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(1)

BIZKAIKO FORU ALDUNDIA DiPUTACiON FORAL DE VIZCAYA

L I B U R U T E G I A B I B L I O T E C A

2 5 II a y o

N.9 Registro:

J*3ÍÍ

1 9 3 7

(2)

t r a b a j a d o r :

p r o n t o c o n o cíe r a s

el f a s c i s m o i n t e r n a c i o n a l y la g u e r r a antifascista e s p a ñ o l a

garcía oMver

lo q u e p u d o h a c e r e s p a ñ a e n m a r r u e c o s

gonzalo de r e p a r a z

a s p e c t o s e c o n ó m i c o s d e n u e s t r a r e v o l u c i ó n

mariano c a r d o n a

mi

© BIZKAIKO FORU LIBURUTEGIA

(3)

horizontes

R E V I S T A Q U I N C E N A L I L U S T R A D A

A ñ o I

Núm. 8

R E D A C C I O N Y A D M I N I S T R A C I O N Q R A N VIA. S, 3." - T E L E F O N O 1S.100

Bilbao, 25 de mayo de 1937

S U M A R I O

Actualidad. — La eterna rebeldía, por Eugen Relgis. — España atacada por dos />o- íencias, por Federico Urales—Galena de nuestros hombres.— Arte militar. — Poe~

mas de la Revolución, por Moisés Garcés Cortijo. — ¿ Ha de haber una nueva socie- dad?, por Argímiro Severón.—Los prejuicios, por Isaac Puente. — Galicia, heroína y mártir.—Los problemas de organización del Comisario if los nuevos reclutas, por José Lain. — La infancia redimida, por Puig Elias. —El Batallón de Infantería 131, por G. de la Colina. — El problema del suelo español. — Control obrero, por Pierre Besnard.—Libertad ? Civilización ? Progreso ?, por G. Fernández. — Página sexual.

E

s incuestionab'e, que Euzkadi, atrae en estos momentos la mirada de todos los pueblos laboriosos del mundo. La valentía sencillamente heroica de los modernos guerrilleros, que defienden los frentes vascos, ha llegado a la apoteosis de lo glorioso.

Con ser mucho el valor derrochado, por los valientes milicianos, es preciso desplegar una resistencia aún más heroica, hasta la llegada del tan ansiado apoyo aéreo, que indudablemente decidirá desde el primer momento la ba- lanza de la guerra a nuestro favor.

De la misma forma que en el año 778, quedaran grabadas, en las páginas de la historia euzkeldun, l^s gloriosas batallas de Altabiskar e Ibañeta, hoy al cabo de 1.159 años, nuestros combatientes deben extremarla defensa, hasta el punto de impedir avancen sobre el territorio patrio, las bestias apocalípticas del fascismo.

Todo el material bélico moderno envindo por Hitler y Mussolini empleado sin tasa por las ordas sanguinarias de los mercenarios germanos, Ítalos marroquíes y por los mil veces traidores a su patria: requetés, falangistas y mi- litares, ha sido insuficiente para dominar a este pueblo, amante de sus libertades.

A la suma de pueblos incendiados y destruidos, cual moderno Sodoma, por la vesania fascista, hay que agregarle Amorevieta, Marquina y Lemona.

Las peregrinaciones que los aldeanos vascos, tradicionalmente efectuaran hacia el corazón de Euzkadi, cuna de sus costumbres y tradiciones sociales y religiosas, este año se verificarán en sentido inverso. Los campesinos, bus- can en su éxodo hacia Bilbao, mss cosmopolita y menos creyente, el apoyo acogedor, que los que se dicen represen- tantes de la tradición, del orden, de la familia y del catolicismo, no solo se lo niegan, sino que destruyen sus lares y asesinan a sus mujeres e hijos queridos, en su odio a la libertad, a la vida y a todo vestigio de civilización, en su papel orgiástico de modernos Nerones esclavizadores y sanguinarios.

La evacuación de mujeres y niños a Inglaterra y Francia, es una prueba más del espíritu solidario, por un lado, e indómito, por otro, que anima a esta gran raza, a este gran pueblo unido por las más grandes afinidades morales y éticas. Dispuestos a defender hasta el último momento nuestro caro suelo, alejan previsoramente a la población no combatiente, para que la metralla fascista no hiera sus inocentes carnes y poder defender, como titanes, aun en contra de los mayores elementos, esta invicta Villa que nunca fué oUada por las botas sangrientas de ningún con- quistador.

Dolorosa, como todas las separaciones, se han marchado, se marchan nuestros ancianos, nuestros niños y nues- tras mujeres, a otros países alejados de efta contienda bélica, que tan profundamente ha alterado la fisonomía habi- tual de los campos, aldeas y ciudades. Se han elejado con el alma dolorida por la separación y atormentada por los presentimientos. Pero nuestros ancianos y mujeres, han sabido sacar fuerzas de la flaqueza, para afirmar en la última hora de la despedida, su convinción en que las juventudes, los combatientes, los hombres, sabrán dar su merecido a las fieras carniceras, lo cual acelerará su retorno cerca de sus seres queridos, para comenzar a vivir una nueva vida alejada de los odios, egoísmos y esclavitud contemporáneas.

En el área de los acontecimientos actuales, se halla pendiente, también, de la curiosidad general, la actitud que la Sociedad de Naciones adopte, sobre la violación del pacto de no intervención, por parte de las potencias fascis- tas de Italia y Alemania. Muchas causas existen para desconfiar del organismo ginebrinc, más en nosotros, los anarquistas, que nunca creímos f n la sinceridad pacifista de la «Santa'Alianza de las Naciones Imperialistas», como fué definida un día por la I I I Internacional. Por ello, siempre procuraremos disuadir al pueblo su confianza en el citado organismo, para enraizar en su cerebro la idea que solamente los trabajadores del Mundo son capaces de impedir la guerra, o finiría al conjuro mágico de la solidaridad internacional. L Í S Iníernacionales obreras deben lle- var al corazón del obrero, que sufre y trabaja, la idea que nuestra causa es la suya, que nuestra íuerte será la suya también, y que si esa solidaridad obrera internacional, de que hablamos, se hace efectiva, brotará el triunfo se- guro de la causa popular.

De la nueva situación española, desplazadas las organ'zacicnes sindicales del concierto gtbeTnairertal, nos re- servam9S el enjuiciamiento sóbrelas causas provccadoias de Ja crisis; no somos fartidarios de poner obstácu os a la'obra de'gobierno, ya que a él va vinculado el éxito de las operaciones guerreras. Nuestra, por ser de Durruti, f s la'frase: «renunciamos a todo, menos a ganar la guerra». Sépí se tan solo, nadie lo debe ignorar, que la C. N . T.

y la U . G. T. representan a la gran mayoría absoluta del proletariado ibérico, por lo cual puede considerárselas ca- paces de regir los destinos económicos, políticos y sociales de la nueva sociedad que se está gestando, puesto que la base de toda revolución pcpular tiene que sustentarse indefectiblemente sobre la gran masa obrera y campesina para que la nutra, la dé fuerza, vida y sentido de continuidad.

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La eterna rebeldía

P o r

E u g e n R e l g i s •

1 A los luchadores e s p a ñ o l e s que combaten por l a l i b e r i a d y l a f r a i e r n i d a d h u m a n a s

i r ¡ ' N las diferentes épocas de la historia vemos a Es-

^ partaco, con el mismo ademán de romper la cade- na, erguido como una columna viviente sobre las ruinas

de un pasado atosigado por los sufrimientos. Con sus ojos, iluminados por la esperanza, mira hacia lo lejos

el espejismo del porvenir y siente detrás de él a todos los rebeldes que han impulsado a las multitudes con nuevas aspiraciones.

Cualquiera que sea la forma de la revolución (po- lítica, económica, etc.), su carácter es siempre el mis- mo: oposición contra la violencia "humana", porque la violencia de la naturaleza se halla incesantemente usurpada por aquélla.

La aspiración elemental de nuestra vida tiende hacia la libertad, diosa multiforme y resplandeciente. La servidumbre exterior social y la servidumbre interior individual, son las dos grandes maldiciones ante las cuales el hombre no puede jamás inclinarse totalmente resignado. Hasta el presente, es la revolución social la que predomina, aunque ella no deba ser sino la con- secuencia natural de la rebeldía interior del individuo.

También la revolución, como la guerra, es siempre vio, lenta y sangrienta. No es el término final de una evo- lución, sino una anticipación sobre ésta. Es la forma que busca su fondo; la vieja sociedad deberá entrar en el nuevo molde, como la uva bajo los pies de los gi- gantes sublevados.

Las multitudes se dejan arrastrar. La esclavitud legal de la antigüedad y la serddumbre que se enmas-

cara bajo la libre competencia de hoy las han acos- tumbrado al látigo, y sólo éste las impulsa desespera- damente hacia su liberación, iimpulso ciego y destruc- tor, que se renueva y recomienza con el trabajo de crear una nueva ilusiónj Los libertadores de hoy se hacen Ies tiranos de mañana. Los idealistas burgueses de 1789 proclamaron los "Derechos del hombre" para renegarlos en seguida y provocar la revolución de 1848 y después la terrible guerra civil de la Comuna en 1871...

El ritmo del progreso social presenta a la vez sus abis- mos y sus cimas. Después del estacionamiento y la descomposición, una reacción vital se produce; después de la guerra entre naciones, la guerra entre las clases de una misma nación...

Una enseñanza se deduce siempre de las guerras y de las revoluciones: Hombre, no es más allá de las fronteras, sino en tu propio país donde se halla "el enemigo secular", y no es sólo el "amo" quien tiene la culpa de tu esclavitud (que heredó como una cosa).

Eres tú el culpable, íú que no te rebelas contra tí mismo... {Esperas el látigo, hombre!...

Solamente cuando la ley interior, del imperativo moral individual, pueda dominar, la revolución desapa- recerá también. La guerra pasará asimismo a la histo- ria, cuando las naciones hayan ajustado las cuentas a sus actuales amos, adoradores de los tres ídolos: Esta- do, Propiedad, Dinero...

La verdadera sencillez puede ser saludable para muchos.

No es ninguna vergüenza ignorar algo; pero es aliamenie vergonzoso e inmoral, encar^

garse de algo que se desconoce.

La buena voluntad no siempre basta; es ne^

cosario el saber y la capacidad para poder cumplir un cometido con completa respon^

sabilidad.

© BIZKAIKO FORU LIBURUTEGIA

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C IJ B IV T o

Libertad? Civilización? Progreso?

por Gaspar Fernández

B

AJO un fecho de tupida vegetación, en Is isla Ignota,

«Luna», la más bella de las indígena?, amaba l i - bremente a *Sol Naciente», de admirable destreza en la caza y cuerpo hercúleo de atleta legendario.

Nada enturbiaba la tranquila felicidad de los dos amantes, cuyas vidas se deslizaban con la misma sua- vidad que la piragua de «Sol Naciente» sobre el mar cerúleo en las noches que, bajo rutilantes estiellas, paseaban su amor los enamorados.

A los naturales les sobraba tiempo después de sus excursiones simbolizadas por Diana, y del cultivo de la fértil fierra de Ignota, para escuchar la fácil y suave pa- labra de «Bellos Sueños» que can tan hermosas frases sabía hablarles de la madre Naturaleza, del Amor y de muchas otras cosas que deleitaban el espíritu de los ignotos en las reuniones que celebraban al atardecer ^ El Amor, el Trabajo y la Paz, se imponían entre aquellos felices «salvajes».

Pero un aciago día, la quietud de la isla se vio tur- bada por la llegada de una piragua grande, grande, llena de hombres de tez blanca, que ocultaban sus cuerpos con unas ircómodas fundas llamadas trajes y traían asimismo unos palos que escupían el fuego de la muerte.

Se les recibió con inquietud no exenta de curiosidad.

Aquella noche hubo fiesta, los ignotos enloquecían con el agua ardiente que derrochaban los forasteros, agua que abrasaba las entrañas. El único que no bebía y permanecía sereno era «Bellos Sueños», quien con faz dolorosamente peníativa contemplaba la báquica escena...

• • •

Han transcurrido muchos soles desde la llegada de los blancos. Los indígenas trabajan bajo la vigilaate mirada de un guardián que látigo en mano, martiriza a los que antes eran hombres libres y ahora son esclavos.

Las hermosas palabras de «Bellos Sueños» que de- leitaban singularmente, han sido sustituidas por las de un blanco con traje tétricamente negro, que no les ha- bla de la madre Naturaleza, sino de un Dios, ora bue- no, ora malo, de quien es ministro y Representante por no se sabe qué razón, y que castigará con horri- bles suplicios a los que no crean cuanto les cuenta.

A «Bellos Sueños», se le ha tachado de elemento disolvente: sus pláticas eran paganas y antisociales.

Los ebúrneos cuerpos que envidiaran los Dioses mi- tológicos, han de cubrirse con trapos, según el falso concepto del pudor, inculcado por el Representante de Dios, concepto que ha despertado en los isleños una insana curiosidad antes desconocida.

¿ Cantar ? é Bailar ? ¿ Amarse a la luz misteriosa de los astros ? j Prohibido I El Amor se ha convertido en un acto obsceno que avergüenza a los que lo reali-

«an, haciéndose al amparo de la obscuridad y del ais- lamiento, como cualquier otro hecho deshonroso pu- nible.

«Luna», la bella, de ojos grandes y busto orgulloso, es esclava del Gobernador de la Isla, único Represen- tante de un Estado «Libre, culto y civilizado».

«Sol Naciente», sólo puede enlazar una vez al mes con sus atléticcs brazos, el cuerpo maravilloso de

«Luna», porque ha de trabajar lejos, en el bosque, cor- tando los árboles que embellecían Ignota y que los blancos se llevan en las piraguas grandes, grandes.

Algunos momentos de descanso, los dedica a reme- morar con «Bellos Sueños», la feliz época en que eran

«salvajes», no explotados ni martirizados por los cuites blancos.

• • •

Un atardecer, feliz por el permiso quelle permitía ir al poblado, «Sol Naciente» llegaba a éste pensando en su hermosa pareja, cuando los angustiosos gritos de

«Luna», mezclados con grandes risotadas masculinas, obligáronle a dirigirse veloz, como cuando cazaba en el bosque, hacia la casa del Gobernador.

Escaló la ventana en cuyo aposento el Representan- te del Estado Civilizado y varios amigotes suyos pre- tendían dominar, con propósitos fácihnente adivina- bles, la resistencia de «Luna».

Los sátiros se vieron sorprendidos por la rápida agresión de «Sol Naciente», que no era ya el esclavo sumiso, sino el hercúleo salvaje que acomete con toda la fiereza de la selva virgen.

Pero, ¿ de qué le sirven su amplio tórax, sus múscu- los de hierro, ante la ayuda que prestan al Goberna- dor los esbirros que acuden presurosos?

Dominado y aherrojado, al siguiente día es azotado públicamente por su falta de respeto a la autoridad.

Los denigrantes latigazos servirán de ejemplo, evi- tando la repetición de desacatos a los superiores.

• • •

Una cálida noche tropical, cuando las copas de las palmeras coquetamente reflejaban s u j siluetas en el inmenso espejo que componen la luna y el mar, espia- dos únicamente por los múltiples ojos del firmamento, los ignotos, silenciosamente, huyen a bordo de sus vie- jas piraguas, lejcs, muy lejos, hacia alguna otra isla

«salvaje» donde no imperen Estados libres, cultos y civiliza ios.

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G a l e r í a de

n u e s t r o s Ii o m b r e s

E r i clt 11 íl li s a m E

RICH MüHSAM, nació en Lübech, en el año

1878,

de

una familia acomodada (su padre era farmacéutico), y entró en contacto con las ideas revolucionarias en su temprana juventud, perteneciendo al círculo íntimo de Gustar Landauer, ese otro gran cerebro, asesinado tam- bién por la reacción monárquico-socialdemócrata, el dos de mayo dé 1919.

En los ambientes literarios alemanes nuestro com- pefiero era una de las figuras salientes; ocupaba una posición parecida a la de González Pacheco en la Ar- gentina. Todo el mundo conocía su 3 ideas anarquistas pero aun los adversarios estimaban su valor literario, la vena humorística, el estilo propio y lo respetaban y ad- miraban. Como poeta era personalísimo el sello sarcás- tico de sus composiciones, en las que usaba a veces el dialecto local berlinés. Como literato disfrutaba de un bien merecido prestigio. Era un buen orador, de voz firme y dirección perfecta. Como propagandista ha em- pleado la tribuna, la prensa y el ejemplo. Era uno de los portavoces más inquietos, más rebeldes y más vincula- dos a la vida alemana con que contábamos en aquel país. En este último aspecto sobrepasaba a Rudolf Roc- ker, pensador, orador y propagandista de primera fila, pero con la ventaja de haber pasado la mayor parte de su existencia en la emigración.

Hemos dicho que se inició Mühsam en las ideas anarquistas junto con Gustar Landauer, a quien siem- pre ha considerado como su amigo y maestro, no obs- tante el camino propio seguido particularmente en los últimos lustros. En el «Sozialist», de Landauer, cola- boró también Mühsam. En 1928 se publicó un grueso volumen de trabajos selectos, poesías, novela?, artícu- los, anécdotas, etc., que abarca el período de 1898 a 1928. Ha dado, pues, a las ideas libertarias más de 35 años de afanes; y no ha dado m á s porque los verdugos de Alemania iaterrumpieron trágicamente su vida.

Tuvo una revista literaria libertaria en Munich, a partir de 1911, «Kain», interrumpida por la guerra mun- dial; la volvió a editar en 1919 y fué también aplastada al poco tiempo por la reacción. Se lanzó en cuerpo y alma en la revolución de Baviera y fué uno de los ani- madores del intento de república de los Consejos de Obreros Campesinos y Soldados, sofocada en sangre por los social-demócratas. Mühsam pagó su participa- ción en la república obrera y campesina con 15 años de fortaleza. Encontrándose en la prisión de Ans- bach, esCTibió una memoria sobre los acontecimientos revolucionarios de Munich, desde el 7 de noviembre de

1918 al 13 de abril de 1919. Retenida por la censura, vió la luz tan solo en 1920, coa «1 títul» «Vo« Biiner bis Leviné.»

La propagan ia de organismos obreros, intelectuales y políticos obligó al gobierno a una amnistía. Salió en esta ocasión, a los cinco años de prisión Ernest Toller, el gran dramaturgo, y poco después volvió Mühsam a la vida de la calle y a la lucha. El régimen de la forta- leza le había envejecido y debilitado, pero en el acto que los anarquistas de Berlín convocaron para darle la bienvenida, nos ha dado la impresión de una extraor-

dinaria solif^ez mental y sobre todo de un apasionado fervor revolucionario.

Es autor de algunos ensayos teatrales; «Judas», drama obrero del período de la revolución alemana (1919, 2.* edición en 1924); «Sfaatsrason», en un mo- numento a Sacco y Vanzetti (1928). Una colección de versos suyos, «Brennenden Erde*, fué publicada en Munich en 1920; nuestra editorial alemana publicó en 1925 una selección de trabajos suyos, con el título de

«Alarm», manifiesto de 20 aros.

Desde 1926 publicaba f,n Berlín una revista men- sual anarquista, «Fanal», donde está recojido el fruto maduro de su pensamiento, aplicado tanto a la expo- sición de los problemas de la revolución como a la crí- tica social, literaria, política.

líl^iPoco antes del triunfo del hitlerismo había escrito una efpecie de programa revolucionario a base de su idea f avorita de los Consejos de obreros y campesinos.

Max Netlau señalaba la tendencia un poco unilateral del proyecto en su respuesta a la encuesta de los «Ico- noclastas», de Steubenville. También en algunos pun- tos tácticos ha suscitado la actitud de Müfisam en cier- tos momentos, algunas discusiones. Pero todos han re- conocido su absoluta sinceridad, su pasión revoluciona- ría, su valor para nuestro movimiento y nuestras ideas.

Mientras cundía por Alemania la matanza y la bar- barie fascista desencadenada, llenando de espanto al mundo, en el campo de concentración del presidio de Orsnienburg, fué cometido uno de los crímenes más viles y repugnantes de la sanguinaria dictadura de Hitler, en la persona de nuestro querido compañero Erich Mühsam.

Desde la noche del incendio del Reichstag, cuando Eri;h Mühsam, como millares de revolucionarios fué anestado sin motivo y puesto en prisión sin proceso, se le ha martirizado, maltratado y torturado como a ningún otro prisionero de la dictadura fascista.

Su vida fué la de un verdadero anarquista comba- tiente. iSu muerte será una antorcha! La lueha por la libertad, por la que él murió, no cesa.

© BIZKAIKO FORU LIBURUTEGIA

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He m^uí, nuevas vidimaslde la barbarie fascista: i Niños y ancianos, sin ii^gar! La metralla fascista

s% h ha destruido todo Más victimas que agregar a cuenta del nuevo Molocii insaciable

del capitalismo, insensible al dolor if miseria ajenas Creían que tenian poco; querían

más, más, mucho más. .. :~: Vivían cubiertos de oro \f alhajas; en su mesa

nanea faltaron los más apetitosos manjares, pero eso no era bastante;

querían, también, que las protestas de los hambriení&s no

turbaran sus pesadas digestiones... Y por ello

están destruyendo, quemando, martirizando y

desangrando a España.

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•niliioi*

OARA veneer, es necesario poseer fuerza combativa igual o superior a la del adversario, pues siendo la fuerza el principio fundamental del arte de la guerra, tan pronto como creamos carecemos de ella, nos pre- disponemos a ser derrotados.

Se necesita, por tanto, para conseguir la victoiiá, superioridad de elementos, pero como éstos no se limi- tan únicamente al armamento, hay que hacer un estu- dio de los que poseemos, a fin de comprobar si se está en condiciones adecuadas para imponer la ley, aniqui- lando a los que están fuera de ella.

El arte de la guerra tiene por fin aplicar oportuna- mente los medios de que disponemos para hacer que el contrario se considere y confiese vencido. Estos me- dios son, morales y materiales.

Los medios morales consiguen su propósito siem- pre, aunque más tardíamente que los materiales, y por ser de lo que nosotros podemos aportar más a la lucha, hay que dar por descontado, que aun perdiendo terre- no, mientras nos que le donde pisar, y aun faltando éste, no seremos vencidos, porque nos asiste la razón, que es la fuerza moral más potente.

Otras fuerzas morales imprescindibles para vencer son: el valor, la subordinación y la disciplina, por lo que antes de dar a conocer las fuerzas materiales, de las que nos ocuparemos en días sucesivos, repetiremos aunque muy sucintamente, en qué consisten estas vir- tudes, por entender que hoy se abusa demasiado de estas palabras, en particular de «la disciplina», siendo lo más seguro, que los que quieren amoldarse a ella por la repetición constante de su necesidad, ignoran el camino a seguir para satisfacer los deseos de quienes la recomiendan y exigen.

El medio principal de hacer la guerra, es el com- bate; y en llegando a éste, ellfactor^principal que más interviene es el valor, por lo que empezaremos a de- finirlo, o mejor dicho,' poner de manifiesto lo que sobre él opinan grandes filósofos como Schopenhaüer, que dice del valor es «una especie de paciencia que nos torna capaces de sufrir privaciones y hacer sacrificios de todo género».

El hombre para quien la vida es todo, el que sólo ansia la conservación de su «yo», necesita de infini- dad de preceptos morales que tengan la suficiente fuerza para vencer el miedo, que por ser condición in-

naat al hombre, Calderón de la Barca escribió en «La vida es sueño»:

«Aunqne el natural temor en todos obra igualmente, no mostrarle es ser valiente y eso es lo que hace el valor».

El orgullo, que es pasión inseparable del hombre, al saber éste ha de ser menospreciado cuando el ries- go pasa, le hace afrontar el peligro.

Séneca escribió «El que desprecia su vida es dueño de la tuya», y oíros autores célebres, «Nadie debe ser tan tímido que no prefiera caer de una vez, a verse siempre suspendido» . . . «No es la dificultad la que impide atreverse, sino que de no atreverse, nace la di- ficultad».

En su consecuencia, vemos, que defendiéndose de los infortunios presentes, pueden evitarse otros ma- yores.

Esto es el valor en términos generales, pero el va- lor militar, sin ser el único ni el más grande, reviste caracteres que conviene estudiar.

Para que el soldado fanático se enfrente gustoso con la muerte, puede bastar con ponerle o mostrarle un crucifijo; Napoleón excitaba el valor de sus soldados con la sola esperanza de que éstos podían sacar de la mochila'el bastón de mariscal.

Nuestros milicianos, ni sienten el fanatismo reli- gioso, ni la ambición de orgullo y gloria que ansiaban estos ejércitos. Por'otra parte, los peligros eran enton- ces invisibles y lejanos, y hoy, visibles e inmediatos, lo que hace estar*expuesto a encontrarse con la muerte sin saber cuando ni donde procede, siendo por ello más sobrecogedor, porque el único medio de evitarlo es la suerte y la buena preparación para la lucha. Es por esto que el valor militar se d á ' m á s en el individuo cuando tiene confianza en la pericia de sus'jefes.

En la guerra se ofrecen juntos dos valores. Uno el que afronta los peligros, y otro el de la responsabilidad.

El valor de la responsabilidad, que Clausewitz llamó

«Resolución», indica que hay que concretar, resolver, y como esto no sólo han de hacerlo los altos mandos sino que en el campo de batalla se presentan casos que se verá precisado a resolver el soldado, de ahí que la

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responsabilidad alcance a todos, pero teniendo presente que a medida que aumenta la necesidad de esta res- ponsabilidad, decrece la del valer personal.

El sentido de responsabilidad es para el mando peligro más temible que el de la misma muerte, por lo que la verdadera heroicidad en éstos, consiste en obrar rápida y concienzudamente y en proveer y adivinar las maniobras del contrario, para poder emplear con acier- to el propio poder.

El valor puede ser modificado por medio de una educación física y moral, y refiriéndonos únicamente a la parte moral, citaremos como acompañantes o modi- ficantes del valor, a la presencia de espíritu, carácter, patiiotismo, subordinación, derechos y deberes, disci- plina, etc., a los que vamos a referirnos.

La presencia de espíritu, no es otra cosa que lo que antes hemos llamado resolución, al hablar de res- ponsabilidad, pues hay que pensar que las resoluciones militares han de ser rápidas, sin vacilaciones, concre- tas; y que al propio tiempo, el error que por ella se co- meta se paga con la vida de muchos compañerosj mientras que los errores que comete la ciencia, aun en el caso de la medicina, que es la que puede producir más víctimas, carece de importancia si se compara con las producidas en una batalla mal dirigida. Es por esto que lo que llamamos «ojeada militar» es de suma im- portancia y no todos los hombres poseen el arte de ver por ella la resolución a tomar más conveniente.

Desarrollando la personalidad, y la unidad de crite- íerio para crear la unidad de doctrina, y eliminando por completo la rutina, favorecemos la presencia de espíri- tu, con lo que saldrán a flote los verdaderos valores militares que tan necesarios nos son en estos momen- tos, pues la guerra, según se ha dicho por varios escri- tores, es «un juego de embite y azar, en el que triunfan los más osados y serenos.»

El carácter, se manifiesta por la energía, el tacto, la justicia y el tesón, es lo que llamamos don de man- do, y lo que caracteriza a los hombres de arte, diferen- ciándolos de los de ciencia, ya que éstos se ha dicho

«que ni mandan ni pueden mandar.»

Al patriotismo, aunque se le ha dado, particularmen- te por los militares, un sentido completamente ideal, hay quien lo considera, y con ello estamos más confor- mes, en un sentido eminentemente práctico, pues el patriotismo, no es ni mucho menos el deseo de arries- gar la vida por la patria, sino el firme anhelo de ahorrar vidas y hacerlas cada vez más aptas para el engrande- cimiento del país. El patriotismo para ser útil ha de ser sentimiento colectivo, instinto de conservación no indi- vidual que no es innato como antes dijimos, sino co- lectivo.

La subordinación militar, es virtud por la cual, un individuo acata y obedece la orden de otro, poniendo de su parte lo necesario para que se cumpla como si

fuera ejecutada por quien la dictó. En la orden ha de verse una delegación, una confianza y un interés, que está por encima de quien la dá y la recibe.

El ejército, exige el cumplimiento de los deberes por medio de órdenes, y los derechos, por reclamacio- nes.

Las órdenes han de ser cortas, expresivas y claras, usándolas palabras más sonoras y precisas; <^ han de sonar a corneta y no a armónium», pero sin emplear palabras que mortifiquen o lastimen.

La subordinación obliga por parte del superior a poseer conocimientos iguales o superiores al inferior en lo que se relaciona con el deber que exige. Claro que el inferior no puede exigir esto, pero «cuando falta se resiente lá subordinación, porque el inferior tiene que suplir al superior, siendo esto una especie de es- tafa.» :

Según vemos, la subordinación se funda en una co- rrelación de derechos y deberes. Nuestros deberes nos subordinan, a los derechos que otros tienen para exigir- noslo, y a la inversa.

Disciplina no es otra cosa que la observancia de la subordinación.

Dice de la disciplina el que fué gran capitán, soció- logo profundo y liberal convencido Villamarfín, «que el carácter de mando que dá la disciplina, es resultado de la acción lenta e incesante del mando justo; no impo- niendo castigos severos, sino más bien corrección de las pequeñeces» y corroborando este mismo principio Napoleón decía», que la corrección de faltas pequeñas le había evitado siempre el castigo de las grandes».

Deg(Je luego, la inconstancia, las contraórdenes y las órdenes que exijan un sacrificio superior al que pue- de rendir el ser humano, dá lugar a la indisciplina.

No falta quien afirme, que la verdadera disciplina estriba precisamente en la ejecución pronta y sin discu- sión de aquellas órdenes contrarias a nuestro sentir y pensar, basándose en que la disciplina es sacrificio; y que lo que se hace por ver de antemano la necesidad de ello para evitar males mayores cuando el peligro pasa, no es sacrificio, sino una conveniencia más de las muchas que se precisan para la continuación de la existencia.

De una u otra forma, la disciplina, no es más que el cumplimiento voluntario o forzoso de la subordina- ción; ésta, el principal instrumento del mando; y el man- do, que puede no ser necesario en muchas actividades de la vida, es imprescindible en la guerra, por lo que no hemos de negarle nada de lo que precise para llenar sus fines mientras la guerra sea como dicen y los he- chos se empeñen en demostrarlo, una necesidad, y mientras los pueblos se obstinen en llevar a la prácti- ca lo que pensaba Quevedo cuando dijo «a quien quie- ras mal, cómele el pan; y a quien quieras bien, también, y si hay poco, empieza tú el primero».

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La guerra maldita, produce escenas d&lorosas. Msta niña, afligida, triS"

te, meditabunda, piensa . ..

Los recuerdos se amontonan en su cerebro; se encuentra sola .. .

La evacuación infantil, medida de previsión, para que la metralla faS"

cista no hiera las tiernas carnes de los niños, le ha separad»

de sus padres queridos.

i Maldita guerra! He aquí otro incentivo más, que nos debe servir de estímulo para derrochar la mayor cantidad posible de vah r

y heroísmo, hasta abatir a la fiera reaccionaria.

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moisés Garcés Cortijo

Poemas de 1 evolución

...Vi/-o te dije en son de broma:

* hasta luego, Centeno.,., o si es que no retornas,

va nos avisarás para tu entierro... * Los contertulios todos se reian...;

pero alguien arrugaba el ceño...

Palabras brujas ¡f suicidas

que me duelen clavadas en el pecho...

Campos de Oi/arzun-Renteria...

Allá va un corazón que es un acero;

Le retiemblan las bombas en la mano íf corroído muérdele el silencio...

Porq ue él quisiera ser en el combate el decidido ¡/ ei primero...

San Marcos, Guadalupe atruenan con denuedo...

Mi sonriente amigo es otro fuerte inmenso...

Va tras de un soi de gloria

y es generoso y abnegado y bueno...

Lleva lumbre en los ojos

y al cuello el pañuelito rojo y negro...

La reluciente rosa del martirio

le besa ya en las manos y en el cuerpo...

El rostro se le tizna y aureola...

Hiende el aire la voz ronca de ¡fuego!..- Allá va con la mecha ya encendida el galleguito —bronce y sangre—bueno...

La jornada fué dura... A las dos horas pasaba el fúnebre cortejo...

Dos hermanos caídos para siempre y tú en las salas del silencio 1/ciego//

¡Pobre Aurelio Centeno/...

Hospital de Basurto... Cirugía...

De lazarillo va su padre viejo...

Dolor que se agarrota y gritería...

Caiavana de enfermos...

...Yhay un momento triste, triste, triste...

La Ciencia y la Esperanza en devaneo se consultan y atienden... Después... Nada..

¡Silencio/...

fuera en la calle el sol relumbra y yo te miro y me das miedo...

¡Ay si pudiera extrangular tu sombra y darte la elegría de mis cielos/.,.

¡Pobre Aurelio Centeno/...

Mi flor fie acero,..

Mi flor de acero

hecha con trozos dt metralla y oliente a sangre y fuego, lo sea para ti, Méjico hermano, Méjico ¡bueno/...

Mi flor de acero

con cinco puntiagudas glorias

y un corazón que es un volcán en medio, lo sea para tí, Méjico auguJo,

Méjico ¡bueno/

Mi flor de acero,

penacho de esperanza en el profundo maremagnum inmenso,

te la doy en frescura de cariñns y en rosaleda y manantial sinceros...

Mi flor de acero

con cinco puñalitos en sus hojas y cinco lenguas de infinito fuego, como cinco venablos a besarte a ti se van corriendo...

Mi flor de acero

que es un capullo de hermosura y gracia y es apretón de puño y brazo aun tiempo, y es laurel de la guerra

y es bofetón de hierro, Para tí sea, Méjico,

jabato, orgullo de la Patria mía, como nadie valiente y justiciero, como ninguno honrado,

¡como ninguno bueno/...

Mi flor de acero

que ha nacido con sangre y es sagrada porque la hizo y la lloró el silencio y la rabia profunda de las madres de mis muertos,

Llévatela en airón guerrero, con el perfume y el dolor de España, y póntela en tu pecho,

al lado izquierdo, junto al corazón, Méjico ¡bueno/...

Mi flor de acero

que arranqué del zarzal del heroísmo y es como zarpa de león ibero,

y es bandera, y es fé, y es patriotismo...

para ti sea, Méjico...

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H a de haber una nueva Sociedad?

Arglmiro S e v e r ó n == Médico N a t u r á l o g o

L

A transcendencia de la lucha planteada en España huelga decir que envuelve problemas fundamentales futuros de orden económico, social, moral, estético, y, hasta religiosos, puesto que no quedará ningún valor civil de la vieja colmena humana fuera de revisión.

Porque hoy están en juego, balanceándose a( compás de los fragores tempestuosos de Júpiter, los conceptos arcaicos, los estamentos pretéritos, los pedestales que sostienen a la burguesía, tanto materiales como mora- les. De suerte que del resultado de la guerna esos va- lores se reafirmarán, hasta lo inverosímil, brutal, o se remozarán simple o radicalmente.

Liquidada la tragedia desencadenada por la conspi- ración nacional-internacional Fascista al servicio del bandidaje y chantage opresor capitalista, y puesta en marcha la revolución, que no habrá de ser importada, medida según tal o cual canon existente, sino ajustada y de acuerdo con las actitudes y peculiaridades ingénitas de Hispania; y que además de responder a esa moda- lidad psicológica y natural de Iberia por razones técni- cas y geográficas (concepción de Gonzálo de Reparaz), tendrá que condicionarse a las exigencias concretas de la realidad externa, del momento histórico en sus diver- sos aspectos de relación vital, ¿qué fuerzas habrán de influir, construir, dar forma y contenido a la nueva so- ciedad? ¿Han de prevalecer los conceptos económicos sobre los morales? ¿ H a de darse al futuro un sentido mecanicista basado en la ciencias fisicoquímicas? ¿ H a de ser el nexo de la nueva vida lo cuantitativo? ¿ H a de ser el «metro», la dimensión del concepto de espa- cio, tiempo, lo que inspire, guíe y forje la España que alumbra entre tintes sangrientos?

He ahí unas preguntas, si se quiere ociosas, pero preñadas de virtualidad teleológica, de resonancia ulte- rior, de masilla modeladora. En la imprecisión e incógni- ta de esas preguntas, ha de verse la substancia madre del mañana al dar forma y fondo a los conceptos hoy en revisión. Pues de la misma manera que la sociedad

—por lo menos inmediata— dependerá del resultado de la contienda en una u otra dirección —fascista o antifascista—, así la sociedad futura dependerá de los valores materiales o morales que la influyan, modelen y forjen definitivamente.

Porque para nosotros, si la vieja organización social agoniza, si el sistema capitalista recibe ahora un duro golpe, si el mundo entero pende de la guerra instaura- da en España por la reacción medieval; si el drama que se ventila en la arena del extremo occidental del Con- tinente europeo conmueve, aterra y acelera la descom- posición de la civilización moderna, débese, no solamen- te a factores puramente materiales, a un injusto repaito de la economía social, sino que también a factores mo- rales básicos. A primera vista el factor material se des- taca. Pero ahondando, escudriñando por todos los com- plejos rincones que constituyen el armazón orgánico y moral del mundo que decae, y que en la actual lucha peninsular descubre su podredumbre, su baja contextura anímica, se cae pronto en la cuenta de que la sociedad burguesa se derrumba porque carece en absoluto de base firme moral.

S i n moral no puede haber c i v i l i z a c i ó n d u r a d e r a La sociedad moderna tal y como se ha organizado y viene actuando llega prematuramente a su madurez

y senilidad no tanto por factores de desenvolvimiento potencial económicos incontrovertibles, sino porque se ha extraviado completamente del camino moral, de la razón humana superior: la moral de fraternización. La sociedad moderna se tambalea y se desmorona porque ha prostituido lo más elevado del ser humano. Porque ha convertido la moral en materialista, en positivista, en cuantitativa. Porque todos los conceptos elevados de la vida los ha subordinado por entero ?! factor económico.

Ha convertido la moral elevada en una enteloquía gro- sera y sin sentido humanista. Y perecerá porque sin sen- tido moral no puede perdurar ninguna civilización.

Por haber caído en ese vacío moral elevado ha con- vertido al hombre en un mero instrumento de trabajo, relegándole a la condición de bestia productiva, de má- quina mu'tiplicadora, de ente sin consciencia creativa.

La voluntad espontánea e innata creadora que hay en todo individuo en estado potencial queda truncada, des- viada o desnaturalizada en el trabajo estandardizado, obligando al que trabaja a construir siempre parte de un objeto, nunca una pieza completa. Este sistema tec- nocrático, este trabajo en serie, quinta esencia del capi- talismo materialista, hace del hombre un autómata, un idiota, a fuerza de hacerle repetir día tras día y año tras año el mismo trabajo incompleto mecánico. El capitalis- mo industrial moderno hace del sujeto consciente un ser infeiíor intelectual y moral, más propicio a la escla- vitud y explotación. Prueba de esto lo tenemos en el hecho que en los países menos mecanizados como Es- paña, Méjico, Rusia, China, etc., es donde las masas populares se levantan con ímpetu revolucionario arro- llador, mientras que en Alemania, Italia, Inglaterra, Estados Unidos, se someten, sin apenas protestar, a las exigencias del amo. Caso típico son Alemania e Italia.

Estados Unidos e Inglaterra caerán también, si un sa- cudimiento social cruento no lo impide, en manos de la plutocracia fascista.

Para no caer en la abyección hagamos del hombre un ser consciente y moral.

Ahora bien: Si queremos hacer una nueva sociedad, hay que cambiar radicalmente de moral; hay que con- vertir el materialismo soez y explotador de la civiliza- ción mecánica capitalista en una moral elevada. Hay que reformar radicalmente el sistema de producción en serie, haciendo que el individuo pueda desarrollar su ca- pacidad creativa, científica, artística y filosófica. Hay que dar más importancia a las investigaciones biológi- cas pertinentes a la personalidad completa material y psicológica del ser humano. Hay que estudiar menos Física, Química, Mecánica, Astronomía, etc., y más Química-Biológica, Zoología, Botánica y Psicología, Hay que dedicar más tiempo al estudio del hombre y menos al de la materia inerte. Hay que estudiar la re- lación o progreso de las ciencias mecánicas no sólo en su aspecto puramente utilitario, sin una finalidad moral elevada, sino también y principalmente en su re- lación con el destino sano o malsano de la personali- dad humana...

En otros términos: Menos estudios sobre la materia inerte y más atención y estudio sobre lo biológico. Es- tudiar íntegramente la persona humana.

Crear conciencia. Crear elevada moral. Sólo así habrá, podrá haber nueva humanidad...

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Los prejuicios

De un trabajo

de

ISAAC PÜEOTE

Atribuir c a r á c t e r p a - safero a l a s c r i s i s .

E

L Capital y el Estado son dos viejas instituciones en crisis mundial, progresiva e insarable. Dv^s orga- nismos que llevan en su propia descomposiciói, como ocurre siempre en la Naturaleza, el germen de los or-

ganismos que han de sustituirlos. En la Naturaleza, nada se crea ni nada se destruye: todo se trans- forma. El capital se ahoga' en' sus propios detritus:

el paro forzoso crece sin cesar, porque es incapaz de aumentar el consumo en la proporción que la maqui- naria aumenta la producción. Los parados representan fuerzas revolucionarias. El hombre acobarda al indivi- duo aislado, pero presta furia y bravura cuando es co- lectiva. En el proletariado se gestan y cobran bríos las ideas disolventes.

El Estado se asfixia también en su propio tin- glado de fuerza. Cada vez se vé precisado a crear más fuerza represiva y más burocracia, cargando con el peso muerto del parasitismo los presupues- tos con que se expelía al contribuyente. Cuando se apuntala un edificio, es porque amenaza ruina. La con- ciencia individual, cada vez más despierta, choca abier- tamente con las limitaciones del Estado. La inminen- cia de su ruina le ha hecho torcer de repente su evo- lución histórica hacia formas mitigadas y democráticas, para vestirse de fascismo y dictadura. ,

Son crisis definitivas las que ponen enfrente, como fuerzas irreductibles, a la vieja ír.stitución del capital con las reivindicaciones crecientes del proletariado, y a la más vieja institución del Estado con las aspira- clones libertarias de los pueblos, i Esto sustituirá a aquello'

No sirve aferrarse a los viejos sistemas, tratar de buscarles remiendos, revoques y reformas, aunque sean tan seductoras como las de Genry George con «El im- puesto único», pues llegan tarde para remozar un or- ganismo caduco. Hay que pensar en lo que pugna por nacer, en lo que quiere sustituir a lo que debe des- aparecer, en las fuerzas germinales que piden sitio en la vida social.

Incapacidad para esiruC'-' iurar l a nueva vida.

La nueva organización económica precisa de la co- laboración técnica, como del obrero especializado y del simple trabajador. Del mismo modo que hasta hoy las fuerzas revolucionarias cooperan a la producción, mañana se ha de hacer.también entre todos. Es decir, que no se ha de juzgar de la nueva vidi por las capa- cidades que reunamos los revclucíonarios, como si fuéramos un partido político«,redentor, sino por las ca- pacidades que existan en la colectividad entera. Lo que impulsa a trabajar {al técnico es la coacción eco- nómica y no su amor a la burguesía. Lo que impulsará mañana a cooperar a todos en la producción, será, también, la coacción económica que s; ejercerá sobre todos los ciudadanos aptos. No confiamos solamente en los que hagan por devoción, por virtud.

No necesitamos, por lo tanto, deslumhrar al Mundo con nuestra capacidad, ni con nuestras uot -s extraordi- narias, que serían entonces tan falsas como las de los políticos. No ofrecemos redimir a na iie. Proponemos un Régimen en el que la esclavitud no sea necesaria para hacer producir al hombre, ni sea precisa la mise- ria para obligarlo a sucumbir ante la avaricia del capi- tal. Que no sea un capricho ni una convenieacia pU"

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ticular o privada la que gobierne y dirija, sino que sea- mos todos los que contribuyamos a la armonía del conjunto, cada cual desde su trabajo, y cada cual en la medida de sus fuerzas y de sus aptitudes.

C r e e n c i a en l a necesidad de u n afquiiecio social Es un prejuicio fomentado por la política ese de creer que la sociedad precisa de un Poder ordenador o que una multitud se desmandaría si no hubiese unos poli- zontes para evitarlo. Lo que sostiene a las sociedades humanas no es la coacción del Poder ni la inteligente previsión de sus gobern ntes, sino el instinto de socia- bilidad y la necesidad de apoyo mutuo. El gobernante ha gustado de adornarse siempre con estos falsos mé- rito-«. La sociedades tienden, además, a adoptar for- mas cada vez más pe fectas, no porque así lo procuren sus dirigentes, si.io por tendencia espontánea a lograr- lo en los ind vi duos que las componen % como aspira- ción ingénita en toda a¿ru pación de hombres.

Por el mismo espejismo, atribuímos a los cuidados de un padre el crecimiento y desarrollo de su hijo, como si fuera por influencia extraña por lo que crece y medra. El crecimiento y el desarrollo se operan siem- pre en todos los niños sin ntcesid^d de que nadie lo procure. Lo que importa es que nadie lo impida n i lo estorbe.

El médico Sf puede atribuir la curación de un enfer- mo, y el público creerlo. Pero quien cura una enferme- dad es la tendencia esp^^ntánea del organismo a resta- bit cer su e juiiibrio, y son las fuerias defensivaá del mi mo El médico, cu ndo mejor interpreta su papel, es cu rdo. con humildad biológica también, se limita a de bro-ar de obstáculos y estorbos las defensas curati- vas. No son pocas las veces que un enfermo se cura, a p' s -r del médico.

Para que las sociedades humanas se organicen y para que perfeccionen su organización, no es menes- ter que nadie lo procure; basta con que nadie lo impi- da ni entorpezca. Es otro simplismo más pretender mejorar lo humano y querer rc-emplazsr con artificios de Poder y de batuta las tendencias espontáneas del

hombre. Con humildad biológica, los anarquistas pedi- mos vía libre para las tendencias e instintos organiza- dores.

Anteponer el conocimiento a l a experiencia

Es tanto como querer que preceda la destreza al entrenamiento: la habilidad, al aprendizaje: la expe- riencia, al ensayo, o los callos, al trabajo.

Nos piden desde el principio un régimen perfecto, garantía de que las cosas se harán así, y no de este otro modo, sin coscorrones, sin tanteos. Si hubiéramos de aprender a vivir en comunismo libertario, antes de deci limos a vivirlo, no terminaríamos nunca el apren- dizaje. N i el niño aprendería a andar, ni el chico mon- taría en bicicleta, ni sería posible adquirir un oficio o una especialización. A l contrario; en la vida se hacen la=! cosas al revés. Se empieza por decidirse a obrar, y obrando se aprende. El médico empieza a ejercer sin tener doninio de su arte, el cual adquiere, tropezando y equivocándose, y fracasando muchas veces. Sin aprender previamente economía doméstica, una mujer saca a flote su familia, administrando un jornal insu- ficiente. Un especialista se hace saliendo poco a poco de su torpeza.

Si fuéramos políticos, pintaríamos un paraíso Heno de perfecciones. Como somos hombres y sabemos lo que es humano, confiamos en que el hombre aprenda a andar sólo, del único modo que es posible aprender, andando.

Al proletariado se le ha predicado demasiado. Unas vects, calma; otras, cultura; otras, capacidad. A juicio de sus pastores, nunca estuvo maduro para eaianci- parse. ¡áu preparación, si ha de ser así, será eterna, porque nunca podrá salir si no es revolucionariamente, de la ignorancia y de la incultura y de las privaciones en aue el régimen capitalista y el Estado lo mantie- nen. Cada emancipación parcial ha de costarle tanto trabajo como la emancipación total, si ha de ser colec- tiva y no individualmente conquistada.

Valorieem€>s el Sindicato

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E

STÁN los obreros ocupados en sus respectivas organizaciones sindicales. Pero no todos tienen la noción clara de la misión que en estos momentos tiene su Sindicato. Dife- rentes han sido las normas y la finalidad de los asalariados del régimen capitalista y la conciencia revolucionaria r o ha ganado aún terreno en muchas mentalidades proletarias.

Por inercia, siguen la rutinaria labor, sin comprender que la Revolución ha modificado las funciones del organismo que fué arma de lesisíencia y de mejoramiento de la clase traba- jadora y centro de preparación para el cambio revolucionario. Queda mucho por hacer en- tre esos hermanos nuestros, y urge que se intensifique la propaganda ilustrativa para llevar al Sindicato la sensación exacta del valor que para la nueva economía tiene su organiza- ción. El Sindica o de cada industria ha de ser quien tome a su cargo la producción de su ramo. Los Sindicatos de las diversas industrias han de coordinar localmente y en toda la región revolucionaria, como han de coordinarse dentro de una misma Federación de indus- tria nacional, sus actividades, a través de cuerpos de relación amiento y coordinación. En cada Sindicato se pueden resolver ya mismo los asuntos inherentes a la producción y al consumo. Valoricemos el Sindirato como órgano de la nueva economía socializada.

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I

Eslampas de la revolución española

^n artista, hijo del pueblo, ha sabido captar sus emotividades más pro- fundas. Escenas de agilidad, movimiento y vida, ritmos de armonía

solemne.

Cuando el arte se trueca en intérprete de la emoción popular, el arte se sublima. Conviértese en cantor magnífico de las gestas heroicas del

pueblo. Se hace a un tiempo carne y espíritu.

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Los J o s é L a i n

problemas de orgíanizaelón del Comisarlo

y los nuevos reclutas

S

I siempre ha de conceder el Comisario gran atención a las cuestiones organizativas, mucho más habrá de preocuparse en todo cuanto se refiere a los nuevos reclutas acudidos a las filas del Ejército Popular como consecuencia del decreto de nuestro Gobierno llamando cinco quintas. Y esto porque los nuevos reclutas tienen unas características especiales que a nadie escapan, na- cidas principalmente de la forma como han acudido al Ejército del Pueblo: no voluntariamente, como la inmen- sa mayoría de los que hasta ahora forman en sus filas

^ sino obligados por la disposición del Gobierno. Es pues, forzoso crear los métodos de trabajo amoldándolos a este hecho real. ¿Cómo? vamos a verlo.

Estudio de los hombres Siempre ha sido base esencial del trabajo del Co- misario el conocimiento de los hombres, del material humano sobre el cual ha de trabajar. En relación a los nuevos reclutas es indispensable que el estudio de los hombres de su unidad se realice de manera concienzu- da,. De este conocimiento, de este estudio obtendremos una serie de normas de trabajo sobremanera intere- santes,

En general ¿Con qué material humano va a trope- zar el Comisario? Con una gran masa de elementos poco, muy poco; preparados politicamente, tibios en sus convicciones republicanas y demoaáticas. En algún ca- so —no hay que desdeñar la posibilidad, porque habrá de presentarse— hasta fascistas declarados. Como con- trapartida, frente a esta masa neutra se encontrará el Comisario con una minoría, constituida por los cuadros directivos locales y provinciales de los partidos, juven- tudes y sindicatos, que por su misma preparación y fir- mCTSí, por su adhesión al régimen hubieron de dedicar- se hasta ahora a los trabajos de retaguardia y no acu- dieron al frente en concepto de voluntarios.

Ante el nuevo recluta, el Comisario debe llegar a conocer los siguientes datos: procedencial social, es de- cir, si es obrero industrial, campesino, obrero agrícola, intelectual, empleado, etc.; conocimientos especiales de índole militar, cultural o artística.

Sin perjuicio de esto el Comisario debe tener pre- sente que el medio fundamental de conocer a los hom- , bres de su unidad es el mantener el m á s estrecho con- tacto personal con ellos. ^La vida en común del Comi- sario con los reclutas le permitirá compenetrarse con los nuevos soldados para estar al tanto de su situación lüoral, colectiva e individual, de los adelantos, también individuales y colectivos, en la instrucción militar, etc.

Así, a través de estos.hechos concretos, a través de una íntima relación con la tropa es como el Comisario ha de entender el conocimiento de losf hombres, el estudio de los individuos que componen su unidad. -

Equipos de ametralladoras Los equipos servidores de las ametralladoras serán cubiertos en parte en las unidades formadas por los nuevos reclutas, por especialistas y curtidos.

Sin embargo, para completar estos equipos con geti- te extraída de las propias Brigadas, el Comisario, de conjunto con el mando, pondrá un interés muy especial:

Los hombres más seguros, más vafientes y más serenos serán tenidos en cuenta. La importancia excepcional de la ametralladora durante el combate, y los cuidados ex- quisitos que esta dase de máquinas requieren para de- sarrollar un rendimiento perfecto, así lo demandan. Y la misma experiencia de nuestra guerra plantea, cada vez con más fuerza, esta necesidad de que los equipos de las armas automáticas sean cuidadosamente selec- cionados y preparados.

A este respecto nos remitimos también, tanto para este punto como para los posteriores, y, en general para todas las cuestiones organizativas, a los acuerdos del Consejo de Comisarios, pubficados en el orden del día del Comisariado, número 58, con fecha del 5 de los co- rrientes.

Instrucciones p r á c t i c a s a los delegados

El Comisario no ha de limitarse en relación con los delegados políticos de compañía a elegirlos, darles unas instrucciones generales y a inspeccionar de vez en cuando su labor. Ha de orientarlos, aconsejarles, diri- girlos, de la manera más estrecha. Darles normas prác- ticas de trabajo constantemente. Y también será bueno que el Comisario de Batallón se reúna de manera sis- temática con los delegados de su unidad para poder cambiar impresiones y experiencias; para que los dele- gados informen de sus actividades y el Comisario les corrija sus faltas y debilidades y les dé nuevas perspec- tivas de trabajo.

Con relación a los delegados políticos de compañía tendrán en cuenta los Comisarios que serán nombrados directamente por el Comisariado General, extrayéndo- los previamente de entre los mejores que en el frente hayan demostrado su capacidad.

Antitanquistas. Grupos audaces Conservando la estructura general dada a las Bri- gadas por el Estado Mayor el Comisario procurará crear en todas las compañías grupos especiales de antitan- quistas y hombres audaces que sean el mejor apoyo del mando militar y del Comisario mismo en los momentos de apuro. La experiencia ha demostrado plenamente su conveniencia. Unos cuantos hombres hábiles en el lan- zamiento de bombas de mano, valientes y serenos pue_

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den contener en un momento dado una incursión de tanques enemigos. Y cuando sea preciso «tirar» de la tropa hacia delante, cuando el Comisario en cumpli- miento de su obligación de ser el primero en el avance llame a los soldados al ataque tendrá la seguridad de no quedarse solofsi cuenta con este grupo de hombres audaces que lo acompañen y que con su ejemplo arras- tren la totalidad de la fuerza.

Para ello el Comisar o habrá de hacer surgir y cul- tivar el espíritu heroico, de desprecio a la muerte, en- tre los hombres de su unidad, primero, basárdose en los hombres más seguros, y después, procurando exten- derlo a la totalidad de la fuerza.

Vigilancia interna De la caracterización política que más arriba hemos hecho de los elementos que han de ser movilizados, se desprende la necesidad, por parte del Comisario, de reforzar extraordinariamente la vigilancia en el interior de las nuevas unidades procurando a través de ella, y através de un intenso trabajo político, cortar de raíz los intentos de posibles provocadores y espías. Para ello deberá tener un contacto muy estrecho con la tro- pa, examinando constantemente su situación moral, aislando y descubriendo, en su caso, los posibles tra- bajos de desorganización que los agentes de la Quinta columna intenten realizar.

Servicios de Sanidad e Intendencia Uno de los filones de donde los agentes provoca- dores, conscientes o inconscientes, pueden sacar más provecho para sus fines de desorganización y quebran- tamiento de la disciphna, es del mal funcionamiento de los servicios auxiliares de Sanidad, y fundamentalmen- te, de la Intendencia. La mala calidad de la comida, o su escasez, retrasos en el cobro de los haberes, falta de ropas o de municiones durante el combate, ura des-

atención a los enfermos y heridos, pueden ser explota- dos fácilmente por esta cíase de elementos.

Sin embargo, queremos salir aquí al paso de algo que durante bastante tiempo ha sido un error en buen número de Comisarios: el Comisario no puede ser un Intendente, un hombre preocupado úiica y exclusiva- mente de los problemas de abastecimiento de la tropa.

Debe controlar, vigilar y ayudar para conseguir que la Intendencia funcione con normalidad; pero esto no sig- nifica que él personalmente dirija los servicios. En todo caso nombrará un delegado suyo que se ocupe de es- tas cuestiones.

Otras deficiencias que la experiencia ha puesto en descubierto, es la relacionada con los chóferes encar- gados de los servicios de transporte. En muchos casos, estos compañeros no han demostrado ni la diligencia, ni la entereza necesaria.

Es preciso, pues, poner atención en ese problema, disciplinando el servicio hasta lograr que se borren sus

deficiencias y responda a las necesidades generales de la unidad.

R e l a c i ó n con autoridades locales y p o b l a c i ó n civil La misma relación que es preciso que haya entíe la tropa y la población civil de nuestra retaguardia, de- berá existir entre el Comisario y las autaridades de ía localidad.

El Comisario ha de estar en contacto con el Alcal- de, Presidente del Frente Popular, etc, a los efectos de hermanar estrechamente en todas las esferas nuestro Ejército Popular con el pueblo que lo ha creado. Teri- drá, sí, cuidado de no incurrir en sectarismos de nin- guna especie, teniendo en cuenta la línea que informa al Comisariado General, que es la línea del Gobierno y del Frente Popular.

R e l a c i ó n con los Mandos Militare^.

Estado Mayor de las Brigadas

Desde la creación del Comisariado General de Guerra se ha insistido sobre la gran unión que a los Comisarios compete de ayudar a los Mandos Militares.

Nuevamente planteamos la cuestión: en primer térmi- no, es preciso que esta ayuda sea efectiva, concreta, preocupándose el Comisario, al mismo tiempo que re- laciona a los Jefes y Oficiales, de la elevación de su capacidad técnica, sobre todo, en los cuatro medios de Mando.

En segundo lugar, es preciso recordar de nuevo, que únicamente a través de la compenetración, en to- dos los sentidos, del Comisario y del Jefe militar, es como se llegará a obtener buenos frufos en el trabajo.

Un objetivo inicial del Comisario habrá de ser «ga- narse» al Jefe del Batallón o de la Brigada con su buen trabajo y con su comprensión.

Por último, otra cuestión referente al trabajo de or- ganización de los Comisarios. La experiencia nos ha puesto de manifiesto algunas deficiencias en cuanto a la constitución y funcionamiento de las Brigadas que antes se organizaron. Es preciso preocuparse de ello, planteando el problema desde el primer momento y preocupándose, en caso de que surjan inconvenientes, de ayudar al Jefe de la unidad, a resolverlos.

• • •

ApuntaJas nuevamente las tareas organizativas del Comisario en las Brigadas que se formen con los nue- vos reclutas— si bien muchas de ellas son aprovecha- bles para todo'»— queda por hacer una pequeña indi- cación: es muy difíciCque" el Comisario pueda hacer esto solo. Necesita de auxiliares. He aquí, pues, una razón más por la cual necesita conocer a los hombres de su unidad, a fin de servirse de ellos, enrolándolos, complicándolos en su trabajo. Interesándolos, de esta manera, podrá ampHar cada vez más la esfera de su trabajo productivo, y es seguro que pueda realizar con honor la empresa que le ha sido encomendada.

A

nuestros lectores

A requerimiento del Departamento de Relaciones Exteriores, para que suprimiéramos el HUECOGRABADO de nuestra revista, ya que de no hacerlo se postergarla la edición por dicho Departamento, de unos folletos de propaganda internacional, sobre la destrucción e incendio de Durango y Guernica, hemos ootado, por dar toda clase de facilidades al Gobierno, sustituyendo las 8 páginas de huecograbado por Otras tantas de fotograbado, por tal motivo se ha retrasado también la salida

de este número.

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•Cv-

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CORUÑA—Paseo de Méndez Núñez. De derecha a izquierda: La Terraza, El Alfonso, y el < Atlante» Hotel. En el fondo del grabado se ve la Ciudad Vieja.

Oalícla, Heroína y Mártir

o IN duda alguna fué Galicia una de las regiones, que en los primeros días del levantamiento militar- fascista, más se opuso al triunfo del fascismo.

Sus hombres: curtidos, unos, por las peligrosas fae- nas del mar, otros por el duro trabajo del campo, y los demás por el trabajo en fábricas y talleres, se batieron como leones. La valiente y generosa muchachada ga- laica de las organizaciones libertarias y antifascistas se batió heroicamente.

Miles de compañeros perdieron la vida, en la lucha unos, y en la represión los más.

Fundamentalmente, en las localidades de Monfor- te, Cospeito, Vivero, Mondofíedo, La Gudiña, Verin»

Monterry, Pur gín, Carballino y otros pueblecitos de Lugo y Orense, donde la Confederación Galaica con- taba con Sindicatos, la oposición al fascismo fué en extremo violenta en los últimos días del mes de julio, adquiriendo después la represión una crueldad tan re- finada, que nos hace recordar los tiempos bárbaros de la inquisición.

•Hablar de la represión habida en estas provincias contra los galeotes de la libertad? iReferir los tormen- tos de que nuestros hermanos fueron víctimas en los antros inquisitoriales del fascismo? ¡Señalar su convin-

CORUÑA.—Dársena. El edificio más alto es el Banco Pastor, en su terraza estuvieron emplazadas dos ametralladoras del Frente Popu- lar. Al fondo se divisan ¡á barriada de Santa Lucia ¿r el monte de

Santa Margarita,

PONTEVEDRA. Durante cuatro días, el pueblo resistió htroic*- mente las arremetidas de los fascista*.

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VIGO.

eión de que sus camaradas de las provin- cias liberadas sabrían pronto vengarles?

Nos llevaría demasiado lejos, carecemos de espacio en nuestra revista, y no haría- mes más que repetir lo por todos conocido.

Digamos sí, que muchos cayeron pronun- ciando el nombre del ideal que anima nuestra vida. Que del relicario de sus pe- chos supieron sacar fuerzas suficientes para escupir al rostro de sus verdugos en los postreros momentos de su vida, el santo nombre de la Anarquía. Cayeron sus cuer- pos baleados, amoratados por los verdugos de los malvados, que previamente los tor- turaron, pero sus últimos gritos revolucio- narios, se harán carne en los hijos del trabajo de aquellos lugares.

En Orense, el movimiento alcanzó,

también, una inusitada violencia. Villagarcía Bueu, Moaña, Chapela, Labores, Marín y Tüy, fueron los lugares donde la lucha adquirió rojas tonalidades de tragedia. Son estos los sitios donde la C. N. T. controla la inmensa mayoría de los trabajadores. Especialmente en Túy se luchó con una tenacidad sencillamente he- roica, por espacio de más de ocho días; barcos de gue- rra, hidroplanos de la base de Marín y todos los ele- mentos bélicos, fueron puestos en acción para vencer a los bravos defensores de la Libertad.

En la provincia de La Coruña los compañeros de las Juventudes Libertarias, los de la F. A. L y C. N. T., presionaron insistentemente a las autoridades en de- manda de instrumentos de defensa. Ante la desconfian- za que observaran en el gobernador, prometieron a éste acatar y respetar las leyes republicanas. Todo era en vano. Una vez más les fueron prometidas las armas, y y una vez más fueron engañados.

La lucha en esta provincia fué tenaz, violenta, a muerte. Toda la zona comprendida desde el Hotel

«Atlante». E l Alfonso, La Terraza y Banco Pastor, baniada de Santa Lucía y monte Santa Margarita es-

-Muellede oesquercs en poder del pueblo' durante'tres días.

Resistieron admirablemente.

tuvieron en poder del pueblo, que atacó insistentemen- te los reductos facciosos de la Ciudad Vieja, defendidos por las fuerzas sublevadas de artillería, infantería, guar- dia civil y fascistas, quedando cercadas hasta la llega- da de un cañonero y dos hidros de la base de Marín.

Después de tres días de resistencia las fuerzas popula- res se vieron obligadas a tener que ir reculando. En Santa Lucía fué lugar donde se les hizo más resisten- cia, adquiriendo los combates una dureza extraordina- ria, finalmente debido a la escasez de munición hubo que cobijarse definitivamente en los montes.

Terminamos esta pálida información diciendo que aún hoy se calcula en más de 500 los trabajadores ar- mados en aquellas abruptas montañas. Compañeros que generalmente, ostilizan de noche a los grupos falangis- tas, desarmándolos y bajando a los poblados en busca de víveres. En los primeros días del movimiento, mu- chos cazados por los «gardehas» lusitanos y entregados a los fascistas hispanos, más crueles mil veces que las bestias más feroces.

El ambiente en esta Galicia, por tantos conceptos heróica, es francamente favorable a nuestra causa. E l odio al fascio se acrecienta más cada día que pasa.

Los trabajadores esperan con el alma lacerada por todas las torturas, el día que alguien del campo leal les ayude un poco a sacudir el yugo oprobioso que les atenaza.

Nadie fué a Galicia a alentarlos siquie- ra, ni la simple visita de un aeroplano, ni una proclama, ni un aliento, nada.

Sin embargo, confía, confió siempre en la victoria del proletariado...

LUCO.—Este puente sobre el Miño, fué volado en la retirada por los antifascista*.

© BIZKAIKO FORU LIBURUTEGIA

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artistas de enzkadi

f e d e r i c o

trabajo manual e intelectual

Escultura ejecutada por el artista vasco Federico Sáenz, para decorar uno de los interiores de la Casa del Huérfano del Miliciano, de Santuc/iu, por encargo del Departamento de Asistencia Social del Gobierno de Euzkadi.

En esta obra, de lineas clásicas, el artista fia hermanado simbólicamente la cultura intelectual con el trabajo manual, base del presente y futuro de los

pueblos.

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