los padres de A rlt es típico en cuanto a que ellos eran jóvenes al llegar a A rgentina, p e ro es a la vez atípico p o r llegar co m o familia casada.

P o r lo que respecta a la estructura laboral de los inm igrantes alem anes se puede o b serv ar u na evolución clara. La prim era fase — que en el m a r­ co del p resen te trabajo sólo se describirá brev em en te— se extiende des­ de la in d ependencia argentina en 1810 hasta I8 6 0 .5

E n 1860 existe en B uenos Aires una clase m edia relativam ente aco­ m odada: en ella se encu en tran sobre to d o p ersonas originarias de p e q u e­ ñas ciudades alem anas, la m ayoría de ellas artesanos con fo rm ació n que gozaban de u na buen a reputación, un o s cien p eq u eñ o s com erciantes y algunos académ icos, co m o p o r ejem plo periodistas, arquitectos y m aes­ tros. L os trabajadores u o b rero s constituyen u na m inoría al igual qu e los agricultores. H asta 1870 parece que la co m u n id ad alem ana estaba b a sta n ­ te unida: entre ellos reinaba la solidaridad y u n cierto espíritu social, y las diferencias sociales n o eran m uy m arcadas.

E stas características, sin em bargo, cam biaron a p a rtir de 1870. La se­ g u n d a fase, que abarca los años co m p ren d id o s en tre 1870 y 1933, se ca­ racteriza p recisam ente p o r u na m ayor diferenciación social. E l g ru p o so ­ cialm ente m ejo r situado estaba fo rm ad o p o r grandes com erciantes e in ­ dustriales que habían sabido sacar p ro v ech o de los co n o cim ien to s

adqui-4 E ste aspecto cam biará después de 1933 con la em igración judia: entonces se tratará de una em igración familiar algo m ayor p o r lo que se refiere a la edad.

5 E n la guerra de independencia argentina algunos oficiales alem anes lucharon ju n to a Belgrano y San M artín. C on algunas excepciones, de 1820 a 1830 las profesiones más representadas fueron las de com erciante — que frecuentem ente procedían de la H a n ­ se— y las de artesano y soldado. A partir de 1850 aum entó el g ru p o de grandes co ­ m erciantes, lo que llevó a la fundación de varios grandes almacenes.

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ridos en el desarrollo tecnológico, industrial y com ercial alem án de fina­ les del siglo X IX . E sto s m an tien en estrechas relaciones con A lem ania así co m o co n los círculos argentinos en los que son bien vistos. Se agrupan so b re to d o en B uenos Aires: geográficam ente, en barrios co m o B elgrano, Flores o P alerm o; socialm ente h ablando, en algunas asociaciones com o el Deutscher Klub.

E n este g ru p o se incluyen tam bién los rep resen tan tes de la clase m e ­ dia alta cuya cifra asciende entre 1870 y 1914 y desciende después de la P rim era G u erra M undial: entre ellos se cuentan algunos científicos que c o n tra tó el P resid en te Sarm iento, algunos rep resen tan tes de pro fesio n es liberales — m édicos, farm acéuticos, dentistas, ingenieros —, m aestro s y al­ g un o s oficiales alem anes. A u n cuando estas pro fesio n es estaban m uy bien consideradas en la A rgentina, n o so n representativas del co n ju n to m igratorio alem án. E sto s dos grupos, que p o d rían ser calificados de “ em igración elitista”, constituyen tan sólo el 10% del c o n ju n to de los em igrantes alem anes. L os padres de R o b e rto A rlt n o p ertenecían a este g ru p o , aun cuando el padre soñaba con p o d e r fu n d ar su p ro p ia em presa algún día.

E l grueso de los em igrantes alem anes estaba fo rm ad o p o r la clase m edia; ésta estaba constituida p o r artesanos que en algunos ram o s, com o p o r ejem plo en la im p ren ta, tenían una especialización, o p eq u eñ o s co­ m erciantes pro ced en tes de pequeñas ciudades, em pleados de banca o en em presas agrícolas. E ste era el caso de los padres de R o b e rto A rlt, pues K arl A rlt estuvo o cu p ad o en la A rgentina en dos em presas alem anas dis­ tintas: duran te los años 1906-1907 en la Farm acia G ib so n y en los años 1908-1916 en los M olinos H arineros y E levadores de G ra n o s R ío de la Plata (A rlt/B o rré 1984: 11).

Finalm ente estaba la clase o b rera de finales del siglo X IX . L os o b re ­ ros alem anes trabajaban so b re to d o en la industria librera y lanera, en los ferrocarriles y en las em presas cerveceras. E sto s o b rero s eran política­ m en te activos y se reunían en la asociación Vorwärts, fundada en 1882 p o r o b rero s socialistas alem anes. E n los años 20 del siglo X X la cifra de o b rero s alem anes ascendió de nuevo, p ero aun así seguían co n stituyendo una m inoría; después de la P rim era G u erra M undial llegaron a c o n fo rm ar co m o m u ch o u n tercio del total de inm igrantes alem anes.

E l g ru p o de los agricultores sólo podía en co n trarse en el in terio r del país. E l porcen taje de agricultores alem anes que llegaron a la A rgentina en tre 1870 y 1930 pued e estim arse en u n 20% aproxim adam ente (Saint Sauveur 1994: 413-418).

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R esulta interesante an o tar que las huellas de las estructuras y tipos inm igratorios p u ed en ser percibidos en A rgentina todavía hoy en día a p esar de la variedad y diversidad de la vida cultural y económ ica argenti­ na.

3. E l influjo de la e m ig r a c ió n a lem a n a en A rgen tin a

E l influjo de los em igrantes alem anes se hizo p a te n te ya incluso antes de la independencia argentina,6 p e ro esta influencia, fuera ella de carácter eco n ó m ico o cultural, se sintió sobre to d o en la segunda m itad del siglo X IX .

P o c o tiem po después de la independencia se asen taro n allí c o m e r­ ciantes alem anes, algunos de los cuales ya habían em igrado p rev iam en te a los E sta d o s U nidos; o tro s p rocedían de las ciudades hanseáticas. É sto s p articip aro n activam ente en la vida económ ica del país. E s te h ech o será u na co n stan te tan to en el p asad o com o en el presente: los alem anes de todas las olas m igratorias están fuertem ente rep resen tad o s en la e c o n o ­ m ía y el com ercio; tienen fam a de trabajadores y co m p eten tes, de tal m o d o que su participación en la vida económ ica es m ayor que su rele­ vancia en el co n ju n to de la p o blación argentina.7

M ás fácil de d eterm inar es la influencia de la em igración alem ana en la agricultura, ya que ésta se desarrolló en colonias cerradas. D e sp u és del fracaso del p rim er in te n to de colonia en 1825 en C hacarita, la p rim era gran experiencia se llevó a cabo en 1853 en la provincia de Santa Fe. La colonia m ás im p o rta n te fue La E sp eran za fundada p o r A aro n C astella­ nos en 1853, p ero ésta careció de afluencia regular desde A lem ania para m a n te n e r el elem ento germ ánico en la m ism a. D e o tro m o d o tran scu rrió la existencia de las colonias de E n tre Rios con la inm igración de los ru so s alem anes que se dio a partir de 1877, así co m o en las provincias de P a m ­ p a y B uenos A ires, d o n d e se consiguió conservar de este m o d o el ele­ m e n to específico. D esp u és de la P rim era G u erra M undial las colonias

6 E n la conquista del Rio de la Plata participaron algunos alemanes: en la “ conquista espiritual” del Río de la Plata tom aron parte entre 1604 y 1755 más de cien jesuítas alemanes.

7 P o r lo que respecta al com ercio, ya en 1865 se habían inscrito en B uenos A ires 34 em presas de im portación-exportación, en 1873 eran ya 43 em presas y 281 tiendas alemanas. El porcentaje alemán en la im portación argentina ascendió de un 9% en 1886 a un 17% en 1913. E n la industria, p o r su parte, aunque en 1887 sólo aparecían registradas d os em presas, esa cifra aum entó co nstantem ente y se fun d aro n nuevas firmas sobre to d o en el ram o de la im presión de libros, de las em presas cerveceras y en la industria textil.

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m ás im p o rtan tes se fu n d aro n en el n o reste de la A rgentina, so b re to d o en M isiones; la inm igración alem ana m arcó de m anera decisiva esta zona del país.8 E sto s tem as, sin em bargo, in teresaro n b astan te p o c o a R o b e rto A rlt, el cual, a pesar de h ab er vivido entre 1921 y 1924 alejado de B uenos A ires, en C órd o b a, se co n cen tró m u ch o m ás en el fen ó m en o de la rápida urbanización.

E n el ám bito cultural tam bién se puede observ ar claram ente el influjo de la em igración alemana. M uy p ro n to se fo rm aro n las prim eras asocia­ ciones culturales p ro p iam en te alem anas, favorecidas en gran m edida p o r las ya definidas estructuras sociales que identificaban a esta em igración. E n 1870 se po d ían co n tar ya 8 de estas instituciones, 40 en 1914 y 300 en 1938, fuesen éstas de carácter religioso, cultural o escolar. Las asociacio­ nes religiosas fu ero n las prim eras. E n 1843 el P a sto r Siegel fu n d ó la p ri­ m era c o m u n id ad p ro te sta n te que aún existe en la actualidad, y a p a rtir de 1912 se fo rm ó u na co m u n id ad católica específicam ente alemana.

A p esar de que el p rim er club alem án se fu n d ó ya en 1830, estas aso­ ciaciones sólo consiguieron em pezar a subsistir de m anera duradera a p a rtir de 1850. Los alem anes se reunían tam bién en función de sus p ro ­ fesiones —la cám ara de com ercio alem ana fundada en 1916 existe h o y to ­ davía— o de su origen geográfico.9 A lgunas asociaciones tenían u n a fina­ lidad específicam ente cultural, co m o p o r ejem plo el Deutscher U terariseher

Verein fu n d ad o en 1880. E l Deutscher Volksbund fü r Argentinien, creado en 1916, reunía a todas estas asociaciones culturales y fo m en tab a así el m a n ­ ten im ien to de la germ anidad en A rgentina.

Las asociaciones benéficas em p ezaro n a existir a m ediados del siglo X IX , algunas de las cuales p erd u ran hoy todavía, co m o p o r ejem plo el

Deutscher Krankenverein, fu n d ad o en 1857 o la Deutsche Wohltätigkeitsgesell­ schaft, fundada en 1916. La creación de escuelas y colegios alem anes c o n ­ tribuyó tam bién de m anera decisiva al m an ten im ien to de la germ anidad en A rgentina; en 1843, y de m anera paralela a la prim era iglesia alem ana, se fu n d ó el p rim er colegio alem án en el co n tin en te latinoam ericano; en 1905 se co n tab a ya u n total de 59 colegios alem anes. La p ren sa alem ana tam bién co ntribuyó a este objetivo: en 1878 la familia A lem an fu n d ó el

Argentinisches Wochenblatt que aún existe en la actualidad, y en 1887 H

er-8 N o todos los proyectos tuvieron éxito; sin em bargo el m ás im portante de ellos fue la colonia alem ana Eldorado fundada p o r A dolfo Schwelm en 1919, seguida p o r otras dos fundadas p o r Cari Culmey, Monte Cario y Puerto Rico.

9 E jem plos de este tipo de asociaciones son la Badische Heimat, el Bayemverein, la Schwa­ benvereinigung, el Sächsischer Geselligkeitsverein, la Sudeten Handsmannschafi, o la Vereinigung der Rheinländer.

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m an n T jarks p u so en circulación el segundo p eriódico alem án de im p o r­ tancia, la Deutsche Da Plata Zeitung.

P o r lo que se refiere a n u estro au to r literario, llama la atención que R o b e rto A rlt n o tuviese ningún tipo de co n tacto con este tipo de in stitu ­ ciones. A p esar de que sus padres hablaban alem án y sólo co n dificultad lograron ap ren d er español — de tal m o d o que R o b e rto tu v o que ap ren ­ derlo fuera del círculo familiar —, ellos n o recu rriero n a los colegios ale­ m anes que habrían h ech o posible que R o b e rto conservase p o r ejem plo esta lengua; los m o tiv o s fueron quizás de índole económ ico, pues estas instituciones eran de carácter privado. R o b e rto A rlt parece h ab er rech a­ zado, sin em bargo, la lengua alem ana p o r las malas relaciones que m a n ­ tenía co n su padre. Sus conocim ientos de esta lengua so n “el p ro d u c to de una im provisada artesanía individual, elaborada en el v ag ab u n d eo de sus años juveniles” (Arlt / B orré 1984: 21).

E n líneas generales cabe calificar la influencia política de los em igran­ tes alem anes co m o de relativam ente insignificante. L os q ue n o llegaron a la A rgentina ya con intereses políticos casi no in te n ta ro n in terv en ir en la vida política del país que los acogía. L os acontecim ientos políticos ale­ m anes influyeron en la vida de los em igrantes, ellos co n stitu y ero n u n fac­ to r u n ificador o diferenciador, pues todas las posibles tendencias p o líti­ cas se hallaban representadas en el siglo X IX y en el X X en u n m ism o y único lugar; sin em bargo n o se in ten tó trasladar los debates in tern o s alem anes a la actualidad argentina. E l ag ró n o m o E rn s t O ld e n d o rff c o n s­ tituye u na de esas pocas excepciones, pues p articip ó en la vida política argentina dirigiendo el nuevo m inisterio de agricultura del p resid en te Sarm iento. O tra excepción la constituye el d o c to r E m ilio F rers, p rim er m in istro de agricultura de A rgentina e hijo del p rim er m a estro del cole­ gio p ro testan te. P o r su parte, la asociación Vorwärts, fundada p o r los so ­ cialistas que h uyeron de B ism arck en 1882, in tro d u jo la celebración del I o de m ayo y co ntribuyó de este m o d o a la fu ndación del p artid o socialis­ ta argentino.

Los artistas e intelectuales alem anes ejercieron u n influjo m u c h o m a ­ yor en la vida argentina que los grupos an terio rm en te señalados. T a n to en el siglo X IX co m o en el X X algunos políticos arg en tin o s reclu taro n co n scien tem en te a algunos expertos alem anes p o r sus vasto s co n o ci­ m ien to s en su especialidad. A finales del siglo X IX tam b ién se c o n tra ta ­ ro n a algunos oficiales alem anes co n la finalidad de que m o d ern izasen el ejército argentino: u n ejem plo lo constituye A lfred A ren t, llam ado p o r el G en eral R occa en calidad de d irecto r de la A cadem ia de G u erra, u o tro s oficiales que estuvieron em pleados tam bién en la A cadem ia de G u erra

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hasta el final de la P rim era G u erra M undial. Se c o n trató tam bién a m aes­ tros, co m o p o r ejem plo al D r. W ilhelm K eiper, quien en 1904 fue llam a­ do p o r el M inisterio de E d u cació n co n el fin de fu n d ar co n u n g ru p o de pedagogos el In stitu to N acional de F o rm ació n de M aestros.

A lgunos científicos fu ero n llam ados expresam ente p o r el p residente S arm iento, co m o p o r ejem plo el biólogo H e rm a n n B urm eister, nacido en 1807, a quien el p resid en te Sarm iento n o m b ró d irecto r del M useo de Ciencias N aturales y al que se le encargó, en colaboración con o tro s ex­ p e rto s alem anes, la fundación de u na facultad científica en C órdoba. T am b ién la A sociación C ientífica A lem ana fundada en 1904 d ifundió los estudios y d escubrim ientos de alem anes en la A rgentina.

T am b ién los artistas alem anes y austríacos consiguieron hacerse un n o m b re en la A rgentina, a pesar de que sólo p o co s pub licaro n allí obras en esp añ o l deb id o a las dificultades que tenían con el idiom a. A u n cuan­ d o algunos autores trataro n tem as argentinos, en líneas generales lo hicieron en lengua alemana. B uenos ejem plos de ello los constituyen O t­ to S chreiber con sus libros de viajes p o r la Patagonia alred ed o r de 1928, H an s T o lte n con sus novelas hacia 1933, M ax T ep p co n sus relatos de 1932, O tto Czierski con relatos y p oem as y Jo h a n n Luzian. D esp u és de 1933 fueron sobre to d o m úsicos com o E rich y Carlos K leiber y m u sicó ­ logos co m o G uillerm o G raetzer los que lograron cierta fam a en la A r­ gentina, incluso fuera de los círculos exclusivam ente alem anes. E n este sentido R o b e rto A rlt es u na excepción: A rlt nunca escribió en lengua alem ana ni publicó artículos en la prensa alem ana, sino que se integró co m p letam en te en los círculos argentinos d o n d e ya era con o cid o en los años treinta.

La em igración alem ana a la A rgentina tuvo, pues, u n carácter polifa­ cético. E n ella se en cu en tran todas las variedades posibles de em igración (privada, económ ica, política), así com o los dos tipos de asentam iento (inm igración individual o colectiva en colonias cerradas); en ella aparecen representadas tam bién to d o s los tipos de institución posibles (cultural, religiosa, escolar) así co m o todas las tendencias políticas ya existentes en Alem ania. La em igración alem ana aparece co m o u n fiel reflejo de lo que acontece en el país de origen, aunque co n serv an d o siem pre u n p ro p io carácter en la A rgentina.

E l caso de R o b e rto A rlt llama la atención p o r su carácter especial. C o m o hijo de em igrantes que era, las experiencias relacionadas con este fen ó m en o m arcaro n sus relatos realistas, aunque su p o generalizar su p ro p ia experiencia. P artió siem pre del caso particular de u n em igrante alem án para llegar a la generalización del fen ó m en o m igratorio de m asas

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y de la rápida urbanización. Su integración al m edio, a u n g ru p o n o elitis­ ta de escritores y a la propia tradición literaria argentina fue plena y crea­ tiva. E s evidente que no m an tu v o ninguna relación especial con A lem a­ nia, país que nun ca visitó, al contrario de E sp añ a, Chile o Uruguay. A sí se p o d ría crear un a nueva n o ció n de la A rgentina co m o “ tierra literaria” , tal co m o la fo rm u ló E d u a rd o M allea p o co después de la m u erte de R o ­ b e rto Arlt: “m uere con R o b e rto A rlt u n o de los auténticos escritores que nuestra tierra ha suscitado, u n o — pese a su ju v en tu d — de los verd ad ero s em in en tes” (Larra, 1998: 20). E l caso de R o b e rto A rlt, para quien escribir era una especie de viaje y u na “válvula de escape en la vida” , co m o él lo expresó, dem uestra claram ente có m o u n país pued e enriquecerse co n la acogida de inm igrantes.

B ib lio g ra fía

A R LT, M irta/ B O R R E , O m a r (1984): Para leer a Roberto A rlt, B uenos Aires: T o rres A güe­ ro.

LA RRA, Raúl (1998): Roberto A r lt el torturado, Buenos Aires: Am eghin.

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S A IN T S A U V E U R -H E N N , A nne (1995): Un si'ecle d ’émigration allemande vers ¡’Argentine, 1853-1945, K ö ln /W ien /W eim ar: Böhlau (bibliografía com entada: 789-819).

S A IN T S A U V E U R -H E N N , A nne (1996): “ Lateinam erika als Z uflucht, 1933 bis 1945“ , en: Karl K o h u t / D ietrich B riesem eister / G ustav Siebenm ann (eds.): Deutsche in Ratein­ amerika - Rateinamerika in Deutschland, F rankfurt am Main: V ervuert, 67-81.

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