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D. C A R O L I N A M I C H A Ë L I S D E V A S C O N C E L L O S

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(1)

MISCELÁNEA DE ESTUDOS *=

E M H O N R A

DE

D . C A R O L I N A M I C H A Ë L I S D E V A S C O N C E L L O S

P R O F E S S O R A DA F A C U L D A D E D E L E T R A S DA UN IVERSIDADE DE COIM BRA

J U L I A N R I B E R A

O R I G E N Á R A B E D E A L G U N A S V O C E S R O M Á N I C A S R E L A C I O N A D A S C O N L A M Ú S I C A :

« S E G R E L , T R O V A D O R » E T C .

C O I M B R A

I M P R E N S A D A U N I V E R S I D A D E I 9 3 o

-

\To

(2)
(3)

Origen árabe de algunas voces románicas relacionadas con la música:

«segrel, trovador» etc.

La comunicación de unos pueblos con otros determina influencias mutuas entre ellos y, si hablan distintas lenguas, se da el fenómeno de introducirse en la una los vocablos de la otra. Por lo general la dirección del curso de la influencia se establece partiendo del que posee superior cultura hacia el de inferior, pasando las palabras que denotan los objetos que en el pueblo más adelantado se fabrican y el otro recibe, o las de instituciones políticas y hábitos sociales que este imita, o el tecnicismo de las artes, ciencias, etc. que copia.

España ha sido país que, por su posición geográfica, ha tenido que sufrir influencias variadísimas, las cuales se denuncian en su lengua actual. La más intensa fue la latina y por eso su idioma es romance. Mas dentro de ese romance se han introducido voces árabes: no en balde en la Península se ha hablado el árabe durante varias centuriás.

El número y calidad de los vocablos árabes que se introdujeron en el romance son indicio de las materias en que el influjo se egerció:

la organización política y militar (alcalde, zalmedina, almotacén, al­

guacil, alcaide, adalid, etc.), costumbres"comerciales (arancel, ta­

rifa, alóndiga, alcaicería, etc.), medidas (arroba, arrelde, tomín, etc.), monedas (mi\cal, maravedí, etc.), tributos (alcabala, alfarda, etc.), oficios (alfarero, albañil, alarife, alfayaie, etc.), arquitectura (alcázar, atalaya, adarbe, almena, alcoba, al gibe, alféizar, a gime i, etc.), etc.

¿Y entraron también voces relacionadas con la música?

Como hasta el presente no se había señalado con bastante preci­

sión la grande influencia sufrida en este particular, los eruditos no se habían fijado en ciertos vocablos relacionados con ella, cuyo es­

tudio ofrece gran interés, por el valor demostrativo que encierra el hecho de haber pasado del árabe al romance. Nos proponemos ahora tratar de algunos de ellos.

(4)

2 J u l i a n cR J b e r a

Las vicisitudes históricas traen el que unos pueblos o naciones se adelanten a otros en ciertas épocas, y esos mismos que fueron delante una vez, queden en otras rezagados, con lo cual el flujo y el reflujo de las corrientes van alternando: lo que en unos tiempos fué exportación, en otros se convierte en importación y vice versa.

El pueblo árabe en la época de Mahoma, no sólo no era músico, sino que odiaba a la música como un pecado; mas luego cayó en tentaciones y se aficionó a ella é importó la música práctica que se ejecutaba en Persia y en el imperio bizantino. Posteriormente na­

cióle la curiosidad de saber no sólo la práctica, sino también la teoría musical de los griegos y se tradujeron al árabe tratados teóricos de la música y vino a entrar en la erudición islámica el tecnicismo musical de Grecia {música, musicar, estijos, lira, barbiío, etc.) juntamente con la doctrina, nombre de las notas etc. Se recibieron, pues, por los musulmanes, en materia musical, influencias populares y eruditas de los pueblos más civilisados de la antigüedad.

Por virtud de esos influjos recibidos vino á florecer en los países islámicos la música, llegando a grado altísimo de perfección, mientras en la Europa medieval se determinaba el descenso y el retraso en ésta, como en otras artes y ciencias. Entonces la corriente vino a partir de los países musulmanes hacia los de Europa. La música oriental penetró en España; y en Andalucía se inventó un sistema ingeniosísimo de canciones, que se difundió por casi todos los países

del orbe, especialmente en los reinos cristianos de la Península.

Es hecho bastante significativo el crecido número de voces árabes que denotan fenómenos relacionados con la música, fiestas, bailes, instrumentos, etc. Nótese el cúmulo de palabras árabes, aun hoy usadas por el pueblo español, de ruidos y fiestas, como alboroto, alarido, albórbolas, alboroto, jácara, máscara, zaharrón, leilas,

•{ambras, etc. ; de instrumentos musicales y canciones, como gui­

tarra, laúd, rabel, xabeba, albogue, añajll, adufe, anexir, etc. Pero aun quedan otras de mayor significación, que merecen estudio atento..

Comencemos por una palabra que fué vulgar y de mucho uso en otro tiempo y ahora está olvidada :

Segrel.

La doctísima Carolina Micháelis de Vasconcellos en su Cancio­

nero de Ajuda 1 expuso curiosas investigaciones acerca de ciertos poetas cantores que pululaban en la Península, a los que se daba el nombre de «segrel de Hespanna». Estos segreles, nos dice, iban *

* Págs. 649 y siguientes.

(5)

3 por las cortes y los castillos a granjear de los señores donativos de monedas, caballos, armas, arreos, ropas y a veces paños baratos a cambio de las poesías que componían y cantaban. Los magnates les exigían que fuesen artistas de voz cultivada, de extenso repertorio, que ejecutaran sin muchos yerros y que supiesen declamar y decir bien canciones alegres, no exquisitas ni pedantes. Eran juglares que así cantaban lo cortesano, como lo rústico con estribillo. Ellos re­

clamaban el título de trovador; pero la gente les motejaba de vaga­

bundos y bohemios, juzgando denigrante el tocar y cantar por precio.

Se les recibía en todas partes y recorrían la península entera, del Atlántico al Mediterráneo, de Andalucía a los Pirineos, comunicando con gallegos, portugueses, leoneses, castellanos, aragoneses, navarros, provenzales y moros de Andalucía l. Llamábanse, según las len­

guas, segrel, segler, segrer, seglier.

La Micháelis trata de buscar explicación de este vocablo. No habiendo podido imaginar que esta voz fuese derivada del árabe, se ciñó a buscar su origen romance en alguna palabra que fonética­

mente se le pareciera y con significado que de algún modo se rela­

cionara. Por eso en vez de decidirse por la palabra provenzal segre, con significado de seguir, se decide por la francesa segle ó segre, con significado de siglo, emitiendo la hipótesis de que segrel, signi­

ficaría secular, por la vida mundana que ellos hacían 2.

El ruido de la palabra segle, fue la causa del espejismo. La voz secular no traduce concretamente el tipo social del segrel: es término de vaga significación, aplicable a todo ente que no sea eclesiástico.

En cambio, acudiendo a buscar el origen de la palabra en la lengua árabe, nos encontramos no sólo con el ruido de la palabra, sino con el significado concreto y bien especificado y determinado. Este es el JULj andaluz que sale a cada momento en los autores árabes que tratan de poesías populares v. g., el Dirán de Abencu\mán (véase can­

ción vu, pág. h, linea 5 .a: «soy çejjél») con el significado de «poeta ó cantor que compone déjeles», es decir canciones del tipo popular andaluz.

Y como estos zéjeles son composiciones de la forma estrófica con estribillo, conforme al sistema inventado en Andalucía en el siglo x, necesariamente hay que acudir al tipo originariamente andaluz para explicar la copia.

El vocablo árabe \ejjél se usó en Andalucía musulmana aplicado exclusivamente al poeta ó cantor que se dedica a ese arte poético- *

O r i g e n á r a b e d e a l g u n a s n o c e s r o m á n i c a s , e t c .

‘ Pag. 463.

* Pág. 649, nota 5.

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4 J u l i a n T o b e r a

-musical, esencialmente popular. Fue tipo famoso, popularísimo aun en el siglo xm; los había en número incontable *. A esos poetas mu­

sulmanes andaluces se les describe, como á los segreles cristianos de España: gente bohemia que iban componiendo canciones á señores ricos, a reyes, etc. que les pagaban sus loas, con dineros, vestidos etc. Aben Said los califica de ahdab, ó sea gente de rompe y rasga, que componen poemas alegres y aun desvergonzados. Es decir que el \ejjél andaluz, es tipo idéntico al segrel de España, del que trató la Micháelis.

El significado de ambas palabras segrel (romance) y \ejjél (árabe) es el mismo. Si aparece levísima diferencia, ésta deriva de la dis­

tinta consideración social que cada uno de ellos pudo merecer en sus-respectivos pueblos.

Y ese vocablo segrel ¿ deriva fonéticamente también de \ejjel ? Comenzemos por la letra inicial j,

A primera vista parecerá a los eruditos un poco raro que ía ■ { árabe haya pasado al castellano transcrita por s, puesto que normal­

mente se transcribió por \ y a veces por ç (zambra, aceituna); pero esa aparente anormalidad se explica, á mi juicio, por no haber ve­

nido esa palabra directamente del árabe al castellano, sino por inter­

medio de otros dialectos romances en los que la \ se transcribió por s, v. g. el portugués ó el catalán ó el provenzal. Menéndez Pelayo

en su Antología (tomo n) afirma que el nombre de segrel no lo ha encontrado en textos castellanos, sino en cancioneros gallegos y pro- venzales

La £, que se ha transcrito por j en \ejjel, es letra árabe de muy larga historia, por la inestabilidad de su pronunciación: unas veces ha equivalido á la j francesa (de jaune), otras á la g (del ga, go, gu español); y esto desde muy antiguo: nombres ante-islámicos que en otras lenguas tenían g con este último sonido, se transcribieron al árabe con como pítrgos, Tagus, Galicia, Galeno, lo cual es indicio de que la ^ tenía el valor de g (ga, go, gu) en aquel entonces.

Después, se da el caso de que dentro de un mismo país en que se habla el árabe, unas regiones pronuncian la ^ como en ga, go, gu; otras como la g dela palabra italiana giorno. Véase L'arabo pariato in Egitto, del Prof. C. A. Na l l in o, página v, donde dice que la gente del Cairo y sus cercanías y algunos habitantes de A le­

jandría y Fayúm pronuncian la ^ como g duro, mientras en el resto de Egipto lo pronuncian como j francesa. No ha de extrañar, por consiguiente, que en la Edad Media, en España, algunas palabras 1

1 Véase nuestro libro, La música de las Cantigas, págs. 66 y siguientes.

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5 árabes que se escribían con ^ pasaran al romance español con el sonido de g (ga, go, gu) como galbana, galanga, garrufo, Graena, etc.

Por tanto, es fenómeno normal esta transcripción.

Respecto al hecho de intercalar una r para que resulte segt'el, hay que decir que es fenómeno corriente, como en droga, graznar, Gibraltar, motril, trunfa, etc. Véase Vocabulario del Corbacho, del Prof. Steiger, Boletín de la R. A. Española, cuad. xlvi, pág. 49.

De modo que ía etimología que proponemos de segrel, tiene todas las garantías semánticas y fonéticas que puedan asegurarnos de su clara derivación.

Las demás formas, segrier, seglier, etc., son seguramente varian­

tes romances procedentes del mismo origen. Podría, sin embargo, darse el caso de que el seglier provenzal no derivara inmediatamente del segrel gallego, ni del nombre de oficio árabe \ejjél, sino del sustantivo zéjel (canción con estribillo), del cual se hubiera for­

mado un adjetivo provenzal ségel-iér, en el que, perdida la e átona, resultara seglier. Pero siempre vendríamos en último término a parar a la misma raiz árabe y al mismo punto de origen andaluz.

Este hecho de introducirse en los romances esta palabra árabe es muy significativo: viene á confirmar el de la influencia que en Europa ejercieron las canciones andaluzas y, por tanto, la música y el sis­

tema estrófico andaluz, demostrada ya históricamente por otros me­

dios '.

El segrel, cantor popular de orden un poco secundario, sugiere el recuerdo de otro tipo que en Europa ocupó grado más eminente:

el de

O r i g e n á r a b e d e a l g u n a s v o c e s r o m á n i c a s, e t c .

Trovador.

¿Es posible que la palabra trovador sea de procedencia árabe?

¿Por qué no? Si se ha demostrado ya cumplidamente que las canciones de los primitivos trovadores son imitación clara del sistema lírico andaluz ¿ qué extrañeza ha de causarnos que del árabe viniera también el apellido de los compositores de tales canciones ? Buscar etimologías dentro de un orden de materias en que se perciba con claridad una gran corriente de influencias, lejos de ser extravagancia es muestra de discreción científica. Lo extravagante fuera marchar sin rumbo, a ía ventura, en direcciones arbitrarias, exponiéndose á 1

1 Recuérdense los resultados obtenidos en mis estudios La música de las Can­

tigas y La música andaluza medieval en las canciones de Trovadores, Troveros y Minnesinger.

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los espejismos a que conducen las apariencias superficiales del puro fonetismo.

La etimología más seria que los romanistas han logrado proponer de la palabra trovador, ofrece la misma vaguedad que la romance propuesta para segrel : se ha acudido a raiz latina de sonidos simi­

lares, pero cuyo significado tiene remota y vaga relación: la radical no traduce de modo concreto el significado de la derivada: se ha dicho que trovador deriva de trouver, hallar, inventar (Meyer-Lübke, 8992).

¿Que fueron los trovadores? Músicos-poetas, que componían canciones en forma estrófica, conforme a la tradición poética del sis­

tema lírico andaluz. 9

¿H ay vocablos árabes de significación concreta, de los que puedan derivarse los de trova, trobo, trovaire, trovero y trovador ?

Desde muy antiguo, poco después de introducirse en el tecnicismo árabe la palabra griega musicar, con el significado de compositor de melodías *, comenzó a usarse, allá en Oriente, la raiz táraba, para la música: ya en el siglo x el Mafátili, emplea en su página 2 3 2 , el participio como sinónimo de compositor de canciones, es de­

cir, el de trovador ó trovero. significa ejecutar música 1 2.

El nombre de acción tárab se aplicó para significar el canto.

Ahora bien, las vocales de esta palabra que hemos transcrito por a, se pronunciaban realmente, merced a la influencia de la consonante enfática inicial y a la de la r, como tórob 3 4.

Aun sin mediar la influencia de enfática ni de r se ofrece el cambio de a en o en palabras castellanas derivadas del árabe, v. g., en hoque (de hac) aljofifa, baldoque y tabuco. Por la vecindad de la r puede recordarse el ejemplo portugués de Safora (por Sahara) y los castellanos ajorar, xarope, alhodra, albórne\, alcarovea, roncal (véase Glosario de Eg uílaz) ; y por influencia tal vez de j» , mahadora, adobe, (addaba), albudega, alcotán.

El árabe vulgar de España y los dialectos del Magreb, en las pa­

labras de esta forma gramatical, retraen el acento á la ultima sílaba:

torób K-, y con la pérdida de la primera o átona, había de oirse trob, significando canto.

6 J u l i a n R i b e r a

1 Véase Mafátih al-olum d e l Jo a r e z m í, p u b l i c a d o por Van Uloten, Leiden,

1 8 9 5 , p á g . 2 3 6 .

2 Véase el Suppl, de Dozy para ver la aplicación de á la música y al canto.

3 Véase Si b a w í í i h i, II, 45.', 5-9. Debo esta indicación, como otras varias su­

gestiones y datos, al docto profesor Sr. Steiger.

4 Véase Alarcon, Miscelánea del Centro de Estudios Historíeos. Carla de

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7 Del trob, canto, es facilísimo ya darse cuenta del origen de trov(a), trob(o), erTsentido de canto y el de trov(aire), trov(ador), en sentido de cantor, compositor de canciones, coincidendo lo fonético con lo semántico. Los alemanes lo tradujeron más específicamente con la palabra Minne singer.

¿ Cuándo y dónde aparecieron en los romances las palabras trobo, trova, trovero y trovador?

A mi alcance no está el precisarlo; pero no me extrañaría que hubieran aparecido en el propio romance vulgar que se habló en la Andalucía musulmana. En ese romance había adjetivos en air, no sólo derivados de raiz latina, como fornair ( Vocabulista in arábico, publicado por Schiaparelli) y \apatair ( Vocabulista arábigo de F.

P. de Alcalá) etc., sino también aplicados a voces de procedencia'

árabe, como chatiabair, respondón, chormair, pecador (Vocab. de

Schiaparelli), fondacair, mesonero (Foc. de F. P. Alcalá) etc. De

modo que en la propia Andalucía podría haberse formado trovair y aun trovador '.

Pero como de ese vulgar romance andaluz no quedan más textos que algunos vocablos aislados que incidentalmente citan los autores árabes, no poseemos documentos explícitos referentes a esas pala­

bras trova, trovair, etc., y puede caber duda de si la formación de­

finitiva se llevó a efecto en Andalucía, en Castilla, en Portugal, ó en Provenza, etc. Mas sea cualquiera el país en que hayan aparecido tales palabras en romance, no creo que pueda caber duda de la de­

rivación de trob (trova ó trobo), canto, y trovair y trovador, cantor.

Tiene, pues, esta etimología, como la de segrcl, estrecha relación semántica y clara filiación fonética. Son hermanas: de la misma fa­

milia y procedencia; y se confirman mutuamente.

Tr a s t e.

Siendo muchos los nombres árabes de instrumentos de música 1 Origen árabe de algunas voCes románicas, etc.

Abenaboo, p á g . 7 3 8 y l o s t r a b a j o s d e Kampffmeyer e n Mitteilungen des Seminars für Orientalische Sprachen, v o l . x i ( 1 9 1 8 ) , e t c .

1 L a t e r m i n a c i ó n e n dor a p a r e c e e n e l a p o d o batedor ( q u e b a t e e l h i e r r o ) d e u n p o e t a v a l e n c i a n o , e n l a o b r a d e Abensaíd, m s 53, d e l o s m s . á r a b e s d e l a R . A.

d e l a H i s t o r i a , f o l . 55) y e n e l a p o d o a n d a l u z d e R o d r i g o d e V i v a r , Cid Campeador q u e p a r a m í i n d u d a b l e m e n t e p e r t e n e c e a l h a b l a v u l g a r a n d a l u z a , c o n s i g n i f i c a d o d e rey ó señor que no tiene residencia fija y anda por el campo. E n l a V a l e n c i a m u ­ s u l m a n a h a b í a p e r s o n a s q u e l l e v a b a n , c o m o a p e l l i d o , u n a p o d o d e f o r m a c i ó n s e m e ­ j a n t e a l d e l Cid Campeador, c o m o Cid Bono ( b u e n s e ñ o r ) . R e c u é r d e s e l o q u e d i - g i m o s e n p á g . 2 1 9 d e l t o m o I d e E l Archivo, q u e D . R o q u e C h a b á s p u b l i c a b a e n D é n i a .

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que han pasado al romance, especialmente los de cuerda, como laúd, rabel, etc., no sería extraño que la palabra traste fuera de origen arábigo. De ella no se ha dado, que yo sepa, etimología alguna.

¿ Qué son los trastes ? Los resaltos que se colocan en el mástil de instrumentos de cuerda para fijar los sonidos de la escala.

¿Cómo se llama el traste en árabe? dastén. Las dos voces traste y dastén significan Io mismo.

,Y por relación fonética ¿cabe explicar su derivación? Intenté­

moslo.

En primer término el cambio de acentuación dásten por dastén es frecuente en el dialecto árabe vulgar español: mita, por mita, hájid por hajid (Véase Voc. de F. P. de Alcalá, 26 y 39), etc., so­

bretodo en palabras de semejante disposición silábica que terminan en », Abderrame en vez de Abderramén *, Zalema por Soleimán.

En éstas se nota el cambio del acento y* la pérdida de la n final.

Siguiendo, pues, esa tendencia se pronunciaría daste. La per­

mutación de la d árabe en t romance no es fenómeno raro, v. g. en atarazana, civeta, almuerta, anúteba, etc. (Véase Glosario de Eguí- la z). Con ese cambio daría taste, tal cual aparece en romance ita­

liano, tasto, tasti, con la misma significación.

La r epentética de traste es adición eventual del castellano y del portugués. (En este último creo que se usa en ambas formas : con r y sin r).

Tiene, pues, la etimología que propongo, concreta relación se­

mántica y explicación fonética: ambas reunidas, la legitiman.

Zarabanda.

Dos etimologías se han propuesto de esta palabra española: , sarayand, (Edición XIII del Diccionario déla R. A. Española) con significado de canto ó cantor, y serbend (Gustav Kõrting en su Lateinisch-Romanisches Worterbuch 2). A la primera, que ofrece lejanas apariencias de relación semántica, no le cabe discreta ni re­

gular explicación fonética; y la segunda, que a primera vista ofrece similitud fonética, no tiene justificación semántica ninguna: serbend ó sarbatid, según los diccionarios persas de J. A. Vullers (Lexicon Pérsico-Latino) y de F. Steingass (Persian-English Dictionary) si­

gnifica venda ó faja con que se ciñen la cabera las mujeres.

Julian Rjbera

1 V é a s e l o q . d i c e D . Eduardo Saavedra, en su Introducción á l a Colección de Estudios Árabes, t o m o I, p á g . xlii, r e s p e c t o á e s t o s n o m b r e s .

1 K õ r t i n g y e l D ic c io n a r io d é la A c a d e m ia , e d i c i ó n X I V , d a n u n s i g n i f i c a d o á e s t a p a l a b r a , q u e n o a p a r e c e e n l o s d i c c i o n a r i o s p e r s a s . D e b e s e r p o r e m b r o l l o p r o d u c i d o p o r l a p a l a b r a s a r a y a n d .

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9 Zarabanda, a juicio de casi todos los eruditos musicales que en ella se han ocupado, es danza que de España pasó a Europa. Unos la describen como baile serio y acompasado; otros como alegre y liviano.

¿H ay palabra árabe que pueda explicar con fundamento el origen de zarabanda ?

En un texto de los Ijuán Asafa, autores árabes del siglo x de J.

C ., (edición Bombay, tomo I, Tratado de música, pág. 118) al in­

dicar los géneros musicales que habían de ejecutarse en convites, banquetes de fiestas, etc., tras de enumerarlos dice que «venía el tiempo del baile y del dastaband».

¿ Y qué es el dastaband? Según Freytag y Lane, en sus respec­

tivos diccionarios árabes, es voz persa (formada de dasta (enlace) y batid (mano)) que significa juego ó diversion en que las personas bailaban en rueda, cogidas de la mano. Y parece que fué costumbre usada por los magos de Persia. '

Dastabanb y Zarabanda son, pues, bailes, y por tanto tienen estrecha relación semántica. ¿ Podrá ser zarabanda, transformación fonética de dastaband? Vamos á verlo.

En primer termino el grupo st, ha sido pronunciado en árabe en muchas palabras como Los antiguos árabes hicieron de castrum, alcázar, de strata, cirât. Y los musulmanes de España pronuncia­

ron así muchos vocablos: Ecija (de Astigi), Baza (de Basti), Cazlona (de Castulone), Zaragoza (de Cesar au gust a) y ^aguán, mozárabe, etc. De modo que, conforme a esa práctica, dastaband se pronun­

ciaría da\aband y, por metátesis (como en barato, albahaca, rachola, etc.), •{adaband.

La d fricativa española se sustituye con la r también fricativa (Véase Steiger, Vo c. del Corbacho, § 34 b y Navarro Tomás, P ro­

nunciación española, § 116); por eso en dialectos españoles, como el murciano, medalla se pronuncia meralla y seguidilla, seguirilla, etc.

Y en este caso particular aun podría influir la asimilación de esta palabra con otras procedentes del árabe, como zaragata, za­

ragüelles, zaratán, zaranda, etc., y, por tanto pronunciarse zara­

banda.

Aunque el camino recorrido, para explicar la derivación de esta palabra romance de la persa, haya sido más largo, nos ofrece mas garantías de seguridad, pues coinciden la consideración semántica con la explicación fonética.

Origen árabe de algunas voces románicas, etc.

(12)

I O Julian ‘ZÇ ibera

Co r n a m u sa ó c o r n a m u za *.

Es una palabra compuesta de dos elementos corna y mu\a. El primero es seguramente de origen latino, cornil, que pasó, aplicada á instrumentos músicos, á casi todas las lenguas romances; pero el segundo, mu\a, no sé yo que se haya explicado jamás.

; De donde vendrá mu\a (musa, musette) ?

En el Mafátih, ante citado, pág. 237, dice : «El nn/stac,

es instrumento de los chinos que se construye por medio de varios tubos ó canutos (de flauta) enchufados ó ingertados. En lengua persa se llama bisa-musta

Tenemos, pues, que había ya en tiempos anteriores al siglo x en China, un instrumento que, por la breve descripción que se nos ha transmitido por autor árabe, es del género de la gaita, como la corna­

musa. Y se llamaba en chino mustac y en persa musía (el prefijo bisa, en lengua persa, es elemento que se antepone á muchas pala­

bras con el significado de bueno).

Ese musía, árabe-persa, conforme á la pronunciación de algunos dialectos árabes y especialmente, como hemos visto antes, en el vulgar español, en que el grupo sí se pronuncia en muchos vocablos como debe ser cabalmente el de la mu\a (musay museite). Hay coincidencia semántica con explicación fonética muy sencilla.

Y esa identificación es de algún valor histórico, porque nos in­

forma de que un instrumento del género de la gaita, era de uso ya muy antiguo en el continente asiático, en China, de la cual, por in­

termedio del persa y del árabe, nos ha venido el nombre y quizá también el instrumento.

Habiéndose introducido en Europa medieval vocablos tan signifi­

cativos como los anteriores, no ha de causarnos extrañeza el que hayan entrado también algunos del tecnicismo poético y musical de las canciones árabes. Tengo la sospecha de que hay nombres técnicos en la música europea medieval que son traducción vulgarísima de los términos técnicos eruditos del arte musical árabe *.

Bien saben los eruditos que los traductores de libros arábigos en la Edad Media no eran siempre bastante conocedores del tecnicismo de las ciencias ó artes de que se trataba en tales obras y que solían 1 2

1 M e d i c e e l a m i g o S t e i g e r , que a s í a p a r e c e en e l p r o v e n z a l a n t i g u o .

2 Léase efl confirmación de estos resultados el interesante folleto de Henry George Farmer, The arabian influence on musical theory, Londres, 1925.

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dar a los vocablos puramente técnicos el sentido más ordinario que en el habla vulgar se empleaba.

Motete [motet, motetus, etc.).

He aquí una palabra cuya etimología se ha intentado buscar.

Algunos la derivan del francés mot. Etimología chabacana. Otros del latín motus. Esta, a mi juicio, es la verdadera ; pero ¿ en qué sentido ?

Motus es traducción vulgar de la palabra árabe Véanse los Vocabulistas de Sch iapa relli y de F. P. de Alcalá, que la traducen por motus y movimiento, respectivamente.

Pero esa acepción de motus, es, como hemos dicho, la ordinaria, la vulgar, que nada tiene que ver con la acepción técnica musical.

El Mafátih, pág. 241, traduce L* *a por tocar conjuntamente dos laúdes. Dozy, en su Supplement, explica (2.a forma) por tocar fuertemente todas las cuerdas del laúd a la ve\ con el plectro. Y en un sentido similar sale en un texto del historiador árabe español Abenhayán, transcrito por Almacárí *, en que se citan canciones y?*, en contraste con las de canto llano (1=~~j), como significando can­

ciones de voces acordadas, es desir, canciones polifónicas á las que pertenecen los motetes europeos.

Asi se explica el origen de esta palabra, con su significado, por medio déla acepción técnica árabe, sin la cual sería inexplicable.

Lo mismo ha debido pasar con la palabra

Conductos (vocablo técnico en la música medieval europea).

Hay una voz técnica musical árabe, que se llama v_£_y?=-'s, palabra que, traducida en acepción corriente y vulgar, por quien no sabe la técnica, es conducto, canal, etc.

¿ Y que significa en la técnica musical árabe ?

Significa marcha combinada del canto, con las alternativas ar­

mónicas del instrumento acompañante 2; es decir, las alternativas armónicas dentro de la tonalidad de una canción.

Machra y conductus, tienen, pues, de común, el ser una combi­

nación también polifónica. Se dió, por consiguiente, en Europa, un nombre latino en que se traducía la acepción vulgar árabe de la pala­

bra, para significar con ella el sentido técnico de su música.

El mismo fenómeno creo que ha ocurrido con otros vocablos v. g.

rondó, traducción de b f¡, con el significado de turno que se establece Origen árabe de algunas voces románicas, etc. n

1 T o m o II, p á g . 8 8 . V é a s e L a m ú s ic a d e la s c a n t ig a s , p á g . 4 1 .

* V é a s e L a m ú sica d e la s C a n t i g a s , p á g . 4 2 .

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Julian Jyibera

en la ejecución de un concierto; estribillo, dela palabra que en la técnica poética de la lírica andaluza se aplicaba á los versos de rima común, sobre todo al refrán, y cuyo significado árabe ordinario (fuera déla técnica poética) era el de punto de apoyo, estribo en que se apoya una cosa, estribo de puente.

Se descubre, en consecuencia, por todos estos antecedentes, un venero que reclama seriamente algún estudio para su explotación; y, por las muestras, bastante significativo para que los romanistas y los técnicos musicales europeos se empeñen en desdeñarlo.

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