El desarrollo socioemocional:
Los primeros tres años de
El desarrollo socioemocional: Los primeros
tres años de vida
Convertirse en padre de familia es una experiencia intensa y emoti-va—increíblemente emocionante y llena de diversión, pero también es retadora y estresante. Todos los padres se preocupan acerca de su habilidad para criar un niño feliz y sano. Si un niño va a desarrol-larse con plenitud, necesita que alguien lo quiera. Todo niño neces-ita tener a alguna persona que se tome el tiempo de entender quién es y que intentará responder a su personalidad singular en formas sensibles y cariñosas.
Los momentos cotidianos, el intercambio sencillo y amoroso entre los padres, los otros cuidadores y los niños proporcionan los ingredientes esenciales para fomentar el sano desarrollo social, emocional y cognoscitivo del niño. Lo que establece la diferencia no es solamente lo que los padres digan y hagan, sino cómo se relacionan con sus hijos. Un niño que se siente amado, respetado y lleno de cariño tiene un comienzo portentoso. En asuntos de impor-tancia, todas estas experiencias ayudan a organizar las partes esen-ciales del cerebro del niño, las cuales permitirán que éste piense, tenga sentimientos, se mueva, se ría, baile y ame.
El contenido de este folleto le debe ayudar a entender los difer-entes etapas del desarrollo socioemocional de su hijo durante los primeros tres años de vida.
El apego: Cómo se aprende a amar
Un bebé forma lazos cercanos a las personas que acuden a él cuan-do necesita ayuda o compañía; aquellos que se dan cuenta cuancuan-do él se sonríe y le devuelven la sonrisa; quienes le escuchan cuando “habla”; quienes le escuchan y responden. Estas conductas—lo básico del amor—son esenciales para un bebé de tres meses de edad.Cada bebé necesita por lo menos una persona especial con la cual pueda formar lazos cercanos. Es mediante esta relación especial que aprende acerca de las personas y el mundo, y llega a ser capaz de expresar un amor más maduro. El bebé que recibe la atención física adecuada pero no recibe respuestas emocionales no logrará la plenitud de su desarrollo.
Durante la segunda parte del primer año, un bebé ya cuenta con vínculos más fuertes con sus cuidadores. Aunque tenga amor en abundancia para entregar y conoce a muchas personas allegadas a él, selecciona a una persona—por lo general el cuidador principal— como la relación más importante y esencial. A la edad de seis o siete meses, todas las señales de lealtad del bebé son positivas, pero aproximadamente a los ocho meses de edad, el bebé trata de tener a la vista al cuidador principal en todo momento del día, llenándose de pánico si se separa de esa persona.
Existe mayor posibilidad que un bebé le tenga apego seguro a alguna persona que lo quiera, lo trate siempre calurosa y cari-ñosamente y que disfrute de su compañía. Además, es importante atender sin demora las señales del bebé. Los padres que responden apropiadamente a las necesidades del bebé establecen los cimientos para unos vínculos bastante positivos.
Cómo fomentar la confianza de su bebé
Los padres ayudan a sus hijos aformar un concepto positivo y sólido de sí mismo: conciencia de sí mismo, confianza en sí mismo y amor propio. Tal sentido de identidad ayuda a los niños a salir adelante en el mundo porque les proporciona diversas habilidades, entre ellas: poder recuperarse de los problemas, entender los sentimientos y las reacciones, poder entablar amistades y defender sus propios principios. Cuando uno anima a sus hijos, les brinda valor. Este es un regalo espléndido.
El desarrollo del sentido de identidad comienza desde el momento en que nace el niño. A continuación están algunas maneras para darle a su bebé un buen comienzo.
Amor y afecto
Hágale saber a su bebé cuánto la ama. Responda a su llanto, apriétela en sus brazos, mírela a los ojos, cante, hable y ríase. Déjele saber lo mucho que la quiere. Cuando la bebé haga algo bueno, procure elogiarla. Hasta una sonrisa o una palabra cortés le hace sentir importante.
Evite las sorpresas repentinas
A su hijo le gustan las rutinas. Le ayudan a sentir que el mundo es seguro, repetitivo y no abrumador. Por supuesto, algunos cambios y sorpresas son parte de la vida. Cuando ocurran, ayude a su bebé a volver a la normalidad. Háblele con una voz suave y tranquilizante.
Acepte los sentimientos Cuando su hijo tenga miedo, trate de entender por qué. Hágale saber que usted entiende. Puede decir, “Ese ruido fue fuerte. Da miedo.”
Aprenda sobre las
características especiales de su bebé
Cada niño es especial y diferente. Dedique algunos minutos todos los días a sentarse y observar a su bebé. Se sorprenderá de lo que puede hacer. Aprenda cuanto pueda acerca del desarrollo infantil y el temperamento, para que sepa qué le depara en el futuro próximo.
Adáptese a las necesidades del bebé
Tenga presente que los bebés no están en esta tierra para com-placer y servir a sus padres. Sea flexible y adapte su horario para satisfacer las necesidades que tiene su hijo. Su hijo no puede adaptarse o ajustarse al horario de usted.
Entienda lo que puede hacer su bebé
Por ejemplo, si su bebé sólo puede cooperarse durante 10 minutos, no exija que persista con una tarea por más tiempo. Permita que esas destrezas evo-lucionen poco a poco. Ayúdelo a aprender paso a paso. Divida los desafíos grandes en múltiples desafíos pequeños. Cada vez que realiza algo de forma correcta, le hace sentir bien.
Tenga la expectativa de que su hijo se comportará bien Cuando usted piensa que su hijo es bueno e inteligente, éste se portará mejor. Debe darse cuen-ta de lo que su hijo hace bien, y háblele de eso. ¿Le habla usted a su hijo sólo cuando comete errores? Todos lo niños cometen errores. Recuerde considerar todos los aspectos de su hijo. Asegúrese de que le oiga decir, “¡Lo hiciste muy bien!”
Concéntrese en su hijo Déle a su bebé toda la atención concentrada que pueda. Déjelo saber que tiene toda su aten-ción. Si su hijo desea su atención cuando usted no se la puede dar, sea honesto. Pero procure dedicarle algunos momentos todos los días.
Adaptado de: M. Nelson and A. W. Smalley, eds., The New Middle
of the Night Book, Minneapolis,
Minn., Meld Publications, 1999, 116.
Las etapas de los sentimientos y la
interacción durante el primer año
De uno a tres meses
Comienza a desarrollar una sonrisa como respuesta social
Goza jugando con los demás; puede que llore cuando termine el juego
Se hace más comunicativo y expresivo con la cara y el cuerpo Imita algunos movimientos y expresiones faciales
De cuatro a siete meses
Disfruta del juego social
Le interesan las imágenes en el espejo Responde a las emociones de los demás
De ocho a doce meses
Es tímido o ansioso con los desconocidos Llora cuando se va su mamá o papá
Disfruta imitando a las personas en su juego Puede ser temeroso en ciertas situaciones
Prefiere a su mamá y/o al cuidador acostumbrado más que cual-quier otra persona
Se alimenta tomando comida con los dedos
Angustia de separación
Entre las edades de ochomeses y doce meses un bebé cambia tanto que parece otro. El uno es abierto, cariñoso y extrovertido; el otro es ansioso, poco independiente y se asusta fácilmente por personas u objetos desconocidos. Algunas personas le dirán que su hijo es miedoso o tímido porque usted le conciente. Sin embargo, sus nuevos y diferentes patrones de conducta son el resultado de su nueva capacidad para distinguir entre las situaciones conocidas y las desconocidas. La ansiedad característica de este periodo demuestra que tiene relaciones sanas con la gente más allegada a él.
Mostrar ansiedad cerca de los desconocidos por lo general es uno de los primeros hitos o logros emocionales que obtiene el niño. Posiblemente usted piense que algo no vaya bien con su hijo, ya que a la edad
de tres meses se relacionaba calmadamente con personas que no conocía, y ahora se pone tenso si se le acerca demasiado algún desconocido. La conducta es normal para esta edad, y usted no debe preocuparse. Incluso los parientes con los que anteriormente el bebé estaba a gusto ahora le provocan llorar o esconderse, sobre todo si se le acercan fácilmente.
Aproximadamente al
mismo tiempo el bebé se pondrá más apegado si se separa de usted. Esto es el inicio de la angustia de separación. Justo cuando comienza a darse cuenta de que cada objeto es singular y permanente, también va a
descubrir que hay una sola mamá en el mundo. Cuando la pierde de vista, sabrá que está en algún lugar, pero no está con él; y esto le causará gran inquietud. Tendrá tan poco sentido del tiempo que no sabrá cuándo usted volverá, si es que vuelve. Una vez que esté un poco mayorcito, sus recuerdos de las experiencias compartidas con usted le reconfortarán cuando usted no esté presente, y podrá anticipar una reunión. Pero por el momento, sólo está conciente del presente. Por lo tanto, cada vez que la pierde de vista—aún si va al cuarto contiguo—se quejará y llorará.
¿Por cuánto tiempo debe anticipar que dure la angustia de separación? Por lo general sucede entre los diez y dieciocho meses, y luego se extingue durante la segunda mitad del segundo año. En algunos sentidos, esta fase del desarrollo emocional de su hijo será especialmente tierna para los dos. Al fin y al cabo, su deseo de estar con usted es una señal de su apego a la persona de primer rango y de más importancia.
¿Qué pueden hacer los padres?
La angustia de separación puede presentar un problema más complejo que tener miedo a los desconocidos. Dejar a un niño pequeño cuando está en esta fase poco independiente y temerosa puede ser inquietante para todos. Hay que distinguir entre las separaciones que duran una cuestión de minutos u horas y las que duran noches y días. Es casi inevitable que hayan algunas separaciones breves; aún si el cuidador pudiera estar al lado del niño todo el tiempo, a lo mejor no sería una buena idea—ni para el niño ni para el cuidador. La meta a largo plazo de criar niños es ayudarles a ser independientes de sus cuidadores, y una parte temprana de ese proceso es manejar con sutileza este período cuando el niño teme perder el apoyo de usted. Para manejar la separación:
• El primer paso es tratar de preparar al niño de antemano. Dígale que usted se va por un tiempo. De esta forma, puede anticipar la separación con antelación y prepararse para ella.
• El segundo paso es prepararse para aceptar una protesta sana. Esta es una clara indicación del apego sólido entre usted y su hijo así como de la conciencia en desarrollo.
• El tercer paso es prometer que va a regresar. Cuando regrese, indique al niño que efectivamente regresó. Esto es la base de la confianza que le tendrá en un futuro.
Cómo ayudar a los niños a superar sus temores
Los temores en los niñospequeños son muy comunes y no indican nada fuera de lo común. El mundo es un lugar que provoca miedo en el niño pequeño, y todavía no entiende muchas cosas. No es de sorprenderse que algunos de sus temores generalizados lleguen a concretarse. Más de la mitad de los niños de uno o dos años adquieren por lo menos un tipo de miedo. Entre los temas en la lista de temores están: los perros, la oscuridad y los monstruos que habitan ahí, los insectos y los ruidos fuertes.
No se puede calmar los temores con explicaciones directas y racionales. La mejor manera de tratar estos miedos es indirectamente. Piense en cómo aliviar el nivel de ansiedad de su hijo, preparándole para la ola de miedo que va a sentir cuando encuentre la fuente de sus temores. Una plática cuando el niño está calmado y lejos de la fuente del temor también es reconfortante y reasegura al niño durante este
Ayude a su niño pequeño a evitar la cosa que le provoca miedo, pero tenga cuidado de no dejar que su conducta sugiera que usted también tiene miedo de tal cosa.
Busque las causas específicas del estrés y determine lo que se puede hacer para reducir la tensión.
Déle atención extra; posiblemente su hijo se haya independizado a un paso más rápido de lo que le sea cómodo.
período. Posiblemente no entienda completamente lo que usted le diga, pero se reconfortará lo suficiente como para hacer preguntas y
expresar sus temores. A continuación están otras estrategias sugeridas que pueden ayudar a los niños a superar las fobias:
Las etapas de los sentimientos y la interacción a la
edad de dos años
• Demuestra una independencia que va en aumento • Comienza a mostrar conductas desafiantes
• A mediados del año aumentan los episodios de angustia de sepa-ración, y luego disminuyen
• Imita la conducta de los demás, sobre todo la de los adultos y los niños mayores
• Cada vez tiene mayor conciencia de su identidad independiente de las otras personas
• Muestra mayor entusiasmo acerca de pasar tiempo con los otros niños
Las etapas de los sentimientos y la interacción a la
edad de tres años
• Expresa el afecto abiertamente
• Expresa toda una gama de emociones
• Para la edad de tres años, se separa fácilmente de los padres • Protesta si hay cambios grandes en su rutina
• Imita a los adultos y a los compañeros
• Muestra afecto espontáneamente hacia los compañeros cono-cidos
• Puede tomar turnos durante los juegos • Entiende el concepto de “mío” y “suyo”
“Yo hacerlo”: Los niños pequeños y la independencia
Los niños pequeños comienzan a ser más independientes, alejándose de sus padres y convirtiéndose en personas aparte. Quieren hacer más cosas por sí mismos—quieren alimentarse, vestirse y tomar otras decisiones por sí solos. Esta independencia es un paso positivoen su crecimiento, y los padres pueden animarla. También puede ser desafiante. A continuación se encuentran algunas maneras de apoyar la independencia creciente de su hijo.
El estar listo para
realizar actividades a
solas depende de:
• El desarrollo de los músculos grandes y pequeños del niño • Su entendimiento de la ley de
causa y efecto
• Su deseo de ser independi-ente
Puedo hacerlo
Permita que su hijo haga cuan-tas cosas pueda hacer con segu-ridad. Hágalo sentir importante y anímelo a ser responsable de lo que pueda lograr. Entre las cosas que posiblemente quiera hacer solo se encuentran: • Lavarse las manos • Cepillarse los dientes • Seleccionar su propio juguete o libro de historias • Besar a sus propias lesiones • Beber de una taza • Ponerse y quitarse la ropa • Ayudarle a cocinar
Cómo fomentar la
inde-pendencia
Muéstrele a su hijo cómo hacer alguna tarea, y luego deje que él lo intente solo.
Sea paciente
Por lo general, su hijo tomará más tiempo para hacer alguna tarea con éxito. Practique tener paciencia cuando enseñe a un niño a hacer algo. Su hijo va a repetir la rutina muchas veces antes de que logre dominar la tarea. Usted necesita tener paciencia también, cuando la independencia creciente de su hijo crea más trabajo para usted—la leche derramada, una camisa puesta al revés.
Observe
Los niños no siempre pueden pedir ayuda. Esté cerca cuando el niño tenga dificultades y necesite su ayuda.
Facilite las cosas
Coloque los ganchos, las repisas y los cajones al alcance de su hijo para que aprenda a guardar las cosas. Un banquito al lado del lavabo del baño le ayudará al momento de lavarse las manos y cepillarse los dientes. Sírvale alimentos que se puedan comer fácilmente con una cuchara.
Establezca rutinas
Las rutinas ayudan a fomentar buenos hábitos desde
temprano. Asegúrese que su hijo guarde las cosas después de jugar, o que ponga su ropa sucia en el cesto de la ropa. Esto facilita las cosas más adelante.
Dé instrucciones
sencillas
Dé instrucciones claras y sencillas, que expliquen cada paso. Utilice las palabras que el niño entienda. Divida las tareas en dos o tres pasos sencillos, y luego permita que el niño intente hacerlo. Trate de concentrarse en el resultado--¿logró hacerlo?—en vez de concentrarse en el proceso. La eficiencia no es una característica de los niños pequeños. Ofrézcale muchos elogios y ánimo.
Adaptado de: M. Nelson and A. W. Smalley, eds., The New Middle
of the Night Book, Minneapolis,
Minn., Meld Publications, 1999, 136–137.
Cosas buenas acerca de mí
Todo el mundo necesita que se le aliente—¡los padres también! Piense en algunas características que le hacen a usted tan especial. Tengo talento para:Mi hijo tiene talento para:
Caigo bien a la gente porque:
Me gusta cuando mi hijo:
Estoy aprendiendo a:
Mi actividad preferida es:
Referencias
Nelson, M. F., A. W. Smalley (eds.). The New Middle of the Night
Book. Minneapolis, Minn.: Meld, 1999.
Shelov, Steven P., ed. The American Academy of Pediatrics: Caring
for Your Baby and Young Child. New York: Bantam Books, 1998.
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Diseño de la portada: Lucy Ruth Cummins y Kathleen Hayes Diseño interior: Kathleen Hayes
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