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EXPERIENCIAS DE FRACASO EN PYMES DE LA CE

In document La creación de empresas (página 39-43)

Causas de fracaso Orden de importancia

Problemas financieros 1.º

Demanda insuficiente 2.º

Fuerte competencia 3.º

Problemas organizativos y de gestión 4.º

Falta de capacidad empresarial 5.º

Racionamiento de crédito 6.º

Problemas de carácter personal 7.º

Problemas técnicos, lagunas de información y de capacidad técnica 8.º

Producto inadecuado 9.º

Presión fiscal 10.º

Problemas relacionados con los mercados 11.º

Problemas estratégicos 12.º

Retraso de pagos/morosidad 13.º

Problemas locacionales 14.º

Coste del crédito 15.º

Burocracia 16.º

Costes sociales 17.º

te, sólo con los ahorros propios y de los familiares más próximos, como veremos en el capítulo VII, y en condiciones modestas y precarias. Y, no obstante, si disponían de un producto o servicio adecuado, salieron adelan- te gracias a la especial habilidad del empresario así como a su motivación y tesón.

Nunca antes había existido una oferta tan copiosa de capital semilla, capital riesgo y líneas de crédito especiales para las PYMES, como veremos en el capítulo VII.

La motivación del empresario

Otro mito muy arraigado en la sociedad es que el principal móvil del empresario es el «ánimo de lucro». La realidad es que, como veremos en el capítulo II, las motivaciones dominantes son muy distintas.

Por tanto, llegamos a la conclusión que las dificultades señaladas o los problemas y las causas que generalmente se indican como responsables del fracaso de las nuevas empresas o PYMES son puros mitos. La realidad es que, en un marco institucional dado, hay una sola causa del fracaso y un solo problema, a saber: el empresario.

Las personas que contemplan la creación de una nueva empresa harán bien en revisar sus ideas sobre cuanto antecede y sobre lo que hemos llamado mitos. Ello es importante porque, como veremos en el capítulo siguiente, el empresario ha de estar convencido de que el éxito de su nueva empresa depende más de sus motivaciones, conocimientos, experiencias y habilidades que de factores externos.

II. Características del empresario

2.1. Objetivos

El empresario es, como hemos visto en el capítulo anterior, la figu- ra central en el proceso de la creación de una nueva empresa. Ello explica que el estudio de sus características y rasgos psicológicos hayan ocupado un lugar preferente en la primera etapa de la investigación empírica sobre la creación de empresas. En dichas investigaciones se ha partido de dos supo- siciones básicas, a saber:

1.ª El empresario tiene un perfil psicológico distinto del resto de la población.

2.ª Los empresarios de éxito tienen un perfil psicológico distinto de los empresarios menos exitosos.

A continuación trataremos las principales características del empre- sario fruto de las investigaciones realizadas en este campo.

2.2. Perfil del empresario

2.2.1. Necesidad de independencia

La motivación más específica, más general y también más profunda del empresario es su deseo y necesidad de independencia. Fueron Collins y Moore (1964) los primeros en detectarla y en analizar sus raíces psicológi-

cas. Lo que más sobresale de la personalidad del empresario es que se resis- te a someterse a una autoridad y su dificultad de trabajar en una estructura jerárquica propia de las organizaciones; de ahí su necesidad de huir de las figuras de autoridad en busca de independencia y autonomía.

Aparte de esta evasión de las figuras de autoridad, con el deseo de independencia está asociada la motivación de autorrealización personal, la posibilidad de poner en práctica las propias ideas, así como la de crear algo propio.

Por tanto, los aspectos que definen esta motivación de independen- cia personal son la huida de las figuras de autoridad, por un lado, y el deseo de la libertad de decisión y acción, por otro.

El motivo de independencia del empresario ha sido identificado como el más sobresaliente y característico de su perfil psicológico por práctica- mente todas las investigaciones realizadas. Así, por ejemplo, en los países anglosajones aparte de Collins y Moore, tenemos Shapero (1975), Litvak y Maule (1976), Roberts y Wainer (1971), etc. También el informe Bolton subraya la importancia especial de la necesidad de independencia. De la mis- ma manera, en las investigaciones realizadas en Europa central esta motiva- ción figura en primer o segundo lugar. Así, por ejemplo, en Klandt (1984), Leithner (1977), Oelschläger (1971), Urbat (1974), Szyperski y Nathusius (1977), etc.

En España, en la investigación realizada por Veciana y Genescà sobre «Actitudes hacia la creación de empresas» (1984) el motivo de «inde- pendencia personal», también queda situado en primer lugar (véase la tabla 2.1), al igual que en los resultados de otras encuestas.

Algunos estudios han comprobado que esta motivación de indepen- dencia se da en grado significativamente más elevado entre los empresarios que han creado una empresa que en la población en general. Este es el caso de Hornaday y Aboud (1971) y Komives (1972). Según Szyperski y Nathu- sius, esta motivación está presente en igual medida entre los empresarios reales, es decir, los que ya han creado una empresa, que entre los «empre- sarios potenciales», es decir, los que estaban interesados en crear una empresa.

2.2.2. Infancia dura y comienzo difícil

Una infancia turbulenta e inquietante se repite constantemente en los relatos de muchos empresarios. En la muestra de Collins y Moore la refe- rencia a una infancia difícil es el argumento común a prácticamente todos los empresarios entrevistados. Temas tales como «huida de la pobreza, hui- da de la inseguridad, muerte y muerte repentina, padres que se fueron o padres que fueron abandonados por el hijo» se repiten con harta frecuencia. Otra característica de la infancia de los empresarios es que empeza- ron a trabajar a una edad muy temprana, ya sea en el negocio familiar o a sueldo fuera de casa. Generalmente, han hecho varios trabajos.

–«Nuestra familia era humilde [...] Llegamos a Vitoria con lo pues- to. Vivíamos en un piso subarrendado que compartíamos con otra familia [...] Yo, como no tenía edad para ser aceptado como aprendiz, entré en casa de unos magníficos amigos y parientes como recadista, en principio, y des- pués como aprendiz de zapatero remendón, hasta que cumplí los catorce años» (Jesús Echevarría).

Tabla 2.1

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