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El prodigio de la oscuridad

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Academic year: 2022

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El prodigio

de la oscuridad

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Título original: Leila Blue. Il prodigio del buio A mi papá.

1.ª edición: marzo 2013

© Atlantyca Dreamfarm s.r.l., Italia, 2012

International Rights © Atlantyca S.p.A., via Leopardi 8, 20123 Milán, Italia foreignrights@atlantyca.it - www.atlantyca.com

Edición original publicada por Arnoldo Mondadori Editore S.p.A, Milán, 2012

© De la traducción: Eva Cano Fernández, 2013

© De esta edición: Grupo Anaya, S. A., Madrid, 2013 Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid

www.anayainfantilyjuvenil.com e-mail: anayainfantilyjuvenil@anaya.es

Los nombres, personajes e indicios relacionados contenidos en este libro, propiedad de Atlantyca Dreamfarm s.r.l., han sido cedidos en exclusiva a Atlantyca S.p.A en su versión original. Su traducción y/o versiones adaptadas

son propiedad de Atlantyca S.p.A. Todos los derechos reservados.

ISBN: 978-84-678-4088-9 Depósito legal: M. 1951/2013 Impreso en España - Printed in Spain

Las normas ortográficas seguidas son las establecidas por la Real Academia Española en la nueva Ortografía de la lengua española, publicada en 2010.

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes

reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier

medio, sin la preceptiva autorización.

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Miriam D ubini

Traducción de Eva Cano Fernández

El prodigio de la oscuridad

Ilustrado por Alessandra Sorrentino

(4)

L os personajes

Leila

Elena

La tía Frenky La abuela Erminia

Florián

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La Blanquísima

Merlín

Grace

Joyce Q Ivy Bullitpot

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Del

Códex Magicorum de la Blanquísima

H

ecHizo

deL siLencio

Todo calla, gran batalla, el hechizo de ayer permanece mudo sin crecer.

Las canciones y las pociones no tendrán ningún efecto después de mi plan perfecto.

(7)

El estupor y su candor son hijos del pasado en mi libro congelado.

La magia sea solo mía y desaparezca de la vida

como carta descolorida.

Sin alegría ni llanto

terminen los hechizos en quebranto.

(8)
(9)

9

p

róLogo

El silencio de la magia

L

a Blanquísima pasó una mano por el gran libro de magia y un candado de hielo selló las pági- nas, encerrando todos los hechizos del mundo en el hielo de un silencio sin fin. El Códex Magicorum de la Blanquísima estaba bien protegido: nadie podrá ya hojearlo a sus espaldas como hizo aquel cisne trai- dor… ni siquiera la propia Blanquísima. Desde aquel momento, la emperatriz dejaría de crear los dones mágicos para su pueblo hechizado. Desde aquel momento se guardaría toda la magia para sí misma. Durante algunas generaciones, sus pobres súb- ditos se morirían uno tras otro, y ella, la emperatriz

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ElprodigiodEla oscuridad

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inmortal, sería la poderosísima y única dueña de cada poder mágico.

Miró satisfecha aquel bloque de hielo ya mudo, engastado en una pared de la negra cueva en la que se había encerrado hacía tres meses. Y, en el silencio del subsuelo, oyó algo crujir. Sus ojos celestes se dirigie- ron de golpe hacia aquel sonido.

Una crisálida se estaba abriendo. La primera.

La emperatriz se acercó y vio una cabecita con dos grandes ojos, todavía entrecerrados, salir lenta- mente de la cápsula. Después, observó como el ani- mal estiraba un ala minúscula desperezándose, se- guida de un cuerpo ahusado y perfecto y de la segunda ala. Sus ojos se abrieron, resplandecientes;

reflejaban todos los colores del arco iris.

La Blanquísima acercó una mano con la palma abierta para acoger a aquella nueva criatura, pero el insecto abrió las mandíbulas de par en par y una fila de dientes puntiagudos mordió el índice de la dueña. Sus fauces estaban dotadas de colmillos preparados para devorar a quienquiera que se acer- case.

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eLsiLenciode Lamagia

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—Tan pequeña y tan mala ya —comentó la emperatriz, satisfe- cha—. Bienvenida a mi reino.

Repentinamente, el techo empezó a crujir a su alrededor, y otras pe- queñas y malvadas criaturas, con enormes bocas hambrientas y grandes ojos de diamante, rompieron sus crisálidas.

La emperatriz levantó una mano hacia el techo, registró el aire buscando algo invisible, y después apretó los dedos como para agarrar una presa. Bajó de nuevo el puño con un gesto rápido y de la entra- da de su escondite cayeron los cuerpos de tres anima- les sin vida, que rodaron por las escaleras hasta el centro de la cueva.

—Ahora comed —ordenó la Blanquísima a su ejército recién nacido.

Las libélulas se abalanzaron sobre la carne y des- carnaron los huesos, voraces. Después, devoraron

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ElprodigiodEla oscuridad

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estos también, bajo la mirada embelesada de su dueña.

—He aquí mi maravilloso ejército… ¡Atención!

—tronó la emperatriz.

Las libélulas se alinearon en un enjambre ordena- do, suspendido en el aire. La Blanquísima pasó revista una a una. Eran miles y obedecerían a cada una de sus órdenes. La comisura de su boca se curvó sutilmente hacia arriba en una sonrisa de victoria. Después, anun- ció solemne:

—La edad de la magia está a punto de terminar y seréis vosotras, mis invencibles guerreras, las encar- gadas de poner fin al mundo de ayer. Un mundo des- ordenado, que ha desobedecido a mis leyes inmorta- les y merece ser destruido.

Los insectos chasquearon las mandíbulas, listos para destruir cualquier cosa.

—Sin prisa: tenemos por delante toda la eterni- dad. Es importante hacer todo con método, estable- ciendo prioridades y definiendo por dónde es más im- portante empezar. Yo he decidido empezar por Londres.

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eLsiLenciode Lamagia

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Dicho esto, dibujó en el aire el rostro de una niña con el pelo revuelto y la mirada avispada, trazando una estela cristalina que brilló suspendida delante de la hilera de insectos.

—Esperaremos todavía una semana para que vuestros cuerpos se desarrollen y sean más vigorosos y resistentes. ¡Después atacaremos! Esta brujita será vuestra primera presa.

El ejército se lanzó famélico hacia el dibujo del rostro de Leila Blue, desintegrando las líneas brillan- tes de su sonrisa con un golpe de alas.

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otros títuLos de La coLección

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Las LiBéLuLas adamantinas

H

ay una nueva hermana del Eterno Desorden en- tre las brujas buenas que le ha contado a Leila un secreto que lleva once largos años guardado: ¡su ma- dre está viva! Grace está prisionera en el Castillo de Hielo, donde vive la criatura mágica más poderosa de todas: la Blanquísima.

Para rescatarla, Leila tendrá que emprender un viaje

lleno de aventuras hacia la gélida forta- leza. Allí la esperan peligrosas trampas, planes despiadados y todo un ejército de li- bélulas, indestructi- bles como los diaman- tes. ¿Conseguirá la joven bruja salvar a la primera bruja rebelde?

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una pizca de magia

L

eila y su mamá por fin han vuelto a casa, pero el salón del Primrose está vacío: la Blanquísima tie- ne como prisioneras a las Hermanas del Eterno Des- orden.

Para entrar en el nuevo cuartel general de la em- peratriz y poder liberarlas, Leila y Grace necesitan un poderoso hechizo que detenga el

tiempo…

Con la ayuda de Florián y de una má- gica pluma voladora,

¡madre e hija se em- barcarán en su pri- mera aventura juntas!

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Tras haber perdido la última batalla contra las Hermanas del Eterno Desorden, la Blanquísima solo piensa en una cosa: la magia tiene que desa- parecer del mundo. ¡Ya no habrá más dones mágicos para las brujas, hadas, orcos o elfos! Leila y las hermanas con- vocan a todos los pueblos mágicos para

unirse contra la emperatriz. Es así como descubren que en el bosque de los elfos vive una criatura tan antigua como la mismísima Tierra, que desde tiempos inmemorables

lleva esperando a que el sonido del arpa de una joven bruja la despierte…

Contiene el Códex Magicorum y recortables de los mejores

vestidos de Grace.

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El prodigio de la oscuridad

Referencias

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