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Espafia comienza a desmarcarse

In document DEL EL (página 34-43)

de Portugal

1. EL "GOLPE DE P ALACIO» EN MARRUECOS

L

A experiencia reformista ,que, .desde el Gobierno, . habfa empren~i­

do la izqmerda marroqm no iba a durar mucho t1empo. Su pohu-ca chopohu-caba con los intereses del neocolonialismo y la burguesia nacio-nal. El 20 de mayo de 1960, en Io que se ha llamado un auténtico

«golpe de Estado de Palacio», el rey Mohamed V disuelve el gobierno Ibrahim, asumiendo personalmente la jefatura del Ejecutivo. Es el fin del mito del «Rey-irbitro». En el nuevo Gobierno, M'hammedi desem-pefia la canera de Exteriores, Bekkai la del Interior, y la de Economia el istiqlalf M'Hammed Duiri, inspirador de la UGTM (nuevo sindicato creado por el Istiqlal en un intento de comerle terreno a la UMT) y enemigo declarado de la UNFP -UMT. Pero el verdadero «hombre fuerte» es el Principe heredero, Muley Hassan, a quien su padre otorga la Vicepresidencia y que, pricticamente desde la independencia, con-trolaba ya decisivos resortes del poder (las FAR y los servicios de se-guridad e informacion). Dias después de la constitucion del nuevo go-bierno se celebran elecciones municipales, convocadas tiempo atris, que suponen un éxito para la izquierda, la UNFP, triunfante en las grandes ciudades. El Istiqlal, que, tras la escision de la UNFP, ha deja-do de ser ese gran partideja-do de masas, interclasista, de 1955-58, para convertirse bisicamente en el partido de la pequefia y mediana burgue-sia urbana (la alta burgueburgue-sia y el campo estin con Palacio), comprueba que ya no es sino la segunda fuerza polîtica del pais. A gran distancia de la UNFP y del Istiqlal quedan los pequefios partidos, bereberes o palatinos la mayoria de ellos. Las elecciones municipales suponen todo un aviso al Poder, que se apresta a la proxima batalla. Ufkir, un hom-bre de Muley Hassan, pasa al frente de la Direccion General de Segu-ridad.

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El vuelco en la situaciôn polîtica interna marroquî va a incidir di-rectamente en el tema de las reivindicaciones territoriales. Hemos visto cômo durante el Gobierno izquierdista éstas habian pasado a un segun-do piano. No sôlo porque entonces la izquierda marroqui tenîa muy

cl~ras las prioridades, sino porque su concepciôn de la liberaciôn y umdad del Magreb no tenia nada que ver con las tesis expansionistas del «gran Marruecos» con las que la derecha istiqlalf venia machacan-do a la opiniôn publica. En este sentimachacan-do, tiene gran interés la declara-ciôn de Abdallah Ibrahim, poco antes de su cese, resumiendo la politi-ca exterior de su Gobierno en doce puntos, el séptimo de los cuales decia: « ... Creemos en el Magreb arabe y en la unificaciôn de los pai-ses que Io componen, incluidos el Sahara y Mauritania» (el destacado es mîo) 1 Pues bien, con la nueva situaciôn politica, el tema del «gran Marruecos» va a pasar otra vez a primer piano: El Gobierno marro-qui, en una gran ofensiva polîtico-diplomâtica, plantea en la ONU sus reivindicaciones sobre Mauritania y -aunque con menor profundidad-sobre el Sahara, Ifni, Ceuta y Melilla.

2. EL «ANO DE AFRICA,, Y LA XV ASAMBLEA GENERAL DE LA 0. N. U.

1960 es un afio decisivo, marca una etapa fondamental en la evolu-ciôn de la descolonizaevolu-ciôn, particularmente de Africa. No sôlo porque ese afio acceden a la independencia diecisiete nuevos Estados africanos -con razôn se le ha llamado el «afio de Africa»- sino también porque en el otofio, en el curso de la XV Asamblea General de la ONU se van a sentar las bases ideolôgicas e institucionales por las que a p;rtir de entonces, y de forma acelerada, va a discurrir el proceso descoloni-zador.

Cuando se elaborô la Carta de las Naciones Unidas en la Confe-rencia de San Francisco se habia llegado a un compromiso en la cues-tiôn colonial conforme al cual se establecieron dos regîmenes diferen-tes: a) el referente a los fideicomisos o territorios bajo administraciôn fiduciaria (fµndamentalmente los territorios bajo mandato en el sistema de la Sociedad de Naciones), régimen con vocaciôn expresa de transi-toriedad (preparaciôn para el «autogobierno o la independencia») y que preveia una serie de mecanismos de supervisiôn internacional (exa-men de los informes de las potencias administradoras, audiencia de pe-ticionarios, envîo de misiones de visita, etc.); b) el referente a los

te-1 T. Ruiz de Cuevas: Apuntes para la Historia Polîtica de Africa, vol. 1, tomo 1, Ma-rruecos. Madrid, 1971. p. 234.

rritorios no autônomos (TNA), aplicable a la inmensa mayoria de las colonias, que practicamente se limitaba a una vaga declaraciôn de principios, contenida en el articulo 73 (Capîtulo XI) de la Carta, en torno a la actuaciôn de las potencias administradoras, sin aludir para nada a la independencia como objetivo normal y reduciendo todo el posible contrai internacional a la obligaciôn por parte de las potencias administradoras de enviar informaciôn sobre cada uno de los territo-rios al Secretario General. Sin embargo, los paises anticolonialîstas van a conseguir una progresiva asimilaciôn del régimen de TNA al régi-men de fideicomisos. Lo haran por la via de Io que la doctrina mâs progresista ha calificado como desarrollo constitucional a través de la labor interpretadora de los ôrganos principales, fundamentalmente las resoluciones de la Asamblea General, algunas de las cuales serân en cambio tildadas de «anticonstitucionales» por la doctrina mâs conser-vadora. Hasta 1960 este esfuerzo asimilador se centrarâ en el Capitulo XI de la Carta y, concretainente, en el desarrollo del embriôn de con-trol internacional contenido en su articulo 73 e) (transmisiôn de infor-maciôn al S. G.). Las potencias coloniales ofrecerân resistencia, afe-rrândose al principio de «competencia doméstica» (articulo 2,7.0 de la Carta), en tanto que los paîses anticolonialistas defenderân sus tesis so-bre la base de los amplios poderes de la Asamblea General (articulo 10 de la Carta).

A partir de 1960, sin embargo, el énfasis en la labor descoloniza-dora va a pasar del Capitula XI, cuyo desarrollo no dejarâ de poten-ciarse, a la aplicaciôn del «principio de autodeterminaciôn», simple-mente formulado en los articulos 1,2.0 y 55 de la Carta y sobre cuyo significado y alcance tampoco se habian mostrado de acuerdo colonia-listas y anticoloniacolonia-listas.

Pues bien, el punto de arranque en este nuevo y decisivo enfoque del tema descolonizador va a ser la famosa «Declaraciôn sobre la con-cesiôn de la independencia a los paîses y pueblos coloniales» o resolu-ciôn 1514 (XV), aprobada el 14 de diciembre de 1960 por 89 votos a favor, ninguno en contra y 9 abstenciones (entre éstas la de Espafia).

El tema habia sido introducido en el programa de la Asamblea Gene-ral a iniciativa de la URSS, del propio Jruschov, que de esta forma se apuntaba un importante tanto de cara a los paîses del «tercer mundo», muchas de ellos representados en esta Asamblea al mâximo nivel (asis-tieron Nehru, Nkrumah, Fidel Castro, Sekou Touré, etc.). Sin embar-go, después de un interesante debate en sesiones plenarias, el texto de

«Declaraciôn» adoptado no es el presentado por la Uniôn Soviética, mas maximalista, sino uno patrocinado por cuarenta y tres paîses afroasiâticos, con un preambulo inspirado en la Declaraciôn de Ban-dung y una parte dispositiva en la que, entre otras cosas, se declara

que la s.u}ec1on de pueblos a una dominacion extranjera constituye una d.enegac10n de los derechos humanos fundamentales y .es contraria a la Carta de las N. U.; que todos los pueblos tienen el derecho de libre determinacion; que la «falta de preparacion» no debera servir nunca de pretexto para retrasar la independencia; que debera cesar toda accion armada o represiva contra dichos pueblos; que en los territorios en fi-deicor;1iso y no autônomos que no han logrado aun su independencia, deberan tomarse mmediatamente medidas para traspasar todos los po-deres a los pueblos de esos territorios; que todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad te-rnt~nal de un paîs es incompatible con los propositos y principios de la Carta.

. La trascendencia de la «Declaracion», auténtico alegato anticolonia-hsta endosado por la inmensa mayoria de los pafses miembros de la comunidad internacional, va a ser enorme. Inspirara y justificara toda la importante labor desarrollada por la ONU en materia de descoloni-zacio~ a partir d: 1960, incluidos los llamamientos que poco tiempo despues comenzara a hacer -y que reiterara afio tras afio- al Gobierno espafiol a fin de que descolonice el Sahara occidental.

3. EL «PROBLEMA DE MAURITANIA"

En este ambiente anticolonialista de la XV Asamblea General de la ONU, Marruecos plantea a fondo su reivindicacion sobre Mauritania -que se apresta a acccder a la independencia- cosechando ante la de-terminacion francesa, un rotundo fracaso. '

Mauritania, cuya ocupacion militar por parte de Francia habia co-menzado en 1903 y no habîa concluido hasta 1934 (1903: «Protectora-do de los Moros»; 1904: «Territorio Civil de Mauritania»; 1920: «Co-lonia» integrada en el A. O. F.), pasa a formar parte en 1946 de la

«Union Francesa» como «Territorio de Ultramar» dentro del A. O. F.

En 1956 obtiene, con la «Ley-marco Defferre>>, la autonomfa interna.

En 1958 vo.ta a favor de la Constitucion de la Va Republica, procla-mando segmdamente su Asamblea Territorial la «Republica Islamica de Mauritania», que pasa a formar parte, con su régimen de autonomia interna, de la «Comunidad Francesa». A nive! local, el protagonista de este. proceso de «descol.onizacion a la francesa» es un joven abogado, Moitar uld Daddah, dmgente del partido hegemonico, el PRM, que en las elecc1ones de 1959 copa todos los escafios de la nueva Asamblea Nacional. Corno es natural, ésta le designa Primer Ministro. El ultimo paso, antes de la proclamacion de la independencia, es la firma en Pa-70

, el 19 de octubre de 1960, del acuerdo de transferencia de compe- . ns,

tencias.

Pero, entretanto, recordemos que Mauritania se habia convertido en una de las piezas esenciales del «gran Marruecos» de la derecha is-tiqlali, cuyas tesis fueron asumidas plenamente por Palacio en 1958.

Este mismo afio, franceses y marroquîes cruzan sus protestas cuando Mohamed V recibe, el 28 de marzo, a varios notables mauritanos a los que se ha captado (Mohamed Mojtar U. Bah, Dey U. Sidi Baba, Chej Hamadu y Mohamed U. Umeir, el viejo «Emir de Trarza»); o cuando se celebra en Rabat el «Congreso de Mauritania y el Sahara»

(septiembre); o cuando se proclama la «R. I. M.», el 28 de noviembre.

Finalmente, en 1960, el nuevo Gobierno real decide lanzar una ofensiva diplomatica, planteando su reivindicacion en la Liga Arabe, primero, donde obtiene un apoyo casi unanime (tan solo Tunez defien-de el defien-derecho defien-de Mauritania a la indefien-dependefien-dencia) y en la O. N. U., defien- des-pués. El 20 de agosto el Gobierno marroquf solicita la inscripcion del

«problema de Mauritania» en el orden del dia de la XV Asamblea Ge-neral. Esta acepta la solicitud el 10 de octubre y tres dias después de-cide remitir el tema a la {a Comision (Asuntos Polîticos y de Seguri-dad).

Con vistas a esta ofensiva diplomatica el Ministerio marroquî de Asuntos Exteriores habia publicado un Libro blanco sobre Mauritania 2 en el que no se limitaba a tratar de justificar -argumentaciôn histôrica, jurîdica, etc.- su reivindicacion sobre Mauritania (y «Rfo de Oro», en tanto en cuanto Io consideraba parte de Mauritania) sino también so-bre las regiones argelinas de Saura, Gurara, Tuat, Tidikelt y Tinduf (es decir el «gran Marruecos»). A su vez, el Gobierno de la R. 1. M. habîa publicado un Libro verde 3 refutando, desde el punto de vista historico, geografico, étnico-cultural, jurîdico, etc., las tesis marroquîes.

La cuestion se debate en el seno de la Ia Comision del 15 al 26 de noviembre de 1960. Francia defiende la tesis de que la soberanîa del Estado marroquî nunca se extendio de forma efectiva y duradera mas alla del «uad» Draa y que, en todo caso, Io que cuenta es la voluntad de las poblaciones mauritanas (sin embargo, quince afios mas tarde, el Gobierno francés, con todo cinismo, apoyara a Marruecos en una cuestion tan similar como la del Sahara. Es verdad que no Io hara de forma explicita, pero sf con gran eficacia. iCosas de la «realpolitib!).

Los paîses francôfonos del Africa negra (Senegal, Gabon, Costa de Marfil, Dahomey, etc.) defienden el derecho a la autodeterminacion de los mauritanos y el respeto a las fronteras coloniales. Francia, con

2 Libro Blanco sobre Mauritania, R. de Marruecos, M. A. E., Rabat, 1960.

.l La R. I. de Mauritania y el R. de Marruecos, 1960.

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fuertes intereses economicos (hierro y cobre) y estratégicos (conservara bases en Atar, Port-Etienne y Fort-Gouraud) en Mauritania, juega bien todas sus cartas (incluida la labor del Gobierno de la R. I. M. que pre-s1de Uld Daddah), mueve con precision sus peones africanos y bloquea cualquier proyecto de resolucion. El 28 de noviembre la R. I. M. acce-de a la inacce-depenacce-dencia, aunque su admision en la ONU se retrasara un ano porque la URSS interpone su veto (en realidad Io hizo por haber bloqueado los occidentales el ingreso de Mongolia Exterior).

La «batalla mauritana» concluye, pues, en una estrepitosa derrota marroquf. Curiosamente, los mas duros oponentes de Rabat en esta ocasion (Senegal, Gabon, Tunez, incluso Costa de Marfil) seran sus mas firmes aliados quince anos mas tarde en la cuesuon del Sahara.

Pero es que entonces «el padrino», Francia, estara del lado de Marrue-cos.

4. LAS OTRAS REIVINDICACIONES MARROQUÏES

Con anterioridad a los debates sobre el «problema de Mauritania»

en la Ia Comision, los delegados marroqufes planteaban sus· otras rei-vindicaciones territoriales -las referentes a territorios controlados por Espana- en la IV• Comision (Descolonizacion), al tratarse el tema de la «transmision de informacion al Secretario General». Conviene que nos detengamos en este punto porque: 1.0 Sus reiteradas alusiones van mas alla de las simples «reservas de soberanfa,, de anteriores Asam-bleas; 2.° Constituyen un ataque inusitadamente duro contra el colonia-lismo espanol (acompanado, eso si, de propuestas de «bilateraliza-cion»); 3.0 Por primera vez, plantean en la ONU sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla.

El 7 de octubre Sidi Baba declara (en sfntesis) ante la IVa Comi-sion: 4. El Gobierno marroquf reserva su postura sobre aquellas regiones que s1empre pertenecieron a Marruecos y se encuentran ahora bajo la ocupacion extranjera: Mauritania, Sidi Ifni, Sequia-el-Hamra, Ceuta y Melilla, territorios éstos que le han sido amputados. Sus habitantes son

m~rroquies. Y. asf Io han proclamado siempre a pesar de la ciega opre-s10n colomahsta. El Gobierno marroquf formula sus reservas mas for-males sobre la situacion anormal de esas regiones, que depen volver a la soberanfa marroquf por razones politicas, jurfdicas y morales, asf como en interés de las buenas relaciones con Espana. Las fuerzas de ocupacion son un peligro para Marruecos y para varios Estaâos africa-nos, constituyen una provocacion permanente. Marruecos no ha

perdi-4 AIC. 41 SR. 1005.

do la esperanza de negociar un acuerdo con Espana y esta

decidi~o

a

l la cuestion conforme a los pnnc1p1os de la Carta y a los de-arreg ar

seos de los habitantes. . . . .

Las delegaciones de Siria, Libia, Indones1a y Arab1a ~aud1ta mter-. n apoyo de las reivindicaciones marroquies. Observese que se

v1enen e . . , .

trata de tres paises arabes y otro, Indo~es1a, 1sl.am1co y, como Marrue-cos, expansionista (Irian occidental y Timor oriental).

El 10 de octubre interviene por Espana Barcenas: manifes~ando: 5 E n-a ei·erce la soberania efectiva sobre los terntorios menc1onados

spa · · 1 El , ·

por el delegado marroquf conforme al D~recho mternac1?na. reg1-d Ceuta y Melilla, que Marruecos impugna por primera vez, ha

men e . , L · ·

·d consagrado por numerosas tratados h1spano-marroqmes. os

Jill-~ 0 1 .

cios del delegado marroqui no contribuyen a las buenas re ac1ones en-tre los dos paises. Las divergencias deben considerarse en el marco de

las relaciones bilaterales. ,

Replica Sidi Baba que también Marrueco~ desea buscar por la ~ia de la negociacion la soluci6n a la controvers1a que le opone a Espana, pero que la situacion de la poblacion en dichos territorios es depl~ra­

ble, proponiendo -es la primera vez que surge el tema- que el Gob1er-no espaGob1er-nol autorice el envfo de una mision de visita de la ONU.

Los delegados de otros cuatro pafses arabes (Jordania, Ubano, Ye-men y Sudan) apoyan las reivindicaciones marroqufes.

Pero casi un mes mas tarde volvfa a suscitarse el tema en la IV•

Comision. El 7 de noviembre, Manuel Aznar conclufa una intervencion afirmando: 6

"··· Hemos dicho y mantenemos que no existe en los territorios bajo nues-tra jurisdicciôn ningûn asunto, ningûn problema, aparte de los de la ·justi-cia y el honor, que no puedan resolverse por negociaciones bilaterales con los paîses que estiman tener derecho a una reclamaciôn» (La apertura no podîa ser màs clara).

El 11 de noviembre el delegado marroqui, Alî Skalli, tras atacar duramente la politica colonialista de Espana y Portugal y reiterar las reivindicaciones marroqufes sobre Ceuta y Melilla, Ifni y el Sâhara, sostiene que serfa ventajoso para Espana !iberar dichos territorios y permitirles su reintegracion a Marruecos. Concluye afirmando que «el derecho, la justicia y el honor» (términos utilizados por Aznar para encuadrar la politica espanola) hacen deseables unas negociaciones

bila-5 A/C. 41 SR. 1006.

6 AIC. 41 SR. 1039.

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terales 7 Por. su parte, Aznar, en una nueva intervenci6n, alude a aque-llo~ «tern~onos que son objeto de controversias juridicas por parte de pa1ses am1gos para qmenes esta abierta la puerta a negociaciones bila-terales» 8

Asî pues, en el otofio de 1960, el objetivo y la tâctica del Gobier-no marroqui, una :ez desalojada la izquierda del poder, parecen ya muy claros: el ob1et1vo es conseguir el «gran Marruecos» (de Tânger al Sen~ga~), o al menos embarcar al paîs en pos de esa meta prioritaria;

~a tact1ca (por Io que respecta a los territorios controlados por Espa-na) es la de pres10nar con fuerza en las instancias internacionales (fun-damentaln;enre en la ON~) para lograr que el Gobierno espafiol, bajo esta pres1on, acepte negoc1ar la entrega de los territorios en cuesti6n.

Es dec1r, mternacionalizar para bilateralizar.

.A su vez, los delegados espafioles (sobre todo Aznar), en sus decla-rac10nes, acept~n ,-<miden bien los términos que emplean?- que existen '.'cont~~vers1as 1und1cas» con Marruecos (isobre Ifni?, isobre el Sâhara?, a~mb1en sobre Ceuta y Melilla?) y abren la puerta a la «bilateraliza-c1~n», parec1endo poner como unica condici6n la no internacionaliza-c~on del tema. Posiblemente, y dada la actitud de Presidencia del Go-b1erno (v. supra), ello no pase de ser una tâctica dilatoria. De esta for-n_:a, se util~zarfa el. ~efiuelo de una apertura a la bilateralizaci6n como anos desp.ues se ut1hzarân los enfrentamientos entre los pafses magre-b1~os vecmos del Sâhara. .Lo~ peligros de esta tâctica son, con todo, ev1dentes: aparte de contnbmr -como sefialâbamos mas arriba- a la confusion de cuestiones tan diversas como la de Ifni y la del Sâhara, se dan esperanzas a Marruecos y, a corto plazo, se consigue precisa-mente ~na de las cosas que se querfan evitar: que Marruecos intensifi-q~e. la mternacionalizaci6n de estos problemas al comprobar que esta tact1ca emp1eza a dar sus frutos.

5. ESPANA COMIENZA A DESMARCARSE DE PORTUGAL

Vimos mâs arriba c6mo, debido al «impasse» al que se habla llega-do ante !a negati'."a de Portugal y de Espafia a transmitir al Secretario General mformac16n sobre sus territorios africanos por considerar am-bos que no eran TNA sino «provinciaS>>, la Asamblea General decidi6 crear ~n _1~59 un Comité (el «Comité de los 6») a fin de que estudiase los pnnc1p10s que deben servir de gufa a los Estados miembros para

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AIC. 41 SR. 1046.

8 AIC. 41 SR. 1048.

determinar s1 existe o no la obligaci6n de transmitir clicha informa-ci6n.

El 1° de noviembre de 1960 la IVa Comisi6n inicia el examen del informe del «Comité de los 6». Desde el primer momento, y a pesar de las protestas de algunas delegaciones iberoamericanas, el debate se convierte en un proceso

à

la politica colonial de Portugal y de Espafia.

Los ataques mâs duros provienen de los delegados afroasiâticos -cuyo numero se ha incrementado notablemente en esta XV A. G.- y socia-listas. El 3 de noviembre el delegado soviético, Kutchava, sefialaba como colonias espafiolas Ifni, el Sâhara y las islas Canarias 9 Negros nubarrones comenzaban a cernirse sobre la delegaci6n espafiola.

El 7 de noviembre interviene Aznar, quien, tras criticar algunos aspectos del informe y lamentarse del sesgo que van tomando los debates, reitera la postura del Gobierno espafiol (es decir, las «tesis sa-lazaristas» de Presidencia ligeramente «maquilladas» por Exteriores):

« ••• Espafia no sabe qué es un TNA y piensa que no se le puede impo-ner el envîo de informaciôn sobre territorios pretendidamente tales bajo su administraci6n, pero, teniendo en cuenta su voluntad de cola-borar con la ONU, estâ dispuesta a transmitir, en el momento oportu-no, informaci6n sobrè' sus provincias ultramarinas» 10

En la siguiente sesi6n, el delegado bulgaro, Grinberg, sostiene que el Capftulo XI de la Carta (TNA) debe aplicarse a los siguientes «te-rritorios coloniales administrados por Espafia: Ifni, el Sâhara, Fernando Poo, Rfo Muni y las islas Canarias» 11 Al dia siguiente, sin embargo, el delegado indio sefiala que la postura espafiola es mâs conciliadora (el «maquillaje» de Exteriores) que la de Portugal, cuyo delegado, Franco Nogueira, habfa rechazado de piano el informe del «Comité de los 6».

El citado informe, entre otras cosas, enumeraba aquellos indicios (separaci6n geografica y diferencia étnica o cultural, fundamentalmen-te) que hacen que un territorio se presuma como no autônomo y las formas de acceder un TNA al autogobierno: a) independencia, b) libre asociaci6n y c) integraci6n. Todo ello a efectos de determinar cuando existe y cuândo cesa la obligaci6n de transmitir informaci6n sobre los mismos. La IV• Comisi6n aprueba el informe el 10 de noviembre con los votos en contra de Sudâfrica, Portugal y Espafia, el trio de pafses mâs retr6gados en esos momentos en materia colonial.

9 A/C. 41 SR. 1034.

IO A/C. 41 SR. 1038.

l l A/C. 41 SR. 1039.

Entretanto, se habla presentado en la Comisi6n otro proyecto de resoluci6n en el que se enumeraban los TNA sobre los que deberfan transmitir informaci6n Portugal (Angola, Mozambique, etc.) y Espafia (Ifni, el Sahara occidental, Fernando Poo y Rfo Muni). La delegaci6n espafiola, gracias a las ambiguas declaraciones de Aznar y con el pre-texto también de la existencia de reivindicaciones sobre algunos de ellos, negocia la supresiôn de la lista de los TNA espafioles.

Sin embargo, el 11 de noviembre el delegado ucraniano presenta una enmienda reintroduciendo la lista antes citada de TNA administra-dos por Espafia, a los que afiade «las islas Canarias» 12El ambiente se caldea. Los delegados indio y argentino sostienen que el corn promiso espafiol de enviar informaci6n es categ6rico. El delegado marroqui, Ali Skalli, reitera las reivindicaciones marroquîes sobre Ifni, el Sahara, Ceuta y Melilla y ataca con dureza la actitud espafiola, que equipara a la portuguesa.

En la sesi6n siguiente 1\ Aznar insiste: Espafia ha decidido volunta-riamente transmitir al S. G. informaci6n sobre sus «territorios» (ya no

<lice «provincias») africanos. Algunas delegaciones se muestran discon-formes con la revisi6n del proyecto y con la diferencia de trato a Es-pafia y a Portugal. El delegado colombiano defiende la espafiolidad de las Canarias. Otros delegados insisten en que las declaraciones espafio-las son todavfa demasiado ambiguas. Aumenta la presi6n sobre la dele-gaci6n espafiola. Se levanta la sesi6n.

Al abrirse de nuevo la sesi6n (en el intermedio presumiblemente la delegaci6n espafiola habria pedido nuevas instrucciones a Castiella), el embajador Lequerica declara: 14 «El Gobierno espafiol ha decidido transmitir al S. G. informaci6n respecto a los territorios a que se re-fiere el Capitulo XI de la Carta».

Esta lac6nica declaraci6n de Lequerica puede considerarse como hist6rica. Por ella, el Gobierno espafiol no solo se compromete a e!'l-viar informaci6n al S. G. sobre sus colonias africanas sino que -Io mas importante- procede a su «desprovincializacion», al reconocer por pri-mera vez su caracter de TNA. De esta forma, en Nueva York, Espafia iniciaba su desmarque en el tema colonial de Portugal, que proseguira su politica, «orgullosamente solo», hasta ... el 25 de abri! de 1974.

La declaraci6n de Lequerica da paso ya a la votaci6n del proyecto de resoluci6n. Las enmiendas ucranianas son rechazadas y se adopta,

12 AIC. 41 SR. 1046.

11 A/C. 41 SR. 1047.

14 AIC. 41 SR. 1048.

el proyecto enumerando unicamente los TNA portugueses.

por tanto, , f ·

La delegaci6n espafiola vota a favor de los ~arra os que menc10nan ex-nte a Espafia y en contra de la totahdad.

presame b 1 J · ,

El 15 de diciembre el pleno de la Asamblea aprue a . a reso uc10n d d el informe del «Comité de los 6», que se conv1erte en

reso-a optreso-an o A

luciôn 1541 (XV) L\ y la reso,luci6n enumeran~o los TN portugueses rdando con satisfacc10n» la declarac10n de Lequenca, que se

y «reco . ,

convierte en resolucion 1542 (XV). , .

A s1, en , unas horas ante la presi6n creciente a que se hab1a v1sto ' . . . sometida la posici6n espafiola y, especialment~, ante el

1 nesgo

1 mmm~n-te de ver incluidas las Canarias entre los mmm~n-terntonos co orna es espano-les (primer intento internacional en este sent1do, cuyas. repercus1ones para el futuro, de haber prosperado, pueden facilmente 1magmarse), el Ministerio de Asuntos Exteriores lograba abnr una brecha en las .con-cepciones reaccionarias del almirante Carrero y su ~q.u~po de Pres1den-. Pero se trataba de una simple brecha. En defmmva, como luego

oa. 1 d 1 G b. - 1 s

veremos, Jas contradicciones en la po itica e o 1erno espano en e -tos temas (Presidencia «versus» Exteriores) van a ser cada vez mas pa-tentes.

6. SUBIDA AL TRONO DE HASSAN II

El 24 de febrero de 1961 muere inesperadamente, al parecer de re-sultas de una operaci6n de apendicitis, el rey Mohamed V. El, 3 de marzo sube al Trono su hijo el principe heredero Muley Hassan. El nuevo monarca asume también la jefatura del Gobierno -del que ya era el «hombre fuerte» como vimos mas arriba- y, en principio, con-firma a los ministros de su padre. Sin embargo, en el mes de. mayo Has-san II forma un nuevo Gobierno, asimismo bajo su pres1denc1a. La carrera de Exteriores queda vacante, Io cual significa que la polîtica exterior marroquf la va a dirigir directa y personalmente el prop10 Rey con la colaboraci6n de Ahmed Balafrech, a quien nombra «mm1s-tro representante». Minis«mm1s-tro del lnterior, y segundo «hombre fuerte»

después del rey, sera Ahmed Reda Guedira, su ex-jefe de Gabmete .. En Economia continua el istiqlalî Duiri. Por otra parte, entre los mm1s-tros de Estado, aparecen Allal-el-Fassi (Asuntos islamicos) Y el v1eio

LI Al haberse adoptado la res. 1541 un dîa después que la famosa 1.514, hay quienes han pretendido mantener la tesis de que aquella supera a ésta. En reahdad, la res. 1541 - d · el valor de ambas no depende en ab-empieza a gestarse un ano antes, pero, en to o caso,

soluto del orden cronologico de adopcion por parte de la XV Asamblea General. Por otra parte, ambas son perfectamente compatibles aunque la 1.541, fruto de un comprom1so entre potencias coloniales y no coloniales, sea màs moderada.

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