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LENGUA ESPAÑOLA Y LENGUAS DE ESPAÑA

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Academic year: 2021

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En busca de la racionalidad de las exigencias

lingüísticas en territorios bilingües

LENGUA ESPAÑOLA

Y

LENGUAS DE ESPAÑA

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RESUMEN

lgunos estudiantes de español se encuentran con una sorpresa cuando visitan algunas zo-nas de España: la lengua que oye hablar no es la que han estudiado. Desde la constitución de 1978 las lenguas regionales y las lenguas en contacto con otra principal, relegadas hasta en-tonces a un uso familiar, salieron a la calle con mayor o menor fortuna. El debate acerca del lugar que les corresponden sigue abierto. Esta conferencia revisa y justifica la realidad lingüís-tica del país, y aporta datos socio-históricos pa-ra una recta interpretación del lugar que ocu-pan o deben ocupar.

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ABSTRAC

Some students of Spanish meet a surprise when they visit some zones of Spain: the language that it hears speaking is not the one that they have studied.

From the constitution of 1978 the regional lan-guages and the lanlan-guages in touch with principal oth-er one, relegated till then to a familiar use, went out to the street with major or minor fortune. The debate brings over of the place that they correspond to them remains opened.

This conference checks and justifies the linguistic reality of the country, and partner contributes histori-cal information for a straight lohistori-cal interpretation that they occupy or must occupy.

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TABLA DE CONTENIDOS

1.LAS FRONTERAS LINGÜÍSTICAS Y LAS POLÍTICAS ... 5

2.LENGUAS SUFICIENTES Y LENGUAS CONDICIONADAS ... 8

3.LENGUAS EN CONTACTO Y ECLIPSE DE LENGUAS ... 10

4.EL ESPAÑOL Y LOS ESTATUTOS AUTONÓMICOS ... 12

5.LENGUAS QUE NO HAN ALCANZADO LA MAYORÍA DE EDAD ... 16

EL ARANÉS ... 16

EL ARAGONÉS ... 17

EL ASTURIANO-LEONÉS O BABLE ... 19

6.LENGUAS OFICIALES EN SUS DOMINIOS ... 21

EL VASCO ... 21

EL GALLEGO ... 26

EL CATALÁN ... 31

En Cataluña ... 35

En la Comunidad Valenciana ... 39

En la Comunidad de las Islas Baleares ... 41

En Andorra ... 42

En el dominio francés del Rosellón ... 43

7.OTROS INTENTOS DE IDENTIFICACIÓN LINGÜÍSTICA ... 44

EXTREMEÑO ... 45

ANDALUZ ... 45

LLANITO O YANITO ... 46

CANARIO ... 46

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ueridos colegas profesores de español, queri-dos alumnos, queriqueri-dos amigos: ¿Conocen uste-des algún país del mundo en el que sus fronte-ras lingüísticas coincidan con las administrati-vas? ¿Conocen ustedes algún país del mundo donde no existan conflictos entre lenguas en contacto? ¿Conocen ustedes algún país del mundo donde no exista una len-gua que eclipse a otra? Pues les diré que son raros o casi inexistentes los países donde las fronteras lingüísticas coinciden con las administrativas, o los países donde los problemas de bilingüismo no sean importantes, o los

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países donde una lengua no dificulte el desarrollo de otras.

1. Las fronteras lingüísticas y las políticas

Sucedió con el griego frente a las variadísimas lenguas mediterráneas, sucedió con el latín frente a la multitud de lenguas del imperio romano (celta, germánico, eslo-veno…), sucedió y sucede con el ruso frente a las dece-nas de lenguas de las regiones de la antigua unión sovié-tica (tártaro, chuvacho, basquiro, checheno, mordovo, cazajo, néncico… ) y sucede hoy con el español frente a las otras lenguas de España (catalán, gallego, vasco…) y también frente a la retahíla de lenguas amerindias o precolombinas que siguen hablándose en América: náhuatl, quechua, araucano, yucateco… pero de la con-vivencia con estas últimas no vamos a hablar hoy. Nos concentraremos en las lenguas que en España están en contacto con el español y las influencias mutuas, y las convergencias y divergencias, así como las sorpresas que podría ocasionar en alguno de ustedes que, ignorante de la variedad lingüística, visitara Cataluña, el País Vasco o Galicia, que es donde la convivencia del español parece más enturbiada. En estas regiones, a igual que sucede en Escocia (Reino Unido) o en Bretaña (Francia) podemos encontrarnos con una amplia información en una lengua no esperada. Y no hablo solo de las indicaciones

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geográ-ficas o topónimos que aparecen en las vías públicas sino también en locales públicos, en estaciones y aeropuertos e incluso en museos. La atracción que unos pueblos sien-ten por otros es tan natural como el rechazo. Por eso a veces podríamos encontrarnos una paradoja en algún rincón de España: la información aparece en la lengua local y… en inglés, que es la lengua internacional… Pero ¿no estamos en España? podríamos preguntarnos… Pues sí, pero los intereses y voluntades nacionalistas a veces se imponen a los colectivos, y todo eso amparados en conceptos tan estereotipados como la libertad, el respe-to, la identidad…

Suiza es un país que sirve como ejemplo porque sus cuatro lenguas tienen reconocimiento oficial. Pero en Suiza las lenguas no se sobreponen, no se solapan. Los hablantes de alemán pueden no conocer el francés o el italiano. Si visitamos una catedral en Berna, la capital del país, podemos encontrarnos la información en alemán, que es la lengua de la ciudad, y en inglés, lengua vehicu-lar de los visitantes, pero no en francés, ni en italiano, ni en romanche aunque estas lenguas tengan reconoci-miento oficial en el país.

El roce en la convivencia surge cuando un mismo te-rritorio se ve obligado a utilizar dos lenguas, que son los casos de España. Y de eso vamos a hablar hoy. Ponga-mos un ejemplo. Hace solo unos días un político catalán era interrogado en televisión por gentes de toda España.

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Uno de los asistentes le llamó don José Luis, que es el nombre de pila del político, por otra parte nacido en Aragón y así inscrito en el registro civil. El político nacio-nalista catalán se enfadó muchísimo y le pidió al dante que lo llamara Joseph Lluis, en catalán. El deman-dante le pidió humildemente que le permitiera llamarlo en español porque él no sabía pronunciar en catalán. El político, muy airado, le contestó que el se llama Joseph Lluis en España y en China, y que quiere que todo el mundo lo llame así porque ese es su nombre.

La lengua acompaña a los pueblos, y los pueblos se unen con la lengua. La lengua, además, incentiva el na-cionalismo, lo prende, lo envenena, lo lanza en busca de una identidad frente a los vecinos que no hablan la mis-ma, y, lo que es peor, frente a quienes detentan el poder político. Unas lenguas, las minoritarias, nos separan, mientras otras, las universales nos acercan. Son muchos los habitantes de este planeta que desprecian a la socie-dad norteamericana con el mismo ímpetu que los veci-nos de los romaveci-nos rechazaban el poder imperial. Pero ni aquellos, hace tantos siglos, ni los de ahora, renuncia-ron ni renuncian a enviar a sus hijos a Roma a aprender latín, en los albores de nuestra era, o a Londres o a Esta-dos UniEsta-dos a aprender inglés en los tiempos modernos. La humanidad necesita una lengua vehicular, una lengua que sirva para el primer contacto entre un japonés y un argentino sin necesidad de interrogarse sobre sus

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cono-cimientos. Esa lengua funciona sin que la identifiquemos con el pueblo que la originó o que ahora la usa. Funciona porque la necesitamos. La humanidad ya no se cuestiona si debemos o no aprender esperanto. Tenemos lo que tenemos y lo damos por bueno.

2. Lenguas suficientes y lenguas condicionadas

Pues bien, hay lenguas que se muestran por sí solas insu-ficientes para satisfacer las necesidades de comunica-ción de sus hablantes, sin que ello signifique menospre-ciar a quienes tienen como lengua materna al osético o al vasco.

En el lado opuesto, los hablantes de lenguas interna-cionales como el inglés son tan autosuficientes en co-municación que parece no importarles mostrar la arro-gancia de ser los más monolingües del mundo, pues son los menos interesados en añadir a la suya cualquier otra por muy hablada y representativa que sea.

Citaré, para ejemplificar este principio, la anécdota de un famoso futbolista londinense que jugaba en el Real Madrid, club que tanto representa a los españoles en el extranjero y que tantas veces ha disputado encuentros en estadios de esta ciudad. El famoso jugador nunca concede entrevistas en español porque los periodistas saben inglés, y se complacen en hacérselas en la lengua germana. Notorio también fuera del campo, Beckam se

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despedía de los aficionados madrileños para jugar en un equipo norteamericano. Sorprendía a los oyentes, y en especial a mi sensibilidad, que después de cuatro años un hombre joven como él ni siquiera fuera capaz de con-cordar el género cuando al articular cortésmente dos palabras en español dijera: muchísimos gracias. Nada que ver con los jugadores de origen eslavo o rumano que en unos meses son capaces de expresarse con un marcado acento, sí, pero con absoluta suficiencia.

El español, el ruso, el francés, el inglés, el alemán, el italiano y otras muchas lenguas, aunque no muchas más, son autosuficientes, mientras que los hablantes de la mayoría de las lenguas del mundo condicionan su comu-nicación al conocimiento de dos o tres lenguas si quieren satisfacer sus necesidades de comunicación oral o escri-ta.

Los hablantes centroafricanos, que utilizan la lengua de su tribu, la de la ciudad donde se han desplazado, la vehicular del país y alguna lengua europea como el francés o el inglés, son necesariamente plurilingües.

Los hablantes de lenguas europeas regionales como el bretón, el alsaciano, el calabrés, el siciliano, el vasco o el gallego, han de utilizar también, según los casos, el francés, el italiano o el español, e igualmente, porque así lo exigen estos tiempos, el inglés. Son los hablantes tri-lingües.

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Los hablantes de polaco, alemán, sueco o danés que necesitan casi obligatoriamente añadir el inglés a su formación, necesitan el bilingüismo.

Y solo los hablantes de algunas, muy pocas, pueden permitirse el monolingüismo. Son las lenguas que consi-deramos autosuficientes.

En la cúspide de esta pirámide, los hablantes que tie-nen al inglés como lengua materna son, sin duda, como aquel futbolista que se despedía de la afición madrileña, los más monolingües del mundo.

3. Lenguas en contacto y eclipse de lenguas

¿Por qué, pasadas unas generaciones, quienes fueron hablantes de dos lenguas, conservan una, la más útil, y olvidan otra aunque sea la propia? ¿Por qué desapareció el dalmático a favor del serbocroata, el íbero a favor del latín o el córnico a favor del inglés?

Los que analizan estos fenómenos establecen varias fases del proceso.

En la fase primaria hay una bilingüización jerarquiza-da de la comunijerarquiza-dad, una distribución de ámbitos de uso. Aumentan las interferencias. Cada una de las lenguas deja de ser usada en unas actividades. Hay una domi-nante, que interfiere sobre la otra, la dominada. Esto es menos visible en hablantes de más edad y bien percepti-ble en el caso de los jóvenes. Ya no se trata del nivel de

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competencia en dalmático, íbero o córnico, sino de su comportamiento lingüístico. En muchos ámbitos de la convivencia deja de usarse la lengua tradicional o solo se usa cuando se exige.

Le sigue una etapa de decadencia, que se da en el momento en el que el ámbito familiar, en busca de me-jor acomodo, deja de transmitir esa lengua a sus hijos. La pérdida, entonces, es imparable.

La etapa final es la muerte de la lengua.

Son muchos los lugares del mundo en que la base te-rritorial se reduce por el asentamiento de la población inmigrante. Pero más decisivo es el comportamiento lin-güístico de la población juvenil. La existencia de una len-gua no implica que se use. Los jóvenes conocen la lenlen-gua de sus procreadores, pueden incluso aprender a escribir-la, y sin embargo se relacionan con los de su edad en la nueva lengua. ¿Por qué? Hay muchas explicaciones, pero todas ellas se reducen a la utilidad: barrios donde se ini-cia la preferenini-cia por la lengua de prestigio, oficios y profesiones que se siente más cómodos en una lengua que en otra, imposición inadecuad, prohibiciones que provocan la rebeldía, rechazos varios… y, sobre todo, mimetismo con quienes prefieren la unidad a la diversi-dad. En muy pocas generaciones puede desaparecer una lengua en contacto.

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4. El español y los estatutos autonómicos

Pero recuperemos nuestra historia. El español es, junto con el chino, el inglés y el hindi, una de las cuatro len-guas mayores de la humanidad por su número de hablantes.

Ninguna de las demás lenguas del mundo alcanzan los los trescientos millones. Con tan reconocido prestigio, o mejor dicho, a pesar de tan reconocido prestigio, la Constitución Española vigente, que se aprobó en 1978, no la llama español, sino castellano, que es un nombre mucho menos universal. ¿Por qué? La razón es clara: ce-der forzadamente protagonismo frente a las otras len-guas de España.

En su artículo tercero el texto constitucional dice: El

castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los espa-ñoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla; Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos; La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.

La división político-administrativa establece actual-mente a España en diecisiete comunidades autónomas, que son regiones geográficas dotadas de poder local a veces muy amplio, especialmente en el desarrollo de es-tatutos relacionados con las lenguas. Una de ellas es As-turias, otra Andalucía, otra Madrid, otra Castilla-León,

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otras Canarias, otra Murcia… Entendiendo, como todo el mundo sabe, que el español o castellano es lengua de uso y propia de todas las Comunidades, habrá que en-tender que hay Comunidades con otra lengua propia (como Cataluña, Valencia, Baleares, Galicia y País Vasco), cuyos habitantes tienen conciencia de ello, y comunida-des sin esa conciencia de tener una lengua propia.

Los Estatutos del País Vasco y de Cataluña se some-tieron a sendos referéndum un año después de la consti-tución de 1978, y el de Galicia en 1980. En 1983 se cele-braron las primeras elecciones autonómicas en trece Comunidades Autónomas. En diciembre del mismo año se aprobó la Ley que permitía la tenencia de canales de televisión propios a las Comunidades.

La Constitución española evita en su texto la referen-cia a naciones históricas, a las que llama “nacionalida-des”. En cambio, menciona las cuatro “lenguas españo-las” cuando podrían haberse calificado no de “españo-las”, sino de “lenguas de España” al catalán, al gallego y al vasco. La Constitución establecía que las regiones que en el pasado habían gozado de un Estatuto de Autonom-ía podAutonom-ían asumir poderes de autogobierno y redactar, aceptar y regirse por unos nuevos Estatutos. Son las tres Comunidades Históricas de las diecisiete Comunidades Autónomas que componen España: Galicia, Cataluña, y País Vasco. En ellas confluyen varias circunstancias: la existencia de una lengua propia, la existencia de una

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tradición cultural, la existencia de lo que podríamos lla-mar “una fisonomía propia y característica”.

En la redacción de la Constitución se tomaron medi-das para expresar la posibilidad y la voluntad de resta-blecer los gobiernos de las tres regiones que durante la Segunda República (1931-1936), periodo previo a la Guerra Civil, habían iniciado procesos que las hubieran llevado a convertirse en Estados con soberanía federal. Sin embargo, el concepto de Comunidad Histórica origi-na conflictos, desarrolla enfrentamientos, provoca discu-siones y es fuente de reclamaciones porque denomina-ción tan atrevida no implica haber sido independiente, reino o nación en algún momento de la historia de Espa-ña. En cambio, otras Comunidades Autónomas que sí fueron reinos históricos no han sido definidas como “Comunidades Históricas”, por más que la reorganiza-ción de la España Autonómica ha permitido que se recu-peren la mayoría de las regiones históricas reconquista-das o nacireconquista-das durante la reconquista, como es el caso de Valencia o de Andalucía.

En el siglo XII cuando ya habían desaparecido el reino de Asturias, el reino de León, el reino de Galicia, y el de Navarra, iniciaba su camino otro, el reino de Castilla fru-to de políticas de unificaciones terrifru-toriales. Por enfru-ton- enton-ces, solo existía, al este, la corona de Aragón.

Deben ustedes saber que cada uno de los diecisiete gobiernos autónomos que forman el Estado español

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ac-tual tiene Consejería de Educación, Consejería de

Cultu-ra, Consejería de Universidades y otras muchas de

ámbi-to cultural y lingüístico que facilita el desarrollo de las lenguas regionales. En las tres Comunidades en las que hay dos lenguas propias y oficiales existe una Comisión

de Política Lingüística o una Dirección General de Política Lingüística; es decir, un organismo que vela por la

nor-malización de la lengua oficial y, no se asusten… esa len-gua no es el castellano…

La autonomía de las Comunidades ha fortalecido la conciencia de pertenecer a una entidad, y ha reforzado un cierto sentimiento de identidad con un territorio au-tosuficiente. Eso explicaría que, en un plazo de tiempo relativamente corto, hayan aumentado los buscadores y portales de Internet en gallego, en catalán y en vasco, y en mucha menor medida en aragonés y también en otras lenguas en las que se desarrolla el sentimiento de poseer una expresión lingüística suficientemente dife-renciada, o suficientemente arraigada en una lengua que tuvo entidad aunque luego quedara absorbida por otra. Así, si alguien busca y se encuentra que alguien habla del extremeño como lengua, que no se sorprenda… es difícil localizarlo, pero alguien ha concebido su existencia… Y qué le vamos a hacer. Cuando mis alumnos me pregun-tan algo pregun-tan elemental como qué es una lengua, tengo que decirles que hay una lengua allí donde sus hablantes dicen que existe… No podemos pasarnos toda la vida

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discutiendo… Y puestos a atajar una cuestión, más vale concluirla mediante el respeto, que es la manera más pacífica de hacerlo, aunque consideremos que desde el punto de vista científico la realidad es bien distinta.

Estos hechos han llevado a modificar los plantea-mientos que se hicieron en la Constitución. Así, en agos-to de 2001 España acogió la Carta Europea de las

Len-guas minoritarias, para aplicarla no sólo a las lenLen-guas

oficiales (catalán, gallego y vasco), sino también a las lenguas protegidas por los correspondientes Estatutos de Autonomía.

5. Lenguas que no han alcanzado la mayoría de edad

Hablemos brevemente, y en primer lugar, de las lenguas de España que no alcanzaron la mayoría de edad o que permanecen, por diversos motivos, deshilachadas, sin tejer, sin color inequívoco de identidad ni señas que las identifiquen con peso social o político. Se trata del aranés, del aragonés y del asturiano o bable.

EL ARANÉS

Es el aranés una variedad del gascón, que a su vez es va-riedad del occitano o provenzal, dialecto del latín exten-dido por el sur de Francia y que los franceses llaman po-pularmente, a todos en su conjunto, patois. Es propia del

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Valle de Arán, que pertenece al territorio de la provincia de Lérida de la Comunidad Autónoma de Cataluña.

En el siglo XII este territorio francés entró a formar parte de la Corona de Aragón y Cataluña. En el siglo XIV a Arán se le concedieron un conjunto de privilegios que en el XIX fueron abolidos. La comunidad autónoma de Cataluña se los devolvió en su Estatut d’Autonomia de 1979, cuyo artículo 3 dice: L’aranès, varietat de la

llen-gua occitana i pròpia d’Aran, és oficial a la Vall d’Aran. També ho són el català i el castellà.

Por una Ley de Régimen especial del año 1990, en el

Estatut Especiau d’Aran se reconoce el aranés como “va-rietat dela lengua occitana è pròpia d’Aran”. El aranés es

la lengua de aprendizaje de los escolares entre 3 y 7 años, y la lengua vehicular en todos los centros de edu-cación infantil y primaria. Existe una Oficina de Foment

de L’Aranès (OFE), y se ha establecido un Certificat sobre coneixement d’aranès. Tal privilegio y respeto debe ser

único en el mundo si consideramos que los hablantes de aranés no superan las cuatro mil almas.

EL ARAGONÉS

Si realmente existe de manera propia y definida, es len-gua latina desarrollada en el territorio histórico de Aragón. El artículo 7 del Estatuto de la Comunidad Autó-noma de Aragón, que cuenta con las ciudades de

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Hues-ca, Zaragoza y Teruel, dice así: “Las diversas modalidades

lingüísticas de Aragón gozarán de protección como ele-mentos integrantes de su patrimonio cultural e históri-co.” Existe un Consello d’a fabla aragonesa, con sede en

la ciudad de Huesca.

A partir de los años setenta sus miembros han contri-buido a la elaboración de una lengua aragonesa común, a la que llaman “la fabla”. Su presidente, Francho Nago-re, es autor de una Gramática de la lengua aragonesa. No cuento esto como anécdota, sino como un verdadero punto de reflexión. No hay un censo que precise cuántos hablantes tiene el aragonés, aparte de que hay que dis-tinguir entre el que sabe que la lengua existe y la cono-ce… y la distingue, y el que la utiliza. Se estima que son unos doce mil. Recordemos que el aragonés fue, en sus orígenes, lengua vecina del castellano y que luego quedó reducida a su territorio inicial porque no ganó terreno a los árabes del sur. Más tarde quedaría anulada por su cercanía con el castellano y la escasa voluntad de sus hablantes por singularizarla. Prefirieron, sin duda, olvi-dar sus características iniciales y adoptar el castellano como instrumento d e comunicación de mayor eficacia.

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Fuente: Historia de las lenguas hispánicas, Barcelona, Ediciones B, 2009

EL ASTURIANO-LEONÉS O BABLE

Es el resultado de la evolución del latín en el antiguo

re-ino de Asturias y lengua propia de aquellos parajes. Fue luego lengua del reino de León, donde se había traslada-do la corte. La Comunidad Asturiana cuenta con más de un millón de habitantes, 50.000 de los cuales se conside-ra que son hablantes de asturiano. La enseñanza del as-turiano en la Educación Primaria no empezó hasta 1984.

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Hasta 1996 no hubo, en la universidad, estudios de astu-riano y, mucho menos, de filología asturiana.

Existe una Academia de la Llingua Asturiana, fruto de cuyos trabajos es el Diccionariu de la llingua Asturiana con 50.000 palabras. La Academia difunde noticias y no-vedades a través de Les Anuncies, con formato electróni-co. De su Boletín Oficial, Lletres Asturianes, y con un

Co-ceyu pol Estudiu y Proteición de la Llingua Asturiana. En

1998 se aprobó una Llei d’Usu y Promoción del

Ba-ble/Asturianu. Existe además una Xunta pola defensa de la Llingua Asturiana.

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Aranés, aragonés y asturiano tienen, como pueden observar, fuerte apoyo político como resultado de una demanda social, aunque esta sea minoritaria. Parece que nadie puede oponerse hoy al desarrollo de unos senti-mientos que la propia organización democrática del Es-tado Español ha propiciado. Añadiremos a ello conflictos de solución más aguda: ¿Cómo llamar a la lengua de As-turias: bable, asturiano o leonés…cuando sus hablantes se debaten en irreconciliable lucha? ¿Cómo resolver la división entre los que consideran lengua al valenciano y los que lo tienen por variante interna del catalán y, en consecuencia, por dialecto?

6. Lenguas oficiales en sus dominios

Mientras decidimos cómo resolver estos problemas, pa-semos a las lenguas que hubieran podido correr la mis-ma suerte que el español si las situaciones históricas hubieran sido distintas. Son las llamadas lenguas de las Comunidades Históricas, el vasco, cuyos hablantes que no parecen superar el millón, son bilingües con el espa-ñol o con el francés; el gallego que puede alcanzar los dos millones y medio de hablantes; y el catalán, usado como lengua materna por unos siete millones de perso-nas.

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También llamado eusquera, que es como prefieren

lla-marlo sus hablantes, incluso cuando hablan español, es lengua de los por pobladores de la península ibérica an-teriores a la invasión de Roma. Otras lenguas de aquellas épocas como el íbero desaparecieron, y solo el vasco so-brevivió contrariamente al pronóstico natural y al augu-rio de muchos lingüistas.

Diversos estudios para aclarar su origen han fracasa-do. Ni la hipótesis de considerarla heredera de las anti-guas lenanti-guas bereberes norteafricanas ha tenido expli-cación, y tampoco el intento de emparentarla con len-guas caucásicas como el georgiano. La mayor dificultad

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es la carencia de datos. El primer texto escrito en vasco es del siglo XVI, un tratado sobre la propia lengua con título en latín que deja pensar que sus hablantes fueron primero bilingües con la lengua de Roma, y después con el castellano, en su dominio lingüístico del sur, y con el francés en su dominio del norte.

La lengua llegó al siglo XX dialectalizada. Algunos hablantes de una región no se entienden con la vecina. De suma importancia fue la labor de la Real Academia de la Lengua Vasca o Euskaltzaindia, constituida legalmente en 1919 y que goza de reconocimiento oficial y social. Su finalidad es la investigación de la lengua, el desarrollo de su uso social y el establecimiento de una norma de uso por encima de las variantes. Tal necesidad alcanzó el consenso en 1968. Desde entonces el euskera batua o vasco unificado es la norma escrita para todos sus hablantes.

El País Vasco, llamado Euskal Herria en vasco, dispone desde 1979. De un Estatuto de Autonomía en el que se definen dos lenguas como propias, el castellano y el eus-kera. Desde 1960, más o menos clandestinas, funciona-ban las escuelas privadas en las que regían los principios de la euskaldunización, es decir, tanto el interés por el conocimiento y uso del euskera, como la conservación de las propias tradiciones. Son las ikastolas. La introduc-ción de la lengua euskera en los centros escolares ha ido en aumento. Y desde el curso de 1979-1980 se han

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veni-do ofrecienveni-do tres modelos de educación. Se han iveni-do generalizando los que garantizan una vasconización o euskaldunización más intensa.

El Gobierno Vasco se propone que la situación de normalidad para el euskera abarque su uso para el desa-rrollo de las actividades laborales, profesionales, cultura-les y políticas; su uso para la relación del individuo con la Administración, y el derecho a recibir en esa lengua los contenidos informativos de todo tipo de medios de co-municación.

Con el fin de conseguir la difusión del uso de la lengua vasca, en 1991 se establece un Plan piloto de euskaldu-nización de las empresas. Ocho años más tarde, en 1999, se aprueba en Plan de Política Lingüística. De la Conse-jería de Cultura del Gobierno Vasco depende un Consejo

Asesor del Euskera. Los objetivos de este organismo son:

la transmisión familiar de la lengua, extender el uso de la lengua, y completar y reforzar el corpus léxico del euske-ra.

En enero de 2003 el gobierno regional vasco promul-gaba la necesidad de sacar el euskera a la calle y exten-der su uso. Algo parecido ocurrió en territorios como la Bretaña francesa o la Escocia británica: una cosa es que el hablante haya aprendido bretón, escocés o euskera, y otra que use esas lenguas o que haga de ellas su canal de expresión habitual en todas las circunstancias comunica-tivas.

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La posibilidad de que el vasco sustituya al español en todas las necesidades comunicativas, en especial la pu-blicaciones bibliográficas, la prensa y los medios de co-municación social, son escasas porque la mayor parte de la población si bien tiene conocimientos pasivos de la lengua vasca, no tiene suficiente destreza para convertir-la en útil para todas convertir-las necesidades inmediatas de convertir-la cotidianeidad.

Las fronteras lingüísticas del vasco, que no se extien-den mucho más de la mitad del territorio autonómico, sí alcanzan a la Comunidad Autónoma vecina, la de Nava-rra, donde desde el año 2000 un la ley define el uso del vascuence. Menos fortuna tiene en su dominio francés. Allí los jóvenes ni tienen interés en utilizar la anciana lengua de sus padres, ni se muestran interesados en practicarla, trasmitirla o perpetuarla.

Ni los romanos impusieron el latín ni los castellanos el español en aquel territorio vascófono. Sus propios hablantes aprendieron a utilizar la lengua que más con-venía a sus intereses, que es lo que ha sucedido siempre en todos los lugares del mundo. Voces críticas se alzan en la actualidad contra quienes obligan a utilizar el vasco a quienes nunca ni tenido la intención de utilizarlo o de aprenderlo, ni desean estudiarlo o practicarlo.

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EL GALLEGO

Es el resultado del latín hablado en la provincia romana de Galicia. Con la conquista imperial, el latín desplazó a las inconsistentes lenguas celtas de la región. En el siglo III se formó en aquel dominio una provincia romana, la Gaelica, de la que forman parte los territorios del norte del Duero. Desaparecido del imperio, y con la llegada de un pueblo germánico, los suevos, cambiaron las condi-ciones políticas al establecerse un reino independiente en el noreste español. Tal vez la consecuencia más clara para el latín de aquella zona fue la del aislamiento con otras partes de la península que siguieron recibiendo influencia de Roma. La posterior invasión árabe y la fragmentación en las luchas de la reconquista, de las lar-gas guerras contra los invasores, hicieron que Galicia, desde el oeste peninsular, avanzara en forma de colum-na de norte a sur. Por eso desde el siglo VIII se puede hablar de dos códigos de comunicación distintos: el latín como lengua alta, y el romance gallego como lengua ba-ja.

A finales del siglo XI se constituye entre los ríos Miño y Mondego el Condado Portucalense. En 1139 se declara independiente: es el reino de Portugal. Este nuevo país emprende la reconquista de dominios árabes y su corte se va trasladando cada vez más hacia el sur: primero Coimbra, luego Santarem, y finalmente Lisboa. Las rela-ciones con los hermanos del norte quedan

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prácticamen-te cortadas porque Galicia sigue la suerprácticamen-te política del re-ino de León y después del de Castilla. Aisladas entre sí, el portugués entra en contacto con las poblaciones mozá-rabes que va sometiendo y evoluciona de manera distin-ta. Separado del gallego se convierte, siglos después, en una lengua internacional.

En el siglo XIII, tras un proceso de generalización en la vida diaria y consecuentemente en la administración, se convierte el gallego en lengua normal de comunicación en todas las capas sociales, y consecuentemente en len-gua de cultura. Consigue, además, el favor de las litera-turas de toda la península: Martín Codax, Arias Nunes, Alfonso Eanes, el rey de Castilla, Alfonso X, el Sabio, el rey de Portugal, Don Dionis escriben en gallego. Le len-gua está en su periodo de esplendor y podemos decir que es para la península, excepto Cataluña, lo que el provenzal a las cortes francesas e italianas. La poesía ga-llega medieval, recopilada en cancioneros, goza de un prestigio extendido por toda la península.

En el siglo XV trovadores castellanos como Gómez Manrique siguen empleando el gallego, pero este siglo marca también el final de su dominio porque el castella-no empieza a introducirse a través de la iglesia primero, después en las capas altas de la sociedad y luego va ga-nando terreno como lengua de difusión cultura. Los Re-yes Católicos, que se habían inspirado en principios uni-tarios, promueven la unidad étnica y sociológica. Las

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cul-turas periféricas empiezan a quedar relegadas y sin que nadie lo solicite ni lo imponga, el gallego deja de escri-birse.

Hacia la mitad del siglo XVI ya no hay documentos en gallego, y aunque nadie lo ha prohibido, no existe como lengua culta. Reduce su ámbito a las zonas rurales y a los habitantes menos afortunados de las ciudades. Se em-pieza a considerar como una lengua de campesinos. Los gallegos emigran en busca de empleos modestos: cria-dos, mozos de servicio y labradores. Se descalifica lo ga-llego, que se convierte en tópico. En ocasiones los galle-gos niegan su origen y en su deseo de ser considerados se hacen pasar por portugueses.

A esta situación de decadencia se suma en 1780 la obligatoriedad de la enseñanza en lengua castellana. Llegan a Galicia catalanes y leoneses que promueven la industria y el comercio, pero que usan como lengua el castellano. La burguesía se incorpora a la lengua del pro-greso, el español.

En el siglo XIX no cesa el proceso de desgallegización o retroceso de la lengua. La población de nivel más bajo no logra hablar castellano, aunque desearía hacerlo para su integración. Se produce entonces, impulsado por el romanticismo, una reacción en favor de las lenguas re-gionales. En 1863 se publica Cantares Gallegos de Rosal-ía de Castro, libro de la lengua del pueblo, la hablada, que desde hace más de dos siglos no se escribe. En 1880

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se publica Follas novas, también en gallego. Junto a Ro-salía de Castro, formando el trío de poetas del renaci-miento del gallego, Eduardo Pondal y Curros Enríquez.

Se convierte así el gallego, en los albores del siglo XX, en una lengua literaria normal, que se cultiva en poesía, y menos en prosa. Desde 1907 se usa en los mítines de los partidos galleguistas y se va imponiendo en toda cla-se de actos públicos. En el estatuto de 1936, inicio de la Segunda República, se reconoce la cooficialidad con el castellano, pero la guerra civil frena repentinamente el cambio. En los años 1940 se escribe en el exilio, en los años 19550 se promueve una nueva difusión cultural del castellano en los medios de comunicación y sobre todo en radio y televisión. A fines de los 60 hay una fuerte re-acción, y ya en 1970 se vuelve a hablar de las lenguas vernáculas. En 1978 se le reconoce al gallego la oficiali-dad en el artículo II de la constitución que se desarrolla en el Estatuto de Galicia de 1981 que dice, entre otras cosas, en su art. 5: Nadie podrá ser discriminado por

causa de la lengua.

Durante la década de los ochenta las clases sociales más elevadas hablan, escriben y piensan en castellano; el campesinado, los marineros, los obreros, la pequeña burguesía lo hacen en gallego, pero escriben en castella-no. La situación ha cambiado mucho en la década de 1990, en la que la integración de la lengua en la vida dia-ria parece irreversible.

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La actual Comunidad Autónoma de Galicia tiene alre-dedor de tres millones de habitantes. El 95% de sus habi-tantes tienen el gallego como lengua materna y la consi-deran su lengua de uso, su lengua propia. Sin embargo, parece, según todos los indicios, que se tiende a la pérdida en la transmisión intergeneracional. Los jóvenes, que son los que marcan el futuro, optan por alternar el uso de las dos lenguas, y aunque no está claro, los pare-ce que prefieren el uso del castellano.

Se ha desplegado en las últimas décadas cierto en-frentamiento entre quienes defienden como norma lin-güística la tendencia portuguesa. Son los llamados

lusis-tas. Cuanto más se acerque al portugués más asegurada

estará su fortaleza y más se alejará de la influencia del castellano. La Real Academia Gallega y la Junta de Gali-cia, que es el gobierno autonómico, defienden, por el contrario, la regalleguización de la lengua. En 1970 la Academia fijó una norma de unificación. En 1971 se creó el Instituto da Língua Galega y en 1977 publicó las Bases

prá unificación das normas lingüísticas do galego. En

1980 surgió la Associaçom Galega da Língua, que publica la revista trimestral Agália. El mismo año la Consejería de Educación y Cultura de la Junta publicó unas nuevas normas para la normalización. En 1983, finalmente, el Gobierno Autonómico aprobó y dio rango de oficiales a las Normas ortográficas e morfolóxicas do idioma

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El Gobierno Autónomo de Galicia pone en práctica una política de conocimiento y difusión de la lengua a través de las cátedras universitarias, de los cursos de lengua gallega que se dan en las otras autonomías y de los lectorados.

En lengua gallega, aunque en edición bilingüe, se edi-tan El Correo Gallego / O Correo galego, en (Santiago de Compostela, El Ideal Gallego en La Coruña, y A Nosa

Te-rra, Nuestra tieTe-rra, semanario digital únicamente en

ga-llego. EL CATALÁN

Ha despertado desde siempre el interés de filólogos y socio lingüistas. Mi última sorpresa fue hace poco, cuan-do una profesora rusa de esta universidad, me mostró de manera inequívoca sus conocimientos de la lengua catalana. Luego comprobé con qué orgullo los catalanis-tas citan a Moscú como unos de los enclaves del mudo donde se estudia su lengua… No me sorprendería que hubiera entre el público gente que la habla…

También atrae su antigüedad y la fuerza de su persis-tencia, la solidez del sentimiento que hacia ella experi-mentan sus hablantes, así como la calidad de los autores que han escrito en ella, tanto en el campo de la crónica histórica, como de la poesía y de la narrativa.

Se habla catalán en España, unos siete millones, re-partidos en las comunidades autónomas de Cataluña,

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Baleares, buena parte de la Valenciana, y en una franja de la zona oriental de la Comunidad Autónoma de Aragón. También se habla en Francia en boca de unos 250.000 franceses que viven en la provincia de los Piri-neos Orientales, el llamado Rosellón, región anexionada por el país vecino en 1659. Y, como resto de la expansión por el mediterráneo, se haba igualmente en Italia, en boca de unos 30.000 ciudadanos de un barrio de la ciu-dad de Algero, en la isla de Cerdeña. Y en un estado más, en Andorra, donde cuenta con unos 20.000 hablantes y es también es lengua oficial. Unos cientos de miles de hablantes más la utilizan en Cataluña, Valencia y Balea-res como segunda lengua de comunicación. El dominio del catalán-valenciano-balear ocupa unos 60.000 kilóme-tros cuadrados, que es un territorio mayor que el que alberga a lenguas como el danés, o a países como Holanda, Suiza o Bélgica. Según el lugar donde se habla puede llamarse rosellonés, leridano, valenciano, mallor-quín, menorquí, ibicenco y alguerés.

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Se trata de una lengua románica que se ha conserva-do aunque no se ha enseñaconserva-do regladamente, que se ha hablado aunque no se haya sabido escribir. El catalán, por esa razón, ha llegado al siglo XX, y lo ha traspasado, con una disociación entre su versión oral y su versión escrita, con una gama de realizaciones que van de la más

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ortodoxa a la más libre, en la cual las interferencias re-sultado del contacto con el castellano son constantes. En el proceso de normalización ha sido necesaria una labor terminológica concienzuda para no tener que recurrir al léxico del español en diversos y numerosos sectores pro-fesionales.

Cataluña recibió una tardía influencia latina frente a territorios del sur de la península ibérica. En sus costas se habían asentado una serie de colonias griegas. Des-pués de la romanización, el catalán se extiende por el litoral este de la península y las islas a la vez que las con-quistas. Cuando el Reino de Aragón y el Condado de Ca-taluña se unen en 1137 el catalán se convierte en lengua de la administración, y lo será hasta el siglo XV. En sus orígenes, la lengua usada en la región para la poesía líri-ca fue el provenzal.

El escritor Ramón Llull que vivió entre el siglo XIII y el XIV (1235-1315), natural de Mallorca, en las islas Balea-res, de vida apasionada y turbulenta, repleta de azares y misterios, dio un impulso a la normalización lingüística de la lengua. Escribió, por primera vez en una lengua románica, obras filosóficas y teológicas, y estrictamente literarias, de proporciones casi inimaginables. Se conser-van 246 libros auténticos, sobre todo en catalán, pero también en latín y en árabe, y su obra poética en la len-gua de moda del momento, el provenzal. Él solo, sin or-ganismos ni colaboraciones, se bastó para colocar el

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ca-talán medieval a una altura envidiable y fue una suerte que así lo hiciera y que dejara en ella un sutilísimo buen gusto y una inteligencia excepcional. La difusión de sus libros fijó los patrones del catalán literario que en el siglo XIV será reglamentado por la Cancillería Real. Su fama no ha disminuido a lo largo de los siglos.

La literatura catalana alcanza su edad de oro en los siglos XIV y XV con poetas como Auxias March, y prosis-tas como Martorell o Bernat Metge. A principios del siglo XVI, cuando Cataluña y Aragón son integrados en la co-rona de Castilla, el catalán pasa a un segundo plano y durante tres siglos vive eclipsado por el castellano, len-gua que sirve a los escritores del momento, como Juan Boscán, para redactar su obra literaria.

En Cataluña

Aragoneses y catalanes conservaron sus fueros hasta 1713, fecha final de las luchas por la sucesión de la coro-na que había dejado vacante el último rey de la dicoro-nastía de los Austrias, Carlos II. El reino de Aragón y los conda-dos catalanes no habían apoyado la candidatura borbó-nica del rey Felipe V, y en represalia perdieron sus dere-chos tradicionales, entre ellos los favores de la corona hacia el catalán.

Desde comienzos del siglo XIX e impulsado por el re-nacimiento de los nacionalismos europeos, se revaloriza y regenera el catalán en poetas como Aribau, Oda a la

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patria, Verdaguer, L'atlantida, y en dramaturgos como

Angel Guimerá, que debe su fama a una serie de piezas dramáticas representadas por todo el mundo, entre ellas La reina jove. Joan Maragall es la voz catalana de la ge-neración de 1898.

Después de la Guerra Civil (1936-1939) el catalán vi-vió sometido a fuertes presiones políticas. Ajeno al favor oficial, ignorado por las instituciones, su uso fue perse-guido. No hubo publicaciones en catalán entre los años 1939 y 1941. En 1946 se publicaron 12 títulos, en 1968, en proceso de recuperación, aparecieron 520. Numero-sos escritores catalanes como Juan Goytisolo, Juan Marsé o Eduardo Mendoza prefirieron el castellano para difundir su obra.

Aparte de haber sido una lengua nada o poco estu-diada en extensos periodos de la historia y al margen de que un sector de la burguesía catalana optara por el uso del castellano debido al sentimiento de que esa lengua confería mayor prestigio a sus hablantes, el catalán con-vive con el español propio de las extensas comunidades de la emigración. Aquella emigración que se inicia a fines del siglo XIX con motivo del impulso urbano y económico de las Exposiciones Universales, pero que se renueva en los años 1950 y 1960 con el desarrollo urbanístico y el peso de diversas industrias.

El año de despegue de la lengua catalana es el 1978 favorecido por la Constitución Española que le otorga su

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cooficialidad con el castellano. El texto legal señala a su variedad catalana en Cataluña, a la valenciana en la Co-munidad Autónoma de Valencia y a la balear en las islas Baleares, sin entrar en más consideraciones.

En 1983 se aprobó la Llei de Normalització Lingüística

de Catalunya. Cinco años más tarde se aprueba la Llei de Política Lingüística. Esto implica el establecimiento del

catalán como lengua propia de Cataluña. Se establece, asimismo, que el catalán se usará en la Administración, en la enseñanza pública y en los medios de comunica-ción institucionales. En el año 2002 se publicaron tres volúmenes con el título Gramàtica del català

contempo-rani.

A partir de entonces la enseñanza pública es en len-gua catalana. El término “inmersión” se ha usado para describir el aprendizaje del catalán por parte de los niños que pertenecen a una familia castellanohablante.

Además, y es esta la situación contemporánea, la co-munidad recibe inmigración tanto de África como de la América hispanohablante. El reto es, ahora, la integra-ción lingüística de estas comunidades que, por lo que respecta a la segunda, tiene un canal de comunicación abierto a través del castellano.

Los sociolingüistas son conscientes de que las ciuda-des juegan un papel innovador y, a la vez, homogeneiza-dor. En ellas se dan procesos de integración, que son unificadores, y procesos de especialización que son

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di-versificadores. El centro político y administrativo de Ca-taluña, Barcelona, tenía 544.000 habitantes en el año 1900. En 1975, un 35% de la población era de fuera, hab-ía llegado a la ciudad. Barcelona es el espacio donde se articulan y conviven las dos lenguas. Según datos de 1991, un 95’34 % entiende el catalán; un 70’05 % sabe el catalán, y un 40’06 % sabe escribir el catalán.

La situación actual se presta a diferentes interpreta-ciones. Puede parecer que el uso del catalán aumenta, por cuanto es la lengua vehicular de la Administración y del Gobierno. Pero a partir de hechos ocasionales como los contratos para el doblaje de películas, la rotulación de empresas y comercios o la actividad de la judicatura se desprende que el catalán dista de estar normalizado, o sea, de estar a la par del castellano.

La mayor parte de la prensa se vende en español, así como otras publicaciones periódicas. Pero la prensa local simultanea la edición en español con la edición en la otra lengua. El diario Avui, que se publica en Barcelona sub-vencionado por los poderes públicos autonómicos apa-rece solo en catalán. El Periódico de Catalunya, tiene dos ediciones, una en catalán y otra en español. Y no sabe-mos cuál se vende más. El periódico no quiere dar cifras.

A pesar de la escolarización en catalán, de la gratui-dad de los cursos de catalán, del índice de telespectado-res de los canales de lengua catalana, se vienen oyendo voces que auguran que el catalán es una lengua que no

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sólo está en peligro de extinción, sino que es una lengua que ya está en proceso de extinción. Muchos son los es-tudios que auguran que en un par de siglos desapare-cerán el 90% de las lenguas.

En la Comunidad Valenciana

La Comunidad Valenciana, con más de 4 millones de habitantes, tiene dos lenguas autóctonas: el catalán (o valenciano) y el castellano. El valenciano es una variedad interna del catalán. Se le conoce, en la Comunidad, co-mo valenciano o valencià, y con este nombre se lo men-ciona en el Estatut d’Autonomia, sanmen-cionado en 1982. Esta modalidad es el resultado de la extensión hacia el sur del catalán en época medieval.

El sistema educativo en Valencia tiene tres niveles idiomáticos: la inmersión lingüística, la incorporación progresiva de la lengua autóctona, el valenciano, y el caso en el que el estudiante cursa sólo la asignatura de valenciano. Debe tenerse en cuenta que en esta Comu-nidad hay zonas claramente de lengua castellana, de modo que es incluso posible solicitar la exención de cur-sar la enseñanza del valenciano. Además, en una de las tres provincias de la Comunidad, la de Alicante, el núme-ro de alumnos extranjenúme-ros matriculados en la Enseñanza pública es muy elevado. No nos referimos a hijos de in-migrantes, sino a hijos de extranjeros que viven de modo

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definitivo. Esta cifra alcanza los 36.600 estudiantes en el curso de 2002-2003.

Recientemente se ha creado la Acadèmia Valenciana

de la Llengua (AVLL). Tarea primordial, y no exenta de

dificultades, ha sido, para la Academia, adoptar un acuerdo que establezca las bases fundamentales de la lengua valenciana. En principio serán las Normas de Cas-tellón de 1932 y las recogidas en la Llei d’Ús del Valencià, aprobadas por las Cortes Valencianas en 1983 las que constituirán los pilares del proceso de normativización del valenciano. En junio del año 2001 se nombraron los miembros de la Acadèmia Valenciana, y en julio a su Presidente. En noviembre del año siguiente, 2002, se publicó el decreto del Gobierno Valenciano por el que se aprueba el reglamento de la Acadèmia Valenciana de la

Llengua (AVL).

Las posturas ante la lengua han sido muy encontra-das. Para la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV), institución pública fundada por la Diputació de Valencia en 1915, el valenciano es una lengua románica más, hablada por más de dos millones de personas en el histórico Reino de Valencia. Está incluida en la Carta Eu-ropea de Lenguas Minoritarias y, por el contrario, no se reconoce como lengua por parte de los que ven el valen-ciano como una variedad interna del catalán. El modo más inmediato de actuación contra la postura de la

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Acadèmia Valenciana de la Llengua ha sido la puesta en

marcha de la página Valencianlanguage.com.

Hasta cierto punto, el vertiginoso crecimiento económico de esta Comunidad explica el deseo común de conservar la independencia respecto de la vecina Comunidad Catalana. No debe extrañar que se prefiera sostener que se habla valenciano a reconocer que se habla catalán, o una variedad de catalán. Las fuerzas políticas y culturales de esa Comunidad son encontradas. Y en la Comunidad Valenciana es más que evidente que la cuestión lingüística es, al margen de una cuestión par-ticular de cada uno, una cuestión política. Algo parecido, pero que ya no provoca controversia, sucede con el ser-bocroata que, siendo la misma lengua es llamado croata por quienes la escriben con el alfabeto latino y serbio por quienes usan el cirílico. Y también con el hindi, lla-mado urdu en Pakistán, donde se escribe con el alfabeto árabe y no con el devanagari.

En la Comunidad de las Islas Baleares

La Comunidad de las Islas Baleares tiene setecientos cin-cuenta mil habitantes. El Estatuto de la Comunidad se aprobó en 1983. La situación lingüística en las Islas es peculiar, por cuanto se conserva la lengua autóctona, el mallorquín, variedad del catalán (la reconquista de las Baleares tuvo lugar entre 1229 y 1235; la de Valencia en 1238), en ámbitos rurales, en tanto que aumenta el

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número de hablantes de otras lenguas, concretamente del alemán. Se estima que la cantidad de alemanes que se desplaza a Baleares en sus vacaciones ronda los tres millones. Una parte del territorio de Mallorca está en manos alemanas, una parte que oscila entre el 30 y el 50%. A principios de los años 60 empieza a editarse un diario en lengua inglesa, el Majorca Daily Bulletin, que tira en la actualidad 4.000 ejemplares. Una tirada mucho más espectacular es la del semanario en lengua alemana

Mallorca Magazin, con 35.000 ejemplares, una sexta

parte de los cuales se recibe en Alemania. El primer dia-rio en catalán es Balears (1996). Desde hace años, las Baleares reciben los canales de televisión catalanes y valencianos, lo que ha contribuido a acortar la distancia de comunicación.

La estancia veraniega de los reyes de España ha favo-recido la formación de un ambiente deportivo, cultural y social que tiene su expresión verbal en castellano, más que en catalán.

En Andorra

Andorra es un pequeño país de 50.000 habitantes. El Principado de Andorra tiene una Constitución promulga-da en abril de 1993. El Gobierno de Andorra dispone de un Servei de Política Lingüística del Ministeri d’Afers

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Hasta 1982 no existían escuelas andorranas, y la edu-cación recaía en instituciones que seguían los modelos educativos francés y español. Después de esa fecha se organizaron las escuelas maternales andorranas, con el catalán como lengua vehicular.

Se han realizado encuestas para conocer el ámbito de conocimiento y uso de la lengua catalana. Datos recogi-dos en 1999 indican que el catalán es la lengua materna de un 35% de la población de Andorra, en tanto que el castellano lo es de un 43% (un 11% es de lengua mater-na portuguesa). Se organizan cursos de catalán y hay un movimiento de dinamización de la lengua. Con todo, por ser Andorra un lugar de turismo, sobre todo en invierno con sus pistas de esquí, y de comercio, se ha creado una infraestructura hotelera y de servicios de restauración que se nutre de personal inmigrado, no siempre dispues-to a aprender y a utilizar la lengua catalana. Además, para los portugueses residentes en Andorra, desde el curso 2000-2001 existen cursos de enseñanza de portu-gués, en virtud de un Convenio de Cooperación Educati-va entre Portugal y Andorra.

En el dominio francés del Rosellón

En los dominios franceses la lengua no tiene el mismo auge. Allí sus hablantes no han sentido la necesidad de establecer un estatuto peculiar para la lengua. Hasta 1976 no se creó en Perpiñán, la ciudad más importante

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de aquel dominio, la primera escuela para la enseñanza del catalán, y desde 1982 llega tímidamente a la ense-ñanza universitaria. Por lo demás, los jóvenes prefieren, con mucho, el francés. Aquella variedad del catalán figu-ra entre las lenguas en peligro inminente de extinción.

7. Otros intentos de identificación lingüística

Y como me gustaría que quedaran claras las cuestiones lingüísticas que pretendo describir en esta conferencia, me gustaría terminas poniendo luz a quienes alguna vez han oído hablar del extremeño, del murciano, del

anda-luz o del canario. Estas cuatro lenguas, o mejor dicho,

estos cuatro nombres que parecen de lenguas, no son sino modos de nombrar distintas hablas de la lengua es-pañola o castellana. Extremeños, murcianos, andaluces y canarios se entienden perfectamente. Se adueñan, sin embargo, de algunas características fónicas y léxicas que los identifican, pero aprenden la misma lengua escrita y en el desarrollo de su español culto apenas si se aprecian diferencias. Se enfrentan estas variedades, eso sí, a lo que podríamos llamar español del norte, que forma una continuidad que se extiende hasta el sur de Madrid en la que las tendencias conservadoras se imponen frente a las innovaciones de las hablas del sur.

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EXTREMEÑO

Se llama extremeño al castellano hablado en algunas zonas de la Comunidad Autónoma de Extremadura, lin-dante con Portugal. En realidad la zona comparte algu-nos rasgos sureños, pero difícilmente podríamos identi-ficarlos como propios, aunque algunas publicaciones se empeñen en describir su existencia.

Se distingue el murciano por alguna influencia arago-nesa, y otros rasgos andaluces, pero pocos son capaces de definir de manera clara su identidad.

ANDALUZ

Más que de andaluz, propio de la Comunidad Autónoma de Andalucía, cabría hablar de las hablas andaluzas. Se trata de un diversificado conjunto de hablas o varieda-des lingüísticas que presentan una notable complejidad fonética y léxica en comparación con el castellano. Por encima de las variedades acogidas al andaluz occidental (Sevilla) y de las variedades acogidas al andaluz oriental (Granada), se tiende a la formación de una variedad re-gional estándar, un andaluz culto” También se ha estan-darizado un modelo de pronunciación divergente del estándar nacional que responde a un prestigio basado en una conciencia histórica, social y cultural.

Tanto en el caso del extremeño como en el del anda-luz está planteándose, en el ámbito de las Enseñanzas

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Medias, el dilema de si conviene reconvenir a los estu-diantes en sus pronunciaciones “regionales” o “locales”, con lo que se les hace propensos a tener sentimientos de inferioridad lingüística, o si se les enseña a considerar su modo de hablar como el propio de la Comunidad, de la región o del lugar. Problema añadido, en este caso, es el de la falta de correspondencia entre oralidad y escri-tura. Esta distancia, tan habitual en lenguas como el inglés o el francés, es infrecuente en español y dificulta la enseñanza y el aprendizaje de la norma escrita de la lengua.

LLANITO O YANITO

Consideramos también habla andaluza, por otra parte, al

llanito o yanito, modalidad de los gibraltareños del

Peñón. En los sonidos se distingue algo del andaluz del Campo de Gibraltar, y en el léxico muestra abundantes préstamos del inglés. Gibraltar cuenta con unos 30.000 habitantes, el 70% de ellos desciende de personas de origen italiano y español. Hay grupos minoritarios impor-tantes: indios, marroquíes, judíos sefarditas, malteses y, claro está, personal militar británico.

CANARIO

Pocos se interesaron por el llamado canario hasta que en 1988 se recogieron por primera vez más de quinien-tos títulos de estudios sobre el español de las islas

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Cana-rias. El interés de los estudiosos canarios, tradicional-mente y hasta más allá de la primera mitad del siglo XX, se centró más en las manifestaciones folclóricas, en la formación histórica del archipiélago, en sus contactos comerciales con Europa, en los movimientos migratorios hacia América que en la realidad lingüística de las islas.

De una parte estaban los trabajos sobre la lengua an-tigua, vehiculadora de los mitos autóctonos anteriores a la incorporación del archipiélago a la corona de Castilla. De la lengua primitiva, el guanche, que se supone empa-rentada con la lengua bereber, no hay más datos que los testimonios de la toponimia y de la antroponimia. De otra parte han aumentado las investigaciones sobre el “canario” o el “español canario”, modalidad lingüística del español. De otra parte más, los rasgos del español de Canarias son de sumo interés, por cuanto son muchos los filólogos y lingüistas que hablan de un continuum que va del español metropolitano; de este al español cana-rio; del canario al español antillano y, de ahí, al español “americano”. Por otra parte, la abundante emigración de canarios a Venezuela ha favorecido el contacto perma-nente entre las dos comunidades lingüísticas.

De la Universidad canaria de La Laguna depende un

Instituto de Estudios Canarios. Y se ha creado una Aca-demia Canaria de la Lengua. La existencia de un

Gobier-no Insular, de los Cabildos, de la Casa-Museo Pérez Galdós, y de la actividad de los dos centros

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universita-rios, así como la elección de las islas como sede de im-portantes reuniones internacionales dedicadas a la in-vestigación lingüística han contribuido a una eclosión de los estudios sobre esa modalidad de la lengua española.

Cualquier ciudadano del mundo que mire a España se dirá señalando el mapa con el dedo: aquí se habla espa-ñol. Pero si visitamos alguna página de Internet como la

Etnologue, podríamos leer que las lenguas de son

quin-ce… ¿Han contado ustedes las que hemos citado aquí…? Pues cuéntenlas con el nombre de sus variedades y ob-tendrán la cifra, y tal vez más…

Las lenguas son instrumentos de comunicación y muy pocas las que cuentan con una identidad indiscutible. El sueño de una lengua para la humanidad está lejano. Mientras tanto lenguas como el español, el francés o el ruso cuentan con una fuerza de cohesión extraordinaria. Esa fuerza no es el resultado de las políticas lingüísticas, sino las exigencias u uso de la sociedad que las sustenta. Y los hablantes elegimos las lenguas que más nos con-vienen. Quienes habéis seguido esta conferencia habéis elegido, acertadamente, según creo, el español, que es una lengua coherente y sólida, capaz de unir a los cien-tos de personas que en el mundo la utilizamos.

Muchas gracias.

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