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EL REINO DE DIOS. El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca Mc 1,15a

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Academic year: 2021

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EL REINO DE DIOS

“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca…” Mc 1,15a

El Reino de Dios es el misterio anunciado con el Evangelio, en especial con algunas parábolas, siendo objeto de estímulo al estupor característico del niño, estímulo importante para el espíritu humano, llevándolo a profundizar, paso a paso, en el conocimiento de la realidad, contemplando dos momentos diferentes: el inicial y conclusivo, poniendo de manifiesto el contraste entre una cosa pequeña y una grande, y donde extraordinariamente se contempla cómo la grande proviene de lo pequeño.

El Reino de Dios es la vida que vivimos junto con Dios, este Dios que se está haciendo “todo en todas las cosas”.

En la catequesis el anuncio del Reino de Dios lo van recibiendo los niños de acuerdo con sus características y necesidades de su edad.

Los pequeños de 3 a 6 años conocen y escuchan del Reino de Dios, por medio de las parábolas de la semilla de mostaza, la levadura, el grano de trigo, el mercader y la perla, y el tesoro escondido. Provocando en ellos, ante el misterio de la vida, admiración y asombro. Nos ayudan a situarnos en la justa postura ante Dios, y el descubrir que la vida está en nosotros, pero no es de nosotros. Don que nos da dignidad y responsabilidad ante ella. A los niños de 6 a 12 años anunciamos el Dios de la historia, a un Dios que constantemente actúa en ella y que a la vez actúa con el hombre: Dios hace historia con los hombres. No actúa fuera de ellos, Él clama nuestro nombre para hacer la historia, y si alguien no le da su nombre, se pierde en la historia un matiz que solo esa persona puede dar a la revelación de Dios. Destacamos que para conocer a Dios hay que conocer la historia, ésta se convierte en lugar de alianza con Dios y las personas.

De la Creación a la Parusía, es el tiempo de la historia, que convergerá en la realización plena del Reino de Dios. Este anuncio se hace con las tres tiras que destacan un objetivo esencial y directo en cada una de ellas:

La primera nos anuncia la unidad e inmensidad de esta historia en su totalidad, en donde nos descubrimos claramente cada uno de nosotros, ser parte de ella. En las personas que reciben este anuncio, se graba el contraste de la grandeza de la historia y la pequeñez de nuestra presencia. La primera respuesta ante este anuncio es de gozo. Descubrirse parte de

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La segunda tira de la Historia del Reino nos muestra los dones que Dios nos ha entregado en ella desde su inicio y los que vendrán. Dones que son nuestros y a la vez, no lo son. Reconocerlos “nuestros” nos invita a gozar de ellos, el saber que “no son nuestros” nos educa al agradecimiento y a servirnos de ellos con respeto. El don abre a la relación, a la alianza, llevándonos a la altura de partner (socio), dándoles el tiempo a los niños a detenerse en lo “bueno del mundo”, sembrando en ellos la esperanza de responder con un mundo mejor, un mundo más cristiano.

Y la tercera, nos revela el Proyecto de Comunión, que Dios nos invita a realizar con nuestro trabajo, y que el hombre responde en Alianza con Dios. El trabajo es respuesta al don de Dios y es la manera que nos invita a trascender con Él, en Él y por Él. La alianza es un dinamismo en camino, y nos encontramos en la espera de su plena realización. Alianza que celebramos ya hoy, cada vez que participamos en la Eucaristía.

Anunciar a los niños el Proyecto de Comunión, no es una utopía. María Montessori expresa algo muy claro: la unidad cósmica está inscrita en la realidad, no es un ideal creado por el corazón del hombre, es un hecho que ya existe, y que está en espera de la toma de conciencia de la humanidad.

“En el cosmos está a la obra un proceso -misterioso, capilar – que mezcla los elementos entre sí, y a través de esa unión, conservan y llevan adelante la vida,

creando comunión”.

Sofía Cavalletti Caminando la humanidad a la concordancia, posible y revelada por Dios, con un mismo pensar, un mismo actuar, un mismo corazón.

TRABAJO PERSONAL:

Del texto del Padre Octavio Mondragón, localizado en el Boletín núm.5, surgen planteamientos que nos invitan a reflexionar sobre el Reino de Dios.

“…Cuando vayas a orar, entra en tu cuarto y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto…” Mateo 6, 6

Los seres humanos con identidad propia somos guiados por el Espíritu Santo, para llegar a ser una comunidad de comunidades.

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Reflexión

1. ¿Cómo se da la relación entre Dios y el hombre en esta historia? Por invitación de Dios.

Primero Dios crea al hombre para darle sentido a todo lo creado y por medio de su trabajo y guiado por su mente, transforma todo y se vuelve “co-creador” con Dios, dándole sentido a la creación.

La actitud que en hebreo se llama “Midrash” ¿qué significado tiene en la Biblia? Midrash quiere decir búsqueda en los momentos cambiantes de la historia.

A través de Cristo, el hombre alcanza un nivel superior. Cristo es mediador entre Dios y el hombre porque pertenece a los dos mundos: humano y divino; por esta razón puede ayudar al hombre a alcanzar a Dios.

El espíritu humano, recibe un estimulo divino para penetrar cada vez más a fondo a la realidad. Si quisiéramos aclarar mejor la naturaleza del estímulo que el hombre recibe del estupor, deberíamos tal vez compararlo a un imán, que se sitúa ante nosotros, y nos atrae con fuerza irresistible hacia el objeto de nuestra maravilla; nos hace avanzar hacia él llenos de encanto a una actividad, que nosotros desarrollamos inmersos en la contemplación de algo que nos supera.

Contempla cómo es el día de hoy tu relación con Dios.

Reflexión

2. Descubre las huellas del Dios actuante en la historia

El Espíritu Santo, que es potencia de transformación se mueve en la historia a través de la Palabra, nos invita a aligerar la marcha con fe como auténtica experiencia de Dios.

Presentando la historia bíblica en sus movimientos en el tiempo, abordamos el momento fundamental de la vida moral, el momento objetivo y descriptivo de la realidad en la que vivimos; podremos decir el momento “contemplativo”, en el cual la realidad nos es presentada.

Por amor, Dios escoge a su pueblo, el más pequeño de todos.

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Reflexión

3. El Reino de Dios requiere de una sensibilidad o perspectiva propia de la persona.

Tenemos un Dios actuante, que nos da la dignidad de caminar con Él.

Dijo Amós: “el día que Dios se pare, yo me paro, Él me sacó del rebaño y me dijo ve y profetiza, entonces si Él está caminando y haciendo cosas me voy a seguir derecho, es una experiencia de libertad”.

Al entregar a Moisés la Torah, Dios le da las enseñanzas a su pueblo para caminar junto con Él y conocer al Dios que libera.

Una vez conocida, la realidad nos interpela y nos provoca, y es necesario pasar de la contemplación a la acción; es necesario llegar al momento activo, subjetivo, creativo.

Observa si tu caminar coincide con esa relación que has descubierto que existe entre Dios y tú.

Reflexión

4. El Reino de Dios, cuando se hace presente, experimentamos una gracia agradecida, el Don del Donador.

El secreto de una vida que se quiera llamar vida del Reino de Dios consiste en descubrirse participando en medio de una situación que deja algo seguro y sale tras unos pasos que marcan un sendero insospechado.

Nuestra vida religiosa se desenvuelve entre dos polos: Dios y el hombre, con la cual construimos el Reino como un don preciosísimo, anunciado como la fiesta más bella, que espera de nosotros una respuesta, donde todos estamos llamados a “dar mucho fruto”, “permaneciendo en su amor”.

Con nuestro trabajo en el Reino y la venida, muerte y resurrección de Cristo, comienza una verdadera vida, más fuerte que la muerte, que se difunde por todo el mundo, participando de esta vida plena con nuestro trabajo por el Reino.

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Reflexión

5. Dios que nunca trabaja solo, nos invita a promover con Él, el Reino en una comunión dinámica.

Esta es la realidad que nos es dada a conocer y en la cual estamos llamados a vivir nuestro hoy. En la conciencia de formar parte de una historia se supera la tendencia individualista, para pasar a la pertenencia.

La resurrección es un nuevo don de vida a la humanidad a través de Cristo; y nosotros, en la Eucaristía, podemos participar conscientemente, de su muerte y resurrección.

Hoy, ¿a qué me invita Dios? Reflexión

6. En la parábola del Padre y del Hijo: Lc. 15 11- 32.

El sufrimiento solitario se convierte en sufrimiento compartido cuando regreso a casa y puedo luchar contra las fuerzas que se oponen a la vida para hacer patente el Amor de Dios que es compasivo, nunca me olvida.

Cuando nos encontramos con nosotros mismos, vivimos la primera experiencia de fe, ya nada me falta, esa es la transparencia de la vida.

“Señor lo que Tú quieras está bien, para permanecer y ser fiel”. Principio y objetivo de la formación moral es siempre Dios y su amor.

La formación moral comienza desde la primera edad, desde luego, no en forma de exhortación directa, sino en el sentido de ayuda a situarse en la realidad.

Antes de decirme qué hacer, debe darme el tiempo necesario para el enamoramiento y para enamorarse se necesita tiempo.

Las parábolas del Reino iluminan nuestra vida, esa vida que involucra al universo entero; nos despiertan a una solidaridad cósmica, que comprende el mundo humano y que va más allá, nos dicen que nuestro “estar” en la realidad, está ligado a una Persona.

San Pablo dice: “El espíritu habla dentro de nosotros de distintas maneras que a veces no sabemos oír”.

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Reflexión

7. La alianza a la que el Señor nos invita es el Reino de Dios. Oye Señor, ¿qué amas?

Amo que la vida de los seres humanos resplandezca.

Cuando uno ama, busca que la vida del otro esté bien y hay que celebrarla.

Llenos de alegría por cooperar en la acción de Dios a través de los pequeños, quienes son dignos de sentirse inmersos en la Alianza, hacemos la Historia del Reino, de memoria y esperanza.

La parábola del Buen Pastor nos despierta a la escucha de quien nos conoce y nos llama por nuestro nombre; nos hace estar pendientes de su voz. La educación a la escucha es educación para abrirse hacia el otro; es educación a la relación.

Si la estructura del mundo es comunión, es a ella a lo que es necesario educar, a la alianza como meta que es el Reino de Dios en su plenitud.

¿Qué te dice Dios hoy?

Bibliografía:

El Potencial Religioso del Niño de 6 a 12 años, Sofía Cavalletti. Cap. 3 La globalidad de

la historia en la Biblia. Cap. 4 Una historia de alianza 1. Cap. 5 Una historia de alianza 2.

Memorias del 76, Sofía Cavalletti. Cap. 2 La Historia de la Salvación.

Formación Moral, Francesca Cocchini. Cap. 2 Etapa de los 3 a los 6 años. Cap. 3 Etapa

de los 7 a los 10 años.

Boletín 5 Catequesis del Buen Pastor (2000), Pbro. Octavio Mondragón. El Reino de

Dios hoy.

Referencias

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