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Por qué el ecologismo es pseudocientífico?

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Academic year: 2021

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¿Por qué el ecologismo es pseudocientífico?

Buenos días.

Mi objetivo en este artículo es dejar en claro por qué gran parte de los postulados ecologistas son pseudocientíficos lo cual acarrea como corolario erradas y potencialmente mortales estrategias políticas contrarias al mismo bien común.

El ecologismo es una ideología que agrupa una serie de corrientes y pensamientos diversos, pero que, como tónica general defiende la naturaleza y la armonía entre esta y el progreso, también se le conoce como movimiento verde o ambientalista. Se puede considerar que surge en la década de 1960 como furto de tres factores. Por una parte el desarrollo de las ciencias de la Tierra, la Meteorología, la Zoología, la botánica, etc., por otra la misma romantización de la naturaleza, ambos factores enlazados y dependientes del tercero, la misma realidad política de todo movimiento progresista tras 1968. El ecologismo podría entonces entenderse como progreso, pero precisamente la crítica que se le hace llegar es su propia definición de naturaleza.

Adentrándonos un poco más en el ecologismo, es menester recordar que ganó importancia durante la segunda mitad del siglo XX debido a la contaminación industrial y a los ensayos industriales que despertaron la conciencia medioambiental en la ciudadanía. Luego, el enfoque se centró en conservar los hábitats de la vida silvestre para proteger especies en peligro de extinción. Últimamente la preocupación ecologista se ha centrado y se ha expandido al agujero de la capa de ozono, el calentamiento global, la contaminación genética, la deforestación y la explotación del suelo, entre otros temas. Entre las principales organizaciones ecologistas que destacan a nivel internacional están Greenpeace, WWF, Amigos de la Tierra, BirdLife International y Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM). La organización ecologista bajo la forma de partidos políticos se dio a fines del siglo XX en respuesta de una izquierda tradicional que poca importancia entregaba al cuidado del medio ambiente, así como también de una derecha que tardó en darle peso al cuidado del medio ambiente, y de hecho, hasta el día de hoy un sector no menor de la misma adhiere a postulados negacionistas sobre el cambio climático.

Como primera precisión es importante diferenciar dos conceptos, ecologismo de ecología.

- La ecología es una ciencia de tipo biológico que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio ambiente en que habitan

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- El ecologismo es un movimiento sociopolítico que trata de defender y proteger el medio ambiente, denunciando los abusos que se ejercen sobre la naturaleza y los recursos naturales

Esta diferencia es importante porque a pesar de que pueda parecer sensato una correlación entre ecólogos y ecologistas, no es algo que necesariamente se da. Un ecólogo no necesariamente mantiene una activa posición ecologista, y los ecologistas no necesariamente mantienen una visión y praxis científica. Esto lleva a que una parte importante del ecologismo mantenga una visión pseudocientífica y filosóficamente abortada.

La preocupación del ecologismo se puede resumir en los siguientes puntos:

1. Promoción de la agricultura ecológica y lucha contra la agricultura intensiva y los transgénicos 2. Uso sostenible de los recursos hídricos

3. Lucha contra la crueldad animal en criaderos. La industria alimentaria, y en toda forma de espectáculo

4. Antiglobalización

5. Lucha contra el uso de energías fósiles 6. Denuncia del consumo derrochador

7. Promoción de espacios naturales como santuarios, bosques y otros espacios con el fin de proteger ecosistemas

8. Denuncia al modelo urbanista y su insostenibilidad

El problema de estos enfoques no está en el significante sino en el significado. O dicho de otra forma, el problema del planteamiento ecologista es la solución. Es decir, resulta sumamente sensato preocuparse por la contaminación y las consecuencias de una economía industrializada en el medio ambiente, pero las soluciones que se plantean se estructuran desde la falacia del Falso Dilema, esto es, “o es A o es B”. Para el ecologismo más radical solo hay dos opciones, o dejamos de producir y contaminar, o nos veremos inmersos en un contexto catastrófico y apocalíptico producto del calentamiento global, en ningún caso existe una tercera opción asociada a un crecimiento sostenible, es decir, la falacia está dada desde el punto en que se plantea una dicotomía entre crecimiento y supervivencia. Cuando se dice que la agricultura intensiva en fertilizantes químicos es un problema porque desgasta el suelo y ocasiona pérdida de suelo fértil, están apelando a una situación completamente cierta, pero la respuesta entregada cae en una dinámica falaz al basarse solo en dos opciones: o continuamos con esa agricultura intensiva, o nos movemos a una “agricultura ecológica” que rechace el progreso científico y tecnológico con una necesidad de mayor terreno pues manifiesta menos rendimiento. En sí, en cada uno de estos problemas la solución planteada tiene este carácter, lo que provoca una deriva anticientífica en principio.

El abuso del Principio de precaución como concepto que valida las medidas protectoras antes de que existan pruebas científicas aplicado sobre todo en materia de medio ambiente y de sanidad también evidencia el carácter pseudocientífico del ecologismo. Bien, es prácticamente imposible demostrar la total inocuidad de un alimento o producto, y los científicos tratan más bien de buscar pruebas de daños, normalmente es un proceso lento, por lo que si bien es cierto es útil al momento ciertos daños, su aplicación indiscriminada puede causar daños superiores como ha ocurrido con los cultivos transgénicos, cuya oposición en la actualidad no tiene asidero científico y mantiene el mismo nivel que cualquier movimiento negacionista.

La Falacia naturalista consiste en deducir un deber moral de una situación de hecho, un paso del ser al deber ser. En este caso el ser sería la naturaleza y el deber ser sería hacer lo que marca la naturaleza. Aplicado al ecologismo esto sería la pretensión de identificar o reducir lo que es bueno a lo que es natural y consecuentemente lo que es artificial es malo. El ecologismo al plantear una problemática moral en tales términos lleva a que sus adeptos empleen argumentos erróneos sin evidencias empíricas, apelando en su lugar a la autoridad, la tradición o las emociones.

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Estos tres errores en el razonamiento son las principales causas del planteamiento pseudocientífico del ecologismo en la actualidad, pero además, he de agregar una última falacia que actúa en un plano diferente, ya no en la misma revisión de los problemas, sino que en la misma percepción ética del ecologismo hacia todo lo que no sea ecologista según su perspectiva. Dado el razonamiento falaz y el planteamiento moral el criterio del ecologismo cada vez que se califica a otros individuos redunda en argumentos Ad hominem: “si tienes 2 móviles eres un consumista que no piensa en el futuro; si te mueves en vehículo y no en transporte público eres un cómplice del calentamiento global; si te duchas más de 2 minutos estás acabando con las reservas de agua en el mundo”. El argumento ad hominem no solo es perjudicial porque como falacia no está capacidad para sostener una tesis, sino que en la praxis genera un rechazo de todos (99.9%) los ciudadanos no ecologistas, incluidos proto-ecologistas y ecologistas moderados.

Algunas consecuencias intelectuales del ecologismo tradicional son el Nihilismo y Pesimismo que se refleja en cada uno de sus planteamientos discursivos: hablan de un fin apocalíptico, agotamiento de recursos, sobrepoblación, enfermedad y mantienen una actitud misantrópica culpando a la humanidad de una inevitable catástrofe. Por dicho motivo, la solución termina muchas veces por la misma retirada de la humanidad de la naturaleza como si de cáncer se tratara: desindustrialización, crecimiento negativo, rechazo a la ciencia y al progreso. En este aspecto, el ecologismo recibe y reproduce una dinámica proveniente de los años de Malthus, quien ve un problema en la reproducción de los humanos como especie: El problema con esta perspectiva es que no tuvo en cuenta el incremento de la productividad. Es decir, él estimó la crisis final considerando un crecimiento estándar de la producción por hectárea, tal que, por ejemplo, si cada hectárea produce X cantidad de alimentos, si la población va creciendo a un ritmo Z, en T momento, Z será superior a X*Hectáreas posibles de explotar. Lo que obvió es que la tecnología e inventiva humana fue capaz de sortear esta dinámica;

Según Malthus: P (t) = P0 · er/t

Donde P0 es la población inicial, r es el índice de crecimiento y t es el tiempo. PT es la población total. Y e

es una variable (2,7182818284590452353)

Según su propio cálculo se estimaba que cada 25 años la población doblaba su número, por lo tanto, según el mismo una población de 1 millón de habitantes en 100 años tendría el siguiente crecimiento:

- P (t) = 1.000.000 * 2 100/25 - P (t) = 1.000.000 * 2 4 - P (t) = 16.000.000

En el caso inglés la población a inicios del siglo XIX era de 13 millones, por lo que a inicios del siglo XX debiera ser, según los cálculos malthusianos, de unos 208.000.000 millones, algo completamente diferente al crecimiento que realmente se dio. Malthus entonces erró tanto arriba y abajo pues no consideró que la población, llegado un punto de desarrollo, estancaría su nivel de crecimiento (y ahora se reduce lentamente), y por otra tampoco consideró el nivel de productividad.

Por una parte creía que el crecimiento de la población era exponencial mientras que la producción solo lineal, así, cualquier formalismo matemático da como resultado una catástrofe. La realidad en 200 años ha sido inversa, el crecimiento demográfico ha sido más lineal y el económico "exponencial".

El ecologismo mantiene una lógica malthusiana a pesar del continuo error de esta. Asume que el crecimiento es insostenible, y que de sostenerse la catástrofe apocalíptica es inevitable porque no hay suficientes recursos ya que vivimos en un planeta con recursos finitos. Bien, para ir desmenuzando esta postura es importante aclarar unos conceptos:

En primer lugar, el crecimiento lo podemos explicar de la siguiente manera: Crecimiento económico = (PBI2 – PBI1) / PBI1 = ΔPBI / PBI

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PBI2: Producto bruto interno en el período 2.

- PBI1: Producto bruto interno en el período 1. - ΔPBI: Variación del producto bruto interno.

El PIB (Producto interno bruto) es una magnitud macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios en un país o región determinado en un tiempo también establecido. En pocas palabras lo que viene a medir el PIB es la producción. Por eso las identidades macroeconómicas nos pueden entregar el mismo resultado;

- PIB = consumo + inversión + exportaciones - importaciones.

- PIB = Valor añadido total de las empresas, esto es ventas y producción menos costos. - PIB = Valor del total de los factores y servicios intermedios que paga la empresa. - PIB = producción en bienes y servicios total - importaciones.

- PIB = beneficios (de la cual se sacan impuestos para el Estado, inversión y consumo suntuario) + salarios (del cual se saca consumo y también dinero para el Estado a través de impuestos). Ojo, lo que mide es un dato flujo, no stock.

Un dato flujo viene a ser por ejemplo el ingreso mensual, mientras que un dato stock viene a ser la riqueza (valorizada como tu coche + tu vivienda+ el resto de tus cosas como ropa, móvil, etc.), por lo que el PIB en sí no refleja la riqueza (para eso existen otros datos), sino que la producción, aunque habitualmente se use el PIB per cápita como indicador de riqueza (y tienen cierta correlación porque una viene de la otra). Entonces, como mide la producción, si en un país las empresas producen 100 X, y cada X está valorizado en $2, el PIB será de $200.

Cuando dicen que el PIB creció un 5%, es porque esta producción aumentó un 5%, ahora entonces se produce 105X.

Para que haya crecimiento económico es menester el uso de factores productivos: tierra, trabajo, capital y tecnología. El capital tradicionalmente se divide entre circulante y fijo, siendo el primero el que se consume como las materias primas, y el segundo los instrumentos empleados en la producción y cuya durabilidad se prolonga sobre varios ciclos de producción como la maquinaria y la infraestructura. El capital circulante puede ser a la vez clasificado entre renovable (bosques, agua, luz solar) y no renovable (petróleo o minerales).

El ecologismo ve en el crecimiento solo la utilización del capital circulante pero soslaya que la tecnología es un factor tan o más importante, ya que si esta se desarrolla lo suficiente es posible crecer dependiendo cada vez menos de ciertos recursos o directamente descartarlos del ciclo de acumulación. Es cierto que hay muchos -lamentablemente- ejemplos de depredación del ecosistema a causa del crecimiento económico, pero también es un hecho que muchos recursos naturales han perdido protagonismo porque han sido reemplazado por otros gracias a la inventiva humana lo cual ha significado que el crecimiento se ha mantenido con un menor uso agotador de estos recursos. Por ejemplo la explotación del salitre durante el siglo XIX representó (en diferentes etapas) un motor de crecimiento y desarrollo económico de primordial importancia para Bolivia, Perú y Chile, de hecho su importancia llevó a que estos tres países se enfrentaran en la conocida Guerra del Pacífico para, entre otras cosas, tener el control sobre las regiones más ricas en este recurso conocido entonces como “oro blanco”, debido a la gran demanda en los países industrializados de Europa que requerían grandes cantidades de fertilizantes para cultivar la comida con la que debían alimentar a su población en crecimiento, Chile se termina convirtiendo hacia el último tercio del siglo XIX en el gran exportador de este recurso, sin embargo tras la primera guerra mundial Inglaterra bloquea las exportaciones salitreras a los alemanes lo que llevó que estos buscasen sustitutos artificiales, desde 1894 hasta 1911, Fritz Haber y Carl Bosch desarrollaron el proceso de Haber, que es la síntesis catalítica del amoniaco a partir del dihidrógeno y el dinitrógeno atmosférico en condiciones de alta

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temperatura y presión, como resultado la dependencia de los países industrializados al salitre chileno se redujo dramáticamente durante la década de los años de 1920 para, ya en la década siguiente recibir su estocada final tras los efectos de la Gran Crisis.

El caso anterior es revelador, ¿se acabó el salitre en el mundo? No. ¿Se crece menos a raíz del menor uso del salitre chileno? Tampoco. La realidad es que antes de que se agotara el recurso se encontró un sustituto más abundante y económico.

Otro ejemplo es la misma producción de papel, producto que para su producción requiere de la tala de selvas completas. Bien, la misma digitalización de la información ha llevado a una caída estructural de la demanda del papel en la producción de libros, cuadernos y otros productos como se puede ver a continuación:

Fuente: https://www.statista.com/statistics/270317/production-volume-of-paper-by-type/

Hoy más que nunca se ha masificado la información, por norma general, tenemos acceso a una cantidad tal de información que sería físicamente imposible respaldarla en libros, de hecho se calcula que hacia el año 2006 esta información equivalía a 12 pilas de libros, cubriendo cada una de ellas la distancia entre la Tierra y el Sol.

Nuevamente nos encontramos frente a la misma incógnita, ¿consumimos más papel en términos comparativos a la cantidad de información producida? No, nuestra dependencia tiende a la baja. Esto es, producimos más y consumimos menos recursos naturales.

Fuente: El Universo Digital en expansión: una previsión del crecimiento mundial de información

hasta 2010 elaborado por EMC Corporation y la consultora de mercado IDC

Lo mismo ocurrió con la industria del hielo. La familia Tudor había logrado almacenar una fortuna de 200 millones de dólares hacia mediados del siglo XIX vendiendo hielo cortado desde los estanques de Nueva Inglaterra. Toda la inversión en esta industria se terminaría esfumando cuando, tras las primeras décadas

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del siglo XX, la tecnología de refrigeración se había desarrollado lo suficiente como para entregar un hielo barato y mucho más accesible que el tradicionalmente consumido. Hoy en día todas las familias que poseen una nevera tienen hielo y no necesitan utilizar ni un átomo de hielo extraído de casquetes o lagos congelados.

Económicamente los recursos naturales tienden a ser reemplazados por opciones más rentables y abundantes conforme la necesidad se intensifica, de allí a que continuamente se busques reemplazos a los recursos que en la actualidad utilizamos. Ejemplos en la actualidad son los Nanotubos de carbono y el grafeno como reemplazo del cobre, la primera ofrece una nueva tecnología extremadamente ligera, flexible, fuerte, resistente a la corrosión y no tan costosa como el cobre si se produce a gran escala y pueden obtenerse además a partir de metano, ofreciendo una tecnología con menor impacto ambiental que el originado por la extracción del cobre.

Ciertamente el agotamiento de los recursos es un futuro es un problema potencial y que en la actualidad hay muchas voces que hacen eco de la alarma, mas es preciso matizar ciertas cuestiones. De todos los recursos, la atención debe estar puesta principalmente en los no renovables (por ejemplo la madera y el agua son renovables, por lo que el enfoque en su correcto uso es diferente), y aquí destaco dos tipos: las energías (principalmente fósiles) y los recursos minerales.

En relación con las reservas de petróleo, carbón y gas natural, el problema se vuelve menor cuando consideramos que existen opciones de reemplazo. Sin embargo, cuando nos referimos a los recursos minerales su explotación en principio tiene un límite infranqueable: la cantidad total existente en el planeta. Ahora bien, este problema también debe ser matizado, ya que es cierto que los recursos en este planeta son finitos, pero también es cierto que:

• Las estimaciones actuales concernientes a las reservas de minerales a nivel mundial siempre se encuentran susceptibles a la variación. Es decir, en la actualidad conocemos que existe X cantidad de hierro, oro o cobre, pero lo más probable es que estos yacimientos aumenten conforme la tecnología misma de la exploración se desarrolle.

Según las estimaciones el pico de producción alcanzado en diferentes industrias es,

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En este caso el hierro alcanzará su clímax en 2068 y el aluminio en 2057 para posteriormente iniciar un declive que durará más de 100 años. El cobre por otro lado entraría en bajada desde 2024. Sin embargo, estas son como he indicado, estimaciones realizadas utilizando las reservas descubiertas, es muy probable que todavía haya yacimientos en zonas y regiones con poca investigación (como puede ser el lecho marino, África o la misma Antártida).

• Si en efecto un recurso comienza a agotarse se pueden dar tres movimientos económicos 1. Siguiendo lo ya dicho, la inversión podría enfocarse en explotar yacimientos que

previamente no estaban disponibles por el elevado costo pero que ahora sí lo estarían económicamente, como ocurrió con el fracking.

2. A precios más elevados también el enfoque podría estar destinado en eficientizar el uso mismo del recurso.

a) En este aspecto es importante recordar que un nivel mayor de crecimiento no significa mayor utilización de materia prima por unidad producida. Por ejemplo si tenemos un insumo X que sirve para producir Z, si la cantidad total de X es de 1000 y para cada Z se requieren 10X, entonces la cantidad total de Z que se puede producir bajo ese proceso productivo es de 100. Si suponemos que se optimiza el proceso productivo y ahora solo se requieren 5X para cada Z, entonces la producción total será de 200.

b) Lo anterior significa que no es necesario utilizar más insumos para producir y crecer más. Es una idea errada que a mayor crecimiento más uso de recursos como si de una relación mecánica se tratase. Por ejemplo un ordenador de 1980 era comparativamente más grande (ocupando más insumos en su fabricación) que un computador de 2020, ¿Cuál de estos tiene mayor valor agregado? 3. El reciclaje de la materia prima utilizada en la fabricación se convierte en un ejercicio

rentable. Por ejemplo, se estima que existen un total de 275 millones de toneladas de cobre que podrían ser recicladas para su reutilización a nivel mundial, si consideramos que la producción anual es de unos 20 millones de toneladas, entonces tan solo reciclando tenemos el equivalente a 13,7 años de producción.

De hecho, mezclando 2 y 3 tenemos una opción sostenible para mantener el uso de ciertos recursos casi de forma perpetua siempre que las condiciones tecnológicas así lo permitan.

• No debemos olvidar la ya mencionada tendencia al reemplazo de los recursos

• Y, por último, por más disparatado que parezca, la exploración fuera de los límites de la Tierra también puede ser una opción de cara a los próximos siglos con tal de obtenerlos

Por tanto, si bien es cierto que la posibilidad de agotar los recursos es una realidad, es más probable que los recursos minerales sean reemplazados antes de que estos se acaben en uno o dos siglos.

Por otra parte, la misma innovación conlleva una forma más eficiente de utilizar los recursos de un modo menos tóxico, por ejemplo:

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CO2 emissions (kg per PPP $ of GDP) - United States, China, Germany, France, United Kingdom

Fuente: Banco Mundial

Durante los últimos 30 años el incremento de la eficiencia ha provocado una reducción de las emisiones de CO2 por unidad de PIB (en este caso he usado los datos de las economías más importantes a nivel mundial, aunque la tónica es más o menos generalizada), lo que significa que en términos proporcionales el nivel de contaminación se ha reducido en comparación al incremento de la producción.

Con lo ya dicho se pueden esbozar dos axiomas:

➔ Se puede crecer sin la necesidad de agotar los recursos económicos ➔ Se puede crecer sin la necesidad de contaminar en igual magnitud

Con esto, ya se demuestra que la posición filosófica del ecologismo carece de sentido. Y a nivel energético a pesar de la lentitud, la tendencia también me acompaña:

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Si bien como dije el cambio es lento, la dependencia del petróleo en 40 años ha disminuido (del 46 al 31%), y aun cuando tanto el carbón como el gas natural han incrementado su participación, en conjunto la reducción es un hecho (del 86,7% al 81,1%). En la misma tónica, los costos asociados a la energía renovable también se han reducido:

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Si la tendencia se mantiene (es decir, se disminuyen costos y se incrementa la producción), la matriz energética podría cambiar como ya está proyectado:

Fuente IEA

Fuente IEA

Hasta este punto, es posible destacar entonces que: 1. Se puede crecer más contaminando menos

2. Se puede crecer más sin agotar todos los recursos pues la tendencia es a la optimización y reemplazo de estos

3. El uso de la energía también se está optimizando su uso y buscando alternativas renovables y sostenibles

La disyuntiva actual que plantea el ecologismo es un falso dilema entre crecimiento económico y sostenibilidad del planeta. Mi respuesta está dada en la importancia del crecimiento (pero sustentable),

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pero, ¿por qué es tan importante el crecimiento económico? Porque es a través del crecimiento económico, la acumulación y el desarrollo de las fuerzas productivas lo que asegura la misma evolución de la civilización humana. No podemos entender el desarrollo del capitalismo en Europa occidental sin el desarrollo de las fuerzas productivas durante el régimen feudal, y no podremos entender un supuesto sistema evolucionado en 2060 o 2100 sin estudiar el crecimiento económico durante la era del capital. El incremento de la renta per cápita, la reducción de la pobreza “objetiva” y el hambre, el mayor acceso a la educación y a los servicios sanitarios entre muchos otros servicios de uso público son un hecho que demuestran los aspectos positivos del crecimiento, y con esto no niego sus aspectos negativos ni las disparidades del mismo, pero el axioma a asimilar es que el crecimiento económico es un requisito sine qua non para la evolución humana, y solo evolucionando podemos plantear un mundo mejor.

De hecho, el mismo desarrollo capitalista está llevando al germen de una solución ante la “sobrepoblación” que tanto temor manifiestan los ecologistas.

Esta imagen representa la “Transición demográfica” que se da conforme un país va desarrollándose. Como se puede observar existen diferentes fases que se inician tras la industrialización del país, lo que provoca un incremento de la población por la reducción de las tasas de mortalidad (por la mejoría de condiciones sociales y la salud pública) para, con el tiempo, comenzar a observar la reducción misma de la tasa de natalidad ocasionada por los mismos cambios sociales (lo que en resumen se explica por el incremento de la educación y los cambios en el mundo laboral conlleva nuevos patrones familiares reduciendo el número de hijos por familia), lo cual provoca un estancamiento en el crecimiento explosivo de la población manifestado anteriormente, pero, ya llegados a una nueva etapa la tasa de natalidad puede alcanzar niveles

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incluso inferiores a los de la mortalidad, lo que lleva a una reducción lenta pero inexorable de la población nacional.

Por ejemplo la población en Japón experimentó un gran crecimiento desde 1960 a 1990 pasando de 92 a 123 millones, pero desde entonces ha tendido a estancarse e incluso reducirse, así en 2018 la población era de 126 millones, 2 millones menos que 10 años antes. Japón es un caso particular dentro de los países con un capitalismo avanzado porque comparativamente su tasa de inmigración es marginal, en Europa occidental o Estados Unidos la inmigración representa niveles superiores al 10% de la población, lo que ha ayudado a evitar que la transición demográfica lleve a este descenso, es decir, los inmigrantes han evitado el envejecimiento demográfico. No obstante con el tiempo si todo continúa como se proyecta, la población mundial vivirá su transición.

Si es así, hacia 2100 la población mundial estimada podría alcanzar unos 11 mil millones, pero luego esta comenzaría a reducirse. Y si los patrones demográficos europeos se vuelven mundiales, para 2200 esta podría ser inferior al número que hoy mantenemos.

Fuente: Exploratory Extension of IIASA’s World Population Projections: Scenarios to 2300. International Institute for Applied Systems Analysis Schlossplatz

En él podemos observar que si la tasa de natalidad se estabilizara en 1.5 (que es la que hoy mantiene Europa) la población hacia 2220 sería un poco mayor que la mitad que hoy mantenemos.

Para algunos esta situación es apocalíptica porque con el tiempo cada vez seríamos menos. Pero hay que ver esto con perspectiva: seremos menos, pero la productividad será muy superior, el PIB per cápita será también mucho más elevado, lo que habla de una sociedad mundial menos populosa pero mucho más rica y desarrollada, con un nivel de consumo material inferior, por lo menos para el consumo doméstico. La clave está en el mismo desarrollo tecnológico, es decir, con el tiempo y manteniendo la tendencia histórica, el mayor incremento de la productividad y la misma inventiva humana nos llevará a un incremento de la producción bajo mecánicas más sostenibles.

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La pregunta entonces es, ¿es suficiente la dinámica actual para saber si podremos detener el

calentamiento global y sus efectos?

Una respuesta simple es NO. Ya que vivimos en un mundo dominado por las relaciones capitalistas, el desarrollo tecnológico se origina en la misma competencia cuyo objetivo es ganar más mercado, pero esta necesidad muchas veces se impone tardíamente o mediante criterios cortoplacistas, esta situación complica el desarrollo de una industria de energías renovables lo suficientemente robusta. Entonces,

¿podemos sostenernos una vez el cambio climático sea irreversible o solo nos queda esperar el inminente colapso?

Antes de responder vale la pena preguntarse ¿qué efectos nos traerá el cambio climático?

Las consecuencias exactas (en tiempo y lugar) las desconocemos, pero se tiene noción de las 6 principales consecuencias:

1. Destrucción de hábitats

2. Intensificación de los eventos climáticos extremos 3. Deshielo de glaciares y casquetes

4. Desertificación y pérdida de reservas de agua potable 5. Incremento del nivel del mar

6. Aumento de enfermedades y pandemias

De estos, 1 y 3 no nos afectan directamente a la supervivencia del ser humano. ¿Se podría entonces buscar neutralizar estas premisas para buscar la supervivencia de nosotros como especie y de todos los organismos en el planeta?

Enfoquémonos primero en las 4 consecuencias que afectan directamente la vida humana: ➔ La Desertificación y pérdida de reservas de agua potable

Esta consecuencia es potencialmente muy grave en tanto la pérdida de agua potable significará una merma de un recurso vital para la vida humana y la desertificación (o la misma pérdida del suelo fértil) ocasionará que además de agua, tampoco haya comida.

¿Cómo podemos afrontar este gravísimo problema? Tenemos ejemplos actuales que sirven de solución al futuro.

En Reikiavik, capital de Islandia, se desarrolla una importante agricultura que da para satisfacer las necesidades de buena parte su población. Lo sorprendente de este caso es que se trata de una agricultura desarrollada en un país con clima subpolar, precipitaciones en forma de hielo y donde durante 6 meses apenas sale el Sol, ¿cómo lo logran? Mediante invernaderos calentados con energía geotérmica y luz artificial para complementar los días con menos luz solar. Así, con tecnología relativamente sencilla e inversión económica, prácticamente en todos los países se puede desarrollar la agricultura.

Los invernaderos en los campos de Dalias en Almería se ubican al lado del desierto de Tabernas, la región más seca de todo el continente europeo, ¿cómo se logra? Pues a su lado se encuentra la desaladora del campo de Dalias que cada día transforma 47 piscinas olímpicas de agua salada del mar en agua dulce para los cultivos. Casos como este ya existen en otros horizontes, por ejemplo en los Emiratos Árabes Unidos (un país ubicado en una de las regiones más áridas del mundo) se ha investigado la tecnología del científico noruego Kristian Morten Olesen quien patentó un proceso para mezclar nanopartículas de arcilla con agua y unirlas a partículas de arena para acondicionar el suelo del desierto, los resultados han sido sorprendentes: Se prepararon dos áreas de cultivo con plantaciones de tomates, berenjenas y quimbombó. Una fue tratada con LNC mientras que la otra no fue tratada. Según los resultados se ha ahorrado el uso del agua en un 50% en las áreas tratadas lo que les permite duplicar la superficie verde con la misma cantidad de agua.

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Ciertamente esta tecnología agrega un costo en la producción, pero si este costo es sumamente asumible en las condiciones actuales, será mucho más accesible en el futuro. Además que este problema tiene su sitio en tanto la economía se mueva en búsqueda de la ganancia económica, algo que ya mencionaré adelante.

También existen otras formas de mantener una agricultura en medio de condiciones extremas:

➢ El cultivo hidropónico es una interesante solución que permite prescindir del “suelo natural”. Ciertamente es más costoso (de momento, ya que los costos tienden a reducirse con el desarrollo tecnológico) pero se tiene noción de ser más productivo (se ha comprobado que la producción en toneladas puede ser un 330% superior que en suelo a cielo abierto) utilizando menos espacio y agua, y es mucho más efectivo contra plagas y enfermedades.

➢ Otra opción es utilizar Organismo genéticamente modificado (GMO), los cuales consisten en organismos cuyo genoma ha sido modificado mediante técnicas de ingeniería genética, esta modificación se puede utilizar en cultivos para que sean más resistentes a plagas, pesticidas y a cambios del clima, o a daños del entorno, e incluso darles más propiedades a los organismos. En la actualidad los GMO tienen una importante aplicación como en la insulina. A pesar de la negativa permanente de los ecologistas para aceptar que se use masivamente cultivos GMO por considerar que son potencialmente dañinos, cada día existen más estudios que demuestran todo lo contrario. o Macro estudio publicado en 2017 en el que se analiza más de 800 estudios sobre transgénicos durante los últimos años sin encontrar prueba alguna sobre el riesgo de estos: https://www.sciencedaily.com/releases/2016/05/160517131632.htm

o Estudio de la Journal of Animal Science, en la que se estudió más de un billón de animales demostrando que los GMO no había supuesto ningún perjuicio para la salud de estos: https://www.forbes.com/sites/jonentine/2014/09/17/the-debate-about-gmo-safety-is-over-thanks-to-a-new-trillion-meal-study/#1159be8c8a63

o Adicionalmente tenemos otros 2000 estudios que aseguran la seguridad de los GMO: https://geneticliteracyproject.org/2013/10/08/with-2000-global-studies-confirming-safety-gm-foods-among-most-analyzed-subject-in-science/

o 109 premios Nobel se han posicionado a favor de los GMO y acusan a Greenpeace de “crimen contra la humanidad” por los transgénicos: https://elpais.com/elpais/2016/06/30/ciencia/1467286843_458675.html

➢ Una opción más a largo plazo es reducir el consumo de carne, ya que además de problemas filosóficos (como lo es matar animales o tenerlos en cautiverio), es una industria que provoca graves daños ecológicos (entre otras cosas porque para alimentar a los animales necesitas grandes extensiones de territorio libre y para conseguirlo se opta por la tala indiscriminada de bosques y selvas como ocurre con el Amazonas, eso, sin mencionar la gran cantidad de agua utilizada y los gases de efecto invernadero que procede de la cría y procesado del ganado). Reducir el consumo de carne es una alternativa pero cortoplacista e idealista toda vez que asumimos que la sociedad cambiará sus patrones de consumo solo porque sí (que es una opción si los precios aumentan igualmente). Frente a este problema la carne creada en laboratorio propone una revolución ambiental, filosófica y gastronómica. Se trata de carne creada a partir de células madre de vacas para generar toneladas de fibras musculares en laboratorios, de cada célula madre de vaca se pueden obtener hasta 10.000 kilos de carne reduciendo el consumo de tierra, agua y energía en un 95%. 90% y 60% respectivamente. Esta incipiente industria todavía se encuentra en pañales, su carne no es lo suficientemente sabrosa y su producción no es tan económica, pero con tiempo e investigación esta es una alternativa completamente rentable frente a las vicisitudes que nos depare el porvenir.

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• La Tierra contiene unos 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua. Ni la cantidad ni la distribución del agua en la Tierra no han cambiado significativamente en los últimos dos mil millones de años.

• El 97% del agua se encuentra en los océanos, y el 2% permanece congelada.

• El 80% del agua que se encuentra en los continentes está en la superficie. El 20% restante se encuentra bajo tierra o en forma de vapor de agua atmosférico.

• Sólo el 2.5% del agua que existe en la Tierra es agua dulce. De esa cantidad, el 69,7% se encuentra en glaciares, nievo o hielo, el 30% en acuíferos y el 0,3% en ríos y arroyos • Es decir, aproximadamente 35 millones de kilómetros cúbicos corresponden a agua dulce. De

esta agua, solo unos 100.000 kilómetros cúbicos presentan un fácil acceso.

El promedio mundial de la HH es de 1.385.000 litros por persona al año, esto significa que el consumo de agua al año es de 10.000 Km3 (esto, calculando la HH promedio anual que no es solo el consumo de hogares y empresas, sino que también su consumo y gasto indirecto). En estas condiciones, podríamos incrementar nuestro consumo por 10 sin mayor problema. A lo anterior, se debe sumar el agua que no es aprovechada en la actualidad y que el mismo desarrollo tecnológico sí podría llevar a su uso sin olvidar su propia renovación, ya que en sí el agua no se agota y solo se renueva (es cierto que en algunas zonas se secan ríos y lagos, pero a nivel planetario el nivel de agua se mantiene estable). Esto, al igual que con la agricultura, significa sin duda un nivel mayor de gasto pero que dentro de todo es completamente asumible.

➔ El incremento del nivel del Mar

Es imposible predecir cuánto y cuando aumentará el mar, pero se estima que a fines de siglo el nivel del mar podría aumentar desde unos 50 0 100 centímetros a 1 o 2 metros, aunque podría ser más (los diferentes estudios coinciden en la incapacidad de determinarlo con certeza), sin embargo se sabe que las consecuencias de este aumento podrían ser muy significativas para los millones de habitantes que viven en diferentes ciudades costeras. Frente a esto existen tres soluciones: retirada, acomodación y protección. La retirada consiste en mover a las personas de pueblos y ciudades costeras al interior del continente (o al exilio en caso de no vivir en un continente), lo que es muy complicado pues podría generar conflictos relacionados a la incorporación de naciones enteras en otros Estados, por lo que es solo viable a pequeñas escalas en países que no cuenten con las condiciones de aplicar las otras dos medidas como ocurre con las Maldivas.

La acomodación corresponde a medidas que ayudan a las sociedades a ser menos susceptibles a los incrementos del nivel del mar. Incluyen cultivos de alimentos cuyo crecimiento tolere un alto contenido de sal en el suelo y el establecimiento de nuevos estándares en la edificación que requieras edificios más altos y resistentes a las inundaciones, algo que ya está ocurriendo en diferentes ciudades como Miami. En sí, estas medidas resultan muy interesantes, pero no significan una solución final en caso de que el mar continúe incrementando su nivel, por lo que su utilidad solo tendrá vigencia durante una etapa de transición. La protección implica diques masivos construidos en las áreas con mayor densidad de población del planeta (como la barrera del Támesis que protege a Londres, o los Países Bajos con un 26% de su territorio por debajo del nivel del mar protegido por diques naturales y artificiales que rodean todas sus tierras). Esta solución podría aplicarse a escala mayor para proteger a las poblaciones del inevitable incremento del nivel del mar, de hecho, la Northern European Enclosure Dam consiste en dos presas masivas que se construirían en el Canal de la Mancha y el mar del Norte y que protegerían los hogares de varias decenas de millones de personas de ser destruidos, idea que se podría extrapolar a diversas regiones del planeta donde la geografía lo permita para proteger a su población.

No existe una solución ideal, pero si se aplican a lo largo del tiempo la subida del nivel del mar no debiera suponer ningún tipo de problema para la supervivencia del ser humano.

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El cambio climático nos podría afectar de dos formas. Ya sea mediante la proliferación de animales vectores de enfermedades tropicales tras la expansión de su hábitat natural (por ejemplo, mosquitos), como también tras el deshielo se podrían liberar patógenos que llevan milenios atrapados en el hielo para los que nuestro sistema inmune no está preparado.

La solución para la primera amenaza tiene soluciones pasivas como el uso de insecticidas, mosquiteras o la eliminación de agua estancada cerca de poblaciones humanas. También una posibilidad que cada vez toma más fuerza en la comunidad científica es la modificación genética del mosquito vector para que transmita un gen que extinga a la especie con el tiempo, eliminando así todo tipo de enfermedades tropicales.

Ciertamente esta solución es éticamente un dilema, pero más allá de la ética, mi intención en este artículo es poner sobre la mesa cómo las soluciones tecnológicas están a nuestra disposición contrariamente lo indicado por los adalides del ecologismo.

La solución a la segunda amenaza ya la estamos demostrando tras el desplante de la biotecnología humana durante la Pandemia del COVID19 con la creación en tiempo récord de vacunas con una altísima tasa de efectividad. A la vez, ya disponemos de medidas paliativas para que las pérdidas humanas sean las mínimas cuando se desate una pandemia (ver por ejemplo el caso de Nueva Zelanda). Preventivamente medidas de aislación absoluta de pequeñas zonas con una alta incidencia podrían ser muy útiles antes de que un determinado virus se expanda como la prohibición del consumo de carne de determinados animales salvajes para evitar la zoonosis (esto en general aplica para todo tipo de animales).

➔ Intensificación de los eventos climáticos extremos

Ciertamente, el cambio climático provocará un mayor número de incendios y huracanes a lo largo y ancho del planeta. Esto sin olvidar otros efectos climatológicos menores. No obstante, para cada uno de estos eventos la solución es la misma: incrementar la inversión en infraestructura pública para disponer de protección necesaria; como también es importante preparar la educación para que frente a un huracán, tornado, incendio o inundación la respuesta de la ciudadana sea la más adecuada.

Ya he descrito como nuestra propia tecnología nos permitiría superar los principales retos que el cambio climático nos impondrá como especie, pero todavía nos faltan dos consecuencias que no nos afectan directamente pero sí a muchas especies de animales;

➔ Destrucción de hábitats y deshielo de glaciares y casquetes.

El deshielo glacial aun cuando es una consecuencia que generará importantes cambios no es algo novedoso en la historia de nuestro planeta. Para evitar este proceso la única solución sería enfriar el planeta, es decir, no solo detener totalmente la producción industrial y la emisión de CO2, sino que además enfriar el planeta, de lo contrario, es muy probable que el deshielo sea una realidad en el futuro. Con esto, diferentes ecosistemas se perderán, aunque a la vez veremos nacer nuevos ecosistemas con el incremento de habitabilidad en las zonas subpolares y una Antártica que pase a ser un continente sin hielo como el resto. Que el hielo se derrita no es tan relevante, es un proceso natural y físico en la historia de la Tierra donde nosotros solo hemos adelantado el proceso.

Para evitar la destrucción de hábitats y los cambios de climas a nivel mundial no existe ninguna solución que sea compatible con el desarrollo de la civilización humana. Podemos asumir que la humanidad es la culpable sexta extinción masiva de la historia de la Tierra. ¿Nos merecemos la extinción por eso? El ecologismo al parecer así lo cree, y aunque no lo diga directamente, ciertamente ve como algo negativo que hayan “tantos seres humanos en el planeta” (no son pocos los ecologistas que plantean una reducción absoluta de la cantidad de humanos, ¿cómo quieren alcanzar esa solución? Si no es mediante un genocidio internacional a escalas que Hitler quedaría reducido a una hormiga, no lo veo posible), este nihilismo, pesimismo en contraposición del idealismo de la naturaleza no es más que la manifestación de un pensamiento en el que la abstracción realizada no tiene sentido alguno.

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Esto último tiene mucha relación con otro punto, que es la errada visión del ecologismo con respecto a la naturaleza. Para ellos, la naturaleza es algo que excluye a los seres humanos, de esta forma, todo tipo de actividad humana es “artificial” y por lo tanto se corresponde con intervenciones exógenas “antinaturales”. Esta posición filosófica tiene una impronta muy similar a la manifestada por diferentes corrientes geográficas ortodoxas como el determinismo de Ratzel, el posibilismo de Vidal de la Blanche, e incluso las mismas corrientes de la geografía crítica humanista y radical. Para todas estas corrientes existe una diferencia entre el “espacio natural y el espacio humano” (que definen de diferente forma), lo que tiene sentido desde su perspectiva, pero cuando debemos adentrarnos en el origen mismo de esta dinámica de espacio humano y espacio natural pierde sentido y profundidad. Es decir, desde el mismo momento en que se indica que hay un espacio humano, el cual está construido gracias a la construcción humana que interviene en la geografía o a la inversa, gracias a la influencia misma del espacio sobre la sociedad. Plantearlo en tales condiciones implica reducir la complejidad misma del universo social, el cual, no es más que un reduccionismo conceptual de la naturaleza misma, es decir, no se trata que un pueblo minero es minero porque tenía importantes yacimientos disponibles (determinismo geográfico), ni es minero porque se hicieron uso de su propia tecnología para aprovechar su geografía (posibilismo geográfico), es minero porque las mismas relaciones sociales de producción llevaron a tal desarrollo, y estas relaciones no se entienden sin espacio ni sin actores. No puede ser “posibilista” porque de ser así el axioma a aceptar es que el mismo actor, en el mismo tiempo y lugar puede escoger entre A-B-C-D-E, pero de ser ese el caso, entonces nos estamos entrando en el azar ontológico y este es un problema, tampoco puede ser determinista geográfico porque el reduccionismo es extremo tal que diferentes actores en el mismo espacio tenderán a lo mismo, y esto es empíricamente falso. El determinismo es más profundo y complejo, una suma de actores, tiempo y espacio. Tres elementos contenidos en las relaciones sociales de producción. ¿Pero qué son estas relaciones? Sí, la definición la conocemos, ¿pero de dónde provienen? ¿Cuál es su origen? No puede haber otro origen que la técnica misma del trabajo humano. ¿Y qué es el trabajo? Pues la actividad vital que diferencia al hombre del animal en muchos sentidos pero que, en principio, es equivalente. Es decir, si entendemos que el trabajo humano tiene el mismo sentido y origen biológico que la actividad natural de cualquier animal -la supervivencia como especie-, no podemos separar taxativamente el entorno natural del entorno social, ya que ambos conceptos aun cuando sean opuestos según nuestras definiciones, forman parte de una misma realidad y pueden ser contenidos en algo mucho mayor. En síntesis, no podemos decir que el desarrollo mismo de la economía sea antinatural, todo lo contrario, es natural y consecuencia de un desarrollo determinante de la misma complejidad de la naturaleza.

Este mismo proceso de complejización de la Energía -> Materia -> Biología -> Sociedad humana nos debe llamar a la reflexión en una serie de puntos. Somos en este planeta los primeros seres vivos con la capacidad de entender la moral y definir lo que es bueno y malo al punto de madurar culturalmente y entender que la misma naturaleza merece un puesto en nuestra preocupación. En segundo lugar, toda acción que realizamos como sociedad no es en sí “un desequilibrio”, ya que somos parte de la naturaleza misma, y con esto que digo no estoy afirmando que sea bueno o malo, estoy diciendo que no podemos entenderlo como un fenómeno ajeno a la naturaleza misma, pues, del mismo modo que hay animales que han provocado el exterminio de otros y hay animales que mediante su actividad han ocasionado cambios en diferentes ecosistemas, nosotros también lo estamos haciendo solo que a una escala muy superior. La pregunta entonces es, ¿es realmente bueno que sigamos creciendo económicamente? Más allá de entrar en debates éticos, la cuestión sería ¿obtenemos más creciendo que dejando de crecer? Aquí no quiero plantear falsos dilemas porque seguramente habrá quienes planteen puntos intermedios y es correcto, pero el hecho es que incluso así siempre quedamos en el plano de las “justas medidas” decididas arbitrariamente, por lo que es necesario profundizar lo más que se pueda. En efecto, paralizar toda nuestra actividad económica lo máximo posible podría favorecer la sostenibilidad actual de todo nuestro ecosistema, pero esta solución es útil a largo plazo solo si nuestro objetivo es mantener nuestro planeta tal cual está, lo que luego de revisado los postulados filosóficos del ecologismo tiene sentido, sin embargo es un objetivo que lanza a millones de habitantes a la pobreza y más importante aun nos vetará para siempre

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de cualquier forma de supervivencia como especie y como vida fuera de nuestros límites planetarios, es decir, crecer económicamente no solo asegura un nivel y calidad de vida acorde a las necesidades sociales, también asegura la supervivencia de la vida a todo nivel.

El desarrollo de las fuerzas productivas y el crecimiento de la riqueza a nivel mundial es una necesidad social, y además una oportunidad para desarrollar un sistema mucho más evolucionado que el capitalista. Éste mantiene una dinámica consustancial que consecuentemente genera los desequilibrios ecológicos que en suma han provocado el cambio climático, pero conforme vayamos alcanzando la posibilidad técnica de instalar un sistema enfocado en la necesidad social y no en la ganancia como sucede en la actualidad, estaremos completamente capacitados para alcanzar el desarrollo de una economía sustentable sin la necesidad de preocuparse en “los costos” asumidos más que solo por la factibilidad técnica de la inversión misma, lo que amplía las opciones para grandes proyectos que hagan de nuestra economía cada vez más productiva y sustentable. El ecologismo en cambio tiene una postura muchas veces cercana al socialismo utópico cuya máxima reza así “el capitalismo es un sistema perverso y la solución está en salir del mismo”, es decir, ignorar los aportes positivos que ha entregado (y que sirven de acicate para la evolución a un sistema superior), de allí a que las soluciones ecológicas a la vida sean volver a la vida del campo con agricultura tradicional, reducir la población y formar ecoaldeas que muchas veces parecen más a los falansterios del siglo XIX que a cualquier otra cosa. Pero el problema con esta solución es que derechamente involucra un retroceso del desarrollo de la civilización humana, y no solo significa una reducción en los patrones de consumo de cada persona que es lo de menos, lo importante está en que abandonar el progreso nos conducirá a una caída de la productividad y en tal dinámica llegaremos a un punto en el que un porcentaje importante de la población mundial no podrá mantener su nivel de subsistencia (recordemos que gran parte de la agricultura y el agua potable depende de la misma inversión tecnológica aplicada diariamente), si suponemos que lo idóneo es regresar a un nivel de producción previo a la revolución industrial (ejemplo extremista, lo sé, pero que subraya la importancia del asunto) entonces deberíamos asumir que de los casi 8000 millones de habitantes 7000 sobrarían, y alcanzar tal equilibrio no se lograría de modo pacífico, muy por el contrario se desatarían guerras y posiblemente exterminios con el objetivo de controlar los sectores más fértiles que den abasto para la producción tradicional, ¿es realmente este el futuro que se desea entregar a las próximas generaciones?

Es por esto que el socialismo marxista bosqueja una solución realmente progresista. A diferencia de los apologistas del capital sí considera que un crecimiento caótico y volátil conlleva enormes consecuencias en nuestro propio ecosistema, consecuencias que son inherentes a la dinámica misma del capital, por lo cual a diferencia de cualquier ideología de corte burgués no ve soluciones reformistas; y también a diferencia del ecologismo, entiende que la solución es seguir creciendo para el desarrollo mismo de la humanidad. Pero este desarrollo obviamente debe ir canalizado en términos diferentes a los vigentes donde conceptos como la igualdad y libertad (derechos humanos, pero solo nominalmente) sean aplicados fiel y correspondientemente al grado de riqueza generado por el trabajo humano.

Para terminar me interesaría destacar esto último. En la actualidad existen diferentes corrientes ideológicas que se declaran anticapitalistas y con ello reciben el mecenazgo de gran parte de la izquierda sin entender que detrás de estas ideologías, a pesar de su exposición anticapitalista, hay un fuerte sesgo reaccionario. Crecimiento cero, desindustrialización, reducción drástica de la población, emigración al campo, ecoaldeas, antiglobalización, oposición a la tecnología usada en la agricultura y los transgénicos, antivacunas, y un largo etcétera contenido en movimientos socialistas, indigenistas y sobre todo ecologistas, no son más que proposiciones y axiomas encaminados a idealizar un mundo con un nivel de desarrollo de fuerzas productivas inferior y más atrasado. Se idealizan las sociedades prehispanas y los modos de producción precapitalistas porque en el fondo, y aun sin asumirlo, el objetivo está condicionado por falacias y errores teóricos (falso dilema y falacia naturalista) que llevan a que la única salida es retroceder, y esto hace de tales planteamientos tan retrógrados como el trotskismo con su creencia en un estancamiento crónico, los socialismos nacionales que rechazan la globalización para volver a los espacios nacionales y el socialismo pequeñoburgués que opone la pequeña propiedad con la gran propiedad.

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Naturalmente, los marxistas nos oponemos a la represión y la discriminación –muchas veces impregnada de racismo- de estos movimientos por parte del régimen burgués. Pero esto no debería llevar a ocultar el carácter reaccionario de sus propuestas y programa.

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