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Comparación de la participación de las mujeres en cargos directivos del

3 LEY 581 DEL 2000 O LEY DE CUOTAS

4.5 Comparación de la participación de las mujeres en cargos directivos del

2012

Como se observa en la Tabla 5, las entidades del orden territorial son más dadas a incorporar a las mujeres en cargos directivos; durante todos los años considerados (2004-2012), en las entidades del orden territorial, la participación fue mayor a la de las entidades del orden nacional. Estos resultados los han

8Comprenden: los cargos de máximo nivel decisorio y los cargos de otros niveles decisorios. 0 10 20 30 40 50 60 2004- 2012 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012% promedio Distrito Capital Gobernaciones Alcaldías Capitales Departamentos Total cargos Directivos

asociado, de alguna manera a la descentralización política y administrativa, explicación que no es muy convincente, pues tal descentralización ha conducido en muchos casos al fortalecimiento de viejas prácticas clientelistas y de exclusión de la mujer. Por lo tanto, habría la necesidad de ahondar en cuáles son los factores fundamentales de ese aumento de la participación en las primeras.

Tabla 5. Participación femenina en cargos directivos y de otros niveles – 2004-2012 en entidades nacionales y territoriales en términos porcentuales Entidades Nacionales y Territoriales 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Promedio 2003 – 2012 Nacionales 31,4 31,8 33,8 31,6 32,5 34,5 31,9 32,6 39,5 40 34,0 Territoriales 40,5 39,1 37,3 40,2 40,2 39,4 40,9 42,5 45,97 40,7 Promedio total por año 36,15 36,45 34,45 36,35 37,35 35,65 36,75 41 42,99 37,5

Fuente: Departamento Administrativo de la Función Pública: Participación femenina en el desempeño de cargos públicos-Informes 2003-2012. Cálculos de los autores

En la Gráfica 4, se aprecia mejor el comportamiento de la participación en las entidades nacionales y territoriales:

Gráfica 4. Participación femenina en cargos directivos 2004-2012 en Entidades Nacionales y Territoriales en términos porcentuales

Fuente: Departamento Administrativo de la Función Pública: Participación femenina en el desempeño de cargos públicos-Informes 2003-2012. Elaboración de los autores.

En la Gráfica 5 se ve que el promedio de participación de las mujeres en cargos directivos en el orden territorial durante el período de análisis (2003-2012) fue superior (40.7%), comparado con el de las entidades del orden nacional (34%).

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Nacional Territorial

Gráfica 5. Promedio porcentual de participación de las mujeres en cargos directivos en el orden nacional y territorial (2003-2011)

Fuente: Departamento Administrativo de la Función Pública: Participación femenina en el desempeño de cargos públicos-Informes 2003-2012. Elaboración de los autores.

De lo señalado se puede concluir que la tendencia de la participación de las mujeres en cargos directivos durante el período de estudio (2003-2012), fue creciente para cada una de las entidades (las del orden nacional y las del territorial) y en términos globales.

0 10 20 30 40 50 Nacionales Territoriales

5 EVALUACIÓN DE LA LEY 581 DEL 2000

El propósito de este capítulo consiste en realizar una evaluación de la Ley 581 del 2000 desde su promulgación en el 2000 hasta el año 2012. Dar cuenta de sus alcances y limitaciones, de los resultados obtenidos por su aplicación.

La Ley 581 del 2000, es la materialización de una deuda antiquísima que la sociedad tiene con las mujeres y que en parte ha comenzado a saldar. Es la concreción de las luchas de las mujeres y de otros sectores en favor de la inclusión, de la justicia, la democracia. No ha sido fácil llegar a donde se ha llegado; alcanzar este logro parcial; el proceso ha sido lento, el camino tortuoso, lleno de espinas. Sin embargo, poco a poco se logró que se legislara internacionalmente y que el Estado Colombiano asumiera el compromiso de incorporar en las normas jurídicas de carácter nacional esos preceptos consagrados en declaraciones universales o con esa pretensión.

La Ley 581 del 2000, desde el punto de vista formal, es un avance en cuanto al reconocimiento de los derechos que tienen las mujeres de participar en el ámbito laboral y en la toma de decisiones en todos los niveles directivos del Estado. En cierto sentido, la Ley les ha permitido tener presencia en las instancias de poder político, intervenir en la formulación y ejecución de políticas públicas. El hecho de obligar en la escogencia de aspirantes a desempeñar cargos del máximo nivel decisorio y de otros niveles decisorios y además que se provean esos cargos con un mínimo de participación del 30% de mujeres, es un adelanto, aun cuando los alcances o resultados han sido limitados.

Para realizar la evaluación de la Ley 581 del 2000 se tomaron como base principalmente las entrevistas efectuadas a funcionarias del Estado, académicas, los informes del Observatorio Mujeres y Participación Política y los de la

Procuraduría General de la Nación; una investigación adelantada por el Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad y dos tesis de maestrías, entre otras, a las cuales se hizo alusión en la introducción.

Clara López, Ex -Secretaria de Gobierno y Ex -Alcaldesa de Bogotá sostiene que: (…) la mujer se está abriendo una paso impresionante, que hay mucho respeto por la toma de decisiones por parte de las mujeres y que cada vez más hay una gran aceptación de que sus particularidades relacionadas con el amor, con el cuidado, con la solidaridad y con la gran capacidad conciliadora de la mujer, le abren un gran campo en la administración pública y en todo lo que tiene que ver con el manejo de los temas de la comunidad (Entrevista realizada a Clara López el 29 de diciembre del 2011).

Empero, considera que aún existe discriminación:

(…) la mujer en todas partes de la sociedad todavía es discriminada; yo obviamente en la alcaldía recibo un trato preferencial, pero a diario recibo quejas: acoso laboral con tinte sexuales de parte de funcionarias que desde luego investigamos y tratamos de corregir; en la administración pública sí tenemos igual salario para igual trabajo; pero los trabajos menor pagos tienden a pertenecer más que proporcionalmente a las mujeres y los cargos directivos más que proporcionalmente a los hombres, así es que este es un largo trecho que falta por recorrer en el tema de la administración de género, en la administración pública y en la sociedad en su conjunto. (Entrevista realizada a Clara López el 29 de diciembre del 2011).

María Del Pilar Bahamón Directora Encargada del Instituto de Desarrollo Urbano IDU, se muestra contraria a la Ley, con el porcentaje establecido de participación; cree que no es necesaria, que no debe haber trato preferencial hacia la mujer:

(…) No estoy de acuerdo, es decir que sea 30 o que sea otro el porcentaje, pero tampoco creo que tenga que haber una fórmula matemática para esos efectos, yo creo que el mismo devenir de la mujer en los últimos tiempos indica que no es necesario establecer esos mínimos en la escogencia de los funcionarios públicos en nuestro caso o de los empleados en la empresa privada o de cualquier naturaleza, pues deben primar las condiciones del ser humano independientemente de su género (Entrevista realizada a María Del Pilar Bahamón el 9 de enero del 2012).

Agrega que las mujeres deben acceder a los cargos no por su condición de género sino por sus capacidades, sus conocimientos, sus cualidades profesionales y su hoja de vida.

Por su parte, María Consuelo Del Río, Veedora Distrital, reconoce que en Colombia existe discriminación la cual es mayor cuando los niveles culturales son menores; según ella, la discriminación no se resuelve con la promulgación de una ley sino con transformaciones culturales. Entre los tipos de discriminación de que son objeto las mujeres, enumera, la discriminación en el hogar, la discriminación en el trabajo y la discriminación social:

La discriminación en el hogar:

(…) consiste en la doble carga que deben soportar como trabajadoras, mujeres ejecutivas y la del trabajo doméstico: a mí me matan de risa, algunas personas muy de avanzada que hablan de sus maridos como unos tipos queridísimos porque le ayudan mucho; a mí me parece que no se trata

de que es que lo ayudan a uno, porque cuando a uno lo ayudan es porque la responsabilidad es de uno, se trata de compartir las cargas (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

La segunda discriminación es la que tiene lugar en el trabajo:

(…) creo es mayor, es sobre todo la que tiene lugar más en la empresa privada que en la pública; los patronos hacen el esfuerzo de no contratar mujeres embarazadas o a punto de embarazarse, eso hace que en el trabajo sean discriminadas, sigue habiendo también en cuanto a remuneración en la empresa privada, no en el sector público, en el sector público los salarios están regulados, pero en la privada sigue habiendo mejores salarios para los hombre que para las mujeres (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

La tercera discriminación es la social:

(…) todavía sigue habiendo muchas actividades que se consideran esencialmente masculinas y le voy a nombrar una que es muy boba, la masonería, la masonería es un tema de hombres, las niñas que juegan fútbol son masculinas y no está bien visto; una cantidad de cosas, una mujer que es infiel es una prostituta, un hombre que es infiel es un tipo celerísimo, una mujer que se toma unos tragos es una vagabunda, un tipo que se toma unos tragos está de fiesta; en el lenguaje hay discriminación: el zorro y la zorra, es distinto ser zorro que ser zorra, es distinto ser perro que ser perra, esas cosas que se conservan en la cultura nuestra hacen que haya discriminación, que muchas mujeres no la sienten, pero existe (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

Es enfática en afirmar que lo legal no resuelve la discriminación sino un cambio cultural y en la escuela:

(…) La discriminación se debe a una cultura machista de milenios; no se soluciona, en este país con leyes; cualquier problemática se soluciona con una ley que no se cumple; este es un país leguleyo, un país con una sobredosis de normas que nadie cumple; entonces para solucionar la discriminación de la mujer se saca la Ley de cuotas; la solución tiene que darse a través de un proceso cultural en que todo el mundo tiene que meterse a trabajar por la emancipación real de la mujer, no es por la liberación, nosotros no somos esclavas, pero sí debemos tener niveles de emancipación que nos coloquen en real igualdad, no en igualdad legal que es distinta, me parece a mí; tampoco comparto, nunca he compartido, que el trabajo del feminismo se haga sin hombres, lo que hay que hacer es una transformación cultural en la mente de nuestros hombres y mujeres, son las mamás las primeras machistas en la educación de sus hijos y de sus hijas, ese es el primer machismo el de la casa, las mamás más de avanzada (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

A pesar de reconocer que la Ley de Cuotas ha permitido visibilizar el problema de la discriminación, no duda en afirmar que es un poco, un saludo a la bandera que obliga a meter en una terna a una pobre señora siempre para cumplir con el requisito pero acaban eligiendo a un hombre:

(…) mire la conformación de los cuerpos de justicia, Corte Constitucional, hay una mujer, no hay más mujeres competentes; creo que si hay más mujeres competentes, hay más mujeres competentes que esos tipos que están allá, creo que sí y en cada caso se cumplió la ley, pero fíjese que se cumplió la ley, metieron a una mujer en cada terna, pero nombraron los

hombres, entonces para al acceso a esos cargos por supuesto que prima siempre la cultura de que son los hombres los que son, sobre todo en la justicia; a mí me impresiona en la justicia la concentración en las altas cortes porque no es en los jueces, en los fiscales donde hay muchísimas mujeres, pero en las altas cortes no hay mujeres (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

Y agrega:

(…) hay muy pocas mujeres, en la Sala Penal de la Corte, hay una mujer, María del Rosario González; en la Sala Civil hay como dos, pero fíjese que se cumple la ley. Está ayudando la ley a visibilizar el tema, pero insisto, lo que hay que llevar a los cargos públicos no es a una mujer porque es mujer, sino porque es competente (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

Por eso no está de acuerdo con la discusión respecto del porcentaje que fija la Ley; cree que el problema no radica allí:

(…) lo que considero es que la competencia por los cargos públicos debe ser entre gente competente, independientemente que sean hombres o mujeres y que al cargo público debe llegar el mejor (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

Concluye sus críticas a la Ley en los siguientes términos:

(…) Esta ley es una ley corta como ley. La aplicación pues es más corta todavía porque le hacen trampa, y la trampa que le hacen es poner la mujer incompetente frente a los hombres súper pilos cuando hay mujeres competentes. ¿Usted ha visto alguna vez para un cargo público una terne

de tres mujeres? Nunca, porque lo que hacen es el cumplimiento de la ley. Son dos hombres y una mujer para cumplir el 30%, para cumplir el mínimo, y no buscan en todos los casos a la mujer competente si no a la mujer de relleno, a esta vieja no voy a mencionarla porque me parecería el colmo, pero recuerde usted que en todos los altos cargos del Estado siempre hay una señora que la esposa del magistrado de la Corte Constitucional que la ponen para todo, eso no es cumplimiento de la Ley de cuotas, eso no sirve para nada, se le hace trampa, las mujeres tenemos que prepararnos para los cargos públicos, tenemos que formar a nuestros maridos y a nuestros hijos, son procesos de cultura en el país, las mujeres de menos nivel cultural, las mujeres de estratos bajos que son las que están más sobadas con este machismo, a esas es a las que hay que emancipar con mayor razón, pero con sus maridos para que entiendan (Entrevista realizada a María Consuelo Del Río el 28 de diciembre del 2011).

María Cristina Ocampo profesora en La Maestría de Política Social de la Universidad Javeriana, al igual que María Consuelo Del Río, coincide en que en Colombia sí existe discriminación, pero en el nivel fáctico y que el problema más que todo, es de índole cultural. Al respecto dice:

(…) Yo diría que hay que trabajar esa respuesta en dos planos, plano normativo y un plano factico. En el plano normativo uno tiene que decir que ya no hay discriminación de la mujer; digamos por un lado porque hay una prohibición constitucional de discriminación por razón de sexo y en general de género y cualquiera otra forma de discriminación, porque hay digamos marcos legislativos que desarrollan ese principio constitucional en el sentido de defender la no discriminación o de remover todas las formas de discriminación; pero como en muchas otras cosas en Colombia y en el mundo diría yo, una cosa son las leyes y otra la ejecución de las leyes. Desde el punto de vista fáctico sigue habiendo formas, unas explícitas de

discriminación y otras implícitas; las explícitas también han ido desapareciendo; es decir estos vetos por decir algo, limitaban el acceso de la mujer a la educación, a los derechos a la salud, más bien han sido discriminaciones favorables, pero en cambio en la práctica sí hay concretamente formas de discriminación que se manifiestan específicamente en los escenarios laborales y al interior de la vida doméstica (Entrevista realizada a María Cristina Ocampo el 14 de mayo del 2012).

Alude a una tercera forma de discriminación de la mujer relacionada con lo cultural. Sostiene que:

(…) es una forma de discriminación muy sutil, es mediática y que estamos en mora de remover y es todo aquello que está asociado con los

imaginarios colectivos, los imaginarios culturales, en torno a qué es la mujer y su utilización como objeto, como objeto sexual, como objeto de consumo, digamos que no se hace con los varones, y que las mujeres a mi juicio pareceríamos no solo no darnos cuenta sino hasta cierto punto vivimos, apoyamos y muy contentas de ser utilizadas como objeto de consumo y como objeto sexual (Entrevista realizada a María Cristina Ocampo el 14 de mayo del 2012).

Ahondando en la perspectiva cultural apunta:

(…) yo creo que hay unos patrones culturales arraigados que no han sido removidos por los modelos educativos; los proyectos educativos y los textos escolares siguen manteniendo y formando imaginarios distintos de hombres y mujeres, la ausencia de educación mixta, el hecho de que haya colegios y escuelas de niños y colegios y escuelas de niñas me parece, que contribuye a esa segregación que conduce a la discriminación más el peso

de los imaginarios que se consolidan a través de los medios masivos de comunicación y sobre los cuales no hay protesta (Entrevista realizada a María Cristina Ocampo el 14 de mayo del 2012).

Para coadyuvar a la solución plantea que la política pública debe centrarse en dos ámbitos: el de “la responsabilidad de los varones y de los padres en el ámbito doméstico y otro en la modificación de imaginarios sobre la mujer en los medios de comunicación”.

En cuanto a su punto de vista sobre la Ley de cuotas, la defiende, en tanto las razones que se esgrimieron para su promulgación siguen teniendo validez y porque representa un avance en lo cultural, aun cuando reconoce sus limitaciones que en parte atribuye a la resistencia de una clase política presente en el Congreso de la República, renuente aceptar o reconocer los derechos ciudadanos plenos a las mujeres:

(…) Haber, yo creo que en su hora fue una norma pionera, que quiso garantizar, (acuérdense que estábamos en el marco de la Constitución del 91 que era un desarrollo normativo o legislativo), un marco de no discriminación y más bien del concepto de estado de derecho que crea los marcos normativos para la discriminación favorable; en ese sentido, sigo defendiéndola porque parece que el principio que le dio origen es fundamental y sigue teniendo validez sobre todo en la medida en que no se ha cumplido con el paradigma de la no discriminación, nos quedamos cortos en su hora al promover solo un 30%, pero también era el resultado de una concertación con muchos factores; nos tenemos que ubicar en el contexto de un Congreso muy machista, porque como es, el Congreso representa la diversidad cultural del país, primero está mayoritariamente formado por hombres; diría que como el 85 o 90% son hombres, y son hombres que tienen un origen regional tradicional, que están ligados a las

estructuras, no digo todos, sino una buena parte, están ligados a las estructuras agrarias, a las estructuras terratenientes, a las estructuras feudales, que mantienen posturas tradicionales, no solamente frente a las mujeres, frente al campesinado, frente a los pobres, frente a toda forma de no discriminación y de avance social y eso conduce a que cualquier norma que sale es una norma que necesariamente es negociable , digamos la ley de cuotas y su 30% fue negociable, pero me parece que ha contribuido a consolidar una cultura en torno a los derechos de las mujeres (Entrevista realizada a María Cristina Ocampo el 14 de mayo del 2012).

Los alcances limitados de la Ley los ubica especialmente en la Rama Judicial y en la Legislativa y sobre todo en los cargos altos en donde la presencia de la mujer es exigua:

(…) Yo creo que sobre todo se ha quedado muy corta esencialmente en el poder judicial que está lleno de mujeres jueces y hasta en algunas partes de mujeres magistradas en los tribunales, pero es terrible lo que sucede por

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