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Unidad 3 la respuesta del hombre a dios: la fe

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Unidad 3

la respuesta

del hombre

a dios: la fe

EN LA ILUSTRACIÓN, EL SACRIFICIO DE NOÉ (DETALLE). MIGUEL ÁNGEL. CAPILLA SIXTINA. 1509.

POR SU REVELACIÓN, «DIOS INVISIBLE HABLA A LOS HOMBRES COMO AMIGO, MOVIDO POR SU

GRAN AMOR Y MORA CON ELLOS PARA INVITARLOS A LA COMUNICACIÓN CONSIGO Y RECIBIRLOS

EN SU COMPAÑÍA» (DV 2). LA RESPUESTA ADECUADA A ESTA INVITACIÓN ES LA FE.

Esquema

ESTE ES EL ESQUEMA QUE SIGUE EL TEXTO.

LÉELO ANTES DE PONERTE A ESTUDIAR.

1. LA FE SUBJETIVA. LA OBEDIENCIA DE LA FE 2. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA FE

3. LA FE OBJETIVA. LA FE DE LA IGLESIA 4. EL LENGUAJE DE LA FE

(2)

23DV 2. 24Ver DV 5.

25Ver Rom 1,5; 16,26.

bibliografía

LA UNIDAD HA SIDO CONFECCIONADA

USANDO LAS OBRAS CITADAS MÁS ABAJO.

Catecismo de la iglesia católica, nn. 142-184.

para estudiar

LEE EL TEXTO, HAZ UN ESQUEMA

Y ANOTA LAS DUDAS QUE TE SURJAN.

Por su revelación, "Dios invisible habla a los hombres como amigo, movido por su gran amor y mora con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía»23.

La respuesta adecuada a esta invitación es la fe. Por la fe, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre da su asentimiento a Dios que revela24. La Sagrada Escritura llama «obediencia de la fe» a esta respuesta del hombre a Dios que

revela25.

Con estas palabras comienza el Catecismo de la Iglesia Católica su capítulo dedicado a la fe como respuesta del hombre a Dios. El lenguaje sobrio y el vocabulario utilizado, con términos como «obediencia», «sometimiento de la inteligencia y la voluntad», pueden dar la impresión de que la fe cristiana es algo alienante, infantil, expresión de inmadurez e incapacidad, incompatible con la ciencia, resultado de una ilusión poco realista. De hecho no han faltado a lo largo de la historia críticas a la fe cristiana en este sentido. Sin embargo, el cristiano sabe que la fe lejos de ser un factor alienante del creyente, si es auténtica, lo libera, abriéndole horizontes nuevos y enriquecedores para su propia vida y para los demás, ya que la fe es una respuesta a Dios, pero conlleva a su vez una respuesta del creyente al hombre.

En esta unidad debemos distinguir bien entre la fe como un acto personal del creyente (fe subjetiva) y la fe entendida como el contenido propio de lo que la iglesia cree y propone para creer (fe objetiva).

1. LA FE SUBJETIVA. LA OBEDIENCIA DE LA FE

Cuando el Catecismo habla de la «Obediencia de la fe» explica el significado de la expresión. Obedecer (del latín ob-audire) en la fe, es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. Obedecer es escuchar en una actitud de entrega. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma, como el mismo Catecismo luminosamente propone en los números siguientes. La obediencia de Abraham, el fíat de María, se convierten para nosotros en el paradigma de los que es un creyente.

La fe no es sólo un conocimiento epistemológico o gnoseológico, sino una adhesión personal, un compromiso existencial. El creyente que se ha encontrado con Cristo ya no dirige su vida con sus propios criterios o intereses, ni con los criterios de vida o los intereses de la

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26Jn 14,9. 27Ver 1 Cor 2,9. 28Ver 1 Cor 2,10.12. 29Mt 16,17; Jn 6,44-45.

30Jn 14,26; 16,13-15; Rom 8,15.

sociedad, sino con los criterios de vida y los intereses de Jesucristo, que son en definitiva los criterios más plenamente humanos y humanizadores. Esos criterios son los valores del reino: verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz.

La fe es, ante todo, un encuentro inmediato del hombre con Dios. De ahí que la teología la califique como una virtud teologal, porque termina directamente en Dios y no en una criatura. La fe es adhesión de un ser personal (el hombre), a otro ser personal (Dios), y también adhesión al mensaje que Dios nos da (el Evangelio). Esta adhesión se llama «asentimiento» y brota de la entrega personal a Dios y del seguimiento de Cristo. Este asentimiento implicado en la fe no es tan sólo creer a un mensaje desvinculado del mensajero; el asentimiento de fe supone creer en la persona misma y por ende en su mensaje. La adhesión a un ser personal, en suma, conlleva la disposición a aceptar de antemano su manifestación como creíble. La teología tradicional buscó indicios de credibilidad en el

mensa-je y los puso en la persona de Cristo y sus señales, la sublimidad de la doctrina y del mensaje, los milagros y el cumplimiento de las profecías, la experiencia de gozo del creyente, el progreso moral del creyente, la presencia de la Iglesia, etc. Pero en última instancia, la profesión de la fe es trinitaria: los cristianos creemos en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Trinidad es objeto de nuestra fe.

La razón o el motivo de la fe es Dios mismo. El se nos da a conocer en Jesucris-to: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre»26; y sólo porque Dios se da a

cono-cer, podemos conocerle: sólo Dios habla correctamente de Dios, pues lo que Dios revela supera todo lo que el hombre puede imaginar27. El es también el que dispone

nuestro corazón, por medio del Espíritu, para que podamos acogerle28. La respuesta

de la fe siempre tiene su origen en Dios que nos atrae29y nos ilumina por su

Espíri-tu30.

2. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA FE

En los números 153-165, el Catecis mo presenta las características de la fe:

a) La fe es una gracia, un don de Dios. Dios tiene la iniciativa en ese encuen-tro con el hombre. Citando la DV dice: «para dar esta respuesta de la fe es necesa-ria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del

ABRAHAM FUE VISTO COMO MODELO Y PADRE DE TODOS LOS QUE CRREN, POR LA TRADICIÓN CRISTIANA, PARTIENDO DEL MISMO NUEVO TESTAMENTO. EN LA ILUSTRACIÓN,ABRAHAMYLOS TRES ÁNGELES (1726-1729),DEGIOVANNIBATTISTA TIEPOLO.

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31DV 5. 321 Cor 12,3. 33Ver Mc 16,16; Jn 3,36; 6,40. 34Ver Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32. 35Ga 5,6; ver St 2,14-26. 36Ver Rom 15,13. 372 Cor 5,7. 381 Cor 13,12.

Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede 'a todos gusto en aceptar y creer la verdad»31. «Nadie puede decir ?Jesús es Señor” si no es bajo la

acción del Espíritu Santo»32.

b) La fe es un acto humano, aún sin dejar de ser un don de Dios. No es contrario a la libertad ni a la inteligencia. Las mismas relaciones humanas, recuerda el Catecismo, se fundamentan en un acto de creencia. La fe va ciertamente más allá porque es poner la confianza en un Dios que se revela y es veraz. En la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina: Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia.

c) La fe y la inteligencia. Creemos en Dios a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos, no a causa de la evidencia de la revelación. Eso no significa que lo que creamos no sea razonable. Dios mismo ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación como los milagros, las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia. Eso son motivos de credibilidad. La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir. De ahí que la fe también trate de comprender, en expresión de san Anselmo, buscando un conocimiento más profundo de los misterios y de su conexión entre sí y con Cristo. La fe y la comprensión de la misma se implican mutuamente; en palabras de san Agustín: «creo para comprender y comprendo para creer mejor».

d) Fe y ciencia. A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber desacuerdo entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios y comunica la fe ha hecho descender en el espíritu humano la luz de la razón, Dios no podría negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero. Entre fe y ciencia no existe contradicción. Eso sí, cada una tiene su propio estatuto y su propia forma de acercarse a la realidad desde distintos puntos de vista. La fe se acerca a la realidad buscando el qué de la misma, su sentido último a la luz de la revelación; la tarea de la ciencia es acercarse a la realidad buscando el cómo, y centrándose en los límites de la inmanencia.

e) La libertad de la fe. La fe no se impone. Como dice la declaración Dignitatis humanae del Vaticano II: «El hombre, al creer, debe responder voluntariamente a Dios; nadie debe estar obligado contra su voluntad a abrazar la fe. En efecto, el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza». De ahí la necesidad de respetar la libertad religiosa de la persona.

f) La necesidad de la fe. Según el testimonio de la Escritura, creer en Cristo y en aquel que lo envió es necesario para obtener la salvación33. Las cartas a los Romanos y a los Gálatas son un

desarrollo del papel de la fe en orden a la justificación.

g) La perseverancia en la fe. La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo. Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente34; debe «actuar por

la caridad»35, ser sostenida por la esperanza36y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

h) La fe, comienzo de la vida eterna. Según el Catecismo, la fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la visión beatífica. La fe es pues ya el comienzo de la vida eterna. Ahora, «caminamos en la fe y no en la visión»37, y conocemos a Dios «como en un espejo, de una

manera confusa,... imperfecta»38. Luminosa por aquel en quien cree, la fe es vivida con frecuencia

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39Hb 12,1-2. 40Ver CIC 170. 411 Tim 3,15. 42Judas 3. 43CIC 171. 44Ver Ef 4,4-6.

muy lejos de lo que la fe nos asegura; las experiencias del mal y del sufrimiento, de las injusticias y de la muerte parecen contradecir la buena nueva, pueden estremecer la fe y llegar a ser para ella una tentación. Entonces, continúa el Catecismo, es cuando debemos volvernos hacia los testigos de la fe: Abraham, María, y tantos otros. «También nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe»39.

3. LA FE OBJETIVA. LA FE DE LA IGLESIA

De un modo sencillo, pero verdaderamente lúcido, nos recuerda el Catecismo (nn. 166-169) que la vivencia de la fe necesita y se alimenta de la comunión de todos los creyentes en la Iglesia: «la fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros».

4. EL LENGUAJE DE LA FE

Cuando hablamos de fe objetiva nos referimos a la confesión de la fe cristiana en la Iglesia. Esa confesión de la fe necesita de fórmulas que expresen y enuncien la realidad que creemos40. La Iglesia, que es «columna y fundamento de la verdad»41, guarda fielmente «la fe

transmitida a los santos de una vez para siempre»42. Ella es la que guarda la memoria de las

Palabras de Cristo, la que transmite de generación en generación la confesión de fe de los Apóstoles. Como una madre que enseña a sus hijos a hablar y con ello a comprender y a comunicar, la Iglesia, nuestra Madre, nos enseña el lenguaje de la fe para introducirnos en la inteligencia y la vida de la fe»43.

Desde siglos, a través de muchas lenguas, culturas, pueblos y naciones, la Iglesia no ha cesado de custodiar con cuidado y de confesar unánimemente su única fe, recibida de un solo Señor, transmitida por un solo bautismo, enraizada en la convicción de que todos los hombres no tienen más que un solo Dios y Padre44, tal como declara san Ireneo de Lyon, en el texto que

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resumen

AQUÍ TIENES EL RESUMEN DEL TEMA

QUE HEMOS DESARROLLADO EN LAS PÁGINAS PRECEDENTES.

La fe es la respuesta del hombre a la revelación de Dios. Es una adhesión personal de todo el hombre entero (inteligencia y voluntad) a Dios. La fe es, ante todo, un encuentro inmediato del hombre con Dios. De ahí que la teología la califique como una virtud teologal, porque termina directamente en Dios y no en una criatura. Es una adhesión personal que implica un seguimiento de Jesús y una aceptación de su Palabra.

La fe es un don sobrenatural de Dios. Para creer, el hombre necesita los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero es un acto humano, consciente y libre, que corresponde a la dignidad de la persona humana, no una imposición.

Creer es un acto eclesial. La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la madre de todos los creyentes.

La fe es necesaria para la salvación. El Señor mismo lo afirma: «El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará» (Mc 16,16).

para reflexionar

ESTE MATERIAL TE AYUDARÁ

A ENTENDER MEJOR Y A PROFUNDIZAR EL TEMA.

1

La fe es una entrega del hombre a Dios.

Miguel PEINADO, Exposición de la fe cristiana, BAC, Madrid 1975, 62-63.

La fe es una entrega del hombre a Dios. Entrega sincera y plena, sin posibles condiciones.

«Cuando Dios revela, estamos obligados a prestarle, por la fe, plena obediencia de entendimiento

y voluntad».

Entrega de la inteligencia para dar por verdaderas, prescindiendo de la luz de la razón, todas

las realidades ocultas que Jesucristo ha revelado. Entrega del corazón, porque no sería sincera la

aceptación de las palabras sin aceptar, asimismo, a la persona que las dice. Entrega, en fin, de la vida.

En la fe, el hombre se compromete por entero, atando su destino al de quien le acepta como

discípulo.

Cuando la fe es viva, el creyente acepta todas las palabras de Dios , sin tratar de ignorarlas

o de seleccionarlas. Lo mismo si se trata de misterios o promesas que si se trata de mandatos ha

de responder a la Palabra con un sí generoso y sincero.

(7)

para escribir

SIGUE LAS INSTRUCCIONES

Y ESCRIBE TU REFLEXIÓN EN EL CUADERNO DE TRABAJO.

1

Define estos términos, usando tus propias palabras. En las siguientes unidades tepondremos algunos ejercicios de definiciones como éste: o uses un diccionario de la lengua, porque las definiciones que tiene son genéricas y nos resultarán insuficientes o erróneas.

a) Fe

b) Fe subjetiva c) Fe objetiva

2

a) Lee Gén 12,1-9. Describe el movimiento de la fe de Abraham.b) Lee Heb 11,1-40. A partir del testimonio y la experiencia de insignes personajes del Antiguo Testamento, el autor de Hebreos va describiendo la riqueza y la fuerza de la fe. Comenta los aspectos comunes a todos.

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