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frrt.

, v t

NB@}¡STDERACXóN DB I.oS VAIÍ)RBS

Intrdtrcción:

La misma sorpresa que provoca Thom en el plano govológico,lo czusa en el plano ético. Plano Gnccológicp: éCómo no quedar pcrplejo ante una teoría matemática tan oompleja para describir fenómcnos casi a nivel del scntido común?r Sólo podemos contest¿u mediante otra pregunta éacaso no octure esto en "toda' actiüdad filcófica y cientffica? óAcaso no nos quedamos extrañadc ante tanto análisis, artilugio, invenioncs, insütuciones Fra icpmo resultado! ampliar la calidad de un deteryente? Plano éticp: todo ese saber, esc'ascetismo'intelectual, éal scrvicio de qué fines partiorlares sc ponc? Porquc esc ascetismo es "efecto dc la ciencia misma'.r t-a ética de Thom es el efecto de su ontología y epistemolqgía

Uno de los principic fundamentales de Thorq qvrzá la idea filosófica que rige todo su pqnsamiento, es gue el lenguaje científico y el lenguaje ordinario no son lenguaies ertraños el uno al otro sino, al contrario, el objeto de la TC -ya lo hemos mencionado- es abolir esa distinción. Inch¡so la ciencia progresa cr¡ando sc van haciendo erplícitas 'estructuras que están implícitas en el lenguaje ordinario y en la

I Rccüérdcsc l¡ crlt¡ca dc t¿vi-l..cblo4 dc l¡ scccióo 3¡ dcl caP. lc.

2 'El filócofo sc apropie lss virudc ¡scéricrs -br¡nild¡4 pobrcz¡" c¡s¡irt¿d- para poocrlas al scwic'io dc fic cmpbancatc perbbr€rr i¡cspcradq co vc¡d¡d Euy poco rsc¿ti(s. Hacc dc ellq l¡

erprcsióo dc ru singrürll¡l. No EoB cn $¡ crso l'm nontcq ni ncdic rcügbcoúr para afuuna olra vida, s¡no Eás bico lc .cfcctm, dc b n6off¡ rni<m¿-. DELEUTF,G.:Spitozo: lilosolla práctiea, d.

Ttrcqüas, Aarccloo¡, lS7, p.9.

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7 1 0

forma ordinaria de pensar'.¡

Por tanto, ! a fortiori, ocrrrirá cualquier otra manifestación humana: quc

con la moralidad conrc con la ciencia o la labor dcl pensamiento es ir explicitando la que ya está dado en el lenguaje y la experiencia ordinarias.

[¿ tradición filosófica ha recorrido cstas posiciones que parten de sus máximos exponentes: Platón y Aristóteles. A la sabiduría de los es¡rcialistas, sc enfrenta la filosofía mundana en términos kantianm. Esta contrapoñición está perfectamente discñada en Orrega quien la ilustra en las dos vías recorridas por las escolásticas cristiana y musulmana: la vía agustiniano-platónica-averroísta y la vía tomisr.a-aristotélica y que, ocasionalmente, utiliza para criticar rotundamenle a Aristóteles, a favor de Agustin tle Hipona: "No está dicho quc la estructura de kl Real coincida con la esrructura de lo intelectual (conceptos). Platón se tomó el trabajo de suponer que pasa lo contrario, contra lo que se cree el vulgo. y mcrced a ello, aleccionado ya por los presocráticos fundó la filosofía. Partir sin más como Aristóteles de la opinión contraria, que es la vulgar. revela hasta qué punto Aristóteles es un ..hombre de pueblor, tomado por la "opinión púirlica" anticuada, arcaica aún inspirada por el mi¡o ... [isas experiencias básicas de la vida. que de rnodo rnecánico se decantan en principios (repito, como los adagios, los proverbiu;), son conanes a todos los hombres. Por eso todos los hombres tienen los mismos principio*,, hasta el punto que el criterio para conocer la ..verdad, de un prirr:ipio es ... el sufragio universal. Eslo que declara el estoicismo era ya lo que actuaba indeclararlo. taciturno.

en Aristóteles. E! principio no lo es Wrque sea en algún sentido, perspicuo: no lo es

¡rr lo que dice, sino porque lo dicen todos, porrlue .re dice".n

l.a argumentaciór¡ cle Ortega queda. reafirma'Ja, pur ejemplo. en (-hesterton, q u i c n . r a z o n a n d o ¿ < o ; r r r u r i i . d e l i e n d e la t c s i s t o n ' i s t a f r e n t e a l a a g u s t i n i a n a mantenigndo la contraposición. "Existen muchas explicaciones históricas. L-a Peste Neg,'ir, que rompió el rrervio de la Edad Media; el clecaimiento consiguiente en la cultura eclesiástica, que tanto hizo para provocar la Reforma. Pero :;ospecho que hubo

t l ' t l ( . l M . R . ' . P r r x : e s o u l u t t r . ( ) p ( ' i t . , p . 7 5 . ' ( ) R I ' I ' ( ; A

\ ' ( ; A S S I - ' l ' , J . . L t t u l e o d e p r i n c i p u t e n l ¿ i b n i z , c d . R c v i s t ¿ d c ( X : c i d c n : c . t( 1 7 ( ) , p p . l t { 7

\ l{l) En l,r p. l5(¡. r:n la nol.a l, hacc una dcfcns¿ sin anbigücda.J alguru tlc Au'.rstín: -Vn

A¡lustrn fuc muci¡tl más [il(x<¡fo quc .ianto 'l-omás,

e()m() sc manificsta cn su rcsuclto cmhcstir a itx prt>blcmas últimtx ., []n cslc scntido sí cs cr¡rnnrcnsrhlc quc la iglcsia -no cl c¿tolicismt¡ hava prcfcri<Jo a Santtt Tomás.

i r , r r . . i u c i ; r l g l c : i a c s u n f - s i ¡ r d r ) , \ l r ) \ . : s t a d t r h a r r p r c f c r i d 0 , i c m p r c . ( r r n ( r c r l ¿ r a z r r n . l t x t r u c n o s

¡ d m i n i s l r a d ( ) r c s a l u ; g c n l t n .

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7 l l asegurañe diciendo que

fanátio contemporfurcc

otra causa además,, quc puedc asegurañe diciendo que lc fanátio contemporfurcc que disputaban con Aquinas dejaron en pos de sf una escucla y cn un scntido esa escr¡ela triunfó por fin l-os verdadcria¡n€Dtc rfgd6 agrstiniüos' los hombres qlrc veían la vida cristiana únicamente (!rno un camino cstrecho, lm hombrcs que rx)

@ían inch¡so comprender el regocijo del gran dominico en la llama del scr o la gloria de Diol en todas s,¡s criaturas, los hombres que continuaron insis¡icndo febrilmente sobre tzda texto e incluso sobre cada verdad que parecía pesimista o asombrosa, esto6 sombríos cristianos no podían ser ertirpados del cristianismo y perduraron esperando la ocasión. [-os estrictos agustinianos, los hombres sin ciencia ni razón ni uso racional de las cosas mundanas, podrían habcr sido derrotados en la discusión, pero tenían una pasión acumulada de la convicción".t

En Thom hay una doble reivindic¿ci6n plutóücu-matenática y aristotelica -

!en¡7,ta.ie orditwrio que hace de su ¡rcnsamiento algo fértil pero difícil y algunos dirán incluso ahiurdo: la síntesis del espccialista (matemático) y del saber mundano (lenguaje ordinario).

Secc ión I!. Llna t'lustÍicución dc las posturu.s éticus.

lntrod,u<-ción:

[¿ ética es la otra gran pane de la filosofía. No entendemos el compromiso filosófico, ontológicc y gnoseológico, con irrdependencia del compromiso ético. Pero si el nivel ontológico no significa que se esté "creanclo" el mundo, ni el nivel gnoseológico que de la epistemol<lgía o de una ci:ncia Ce las. ciencia.s surja la. cienci¿

( r l r r s t . 6 . 1 ) . e n e s t e n i v e l . e t i c o . t a m p o c o s e p r e t e n d e q u e la é t i c a in s t a u r e l a c o n c i e n c i a moral, sin pcrjuicio de lo cual, la ontología puede eyuCar a constituir un r-rrundo

"civilizado", la gnoseología a conrprentJer con sensatez los resultados tle la ciencia y la ética una convivencia ajustada para la felicidad de los hombres.

l¿ cuestión que ahora plantea.nu; es: i¡nsee tu filosofí¿t de'l-hom urut f ilosof ía mnrul? ¿.Cual? Podríarnos sup'oner sin dernasiado esfuerzo que no. puesto que n o l a t r a t a d i ' . e c t a m e n t e ( q u e s e p a m o s ) ; p e r o e n t o n c e s ! a o b r a d e T h o m . c c m o o b r a filosófica y no rnei'amente matemática, perdería -según nucstro :rit¿rio- gran parte de su interés por incompleta.

' (.tf t'-S ftrRT()N.K.:-Sant,¡ T,t¡¡úts de Ar¡utttt. od. F-spasa-( a l ¡ r c , M a d r i d . l ( ) 7 . 1 . p

(5)
(6)

Idea que remite a la de Estabilidad: preservar

en su

ser?

Pero debemos ser aquí muy precisos, y evitar las ambigiiedades

a

que puede dar lugar este .recurso. El análisis que hemos de llevar

a

cabo

NO

puede significar por definición que la ciencia (la teoría de los Sistemas Diníimicos en nuestro caso) se APLIQUE a la ética o a

la

moral.

(a) En primer lugar. el tratamiento de los Sistemas Dinámicos ( y concretamente el realizado por Ihom) se solapa con Ideas ético-morales: por s.w la TC tiene una dimensión genuina ética y no sólo de modo oblicuo, externo. No se trata en ningún caso de refrendar urilitariamenfe, pongamos por caso, una regla moral.

Así. alguien que acepte la novena regla de Franklin en su lista de virtudes y preceptos, esto es, la Modurución -"Evitar los extremismos. Abstenerse de sentirte agraviado por las injurias que te hagan, por mis que creas que tienes razón para ellowY-, podría apelar a la TC para justificar la tendencia al equilibrio argumertando que hay que evitar los extremismos manteniendo los parámetros estables, &c.

Pero no es esto lo que pretendemos decir al defender que en la obra de

? hoin se encuentra ujurcidu una moral o una ética.

( h ) F:n segundo lugar. tampoco hemos intentado hallar LA.4 moral o id.-\ ética de '1-hom. N o es la biografía de Thom lo que aquí interesa. sin perjuicio de que él personalmente cumpla prfecramente ese ascetismo intelectual al que se refería I>elecze. S o nos colocamos frente a 'T'hom como el wic'logo. incluso el etologo que analiza el comportaniiento de los individuos o de los grupos a los que pertenece para sdyorier más tarde que actúa de acuerdo con u n código moral.

( c ) ('iertamente, la ciencia no pretende llevar adelante el juicio moral. 1-m Sihtcnias Dinrinicos son independientes de su valoración moral. Descartamos. p , r

c.ori\igiiieritc. la irriplc. iri\,e';;igacióri científica de la moral.

( d ) 'I'ilmpoco queremos analizar casos con la ayuda de la l.<'. No el; una c~~r.s~tisri:u r?loruI, auilque puecia servirnos para tratar de comprender e incluso orientar

actitudes.

( e ) N i tampoco es c!n ai.s~cmcl destinado de manera especial a ordenar conceptualmerite la vida 'de la nioralidad pública o privada.

F\jur,!ro propósito quicre setielar cómo la ética es un componente inexciisabli clcl pensar t'ilostifico. Y tomamos com9 modelo a Aristciteles -referencia obligrida tanto

, ,

oniológica corno gnoseo1ógic.a de I honi-, que sistem;i:izó eri una de bus obra3

(7)

7t4

fundamentaleq b Ética a Nbó¡¡wo, una teorfa o tratado de las ürn¡des que vincrrló

en adclantc, ffsica y ontologia epistcmolopa y ética- 'Hay dos modc - comenta Barreauro-, al pareccr, de intcresarsc hoy por la filosoffa de Aristóteles. El primcro consiste en investigar lo que ella ticne de propio y original, cspecialmente respeao del ptatonismo. En esta perspectiva, se fijará u¡lo en lo teoría de la cierria,la metaf ísba y la étba, cuyas ¡vof undas co¡uxio¡es interesa subrayar. L¿ teoría de la ciencia plantea el problema de la esencia, que está tratado en metafísica y resuelto en teología Esta es la sabiduría cuya posesión, por difícil y precaria que s€a, es el goz.o más elevado de que puede disfrutar el intelecto de esencia divina, que, no se sabe por qué, se ha hecho alma humana en busca de feiicidad". (Cuniva nuestra, PH).

De igual manera, queremos defender la tesis de que la ética de Thom forma un toclo filosófico con su ontología y epistemología. Thom, cjertarnente, no ha escrito un tratado de ética. Por lo tanto, necesitamos, en primer lugar, un orden, unas ccordenadas, en las que locali¡ar esta ética, sin salirnos de los conceptos e ideas de la tradición -sin pretender siquiera ser originales- ya que suponemos que es en esa tratlición donde tiene sentido nuestro propio trabajo.tt

Los c'iterios que sc han utilizado han sido muy variados.

(A) Éticas deontológicus / teleológices-\2

[-as primeras suponen la ohediencia a las leyes. sean reveladas (los Diez Mandamientos), sean dadas ¡ror la naturaleza humana (lmperativo Categórico kantiano), i.e.. teorías éticas fundadas en nornuls.

[-a-s segundas comienzan con la idea de quc hay cos:rs buenas y que la "r'ir!a h u c n a " c s c l i n t e n t t r d e r c a l i z a r l a s . v t e r m i n a n c o n l a c o n c e p c i ó n r : t i l i t a r i s t a . q u e pretende a-liegurar tanto para uno mismo. como para lo; demás. una vida que incluye la acrividad buena y el placer, i.e.. teorías éticas fundadas en f ines.

(B) Etic¿ts tuttw'alistus / autcrrorttistas.ts

' o

B A R R E , A t . r , l { . : , r i r l ¿ i l ¿ l ¿ ' r , c d . L d a f , M a d r i d . l ( ) 7 ¡ { , p . J 5 7

'' ,.Ouó ¡xxlria qucrcr signilicar cu:rlquicr c()n('cpt() quc cmplccrntx al margcn tlc Pl¿tt¡n. Aristttclcs l)csc¿flcs r Spinoza'l

. (

t r . r g r . , R O S S , I ) . ' . 1 - u ¡ t t l u t n ( n t ( ) s d . ' ¿ ' l t ( t t , 't ( ft. u. gr., MO()RL:-.(;.L:-.'.P,'ut ipio Ethica,

E l l . D E . 8 . . A . . . B u c n o s . ' \ r r c s , l ( ) 7 1 L j . N . A " M . . M c x i c o . l ( ) 5 ( ) .

(8)

715 Lás éticas naturalistas reducpn los fenómenos éticos a términos de carácter natural. Como dicp Hume: 'Sea el caso de una acción reconocidamente viciosa: el asesinato intencionado .:. Desde nralquier punto que lo núréis, lo único que encontraréis scrán ciertas pasioner; motivoü voliciones y pensamientos. No existe ninguna otra cuestión de hecho incluida en esta acción. Mientras os dediquéis a considerar el objeto, el vicio se os escapará completamente ... cuando reputéis una acción o un carácter cpmo viciosos, no queréis decir otra cos¡¡, sino que dada la constitución de vuestra naturaleza. exryrimentáis una sensación o sentim¡ento de censura al conternplarlos".tt Las normas y los valores se explicariin mediante mecanismos psicológicos, ideológicos, u otros.

[-as no naturalistas, o autonomistas, son marcadamente dualistas: suponen dos mo<Jos distintos: aquél del "ser", susceptible de descripción científica y aquél del

"deber ser", inaccesible a la ciencia. Pasar del uno al otro significa incurrir en la

"falacia natural ista".

(C) Éticas Formales / Muteriales.'s

[¿s éticas formales tratan la conducta ética desde el puro deber. con independencia tanto de sus resultados como, incluso, de los intereses que lo mueven:

sólo importa cumplir con el deber. Se elimina la "materia" que pertenece a la subjetiviclad y la "forma" se inr¡rorie por sí misma con universalidad y necesidad. l-o que im¡xlrta no es lo que se hace, sino "cómo" se hace.

[-as éticas materiales, por el contrario, vinculan la moralidad a la¡;

materialidades, a los conteniclos que funcionan como normas de bondad o de mal<lad moral. L,l juicio y la conducta moral no pueden clasificarse por sí mismos como buenos o n r a l o s , s i n o e n l ' u n c i < i n d c s u a j u s t e a l o s c o r ¡ t c n i d o s m a t e r i a l e s . I - o q u e a q u í ir n p o r t a e . S ' l o

q u e " s € h a c e .

Por eso es necesario contrastar críticamentc las distintas éticas que se han formulado y que se utilizan como los modclos mismo:, del pensar ético-moral, modelos que proporcione¡r los principios en los que se fundamentan y los argumentos que utiliza el razonamiento de cada teor"ía ética.

F , l c r i t c r i o d e c l a s i f i c a c i ó n . t i e n e q u e s c r m u y d i f e r e n t e a l d e l a c i e n c i a ( v en

'' tll. IME,I).'.Tratado dt !u rut!urolezu hutnuní, Edtt()ra Nacio¡¡al, Madrid. l()'i7. p. ff'x.

' t ( f, ', tr.. ¡( rlHI-f.R.|\,1 . : E ! ltvrrtults¡n(, c n l a i ' t r c u y l u í ' t i t ' u n u l e r i o l t l t l t t ¡ \ ' ( t ! ( ) r . - \ . I v o l s I . . . t i . l l . I : . U . A . . B u c ¡ ¡ t ) s A ¡ r c s . i ( I 4 u .

(9)

716

A . B

u1144?

Fntfu

Yatwales

(tr) MorNa,.Td@.

REI,ATIVISMO MORAL

(Vlfl) Fu¡¡¡Not-Ttu.

NIHTLTSMO

(VIl) FantrNat-hont.

DüSTENCIALTSMO (l) Mat-Not-hont.

EMOTTVTSMO FUERZA

Autótn¡nas

(llll Mat-Aut-hont.

UTTLTTARTSMO EP¡CÚREOS

(Yl) Fum-At t-Dcont.

KANT

(Y\ Fum-Aut-Teleo.

ESTOTC(}S (lY) Mat-Aut-Tclco.

ARISTÓTELES

llu¡tr.62

ese s€ntido de la ontología), donde, o bien s€ s¡gue una teoría verificacionista o falsacionista o de identidades sintéticas, pero en todo caso, se constata un progreso, un desarrollo por caminos que se cierran y se abren. Pero del desarrollo moral no puede decirse que progrese nec€sariamente.tó

Una clasificación de las distintas éticas y morales ha de fundamentarse en el resultado de una combinatoria desde los criterios apuntados (Ilustr. ó.2).

L.a discriminación entre éticas materiales y formales queda trnspasada, a su veq por el reduccionismo y el autonomismo. Ahora bicn, ambm criterios no son idénticos. Si la distinción entre n¿turalismo(-reduccionismo) / no naturalismo es una

As¡ lo dctcndió MONTERO,F.:'La fenomcoologla y la hisoria dc la filcoffa' ¡oncncia prescntada cn cf cn II Congrev> dc Tsía y Maúolotla dc lss Cic¡rbs, Ovicdo, Abril dc 1$3.

(10)

717 divisióq excluyentc, la primcra cs coniugadatt'Materia" y Torma" pueden entenderse

como coordiiradas internamente. Pero esa combinatoria se hace más compleja al

introducir una división quc no es de tipo sistcmátioq sino histórico: pres entendcmc

que las deontológicas adquieren su interés o¡ando el deber se desprende de una autoridad externa: dioses, Dios, espíritus... y se define desde el sujeto mismo (en el sentido que daremoe más adelante).

I ó.1.2- El caso dc Aristótclcs

Ilustremos estos criterios en Aristóteles. Por una parte, imagina una

definición no naturalista de la ética, porque se funda en la propia estructura del obrar humano individual. Es la aaividad del hombre que se autorregula y se autodisciplina"

y no recurre a otra instancia exteriorr8: "Pero sería igualmente, absurdo llamar involuntarias l¿ts cosas que deben desearse. Al contrario, debemos irritarnos con ciertas cosas y desear otr¿rs como la salud y la instrucción. Parece también que lo involuntario es penoso y lo apeteciblc agradable. Además, ien qué se distinguen, siendo invoiuntarios, los yerros calculados de lm debidos at coraje? Ambos deben evitarse;

y las pasiones irracionales no parecen menos humanas, de manera que las acciones que procecien de la ira y el apetito también son propias del hombre. Entonces es absurdo considerarlas involuntarias".te [¿ ética aristotélica quedará, por tanto, localizada en la parte inferior del cuadro. Mas ien la parte izquierda o en ta derecha? Habría razones pari incluirla en cualquiera de los dos. Pues su pensamiento sería formal, si entendemos que justifica es;a actividad autónoma en las condiciones que la hacen posible: el deseo. la deliberacit¡n y la elección; pero también nnaterial, si lo justifica desde la amispd, la vida polític4 la contemplación en una palabra ia eudamonía, (la felicidad, la "vida buena").

(Aristóteles en ética recorre ambos caminos. Otro tanto le ocurre en lógica,

"' Cf r. (:p. 7a, sccción 3¡.

't,{sí

hr cntisndc LLEDO.I.:'tnlruir¡cción'a Értca Ntcorrtáquea, cd. (irtxlcx. Madrid, t(H5.

'Arrstcxclcs

cs cl primcr filór¡fo quc intcnt(r atu,livar lá cstnrctura dc csr¡ quc dcsprrés h¿t;r'a dc llamarsc cl .acto moral.. Al asumir cn cl fr¡ndo dc la i¡timidad cl mccanirmo dc l¿ <Jr;cisión. n¡r $lo sc dcruhría su cscnci¡l autooomía, su radic¿i x*:dad, sino gw, al mis'no tbmpo, sc pcreibía la ncccsida<J dc c.rn<xcr, Io más tJctcnidar¡rcntc ¡xihlc, cl mccanismrl quc alimcnta csc con¡y'omcratlo dc clcmcntln quc crrnslituycn, p.ra h fil<xdia ¡xtc;irrr, cl tórmino .ctnscicncia".

''

(11)

7tt

,quc cs a l¡r rrcz crrcnsiond c intcnsbnalt f:s imcrprcuciona harán himpié o en un,aspcctq o en cl oüo,,e cn lc poeibilidadcs dc onlugacióq, &c.).

casill¡N. E¡ critcrio, por definición, cs daro. En cl intcrior qr¡cdarfu las éticas modernas dcl zui:to Tlabicdo, tr¡c$ csablecido rcpocto dc esta!¡ ct¡6tior!6 quc todo cl guc es capaz de üür de acr¡erdo ooo su propia eleaión dcbe fijarsc un blano para üvir bien -honor o $oria o riqueza o cultura- y, mantenicndo srts ojos en é1, regular todos sus actos (n¡es el no ordenar la vida a un fin es gran necedad), es preciso, pt¡csr prircipalmentc determinar, antc todo, cn sí mismo, sin precipitación y sin negligencia en qué ma de las que nos pertensoen consiste el üür bien y cuáJes son las condiciones indispensables sin las a¡ales los hombres no lo poseen".¡¡

En el gn¡po (I) localizamos uno de los límites de la moral y de la ética Es la impcición de las normas por la Fuerza. Un límite, a la vea sistemático e histórico, Pues no en vano las filosofía plaónica se inicia con la polémicz eirtre las tesis sofistas (v. g[- Critias) del fundamento ético en la ley del ,nas fucrte y la críticz

"intelectualista! platónicaz Como es natural, esta fuerza no ha de ser la del uno, la del aristocrata; puede ser la de los muchos, c-omo 'denunciara' Nietzsche, o Dics mismo, cúmo suponía Ockam: "De ¡odos los árboles dcl paraíso puedes comer, pero del árbol dc la ciencia del bien,y del mal no corn¡a!¡. porque el día que de él comicres, ciertamen¡e morirás'.ts

Pero también, y esto es menos reconocitJo, esa fuer¿a se impone en el Emotivisnn moderno, que sería la forma contemporánea de aquella antigua, más grose¡a y direaa. El ernoüvismo, que se sitúa en posiciones deontologicas, y se presenta oomo impcrativo: "Yo apruebo esto ihazlo tú también!'.2' Macintyre ha visto con mucha agudeza que esta posición no es transhistórica sino: "una teoría promovida en detqrminadas condiciones históricrs"o, la Inglaterra de principios de siglo al pairo

'('fr. VELARDE u¡ugReñ Arl;Lúgka Fumo¡ op. cir., pp. 2ü y ss 2' RRIsTÓT ELEs: F-t ico Eudcmia, l 2l¡b o t5.

o (,Ír. v.gr- PLATÓx:t^¿ Repúbtko,lt, 359b-3óta.

n (;¿nesis,2 lll7.

a sTEVEXSON, C'.L.:Étuo y bnguk,d. P¡id<n Barcckna, tql4, $ 2.

5 Met llTYRE.A.:fr¿ s lo vi¡ttul, od. Crlrica, Barccttna, 1!lr17, p. 29.

(12)

719 dct cfrculo dc Blmm$ury. Y su mrmaüvidad sc imponh bsio la Tucrza'psicológie L00 segulbres de Moqe sc haHan omportado ootrtt si ns desacr¡erdc sobre lo que

frsc bucnd,sé'rcsohieran apelando a criteric impersooelcs y ob!cüvo6, pero ce hcdro el más friertc y psicológicancntc más Mbit prevalccfa'.r

r Si el'más fuerte" rcflcxiona y emitc el juicio: 'el fundamenro de la moral cs el más fuerte'se encr¡entra en ellfmite mismo del anpralis¡tp. Pero como ya supiera vcr Nietzsche, si solo hay fundamentaciones empíricas, dc hecho, entonces la moral ya no es moral.t

(II) Fundamento de la moral en contenidos materiales y reduccionistas como en (I), pero entendidos úlmo inclinaciones Fra ala nza¡ fines.

I-a, fuerza de la norma puede verse muy suavizada si en vez de recurrir a la impmición, sc supone que la moralida{ que los valores, no son más que un ajuste social o psicológico de cada sociedad en particular, oomo defiende el relativismo (débil) culturala y que la moral, por consiguiente, está dirigida por la funcionalidad y la supervivencia'del grr¡po. Esta finalidad no puede escapar a ese grupo, referencia última de la valoración rnoral, que puede ser incompatible con la de otros gruposD.

(lII) Seguimos en el apartado de las éticas rnateriales y deontológicas, pero ahora a sabiendas de que la moralidad se supone autónoma y no reducible a componentes étnicos, orlturales... [¿s éticas materiales pueden ser deontológicas: "No

ú Ibidem, p.33.

t XIEf-ZSCHF-F:Auruo- Mcditaciotws sobc los prejuicitts muoles,ed. JJ. & ()lañcra, Barcclona, t Sl. Un anátisis lógico dc q*c pcnsamb.nto, a PÉIIFZ. HERRANZ,F .: Corceptos de ..., t¡p. cit., urp.tf.

o Cfr., v. gr-, HERSKOVITIi,M.:El lnmlye y sus obas, F.C.E., México, l<)52.

t Esta tesis sr¡clc cxprcsarrc más qrr dcsdc la ética dcsdc la nuta4tica. Ouicncs dcfic'ndcn el rcl¿tivismo cultural im¡gin¡n a ce¡c gn¡p6 co s¡ aislamicnto. Pero csc aistembnt() lE¡lcnocc a la cooci?rcia (emkl dc st¡s confrocntcs quc se sicntcn como lc "¡uténticos' bonrbrcs: 'Ilombcs vadfuos: r¡l cs ct ooobre qtr $c dao ¡ ú micrn6, no solarDcotc lc indbs hiow¿ dc Améric¿ dcl Nortc, sino ta-bÉn lm tungca dc Asb y los lapocc dcl nortc dc Europa. frurit, .[6'6brcs por erccknci¡', r:s el oombrc Eutéotico dc,lc h¡bit¡¡¡cs .;c hs rcsimeo bcltdas dd Ártico, dc un prrcblo al qrrc los amcrindim llam¡rrn I oo gitanr.s ccntrcuropcc sc dcsigun coo la palabra monusch, cn lz qrrc sc tdvLrtc cl¡raocatc Hr ainokryfa dct térnim gcrms¡o Mcttvh ( = bombrc) - fuutt, nussolit, zulú, klwi-ktwin, sc¿: todc csoo patilicia dcl srr y &l estc dc Afriq pctrf¡n traducirsc igualmcntc prr

.boobre-'. WINKLER.E. y y--HIilEIKIIARDTJ.:El co¡taimiento dd lunbq cd. Ph¡rct¿. Earcck¡n¿.

1tlt5, p. lt. Abora bicn, ¿qr¡é currirá cuando cs6 grupos cnlrca cn cot¿cto considcrándcxc cada un<¡

& cllos ls 'ar¡té¡tir:a

bonbrcs'? h6 bbo, cse cxpcricri¡ sr: inid¡ 'l Grccia, prosiguió coo cl

<ierubrimbn¡o de Anéric¡ y ha dado lug.r a lo q* ¡rclc concrsc c¡on¡o'His¡ori¡ dc &citleotc'. L¿

ccnscc¡rcocia nás dcsbc¡blc c6, scgf¡D lo que rquí dcfcodcmoct l¡ occcsllad dc situ¿rsc un ua plano más allá dc hs fina5d¿dcs inmcdi¿üas dcl grupo, y cuyo mqlclu frc h gcornctría, cl munrlo M¡.

(13)

7m

podc decirsc qr¡c las tcorfas édcas rnateriales scan telcológca$ porquc la maycfa de cllas son también dcontológcas c inorporan dcbcres y obligacioncs racional y lóg¡carcrc irstificadas'P

' Uer,'ar

"-* * reoni¿o extrarstivo por todas tas ét¡cas matcriales o *' asunto quc desbordaría oralquicr intcnto de resumen por muy estrecho que éste se

pretendiese. Si utilizamos el criterio ontológico de la sección 3¡ del capítulo 4o, hablarlarrps de res fuentcs dc moralidad oorrespondientes a matcrialidades del género Mr, M¡ o Mr

(l) L-o bueno y to mato se identifican oon la salud biologica y Ia enfermedadtt: Lo Bueno es la Salud y lo Malo la Enfermedad. Aquí siempre existe el peligro de una utilización tendenciosa de la ciencia por parte de la moralÍ Esta manera de entender la moralidad se encuentra hoy esparcida por entre multitud de revistas que hacen del culto al orerpo su únicp critcrio normativo.s

(2) El Bien es la felicidad (picologica o sociológica). V. gr.: Aristipo, Cirenaicos, Carp Diem. O, desde un punto de vista sociológico-altruista: Bcntham.

(3) Es la posición que han defendido con gran éxito M. Scheler y N.

Hartmann. L¡s valores son csencias ideales, son valorcs independientes, captados por

"intuiciones emocionales". El sujeto descubre valores, pero no los construye, no los créa; los valores preceden al debcr. 'No es bueno un valor porque quiero o deseo realizarlo, sino que quiero realizarlo porque advierto que es bueno prefiriéndolo a otro con los que entra en conflic¡o".

Así presentados, estos criterios son incompatiblcs e incluso fuente de problemas, a su vez, moralcs. Sea el caso de la "salud" que, al tomarse clmo criterio único, se puede llegar a culpabilizar al enfermo de su propia desgracia como la pena

t HlDnt¡;Oj,.:Prirciplcs Tollas Eücot Proyocro Civcq l9)1.

t' cfr. nopnlcu Fz. DFitri ADo ).M.:I^a I cticidad,

r E¡ caso dc l¡ tcrmodinánra y li cntr@a regtiva cs cjcmplar. 'El Socrctario pcrpctuo dc h Acadcn¡t & Ciri¡s rc rcfrcrc c ¡ loc prindttic dc la termodfurámitz para p¡cvcr un .inccndb ¡hcrférioo- qrr carboiz¡rh a todos los scrcs vivc ... A¡le lo cr¡al intervicnc el cardcnal- obispo prr. co¡l¡tsr qrrc todo clb cmfirm¡ a b pcrfcccióo hs cnscñanz¿s de l¡ tglcxúa'.

THUILLIER,P.:'óOuién tenc r l¡ tcrmodinámica?, l^o trasticttdo del süo, op. cit. p. 13.

r E¡ dariocnto, iocluso dc otra v¡tores dc gratr impacto sciat. Así to mucstra Rojas Marcoq peico""lisu &l a¡rntamicato dc N¡rcv¡ YorL: l¡s rcivi¡dirxims dc la mujcr, sobrc cl trabajo, la cdt¡c¿ció4 la dig!¡da4 &c. qur-l-a difr¡mio¿das por su obscs¡óo cn mantcBcr un detcrminado tipo de crErF).

(14)

impuesta por algun pecado. Hoy el SIDA corlto ayer el cánctr, son brrenas muestras de:ese enfrentamiento (!mo bien denunció Sontag: "A los pacientes de cáncer se les miente no simplemente porque la enfermedad es (o se piensa que sea) una condena a múerte; sino porque se,la considera obscena -en el sentido original de la palabr4 es decir, de mal-augurio, aborninable, reFrynante para los sentidos. I-a enfermedad cardíaca implica un problema un fallo mecánico; no implica escándalo ni tiene nada de aquel tabú que rodeaba a:tos tuberculosos y que rodea hoy a los cancerosos".r [, que provocÍl una respuesta psicologista Pero entonces, óquién es el responsable de la enfermedad? El enfermo mismo, por su carácter débil y su desconfianza en sí mismo.

Solucionar esta situación exige entonces un componente del grupo (lt), psicológico que en el límite llegará a tomar esta forma: "sólo morirá aquel que desee morir, aquéi para quien la vida es intolerable".3s [^as teorías psicológicas de la enfermedad afirman que, en realidad, es el paciente el causante de su enfermedad, como si el espíritu actuase causalmente sobre el cuerpo.

Pero esta conceptualización, en el retressus de la TC quedará totalmente criticada y negada:

"L^as mismas razones que nos permiten entender nuestras posibilidades de acción en ciertos casos nos condenan a la impotencia de otros. Se podría demclstrar, quizá, el carácter ineluctable de cienas catástrofes, como la ENFERMEDAD o la MUERTE. El conocimiento no será ya necesariamente una promesa de resistir o de sotrrevivir; podrá ser también la certeza de nuestro fracaso, de nues[ro fin".5

Como estamos interpretando el crjterio desde el carácter deontológico, estas tres materialidades pueclen formularse como imperativos cle estc tenor:

(a) "iCuida tu cuerpo! iCuida tu salud!"

(b) "¡Debes cle estar a gusto con tu cuerpo, con tu famil¡a. con tu gobierno!"

(c) "iS:,un buen profes..rnal!"

(lV) Pero también pueden interpretarse desdc un punto de vista teleológicc.

Así, es m¿ás fácil que se organicen en symplol<á. Pues las tres tendencias siguicntes, han de conjugarse en algún elenlento que lo sirva de enlace:

'SONTaci,S.:Iz¡ enlernedad y sus rnetáfcra.r. ed. Muchnil, Baroclona, l9tt0, p. 15.

rt (;RODI¡ECK: El titro de clto, cítado por S.SiONT AG.Lo enfernedad.... ()p. cit., p. x5.

r tHottl,R.:AL, p. 3r.5.

(15)

72,

(a) T.oe quc objetan quc no es un üieo aqrrcllo a lo que todc tiendcn [el flacer[ dien r¡n dcsatino:Í

O) auiá es también absr¡rdo haar del hombre dicl¡co r¡n solitario, porque Dadic, pccyendo todas las sas, preferirfa vivir solq ya $¡c cl hombre cs un scr sociat y dispucsto por la natr¡raleza a üvir con ouos'.|

(c)'Todos los hombres desean por naturaleza saber. Asl lo indica el amor a los scntidog pueq al margcn de su utilida4 son amados por í mismos, y cl que más de todos, el de la vista'.t

Laandamoní¿ es ese clemento que *egún Aristóteles- integra las tresformas de vida: la vida del cuerpo (M,), la vida con los otros (Mr), la vida con las ideag las palabras (Mr).'

S ó.13. El caso dc Spinoza

Si la ética de Aristóteles nos interesa cr)mo referencia para realizar la'welta a" (Zurük u) de la filosofla thomiana Spinoza nos interesa porque la ontología que hemos propuesto con capacidad de acogida al pensamiento de Thom procede de este holandés con ascendencia española'r.

L¿ Etica de Spinoza es una respuesh a un conjunto de filosofías que estaban en su época a punto de iniciar recorridos autónomos e independientes: la filosofía escolástica, el panteísmo renacentista el planteamiento clrtesiano... Frente a un alma que tiene poder de acción sobre el cuerpo, frente a la conciencia que Descartes ha sustancializado, Spinoza reivindica el "poder" del cwrq: "No sabes lo que puede el cuerpo" (Etica,III, ii); pues el alma es conciencia del cuerpo: 'El cuerpo es la ldea mediante la cual el alma se piensa a sí misma", pues por el cuerpo cada cpnciencia es un ser singular en acto. Mas no pretende desvalonzar el Pcnsamiento, sino la Concienci4 puesto que los cutenidos de conciencia son ideas de una afecrión corporal en la medida en que se hacen conscientes: 'El

espíritu no se con(r€ a sí mismo más

t eRlsrÚTELES: Eticd N iconóqueo, ll73' l -2.

r eRtst(rretzs;Etka Niconúquea, 1l6t l?-19.

F eRtst(fre LFiS.M et al í sico, W 2t.

0 Etica Nicomóryco, 1095b, 15 y ss.

" Cl¡. fc ca¡útulc sobrc la Knsir (cap. lo, scccióo 2t) y la Dialktica (cap. ,18, $cción 3r).

(16)

723 que en tanto percib las ideas de afcúriones del cuerpo". Se ignora tanto del cuerpo, oomo del pensamiento'2.

Spinoza, entonc€s, recrlrre una dialéctica insuperable entre la ignorancia / saber definidos, respectivamente, como -el conocimiento por los efectos y los conocimientoñ por sr¡s car¿Júts. Es justamente el conocimiento de los primeros"

separados de sus clusas lo que abre esa enorme brecha que le hombre trata inútilmente de cerrar mediante: (a) la ilusión de las causas finales; (b) de los decretos libres; o (c) con la ilusión teleológica. Ahora bien, Spinoza no se propone una Fenomc¡rotogía del espírita, sino dar cuenta de la estructura de la naturaleza humana"

de ahí el carácter de las ideas que utiliza: las leyes y las reglas universales de la naturaleza: [-a naturaleza es siempre la misma y es siempre la misma, en tod¿ts partes, las leyes y reglas naturales según las cuales ocurren las cosas y pasan de una-s formas a otras..." (Éticn,lll, prefacio). Necesita por tanto, encontrar también una causa de la conciencia. El punto de partida habrá de ser una ley general para toda la naturalezA lo q:re le lleva a definir la ldea de coruttus (o e.rfuerzo, cuando su alcance atañe a los hombres): "Cada cosa se esfuerza cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser ( í - t ¡ t ' u . l l l . v i ) . " 8 1 a l m a . )-a en cuanto tiene ideas claras y d i s t i n t a s , y a e n c u a n t o la s tiene confusas. se esfuerza por perseverar en su ser con una duración indefinida" y es consciente cte ese esfuerzo suyo" (Ética,lll, ix). Ese esfuerzo o conatus cuando se refiere af alma se llama toluntad y cuando se refiere ai cuerpo y el alma, urytilo qve es ila esencia misma del hombre!

",Así. pues. queda claro, en virtud de todo esto, que nosotros no inientamos, queremos. apetecemos nr deseamos -algo polque lo juzguemos bueno, sino .iu.. al contrario, juzgamos que a.l.Bo es bueno porque lo intentamos, queremos. apetecemos y deseamos"."

S e re a l i z a a s i la i n v e r s i ó n m o r a l , p a r a l e l a a l a i n v e r ' i ó n t e o l Ó g i c a y q u e K a n t y los i{ealistas alemane., ¡rr caminos distintos harán coincidir. "La moral no podría ser un análisis <lel valor comparado de lcx fines ohrjetivos que cabe proponer a la acción humana" comenta Misrahi.{ El conato es el "obrar" mismo, el "esforzarse Fror

<lhrar". la acción misma, su existencia. al modo como el prxJer de Dios, su esencia

" ( , , m , , t l i c c I ) F - L F l l 7 . F . , ( i . ' . S p t n o z u ; F i l o . v t l í a P r í t < ' t i c a . ' t p . c i t . . p . l ' ) : " u n d c s r - u h r i m i c n t o i J c incOnsticntc. dc un inct¡njcu'ntt'de! pcnsamien!(t,tr<r mcn()r pr(rfunclo quc /o ¡lesctn<x'ttltt del cueryt'.

" s P l N ( ) z - A . 8 . : É t i c o . ! l l . i x

* \ . t l \ R A H l . P . . . S u n t ¡ : u . t r l t ¡ J a f . M a d n d . l ( / 7 , 5 , p , i { ) l

(17)

TU

misma, era el edstir. Edstir para Spinm el ya obrar y obrar con onscicncia

Esta tcndcnda a lcncvcmr en cl ser sc poducc m scgún el contc¡to dc la dovríao de la nirvaru, sino en la 1uc¡a' (srnnplorú)€: en las múltiples relaciones de omposición y dcsmmpcición dc crrerpc y almas hrcs, frentc a la tradición plaónica-plotiniana, el al¡u para Spinoza está -omo el orerpo' compucsto. Y es aquéllo que "descompofier lo que llamamos "malo', mientras que lo que comPone y ptercbal hombre, gniéndolo a lo,que (onvicnc a su naturaleza, lo tueno". Así puer se va escindiendo el Juicb de Dbs,que oPone el Bien y el Mal (El árbol del Bien y del Mal), de los modos de existenciq de lo bucno y de lo malo oomo límites de una gama riquísima de afectos (hasta un total de cuarenta y ocho en la 3¡ parte de la

Étical. Oposición que hay que buscar,eo la misma naturaleza del hombre, cn su escncia: 'Aquí entiendo, pues, baio la denominación de *deseotr cualesquiera esfuerzos, impulsm, apet¡tos y voliciones del hombre, que varían según la variable constitucíón de é1, y no es raro que,se opongan cntre sí de tal modo que el hombre sca arrastrado en distintas direcciones'y no sepa hacia dónde orientarse' (Éüca, lll, Definición tr de los afectos).

Pero hay atgo más; estos deseos que se encuentran en oontinua tensión, en continua lucha pueden verr¡e superados por afectos de 'mayor potencia", esto es, por causas externas que pueden ltegar a desbordar la interioridad de los hombres: "I-a fuena de una pasión o afecto puede superar las demás acciones del hombre, o sea, pue-de supprar,su potengia hasta tal punto que ese afecto quede pertinazmentc adherido al hombre".

Una Éüca que (i) se centra en los cuerpos, que (ii) pos€en un principio de acción (esfuerzo) en sí mismgs, pero que (iii) pueden recibir causas de "mayor potencia" del exterior (parámetros), (iv) remite siempre a la escala humana que es la manera en que interpreta Thom a Spinoza:

"Spinoza, al inicio de la Ética, afirma que todo ser tiende a prescrvar en su sci. Esta ascrción, donde únicamente podría versc un truismo, no merece meno6 reflexión; para que un ser, un objcto de cualquier naturaleza que sea- ' pueda accedcr a h exiitencia scr clasificado como existcnte, clasificado por

irna palabra en nuestra concepción del mundo, es Plcciso que sca dotado de un mínimo de estabilidad a ESCAI-A HUMANA".'

tt Hf DAI-CO fUñÓt¡¡.:'b frl6oflr & la sntinicala-,f)uodanos & crftba e imestiSocil>n, F ll/12, Facult¡d dc Bcll¡s Ales, Univcrsil¿d d¿ Barccloa, lglIl, pp. 53-{ll.

{ THoM,R.:MMM, g.174.

(18)

. : . l . , . . . , " ¡ - : l , : . . ' . . ' '

E U c a Y M o r a k : ' : ' : " ' : " i ' : : '

A partir de csn Razón Práctica Crítica, nos yemos obtigadc a tcner ya' prescnp la distinción entre Ét¡ca t'Moralo Entendcrcmos por ética el oniunto de principios que oontrolan ta conducta htimrana en tanto que cUtrada en torno al ctnrp irdíviüul o a un gfr¡po de crnrps,ct¡),o núr¡ero es lo suficientemente pequeño que pueden scr dominados por atgr¡n mcdio, sca pioológioq ritr¡al &,c y, en tanto que tal, dclimitado por la vida privada

Cuando, por otra parte, usamos el término rmoral, nos estamos refiriendo a esrrucmras quc enwclvcn a los suletos ctrpóreos"individualest y cuyo llmite inferior o punto de partida es ya la üda pública"

Un criterio para establecer las diferencia entre ética y moral lo encontramos en las grandcs catcgorías de los Mbitos o costumbres (ettps) humanas:

(i) SEXUALIDAD (ii) ENFERMEDAD; (iii) MUERTE- Así:

(i) (a) El scxo, en la escala ética oomo tüe. (b) Moralmente, üncr¡lada a la

¡utalidad.

(ii) (a) [¿ enfermedad crlmo wfrimieno. (b) Como horas perdidas en el trabajo.

(ii¡) (a) la muerre del individuo-corpóreo, para la ética es el mayor ntal; (bl Parala moral, pr¡cde justifbarv e incluirla oomo una operación moral intrínscca.

Se sigue de manera natural, la gran dificr¡ltad de sus in¡enecciones y solapamientoü Y de su a¡ácter dialéctico. "El sacrificio del hiio en aras de la Patria es el paradigma del conflicto entre ética y moral"-s

I 6.1.4.1,a porición ético-moral dc TIIOM

¿Cuál scría la posición ética de Thom? C-omo hemos abierto dos tipos de coordenáda,$ lo iritentrirenns por separado.

(i) Yo no me atreverfa a situarlc cn ninguno de los apartadG de nuestra

tt Un" iusti¡ic..i,h dc cg¡ tcsi¡r co HIDAIÍ}O A.:hirciplcs teqlas éticas, hoyccto Civcs' l9ÍI), d6¡dc rc cotindc b Éi3¡ cooo cm¡ocrrei¡ &l ánbiro gtit4o, y la Morel & ámbito rom¡lDo.

* Cfr. BUENO,G.:Lo nutallsica pcwrüb4 oP'cil' p. 359.

'

(19)

72Á

clasificación, o en otras quc cventpSlmente prdiéramc comtruir Por oomPcición de cstos criterioq sino quc:

Thom remmpone el conccpt o de fimliMde Aristótcles Distingue el téteion cl estado "perfccto' al quc üende el ente en o¡esüón y su teknté o mucrte, su finalización. Thom cita el rexto de Aristótctes donde el telos üene que ver más con un oe¡tro organizador de la anterior y lo posterior, que cnn un find abeoluto: "Además, en tdas las partes en que hay un fin, los términos anteriores y los consecr¡tivos están hectros con

"ista at fin. De manera que según hace uno una oosa, ella sc produce por naturaleza y segun la naturaleza produc€ una ctsa así se la hacc, a menos que haya impedimentos".$ El telos organiza también lo posterior, luego deberá ser distinto a la terminación.

Eenrenderíamos, entonces, la Etica de Thom, no tanto como ocupando un lugar en la cl¿sificación como orientando las posiciones; trataríq más bien, de trazar flechas que van -en la ilr¡stración ó.3.- desde el cuadro central hacia fuera, es decir, de vn6 teleologiznción de las morales-éticas centradas en el suieto. Trataremos de explicitar este punto en la sección siguiente.

(ii) Pero la separación spinoziana entre Éúcz, y Moral conduce a vn cenlramieno muy fuerte sobre el sujeto, aunque haya recuperado ese componente corporeísta esencial.

Es bien cierto que Spinoza no cree gomo Rousseau' v- gr., que el hombre esté corrompido por algo exterior. En la línea dc Hobbes, Spinoza sabe bien que la codicia, el apetito, la pasión, el deso es lo que constituye el principio director de

la acción. Que es, por tanto. neces¿.rio reflerionar sobre el deseo, la acción, que es, de hecho, ciega y brutal, alavezque razonable e institucional. "El problema consiste en encontrar los medios de libcrar al hombre sin sacarle de ta naturaleza".tr

Sin embargo. la F'ilosofía general de Spinoza es tremendamente optimista. Y se mueve en el marco de las relaciones circulares. Seguramente hay que entenderie en ese proceso de constitución de la ldea de Estado moderno. Pero ya empezamos a saber algo más del cuerpo y de su relación con otros cuerpoñ. aquí también el

¡ aRlstÓtELES:Ffsíc¿, lgxt t-l l.

t' Dc csla forrna lo ¡csumc MTSRAH¡,R.:Spirnzu, (r?- cit-, p. 105'

Teleológico

t

-Deontológico-*

¡

Teleológico

Iluctr. ó3

(20)

i . . , . . ' : , . , , m

pensamiento de Thom orienta en otfa dircoción la Razón Práctica:

, rfjno de lo factorcs csencides de la evolución es probablemente la atracción de las formas; toda forma propia (dirh¡rm todti arquetipo, si estc vocablo no tuüera r¡ná connotaciónfidal¡stá) asplra a la exisiencía y atrae el frente de onda dc la existcncia y desdc cl mómento en quc éstc-alcanzó formas

;, propias topglógicamente úeciqSq; lr?y_-tpctición entre cstos atractorcs y hasia se poOriá hablar de la MAUCIA o ASTUCIA de una fo¡m1 pan, designar s'u poder de auacción sobre las formas vecinas existentes; desde este punó de viita se senürla uno tentado a atribuir la aparcnte detención actual te h evolución al caráaet dcmasiodo listo, exctsivamentc astuto, del ATRACIOR HUMANO. De todas las formas üvas teóricamente posibles, sólo una ínfima minoría será alcanzada por el frente de onda y llegará a la

existencia".t2

Pero es6 tesis es consecuencia del regresszs de Thom por el camino de los Sistemas Dinámicos, de donde obtiene los "materiales" que le conduccn en el regressus a una revulorización de la Moral sobre la Etica, al señalar la cpnducta "maligna" de la especie humana, del carácter maligno, no de una acción, esta o aquélla sino de la acción del tpmbre, como tal, respecto de otras "morfologías". Por eso interpretamos

a Thom como una vuelta a los Estoicos, que siempre mantuüeron la ldea de un Cusmos recter, regidor, causa final hacia la que "tienden" todas las cosas.

Podemos corroborar esta tesis desde la posición que mantiene respecto de las relaciones interindividuales:

"[¿ üda colectiva impone a menu¡lo -y sólo son excluidos los individuos de la línea germinal- uná defor,nlación de la figura de regulación de.l individuo ... De heóho, en un organisrnó biológico, ciertas células pueden incluso recibir una orden de suicidió put. asegurar la regulación espacial o.fisiológica del organismo entero (céli¡las de !a -epidermis, hematíes): .En las sociedades hrimanas. esta deformación de la filura de regulación del individuo lleva el nombre de MORAL; así que es bien conocido, el egoísmo de una sociedad se funda sobre el altiuismb de tou individuos que licomponen".s3

Ahora puede verificarsc el criterio propuesto en lo que concierne a los contenidos de la moral: lo que en el campo de la ética se define cúmo preservación del ser, goce, o,ahora se entiende en cuanto miembfo de un grupo social, que en'el caso de Tnom es la especie y, de ahí, su generalización, su biologisnto ¡moral en el reS,restusi

t'THOM.R.:.fsyM, p. ?n8 (p. .lr;l) t'THOM,R.:MMM, p. t52.

(21)

7A

' r '

: ; . 1 . . , . _ r , . i r , . l . : : . : . . , , . : , i "

' (¡)'t¿ ¡¿¡4rmo'r¡nl cucsdón do i?g¡¡l¡dónrdc l¡ pspccis i' ;":

' ' : ' , " " . ' : . i I r ; ; r ' : ' . : .

fa antl¡i:"ü'ái quc 18 es cn dcrto úódo nccstia 8 18 rpond-tt¡dóo dcl mÉnc¡,a¡ mrfogcnéüco - fr¡c abandonada cn favor do ñ;ralidadc findtrrai soboc bc bcidldog &l i¡tcrcambio gc$tio. Tal vcz áa idca mcrcocsfa csttdianc de ¡r¡o'o; ¿to E"d Io cnnliM corrp et . ¿inntr dc la n¡ryfogár;stsl Scrfa uo perfodo do v¡da disnlnu¡da' dc riho

iC¡rq Ér'la acr¡¡nr¡lación dé lss mczdss dinánicas onscct¡tivas a la ¿iiercndsdóü por una Partc, y a la morfogéncsis $.c transportc en cl espacio-üempo impucsta a lc gamctos Por otra Partc'i'

(ii) l,¿ cnfcrmcdad cl envejecimiento, oomo cl resr¡ltado dc la cstabilidad márima frentc a la agresión extcrion

"... la esencia del envejecimicnto es la evolución local de los tejidos hacia un ' estado local rnás cstaÚe. Como la estabilidad global del organismo dcscansa

en la posibilidad- de adaptarsc ? las agresiones en virn¡d de variaciones cr¡alinhvas locales del- organismq resulta fácil cxplicarsc que un acre(rntamiento de la estabilidad local determine una disminución de la estabilidad global'Í

(i¡¡) L¿ muerte firmo la finitud que permite la pertecrión de la especies:

"Me parece, pue$ que hay cierta incompatibilidad entre la inmorralidad del individuo y lbs posibilidades evolutivas ulteriores dc la especie. l-a muerte del individuo scrfa cntonces el precio que hay que pagar para aolservar todar tas pos¡Uit¡dades futuras di perfeccionaní¡eñto de Iá eipecie'.tt

, Mas debemos preguntarnos,ócórno pasar de estos @ntextos morales genéricos (biológicos) a otroe específicos, rnaterideq del hombre? dCómo dar contenido a ese 'atractor humano? óPodrfamos analizar algún caso mord en ooncreto? Trataremog brevemente, de dar respucsta a estas interrogantes.

s THoM,R.:ssyM, g.2tl (p.2%).

s r¡rOu¡.:ss¡ir, p.2y3, noti l, (p.2%y

r En cicrtor ¡ext6 cmo los dc GARCI,A BACCAD.:Viúa, mtgrte c innwtalidú, o LAFOURCADEA-:Tw\a y púctica psirolbgica, cd" Panninfi¡ M.drid, l9y2 esrt rcsuryicndo una rtrEncra dc accrc¡rrc a ta m¡crtc qrrc rccrrrü el alm¡ rmivcrs¡l dc Averrocs' inspirado co h Tcrmodinánica, b Mocálb Cr¡ánricq l¡s Din¡lnic¡s Crnlit¡tiv¡s-, Y o las qrrc sc &frcndc l'"

inD...útdidsd EicrÉófict d€ bs partcs dc ¡tsl¡o cucry\ ca la dispcnitin dc 106 átoooó. &c.

t THoM,R.:ssyill, g.2&, (p.2961.

(22)

Aunque

podamos

admitir que el componente teológico pertenea a la tradición hebrea mientras que

d

componente teleol6gico pertenece a ia griegas y que el cristianismo suponga un intento de síntesis, en el ámbito deontológim hay que distinguir las normas que (i) son impuestas desde el exterior, de (ü) aquellas que son internas a la naturaleza humana. Es la distancia que hay entre el pmfetismo judío y el imperativo categórico kmtianoea Necesitamos situar ahora ese punto de ruptura que justificará desde otra perspectiva la conclusión

(ii)

de la sección anterior.

O 62.1.

La Naturaleza

En el cap. 1 9 sección la, habíamos supuesto que las relaciones "circulares".

mtropol6gicas. son las

p r i v i l e g h h

en el conjunto de las relaciones humanas, angulares y radiales, por la dificultad que entraña el control de los "otros", de nuestra misma especie. Esta hipótesis nos permitió explicar el impedimento que el hombre tiene para "concentrarse" en el mundo de la ciencia y de la técnica.

Podríamos decir que el Poder es el que logra mediante argucias o, en su

caso

limite, la fuerza, la violencia, cambiar la dirección de nuestra inteligencia, incluso entorpecibndola o anulilndola, hecho explicable mediante una teoría de la

alienación~'

Pero sería absurdo pretender un Poder tan poderoso como para ser

50 (*) Ya hemos seiialado b Idea que orienta nuestro trabajo: Ycrwn es1 /acrum, vinculada al sujcto opcratorio y, por lo unto, creador & una obra rcproducibk por otros sujetos opcratorios. Cfr. cap. lQ, s e c c i h 1'. (lnfra, nota 60 de este capítulo).

*

Cfr. ROSS,D.:Fwdamcnios & ¿rica, op. cit., p. 3.

"

Kant uiilka el modelo b í b k o part diseñar su historia de la humanidad. Pcro invirtiendo (diakticamaite) h coactpcióa del Antiguo Testamento. Tal inicio M, tYat por qué ser inventado, ya quc puede ser reumstruido por la cxpentacia, suponicDdo que &a no haya v a d o sustuicialmcnte dcsCt entobces hasta ahora...". KANT J.:'Probabk iniao de la histoM humann' ea Filoso/fa de la historia, d.

Tcaios, Madrid, 1%7, p. 57.

''

Sin Dcgar en a b d u t o b vcrúad dc h teorfa de la alienacióm, rio podemos estar de acuerdo con bs posrioats a las que ha k g d o h Es& dc Fnocforl, i d a i t i f i i o d captalismo y cl mal mal quc penetra en el sujeto (eacriormmtc) y dcvicnc por tanto centro del dominio sin posihilidoid alguna para

(23)

?'n

capoz dc donrcüar a la naturalcz¡ humna hasta cl prnto de sometcrla absolutancnta tr{$ @necto u parooe dccir oo $ima qrrc le m¡rnalcza hr¡¡nena c¡tá 'inclinada'h8d¡

ct ont¡ol de lc oEs¡ -eo dondc rcs¡dc la fi¡ctrtc dcl gocc (v. gf., cn el reonocimienlo dcl otroo) y no dc la natr¡¡alcza quc cs, rn¡b atlá do la supewivcncis, cl n¡edio mstcrial-fornal para el ontnol dc lc l¡ornbres.

Ia scparación dcl ,tnt úo ,noml y dcl nwdo ratunt no pudo scr pensada sino onndo sc logró aislar al sujeto del gnrpo al que cstá vinorlado por nacimiento, trabajo, guerr4 &c., lo que le pcrmite su distarciani¿nlo, primero, y su autonomfa, después.

Este distanciamiento procede, no de la'maldad'dc los científicos ('Comte, Marx, Dewey ... criücaron el egoísmo de los cicntíficos, que sólo buscaban las soluciones de los enigmas intelectuales, sin pensar en los bcncficios y en el bien social", ooñ€Drr Beckefl), sino del propio trabajo de la ciencia de los problemas gnoseológicos de la cicncia, que exige un aislamiento de los demás: neuralización del sujeto operatorio- y de la tecnología Aue nos pone ante objetos artificiales. No es gratuito suponer quc sólo cr¡ando la ciencia ya está en marcha cs pmible pensar la Idea de hombre. Esta nueva vía está sin duda docr¡mentada en los pensadores del sigto XVIII, que se üeron obligados a centrar las ciencias en el sujeto humano cuando emp€zaron a ser desbordadot primero por la revolución galileana y, más tarde, por el universo mecanicista newtoniano. Asl, Saint-Pierre aboga porque el hombre planee su futuro conscientemente aplicando las ciencias sociales a los asuntos humanos para

!o que propone una Academia Política y Érica, como las Academias de Ciencias. Otro tanto se diga de Diderot, para quien las ciencias deben crntrarse en el hombre y las diferentes ciencias deben considerarse en relación con él y con sus neoesidades. I"-as

el yo, cmcluycndo en un voluntarismo, 6s69 mlnimo, prctencimo oomo sc pooc dc relicve en el siguicntc cmcntario: *Sin cmbargo, cu¡ndo la tcort¡ dc h cocifrc¡ción sc abnolutiz- dc cstc modo, cs docir, cuando sc tot¡liz¿ l¡ ccifkrcióo, prcdc todo i¡tcré¡ scicrlógico. Princro porque t¡l ftc¡ción asunc eomo obicüvo i¡ncdiato rscupcrlr lo cxtrañ¡do y cl rcsbblocininto dc un¡ saird¡d librc y transparcntc.

salta¡rdo por cncima dc las mcdiacimcs quc barlar c*o evcnlu¡lmcntc pc¡blc, y canalizando cncrgfas b¡cia un¡ traosfon¡iacióo utóprcs qrc sc pretcndc p6iblc, ya y ahora, sb nÍs qrc qrrcrcrlo crn suficicntc in¡cnsiüd, actividtd cuyo rcsrltado no qucrilo cs la falsific¡cióo bu¡arátic¡ dcl sr¡cño'. LAMO DE ESPINGA,E.:Ia tcqlo dc la olienacibr, Aliuza Fditori¡l Madrirl, l$l, pp. 152-153.

o SptnOZn:Tratado teolbgicof,Itico, d. Tcc¡oq MEdr¡4 lUádrid, 19óó, (parsr'rn).

o Asf Hcgcl:FetontnolosÍa dd Espíritu, op.cit.Cfr. cap. le, sccción 3¡.

s BE(:KER,E:Lo estruetwo de! mal, r>p. at., p.27.

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7 3 1 ciencias rJeben irradiar dexle el hombre y se han de dirigir hacia fines quc contribuyan al bienestar humano. L¿ ciencia tiene que hacer algo para promover la moral social.

Pero esto no siempre se entendió así.

( I ) En la Antigüedad. Desde los presocráticos hasta el helenismo y cuyo símtnlo fue t/ Ti¡w'o de Platón. existe una estrecha relaeión entre la Naturaleza l{t rana (microcosmos) y la Naturaleza Universal (rnacrocosmos). (2) En la Edad Media y en el Renacir¡riento el hombre leyó la natura¡eza para tratar de adivinar cómo las distintas criaturas servían a los fines de Dios: Imago Mundi.6 (3) llustración: El hombre leyó la naturaleza pero trató de discernir qué <Jebía hacer el hombre. Se intentó encontrar "leves naturales" que debían ser obedecitlas por el hombre. E,l

'ntundo",

ya como cosntos, ya como universo, es tratado como si fuera un ser moral.- Pero Rousseau y Hume -quienes "se levantan por encima de la llustración"- separan racJicalmente estas dos entidades: Naturalezai Hombre y las definen desde c o n t c x t o s i r r e d r r c t i b l e s : e l e , r ( e l indicativo q u e m a n i f i e s t a l a N a t u r a l e z a ) e s r r r e d u c i b l e al rietx:r.rer (el imperativo que ordena y ohliga al Hombre¡.0' H. Bccker ha resunriclo el papel cle Ilunle en la filosofía de la sigr.riente manera: "Ceneralnlente se nos dice q u e l l u r ' r e " d c : , t r u y o I a n o c i ó n de causalidad" c u a n d o m r s t r ó q u e r e a l m c ' n t e n o

¡xrdemos salrcr lo quc sucetle en la naturaleza: pero llume hizo algo aún más devastador: mos(rar quc nuesiras percepciones y sentimientos son subjetivos y a c r í t i c t ¡ s . v c ó m o e s r á s c p a r a d < l s i r r e l n e t l i a b l e m e n t c d e 1 . , q u e s u c e d e e n e l m u n d c

o' l;r rcrllcitin cntrc c(tsm()\ Y mun{o hum¿tt,, qucda frrfcctamcnlc .,,e ñalatJp cn cl si¡{uicnlc tcxlp tjc t - l : \ \ l S . ( . S . ' . k t r n r t g e n d e l t ¡ t u t u k r , c v J . A . l l x - h . E a r c c k r n a , l g t t i ) . p . l f . " ( ' o m o al comicnzo tJc cslc l r h r r ' . v o l v c n t ( ) s a v c r u n p r r a l c : l i s m o v r r p r c l t d c n l c , p ( r ( ) c n g a ñ r x r l . c n l r c c l c o m ¡ r r l a m i c n t o m c d i c v a l y cl prrntitivrt. ltxJrts csos csfucrz()s Íura rc¡rrtxlucir <'n cl nivcl Jc la J'icrra ias grandcs o¡r-racioncs dc la r ' . t : t t r i r l c . / . ; r r c c u c r d ; l n l n t ¡ c h o , r l o s i n l c n l o : d c l h , r r n h r c ¡lrimilivtr ¡rar r diri{ir () pr()!(x;rr tlieh¡ls of.-r¡rcioncs t t t c t l l . t r r l C r u r n l i t a ' - ' i , ' , n . f ) r ( ) r ' ( x a r l¿ l l u V i a h a . i c n d t r r t r r d r t ; v r c t i t l t , a l t l c u n í t ( ) r n l c n l ¿ t c ( ) o u n ¡ x r l t l 1 u ¡ l ; r ( ' [ ¿ r ( l ' c r o l a c r c t l u l r d ¿ d n r c < J i c v a l y r c n a c c n t i s ¡ a i h ¡ n c n l a d i r s c c : i r n o p u c s l a . [ - o s h o m h r c s r c i n c l i n a h a n mutho nrcn()a a [tr'ns¿r quc ¡x-lían tliri¡¿ir l¿:, fucrzas translunarcs quc ¡: lÁ-nsar quc csta\ últirnas ltrs d t r t ¡ ¿ t a n ¿ c l l t n - [ : ' l ¡-.-ligro aulú'nlic.r cra cl tlclcrn¡inismt¡ astrok'Xico. no l¿r magia irni¡atil'a'.

* l-,ts imprcstonantci ¡¿ráíictn dcl 'mundtr

al rcvi's" cn quc un V:/ fr\{'a ¿! un homl-,rc. rr un r-'crclp l r ( x ' c i t a u n h o m t r r c : m u c ' , l r - . r c n ' . i x l o s u h r l r r r ; r c s t a s i ¡ u ¿ c i t i n . . .

' ' -

i ) t ' r r x j o c s l ( ) c a b c t l c t l u c i r q u c n ( ) t c n c m ( ) s r { r o m r { i v o r c ¿ i t ' u n i v c r v l l t J c t ¡ i , s c ' r r ; r n c r ¡ t l c l ¿ : l c v c s d c l a c q u i d a t l r ¡ u c n , r s ' ' a l a c ¡ ¡ u i t l ¿ d m i s m ¿ y c l m ( ' r i t o r c s u l t a n t c d c c v r , * ' r * ' r r ' ¡ n c i a y c r ) n r . ¡ o r r h . ¡ \ ' , t c ( r ( ) n (l u ( ' f ) t ¡ ( ' d ; r \ ( ' r lL\l.J u m,Jril ,ria t'uandrt no ¡ructlc surgir dc algun m,rtivtt v-'fur¡d,,. v- ¡rrtrlucc.rqut u n t v r J c n l c r o f i s m ¡ t l t ' c í r c u l o . P , r r c c n s i q u l c n l c . . r r n ( r ¡ ( l s q u e a d m i t a n ¡ r l s q u c l a n ; ¡ l u r a l c z ¿ r h a f r u < - ' s l r r

* t ¡ n l o I r ¡ n t l l r f r : c D l r ) u n , i r l i s n l ¡ . v I , r h ¡ i m p u c r t t , ü ( . m ( ] n c . ( . c . " r n o . : i . r c v i t ¿ l , l , J c l t r c l ¡ : t n r o n e c d c r t ¡ u c c l w t t l r t l i ' t i c l : r ¡ustici"r 'v la iniusticia n., y' dcriva dc la naturalcr.r, sin,r quc \u.gc. tic un ¡¡rtxl.r arlrfici¡|.

t : : t i t . : ' . - r ( ' ( ( ! r r t r j . i l c l : r i - ' , i U t . r , t . r ) , . l i l r r . - r l t l C l , t ¡ \ ' r ) U \ : l U . t I ¡ , r n . l . ' i l t i l l i \ I , ' ¡ i u t ! t ' r l t t . t t t ¡ t l ¡ ¿ r ¡ 1 i 1 ; , ¡ : ¿ t t t . j ' 1 , i . r r i ' t r t . . l i . I t . I , f ¡ i

(25)

732

cnerno. Hume fue, nada menos, quicn destruyo la itqerua contiatw rrciomlista en

la hwstigrcion de la rutu¡olaa pm busar Waaeüos ¡¡walcs. óAcaso no dicr Spinoza

cn su Etba que el oonoepto del males una invención humana, y gue por ello la moral es un problema humano? Bucno, Hume mctró incontcstablemcnte que la humanidad

estaba atrapada totalmcnte en este problcma".o

Sería necesaria una investigación exhar¡stiva nue aquí evidentemente no

@emos llevar a cabo- sobre cómo se ha producido csta s€paración, esc prooeso del paso de lo que apeteoe a TODAS LAS COSAS a lo que apetecen TODOS LOS HOMBRES, en preciosas palabras de Aranguren: "Aristóteles y Santo Tomás afirmar\

ya lo hemos visto, que el bien es lo que todas las cosas apetecen. Pero prescin¡Jiendo de esta afirmación de la teleología general del universo que ella implica y quc trasciende del plano puramente ético, aquí debemos reducir el aserto de este modo:

el bien es lo que todos los hombres apetecen".o Nos bastará señatar, entonces. que los estoicos -instalados en un contexto cosmistam, en et que la Sociedad Humana era una parte tle la Naturaleza-, descubrieron, sin embargo, la idea de llu¡nanitas. Una tutmanitas que no puede confundirse con un humanismo utópim. pues: (a) Era un humanismo vinculado a la Naturaleza: Religión Natural. Deísmo... (b) Era un conocimiento de sí. (c) Vinculaba al mundo material al hombre.

, 6.2-2. [-a Antinaturaleza

Pero necesitamos de un criterio que no sea purament e hi.rtórbo sino sistematico. Recurrimos entonces al libro de Rosset, La A¡xitutturuleanTt porque utiliza un crirerio que tiene en cuenta esta distinción de manera ahnoluta (pues no intent:t ni sio,riera una mediación entre arnbas). Para Rosset habría dos grandes corric:ntes filosóficos, cada una de ella-s indiferente respecto de la otra. (a) las

o* BEC:KER,E.:I-o estrulctura del mol, F.C.E., México, lQ{), p.47.

o" ARAN(;tlRENJ.L.:Étic¿, Rcvisla clc (}cidcnrc, Madricl, p. l4e.

t u. g.., f ;ÓUeZ rJc LIANO,l:EI idiot¡w de lo inwginacibn, <l.T<rnos, Madrid. l9.r). pp. 7l y | 3t.

cscribc: -El

alma siguc sicndr), pt¡csr cn cl ¡rcnsamknto dc Platón. un¿ csFxic dc daimrm. como kr cra

¡ura Em¡r<ltrlcs y ltx pitagóric,;q uo principio divino cuya func'ión primordial cs la dc as.riar cl dcstinrr in<Jividual al ordcn cósmico ... Es pr<xisamcntc Simónidcs a quico h corrcsgndió cl mérito dc hahcr trasl¿d¿do al alma y al psiquismo los dcscubrimicn¡tn cftxtu¿drx s¡ñrc c'l cu¡crfn v cl ('()SM()S. cs d<xir.

la idc¿ dc quc cl alrna human¿ fx)6tl un i'icrto ritmo y armtnla'.

" (.1r. ROSSET,L.'.Lo Anttnatu¡uleu, op. cit.

(26)

733 Naturaligr¡B,que son prácticamcntc todasr d6dc Pl¿tón hasala Escr¡elrdc Fra¡rcfo¡t (bl Artificiales,quc son uDas cuantas quc tran priyilcgi¡do la ldca de Azrtl

Si entendemos bien a Rcsct, et pensamicnto occiden¡at manrcndrfa r¡na hilazón naturalista sólo rcortada cn atgunas ocasioncs -on tijeras poco afitadas para tanta cspcsura- en que por debilida4 agotamiento o cansancio (el orden de la naturaleza) ha permitido un resquicio para que imrmpa felizmente cl 'azar". L,os filcofos anificialis¡as scrían aquélloo que no valoran en absoluto la naturalqza: que no la comprenden q)mo modelo, que la ignoran

la ctítia 'sociológica" de Escrhotadoa a este terto es -nos parece- definitiva:.La,antbuturalezn no es más que una posición ideologica conservadora del utbanis¡tp eilremo: "Desde esta perspectiva to que es pura objeción perseotoria se convierte en testimonio de una circunstancia bien cpncreta ... Dicho de otro modq que la physis sea ilusoria es la obra misma de la polis...".tt No nos preocupa, en todo caso, la interpretación que Rosset hace de los presocráticos, totalmente espenrlaüva y

forzada.sino el criterio de sclecrión, esa gran dicotomía: Artificialistas / Naturalistan El criterio de Rosset es, sin duda alguna, muy poderxo, pues pone en et mismo lugar las fitosofías de la Naturaleza y las filosofías de la Historia, tradicionalmente enfrentadas oomo excluyentesñ: 'L¿ función de todo lo que ha

@ido ser recorrido por el pensamiento moderno como ,.filosofía de la historia,n consiste en resucitar, de una manera o dé otra, una naturaleza inalcanzable en el presente, en compensar la ausencia (actual)' de naturaleza con la promesa de una naturaleza desplegada en el tiempo".ñ

' Pero esta disolución de'los límites entre "naturaleza" e "historia' nos parece un mero cxabrupto, muy en la línea de éptter le bourgeos. Precisamente porque ese pretendido artif icionismo * nutre de la crítica historicista de la naturaleza- Como en

t '...ct

mcsario u'u crisis dc b fúrxolla (lo qrrc suF qrr todas las rcprcrnracir¡oes dc pinci¡io dc scr, dc car¡sa" dc m¿slla{ b¡n sllo provisiooalmcntc dejadm dc lado), para quc sca pxiblc un pcnsamicato ¡nif¡gialist¡, qrrc asuoc $¡s rcprccilEcimcs dc le cristcrci¿ a partir úntamcntc dc l¿ klca de azar.-'.RO&SET,C.:L¿ Ant irrotrüotc za, op. cit. p. I 31.

n ESe*OXOTADO'A:Oa üysis d rpturs,ed, Anagrama, Barcckna. l9l5.

" Ibidem.pg-22c22t1.

t Por cFnph cl án¡lisis clá¡ico dc Sartrc a Lo Crltbo de to Razbn Diatértico, d(dc critica a Engcls cu¡ndo hablaba & contrdbciotus cn la n¿tur¡lcz¿.

tt ROtisET,L.:Lo otttinaturalczo, op. cit- p.?r19.

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