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Ciudadanía global

Las prácticas de EDUCACIÓN PARA ELDESARRO- LLOestán convergiendo hacia una concepción de aquella como educación que crea ciudadanas y ciudadanos con un sentido global, que se recono- cen como pertenecientes a una comunidad mun- dial de iguales, preocupados por los temas colecti- vos y que reclaman su protagonismo en el desarro- llo de los procesos sociales y políticos. Es por ello que nos parece oportuno profundizar en el concep- to de ciudadanía globaly, para ello, se abordarán tanto el fundamento ético de la misma como su perspectiva política.

1. Fundamento ético de la ciudadanía global

Las raíces filosóficas de la concepción de la ciu- dadanía cosmopolita arrancan con la tradición estoi- ca, desde la cual se formula por primera vez el con- CIUDADANÍA GLOBAL / 39

cepto cosmopolita, con el que se pretendía reempla- zar el papel central de la polis en el pensamiento político antiguo con el de cosmos, en el cual la humanidad puede vivir en armonía. Posteriormente, en el Siglo de las Luces, Kant, en su escrito Sobre la paz perpetua, publicado en 1795, introdujo la idea de derecho cosmopolita que significaba la capacidad de participar y ser oído en las comunidades políticas en unas condiciones de diálogo sin restricciones arti- ficiales y límites.

En la actualidad, una de las mayores defenso- ras del cosmopolitismo es Martha Nussbaum, la cual, en su ensayo Patriotismo y Cosmopolitismo

define al cosmopolita como “el comprometido con toda la comunidad de seres humanos” (Nussbaum, 1999:14). Asimismo, aduce cuatro razones para hacer de la ciudadanía mundial, más que de la democrática o nacional, el núcleo de la educación cívica: 1) La educación cosmopolita nos permite aprender más acerca de nosotros mismos, puesto que si nos contemplamos a nosotros mismos con la mirada del otro, veremos lo que en nuestras prácticas hay de local y no esencial, así como lo que es más amplia y profundamente compartido. 2) Avanzamos resolviendo problemas globales que requieren la cooperación internacional, por lo que se hace necesario un CONOCIMIENTOsobre la reali-

dad mundial del planeta. 3) Reconocemos obliga- ciones morales con el resto del mundo que son reales y de otro modo pasarían desapercibidas. Este argumento implica que no se debe confinar el pensamiento sólo a la esfera propia, sino que al tomar decisiones en asuntos políticos y económicos se debería tener en cuenta con mayor seriedad el derecho de otros seres humanos a la vida, a la liber- tad y a la búsqueda de la felicidad y 4) Elaboramos argumentos sólidos y coherentes basados en las distinciones que estamos dispuestos a defender. Este argumento hace referencia al doble discurso, en particular de la sociedad estadounidense, de la centralidad de los valores democráticos para cuan- do se delibera dentro del estado, y de la pérdida de fuerza de estos valores cuando se trascienden las fronteras nacionales.

La propuesta cosmopolita de Nussbaum no está exenta de críticas, que responden a lo que Carlos Thiebaut (1999) denomina la tensión de la responsabilidad cosmopolita, tensión entre la con- dición cosmopolita y las identidades sólidamente consolidadas del clan, de la etnia o de la nación. Estas últimas refuerzan el impulso hacia la seguri- dad que suministran las identidades, formas pare- jas de valores y prácticas densas que adoptan la

estructura social y moral de la comunidad. En esta línea de pensamiento se encuadran las críticas de Benjamín Barber (1999), que argumenta que lo que se necesita son formas de comunidad local y patriotismo cívico saludables y democráticas ya que la idea del cosmopolitismo poco o nada ofre- ce para que la psique humana se centre en ella. Otro argumento en contra de la argumentación filosófica de la ciudadanía cosmopolita lo ofrece Michael Walzer (1999), que sostiene que para lle- gar al cosmopolitismo hay que comenzar con des- pertar un sentimiento de fraternidad y vecindad hacia nuestros vecinos y conciudadanos. Además, para Walzer, la ausencia de un estado mundial, hace imposible la idea de una ciudadanía univer- sal, donde no están claros los derechos y obliga- ciones de los supuestos ciudadanos y ciudadanas. Ante estas críticas, Nussbaum acaba afirman- do que el sustrato ético del cosmopolitismo es con- siderar a las personas como moralmente iguales, lo que significa que la nacionalidad, la etnia, la clase, la raza y el género, son moralmente irrele- vantes.Eso no significa no ser conscientes de las diferencias, pero éstas deben ser entendidas de una manera no jerárquica: “el reto de una ciudadanía mundial consiste en avanzar hacia un estado de cosas en el que todas las diferencias se entiendan de manera no jerárquica(Nussbaum, 1999:166). Para Carlos Thiebaut (1999), es posible encon- trar un punto de encuentro entre las posturas defensoras de la identidad cultural y las cosmopo- litas; para las primeras, el reto es no deslizarse hacia identidades excluyentes de tal manera que A sea negación de B, sino de respeto a la diversidad. Para las lógicas cosmopolitas, el reto es no ser ciega a las particularidades de los distintos contex- tos de socialización (lo cual es una tentación demasiado fácil en el contexto actual de la GLOBALIZACIÓNuniformadora), para, precisamen-

te, ser relevante en ellos.

2. Las propuestas políticas de la ciudadanía global

En el ámbito supraestatal, las propuestas de ciudadanía que persiguen el ethos cosmopolita avanzan en dos direcciones: por un lado, la emer- gencia de una sociedad civil transnacional(Falk, 1999) y las propuestas de construcción de una democracia internacional cosmopolita (Held, 1997).

Por lo que respecta a la primera de las dos cuestiones, sin caer en la ilusión de que todas las fuerzas sociales que emanan del tercer sector son 40/ CIUDADANÍA GLOBAL

benévolas, es importante reconocer que existen propuestas que están planteando alternativas al actual orden político y económico, dominado por los intereses de mercado y las prioridades de los países más poderosos, y que ofrecen resistencias a los excesos y a las distorsiones que pueden ser atribuidas a la globalización en su fase actual. Falk (1999) denomina a las primeras, globalización desde abajo, concebida en función de las necesi- dades de las personas (y de la naturaleza) para diferenciarla de la globalización desde arriba diri- gida por el capital y éticamente neutral. Los agen- tes y procesos transnacionales y de base, se com- prometen con diversas formas de acción, cuyo espectro abarca desde las actividades extremada- mente locales hasta las globales, y a menudo están inspiradas por una CONCIENCIAética que convierte

en una realidad tangible la perspectiva cosmopoli- ta (Falk, 1999). El FOROSOCIALMUNDIALde Porto

Alegre es quizás la propuesta más tangible de esta perspectiva cosmopolita. Rafael Díaz Salazar (2002) y Marjorie Mayo (2005) incluyen como protagonistas de esta sociedad civil planetaria a las redes mundiales de movimientos sociales (como por ejemplo Vía Campesina, ATTAC, la Marcha Mundial de las Mujeres, Jubileo 2000, Green- peace, Amigos de la Tierra, etc.), las redes mun- diales de ONGD (como, entre otras, Social Watch, OXFAM, Médicos Sin Fronteras, la Federación Internacional de DERECHOSHUMANOS), el interna- cionalismo obrero, los sindicatos, las redes de con- sumo responsable y las redes mundiales de Centros de Investigación y Acción.

No faltan detractores de esta propuesta que dudan de las grandes propuestas de alcance uni- versal que proliferan en los foros internacionales y que sostienen que los grandes cambios provendrán del combate que provocan los conflictos sociales concretos. Otro tipo de críticas son las que llaman la atención sobre las estrategias elitistas de las grandes organizaciones transnacionales que, siguiendo un modelo de mercado, imponen su cri- terio sobre las ONG de ámbito local y, en definiti- va, acaban produciendo un imperialismo simbóli- co blando y conservador que conforta el actual orden mundial dominante (Dezalay, 2003).

Por lo que respecta a las propuestas políticas de construcción de una democracia cosmopolita, el autor más representativo es David Held (1997) que parte de unos principios básicos que definen lo que él denomina el modelo cosmopolita de democra- cia.La defensa de la autodeterminación de todos los colectivos (entendida desde el respeto a la auto-

nomía y a las constelaciones de los derechos y obli- gaciones), la creación de una estructura común de acción política y la preservación del bien democrá- tico (compuesto de derechos y obligaciones demo- cráticas), son los tres objetivos de la democracia cosmopolita. La ciudadanía debería garantizar la

PARTICIPACIÓNen todas las comunidades, desde lo local a lo global.El derecho cosmopolita garanti- zaría la forma y alcance de la acción colectiva y limitaría el proceder de determinados actores que pueden, en virtud de la lógica misma de su funcio- namiento, distorsionar sistemáticamente las condi- ciones y procesos democráticos (por ejemplo, los ORGANISMOSINTERNACIONALESfinancieros o a las multinacionales). La democracia cosmopolita aglu- tina a muchas organizaciones, asociaciones y agen- cias que promueven sus propios proyectos, sean económicos, sociales o culturales; pero estos pro- yectos deben siempre estar sujetos a las restriccio- nes de los procesos democráticos y la estructura común de la acción política. Asimismo, el derecho cosmopolita promovería la creación de un poder legislativo y un poder ejecutivo transnacional, efectivo en el plano regional y global, cuyas activi- dades estarían limitadas y contenidas por el dere- cho democrático básico. Incluso contemplaría el recurso al uso de la fuerza para hacer frente a las amenazas contra el derecho cosmopolita democrá- tico proveniente, por ejemplo, de que en el caso de haber agotado las vías de negociación, se persistie- ra, en un estado determinado, en la violación de los derechos y obligaciones democráticas. Algunas de las propuestas concretas en el corto y largo plazo serían la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la creación de una segunda cámara en la ONU, la fundación de un parlamento global, el establecimiento de un nuevo organismo de coordinación económica, la creación de una fuerza militar internacional, el asegurar un ingreso mínimo garantizado para todos los habitantes del mundo, etc.

Sin embargo, el camino para la realización de propuestas globales no puede eclipsar la acción y la responsabilidad estatal. Por un lado, hay deter- minadas medidas que necesitan de la acción esta- tal. Como recuerda Chris Brown, “el interés en las formas políticas cosmopolitas no tiene que desviar la atención en la necesaria presión para crear un orden estatal menos excluyente en el que los bene- ficios de la ciudadanía westfaliana se extiendan a la mayoría de las personas” (Brown, 2001:24).

En segundo lugar, no puede esperarse que en todos los países del mundo la sociedad civil esté lo CIUDADANÍA GLOBAL / 41

suficientemente fortalecida para poder emerger a una escala global. Los resultados de un estudio comparativo sobre el sector no lucrativo realizado por la universidad estadounidense Johns Hopkins, referido a veintidós naciones, pone en tela de jui- cio la idea de las ONG como un sector homogéneo y similar en todo el mundo (Salamon et al., 1999). Es importante que los objetivos cosmopolitas se compatibilicen con la creación de circunstancias, y esto pasa también por la acción del estado, en el ámbito local para que la sociedad civil global pueda emerger.

Ver también:Ciudadanía; Educación para la ciu-

dadanía; Educación para el Desarrollo; Educa- ción intercultural; Solidaridad.

Bibliografía

Barber, B. (1999): “Fe constitucional” en Nuss- baum, Martha (ed.), Los Límites del Patriotismo. Identidad, Pertenencia y Ciudadanía Mundial.

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Brown, C. (2001): “Cosmopolitism, world citi- zenship and global civil society” en Caney, S. y P. Jones (ed.), Human Rights and Global Diversity.London, Frank Cass, pp. 7-26. Díaz Salazar, R. (ed.) (2002): Justicia Global. Las

alternativas de los movimientos del oro de Porto Alegre. Barcelona, Icaria, Intermón.

Delazay, Y. (2003): “Las ONG y la dominación simbólica” en Vidal Beneyto, J. (ed.), Hacia una Sociedad Civil Global. Desde la Sociedad Mundo.Madrid, Taurus, pp. 347-378.

Falk, R. (1999): “Una revisión del cosmopolitis- mo” en Nussbaum, Martha (ed.), Los Límites del Patriotismo. Identidad, Pertenencia y Ciuda- danía Mundial.Barcelona, Paidós, pp. 67-75. Held, D. (1997): La Democracia y el Orden Glo-

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Mayo, Marjorie (2005): Global Citizens. Social Movements and the Challenge of Globalization. London, New York, Zed Books.

Nussbaum, Martha (1999): “Patriotismo y cosmopo- litismo” en Nussbaum, Martha (ed.): Los Límites del Patriotismo. Identidad, Pertenencia y Ciu- dadanía Mundial.Barcelona, Paidós, pp. 13-29. Salamon, L.; H. Anheier et al. (1999): Global Civil

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Baltimore, Center for Civil Society Studies, Baltimore.

Thiebaut, C. (1999), “Tres tensiones de nuestra moral ciudadana”, Leviatán, 75, pp. 81- 100.

Walzer, M. (1999), “Esferas de afecto” en Nussbaum, Martha (ed.), Los Límites del Pa- triotismo. Identidad, Pertenencia y Ciudadanía Mundial. Paidós, Barcelona, pp. 153-155.

Alejandra Boni

Codesarrollo

El codesarrollo es un término que trata de vincular, de manera positiva, las migraciones y el DESARROLLO.

Aunque este concepto fue inicialmente difun- dido a raíz del informeBalance y orientación de la política de codesarrollo en relación con los flujos migratorios de Sami Naïr en 1997, la relación entre las migraciones y los procesos de desarrollo no es nueva ni necesariamente positiva ya que el carácter multidimensional de ambos fenómenos hace que sus efectos sean complejos y los impac- tos generados, tanto positivos como negativos.

Ejemplos de vinculación entre migraciones y desarrollo son las experiencias de grupos de inmigrantes africanos en Francia, que desde los años 80 han colaborado a través de fondos de solidaridad en la FINANCIACIÓNde infraestructu- ras públicas (escuelas, dispensarios médicos, obras hidráulicas, mezquitas, etc.) en sus regio- nes de origen. En el otro extremo de la balanza, encontramos la grave pérdida de personal cualifi- cado (fuga de cerebros) en los países en desarro- llo. Según el Banco Mundial (2005), el 50% de las y los profesionales universitarios de muchos países de América Central y del Caribe viven en el extranjero.

Orígenes del término

Este concepto aparece a mediados de los años 80 en la Universidad de Lovaina (Bélgica) sin hacer referencia alguna al tema migratorio. Entonces designaba un tipo de COOPERACIÓN PARA ELDESARROLLOque destacaba las alianzas entre

sociedades civiles de países del norte y del sur con el objetivo de hacer frente a las consecuencias negativas del liberalismo económico.

Sin embargo, el término codesarrollo debe su difusión al informe elaborado por Sami Naïr, pro- fesor de universidad y Consejero Técnico de Integración y Codesarrollo en el Ministerio de Asuntos Interiores francés en el momento de su redacción.

El informe daba respuesta a dos grandes preo- cupaciones del Gobierno de la época: el continua- do aumento de la inmigración pese a las restriccio- 42/ CODESARROLLO

nes a la entrada y la deficiente integración de las personas inmigrantes en el país. Así, el objetivo de esta política era “reforzar la integración en Francia, favoreciendo la SOLIDARIDADactiva con los países de origen y crear las condiciones socia- les para ayudar a los inmigrantes potenciales a residir en su nación”.

Para crear estas condiciones, se consideraba fundamental el protagonismo de las personas inmigrantes en situación regular en Francia, que podrían convertirse en vectores de desarrollo hacia sus países de origen.

Además, el codesarrollo, rebasando los princi- pios de la cooperación, debía ser capaz de instau- rar objetivos comunes entre los países de origen y los de acogida. El objetivo comúnmencionado por Naïr no era otro que la gestión de flujos migrato- rios para la estabilización de las poblaciones en sus lugares de origen.

La contribución al desarrollo del país de ori- gen se basaba en el fomento de instrumentos microeconómicos. Una herramienta fundamental consistía en la firma de convenios de codesarrollo con países de origen de la inmigración para facili- tar la estancia temporal de personas de estas regio- nes y su formación laboral en Francia con vistas a un regreso programado a su país de origen.

El codesarrollo no surge, pues, como una pro- puesta para contribuir al desarrollo de los países de origen de la inmigración sino como una política de control de los flujos migratorios hacia Francia y su discurso original es congruente con este hecho.

A pesar de ello, el informe de Naïr pone de relevancia aspectos fundamentales que hasta ese momento no habían sido resaltados de manera suficiente, como el protagonismo de la persona inmigrante en el desarrollo (tanto en el país de ori- gen como en el de acogida) o la necesidad de des- centralización y PARTICIPACIÓNde multiplicidad de actores en las políticas de codesarrollo (organiza- ciones internacionales, administraciones estatales, regionales y locales, ONGD, asociaciones de inmigrantes, empresas, entidades financieras, uni- versidades, etc.).

Asimismo, Naïr introdujo el codesarrollo en los debates de la Unión Europea, y en 1999, aparece por primera vez el término en las Conclusiones de la Presidenciadel Consejo Europeo de Tampere en las que se recoge la necesidad de dar un enfoque global a la cuestión migratoria, mejorar la coherencia de las políticas interiores y exteriores de la Unión Europea así como el fomento del codesarrollo.

Remesas económicas y sociales

Un tema clave a la hora de considerar los efec- tos de las migraciones en el desarrollo son las remesas económicas y sociales y su impacto en las zonas de origen de la inmigración.

A pesar de no conocerse con exactitud la mag- nitud de los envíos debido a que una buena parte se realizan a través de cauces no oficiales, las cifras de las remesas económicas son muy eleva- das, ascendiendo a más de 232.000 millones de dólares en 2005, de los que 167.000 millones se dirigen a países en desarrollo. Esto supone, global- mente, un monto muy superior a la Ayuda Oficial al Desarrollo y, en muchos países, más elevado que otras fuentes de financiación externa como la inversión directa.

La procedencia de estas remesas es variada: algo menos de la mitad de los fondos provienen de los países de la OCDE, siendo EEUU la principal fuente de remesas (39.000 millones en 2004), un tercio de los países petroleros de medio Oriente entre los que destaca Arabia Saudita (13.000 millones en 2004) y el resto (17%), de los países en desarrollo. (Banco Mundial, 2005).

En cuanto a los DESTINATARIOS, el grueso de las remesas en términos absolutos, se dirige a paí- ses de gran tamaño y rentas intermedias (en 2004, los tres principales receptores fueron India, China y México). Sin embargo, con relación al porcenta- je del PIB que suponen, son los países de pequeño tamaño los que resultan más beneficiados (Haiti, Jordania y Jamaica se encuentran entre ellos en este mismo año).

Las remesas económicas se pueden clasificar en individuales y colectivas y dependiendo de esta característica pueden tener impactos diferentes en el desarrollo de la región de origen.

En general, parece que las remesas individua- les van destinadas, a inversiones en educación y sanidad, adquisición de bienes de consumo e inversiones inmobiliarias.

Las remesas colectivas se estructuran a través de redes sociales o asociaciones de inmigrantes que mantienen compromisos con las regiones de origen y se suelen emplear en la financiación de infraestructuras. Además de la acción en sí misma, pueden ser muy interesantes por lo que suponen en cuanto a acumulación de experiencias organizati- vas por parte de las personas inmigrantes en la sociedad de destino. Otro aspecto positivo es el refuerzo de los vínculos entre la comunidad emi- grante y la de origen así como el fortalecimiento CODESARROLLO / 43

del tejido asociativo de la comunidad de origen