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T E R C E R A T E M P O R A D A PROGRAMA 8

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Academic year: 2021

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T E R C E R A T E M P O R A D A PROGRAMA 8

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Sala Nezahualcóyotl

Sábado 02 de diciembre 20:00 horas Domingo 03 de diciembre 12:00 horas

Orquesta Filarmónica de la UNAM Ronald Zollman, director huésped

Programa

Dmitri Kabalevsky Obertura de Colas Breugnon

(1904-1987) (Duración aproximada: 5 minutos)

Dmitri Kabalevsky Concierto para violonchelo y orquesta no 2 en sol mayor, op. 77

I Molto sostenuto - Allegro molto e energico

II Presto marcato III Andante con moto

(Duración aproximada: 30 minutos) Leonard Elschenbroich, violonchelo

Intermedio

Dmitri Shostakovich Sinfonía no. 12 en re menor, op. 112, El año 1917 (1906-1975) I La revolucionaria ciudad

de Petrogrado II Razliv

III Aurora

IV El amanecer de la humanidad (Duración aproximada: 37 minutos)

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Leonard Elschenbroich

Violonchelo

Leonard Elschenbroich nació en Frankfurt, Alemania, y a los 10 años ingresó a la Escuela Yehudi Menuhin de Lon- dres. Posteriormente estudió con Frans Helmerson en la Academia de Música de Colonia. Ganó el Premio Leonard Bernstein 2009 y el Eugene Istomin, entre otros. Fue artista residente de la Deutschlandfunk y de la Sociedad Filarmónica de Bremen. Ha trabajado con Semyon Bychkov, Christoph Eschenbach, Charles Dutoit, Dmitri Kitayenko, Andrew Litton, Yan Pascal Tortelier, Edo De Waart, Juanjo Mena y Josep Caballé Domenech. Ha sido solista con la Filarmónica de Londres, la Real Filarmónica de Londres, la Staatskapelle de Dresde, la Orquesta de Radio France, la Sin- fónica de Radio Suecia, la Real Orquesta Nacional Escocesa, la Filarmónica de San Petersburgo, la Filarmónica de Bogotá, la Filarmónica de Buenos Aires, la Filarmónica de Montevideo, la Filarmónica de Japón, la Sinfónica de Nueva Zelanda, la Sinfónica de Chicago, la Sinfónica Nacional de Estados Unidos y otros conjuntos. Se ha presentado en escenarios de Europa y Amé- rica. Ha comisionado y estrenado obras de Mark-Anthony Turnage, Luca Lombardi, Arlene Sierra, Suzanne Farrin, Mark Simpson y Brian Elias, entre otros. Ha grabado música de Rachmaninov, Shostakovich, Saint Saëns, Kabalevsky, Schnittke, Dutilleux y otros compositores. Es cofundador y men- tor artístico de la Orquesta Filarmónica de Bolivia. Toca en un violonchelo de Matteo Goffriller «Leonard Rose» construido en Venecia en 1693.

Fotografía: Felix Broede

Ronald Zollman

Director huésped

Actualmente director huésped principal de la Orquesta Sinfónica de la Radio Checa en Praga, Ronald Zollman nació en Amberes, Bélgica y comenzó su formación musi- cal a los 4 años de edad. Después de estudiar en los Con- servatorios Reales de Amberes y Bruselas, se hizo alumno de Igor Markevitch y Nadia Boulanger en París. Ha sido di- rector titular de la Orquesta Nacional de Bélgica, la Filar- mónica de la UNAM y la Sinfónica del Norte de Israel en Haifa. Desde 2009, es director de estudios orquestales de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh. Como director huésped, ha actuado al frente de la Sinfónica de la BBC, la Orquesta de la Suisse Romande, la Filarmónica Checa, la Filar- mónica de Tokio, la Sinfónica de Shanghái, la Sinfónica de Bamberg, la Orquesta de París, la London Sinfonietta, el Ensemble Intercontemporain y otros conjuntos en Europa, América y Asia. Se ha presentado en diversos festivales europeos. Ha dirigido producciones operísticas en Bélgica, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos. Grabó la Sinfonía no. 1 de Mahler con la Or- questa Mundial de las Juventudes Musicales y música mexicana con la OFUNAM, además de varios discos con orquestas de Estados Unidos, Suiza, España, Suecia y la República Checa. Grabó la banda sonora de la película El maestro de música, que ganó el premio Disco de Oro.

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Dmitri Kabalevsky (San Petersburgo, 1904 - Moscú, 1987) Obertura de Colas Breugnon

Nada es lo bastante poderoso para terminar con el optimismo de aquéllos que ven en el simple hecho de vivir la oportunidad de hacer la mejor versión de sí mismos cada día. Lo sabía Colas Breugnon, protagonista del relato del mismo nombre que el novelista, dramaturgo, ensayista, historiador del arte y ganador del Premio Nobel de Literatura, Romain Rolland, publicara en 1919.

Tallador de madera y escultor, cuya ficticia vida transcurre en la Burgundia del siglo XVI, Colas Breugnon es el tipo de hombre para el que, ni el haber corrido con la muy triste suerte de tener una esposa gruñona, ni la desgracia de ver a su familia y a su pueblo aniquilados por la peste, ni las insidias del poder por arrebatarle el amor y acabar con su obra, lograron que mermara en él ese alegre impulso por buscar a cada instante la más intensa felicidad.

En plena efervescencia de los ideales socialistas después de la Revolución de 1917, Colas Breugnon se convirtió en uno de los libros más leídos en la Unión Soviética, al grado de que más de veinte años después de iniciada la revolu- ción que llevaría al poder al bolchevismo, sería la base para la creación de la ópera Colas Breugnon, o El maestro artesano de Clamecy, del compositor soviético Dmitri Kabalevsky.

Apenas unos meses habían pasado después de la aparición, el 28 de ene- ro de 1936, del famoso artículo Caos en vez de música, en el que Dmitri Shostakovich fuera blanco de las más violentas críticas por parte de las es- tructuras del poder soviético, a propósito del éxito de su ópera Lady Macbeth de Mzensk, cuando Kabalevsky inició la composición de su ópera Colas Breugnon, sabedor de que la única posibilidad de sobrevivir en el mundo de represión en el que le había tocado justificar su existencia era apegarse dó- cilmente a los preceptos del realismo socialista, que señalaban la obligación que el arte tenía de contribuir al desarrollo de una conciencia de clase, y de mostrar los problemas y las luchas propios del proletariado. Qué mejor, en- tonces, que escoger como tema a un hombre como Colas Breugnon, que no sólo iba siempre alegre y optimista por la vida consciente de su propia valía, sino que se había enfrentado a la tiranía sin temor a utilizar su arte para representarla sentada al revés sobre la grupa de un asno. Colas Breugnon se convirtió así en el símbolo de la clase trabajadora soviética.

La admiración que Kabalevsky profesaba por la novela de Rolland queda clara en la manera en la que el compositor se expresó de ella en los siguien- tes términos:

La potencia del libro de Rolland no está en la narrativa… su vigor está en la fuerza de sus personajes, y sobre todo en la persona de su héroe, Colas, en el espíritu del pueblo que se respira en todo el libro, en su gran optimismo y afir- mación de la vida, y en ese amor por la existencia con el cual Rolland ha llenado cada página. Es a través de estas características que la novela de Rolland está tan cerca y es tan comprensible para nosotros.

Compuesta entre 1936 y 1938, la ópera Colas Breugnon fue estrenada el 22 de febrero de este último año en la Ópera del Estado de San Petersburgo.

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Sin embargo, rara vez es representada en la actualidad. Por el contrario, su obertura ocupa un importante lugar dentro del repertorio orquestal contem- poráneo, no sólo por ser una pieza de extraordinario vigor rítmico y brillantez instrumental, sino porque refleja de manera nítida el carácter del personaje en el cual está inspirada.

Dmitri Kabalevsky (San Petersburgo, 1904 - Moscú, 1987)

Concierto para violonchelo y orquesta no 2 en sol mayor, op. 77 Sostienen los mitos griegos que desde la cumbre del Monte Parnaso, el dios Apolo inspira los cantos y las danzas de las musas en la cima del Monte Helicón, por lo cual recibía el epíteto de «musageta», es decir, el conductor de las musas. Durante su largo reinado, Luis XIV se asumió como tal, y para

«inspirar» a los artistas lo que debían crear se valió de las academias logrando hacer realidad para él los versos del Himno homérico en los que el poeta se dirige a Apolo diciendo: «¿Cómo te debo cantar, celebrado como eres por toda clase de himnos?» A la historia le encantan las actualizaciones de sus temas o, si se quiere ver de otra manera, los dioses tienen la ociosa cos- tumbre de reencarnar una y otra vez. En el siglo XX, Apolo asumió la figura de Iósif Vissarionovich Dzhugashvili, mejor conocido como «Stalin», quien impuso los principios del realismo socialista como el único camino a seguir por los artistas de la Unión Soviética. Desviarse del sendero señalado podía traer consigo no pocos problemas y noches de insomnio, pues ser acusado de «formalismo» o «subjetivismo» traía consigo la condena y la humillación. Si hubo un compositor soviético que encontrara la manera de quedar siem- pre bien con los dictados de las «musas», y a la vez que crear una música que trascendiera la mera función de formar parte de la propaganda partidista, fue Dmitri Kabalevsky. Ejemplo de ello es su Concierto para violoncelo no. 2 en sol mayor.

Además de excelente pianista y compositor, Kabalevsky fue un gran pedagogo que no sólo escribió una gran cantidad de obras pianísticas desti- nadas a la instrucción musical de niños y jóvenes, sino que, en su afán por dejar en claro a las autoridades soviéticas su fidelidad a los principios del realismo socialista, compuso entre 1948 y 1952 una serie de conciertos cuya finalidad era contribuir a la formación musical de los jóvenes (el Concierto para violín y orquesta op. 48, el Concierto para violonchelo y orquesta no. 1 op.49 y el Concierto para piano y orquesta no. 3 op. 50), todos ellos caracte- rizados por el encanto de sus melodías, muchas de ellas de origen o inspiración folclórica, y su energía rítmica de fácil digestión.

Sin embargo, después de la muerte de Stalin, y con el relajamiento de la censura y las restricciones impuestas al arte durante el proceso de desesta- linización llevado a cabo por Nikita Jrushhov, Kabalevsky se permitió ir un poco más allá en el tratamiento del lenguaje musical. Compuesto en 1964, su segundo concierto para violonchelo, estructurado en tres movimientos enca- denados por cadenzas, explora un manejo más libre de la disonancia y de una expresividad más personal, sin renunciar a la potencia rítmica y al encanto

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tímbrico característicos de su producción anterior. Convencido defensor de una música más cercana a la comprensión de la gente, Kabalevsky escribió en alguna ocasión: «Beethoven ha compuesto para la humanidad. Los modernis- tas actuales solo escriben para ellos mismos, para sus colegas y sus amigos.»

Dmitri Shostakovich (San Petersburgo, 1906 - Moscú, 1975) Sinfonía no. 12 en re menor, op. 112, El año 1917

«Yo viví la Revolución de Octubre en la calle», dijo Dmitri Shostakovich mu- chos años después de aquella noche de su recién estrenada adolescencia, en la que el ya de por sí enrarecido aire de la ciudad de Petrogrado se vio sa- cudido a las veintiún horas con cuarenta y cinco minutos por una salva dis- parada desde el cañón de seis pulgadas ubicado en la popa del crucero Aurora, anclado en el río Neva, dando así la señal para que las hordas bolche- viques iniciaran el asalto al Palacio de Invierno y comenzar de esa manera la revolución que llevaría al poder a las asambleas de obreros, soldados y cam- pesinos rusos conocidas como sóviets y, como consecuencia de ello, al pos- terior surgimiento de la Unión Soviética. Según el calendario juliano vigente en Rusia en ese año, la fecha del histórico y trascendental acontecimiento fue el 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre de acuerdo al calendario gre- goriano), mismo día en el que Vladimir Ilich Lenin comunicó al pueblo ruso la deposición del gobierno provisional de Aleksandr Kerenski, a través de la siguiente proclama:

¡A los Ciudadanos de Rusia! El Gobierno provisional ha sido depuesto. El poder estatal ha pasado a manos del órgano del Sóviet de Obreros y Soldados de Petrogrado, el Comité Militar Revolucionario, que dirige al proletariado y a la guarnición de Petrogrado. La causa por la que el pueblo ha luchado —la ofer- ta inmediata de una paz democrática, la abolición de la propiedad de la tierra por los terratenientes, el control obrero de la industria y la creación de un Go- bierno de los sóviets— ha quedado asegurada. ¡Viva la revolución de los trabajadores, soldados y campesinos!

Shostakovich contaba ese día con 11 años, 1 mes y 13 días de edad, era alumno de la Escuela de Comercio de Petrogrado, talentoso pianista e incipiente com- positor, y aunque era demasiado joven para comprender el alcance de lo que estaba sucediendo, los acontecimientos de esa época encontraron eco en algunas de sus primeras composiciones: un Himno a la libertad, una Marcha fúnebre por las víctimas de la Revolución y una Pequeña sinfonía revolucio- naria fueron los primeros frutos de esa admiración que siempre sintió por los ideales del socialismo (pese a las terribles decepciones experimentadas del sistema durante la época estalinista), pero sobre todo por la figura de Lenin, a cuya memoria dedicó su Sinfonía no. 12, a la que dio el nombre de El año 1917.

Cuarenta y dos años después, el 6 de junio de 1959, Shostakovich reve- laba a la revista Sovetskaja cultura: «Actualmente mi mente trabaja cada vez con más intensidad en una obra sobre la figura inmortal de Vladimir Lenin.»

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A lo largo de esos años, no sólo se había convertido en el compositor sovié- tico de más importancia y mayor proyección internacional, sino en una de las figuras más controvertidas de la música en la Unión Soviética por la ambi- güedad de su postura ante el sistema. Durante el estalinismo, había sido violentamente criticado y humillado públicamente por sus supuestos errores ideológicos y desviaciones del realismo socialista, a la vez que había sido celebrado, glorificado y su obra premiada en más de una ocasión. No pocos de sus conocidos y amigos habían desaparecido en medio de la noche, y él mismo había dormido en más de una ocasión vestido con ropa de calle es- perando ser arrestado por la policía del Estado. Con el advenimiento de la era de Nikita Jrushchov y el proceso de desestalinización del Estado, su nom- bre, al igual que el de muchos otros compositores, fue reivindicado y sus obras censuradas fueron ejecutadas nuevamente. En 1958, presionado por las circunstancias, se había visto obligado a convertirse en miembro oficial del Partido Comunista, lo que le valió la reprobación y el alejamiento de muchos de sus amigos. Dos años antes de comenzar a trabajar en su duodécima sinfonía había estrenado con gran éxito la undécima, en la que abordó uno de los pasajes cruciales de la historia de su país, la Revolución de 1905. La composición de la duodécima supondría la culminación de un anhelo que seguramente había echado raíces la noche del 3 de abril de 1917, cuando, en compañía de obreros, marineros y soldados, presenció en la estación Finlandia de Petrogrado el regreso a la patria de Vladimir Ilich Lenin, cuyo discurso escuchó.

El plan original de Shostakovich para esta nueva sinfonía contemplaba un primer movimiento que narraría musicalmente la llegada de Lenin a Petrogrado y su encuentro con los trabajadores, mientras que el segundo reflejaría los acontecimientos históricos del 7 de noviembre. Por su parte, el tercer movimiento se centraría en la guerra y finalmente el cuarto sería una descripción del triunfo de la Gran Revolución Socialista. Sin embargo, el resultado final fue diferente en más de un sentido. El primer movimiento, un Allegro impregnado de gran dinamismo, recibió el nombre de Petrogrado re- volucionaria, mientras que el segundo, un Adagio en el más puro estilo mahleriano, se titula Rasliv, que es el nombre de la localidad en la que Lenin permaneció oculto en agosto de 1917, y en la que escribió su obra El Estado y la revolución. Por su parte, el tercero, una enorme forma de despliegue que va desde un pianissimo hasta un fortissimo que marca la transición hacia el cuarto movimiento, no es una descripción de la guerra, sino que hace del crucero Aurora, del cual toma el nombre, el protagonista del discurso, e incluye una alusión al histórico cañonazo. Mientras que los tres primeros movimientos fueron terminados a finales de 1960, el último, un finale lleno de exacerbado optimismo, fue el que más trabajo costó concebir a Shostakovich, y no fue iniciado sino hasta el verano siguiente y concluido el 22 de agosto de 1961, llevando por título El amanecer de la humanidad.

La sinfonía fue estrenada el 1 de octubre de 1961 por la Orquesta Filarmó- nica de Leningrado, bajo la batuta de Yevgeni Mravinski, y en la dedicatoria de la partitura Shostakovich escribió: «En recuerdo de Vladímir Ilich Lenin».

Notas: Roberto Ruiz Guadalajara

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ORQUESTA FILARMÓNICA DE LA UNAM

La Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM), el conjunto sinfónico más antiguo en el panorama cultural de la Ciudad de México, constituye uno de los factores preponderantes del proyecto cultural de mayor trascendencia del país: el de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Durante ochenta años de actividades, la OFUNAM se ha convertido en una de las mejores orquestas de México. Su popularidad se debe a la calidad del conjunto, de sus directores titulares, a la participación de directores huéspe- des y solistas de prestigio nacional e internacional, a una programación interesante y variada, al entusiasmo de sus integrantes y a la belleza, la co- modidad y la magnífica acústica de su sede, la Sala Nezahualcóyotl. Además, cada temporada la orquesta realiza giras por diferentes escuelas y facultades de la UNAM. En 2014 realizó una gira por Italia y en 2015 otra por el Reino Unido. Su repertorio abarca todos los estilos, desde el barroco hasta los con- temporáneos, incluyendo desde luego la producción nacional.

En 1929, a raíz de la recién lograda autonomía universitaria, estudiantes y maestros de música constituyeron una orquesta de la entonces Facultad de Música de la UNAM. Posteriormente, con un proyecto aprobado por el go- bierno de Lázaro Cárdenas, se transformó en un conjunto profesional en 1936.

Originalmente denominada Orquesta Sinfónica de la Universidad, su dirección fue compartida por José Rocabruna y José Francisco Vásquez, y su sede se fijó en el Anfiteatro Simón Bolívar, de la Escuela Nacional Preparatoria.

De 1962 a 1966, Icilio Bredo tuvo a su cargo la dirección artística de la orquesta, cuya sede se cambió al Auditorio Justo Sierra, de la Facultad de Filosofía y Letras. En 1966, la designación de Eduardo Mata como director artístico marcó el inicio de una nueva y brillante etapa de desarrollo del con- junto que duró nueve años. Fue durante este período que la Orquesta Sinfónica de la Universidad se convirtió en Orquesta Filarmónica de la UNAM, y comenzó la construcción de un nuevo y moderno recinto para albergar al conjunto universitario, la Sala Nezahualcóyotl. Héctor Quintanar fue nombra- do director artístico en 1975. Al año siguiente, la orquesta se mudó a su actual sede. Desde entonces, la orquesta universitaria ha trabajado bajo la guía de Enrique Diemecke y Eduardo Diazmuñoz (1981 a 1984, directores asociados), Jorge Velazco (1985 a 1989), Jesús Medina (1989 a 1993), Ronald Zollman (1994 a 2002), Zuohuang Chen (2002 a 2006), Alun Francis (2007 a 2010) y Jan Latham-Koenig (2012 a 2015). Desde enero de 2017, Massimo Quarta es el director artístico de la OFUNAM.

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Concertinos Sebastian Kwapisz Manuel Ramos Reynoso

Violines primeros Benjamín Carone Trejo Ewa Turzanska

Erik E. Sánchez González Alma D. Osorio Miguel Edgardo Carone Sheptak Pavel Koulikov Beglarian Juan Luis Sosa Alva José Juan Melo Salvador Carlos Ricardo Arias de la Vega Jesús Manuel Jiménez Hernández Teodoro Gálvez Mariscal Raúl Jonathan Cano Magdaleno Ekaterine Martínez Bourguet Toribio Amaro Aniceto Martín Medrano Ocádiz

Violines segundos Osvaldo Urbieta Méndez*

Carlos Roberto Gándara García*

Nadejda Khovliaguina Khodakova Elena Alexeeva Belina

Cecilia González García Mora Mariano Batista Viveros Mariana Valencia González Myles Patricio McKeown Meza Miguel Ángel Urbieta Martínez María Cristina Mendoza Moreno Oswaldo Ernesto Soto Calderón Evguine Alexeev Belin Juan Carlos Castillo Rentería Benjamín Carone Sheptak

Roberto Antonio Bustamante Benítez

Violas

Francisco Cedillo Blanco*

Gerardo Sánchez Vizcaíno*

Patricia Hernández Zavala Jorge Ramos Amador Luis Magaña Pastrana Érika Ramírez Sánchez Juan Cantor Lira

Miguel Alonso Alcántara Ortigoza Anna Arnal Ferrer

Roberto Campos Salcedo Aleksandr Nazaryan

Violonchelos

Valentín Lubomirov Mirkov*

Beverly Brown Elo*

Jorge Andrés Ortiz Moreno José Luis Rodríguez Ayala Meredith Harper Black Marta M. Fontes Sala Carlos Castañeda Tapia Jorge Amador Bedolla Rebeca Mata Sandoval Lioudmila Beglarian Terentieva Ildefonso Cedillo Blanco

Contrabajos Víctor Flores Herrera*

Alexei Diorditsa Levitsky*

Fernando Gómez López José Enrique Bertado Hernández Héctor Candanedo Tapia Claudio Enríquez Fernández

Jesús Cuauhtémoc Hernández Chaidez Alejandro Durán Arroyo

Flautas

Héctor Jaramillo Mendoza*

Alethia Lozano Birrueta*

Jesús Gerardo Martínez Enríquez

Piccolo Nadia Guenet

Orquesta Filarmónica de la UNAM Massimo Quarta, director artístico

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Oboes

Rafael Monge Zúñiga*

Daniel Rodríguez*

Araceli Real Fierros Corno inglés

Patrick Dufrane McDonald Clarinetes

Manuel Hernández Aguilar*

Austreberto Méndez Iturbide Clarinete bajo

Alberto Álvarez Ledezma Fagotes

Gerardo Ledezma Sandoval*

Manuel Hernández Fierro*

Rodolfo Mota Bautista Contrafagot

David Ball Condit Cornos

Elizabeth Segura*

Silvestre Hernández Andrade*

Gerardo Díaz Arango Mateo Ruiz Zárate Mario Miranda Velazco

Trompetas James Ready*

Rafael Ernesto Ancheta Guardado*

Humberto Alanís Chichino Arnoldo Armenta Durán Trombones

Benjamín Alarcón Baer*

Alejandro Díaz Avendaño*

Alejandro Santillán Reyes Trombón bajo

Emilio Franco Reyes Tuba

Héctor Alexandro López Timbales

Alfonso García Enciso Percusiones Javier Pérez Casasola Valentín García Enciso Francisco Sánchez Cortés Abel Benítez Torres Arpa

Janet Paulus Piano y celesta

E. Duane Cochran Bradley

* Principal

PRÓXIMO PROGRAMA

Christian Gohmer, director huésped Mauricio Náder, piano

María Caballero, soprano Arturo Márquez

• Danzón no. 2 Samuel Zyman

• Concierto para piano Villa-Lobos

• Bachianas brasileñas no. 5 María Granillo

• Travesías urbanas*

* Estreno mundial

Sábado 09 de diciembre 20:00 horas Domingo 10 de diciembre 12:00 horas

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Programa sujeto a cambios

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Dr. Enrique Luis Graue Wiechers Rector

Dr. Leonardo Lomelí Vanegas Secretario General Ing. Leopoldo Silva Gutiérrez

Secretario Administrativo Dr. Alberto Ken Oyama Nakagawa

Secretario de Desarrollo Institucional Mtro. Javier de la Fuente Hernández Secretario de Atención a la Comunidad Universitaria

Dra. Mónica González Contró Abogada General

Coordinación de Difusión Cultural Dr. Jorge Volpi Escalante Coordinador de Difusión Cultural

Mtro. Fernando Saint Martin de Maria y Campos Director General de Música

Referencias

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