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SISTEMA ECONOMICO ANÁLISIS MACROECONÓMICO MARCO CONCEPTUAL E HISTORICO

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SISTEMA ECONOMICO

ANÁLISIS MACROECONÓMICO

MARCO CONCEPTUAL E HISTORICO

Por ser el sector cafetero y agropecuario la base de la economía del municipio y la subregión, ha de dársele la mayor importancia. Además, en la subregión, no existen industrias ni manufacturas que destaquen su importancia relativa. Más del 80% de la población se dedica o depende directa o indirectamente de la actividad agrícola cafetera, la cual a su vez dinamiza las demás actividades como el comercio y los servicios de educación, bancarios y otros.

La situación económica del municipio no escapa a la crisis general del país y sus causas se enmarcan en los fenómenos de la apertura económica, globalización o privatización aplicadas mediante las políticas neoliberales. Para el análisis macroeconómico nos remitimos a los diversos estudios realizados por Jorge Enrique Robledo sobre la historia del café en la economía colombiana, el sector agropecuario y la economía en general, por tener un punto de vista independiente y gran influencia entre nuestros caficultores, y ser de los autores de más actualidad

.

Neoliberalismo y desastre agropecuario l

Nos apoyamos en la ponencia de Jorge Enrique Robledo2:

Los problemas del sector agropecuario colombiano no empezaron con la apertura. Con anterioridad a esta política también existían sesgos en su contra, en comparación a como trataban los gobiernos de los países desarrollados a sus agricultores y ganaderos. En un país en el que no se producían tractores ni maquinaria agrícola, los aranceles a los equipos importados eran de los más altos del mundo. Tampoco había crédito abundante y barato como se requería. Los costos de los agroquímicos siempre fueron de monopolio. Los precios de sustentación, cuando y en los cultivos en que existieron, nunca satisficieron por completo las necesidades de los productores. Las redes institucionales de comercialización en general brillaban por su ausencia. Los distritos de riego, claves en la modernización agropecuaria, no tenían la extensión deseada. Y la educación, investigación y asistencia técnica especializadas estaban bien distante de las que se disfrutaban en las potencias. En consecuencia, la modernización empresarial no tenía los niveles de los países que se hallaban en la vanguardia tecnológica y productiva y buena parte del sustento alimentarlo nacional se apoyaba en las débiles espaldas de un campesinado pobre o medio que, para agravar las cosas, en una proporción muy considerable laboraba en las empinadas laderas andinas.

Entre las trabas oficiales al incremento de las productividades de antes de 1990 también contó, y de qué manera, que las importaciones de productos agropecuarios constituyeron un flagelo que azotó periódicamente a los productores, siempre con el pretexto de combatir la inflación. A lo largo de este siglo también hubo aperturas en 1935, 1954, 1966 y entre 1973 y 1982, además de las numerosas importaciones puntuales que generalmente llegaron en el preciso momento en que salían.

Cómo olvidar que Colombia fue autosuficiente en trigo hasta 1956, años a partir del cual los gobiernos decidieron entregarle el mercado nacional a los llamados "excedentes" de los Estados Unidos, importaciones que se hicieron baratas hasta cuando lograron el cometido de desaparecer en la práctica la producción nacional.

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Por esa falta de garantías para producir en el campo, buena parte de su atracción a los inversionistas estuvo, más que en la producción propiamente dicha, en el incremento del precio de las tierras, valorización que justificaba sostener negocios con rentabilidades relativamente bajas a la espera de que en la venta de las fincas se hiciera una ganancia capitalizada. Por su parte, los campesinos y los indígenas sobrevivieron amparados por débiles economías de autoconsumo que se fundamentaban en la sobre explotación de la mano de obra familiar y en su notoria pobreza.

Proteccionismo Versus Apertura: Un Falso Dilema.

Entonces, una de las grandes falacias sobre las que se montó la apertura consistió en señalar que el agro nacional estaba excesivamente protegido y que si no se había desarrollado más era porque los empresarios y los campesinos habían abusado del llamado "paternalismo" estatal. Pero, y a aquí el pero es del tamaño de una cordillera, también era cierto que si bien el sector no funcionaba como debía, de él derivaban su sustento campesinos, indígenas, jornaleros y empresarios, quienes, además, le hacían aportes significativos al desarrollo del país.

Estando así las cosas, con un desarrollo mediocre en el agro (y también en la industria), se facilitó el ardid neoliberal de plantear que el proteccionismo había fracasado y que, por tanto, la felicidad cubriría a los colombianos si se abría el país a las importaciones foráneas y si se eliminaba o reducía hasta el mínimo el apoyo del Estado a los productores. Los conceptos "protección", "subsidio" y "respaldo" fueron proscritos porque, según decían los aperturistas, alcahueteaban la ineficiencia y la pereza de los empresarios y los campesinos y estimulaban la corrupción estatal. Para justificar la doctrina de "sálvese el que pueda" y dejar expósitos a los nacionales ante las asechanzas foráneas, también se dijo, y sin ruborizarse siquiera, que el país invadiría al mundo con sus productos.

Ofensiva Aperturista

Fue tanta y tan sistemática la ofensiva ideológica de los aperturistas, que para los que no estaban al tanto pudo parecer que sus recetas tuvieron respaldo unánime. Eran los días en que cualquiera que se declarara neoliberal disfrutaba de enjambres de micrófonos que le amplificaban sus ocurrencias y como por encanto lo convertían en sapiente estadista. La celada se completó calificando de "dinosaurios", "seres del pasado", "paternalistas", "enemigos del progreso" y hasta "cómplices de la corrupción oficial" a quienes nos opusimos al engendro, apelando al manido truco de reemplazar el análisis sobre los hechos por el ataque a las personas.

Debate y Constancias Históricas

Pero a pesar de la andanada neoliberal, los opositores dejamos nuestras constancias, optimistas con el resultado que a la postre tendría el debate, porque sabíamos que él "bien venidos al futuro" de Gaviria no era más que el intento de meter como novedoso el refrito de las doctrinas que en los siglos XVIII y XIX acuñara Adam Smith, ciudadano inglés que había teorizado para servirle al imperio del cual era súbdito y con el obvio propósito de impedir que Francia, Alemania, Estados Unidos y los restantes países que podían competirle pudieran salir del atraso productivo y desarrollar economías capitalistas prósperas.

Advertencias a la Nación

En letras de molde quedaron las advertencias de que la aplicación del modelo neoliberal conduciría la nación al matadero. Así se dijo en los muchos análisis publicados en las revistas Deslinde y Agricultura Tropical en estos nueve años y en los de analistas tan autorizados como Abdón Espinosa Valderrama, Jaime Carvajal Sinisterra, Fabio Echeverri Correa, Antonio Alvarez Restrepo, Samuel Hoyos Arango, Jorge Child y, especialmente, Eduardo Sarmiento Palacio, quien, por nueve años y en una valerosa columna semanal, ha desmontado uno a uno los infundios neoliberales y dejado en ridículo la supuesta sabiduría de sus más connotados voceros. Inclusive, y cuando Gaviria aun no había culminado su compraventa de conciencias, Salomón Kalmanovitz, en ese momento un simple profesor universitario, sometió al escarnio público a Rudolff Hommes, porque éste había escrito, antes de que lo nombraran ministro y refiriéndose a la apertura,

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Entre las muchas cosas que quedaron claras en los orígenes de la apertura estuvo la de que ella no era el producto de la genialidad de algún cerebro criollo y que se estaba ante la definitiva concreción de una emboscada que se intentaba desde antes. Dos años antes de definirla, el 7 de noviembre de 1988, en el periódico El Tiempo, el ex ministro de hacienda Edgar Gutiérrez Castro advirtió que Colombia estaba siendo sometida "a un peligroso desmantelamiento de los controles sobre sus importaciones", por cuenta de "una política dictada por el Fondo Monetario Internacional. Por su parte, a los pocos días de aprobada la definitiva desprotección del mercado interno, Abdón Espinosa Valderrama, ministro de hacienda del gobierno de Carlos Lleras Restrepo, explicó la decisión como el producto de un chantaje y agregó que se estaba ante una estrategia ya ensayada y fracasada en Colombia.

Según éste,

"El equipo económico del gobierno (de Barco) ha dado, en sus postrimerías, prueba de heroico estoicismo al guardar escrupuloso silencio sobre el origen de la mal llamada apertura de la economía colombiana. Ha preferido asumir valientemente su responsabilidad a compartirla con la institución de donde provino su exigencia como requisito sine qua non para desbloquear el otorgamiento de sus créditos.

En efecto, el Banco Mundial los tenía virtualmente suspendidos, (...). Si (el gobierno) quería obtener nuevos préstamos, siquiera equivalentes al pago de capital, debía comprometerse a liberar sus importaciones, o, en términos más benignos, abrir su economía...

Anteriores experimentos de liberación de importaciones, también impuestos desde afuera como supuestos requisitos de la aceleración del desarrollo, tuvieron adversos resultados: estrangulamiento exterior en 1966 y recesión económica en 1981-82"4.

Multimillonarios subsidios a la producción agropecuaria

También se advirtió que en el caso de los productos agropecuarios que hacían parte de la oferta de las grandes potencias, los agricultores y ganaderos colombianos no darían ni un brinco, porque en esas naciones trabajaban, entre otras ventajas, con el respaldo de unos subsidios que sumaban la enorme suma de 320 mil millones de dólares anuales, aportes que no iban a ser desmontados por la retórica del mal llamado "libre comercio", como quedó demostrado en la Ronda de Uruguay, donde Estados Unidos y sus socios en el control del Banco Mundial apenas aceptaron disminuirlos en 21 por ciento, dejándolos en 252.800 millones de dólares al año (!)5, promesa que por supuesto tampoco cumplieron. Y por el contrario, han crecido durante el 2000 a más de 380 mil millones, siendo en los Estados Unidos superiores a 28 mil millones.

Y que ese comercio internacional de productos agrícolas y pecuarios era aun más corrupto que las muchas corruptelas nacionales que usaban los aperturistas como pretexto para dejar indefensos a los productores colombianos, lo explicó Carlos Gustavo Cano, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, cuando dijo:

"(Sé) sabe que el comercio internacional de dichos bienes no solo no es diáfano sino que es muy oscuro y que, bajo su turbia sombra, la supuesta corrupción de los organismos públicos que intervienen en él es apenas un pálido reflejo de la del sector privado y transnacional"6.

Competencia entre Naciones

Otra de las afirmaciones que se hicieron anticipando la gravedad del impacto de la apertura sobre toda la nación fue la muy certera de Darío Múnera Arango presidente de la Junta Nacional de la Andi, quién señaló:

"entonces yo llego a la tesis de que la competencia no es entre empresas sino entre naciones, naciones completas (... ) en el ámbito internacional, más que la capacidad de competencia empresarial o de competencia industrial juega la capacidad nacional de competencia.”7.

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ellos actúan, es decir, las condiciones nacionalesque les hayan permitido, o no, acumular grandes capitales y las tecnologías que de ellos se derivan, y si se benefician de maquinarias con precios razonables, de créditos abundantes y baratos, de insumos con precios bajo control, de altos niveles de educación, investigación científica y asistencia técnica, de grandes y pudientes mercados internos, de enormes obras de infraestructura, de fletes internos baratos, de subsidios abiertos y encubiertos, de barreras proteccionistas arancelarias y fitosanitarias y de las restantes garantías que, en últimas, determinan quién vence a quién en la competencia internacional. Lo determinante del papel de las condiciones generales de la economía en el éxito o fracaso de los individuos, lo ilustra bien un ejemplo: por inteligente y fuerte que sea y por mucho que entrene un nadador, poco saca si el encargado de ponerle la temperatura al agua de la piscina la sube a cien o la baja a cero grados, así éste le monte una cantaleta acusándolo de no mover bien los brazos o de no respirar adecuadamente, como hacen los aperturistas con los productores nacionales.

Una vez se hizo el ejercicio de comparar cómo se producía en el agro de Colombia y en el de Estados Unidos, por ejemplo, quedó claro que la capacidad nacional de competenciade los colombianos era bastante menor, y no-solo porque los subsidios de esa potencia a su sector agropecuario sumaban unos 80 mil millones de dólares al año. Cuando la apertura empezó, toda la producción se hacía allá con equipos de significativo poder y, con frecuencia, por auténticos monopolios que controlaban capitales e inversiones inmensas, porque no existía la producción campesina, entendida ésta como la que hacen quienes carecen de manera absoluta de un capital o lo tienen de muy escaso monto y deben entonces laborar con sus manos y las de su familias, sin contratar mano de obra asalariada o en muy poca cantidad, y sin el empleo de maquinarias que les aumenten la productividad de su trabajo. También se señaló que los precios de sustentación norteamericanos eran tan efectivos que hasta habían permitido garantizarles el ingreso a los agricultores para que no sembraran o pagarles, por cuenta del Estado, el sacrificio de millares de vacunos y el derrame de millones de litros de leche, para impedir superproducciones consideradas indeseables. Eran tan notorias las diferencias en las tasas de interés de los créditos, que no es del todo exagerado decir que allá los productores pagaban por el dinero en un año lo que aquí se les cobraba en un mes, con esos intereses menores expresándose también en las cartas de crédito utilizadas por los intermediarios de otros países que compraban sus exportaciones, negocios que solían ser impuestos a los países atrasados con la complicidad de los organismos financieros internacionales.

En tanto aquí el riego apenas respaldaba una porción pequeña del área sembrada, allá era prácticamente omnipresente, gracias a que desde la década de 1930 el Estado había hecho por su cuenta grandes inversiones en represas y canales. Mientras en esas tierras los fletes se abarataban por el común empleo de nos y ferrocarriles como sistemas de comunicación, en éstas casi todo se cargaba por carretera, el sistema de transporte más costoso que existe después del aéreo. En tanto allá existía una formidable red de universidades públicas gratuitas y multitud de centros de investigación financiados por el gobierno, que ponían a disposición de los productores especialistas a porrillo y casi que a diario semillas mejoradas y avanzados recursos para controlar las plagas, aquí apenas había unas pocas facultades de agronomía y veterinaria signadas por la escasez de recursos, y los institutos de investigación, mal dotados y financiados, eran la excepción y no la norma, a pesar de que en los países de las zonas templadas los gélidos inviernos se encargan de hacer fuertes controles fitosanitarios cada año, mientras que en las regiones tropicales las plagas se reproducen y mutan con extraordinaria rapidez, realidad que genera diferencias naturales enormes y de grandes consecuencias a la hora de competir. Para completar el cuadro de las desemejanzas, allá solo se producía en tierras planas y aquí buena parte de la agricultura y la ganadería se hacía en las montañas, donde ni siquiera era posible beneficiarse de muchas de las posibilidades que ofrece el empleo de la rueda. En resumen, a cada agricultor y ganadero norteamericano lo llevaban de la mano el Estado y la capacidad nacional de competenciaque los gobiernos habían creado y mantenían, cuando en Colombia ocurría todo lo contrario. Y las garantías en Europa y Japón eran aún mayores.

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Protección Estatal al Agro y Seguridad Alimentaria

También se explicó que si todos los gobiernos de todas las potencias protegían sin escrúpulos a su agro, no lo hacían porque sufrieran de una particular estupidez que los indujera a convertir en perezosos a sus pueblos - como podría deducir algún neoliberal ignorante -, sino en razón de las conveniencias de sus monopolios y del conjunto de sus naciones. Porque en el capitalismo el agro termina por desaparecer sin la debida protección del Estado, porque los menores precios de los alimentos disminuyen el precio de la mano de obra y, por esa vía, de todas las mercancías, porque los consumos de la producción agropecuaria jalonan la industria y el resto de la economía, porque las exportaciones de productos agrícolas constituyen una parte vital de sus comercios exteriores, hasta el punto que en 1995 las norteamericanas superaron los 50 mil millones de dólares, y, por sobre todo, porque país que no garantice la seguridad alimentarla de su pueblo perderá su soberanía nacional y será indefectiblemente sometido a lo que le quieran imponer los que le vendan y controlen su comida, y especialmente los cereales, el alimento estratégico por excelencia.

Sin lugar a dudas, en la campaña neoliberal tendiente a convencerla los colombianos de que la soberanía nacional ha caducado en la era de la "globalización", también cuenta que así se prepara el terreno ideológico para eliminar o reducir hasta la insignificancia la producción cerealera, sin que se generen protestas proporcionales al tamaño del atentado. Así se entiende porqué la ministra de agricultura de Samper, cuando le preguntaron qué opinaba acerca de que las importaciones de maíz hubieran pasado de 17 mil a 1.7 millones de toneladas a partir de 1990, tuvo el descaro de responder:

"Colombia tiene que entender que no puede ser un país competitivo en producción de cereales"9,

Afirmación que si se hubiera hecho en cualquiera de los países desarrollados que los aperturistas criollos dicen imitar, habría provocado la destitución fulminante de la funcionaria o la caída del gobierno.

Lo otro que se aclaró fue por qué el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, los cancerberos de los intereses de los monopolistas norteamericanos y de las restantes potencias, decidieron pisar el acelerador de la política aperturista precisamente en ese momento. Según Lester Turow, decano de la escuela de administración del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT):

"tome cualquier producto, sume la capacidad mundial para producirlo, calcule a cuanto habrá de comprarlo el mundo, y habrá cuanto menos un 30 por ciento de exceso de capacidad de producción" 10.

Y para el caso del agro, Turow detalló:

"el mundo sencillamente puede producir más que lo que necesitan comer los que tienen dinero para pagar. Ningún gobierno firmará un acuerdo que obligue a un elevado número de sus agricultores y a una gran extensión de sus tierras a retirarse de la agricultura"11,

Con lo que dejó claro que la humanidad padece por una de las clásicas crisis de superproducción que periódicamente azotan a las economías de mercado, que la apertura busca sacar tierras, agricultores y ganaderos del negocio agropecuario como solución a ese exceso de capacidad productiva y que cuando habla de "ningún gobierno" no se refiere a los de Barco, Gaviria, Samper y Pastrana, sino a los de Estados Unidos y de las restantes potencias.

La ruina de millones de productores nacionales: un propósito neoliberal

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competidores, razón que explica porqué en el deporte, la actividad humana competitiva por excelencia, se compite pero dentro de categorías precisamente establecidas. Sin duda alguna, el público reclamaría indignado contra un promotor de boxeo que metiera en el mismo ring a un peso pesado y a un peso pluma, así a éste lo hubiera tramado dictándole varios cursos para mejorarle su autoestima.

Que por diversas razones que no es del caso detallar aquí, en Estados Unidos, Japón y Europa exista una política que se empeña en mantener con vida a sectores de productores no monopolistas en su agro, no debe entenderse como que éstos, y los del resto del mundo que logren sobrevivir, quedarán exentos de tributarle al gran capital transnacional. Aun si a esos productores se les permitiera mantenerse en el negocio indefinidamente, jugando el papel de concentrar parte de la producción alimentarla del mundo, serán cada vez más una especie de siervos de los monopolios de agroquímicos, de semillas y comerciales. Que se trata de empresas que poseen poderes cada vez más descomunales y que actúan en los más diversos campos, como corresponde con la época de la definitiva consolidación del capital financiero como el amo y señor del capitalismo, lo muestra bien el caso de Cargill, conglomerado que tuvo ingresos por 60 mil millones de dólares en 1996 y que controla el 25 por ciento de las exportaciones de grano, un quinto del procesamiento de maíz y un cuarto del triturado de semillas oleaginosas de Estados Unidos, país donde también posee trescientos elevadores de grano. La diversidad de intereses de Cargill, que tiene 79.000 empleados, activos en 65 países y comercia con 100, incluido Colombia donde compra café, se entiende mejor cuando se sabe que produce casi la mitad del jugo de naranja que se consume en Moscú. Desarrolla una semilla de maíz en Pakistán, para alimentar los pollos que sacrifica en Tailandia y se consumen en Japón" 12 .

El corolario de estas políticas de concentración de la riqueza podría ser la adquisición de las mejores tierras de todos los países que lo permitan por parte de las transnacionales de los imperios, en todo de acuerdo con el acaparamiento que ya se observa en las finanzas, la industria y el comercio. Lo ocurrido en Argentina, donde el área comprada por dos inversionistas, uno norteamericano y otro europeo, suma más de medio millón de hectáreas, alerta lo que podría terminar ocurriendo en Colombia y en todas partes.

La tenaza de la apertura: tecnología y miseria

Además, era previsible que países distintos a los desarrollados también pusieran en aprietos la producción nacional, como sucede con el Ecuador, pues dado su menor desarrollo relativo poseen costos de mano de obra substancialmente inferiores a' los colombianos. Eso es lo que ocurre con Tailandia, país que en el arroz tiene una productividad del trabajo 21 veces inferior a la colombiana 13 y, sin embargo, es el primer exportador del mundo.

Y que no digan los neoliberales que no se les advirtió que las licencias de importación de la apertura le darían "patente de corso" al contrabando, forma de corrupción que, además, se facilitó con las primeras determinaciones legales del gaviriato; o que no era obvio que los acuerdos subregionales, como el de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), podían servir para triangular importaciones norteamericanas o de cualquier otra parte, como en efecto ha ocurrido.

La tesis neoliberal de que el agro colombiano debía dedicarse exclusivamente a los productos tropicales de exportación, porque en ellos las ventajas del clima liberaban al país de tener que competir con los productos de las zonas templadas de Europa, Estados Unidos y del hemisferio sur, también fue rebatida. Y lo fue porque era apenas natural que más de medio centenar de países pobres dedicados a sembrar lo mismo agravarían la tendencia a la superproducción de esos cultivos y la caída de los precios, experiencia ya comprobada en el banano y el café; porque carecía de sentido común emplear las posibles exportaciones de pitayas, por ejemplo, como pretexto para justificar las importaciones de maíz; y porque en esos productos de exportación los cultivadores nacionales terminan por dejar de ser campesinos y empresarios libres para convertirse en una especie de peones de las transnacionales que monopolizan la comercialización internacional, como gráficamente lo explicara un bananero del Magdalena.

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autorizado producir las potencias en esta etapa y aceptar que sus tierras solo sirvan para cargar rastrojos? ¿Será a esto a lo que aspiran las concepciones más agresivas del imperialismo ambientalista, las cuales buscan crear en el orbe zonas "pulmones" que descontaminen lo que contaminan las potencias?

Por lo demás, la preocupación anotada atrás de que las transnacionales vienen hasta por la producción agropecuaria, incluida la de los cultivos tropicales, ya tiene base material en Colombia. Fuera de desalojar de buena parte de la comercialización del banano de Urabá a las empresas nacionales, las compañías extranjeras han incursionado en la producción bananera de esa región, donde ya poseen más de seis mil hectáreas. Lo más reciente al respecto es que Dole ya adquirió tres de las principales empresas que cultivan flores en la sabana de Bogotá, compra que no por casualidad coincidió con la decisión norteamericana de cesar en las acusaciones de dumping en las Cortes de ese país en contra de las exportaciones colombianas.

Obviamente, también se resaltó que la apertura llevaría a un rotundo descalabro por otra razón, además de las ya anotadas: la existencia de una pavorosa violencia que se ha enseñoreado particularmente del campo y que, por supuesto, hace bien difícil, cuando no imposible,atender como se debieran la agricultura y la ganadería.

A pesar del conocimiento de estas verdades, las cuales se encuentran todas en los textos elementales de economía, los neoliberales empotrados en el poder decidieron aplicar la totalidad de unas recetas en las que apenas jugaron el melancólico papel de traducirlas del inglés, sólo que tuvieron que hacerlo con un inconveniente: quedaron impedidos para defenderse alegando que nadie les había anunciado lo que sucedería, aun cuando la verdad es que hicieron todo lo que tuvieron a su alcance para conseguir la unanimidad del pensamiento, mediante la oferta de puestos, prebendas y contratos y el empleo de amenazas, exclusiones y castigos.

Luego de los análisis reseñados, no había que ser adivino para prever cuál sería el resultado de la introducción del llamado "mercado libre" en el comercio internacional del café, de la baja de los aranceles a los productos agropecuarios importados y de la eliminación o el debilitamiento del respaldo estatal al agro nacional. ¿Y qué ocurrió? ¿Progresaron la agricultura y la ganadería? ¿Creció la riqueza y el empleo? ¿Se redujeron la pobreza y la miseria? ¿Hubo un salto hacia el futuro o Colombia cayó como una piedra hacia el pasado?

Entre 1992 y 1999 desaparecieron cerca de seis millones de sacos de café de la cosecha nacional y los cafetales que superaron la edad crítica pasan del 40 por ciento del total, todo lo cual agravó la pauperización de los cafeteros que venía de atrás: el 95 por ciento sobrevive con cafetales de menos de cinco hectáreas, el 88 por ciento con menos de tres y el 60 por ciento con menos de una, situación que el editorial de La República del 11 de diciembre de 1997 resumió como que “se avanza en un acelerado proceso de proletarización”, del sector.

Desastre Agropecuario Nacional

Si las cosas no son peores, fue porque con la lucha de los agricultores, en la que ocupó papel importante la orientación de Unidad Cafetera, se consiguió la condonación total de cerca de cien mil deudas bancarias anteriores a 1994. Pero no obstante este logro, lo cierto es que la caída de la producción interna es tan grave que ya el ministro de hacienda, con todo desparpajos sin proponer medidas de fondo para evitarlo, anunció la muy probable importación de café en el año 2000 (!). Ver para creer.

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extraño que 72 de cada 100 habitantes en las zonas rurales ya no sean pobres si no miserables, pues aparecen por debajo de la "línea de pobreza que define el gobierno.

Cada una de las causas del desastre es conocida. Utilizando una supuesta lucha contra la corrupción como el pretexto favorito para justificar cualquier atentado contra los colombianos, se eliminaron o debilitaron las medidas e instituciones que en algo respaldaban el agro. Así se liquidó el Idema y con él los precios de sustentación que algún control ejercía sobre las maniobras de los intermediarios; las tasas de interés de los créditos para el sector se igualaron con las comerciales y éstas se llevaron a niveles confiscatorios; el precio de los insumos se dejó al arbitrio de los monopolios de agroquímicos; a la Caja Agraria se le redujeron sus recursos hasta anquilosarla, primero, y liquidarla, luego; la investigación se redujo a casi nada y se le quiere entregar la responsabilidad de hacerla a las débiles agremiaciones de los productores y los precios de los combustibles y las tarifas de los servicios públicos y los impuestos se escalaron para poder auspiciar las privatizaciones y compensar las bajas de los aranceles a las importaciones.

Como era de esperarse, los productos de exportación no se salvaron de la crisis, colocando nuevamente al desnudo la estulticia neoliberal, la cual los propuso, y con cinismo lo sigue haciendo, como la salida del sector. El café, además de sufrir por las mismas razones del resto del agro, fue la primera víctima de las concepciones neoliberales. El rompimiento del Pacto que le ordenaba su comercio internacional le entregó a las transnacionales la libertad de esquilmar sin contemplaciones a los productores, mediante el establecimiento de precios de compra tan bajos que alcanzaron a ser de casi un tercio de los vigentes antes del rompimiento.

3.1.1.12 Productos tropicales: superproducción relativa y baja de precios

A su vez, los bananeros han sufrido por los precios de monopolio y por los pleitos entre las comercializadoras europeas y norteamericanas, y el Banco Mundial ya anunció que el exceso de producción y la disminución de los consumos deberá deprimir aún más las cotizaciones internacionales de los productos tropicales, hasta el punto que en la próxima década las de café y del aceite de palma africana serían inferiores en un 30 y 40 por ciento, respectivamente.

Desprotección arancelaria y ruina nacional

Pero lo que definitivamente desquició el agro nacional fueron las fuertes reducciones de los aranceles a las importaciones agropecuarias, por lo que éstas pasaron de 700 mil toneladas -que ya era mucho- a siete millones de toneladas, en una política que tiene a los colombianos comprando de todo en el extranjero: trigo y maíz, arroz y soya, carne de res, de cerdo y de pollo, leche y huevos, yuca y plátano, aguacates y sapotes, manzanas y naranjas, ajos y cebollas, sin excluir hasta panela y las hojas en las que se envuelven los tamales, con lo cual no sólo se reemplaza la producción interna sino que se debilitan los precios de venta de los productos nacionales que no desaparecen. Inclusive, la Nestlé importa café soluble y se sabe que en las conversaciones con el Mercosur y en la nueva ronda de la Organización Mundial del Comercio están sobre el tapete la apertura en azúcar y café verde - los únicos productos agrícolas que no son de libre importación al país -, importaciones que destrozarían a los caficultores colombianos, quienes producen con costos superiores a los brasileños, en tanto que las de azúcar borrarían del mapa la producción azucarera y podrían liquidar de carambola a la caña panelera y a setenta mil pequeños y medianos trapiches artesanales, si los grandes ingenios vallecaucanos se transforman en productores de panela, camino que ya parece han iniciado con su decisión de montar un entable panelero de 30 mil millones de pesos en el departamento del Cauca.

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Para completar el cuadro, el desastre del agro nacional también se agravó porque su propio hundimiento, y el de la industria y el del resto de la economía, llevaron el desempleo y la caída de los consumos a niveles nunca vistos en el país, por lo que los sectores que sobreaguan no encuentran a quien venderle sus productos. Ni siquiera de la reducción de la inflación pueden vanagloriarse los neoliberales, pues esta no es el fruto del desarrollo y el progreso sino de todo lo contrario. Mucho de lo que se está ofreciendo a menosprecio, incluidos los alimentos, contienen el germen de la ruina que acompaña a quienes venden a pérdida. A las causas del caos del sector agropecuario colombiano solo resta sumarles el rotundo fracaso de las políticas neoliberales como medio para resolver los problemas de la economía mundial, pues es notorio que la caída de los precios de los productos agrícolas en los mercados internacionales también tiene que ver con las quiebras de países de todos los continentes y con la cada vez más notoria incapacidad de Estados Unidos para actuar como locomotora del mundo, haciendo de gran consumidor de última instancia, para no mencionar lo que ocurrirá si se produce el muy probable colapso de la burbuja especulativa que sustenta la glotonería de las capas medias y altas de ese país.

Importaciones y Extinción Agropecuaria

El caso de las importaciones de arroz ilustra bien la realidad de la producción agropecuaria nacional y las orientaciones de extinción a las que la tiene sometida la práctica aperturista. Esas compras se autorizaron a pesar de que Colombia es autosuficiente en ese cereal y que la productividad promedio del cultivo de los arroceros colombianos es la primera entre los países tropicales y está cerca del nivel de la de Estados Unidos, a la cual iguala o supera en el caso de los productores más tecnificados; aun cuando se produce sin el respaldo de otros cultivos que permitan rotar las tierras y en muchos casos sin el beneficio de los distritos de riego; no obstante que el subsidio promedio al arroz en los países de la OCED llega al 80 por ciento y que hay casos como el de Japón donde los productores reciben un pago seis veces superior a la cotización del grano en el mercado mundial; sin importar que por lo menos una porción considerable del arroz despachado por los comerciantes ecuatorianos sea simple triangulación de cereal norteamericano y que el arroz sea el último pilar de la seguridad alimentarla nacional; haciendo caso omiso de que las importaciones y el contrabando de 1998 y 1999 tienen a los cultivadores colombianos en una crisis que puede arruinarlos y que si ello ocurre quedarán sin trabajo 21 mil familias de productores y se perderá el equivalente a 175 mil jornales permanentes; que sufrirán consecuencias negativas todas las actividades económicas de un importante número de municipios de Tolima, Meta, Huila, Casanare, Norte de Santander, Valle y la Costa Atlántica y que si ese cultivo desaparece no habrá qué hacer con las tierras que hoy utiliza. Y, además, sin considerar que su ruina podría arrastrar la de la industria molinera, pues sería extraño que los países exportadores siguieran pagándole fletes internacionales a la cascarilla del arroz y no se dieran el gusto de emplear a fondo sus molinos, enviándonos arroz blanco ya empacado e inclusive precocido.

En términos comerciales acabar con el cultivo del arroz no tiene misterio, como ya se vio con el algodón. Ni siquiera se requiere reemplazar con importaciones y de un día para otro toda la producción nacional. Basta con que el grano importado reduzca los precios de compra del nacional hasta el punto de que a los agricultores no les quede alternativa distinta que tomar la decisión de no sembrar, para que el gobierno quede políticamente autorizado para abastecer con importaciones lo que requiera el consumo del país.

Los Estados Unidos y La Apertura Colombiana

A los que les puedan parecer muy severas estas advertencias, hay que recordarles que en la apertura hasta las peores pesadillas se han convertido en realidad y contarles las declaraciones de Linda Kotschwar, ponente por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en el XIII Congreso Internacional de Induarroz, en octubre de 1998, quien, refiriéndose a las exportaciones de arroz de su país, dijo:

“En 1997 98 América Latina se ha convertido en un mercado muy importante, específicamente Colombia y Ecuador (... ) También es factible -agregó- que Colombia se convierta en un mercado regular para el arroz norteamericano".

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cuantos países y a entregarle a las transnacionales del comercio agrícola del mundo la intermediación de esos grandes volúmenes, tal y como ocurre con el trigo, el maíz, la cebada y en general con todos los cereales.

Para acabar de complicar las cosas en el arroz y en todo el agro, la apertura no ha concluido. Apenas va en la primera etapa. Los aranceles deben bajar más, de acuerdo con lo diseñado por la banca internacional y el gobierno norteamericano, que insisten en hacer un solo gran mercado desde Álaska hasta la Tierra del Fuego, orientación en la que los acuerdos subregionales, como el de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), apenas tienen como fin servirle de mascarones de proa al gran imperio que viene detrás. Y el actual gobierno ha ratificado, en la teoría y en la práctica, que continuará con esta política de destrucción del ahorro y del trabajo nacionales.

El pensamiento del neoliberalismo colombiano sobre el tema lo expresó con cierta franqueza el funcionario del Banco de la República, Carlos Felipe Jaramillo, en el mismo congreso de Induarroz. Allí dijo:

"En las negociaciones internacionales el tema del arroz y del azúcar siempre genera discordia y rechazo entre nuestros socios. Se suele preguntar: ¿porque Colombia protege estos dos cultivos? ¿Qué tienen de especial esos cultivos? ¿qué es lo que están escondiendo? Si las protecciones fueran relativamente bajas, de niveles de 10%, 15% o 20%, se podría argumentar que esos niveles son normales y se generarían menos presiones. El problema es que el arroz y el azúcar son los únicos cultivos con niveles de protección del 60% y 70%",

Al tiempo que ocultó que la "protección" de la que habla no tiene origen en los estímulos que reciben los arroceros colombianos' sino los extranjeros. Y agregó:

¡Participé en las negociaciones del GAIT y en la formación de la OMC. Conozco la naturaleza de estas discusiones y debo advertirles que el arroz en estos momentos se encuentra en una situación vulnerable. Durante la nueva ronda de negociaciones del GATT que se inicia en 1999, a Colombia le van a reclamar por la protección elevada del arroz. Esto también ocurrirá en las negociaciones de una zona de libre comercio de las Américas".

La situación de los agricultores y ganaderos colombianos se parece a la del sapo que se echa en una olla de agua fría y flota complacido. Y al prenderse el fogón y subir la temperatura, lejos de advertir el peligro y saltar, se acomoda aún más, porque mientras más se calienta el agua más se relaja amodorrado. Y así, poco a poco y más y más, hasta que se sancocha y se muere. Pero que eso sí, muere contento.

Cuando los neoliberales han desnudado su verdadera naturaleza y han anunciado que los tiene sin cuidado que sus teorías no funcionen y que las seguirán aplicando aun cuando no cuenten con el respaldo de la nación, porque les basta y les sobra con la bendición del imperio norteamericano, con el aplauso de los contados nacionales que se lucran de la hecatombe y con los beneficios personales que se derivan de dirigir el Estado y de ingresar a las burocracias de las agencias internacionales de crédito, los colombianos y en particular las gentes del agro no tienen sino dos opciones. 0 resignarse a la manifiesta arbitrariedad con que los tratan y desentenderse de las consecuencias personales y nacionales de lo que ocurre, aceptando esos lavados cerebrales tan en boga que venden como muy sabio convertir la cobardía en una virtud y que enseñan “cómo morirse de hambre y ser feliz", u oponerse a que sus vidas y la de la nación acaben por perderse en un infierno de destrucción productiva, desempleo y miseria, que hará que Colombia se parezca cada vez más al continente africano.

Garantías para la Producción Nacional

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investigación, asistencia técnica, infraestructura y demás necesidades del agro, debida atención a los asuntos particulares de las regiones y productos y, especialmente, definición de una política que desestimule las importaciones y que defina como de máxima, prioridad conseguir el autoabastecimiento y la seguridad alimentarla nacional.

Resistencia Nacional

En la medida en que se logre el gran acuerdo nacional en tomo al programa que propone Salvación Agropecuaria, el cual ni siquiera de manera remota amenaza los intereses de ningún propietario del campo y en el que cabe agricultores y productores pecuarios, y campesinos, indígenas y empresarios, al otro aspecto al que hay que atender es al de la creación de mecanismos organizativos y de reclamo que permitan generar el gran movimiento gremial y social que se requiere para poder detener y reversar el modelo económico de desmantelamiento agropecuario que se padece. Para tal efecto, es obvio que en la unidad deben caber todas las agremiaciones del sector, sin excepción alguna, y todos los productores individualmente tomados sin importar filiaciones políticas ni de ningún otro tipo, siempre y cuando también acepten que los mecanismos de presión que se empleen no podrán rebasar los métodos civilizados.

Este marco de referencia donde se incluyen las variables macroeconómicas nacionales como los índices de empleo o desempleo, inflación y sus relaciones con las fuentes primarias y secundarias de la moneda circulante, el crédito y las tasas de interés, con su correspondiente análisis de la globalización, el producto interno bruto, devela el fondo de los intereses políticos y económicos en que se desenvuelve la actividad económica y agropecuaria en el país y el municipio.

EL CAFÉ: UN PRODUCTO COLONIAL14

Importancia y Contribución al Desarrollo Nacional

La importancia del café no es ni de lejos semejante a la que tienen, por ejemplo, los cereales, la carne y la leche. El mundo se podría pasar, y en efecto se la ha pasado, sin disfrutar del bebestible. No obstante, de ahí a decir que su consumo carece de interés para la humanidad hay un largo trecho, y no solo por los negocios que se derivan de él, tal como ocurre con otros alimentos no fundamentales.

La cafeína que contiene esta rubiácea estimula el sistema nervioso central. En este sentido es un doping como otros que aumentan la productividad de sus consumidores. No es gratuito que hubiera dejado de ser una infusión exótica a partir de la Revolución Industrial, cuando la descomunal expansión mercantil empezó a remplazar definitivamente las economías naturales y exigió poner en tensión, como nunca antes, las capacidades físicas y mentales que necesitaba la acumulación de capital.

Su importancia económica, en su acepción corriente, sí que es notable. Aunque parezca mentira, se dice que este bien “innecesario” es, después del petróleo, el segundo producto por su participación en el total del comercio mundial. De él se deriva una parte muy importante de su sustento para millones de productores, y en medio centenar de países atrasados de la tierra. Y su comercio y procesamiento ha ayudado a conformar algunas de las transnacionales más afamadas del mundo, tales como Cargill, Philip Morris-Kraft Foods, Procter & Gamble, y Nestlé.

En el caso de Colombia, el café explica en buena medida lo que va del desarrollo nacional, tal como se enseña desde la escuela primaria.

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XX, activos superiores a 2.400 millones de dólares, y que lo colocaron como el cuarto grupo económico del país, después del Sindicato Antioqueño, Julio Mario Santodomingo, y Luis Carlos Sarmiento Angulo15.

Se ha repetido hasta el cansancio la frase lapidaria, pero equivocada, de que “Colombia es café o no es”.

La breve revisión de algunas estadísticas permite concluir que cualquier panegírico es incapaz de reflejar todo lo que el país le debe al café, pues evidentemente el desarrollo nacional se debe a su éxito relativo. Hasta 1.995, cuando el petróleo lo desplazó, el grano fue el principal producto de exportación. Durante casi todo el siglo XX aportó más de la mitad de las exportaciones y hubo lapsos como el de los años 50, cuando las divisas que generó representaron el 96% de las aportadas por los bienes que se vendieron en el exterior y el 85% del total de los ingresos corrientes del país.16

Al analizar su aporte hoy, una vez disminuido su peso relativo en la economía, puede sostenerse que su papel sigue siendo importantísimo. Entre 1.990 y 1.996 los reintegros cafeteros frente a los del total de exportaciones de Colombia equivalieron al 30.5, 24.1, 25.4, 16.1, 29.8, 29.1, y 23.3, respectivamente, con lo cual queda claro que la importancia del café en el comercio exterior colombiano ha disminuido, pero sigue siendo considerable17. De su cultivo derivan su subsistencia como propietarias 566 mil familias y de jornalear en los cafetales dependen de manera exclusiva otras 170 mil, que en conjunto son medio millón de familias que dependen directamente de su producción. Estas cifras representan el 78% del total del empleo agrícola en las zonas cafeteras y el 37% del empleo rural del país. Sumados el cultivo, el beneficio, la torrefacción y la exportación, el café significa el ocho por ciento del Producto Interno Bruto nacional, una porción equivalente a la de la construcción y la minería sumadas. Por otra parte a caficultura es vital para la vida económica de seiscientos de los mil municipios del país, y la capacidad de consumo que genera se nota en el conjunto de las ventas de la industria y del agro.

La producción cafetera posee otros elementos nada despreciables: una porción alta de sus costos- entre el 50 y el 95 por ciento, dependiendo del tipo de cafetal- es mano de obra, requiere de muy pocos insumos importados y en su cultivo no tienen ninguna participación directa el capital extranjero.

La otra Cara de la Moneda

Pero la justa apreciación del papel del café en lo que va corrido del desarrollo nacional no debe ocultar la otra cara de la moneda, la cual ha sido generalmente silenciada o minimizada por cuantos se han ocupado del tema. Si se ha hecho una brevísima mención de la importancia del cultivo del grano en el pasado y el presente de Colombia, explicando la evolución del país por el café, también es importante mirar los efectos negativos que su producción le ha generado, en razón de que los esfuerzos de los productores también se usaron para causar no pocas distorsiones y servir a otros propósitos contrarios al interés nacional. Es decir también debe mirarse el desarrollo nacional “a pesar del café”.

Consecuencias Negativas del Monocultivo

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de superproducción similar a la que se vive ahora y cuando a los países como Colombia se les sometía también por medio de aperturas parecidas a las actuales.

Topografía, Mecanización y Productividad

De la radiografía del café no puede escaparse otra de las debilidades en el caso de Colombia. Por el tipo de suelos donde se produce y por la propia calidad del grano que se exporta, su producción es muy intensiva en mano de obra y con la de que, por causa de la topografía, resulta difícilmente mecanizable en el futuro. Quedando condenado, en buena medida, a bajas productividades y a los paupérrimos salarios que de esa condición se derivan. Tampoco será posible que una nación se desarrolle mientras su riqueza y progreso dependan, no del descomunal poder que las máquinas le otorgan al trabajo, sino de la fuerza y la habilidad del trabajador manual, como lo enseña la experiencia.

Tendencia a la Superproducción

La cabal comprensión de la tragedia que viven los cafeteros, exige observar otras de las características que marcan al café. Su cultivo sufre por una tendencia a la superproducción, y por supuesto, a los precios bajos. La historia económica del mundo reseña problemas de exceso de café desde los propios orígenes de su siembra a escala comercial. En el siglo XIX hubo notorias sobreofertas en los años 1.824, 1.830, 1.840, 1.848 y entre 1.879 y 1.887. Durante el Siglo XX, en 1.962 las existencias en poder de los productores eran iguales al 150 por ciento del consumo mundial de este año, en 1.989 representaban el 63 por ciento, y en 1.995, el 45 por ciento. Y la tendencia a la producción excesiva ha sido estimulada por los países compradores. En la última década las transnacionales norteamericanas y europeas han estimulada la siembra en loa países asiáticos, con programas de crédito a quince años bajas tasas de interés, subsidio a los agroquímicos, con el evidente propósito de propiciar una superproducción mundial y envilecer los precios. Con la destrucción del pacto internacional de cuotas en 1.989 impulsada por el embajador de los Estados Unidos en Colombia en ese entonces, se crearon las condiciones para dejar en manos de los especuladores y transnacionales a los productores. El Vietnam ha pasado a ocupar el segundo lugar como productor mundial del grano, sobre la base de salarios de hambre y miseria para sus productores, y aumento de las ganancias para las multinacionales.

Café y Especulación Bursátil

Finalmente, ya está claro que el café no escapó de una de las más retardatarias tendencias de la senectud del capitalismo: el sometimiento de la industria, el comercio y las finanzas al juego de la especulación bursátil, capitaneado por un puñado de enormes casas comisionistas que lo mismo especulan al alza o a la baja, con café o con otros productos, pero que no poseen una planta de procesamiento y ni siquiera una bodega, pues su ganancia depende de mover con habilidad papeles, los cuales les permiten apropiarse de una parte fundamental de la riqueza que crean los productores. Como los capitales que controlan los especuladores se cuentan por decenas de miles de millones de dólares, bajo su férula han de colocarse también las actividades de industriales y comerciantes. Ilustrativo de esta economía de casino que también se apoderó del mercado mundial del café es lo ocurrido con los llamados “mercados de futuros”, cuyos precios son esencialmente especulativos. En 1.979, cuando todavía había pacto, las llamadas “ventas a futuros” superaron en más de siete veces el comercio del café físico en el mundo15.

Con esta caracterización del cultivo del café como producto colonial, retomamos la información sobre el sector en el municipio, y nos guiamos para el análisis de los datos y los problemas que se presentan en el país y el municipio.

Notas:

' ROBLEDO, Castillo Jorge Enrique, Texto con base en la ponencia presentada en el Foro "El impacto de la apertura en el sector agropecuario", organizado por la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria el 8 de junio de 1999 en Ibagué.

2 Coordinador Nacional de Unidad Cafetera. Secretario de la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria. Profesor Titular y Maestro Universitario, Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales.

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3.Citado por Kalinanovitz, Salomón, El Espectador, 9 de septiembre de 1990, p. 5B.

4. Espinosa Valderrama, Abdón, «La mal llamada apertura», El Tiempo, 27 de febrero de 1990, p. 5A. 5.El Espectador, diciembre 9 de 1993, p. 7B.

6."Preferimos el monopolio estatal al privado: SAC", El Tiempo, septiembre 20 de 1990, p. 12ª 7. Múnera Arango, Darlo, Revista Andi, N' 102, p. 1 5. Subrayado en este texto.

8. El rendimiento en kilos de arroz por cada 10 horas de trabajo y por hectárea es de 3.526 en Estados Unidos y de 757 en Colombia. Revista Induarroz, marzo de 1999, p. 53. No confundir este indicador con el de la productividad de arroz por hectárea, el cual se comentará adelante.

9 El Tiempo, 1 de noviembre de 1.977.

10.Thurow, Lester, El Tiempo, 14 de febrero de 1993.

11.Thurow, Lester, La Guerra del siglo XXI, p.73, Vergara, Buenos Aires, 1992.

12 El 2-zempo, 7 de enero de 1997, p. 4B, separata 7he Wall Street Journal Americas.

13 El rendimiento en arroz en kilos por cada 10 horas de trabajo y por hectárea de Tailandia es de 36. Revista Induarroz, marzo de 1999, p. 53.

14. ROBLEDO C. Jorge Enrique, El café en Colombia, un análisis independiente, Capítulo Tercero, El Ancora Editores, Bogotá 1-998. Su autor es Maestro Universitario de la Universidad Nacional de Colombia, sede de Manizales, Coordinador denudad Cafetera y Secretario de la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria.

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ESTRUCTURA DE LA TENENCIA DE LA TIERRA

Dentro del espacio económico, la tierra es un medio de producción fundamental del sector Agrario, de ella depende la producción agropecuaria, según sea su cantidad y calidad relativa, pero muchas veces suspensibles a grandes transformaciones, fraccionamiento condicionando la producción y productividad.

Los sistemas tradicionales de tenencia de la tierra han sido causa de conflictos en el campo. Muchas de ellas han evolucionado articulándose al desarrollo del capitalismo y otras han sido modificadas por las reformas agrarias. Indudablemente, la tenencia de la tierra y su elemento primordial para comprender la dinámica del uso de los recursos productos y los movimientos sociales agrícolas; también hacen parte esencial de los esquemas de distribución de los ingresos.

Distribución de la Propiedad Rural

Según el IGAC en el año de 1993, la tenencia de la tierra en La Unión Nariño, era de 1.995 predios correspondientes a 2.195 propietarios y una superficie de 730.14 hectáreas. (Cuadro No. 1)

Según el cuadro No. 1 del IGAC de 1993, la distribución de los predios en el Municipio de La Unión, los predios menores de 1 hectárea, correspondían al 44,10%, y solo cubrían el 5,10% de la superficie, para un 41.05% de los propietarios.

Por otro lado, esta tendencia se observa en predios de 1 - 2 hectáreas, que concentra 1.517 predios y apenas cubre el 17.3% de la superficie.

En rangos mayores de superficies de 20 hectáreas, apenas están representados por 117 predios sin embargo cubre el 39.73% de la superficie y representan el 3,57% de los propietarios.

Para el año 2002 según el mismo IGAC, la propiedad rural presenta una mayor subdivisión de la tierra, de tal manera que los predios menores de 1 hectárea, se incrementaron a 4.266 y el número de propietarios a 5.176 que ocupan una superficie de 838 hectáreas, equivalentes al 6.06% de la superficie. (Cuadro No. 2)

Ahora, el incremento de la superficie de los predios menores de 1 hectárea, entre 1993 y 2002 fue el 18.82% mientras que el número de predios menores de 1 hectárea, en el mismo predio se aumentó en 118%. (Cuadro No. 2)

Como se puede observar, la propiedad rural en el Municipio, ha experimentado una profunda división, por que el número de propietarios se incrementaron en 135%, de esta manera proliferando las pequeñas parcelas que apenas cubre niveles de subsistencia de la familia campesina. (Cuadro No. 2)

Por último los predios entre 1 y 10 hectáreas, en el año de 1993 cubrían el 42.09% de la superficie, en el año 2002 esta participación disminuyó radicalmente. (Cuadro No. 2)

En cuanto al aspecto físico, geográfico, los terrenos en su mayoría son ladera, en estas condiciones el pequeño propietario se ve casi obligado a cultivar cualquier pedazo de terrenos en cultivos, principalmente café, que le ofrezca alguna garantía.

El agricultor tiene que destinar a los cultivos, la totalidad posible de sus tierras, porque siendo sus terrenos tan reducidos la única forma de sobrevivir es haciéndolas rendir al máximo posible, ampliando la frontera agrícola así sea zona marginal para el café.

Primero porque no hay tierras disponibles (minifundios), segundo porque su situación económica no le permite adquirir más tierras. Dándole un uso intensivo para asegurar su subsistencia.

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campesino productor a realizar actividades paralelas a la agricultura dentro de su parcela, o a buscar trabajo fuera de ella, es decir a vender su fuerza de trabajo para poder subsistir.

MINIFUNDIO Y ESTRUCTURA DEL MERCADO LABORAL

En las zonas cafeteras las familias con predios de cinco (5) hectáreas o entre tres (3) y cinco (5) hectáreas, si están tecnificadas, pueden obtener relativamente un alto ingreso familiar y estatus socioeconómico aceptable, por encima del promedio Departamental, pero supeditado al vaivén de los precios de productos primarios como es el café, que en estos momentos atraviesa su mayor crisis en Colombia, debido a una combinación de factores: importación de café, precio externo, la broca y el consecuente agotamiento del fondo nacional del café con la suspensión del subsidio a los insumos y alivios a las deudas cafeteras, en la caída del precio interno, etc.

Por otro lado los cuadros del IGAC reflejan la concentración de la tierra en pocas manos, guardando claro está, las proporciones en el panorama Nacional, ya que aquí no se presentan grandes latifundios como en la Costa Atlántica, el Patía, el Valle del Cauca, el Tolima, los Llanos Orientales, etc., o grandes propiedades cafeteras como el Eje Cafetero, el viejo Caldas, Huila, etc.

CUADRO N° 1

DISTRIBUCION DE LOS PREDIOS, PROPIETARIOS Y AREA PLAN BASICO DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL 2003 – 2011

MUNICIPIO DE LA UNION

Rango Superficie. Has Predios % Propietarios % Superficie

Has.

%

Menor 1 hectárea De 1 a 2 has. De 2 a 5 has. De 5 a 10 has. De 10 a 15 has. De 15 a 20 has. De 20 a 50 has. De 50 a 100 has. De 100 a 200 has. De 200 a 500 has.

TOTAL 1995 1517 389 314 96 45 88 19 7 3 4432 44.10 34.22 8.78 7.08 2.17 1.02 1.99 0.43 0.16 0.07 100 2195 1829 495 417 151 67 139 40 8 4 5345 41.05 34.22 9.26 7.80 2.83 1.25 2.60 0.75 0.15 0.07 100 730.14 2479.05 1445.57 2142.38 1164.40 753.25 2523.28 1370.64 885.50 971.50 14473.71 5.10 17.3 9.99 14.80 8.04 5.20 17.43 9.47 6.12 6.71 100

FUENTE: IGAC – 1993. Este estudio

CUADRO N° 2 ESTADISTICA CATASTRAL

PLAN BASICO DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL 2003 – 2011 MUNICIPIO DE LA UNION

Rango Superficie. Has Predios % Propietarios % Superficie

Has.

%

Menor 1 hectárea De 1 y menos de 10 has. De 10 y menos de 15 has. De 15 y menos de 20 has. De 20 y más de 20 has.

TOTAL 4266 1892 317 102 158 6825 62.5 29.04 4.64 1.5 2.32 100 5176 2578 469 171 283 8677 59.64 29.70 5.40 1.97 3.26 100 838 3427 2052 1198 6317 13832 6.06 24.78 14.83 8.66 45.67 100

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Esta situación se da en la mayoría de la zona cafetera del municipio, o sea que la pequeña parcela convive con la mediana y gran explotación de café.

Es aquí donde debe buscarse la estructura del mercado laboral o del empleo: pues la pequeña propiedad saturada de gente se convierte en la cantera proveedora de mano de obra, joven en su mayoría, para la mediana y gran explotación agrícola inclusive para el sector servicios de la cabecera municipal, y para el polo de desarrollo del sur occidente y resto del país.

Hay que anotarle una característica sui géneris a la mano de obra o fuerza de trabajo que suministra la pequeña parcela campesina, y es que cubre sus necesidades básicas para su subsistencia y reproducción, en parte con el salario de jornaleros y lo que con este no le alcanza lo cubre con la jornada de trabajo adicional en la parcela.

ESTRUCTURA DE LA PRODUCCION

La base de la economía del municipio, es esencialmente agraria, sobresaliendo mayoritariamente la agricultura tradicional, extensiva y de baja capacidad productiva. Las limitantes de las explotaciones son la escasa tecnología empleada en los procesos, el tamaño de las propiedades el agotamiento paulatino de los suelos, (se observa que el café es un cultivo que en gran porcentaje de las explotaciones se ha tecnificado, gracias a la permanente atención que brinda el servicio de extensión del comité de cafeteros de Nariño) más sin embargo el café no alcanzado la máxima producción de café pergamino seco por unidad de superficie, ni tampoco la productividad del trabajo y la máxima rentabilidad.

El irregular régimen de la distribución de las lluvias que dificultan la planeación de los cultivos y la mentalidad o racionalidad de los productores, se constituyen como de subsistencia (ejemplo: plátano, banano, frutales etc.) sin la generación excedentes comerciables y sin integración a circuitos de mercado local o regional.

El volumen y la calidad de la producción esta condicionada por la tenencia de la tierra, topografía, clima etc, y por explotación de productos tradicionales sean permanentes, transitorios y/o baja tecnología (excepción el café) y un alto componente de trabajo familiar que varía la estructura de los costos de producción al no tener en cuenta su renovación, repercutiendo en los márgenes de ingreso

En la agricultura de las economías campesinas el carácter central es la familia; la estrategia de la producción es fundamentalmente es la supervivencia. Dentro del cálculo económico rigen los precios del mercado, la mano de obra está ligada estrechamente a la unidad de explotación, porque sus productos conservan su carácter de subsistencia.

La producción es una forma de articulación de las economías campesinas al sistema, dicha articulación es la que se produce en el mercado de bienes al que concurre el campesino como vendedor de parte de su producción y como comprador de los insumos y bienes finales que requiere el proceso productivo y de otra forma mediante la venta de la fuerza de trabajo por un jornal.

Para la producción agropecuaria de estas economías no-basta disponer de recursos naturales y condiciones ecológicas apropiadas, se requiere además acceso a los recursos financieros, capacidad para organizarse y tomar decisiones en conjunto, capacidad económica, un mercado que absorba la producción y remunere bien al productor, condiciones sociales y políticas que hagan posible la explotación agropecuaria y garanticen la seguridad alimentaria.

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Es bien conocido que la actividad agropecuaria es uno de los pilares de la economía regional. Sin embargo, su posición relativa frente a la producción agropecuaria del país resulta insignificante, como es su aporte al producto agrícola nacional.

Según Siabato Pinto Tarcisio en su escrito “Problemas Agrarios Colombianos” en la pagina 373, define la economía campesina “como una forma especifica de organización productiva con una racionalidad tecnológica propia y unos objetivos en que se combina la satisfacción de las necesidades alimenticias, y el uso intensivo del suelo, un mayor aprovechamiento de la fuerza de trabajo familiar, y la obtención de excedentes comerciables”. Contrario a la agricultura empresarial, que fue por contraste, maneja los recursos en función de maximizar la tasa de ganancia y acumulación, este tipo de agricultura conserva al subsector de la economía campesina como fuente de acumulación; a través de la transferencia del producto a otros sectores de la economía.

Para comprender la importancia socioeconómica de la economía campesina del Municipio de La Unión Nariño, es necesario analizar la incidencia que ha tenido la historia tanto en la estructura agraria, como en la creación de condiciones relacionadas al ámbito social en que se desenvuelve el campesino.

Para entender el atraso actual de un gran subsector de la economía agrícola y el relativo avance del otro, hay que ubicarse dentro de la dinámica global de la estructura económica y ver el papel que desempeña la economía campesina dentro del sector agrícola.

La meta del campesino al producir, es la satisfacción de sus propias necesidades, la reproducción de la fuerza de trabajo de el y de su familia y escasamente reponer algunos instrumentos de trabajo.

En ningún momento tiene como objetivo acumular (ahorrar) capital, porque su incipiente tecnología, la ausencia de capacitación, además de bajos recursos, y su escasa extensión, su dedicación al monocultivo del café, lo que sí ha conseguido es acumulación de deudas a favor del comerciante intermediario, que se lleva el mayor porcentaje de la ganancia.

Gran parte del atraso del campo es a la escasa organización campesina, la característica de nuestro agricultor es que tiende a construir unidades aisladas, de ahí que no pueda enfrentar sus problemas, sino que tiene que ser representado, porque son incapaces de defender sus propios intereses a partir de acciones políticas concretas y concertadas.

La organización de los agricultores es una condición inicial, fundamental para la transformación de estructuras antiguas y por consiguiente de la sociedad, de tal forma, la comunidad organizada, capacitada, asesorada, entrará a jugar un papel decisivo en lapolítica, para defender sus intereses y con ello seinicia la participación efectiva en la transformación profunda de la estructura socioeconómica regional.

3.5 ESTRUCTURA DEL EMPLEO

En la actividad agrícola debido principalmente a que el tamaño de sus parcelas no les permite un alto grado de ocupación, se presenta un porcentaje de subutilización de la mano de obra.

El sector agropecuario es una fuente generadora de empleo que absorbe la mano de obra cuando la época lo requiere, presenta desequilibrio entre la oferta y demanda de trabajo, debido a que en nuestro medio el proceso de producción agropecuario es temporal y discontinuo, presentándose alta demanda en ciertas épocas del año y dejando a la población económicamente activa en el resto del tiempo.

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3.6 EMPLEO RURAL

Solo en épocas de cosecha cafetera se da pleno empleo para los jornaleros incluyendo a las amas de casa quienes con sus hijas se convierten en chapoleras e inclusive se hace presente una gran población flotante para cubrir este incremento en la demanda de mano de obra que amenaza con disparar los precios de los jornales.

Estos inmigrantes provienen de poblaciones vecinas de la zona norte del Departamento con similares características de la economía campesina y prevalencia del minifundio. Para La Unión, esta población estacional llega de 3000 a 4000 jornaleros para la recolección en los meses de Abril, Mayo, Junio y Julio.

3.7 USO POTENCIAL DEL SUELO POR MICROREGIONES

3.7.1 Zona Fría

El relieve es ondulado, con sectores pequeños donde aflora la roca, los suelos son profundos a superficiales, de textura gruesa moderadamente fina. El 85% de los suelos de la Asociación está cubierto de pastos

naturales, constituyendo una reserva de importancia en el renglón ganadero, el 10% está ocupado por cultivos de bajo rendimiento económico como el maíz asociado con el ulluco, siendo el cultivo que mejor se adapta a la zona, ya que el cultivo de papa por su altura sobre el nivel del mar ya es marginal y limitante,

potencialmente se pueden trabajar pastos mejorados para ganadería como para el establecimiento de cuyes, ovinos de lana, en el aspecto de cultivos se pueden establecer la mora, curuba, tomate de árbol, durazno, manzana, etc.

3.7.2 Zona Media

Ubicada a una altitud de 1.300 m.s.n.m., hasta los 2.200 m.s.n.m., contiene un alto contenido de materia orgánica en los primeros horizontes, ocupando cerca del 90% en cultivos como el café, el único que tiene precio de sustentación y que bien manejado técnicamente sus rendimientos son aceptables, la recomendación más acertada sería la de darle a los cultivos de la zona media un manejo técnico ideal para tener la máxima producción siguiendo las recomendaciones de los funcionarios del Comité de Cafeteros, como especies promisorias y teniendo en cuenta la disponibilidad de agua se ha fomentado la actividad de la piscicultura, los frutales, que manejados técnicamente es un renglón con suficiente productividad, preferiblemente los cítricos, como el tangelo, mandarina, zapote, aguacate, limón, en el aspecto de ganado mayor, la ganadería de doble propósito se requiere toda la oferta de leche que exista por que la demanda es altísima a nivel urbano.

3.7.3 Zona Cálida

Ubicada a una altitud de 900 hasta los 1.300 m.s.n.m., contienen un bajo contenido de materia orgánica, ocupado hasta el 95% en ganadería extensiva, predominando la raza cebú en su totalidad, cuyas praderas están cubiertas de pasto puntero y angleton, la propuesta consiste en el montaje de parcelas de pasto de corte y llevar a cabo una ganadería intensiva o en su defecto de semi – estabulación, para obtener una mayor y mejor producción y productividad del producto, en la zona de olivos se viene promocionando el cultivo de la piña, pimentón, y por las posibilidades de riego se convierte en un renglón promisorio, al igual que la explotación de ponedoras, además de frutales de manera tecnificada como la guanábana, mango, limón, teniendo en cuenta que es la vereda más representativa en el cultivo de la yuca, maní y maíz, renglones que dependiendo del precio del mercado, la productividad es baja, además de la baja calidad del suelo.

3.8 SECTORES PRODUCTIVOS

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nivel de taller familiar en los textiles. El calzado que en los años 70 y 80 alcanzó una relativa importancia con un número de talleres promedio de 20 y con la generación de empleo promedio de 30 personas por taller, ha desaparecido con el proceso de apertura, y hoy es marginal su actividad, sin apoyo en precios de sustentación o canales de comercialización, ni mucho menos en tecnología. Junto está la pirotecnia que ha sufrido los embates de la apertura y la nueva orientación en el tratamiento al medio ambiente y prevención de accidentes.

Los servicios como el comercio, bancarios y financieros, educación y salud, entre otros, han marchado al ritmo de la actividad agrícola y especialmente cafetera, siendo el municipio un centro subregional comercial y de servicios. Por lo que en el momento se refleja la situación de recesión y crisis.

3.8.1. SECTOR PRIMARIO

3.8.1.1 Subsector Agrícola

3.8.1.1.1 Principales cultivos del municipio de La Unión Nariño

Los principales productos agrícolas establecidos en el Municipio, actualmente son los siguientes:

3.8.1.1.1.1 Cultivos Permanentes: café, plátano, banano, tomate de árbol, cítricos, caña panelera, fique, lulo, mora, piña.

3.8.1.1.1.2 Cultivos Transitorios: maíz semestral, arveja, fríjol arbustivo, maní, tomate

3.8.1.1.1.3 Cultivos Anuales: Frijol Voluble, Maíz anual, Yuca.

3.8.1.1.2 Cultivos Permanentes

3.8.1.1.2.1 Sistema de Producción: Cultivo de Café

El cultivo del café es el renglón básico de la economía del Municipio, se cultiva en 40 veredas de las 42 que corresponden al total del Municipio (9 corregimientos); según el Comité de Cafeteros en su informe Distribución de la Caficultura en el municipio de La Unión (Cuadro No. 3) se puede observar que de las 4.438 Fincas Cafeteras, corresponden 3.607,93 hectáreas sembradas en café, de las cuales corresponden a las variedades:

Típica con un área de 132,40 has. , que representa el 3.67%, variedad Caturra, 2.080,86 has., que corresponde al 57.67% y la variedad Colombia con 1.394,67 has. , correspondiente al 38,66% del área total, (Cuadros No. 5 Estructura de la caficultura por variedad y cuadro No. 6 Informe estadístico de fincas).

3.8.1.1.2.1.1 Situación actual del cultivo de café en el municipio de La Unión.

El Municipio de La Unión es el primer productor de café en el Departamento, es sabido la importancia económica del monocultivo, que gracias a la Federación Nacional de Cafeteros, por medio del Comité Municipal, ha asistido permanentemente al Caficultor, que ha logrado subsistir en medio de dificultades económicas y de otra índole que relacionamos: su pequeña extensión, condiciones climáticas desfavorables, infraestructura deficiente, deficiencia de servicios básicos, escasa asistencia técnica y capacitación en cultivos alternativos, además su incipiente organización, etc.

De los talleres realizados se encontró el siguiente escenario tendencial, que la comunidad resaltó:

Ataque de plagas y enfermedades, en el café la broca, plátano y banano la sigatoka, bacteriosis y el picudo.

Figure

CUADRO N° 2  ESTADISTICA CATASTRAL
CUADRO No. 3
CUADRO No. 4
CUADRO No. 6
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Referencias

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