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Por la Eucaristía, Dios se hace nuestro alimento, se inmola diariamente en todos los altares de la tierra y permanece junto a nosotros en este valle

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14 de abril de 2022

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abiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extre- mo.” (Jn 13, 1).

En el Triduo Pascual, la Santa Iglesia nos hace revivir los momentos más sublimes de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, los misterios más augustos de nuestra fe, los embates más intensos entre la Luz y las tinieblas.

A veces, es el infinito desbordamiento de amor del Hombre- Dios que parece inundar nuestros corazones, otras veces el espantoso odio de la Sinagoga, que nos sorprende por la agudeza de su maldad. En ambos casos, el Salvador se presenta firme y decidido para el combate, dándole ejemplo a los miembros de su Cuerpo Místico, hasta el fin de los tiempos, de cómo seguirlo en esa lucha.

Hoy la Esposa Mística de Cristo deja de lado los ornamentos morados, utilizados a lo largo de toda la Cuaresma, y reviste su liturgia de solemnidad: el templo es adornado con flores, y los armoniosos sonidos de las campanas resuenan nuevamente.

La alegría y el júbilo marcan la Santa Misa, pues fue en esta noche que el Divino Maestro instituyó los Sacramentos que perpetúan su presencia entre los hombres: la Sagrada Eucaristía y el Sacerdocio.

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Por la Eucaristía, Dios se hace nuestro alimento, se inmola diariamente en todos los altares de la tierra y permanece junto a nosotros en este valle de lágrimas, a fin de librar sus batallas junto con la Iglesia.

Por el Sacerdocio, Nuestro Señor continúa su acción santificadora entre los hombres, pues los ministros distribuyen los Sacramentos in persona Christi (en la persona de Cristo) y están llamados a ser, junto a los fieles, una imagen viva de Aquel que es Sacerdote, Altar y Víctima.

Sin embargo, la bruma de la tristeza baja sobre la ceremonia de hoy, pues en el preciso momento en que Nuestro Señor instituye el Sacerdocio, Él recibe el mayor de los ultrajes y se comete el crimen más infame, la traición más vil, el pecado más horrendo: se comete el primer sacrilegio. Y su autor es un sacerdote.

Nadie puede dar tanta gloria a Jesucristo como un sacerdote.

Pero también, nadie puede herirlo más... Judas, el infame, encabeza para siempre la asquerosa procesión de los que, por treinta monedas, venden su sacerdocio poniéndolo al servicio de Satanás.

La Iglesia nos lleva hoy a acompañar los mismos sentimientos que brotaron del Corazón de Jesús en aquella noche de alegría y tragedia. Y nos invita a darle a Él la reparación amorosa de un corazón rebosante de amor, ofreciendo, como desagravio por la traición, nuestra firme y completa fidelidad, a ejemplo de María Santísima.

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RITOS INICIALES

Debemos gloriar- nos en la cruz de Nuestro Señor Je- sucristo, porque en él está nuestra salvación, nuestra vida y nuestra re- surrección, y por él fuimos salvados y redimidos.

C. Fratres, agnoscamus peccata nostra, ut apti simus ad sacra mysteria celebranda.

R: Confi teor Deo omnipotenti et vobis, fratres, quia peccavi nimis cogitatione, verbo, opere et omissione: mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa. Ideo precor beatam Mariam semper Virginem, omnes Angelos et Sanctos, et vos fratres, orare pro me ad Dominum Deum nostrum.

Misereatur nostri omnipotens Deus et, dimissis peccatis nostris, perducat nos ad vitam aeternam.

C. Misereátur nostri omnípotens Deus, et, dimíssis peccátis nostris, perdúcat nos ad vitam ætérnam R: Amén.

C. Hermanos, para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.

R: Yo confi eso ante Dios todopoderoso y ante Ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a Ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

C. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R: Amén.

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Kýrie eléison Alme Pater

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

l canto del Gloria in Excelsis Deo no es sino una expresión de júbilo nacida de la unión entre los Cielos y la tierra, al considerar la institución de la Eucaristía y del Sacramento del Orden. El repique de las campanas representa la voz de los Ángeles y de los Bienaventurados que se mezcla al cantar de la Iglesia Militante, para expresar, juntos, su entusiasmo por la maravilla realizada en esta noche.

Sin embargo, de aquí en adelante, ni el Gloria ni las campanas se oirán más, en atención a los atroces tormentos, a las infames humillaciones y a las embestidas de odio diabólico sufridos por el Divino Redentor. Los armoniosos sonidos de las campanas serán reemplazados por el estrépito de la matraca, representando la saña del Sanedrín.

De esta forma, la Santa Iglesia nos invita a no asistir indiferentes a los padecimientos del Salvador, y nos hace participar de los mismos sentimientos que llenan los Cielos:

un rechazo por la traición y por las ofensas cometidas contra Nuestro Señor, y una determinación de acompañarlo a cada

Glória in excélsis Deo

Alme Pater

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Glória in excélsis Deo et in terra pax homínibus bonæ voluntátis.

Laudámus te, benedícimus te, adorámus te, glorifi cámus te, grátias ágimus tibi propter magnam glóriam tuam, Dómine Deus, Rex cæléstis, Deus Pater omnípotens. Dómine Fili unigénite, Iesu Christe, Dómine Deus, Agnus Dei, Fílius Patris, qui tollis peccáta mundi, miserére nobis;

qui tollis peccáta mundi, súscipe deprecatió-nem nostram. Qui sedes ad déxteram Patris, miserére nobis.

Quóniam Tu solus Sanctus, Tu solus Dóminus, Tu solus Altíssimus, Iesu Christe, cum Sancto Spíritu: in glória Dei Patris. Amen.

C. Sacratíssimam, Deus, frequentántibus Cenam, in qua Unigénitus tuus, morti se traditúrus, novum in saécula sacrifícium dilectionísque suae convívium Ecclésiae commendávit, da nobis, quaesumus, ut ex tanto mystério plenitúdinem caritátis hauriámus et vitae. Per Dóminum.

R. Amén.

Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorifi camos, te damos gracias. Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros: porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén

C. Dios nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte, confi ó a la Iglesia el nuevo y eterno sacrifi cio, banquete pascual de su amor, concédenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y Dios, por los siglos de los siglos.

R. Amén.

instante, seguros de que estos pasos dolorosos lo conducirán a la gloria y nos obtendrán definitivamente la victoria contra el mal, porque "ahora será arrojado fuera el príncipe de este mundo" (Jn 12, 31).

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LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura

Lectura del Libro del Éxodo.

En aquellos días, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por familia, uno por casa. Si la fa- milia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que

ue en una noche marcada por el castigo que Dios instituyó el sacrificio del Cordero Pascual. Mien- tras el Ángel exterminador hería a los primogénitos de Egipto, Dios liberaba a su pueblo de la esclavitud, para después conducirlo, por medio de una columna de fuego, hacia la Tierra Prometida.

¡El rito de la Pascua es al mismo tiempo venganza y cumplimiento de la promesa, humillación para los enemigos y victoria para los elegidos! Y el cordero se convirtió para siempre en el símbolo de la ruptura con el mundo y de la alianza con Dios.

Fue también en vísperas de la Pascua que el Cordero Divino se inmoló, instituyendo el Sacramento del Altar y estableciendo, con la efusión de su Sangre, la eterna alianza entre Dios y el verdadero pueblo escogido, la Santa Iglesia Católica. Y el mismo Sacramento de Amor que sostiene y conforta a los buenos, es la derrota y la confusión de los perseguidores de la Esposa de Nuestro Señor Jesucristo.

En la Eucaristía, el Cuerpo Místico de Cristo recibe el

"Thau", la marca de la Sangre del Cordero, que lo mantiene incólume al paso del Ángel exterminador, lo separa del mundo y lo conduce a la Tierra Prometida.

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Quid retríbuam Dómino * pro omnibus quæ retríbuit mihi?

Cálicem salutáris accipiam * et nomen Dómini invocábo. R.

¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo?

Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. R.

Salmo

R. El cáliz que bendecimos es la comunión de la Sangre de Cristo.

cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.

Lo guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la comu- nidad de los hijos de Israel lo inmolará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne, asada a fuego; comerán panes sin levadura y hierbas amargas. Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del Señor.

Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados.

Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre, pa- saré de largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo la tierra de Egipto.

Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como fi esta en honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festivi- dad, como institución perpetua’ ”.

C. Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

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R. El cáliz que bendecimos es la comunión de la Sangre de Cristo.

Segunda Lectura

De la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he trasmitido:

que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.

Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”.

Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.

C. Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

Pretiósa in conspéctu Dómini * mors sanctórum eius

Ego servus tuus et fi lius ancílæ tuæ*

Dirupísti víncula mea. R.

Tibi sacrifi cábo hóstiam laudis, * et nomen Dómini invocábo.

Vota mea Dómino redam * Coram omni pópulo eius. R

¡Qué penosa es para el Señor la muerte de sus amigos!

Yo, Señor, soy tu servidor,

tu servidor, lo mismo que mi madre:

por eso rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrifi cio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor.

Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo su pueblo. R

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Aclamación del Evangelio

Evangelio

Antes de la fi esta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido.

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que Loor a Vos, Rey de Eterna Gloria, loor a Vos.

C. Dominus vobiscum.

R: Et cum spiritu tuo C. Lectio sancti Evangelii secundum Joannem R: Gloria tibi, Domine.

C. El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

C. Evangelio de nuestro Señor Jesu- cristo según san Juan.

R. Gloria a ti, Señor..

“Les doy un mandamiento nuevo:

Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”, dice el Señor.

Mandátum novum do vobis, dicit Dóminus, ut diligátis ínvicem sicut diléxi vos.

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Oración sobre las ofrendas

se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: ‘No todos están limpios’.

Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”.

C. Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

LITURGIA EUCARÍSTICA Preparación de las ofrendas

C. Orate, fratres, ut meum ac vestrum sacrifi cium acceptabile fi at apud Deum Patrem omnipotentem!

R:Suscipiat Dominus sacrifi cium de manibus tuis ad laudem et gloriam nominis sui, ad utilita- tem quoque nostram totiusque Ecclesiae suae sanctae.

C. Oremos, hermanos, para que este sacrifi cio, mío y de ustedes sea agradable a Dios, Padre Todopoderoso.

R. El Señor reciba de tus manos este sacrifi cio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y de toda su Santa Iglesia.

C. Concéde nobis, quaesumus, Dómine, haec digne frequentáre mystéria, quia, quóties huius hós- tiae commemorátio celebrátur, opus nostrae redemptiónis exer- cétur. Per Christum.

R. Amén

C. Concédenos, Señor, participar dignamente de estos misterios, pues cada vez que celebramos el memorial del sacrifi cio de tu Hijo, se realiza la obra de nues-tra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén

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Prefacio

C. Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.

Qui, verus æternúsque Sacérdos, formam sacrifícii perénnis instítuens, hóstiam tibi se primus óbtulit salutárem, et nos, in sui memóriam, præcépit off érre. Cuius carnem pro nobis immolátam dum súmimus, roborámur, et fusum pro nobis sánguinem dum potámus, ablúimur.

Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fi ne dicéntes:

C. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.

El cual, verdadero y eterno sacerdote, al instituir el sacrifi cio perdurable, se ofreció a ti como víctima salvadora,y nos mandó que lo ofreciéramos como memorial suyo. En efecto, cuando comemos su carne, inmolada por nosotros, quedamos fortalecidos; y cuando bebemos su sangre, derramada por nosotros, quedamos limpios de nuestros pecados.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

C. Dominus vobiscum.

R: Et cum spiritu tuo C. Sursum corda.

R: Habémus ad Dóminum C. Grátias agámus Dómino Deo nostro.

R: Dignum et iustum est

C. El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

C. Levantemos el corazón

R: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

C. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R: Es justo y necesario.

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Sanctus Alme Pater

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Hosanna en el cielo.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Hosanna en el cielo.

C. Te igitur, clementissime Pater, per Iesum Christum, fi lium tuum, Dominum nostrum, supplices, rogamus ac petimus, uti accepta habeas et benedicas, haec dona, haec munera, haec sancta sacrifi cia illibata, in primis, quae tibi off erimus pro Ecclesia tua sancta catholica: quam pacifi care, custodire, adunare et regere digneris toto orbe terrarum: una cum famulo tuo Papa nostro N. et Antistite nostro N. et omnibus orthodoxis atque catholicae et apostolicae fi dei cultoribus.

C. Padre misericordioso te pe- dimos humildemente por Jesu- cristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas estos

† dones, este sacrifi cio santo y puro que te ofrecemos, ante todo por tu Iglesia santa y ca- tólica, para que le concedas la paz, la protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa N., con nuestro Obispo N., y todos los demás Obispos que, fi eles a la verdad, promue- ven la fe católica y apostólica.

C. Memento, Domine, famulorum famularumque tuarum et omnium circumstantium, quorum tibi fi des cognita est et nota devotio, pro quibus tibi off erimus: vel qui tibi off erunt hoc sacrifi cium laudis, pro se suisque omnibus: pro redemptione animarum suarum, pro spe salutis et incolumitatis suae: tibique reddunt vota sua aeterno Deo, vivo et vero.

C. Acuérdate Señor, de tus hi- jos [N. y N.] y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos los suyos, por el perdón de sus pe- cados y la salvación que espe- ran, te ofrecemos, y ellos mis- mos te ofrecen, este sacrifi cio de alabanza a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

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C. Communicántes, et memóriam venerántes, in prímis gloriósae semper Vírginis Mariae, Genetrícis Dei et Dómini nostri Iesu Christi * : sed et beáti Ióseph, eiúsdem Vírginis Sponsi, et beatórum Apostolórum ac Mártyrum tuórum: Petri et Pauli, Andréae, Iacóbi, Ioánnis, Thomæ, Iacóbi, Philíppi, Bartholomaéi, Matthaéi, Simónis et Thaddaéi: Lini, Cleti, Cleméntis, Xysti, Cornélii, Cypriáni, Lauréntii, Chrysógoni, Ioánnis et Pauli, Cosmae et Damiáni et ómnium Sanctórum tuórum;

quorum méritis, precibúsque concédas, ut in ómnibus protectiónis tuae muniámur auxílio. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.

C. Reunidos en comunión con toda la Iglesia, veneramos la memoria, ante todo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucris- to, nuestro Dios y Señor; la de su esposo, San José, la de los san- tos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, [Santiago y Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolo- mé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Clemente, Sixto, Cornelio, Ci- priano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián,] yla de todos los santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu protección. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

C. Hanc igitur oblationem servitutis nostrae, sed et cunctae familiae tuae, quaesumus, Domine, ut placatus accipias; diesque nostros in tua pace disponas, atque ab aeterna damnatione nos eripi, et in electorum tuorum iubeas grege numerari. (Per Christum Dóminum nostrum. Amen.)

C. Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la condenación eterna y cuénta- nos entre tus elegidos. [Por Cris- to, nuestro Señor. Amén.]

C. Quam oblationem tu, Deus, in omnibus, quaesumus, benedictam, adscriptam, ratam, rationabilem, acceptabilemque facere digneris:

ut nobis Corpus et Sanguis fi at, dilectissimi Filii tui, Domini nostri Iesu Christi.

C. Bendice y santifi ca, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti, de mane- ra que sea para nosotros Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesu- cristo, nuestro Señor.

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C. Qui, pridie quam pateretur, accepit panem in sanctas ac venerabiles manus suas, et elevatis oculis in caelum ad te Deum Patrem suum omnipotentem, tibi gratias agens benedixit, fregit, deditque discipulis suis, dicens:

ACCIPITE ET MANDUCATE EX HOC OMNES: HOC EST ENIM

CORPUS MEUM, QUOD PRO VOBIS TRADETUR.

Simili modo, postquam caenatum est, accipiens et hunc praeclarum calicem in sanctas ac venerabiles manus suas, item tibi gratias agens benedixit, deditque discipulis suis, dicens:

ACCIPITE ET BIBITE EX EO OMNES: HIC EST ENIM CALIX

SANGUINIS MEI NOVI ET AETERNI TESTAMENTI: QUI

PRO VOBIS ET PRO MULTIS EFFUNDETUR IN REMISSIONEM

PECCATORUM. HOC FACITE IN MEAM COMMEMORATIONEM.

C. Mysterium fi dei.

R. Mortem tuam annuntiamus, Domine, et tuam resurrectionem confi temur, donec venias.

C. Unde et memores, Domine, nos servi tui, sed et plebs tua sancta, eiusdem Christi Filii tui, Domini nostri, tam beatae passionis, nec non ab inferis resurrectionis, sed et

C. El cual, la víspera de su Pa- sión, tomó pan en sus santas y venerables manos, y, elevando los ojos, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gra- cias te bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO,

QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Del mismo modo, acaba- da la cena, tomó este cáliz glo- rioso en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendi- jo, y lo dio a sus discípulos di- ciendo:

TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ

DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN

CONMEMORACIÓN MÍA.

C. Éste es el Sacramento de nuestra fe.

R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.

¡Ven, Señor Jesús!

C. Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa de Jesucris-

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in caelos gloriosae ascensionis:

off erimus praeclarae maiestati tuae de tuis donis ac datis hostiam puram, hostiam sanctam, hostiam immaculatam, Panem sanctum vitae aeternae et Calicem salutis perpetuae.

Supra quae propitio ac sereno vultu respicere digneris: et accepta habere sicuti accepta habere dignatus es munera pueri tui iusti Abel, et sacrifi cium Patriarchae nostri Abrahae et quod tibi obtulit summus sacerdos tuus Melchisedech, sanctum sacrifi cium, immaculatam hostiam.

C. Supplices te rogamus, omnipotens Deus: iube haec perferri per manus sancti Angeli tui in sublime altare tuum, in conspectu divinae maiestatis tuae: ut, quotquot ex hac altaris participatione sacrosanctum Filii tui Corpus et Sanguinem sumpserimus, omni benedictione caelesti et gratia repleamur. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.

C. Memento etiam, Domine, famulorum famularumque tuarum N. et N., qui nos praecesserunt cum signo fi dei, et dormiunt in somno pacis. Ipsis, Domine, et omnibus in Christo quiescentibus, locum refrigerii, lucis et pacis, ut indulgeas, deprecamur. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.

to, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa resurrección del lugar de los muertos y de su admirable as- censión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el sacrifi cio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como acep- taste los dones del justo Abel, el sacrifi cio de Abrahán, nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote Melquise- dec.

C. Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta ofrenda sea llevada a tu presen- cia, hasta el altar del cielo, por manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, al participar aquí de este altar, seamos colma- dos de gracia y bendición. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.

C. Acuérdate también, Señor, de tus hijos [N. y N.], que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz.

C. A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles elxlugar del consuelo, de la luz y de la paz. Por Cristo, nuestro Se- ñor.cAmén.

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C. Nobis quoque peccatóribus fámulis tuis, de multitúdine miseratiónum tuárum sperántibus, partem áliquam, et societátem donáre dignéris, cum tuis sanctis Apóstolis et Martyribus: cum Ioánne, Stéphano, Matthía, Bárnaba, Ignátio, Alexándro, Marcellíno, Petro, Felicitáte, Perpétua, Ágatha, Lúcia, Agnéte, Caecília, Anastásia, et ómnibus Sanctis tuis: intra quorum nos consórtium, non aestimátor mériti, sed véniae, quaésumus, largítor admítte. Per Christum Dóminum nostrum.

C. Y a nosotros, pecadores, sier- vos tuyos, que confi arnos en tu infi nita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bau- tista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia,] y de todos los santos;

y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino confor- me a tu bondad.

RITO DE LA COMUNIÓN

C. Praeceptis salutaribus moniti, et divina institutione formati, audemus dicere:

R. Pater noster, qui es in caelis, sanctifi cetur nomen tuum, adveniat regnum tuum, fi at voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum cotidianum

C. Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

R. Padre nuestro, que estás en el Cielo, santifi cado sea tu Nom- bre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy C. Per quem haec omnia, Domine,

semper bona creas, sanctifi cas, vivifi cas, benedicis, et praestas nobis.

C. Per ipsum, et cum ipso, et in ipso est tibi, Deo Patri omnipotenti, in unitate Spiritus Sancti, omnis honor et gloria per omnia saecula saeculorum.

R. Amen

C. Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos losc- bienes, los santifi cas, los llenas de vida, los bendices y los repartes- ventre nosotros.

C. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la uni- dad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

R. Amén.

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nuestro pan de cada día; perdo- na nuestras ofensas, como tam- bién nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

C. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayuda- dos por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y prote- gidos de toda perturbación, mien- tras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

R. Tuyo es el Reino, tuyo el po- der y la gloria por siempre, Se- ñor.

C. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les doy», no tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R. Amén

C. La paz del Señor esté con todos ustedes.

R. Y con tu espíritu.

da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris, et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo.

C. Libera nos, quaesumus, Domine, ab omnibus malis, da propitius pacem in diebus nostris, ut, ope misericordiae tuae adiuti, et a peccato simus semper liberi et ab omni perturbatione securi: exspectantes beatam spem et adventum Salvatoris nostri Iesu Christi.

R. Quia tuum est regnum et potestas et gloria in saecula.

C. Domine Iesu Christe, qui dixisti Apostolis tuis: Pacem relinquo vobis, pacem meam do vobis: ne respicias peccata nostra, sed fi dem Ecclesiae tuae, eamque secundum voluntatem tuam pacifi care et coadunare digneris. Qui vivis et regnas in saecula saeculorum.

R. Amen.

C. Pax Domini sit semper vobiscum.

R. Et cum spiritu tuo.

(19)

Agnus Dei Alme Pater

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

C. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Dichosos los invitados a la cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

C. Vísita, quaesumus, Dómine, plebem tuam, et corda sacris dicáta mystériis pietáte tuére pervígili, ut remédia salútis aetérnae, quae te miseránte pércipit, te protegénte custódiat. Per Christum Dominum nostrum.

R. Amen

C. Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit peccata mundi. Beati qui ad cenam Agni vocati sunt.

R. Domine, non sum dignus ut intres sub tectum meum, sed tantum dic verbo et sanabitur anima mea.

Oración después de la Comunión

C. Dios todopoderoso, te pedimos que, así como somos alimentados en esta vida con la Cena pascual de tu Hijo, también merezcamos ser saciados en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amen

(20)

SOLEMNE TRASLADO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

l pecado de ingratitud siempre cava nuevos abismos de maldad.

¿Qué gesto expresa tanto el cariño, la bondad y el amor como un beso? Pues fue con esta manifestación de profunda intimidad que Judas traicionó a Nuestro Señor: "Amigo, ¿a qué has venido?" (Mt 26, 50) ¡Amigo! Así lo consideraba el Hombre-Dios... "Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?" (Lc 22, 48).

A lo largo de la Historia, ¡cuántas veces el Divino Maestro sería ultrajado por aquellos que habían sido llamados a ser del número de sus más íntimos! ¡Cuántas veces los labios destinados a prestarle la más intensa adoración, encargados de proclamar sus grandezas y predestinados a reflejar su divina y virginal pureza, no serían fuente de horror, de bajeza y de traición! Del beso de Judas nacía una falsa iglesia, la estirpe de la traición, el linaje del cinismo, cuyas pseudo-manifestaciones de afecto siempre esconderían la pérfida intención de crucificar nuevamente a Jesús.

Al trasladar el Santísimo Sacramento hasta el Monumento, donde será conservado para la Comunión del Viernes Santo, la Iglesia busca representar el recorrido hecho por Nuestro Señor Jesucristo del Huerto de los Olivos al palacio de Caifás, para ser presentado al Sanedrín. Pero, al otorgar grandeza y honor

(21)

Se concede indulgencia plenaria al fi el que recite el himno Tantum ergo, después de la Misa de la Cena del Señor, en el Jueves Santo (cf. Enchr.

Indulg., n.59), observadas las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística, oraciones en las intenciones del Papa y exclusión de todo afecto al pecado, inclusive venial).

1.Pange lingua gloriósi córporis mystérium, Sanguinísque pretiósi, quem in mundi prétium fructus ventris ge-nerósi, Rex eff údit géntium.

2.Nobis datus, nobis natus ex intacta Vírgine, et in mundo conversátus, Sparso verbi sémine, sui moras incolátus miro clausit órdine.

3.In suprémæ nocte cenæ, recúmbens cum frátribus, observáta lege plene cibis in legálibus, cibum turbæ duodénæ se dat suis mánibus.

4.Verbum caro, panem verum Verbo carnem éffi cit, fi tque sanguis Christi merum, et si sensus défi cit. Ad fi rmándum cor sincérum sola fi des súffi cit.

1.Cuerpo glorioso y Sangre preciosa, que el Rey de los pueblos, fruto de un generoso vientre, derramó en rescate del mundo.

2.Fue dado para nosotros y nació de una Virgen intaca y después de pasar su vida en el mundo, esparcida la semilla de la palabra, terminó el tiempo de su destierro con una admirable obra.

3.En la noche de la última cena, estando con los hermanos, después de haber cumplido todas las prescripciones legales acerca del banquete pascual, Se dió, por sus propias manos, a los Doce en alimento.

4.El Verbo encarnado con una palabra transubstanció el verdadero pan en su Carne, y el vino en su propia Sangre.

Y aunque los sentidos fallen, sólo la fe basta para fortalecer un corazón sincero.

Procesión del Santísimo Sacramento

a este acto, ella nos incita a reparar, por medio de nuestra devoción y adoración amorosa, la huida de los Apóstoles, la traición de Judas y los ultrajes sufridos por el Redentor.

(22)

DESNUDAMIENTO DE LOS ALTARES

l Sacerdote regresa del Monumento revestido de los ornamentos morados, demostrando la consternación de toda la Iglesia, que manifestará su luto a través del desnudamiento de los altares.

Así como el Salvador fue despojado de sus vestiduras, in- famado y humillado, así el Cuerpo Místico de Cristo retira todos los ornamentos y los objetos litúrgicos de sus templos, dejándolos en plena desolación.

Ahora bien, este despojo no es sino el reflejo de otro, mucho más grave y profundo, con el que los infiernos intentan some- ter místicamente a la Santa Iglesia Católica. Privándola de su esplendor, ocultando la belleza de su doctrina, entregándola a las tinieblas de la impiedad, los secuaces de Lucifer desean des- figurarla, confiriéndole una apariencia opuesta a la fisonomía divina con la que Nuestro Señor Jesucristo la embelleció.

Este acto litúrgico se inicia, sin embargo, con el canto del Salmo 21, cuyos versículos finales profetizan la Resurrección del Divino Redentor. ¡Así, nos enseña la Iglesia que, ante el despojamiento de Cristo y de su Cuerpo Místico, en nuestros corazones debe brotar el supremo acto de fe en su victoria y glorificación!

5.Tantum ergo Sacraméntum, venerémur cérnui: et antíquum documéntum novo cedat rítui;

præstet fi des suppleméntum sénsuum deféctui.

6.Genitóri, Genitóque laus et iubilátio, salus, honor, virtus

quoque sit et benedíctio: procedénti ab utróque compar sit laudátio.

Amen.

5.Veneremos, pues, inclinados, tan admirable sacramento. Que los antiguos símbolos den lugar al Nuevo Rito; y que la fe com-plete la insufi ciencia de los sentidos.

6. Al Padre y al Hijo alabanza y júbilo, gloria, honra, poder y bendición; al que de Ambos procede sea dado toda alabanza. Amén.

(23)

Antífona Diviserunt sibi vestimenta mea: et

super vestem meam miserunt sortem. Se reparten entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica.

1.Deus, Deus meus, quare me dere- liquisti? * Longe a salute mea verba rugitus mei.

2.Deus meus, clamo per diem, et non exaudis, * et nocte, et non est requies mihi.

3.Tu autem sanctus es, * qui habitas in laudibus Israel.

4.In te speraverunt patres nostri, * speraverunt, et liberasti eos;

5.ad te clamaverunt et salvi facti sunt,

* in te speraverunt et non sunt confusi.

6.Ego autem sum vermis et non homo,

* opprobrium hominum et abiectio plebis.

7. Omnes videntes me deriserunt me;

* torquentes labia moverunt caput:

8.“Speravit in Domino: eripiat eum,

* salvum faciat eum, quoniam vult eum”.

9.Quoniam tu es qui extraxisti me de ventre, * spes mea ad ubera ma-tris meæ.10.In te proiectus sum ex utero, † de ventre matris meæ Deus meus es tu. * Ne longe fi as a me,

11.Quoniam tribulatio proxima est, * quoniam non est qui adiuvet.

12.Circumdederunt me vituli multi, * tauri Basan obsederunt me.

13.Aperuerunt super me os suum * sicut leo rapiens et rugiens.

14.Sicut aqua eff usus sum, * et disso- luta sunt omnia ossa mea.

1. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¡lejos de mi salva- ción la voz de mis rugidos!

2. Dios mío, de día clamo, y no respondes, también de noche, no hay silencio para mí.

3.¡Mas tú eres el Santo, que moras en las laudes de Israel!

4.En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los liberaste;

5.a ti clamaron, y salieron salvos, en ti esperaron, y nunca quedaron con- fundidos.

6.Y yo, gusano, que no hombre, ver- güenza del vulgo, asco del pueblo, 7.todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza:

8.“Se confi ó a Yahveh , ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!9. Sí, tú del vientre me sacaste, me diste confi anza a los pechos de mi madre;

10. A ti fui entregado cuando salí del seno, desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.¡No andes lejos de mí, 11. Que la angustia está cerca, no hay para mí socorro!

12. Novillos innumerables me rodean, acósanme los toros de Basán;

13. ávidos abren contra mí sus fauces;

leones que desgarran y rugen.

14. Como el agua me derramo, todos

(24)

15.Factum est cor meum tamquam cera liquescens * in medio ventris mei.16.Aruit tamquam testa palatum meum, † et lingua mea adhæsit fau-cibus meis, * et in pulverem mor- tis deduxisti me.

17.Quoniam circumdederunt me ca- nes multi, * concilium malignantium obsedit me.

18.Foderunt manus meas et pedes meos, * et dinumeravi omnia ossa mea.19.Ipsi vero consideraverunt et ins- pexerunt me; † diviserunt sibi ves- ti-menta mea * et super vestem meam miserunt sortem.

20.Tu autem, Domine, ne elongave- ris; * fortitudo mea, ad adiuvandum me festina.

21.Erue a framea animam meam * et de manu canis unicam meam.

22.Salva me ex ore leonis * et a cor- nibus unicornium humilitatem meam.

mis huesos se dislocan,

15. Mi corazón se vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas.

16. Está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi gar- ganta; tú me sumes en el polvo de la muerte.

17. Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me acorrala como para prender mis manos y mis pies.

18.Puedo contar todos mis huesos;

ellos me observan y me miran, 19. repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica.

20. ¡Mas tú, Yahveh , no te estés le- jos, corre en mi ayuda, oh fuerza mía, 21. Libra mi alma de la espada, mi única de las garras del perro;

22.Sálvame de las fauces del león, y mi pobre ser de los cuernos de los búfalos!

Diviserunt sibi vestimenta mea: et

super vestem meam miserunt sortem. Se reparten entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica.

Antífona

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