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VACUNAS FRENTE A ROTAVIRUS

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VACUNAS FRENTE A ROTAVIRUS

RESUMEN

La infección por rotavirus es una causa muy frecuente de diarrea en los lactantes y los niños pequeños, y puede causar desde una enfermedad leve, hasta cuadros graves que precisan hospitalización y que incluso pueden ser mortales. En España los rotavirus son responsables del 14—30% de todos los casos de gastroenteritis, de los que una cuarta parte requiere hospitalización. Actualmente, están comercializadas dos vacunas frente a rotavirus (Rotarix® y RotaTeq®), que atienden a dos concepciones inmunogénicas diferentes, aunque ambas han demostrado un elevado grado de eficacia, previniendo entre el 85% y el 90% de los cuadros graves de diarrea provocada por rotavirus. Aunque su objetivo clínico es el mismo, sus características inmunogénicas, sus indicaciones y sus pautas posológicas difieren en mayor o menor grado, lo que desaconseja su intercambiabilidad, particularmente si se ha administrado alguna dosis previamente; además, como cualquier vacuna, Rotarix® y RotaTeq® son medicamentos biológicos, por lo que en ningún caso procede la sustitución de una vacuna por la otra.

GASTROENTERITIS POR ROTAVIRUS

Se estima que anualmente se producen en el mundo más de 700 millones de casos de diarrea aguda en niños menores de 5 años, que provocan hasta los 5 millones de muertes, mayoritariamente en países de ingresos bajos o medios. Específicamente, las gastroenteritis provocadas por rotavirus se encuentran entre las principales causas de mortalidad en estos países, pero lo son también de morbilidad en los países de altos ingresos.

La infección por rotavirus es una causa muy frecuente de diarrea en los lactantes y los niños pequeños, y puede causar desde una enfermedad leve, hasta cuadros graves que precisan hospitalización y muerte. Las infecciones por rotavirus dan lugar a aproximadamente 500.000 muertes por año en niños menores de cinco años de edad, principalmente en países de ingresos bajos y medios. Desde 2009, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado que se incluya una vacuna contra el rotavirus en todos los programas nacionales de vacunación (Soares-Weiser, 2012)

En la Unión Europea, se estima una incidencia anual de infección sintomática por rotavirus de cualquier gravedad de 134 a 310 episodios por 1000 niños menores de 2 años. El 6-11% de todas las hospitalizaciones de niños menores de 5 años son debidas a gastroenteritis y una media de un 40% (14-54%) de éstas son atribuibles a rotavirus. La tasa de incidencia global de hospitalización por rotavirus está en torno a 3/1000 niños menores de 5 años (0,3-11,9/1000), siendo máximo el riesgo de hospitalización por rotavirus entre los menores de 2 años; en este sentido, un 50-60% de los casos de hospitalización por rotavirus se dan en menores de 1 año y entre el 60-80% en menores de 2 años. La estancia media de hospitalización por este motivo es de 4,8 días (rango 2-9,5). La más prolongada se observa en los países centroeuropeos con 8,3 días en Hungría y 9,5 en Polonia. El riesgo de hospitalización en la infección neonatal está asociado con el bajo peso al nacer y la prematuridad; otros factores asociados son el género masculino, madre fumadora y madre <20 años.

Según el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, 2016), anualmente se producen entre 75.000 y 150.000 hospitalizaciones en niños menores de cinco años debido a la enfermedad grave por rotavirus en los dieciocho países de la Unión Europea (incluida España) y del Espacio Económico Europeo incluidos en el informe, aunque la mortalidad es baja.

La mortalidad provocada por diarrea de niños menores de 5 años está relacionada de forma inversamente proporcional con el nivel económico del entorno social, produciéndose el 85% de las muertes por diarrea en los países con más pobres. La mortalidad en países desarrollados es

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extremadamente baja (inferior al 1%); de hecho, en España, en el periodo entre 1999 y 2012 solo se reportaron tres defunciones causadas por una infección por rotavirus. Datos recientes indican que en España el rotavirus es responsable del 14—30% de todos los casos de gastroenteritis, de los que una cuarta parte requiere hospitalización. También se asocia con una alta utilización de recursos sanitarios (visitas a urgencias y a Atención Primaria), suponiendo para el Sistema Nacional de Salud español 28 millones de euros al año y la pérdida de cuatro jornadas laborales, en término medio, en dos tercios de los padres (Alvarez, 2014).

Alrededor de la mitad de las infecciones por rotavirus son sintomáticas, más frecuentemente en las infecciones primarias que en las reinfecciones. El cuadro sintomático asociado a la infección por rotavirus se corresponde con una gastroenteritis aguda: diarrea, vómitos y fiebre, eventualmente asociados a deshidratación. Una de sus características es que este agente viral se relaciona con un cuadro clínico más grave que el resto de gastroenteritis infecciosas en niños pequeños, que se traduce en una mayor necesidad de hospitalización.

Las manifestaciones clínicas tienen una duración de 3 a 9 días. En más del 60% de los casos clínicos la enfermedad es leve, un tercio cursa con un cuadro de gravedad moderada y solo el 3-7% de los niños requieren hospitalización. En general se trata de un proceso de carácter autolimitado que raramente deja secuelas. En su caso, las más comunes consisten en una intolerancia transitoria a la leche.

El rotavirus afecta fundamentalmente al intestino delgado, donde se replica en el interior de los enterocitos, produciendo lesiones en dichas células. Se ignora cuál es el mecanismo patogénico – daño directo de la célula epitelial o indirecto por liberación de citoquinas – pero la consecuencia es un desequilibrio entre la absorción y secreción de agua y electrolitos en el intestino delgado, que conduce al cuadro diarreico.

El rotavirus también ha sido detectado en ciertas localizaciones extraintestinales, como hígado y riñones, aunque dichos hallazgos solo se ha producido en pacientes inmunodeficientes. En los no inmunodeficientes se ha detectado en líquido cefalorraquídeo en niños con gastroenteritis aguda y convulsiones febriles. También se ha asociado la infección por rotavirus a meningitis aséptica, encefalitis y cerebelitis.

La enfermedad es más común entre los 6 y los 24 meses de edad. En niños menores de tres meses la menor frecuencia se relaciona con la protección producida por los anticuerpos maternos adquiridos vía transplacentaria o mediante la lactancia. Las infecciones neonatales, aunque frecuentes en los centros hospitalarios, suelen ser leves o incluso asintomáticas en la mayoría de los casos. Por otra parte, la infección en adultos es generalmente asintomática, aunque se han descrito algunos brotes sintomáticos aislados en instituciones geriátricas.

El reservorio de la enfermedad está constituido solo por los propios seres humanos. La forma primaria de transmisión es fecal-oral; dado que el virus es estable en el medio ambiente, la transmisión suele ocurrir a través de la ingestión de agua o comida contaminada, o mediante el contacto con objetos o superficies contaminadas. Se ha sugerido la existencia de transmisión aérea, por las gotas respiratorias, que podría explicar algunas situaciones en las que se ha descartado una transmisión fecal-oral. La transmisión también se puede producir a través del vómito.

El virus es transmisible durante la fase aguda y más tarde, mientras persiste la excreción y diseminación del virus. Generalmente deja de detectarse a los 8 días después de la infección aunque, en pacientes inmunodeprimidos, la excreción se ha notificado incluso pasados los 30 días. El rotavirus es extremadamente infectivo, siendo muy pequeña la dosis mínima infectiva.

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El principal vector de transmisión son los trabajadores sanitarios. Los rotavirus se encuentran en las manos en las tres cuartas partes de los cuidadores de niños con infección comunitaria por rotavirus. Además, el virus es capaz de sobrevivir durante días en las manos y durante 1 a 10 días en superficies secas y poco porosas en ambiente con poca humedad. También, la elevada proporción de portadores asintomáticos contribuye a la rápida diseminación del rotavirus. El periodo de incubación es de 24 a 72 horas

Los factores de riesgo para las infecciones hospitalaria por rotavirus consisten principalmente en la duración de la hospitalización, ya que se puede alcanzar una tasa de infección de hasta un 70% si el ingreso dura más de 7 días. Además, la edad joven, la mala organización de un servicio de pediatría por personal insuficiente, la mala higiene, la no utilización de material desechable y la presencia de personal no médico en las zonas donde los niños se encuentran son considerados factores de riesgo para la transmisión nosocomial del rotavirus.

En los países de clima templado la enfermedad tiene un patrón estacional de predominio en invierno, con epidemias anuales generalmente entre los meses de noviembre y abril. En climas tropicales, los brotes se producen todo el año, con un ligero ascenso en los meses más fríos y secos.

El rotavirus es un virus perteneciente a la familia Reoviridae. Fue identificado por primera vez en humanos en 1973, tras la realización de una biopsia duodenal a niños australianos que presentaban episodios de diarrea aguda.

Estructuralmente, está constituido por dos capas proteicas concéntricas. La externa está formada por las proteínas estructurales VP7 y VP4, mientras que la capa interna está mayoritariamente constituida por la proteína VP6. Por debajo de esta cubierta se encuentra el genoma viral, formado por 11 segmentos de ARN de doble cadena que codifican 6 proteínas estructurales (VP) (VP1-VP4, VP6 y VP7) y 6 proteínas no estructurales (NS) (NSP1-NSP6). Debido a la naturaleza segmentada del RNA, pueden emerger virus recombinantes tras la coinfección por dos o más cepas diferentes de una misma célula.

La clasificación de los rotavirus en grupos, subgrupos y serotipos/genotipos se basa en las propiedades antigénicas/genómicas de las proteínas VP4, VP6 y VP7. La proteína VP6 es la determinante de las reactividades de grupo y subgrupo, habiéndose constatado hasta ahora 7 grupos (A, B, C, D, E, F, G) y los subgrupos, I y II, I+II, no-I/no-II. Los rotavirus de los grupos A, B y C se detectan comúnmente en humanos y animales, mientras que los de los grupos D, E, F y G hasta el momento sólo se han detectado en animales.

De entre todos, el rotavirus del grupo A es el de mayor repercusión clínica, ya que es el agente infeccioso más prevalente en la gastroenteritis aguda infantil a escala mundial. Los rotavirus B han sido identificados en brotes epidémicos y casos esporádicos, tanto en adultos como en niños en Asia. Por su parte, los rotavirus del grupo C se han detectado en casos esporádicos infantiles en USA, Japón, Reino Unido, y España con frecuencias del 1-7% de los casos de gastroenteritis.

Las proteínas de la cubierta externa (VP7 y VP4) determinan la clasificación de rotavirus en los denominados serotipos o genotipos “G” y “P” respectivamente1. Considerando las diferencias en la proteína VP7, se han caracterizado 15 genotipos G (denominados así por la naturaleza glucoprotéica de la VP7), de los que diez de ellos afectan al ser humano (G1 a G6, G8 a G10 y G12). Los genotipos G1 a G4 son los responsables de la mayoría de las infecciones en el humano (97,5%).

1 Cuando el método de detección es inmunológico se utiliza el término de serotipo, mientras que si el método de detección es

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Las diferencias antigénicas frente a la proteína VP4 determinan los tipos P, denominados así por su sensibilidad a la proteasa. En la actualidad se conocen 23 serotipos P, de los que 9 han sido detectados en humanos (P1A, P1B, P2A, P3A, P3B, P4, P5A, P8 y P11), y 23 genotipos [P], de los cuales 11 han sido detectados en humanos.

Las asociaciones G/P predominantes de rotavirus humanos son: G1, G3 y G4 con P[8] (también denominado P1A), y G2 con P[4] (también denominado P1B). En los últimos años han emergido por todo el mundo tipos antes infrecuentes, especialmente el G9, con dos genotipos P diferentes, P[8] y P[6]. Otras cepas como G5, G6, y G8 han sido aisladas en diferentes regiones tropicales. Entre los genotipos P, los más comúnmente encontrados han sido el P[8] y el P[4].

Los cinco genotipos preferentes a nivel mundial son: G1, G2, G3, G4 y P[8], que representan más del 90% de los circulantes. En España, el genotipo predominante durante los últimos años es G1, seguido de G4. Entre ambos suponen más del 75% de los casos. Los genotipos G2, G9, y G3 son responsables prácticamente del resto. No obstante, la prevalencia de los genotipos varía con cierta frecuencia y durante 2005 en la mayor parte del territorio español fue el G9 el genotipo más prevalente, seguido por el G3.

El tratamiento de la gastroenteritis por rotavirus es sintomático, especialmente destinado a prevenir y tratar la deshidratación secundaria al proceso. Actualmente, se indica la reintroducción precoz de la alimentación habitual del niño, para favorecer la nutrición y la recuperación funcional del enterocito. Algunos estudios han apuntado que la administración de inmunoglobulinas orales y probióticos – como Lactobacillus – pueden producir un efecto beneficioso, con acortamiento del cuadro clínico y del periodo de excreción viral.

VACUNAS FRENTE A ROTOVIRUS

Rotarix® y RotaTeq® son dos vacunas orales activas frente a rotavirus en niños mayores de seis semanas, mediante la inducción de la respuesta inmune natural. Ambas previenen de forma sustancial la aparición de diarrea provocada por rotavirus, siendo especialmente eficaces para prevenir los cuadros más graves y la hospitalización por este motivo. Aunque no forman parte del calendario oficial común de vacunación infantil del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (MSSSI, 2017), el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría recomienda la vacunación universal frente al rotavirus de todos los lactantes pequeños (AEP, 2017). Estas vacunas no están financiadas por el sistema sanitario público, por lo que son dispensadas en las oficinas de farmacia bajo la correspondiente prescripción médica; debe ser conservadas en nevera (nunca en congelador) hasta su administración. Se trata de dos vacunas que atienden a dos concepciones radicalmente diferentes. Por un lado, Rotarix® (Glaxo SmithKline) parte de la base de que la infección con una cepa salvaje de rotavirus humana es capaz de proteger a los niños de subsecuentes episodios de diarrea grave por dicha cepa o por cepas de un tipo G distinto. Por el contrario, RotaTeq® (Merck Sharp Dohme) utiliza una amplia variedad de cepas que cubren la mayor parte de las encontradas de forma natural. En concreto, emplea cinco cepas reasortantes2 bovino-humanas y su principio básico es elevar la inmunidad específica frente a los serotipos G1, G2, G3, G4 y P1. Las dos vacunas han demostrado eficacia sobre los serotipos G1. Durante el segundo año, tanto con la vacuna Rotarix® como con la vacuna RotaTeq® se detecta una ligera disminución de la eficacia.

ASPECTOS INMUNOLÓGICOS

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Rotarix® es una vacuna viva atenuada y monovalente, que contiene la cepa de rotavirus humano RIX 4414 (pase 40), derivada de la cepa humana 89-12 que pertenece al serotipo G1 y al genotipo [P8]. Cada dosis de vacuna reconstituida tiene un volumen de 1 ml. La potencia de la vacuna a la liberación es mayor o igual a 106,2 CCID503 de la cepa RIX 4414 por dosis y la potencia mínima a lo largo del periodo de validez es de 106 CCID50, correspondiente aproximadamente a 105,5 ffu4.

Por su parte, RotaTeq® es una vacuna viva pentavalente que contiene cinco cepas reasortantes humanas-bovinas WC3 (Wistar Calf 3), que expresan G1, G2, G3, G4 y P1. Cada dosis está constituida por un volumen de 2 ml y la mínima potencia por dosis de cada uno de los reasortantes es de; 2,2 x106 unidades infecciosas (IU) para G1, 2,8 x 106 IU para G2, 2,2 x 106 IU para G3, 2,0 x106 IU para G4 y 2,3 x 106 IU para P1.

INDICACIONES AUTORIZ ADAS

Rotarix® es una vacuna viva atenuada y monovalente, formulada bajo la premisa de que la infección con una cepa salvaje de rotavirus humana permite de proteger a los niños de subsecuentes episodios de diarrea grave por dicha cepa o por cepas de un serotipo distinto. Oficialmente, está indicada para la inmunización activa de niños entre las 6 y las 24 semanas de edad para la prevención de la gastroenteritis debida a una infección por rotavirus.

Por su parte, RotaTeq® es una vacuna viva pentavalente que contiene cinco cepas reasortantes humanas-bovinas, sobre la premisas de cubrir la mayor parte de las cepas encontradas de forma natural. La indicación oficial es para la inmunización activa de niños a partir de las 6 semanas a 32 semanas de edad para la prevención de la gastroenteritis debida a infección por rotavirus.

POSOLOGÍA

Rotarix® se administra en dos dosis. La primera debe ser administrada a partir de las 6 semanas de edad. Debe haber un intervalo de al menos 4 semanas entre dosis. La vacunación debería ser administrada preferentemente antes de las 16 semanas de edad y debe estar finalizada a las 24 semanas de edad. Rotarix se puede administrar con la misma posología a niños prematuros de 27 semanas o más de gestación.

RotaTeq® se administra en tres dosis, separadas entre sí también por cuatro semanas, recomendándose que la primera se administre entre las 6 y las 12 semanas de edad, finalizando la serie antes de las 26 semanas de vida (preferiblemente antes de las 20-22). Puede administrarse a niños nacidos prematuramente siempre que el periodo de gestación haya sido de al menos 25 semanas. Estos niños deben recibir la primera dosis de RotaTeq al menos seis semanas después del nacimiento. Se recomienda que la pauta de vacunación de tres dosis se complete a las 20-22 semanas de edad. Si es necesario, la tercera dosis (la última) se puede administrar hasta las 32 semanas de edad.

EFICACIA

El análisis en paralelo de los datos permite establecer que ambas presentan una eficacia similar en la prevención de las formas graves de gastroenteritis por rotavirus, reduciendo prácticamente en su totalidad la necesidad de hospitalización o visita médica de urgencia por este motivo.

ROTARIX®

3 CCID

50: dosis infecciosa cultivo de células 50% 4 ffu: unidades formadoras de focos.

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Según una revisión con metanálisis (Soares-Weiser, 2012), en los países con tasas bajas de mortalidad, previene el 86% de los casos de diarrea grave por rotavirus en niños menores de un año de edad (datos procedentes de 40.631 participantes, a partir de seis ensayos clínicos) y, según un ensayo multicéntrico grande realizado en América Latina y Finlandia, probablemente previene el 40% de los episodios de diarrea grave por todas las causas. En los países con tasas altas de mortalidad, Rotarix® probablemente previene el 63% de los casos de diarrea grave por rotavirus (a partir de dos ensayos clínicos con 5.414 participantes) y, según un ensayo clínico realizado en Malawi y Sudáfrica, el 34% de los casos de diarrea grave por todas las causas (un ensayo clínico con 4939 participantes).

Por lo que se refiere a los niños de hasta dos años de edad, en los países con tasas bajas de mortalidad, Rotarix® previene el 85% de los casos de diarrea grave por rotavirus (ocho ensayos clínicos, con 32.854 participantes) y probablemente el 37% de los episodios de diarrea grave por todas las causas (dos ensayos clínicos, conteniendo 39 091 participantes, dos ensayos; pruebas de calidad moderada). En los países con tasas altas de mortalidad, según un ensayo realizado en Malawi y Sudáfrica, probablemente previene el 42% de los casos de diarrea grave por rotavirus (un ensayo clínico con 2764 participantes) y el 18% de los casos de diarrea grave por todas las causas (un ensayo clínico con 2764 participantes).

ROTATEQ®

Según la misma revisión (Soares-Weiser, 2012), en niños menores de un año de edad de países con tasas bajas de mortalidad, RotaTeq® probablemente previene el 87% de los casos de diarrea grave por rotavirus (tres ensayos clínicos con 2.344 participantes) y, según un ensayo realizado en Finlandia, puede prevenir el 72% de los casos de diarrea grave por todas las causas (un estudio con 1029 participantes). En los países con tasas altas de mortalidad, previene el 57% de la diarrea grave por rotavirus (dos ensayos, con 5.916 participantes), pero no hubo datos suficientes para evaluar el efecto sobre la diarrea grave por todas las causas.

En niños de hasta dos años de edad, RotaTeq® probablemente previene el 82% (tres ensayos, con 3.190 participantes); otro ensayo en Finlandia informó los casos de diarrea grave por todas las causas y encontró que esta vacuna puede prevenir el 96% (un ensayo, con 1029 participantes). En los países con mortalidad alta, previene el 41% de los casos de diarrea grave por rotavirus (dos estudios, con 5.885 participantes) y el 15% de los casos de diarrea grave por todas las causas (dos estudios, con 5.977 participantes).

SEGURIDAD

Las vacunas han sido administradas conjuntamente con otras vacunas virales y bacterianas, sin que la eficacia ni la seguridad de éstas hayan sido afectadas. Únicamente, la vacuna oral de la polio parece reducir de forma leve la respuesta inmunológica frente a la vacuna de rotavirus; no obstante, no hay constancia de que esta circunstancia llegue a tener consecuencias clínicas en la prevención de los cuadros graves de gastroenteritis por rotavirus. En cualquier caso, el efecto es fácilmente soslayado separando la administración oral de ambas vacunas un par de semanas.

Desde el punto de vista de la toxicología clínica, ambas vacunas pueden considerarse como bastante seguras, consistiendo sus efectos adversos más comunes en reacciones leves y transitorias de irritabilidad y pérdida de apetito (Rotarix®) o fiebre (RotaTeq®). No obstante, con carácter excepcional – 1,5-2 casos por cada 10.000 niños vacunados por año – se ha descrito la aparición de cuadros de intususcepción, un proceso de invaginación intestinal por el que una porción del intestino se pliega dentro de otra, en forma telescópica, provocando cuadros graves de obstrucción intestinal, eventualmente mortales. Este cuadro ha sido observado tanto en niños tratados con las vacunas en cuestión pero también en niños no vacunados. De hecho, ha sido relacionada eventualmente con otras

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patologías, tales como fibrosis quística, tumores abdominales, infecciones respiratorias por adenovirus, quimioterapia antineoplásica o, incluso, con el propio cuadro de gastroenteritis.

Se han registrado casos de intususcepción en niños tratados con ambos tipos de vacunas. No obstante, el número de casos reportados a los organismos oficiales de farmacovigilancia no parece exceder del número esperado para la forma natural de la enfermedad: 1,8-4,3 casos anuales, por cada 10.000 niños de 6 a 35 semanas de edad. Aunque con las obvias reservas y manteniendo la alerta de farmacovigilancia, por el momento no parece que el riesgo de esta patología grave sea significativo. En este sentido, una amplia revisión (Glass, 2014) indica que tras siete años de utilización, con cifras de nacimientos anuales de 4,5 millones de niños, estimándose que la vacunación podría prevenir unas 53.000 hospitalizaciones y más de 170.000 visitas a Urgencias, con un riesgo de causar entre 45 a 213 casos de invaginación. En España, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría mantiene en sus recomendaciones anuales, desde el año 2008, que las vacunas frente a rotavirus son beneficiosas para todos los niños y que su administración supera los riesgos potenciales de invaginación (AEP, 2017).

LAS RECOMENDACIONES DEL ECDC

El European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) ha realizado recientemente un amplio informe (ECDC, 2016) en el que se recoge la opinión de un grupo de expertos sobre la vacuna con frente al rotavirus en la infancia. Entre sus principales conclusiones y posibles implicaciones para la práctica y la investigación en salud pública, indica que las dos vacunas de rotavirus para uso en programas públicos (calendarios oficiales) de inmunización han demostrado ser eficaces para prevenir la gastroenteritis severa inducida por rotavirus que conduce a la hospitalización. En este sentido, los expertos cuantifican la eficacia de la vacuna para evitar la hospitalización relacionada con el rotavirus en un rango que oscila entre el 85% y el 90% en todos los países europeos, con una baja mortalidad en todos ellos. Además de la eficacia directa de la vacunación, la inmunidad de grupo, también llamada colectiva o de rebaño5 (herd immunity), contribuye al beneficioso impacto global de los programas de vacunación.

No obstante, se ha identificado un riesgo de hasta seis casos de intususcepción adicionales por cada 100.000 lactantes para ambas vacunas; no obstante, diversas agencias reguladoras de medicamentos de todo el mundo, incluyendo EMA y FDA, encuentran positivo el balance beneficio-riesgo, dada la gravedad de la enfermedad por rotavirus y la disponibilidad de tratamiento para los casos de intususcepción.

A pesar de esto último, los expertos consideran que se deben explorar nuevas opciones para la minimización del riesgo con las vacunas actuales; en este sentido, la vigilancia entre los padres, los proveedores de cuidados y los trabajadores de la salud es considerada esencial para asegurar que los lactantes afectados sean tratados con prontitud. El grupo de expertos ha sugerido un conjunto de medidas de recopilación y seguimiento de datos que deben considerarse a nivel de la Unión Europea y en cada uno de los Estados antes y después de la introducción de vacunas contra el rotavirus en un programa de inmunización de rutina:

• Recopilación de casos o vigilancia centinela de la enfermedad grave por rotavirus que conduce a hospitalización y/o muerte.

5 Es la protección de una determinada población ante una infección debido a la presencia de un elevado porcentaje de individuos

inmunes (de forma natural o por vacunación) en la misma. Cuando se produce un brote, la adopción de medidas preventivas al avanzar la epidemia produce un aumento del número de individuos inmunes a la misma, lo que disminuye la probabilidad de contacto entre una persona susceptible y una infectada, hasta llegar al extremo de que se bloquea la transmisión del agente infeccioso.

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• Investigación y notificación de la enfermedad de rotavirus de desarrollo hospitalario en individuos vacunados (incluyendo la genotipificación de los virus presentes en las muestras clínicas).

• Estimación de las tasas de intususcepción de cada país (por mes de edad del niño durante el primer año de vida).

• Recopilación de datos sobre la exposición individual de la vacuna (incluido el número de lote) en los registros manuales o electrónicos y la cobertura general de la vacuna.

Además, señalan los expertos, en el contexto europeo se necesitan estudios adicionales que evalúen la frecuencia, el alcance de las complicaciones (por ejemplo, necesidad de cirugía y anestesia y resección del intestino) y posibles condiciones médicas subyacentes que predispongan al desarrollo de intususcepción. Asimismo, consideran que debería fomentarse la puesta en común de los modelos económicos sanitarios de eficacia en función de los costes de la vacunación contra el rotavirus, para que los países interesados puedan utilizarlos en diversos ámbitos y explorar nuevas opciones.

CONCLUSIONES

 Se trata de dos vacunas que atienden a dos concepciones inmunogénicas diferentes. Por un lado, Rotarix® (Glaxo SmithKline) parte de la base de que la infección con una única cepa salvaje de rotavirus humana es capaz de proteger a los niños de subsecuentes episodios de diarrea grave por dicha cepa o por cepas de un tipo G distinto. Por el contrario, RotaTeq® (Merck Sharp Dohme) utiliza una amplia variedad de cepas que cubren la mayor parte de las encontradas de forma natural.

 Las dos vacunas han demostrado un elevado grado de eficacia, previniendo entre el 85% y el 90% de los cuadros graves de diarrea provocada por rotavirus.

 Las indicaciones oficialmente autorizadas para ambas vacunas difieren ligeramente. Rotarix® está indicada para la inmunización activa de niños entre las 6 y las 24 semanas de edad para la prevención de la gastroenteritis debida a una infección por rotavirus, mientras que RotaTeq® lo está para la inmunización activa de niños a partir de las 6 semanas a 32 semanas de edad, también para la prevención de la gastroenteritis debida a infección por rotavirus.

 Ambas vacunas se administran en varias dosis, separadas entre sí al menos por 4 semanas. Sin embargo, Rotarix® se administra en dos dosis, administradas preferentemente antes de las 16 semanas de edad y debe estar finalizada a las 24 semanas de edad. Por su parte, RotaTeq® se administra en tres dosis, recomendándose que la primera se administre entre las 6 y las 12 semanas de edad, finalizando la serie antes de las 26 semanas de vida (preferiblemente antes de las 20-22).

 Ambas vacunas son medicamentos que requieren la correspondiente prescripción médica para su dispensación en la oficina de farmacia. Aunque su objetivo clínico es el mismo, sus características inmunogénicas, sus indicaciones y sus pautas posológicas difieren en mayor o menor grado, lo que desaconseja su intercambiabilidad, particularmente si se ha administrado alguna dosis previamente.

 Como cualquier otra vacuna, Rotarix® y RotaTeq® son medicamentos biológicos, por lo que en ningún caso procede la sustitución por el farmacéutico de una vacuna por la otra, tal como establece la Orden SCO/2874/2007, de 28 de septiembre, por la que se establecen los medicamentos que constituyen excepción a la posible sustitución por el farmacéutico con arreglo al

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artículo 86.4 de la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios6 .

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6 Punto 1 de su artículo único: no podrán sustituirse en el acto de dispensación sin la autorización expresa del médico prescriptor

los siguientes medicamentos: a) Los medicamentos biológicos (insulinas, hemoderivados, vacunas, medicamentos biotecnológicos) (…)

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