El 11 de marzo de 1972 se reunieron de nuevo en Nuakchott los presidentes de las tres Repúblicas acordando crear la Organización para el Desarrollo del Río Senegal, abierta a los demás E[r]
En este contexto, proponemos una reflexión a tres bandas entre las di- mensiones implicadas en la puesta en marcha de modelos alternativos, di- rigidos a implementar prácticas comunicativas mediadas tecnológicamente y orientadas al impulso de un desarrollo participativo y transformador. Los tres ejes implicados en nuestra reflexión son los que aparecen en el siguiente gráfico. Por un lado, el enfoque de las tecnologías dominante en la institu- ción u organización social, que puede moverse entre dos extremos: una visión determinista o, por el contrario, una visión sociocrítica. El segundo eje permite reflexionar en torno al modelo de desarrollo, que puede oscilar entre los pos- tulados del modelo desarrollista o, por el contrario, aproximarse al modelo de la comunicación participativa para el desarrollo. Y, finalmente, el tercer eje estructural al que nos remitimos alude al modelo organizativo y político de la entidad solidaria (ONG, movimiento social, red de solidaridad) que impulsa las iniciativas de comunicación y de desarrollo. Este tercer modelo se puede mover entre una visión gestionista del Tercer Sector o, por el contrario, el mo- delo político alternativo de ciertos movimientos sociales.
La responsabilización de la burocracia a través de la evaluación del desempeño completa el ciclo meritocrático. Algunas naciones iberoamericanas ya incluyeron en su menú de profesionalización de la función pública este elemento, pero muchos aún se resisten. Para evitar una mala interpretación de este instrumento cabe destacar que sirve, esencialmente, para el aprendizaje de los funcionarios y de la organización respecto a la forma de producir mejores políticas públicas. Sus efectos en términos de premio y castigo son menores y no constituyen un fin en sí mismo. El proceso de evaluación contiene, en verdad, una doble forma de responder a la sociedad. De un lado, muestra a la población que el gobierno se preocupa de evaluar lo que hace y de divulgarlo públicamente. Por otro lado, crea mecanismos para aprender y perfeccionar la gestión pública a partir de resultados medibles. En la medida que transite por esta vía, la administración pública iberoamericana responderá mejor tanto a los dictámenes de la democratización como a la cualificación de la función pública.
Se considerarán en el desarrollo del curso aspectos centrales ya abordados en “Territorio, producción y mercado de trabajo” y “Economía, política y sociedad en América Latina” (dictados por Luis Adriani y Gastón Varesi, respectivamente), como organización del territorio y autonomía relativa del Estado.
Un observador casual no siempre percibe la organización de las aulas de enseñanza integral. Los maestros y los niños planifican en forma conjunta qué van a hacer, cuándo y cómo lo harán, qué materiales se necesitan, cómo obtenerlos o distribuirlos y dónde ubicarlos. Los planes a largo plazo proveen un marco general y los de corto plazo hacen explícitos los detalles. Se oye el zumbido de la actividad, se nota el nivel de participación de los niños y los maestros, se goza con el bienestar y la comodidad que todos manifiestan, se admiran las transiciones relativamente tranquilas al pasar de una actividad a otra y se aprecia un orden no impuesto. El maestro está claramente a cargo del aula pero un visitante podría tardar algunos minutos antes de ubicarlo porque ese maestro está participando en varias actividades en el aula.
Objetivo del ejercicio: determinar, a través de la visión de la comunidad, los principales estratos sociales que la componen en términos de los criterios que la gente misma maneja de “riqueza” o “bienestar”. Esto permite ajustar la estrategia de intervención, sin necesidad de investigaciones socio-económicas complejas y no siempre bien recibidas. El método grupal reune todos los miembros de la comunidad. Se enmarca en un ejercicio de Análisis y Planificación Participativos. Aparece indicado donde se lleva a cabo tal proceso, y en general en comunidades con cierto nivel de organización. La metodología funciona también para una comunidad a una escala bastante pequeña para que toda la gente se conozca.
Este modelo original fue evolucionando en la medida en que el fracaso del desarrollo se hizo evidente, pero no hubo otro concepto para reemplazar- lo, sino que se re-significó. Entonces, aparece el desarrollo humano, integral y sostenible, que en teoría hace una ruptura con el anterior, porque invierte los paradigmas. Veamos de qué manera: en su versión preliminar el desarrollo se identificó con el crecimiento y entre otros campos, se inspiró en la recons- trucción de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, que consistió en la inversión para restablecer su infraestructura y productividad económica. Tomando siempre como modelo los avances de los países industrializados, estos, liderados por los Estados Unidos, consideraron que era un acto de hu- manidad y de civilización crear condiciones semejantes a los países “centrales” que desde su posición veían a los otros como “de la periferia” en tanto sus indicadores económicos e infraestructurales estaban muy por debajo de los propios. El parámetro fue entonces la economía, vista como productividad, la infraestructura y la tecnología conexas con las anteriores. No se preguntaron por la sociedad, la cultural, la historia, la organización.
Por su parte, la tendencia en el sistema educativo se orienta a que los centros de enseñanza vayan adquiriendo cada vez más independencia en el planteamiento de sus proyectos de tal forma que se contextualicen y concreten en la medida de sus circunstancias. En este sentido, la apuesta por el desarrollo y la implantación de un proyecto global, integrador, multidisciplinar, con acciones consensuadas para la mejora de la competencia en comunicación lingüística, tienen un valor determinante para la construcción de las señas de identidad de cada comunidad educativa.
Una de las características principales de la propuesta estuvo centrada desde el principio, en el carácter LQFOXVLYR de los procesos de desarrollo local. Los acuerdos, las articulaciones, las coaliciones de actores, fueron parte fundamental de la propuesta. El desarrollo local exige ir más allá de las diferencias de racionalidades y de intereses sectoriales, para plantear el desarrollo de la sociedad en términos integrales. Sin perder los rasgos específicos de cada actor, el proceso exige fijar metas comunes que sean de crucial importancia para la sociedad local.
Por otra parte, en la V Reunión de la Comisión Interministerial se decidió que Senegal apoyaría la candidatura de Gambia como ob- servador en la OERS (Organización de Estados Ribereños d[r]
Esta es la reforma que busca superar el paradig- ma de Conocimiento que modeló el proyecto educativo de la Modernidad, al que Morin llama “Pensamiento simplificador”, por el cual conocer es dividir, analizar por partes, seccionar, disecar, separar. Desde la Escuela Primaria hemos apren- dido a pensar separando. El conocimiento que Morin llama conocimiento pertinente, es el que percibe y reconoce la multidimensionalidad de las realidades complejas e inserta allí sus infor- maciones. Es más, puede decirse que el decisivo progreso del conocimiento no se produce por la vía de la sofisticación, formalización y abstrac- ción, sino por la capacidad de contextualizar y totalizar. En apoyo de este enfoque hay teorías del aprendizaje y la cognición, que ya no aceptan la explicación lineal del desarrollo cognitivo (del pensamiento “concreto” al “formal-abstracto”) e incursionan en otras concepciones de la inteli-
Avec l’appui technique et financier de l’OMS, le Ministère de la Santé et de l’Action sociale a élaboré en 2014 un projet de Stratégie nationale de promotion de la santé (SNPS) et un [r]
Ese patrón típico de desarrollo comunicativo pue- de verse alterado, a veces de forma simplemente cro- nológica, con un desfase temporal en la aparición de las distintas etapas, como parece ocurrir en niños prematuros (De Schuymer et al., 2011), pero tam- bién de forma cualitativa. En esta última perspectiva, nos centraremos en dos grupos: los niños pertene- cientes a la población con TEA (trastorno del espec- tro autista) y los niños que presentan discapacidad sensorial.
& Brown (1998) sugieren que facilita el desarrollo de la cognición social a través de la codificación y decodificación de factores sociales o de señales. Si bien, en su estudio sobre la evidencia empírica del mismo año, Pellegrini & Smith (1998) encontraron apoyo mínimo para sustentar esta hipótesis, estudios más recientes han reportado evidencia para fundamentarla.Pellis & Pellis (2009), por ejemplo, revisaron una serie de estudios con simples mamíferos, básicamente ratas, que mostraron que existe un mecanismo mediante el cual las experiencias acumuladas durante el juego de pelea pueden mejorar la habilidad social. Así mismo, Brussoni et al. (2015) en su estudio más reciente de investigación empírica sobre “juegos de riesgo en exteriores”, reportó estudios que mostraban relación entre el juego brusco y de riñas y niveles elevados de habilidad social. Por ejemplo, en un estudio, se encontraron correlaciones de moderadas a positivas en niños populares y en los varones (pero no así en niños rechazados ni en niñas), entre el juego brusco y de riñas y puntajes más altos de
El desarrollo sustentable es un enfoque de reorganización productiva que aprovecha las experiencias combinadas de los grupos locales de todo el mundo. Las técnicas de instrumentación varían enormemente entre regiones y ecosiste- mas. Un único común denominador permea este trabajo: la necesidad de partici- pación democrática efectiva en el diseño e instrumentación de los proyectos. Su importancia es evidente en los títulos de algunos de los excelentes escritos sobre el tema: Ben Abdallah y Engelhard (1993), Calderón et al (1992), Machado et al (1993), Nuñez (1998). Otra lección proveniente de la experiencia reciente es la importancia de la creación de redes que mantengan y defiendan este trabajo. Sin el mutuo reforzamiento que la agrupación internacional de ONGs proporciona, las unidades individuales no serían tan efectivas en la obtención de fondos para sus proyectos, en la obtención de asistencia técnica para su instrumentación, y en el soporte político contra los políticos e instituciones intransigentes o incrédulos tanto locales como nacionales (Friedmann y Rangan, 1993). Los éxitos se deben, sin embargo, no sólo a la tenacidad y sacrificio de los trabajadores comprometi- dos y a los participantes locales, sino también al surgimiento de una estructura de soporte, nacional e internacional, de trabajadores, campesinos, eruditos y activis- tas que están deseando movilizarse para mantener los esfuerzos espontáneos o bien organizados de los grupos individuales de todo el mundo, quienes están pro- moviendo proyectos de participación democrática para el desarrollo sustentable. Las organizaciones están formándose, las alianzas rehaciéndose, las experiencias revaluándose. En Latinoamérica, una de las más promisorias es la RIAD (Red In- teramericana de Agriculturas y Democracia, 1993), con su sede en Chile.
Conviene insistir, una vez más, en la necesidad de que los criterios de apoyo a la internacionalización de la empresa española por parte de la Administración se ajusten a los objetivos de desarrollo que se pretenden lograr en el país de destino, tanto por parte del país receptor como desde la Administración española. Para ello, entre dichos criterios de apoyo deberían incluirse algunos de los factores de desarrollo mencionados más arriba –spillovers tecnológicos, acciones de formación, inversiones de nueva planta, o sesgo exportador, por poner algunos ejemplos–. En este sentido, es muy relevante la indicación del Plan África de dirigir el apoyo a la internacionalización de la empresa española a la creación de empleo en los países de destino (MAEC, 2006a). Con el apoyo a empresas que, por su actividad, registren un importante sesgo exportador, se estaría apoyando, además, una inserción comercial más equilibrada del país africano que, como hemos visto, registra un déficit comercial con España en particular. En este sentido, también son cruciales las prioridades sectoriales establecidas por el país de destino de la inversión, que en este caso se recogen en la estrategia de crecimiento acelerado –agricultura y agroindustria; productos del mar; textil; tecnologías de la información y de la comunicación; y turismo, industria cultural y artesanía–.
Con respecto a los recursos naturales la potencialidad de la zona se basa en: la vastedad del área; la calidad de los suelos; la sanidad ambiental; la disponibilidad de agua del subálveo en la cuenca del río San Juan; en los excedentes de agua superficial en años hídricos abundantes; la disponibilidad del agua en el acuífero confinado; la existencia de núcleos de bosques de algarrobos nativos como fuente de forraje; pasturas naturales en años con ciclos húmedos. Entre las principales dificultades para ello se encuentran: el bajo nivel de ingreso que imposibilita la inversión para la mejora de las condiciones de producción y en el nivel de vida; consecuentemente se mantienen índices de NBI en niveles superiores a la media provincial; el sobre uso del monte nativo para abastecimiento de leña como fuente de energía y venta a terceros; la imposibilidad de acceder al agua por las restricciones enumeradas; manejo del rodeo en forma tradicional sin mejora genética y bajos rendimientos; escases de forraje para lograr una mayor conversión animal en particular en el período invernal; la falta total de energía eléctrica que permita realizar inversiones con alto impacto en los ingresos como: bombeo de agua de pozo de balde, uso de las represas de agua de lluvia; riego de pasturas naturales o implantadas; uso del frío para la conservación de alimentos y la producción de carne o leche; mejora en la calidad de vida. Por ello el proyecto prevé la ejecución de dos componentes: uno destinado a la electrificación rural para el acceso de todos los asentamientos del área a la energía eléctrica; el segundo destinado al Desarrollo pecuario que incluye la AT para la mejora de la gestión del rodeo, la implantación de pasturas y recuperación del monte nativo para aumento de la oferta forrajera, la mejora genética del rodeo; la habilitación de un matadero frigorífico para completar la cadena de valor carne en la zona.
La concepción del desarrollo económico que surge de esta opinión representa su proyección lógica. “El principal problema de la teoría del desarrollo económico” –escribe Lewis– “es cómo enten- der el proceso por el cual una comunidad, que antes ahorraba e invertía una cantidad igual o menor a 4 o 5 por ciento de su ingreso nacional, se convierte en una economía donde el ahorro voluntario llega a ser igual o mayor a 12 o 15 por ciento del ingreso nacional” (Lewis, [1954] 1958: 416). “Este es el principal problema, porque el hecho central del desarrollo económico es la acumulación rápida de capital (incluyendo dentro de él al conocimiento y las habili- dades)”, añade (pág. 416). El medio para conseguirlo también se deduce: usar al sector tradicional para estimular al sector moderno. Ello requeriría movilizar a “los subempleados rurales”, quienes, debido a su gran número, pueden ser sacados del campo sin que se reduzca la producción agrícola (en la jerga de los economistas esto puede hacerse porque la productividad marginal del trabajo en la agricultura es irrisoria o equivalente a cero). Esta “mano de obra excedente” sería contratada por salarios cercanos a los de subsis- tencia por las nuevas industrias, creadas con el ahorro adicional y el capital externo. Tanto el “registro” histórico como la raciona- lidad económica dan testimonio de que la gente estará dispuesta a migrar, siempre y cuando se le puedan garantizar salarios más altos en el sector moderno.
Sin embargo, Soverna (2004: 7) señala que es difícil medir sobre los efectos que las acciones nacionales (y provinciales) han generado sobre las economías campesinas y los procesos migratorios y la consecuente disminución de la pobreza rural. En especial porque: Las acciones fueron limitadas porque sólo alcanzaron a una parte de la población rural pobre y, fundamentalmente, porque la inversión realizada fue exigua frente a la magnitud de las necesidades. Pero además, se dificultó la posibilidad de un mejor desempeño de las acciones nacionales de Desarrollo Rural por la dispersión de esfuerzos y la falta de coordinación, resultado de la estrategia asumida de utilizar diversos instrumentos y criterios de focalización no complementarios; de que cada programa definió su propia estructura y mecanismos de implementación; de que las características que asumen los proyectos en el ámbito nacional, tiene relación con las fuentes de financiamiento y las exigencias que éstas plantean. De este modo, cada una de esas estructuras en la SAGPyA estableció con el territorio (fundamentalmente con las provincias, pero también con áreas locales) distintas formas de vinculación que, en general, dificultaron más que ayudaron a un mejor desempeño y complementariedad (Pfr. Soverna, 2004 :7).
La expansión sojera, por el contexto eco- nómico y político en la cual se desarrolló y la forma en que fue planteada, requirió una modificación de los actores involucrados en la producción agrícola y de los procesos de organización de la misma. Estos acto- res –tanto los nuevos como los antiguos que modificaron sus sistemas productivos– se alinearon en la idea del agrobusiness, esto es, en sistemas agrarios de producción empresa- rial que se concentraban en la rotación del capital y su desplazamiento de fijo a variable, la búsqueda de beneficios rápidos, el uso de la tecnología para reemplazar mano de obra y, en este caso específico, el abandono de la idea de apropiación permanente de la tierra y su reemplazo por el alquiler temporario. Como resultado de estos cambios, creció enormemente la terciarización de los servi- cios productivos, como la siembra, la fumi- gación y la cosecha, y apareció con fuerza el llamado contratista, una empresa que posee maquinarias de todo tipo y que recorre los campos ofreciendo sus servicios. En paralelo creció el peso del arriendo en la estructura agraria: para mediados de la década del 2000 ya el 60% de la soja pampeana se producía en tierras alquiladas para ese fin.