Capítulo II. Material y métodos
2.6 Instrumentos de recogida de información
Objetivo: es uno de los instrumentos de exploración neuropsicológica más utilizados para la evaluación de la atención y el control ejecutivo (Rabin, Barr, y Burton, 2005).
Descripción: fue originalmente desarrollado para la evaluación de la inteligencia, como parte del Army Individual Test Battery (1944), y fue más tarde incorporado a la Halstead-Reitan Battery (Reitan y Wolfson, 1985), con información detallada en cuanto a sus pautas de
administración, actualizadas por Spreen y Strauss (1998). Ha sido considerada una medida importante en cuanto al funcionamiento cerebral de forma general (Armitage, 1946; Reitan y
Wolfson, 1985; Strauss, Sherman, y Spreen, 2006), y se ha probado su sensibilidad para detectar disfunciones en población adulta y pediátrica (Reitan y Wolfson, 1985).
La prueba consiste en dos partes: Parte A y Parte B (TMT-A and TMT-B). En la parte A, el objetivo es conectar lo más rápido posible y de forma consecutiva, una serie de números que se encuentran distribuidos semi-aleatoriamente en círculos, sin levantar el lápiz del papel (Lezak y otros, 2004). La Parte B requiere que el sujeto conecte de forma ascendente, los mismos círculos que en la Parte A, pero que contienen números y letras (por ejemplo: 1-A-2-B-3, etc.).
El TMT-A es considerado una medida de las habilidades atencionales y velocidad psicomotriz. La ejecución en esta prueba ha correlacionado con puntajes en instrumentos
similares que requieren de la búsqueda visual, como, por ejemplo, el WAIS-III y el Digit Symbol Coding (Sanchez-Cubillo, Periañez, Adrover-Roig, Rodriguez-Sanchez, Rios-Lago y otros, 2009). El TMT-B, por otra parte, ha sido considerado una medida del control ejecutivo, la flexibilidad cognitiva; y ha correlacionado con medidas de alternancia cognitiva (Arango-Lasprilla, Rivera, Aguayo, Rodríguez, Garza y otros, 2015). Consiste en una prueba de papel y lápiz de fácil administración, y puede ser reproducido sin la solicitud de permisos (Lezak y otros, 2004). En la presente investigación, se empleó el TMT que fue utilizado en el Estudio
Multicéntrico de estandarización y normalización de pruebas neuropsicológicas para países de Latinoamérica (Arango-Lasprilla y otros, 2015).
Calificación: la puntuación se recoge tomando en consideración el tiempo que cada sujeto emplea en finalizar cada una de las tareas. El límite de tiempo son 100 segundos para el TMT-A (puntaje máximo) y 300 segundos para el TMT-B (Arango-Lasprilla y otros, 2015).
Test de Fluidez Verbal
Objetivo: evaluar la fluidez verbal de acuerdo a criterios fonológicos y semánticos (Olabarrieta-Landa, Rivera, Galarza-del-Angel, Garza, Saracho y otros, 2015).
Descripción: la evaluación de la fluidez verbal es habitualmente empleada para la valoración de funciones cognitivas complejas y disfunciones ejecutivas (Olabarrieta-Landa, Rivera, Galarza-del-Angel, y otros, 2015). A decir de Strauss y otros (2006), este tipo de pruebas han sido administradas en numerosas poblaciones, incluyendo pacientes con diversos desórdenes neuropsicológicos, como, por ejemplo, en pacientes con deterioro cognitivo leve (Price, Ong, Mullaly, Pangnadasa-Fox, Kinsella y otros, 2012).
En las pruebas de fluidez fonológica, los individuos deben producir palabras que comiencen con una letra específica del alfabeto. En la fluidez semántica, se deben producir palabras dentro de una categoría específica (Henry y Crawford, 2004). En la presente investigación, fue utilizada la versión del Estudio Multicéntrico de estandarización y
normalización de pruebas neuropsicológicas para países de Latinoamérica (Olabarrieta-Landa, Rivera, Galarza-del-Angel, y otros, 2015). En la evaluación de la fluidez fonológica, los participantes debían producir palabras que comenzasen con las letras F, A, y S (60 segundos).
Para la fluidez semántica, se debían producir la mayor cantidad de palabras dentro de la categoría animales.
Calificación: el puntaje total consiste en la cantidad de palabras que se logren reproducir en cada letra y categoría (Olabarrieta-Landa, Rivera, Galarza-del-Angel, y otros, 2015).
Test de Cartas de Wisconsin-Modificado (M-WSCT)
Objetivo: evaluar la capacidad de resolución de problemas y la capacidad de modificar las estrategias cognitivas en función de los cambios que se producen en el ambiente (Grant y Berg, 1948).
Descripción: el Test de Cartas de Wisconsin-Modificado es una variación del
ampliamente conocido Test de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin, que fue desarrollado por Grant y Berg (1948). Se trata de un test en el que entran en función la memoria de trabajo, la flexibilidad atencional, inhibición de respuesta y otros aspectos de la función ejecutiva. En su correcta ejecución es necesario el empleo del razonamiento abstracto, la planeación estratégica, la búsqueda organizada, la flexibilidad mental y el control inhibitorio (Nelson, 1976).
El test modificado fue introducido por Nelson (1976). En esta versión, se eliminan 80 de las 128 tarjetas de respuestas que compartían más de un atributo con alguna de las tarjetas clave.
Por ello, el M-WCST consta de 48 tarjetas de respuesta y 4 tarjetas clave. En la versión
modificada, el examinador considera correcta sea cual sea la categoría elegida en primer lugar.
Si la segunda vez la categoría elegida difiere de la que se eligió en la primera ocasión, también se considera correcta. Durante la administración, el examinador informa si su elección es correcta o no hasta que el examinado clasifique correctamente seis tarjetas consecutivas. Después, el examinador dice que las reglas han cambiado y le dice que trate de buscar otra regla. El test continúa hasta que todas las seis categorías consecutivas sean clasificadas o hasta que se hayan usado el tomo entero de 48 cartas (Schretlen, 2010). La administración tiene una duración aproximada de unos 10-15 minutos. En la presente investigación, fue utilizada la versión del Estudio Multicéntrico de estandarización y normalización de pruebas neuropsicológicas para
países de Latinoamérica (Olabarrieta-Landa, Rivera, Morlett-Paredes, Jaimes-Bautista, Garza y otros, 2015).
Calificación: la hoja de registro tiene un espacio para registrar la respuesta del examinado en cada tarjeta. El evaluador debe tachar la letra que representa la categoría elegida (ejemplo: C para color, F para forma y N para número). Si la respuesta no encaja con ninguna de estas categorías se elige la opción O (otros). También hay un espacio para registrar el orden. En el primer espacio se escribe la letra de la categoría de clasificación que se usó en primer lugar.
Después de seis aciertos consecutivos se comienza con otra categoría de clasificación y se
escribe también la primera letra en el segundo espacio, y así consecutivamente (Schretlen, 2010).
Para determinar si un examinado completa con éxito la clasificación de una categoría, se escriben en la hoja de registro las respuestas correctas. Solo se deben registrar las respuestas correctas, si el examinado interrumpe una secuencia de respuestas correctas con un error, no se numera ese ítem. En vez de eso, se vuelve a comenzar la siguiente secuencia con el número 1 y se siguen registrando las subsiguientes respuestas correctas. Cuando seis respuestas consecutivas son registradas, se dibuja una línea debajo del sexto ítem correcto y se comienza con la siguiente categoría de clasificación. Tras ello, se hace un círculo en todos los ítems que no han sido numerados, estos representan las respuestas incorrectas (Schretlen, 2010).
Un error perseverativo es cuando el examinado usa la misma categoría de clasificación que en la respuesta anterior. Es un error perseverativo porque usa la misma categoría que en la respuesta inmediatamente anterior, a pesar de que el examinador dice que la regla ha cambiado, insiste en la misma categoría. Para registrar los errores perseverativos se coloca una p a la izquierda del ítem. Se calculan cuatro tipos de puntuación en el M-WCST: número de
categorías correctas (número de secuencias de seis respuestas consecutivas correctas); número
de errores perseverativos (ítems marcados con la letra p), número de errores totales (ítems que ha sido marcado con un círculo); y porcentaje de errores perseverativos (errores perseverativos se divide por el número total de errores y se multiplica por cien) (Schretlen, 2010).
Test de Denominación de Boston
Objetivo: es uno de los instrumentos de evaluación neuropsicológica más utilizados para evaluar las habilidades lingüísticas, incluyendo la denominación y la recuperación.
Descripción: las tareas de denominación y recuperación son comúnmente empleadas en la evaluación neuropsicológica, particularmente en los adultos mayores (LaBarge, Edwards, y Knesevich, 1986). La prueba fue desarrollada en 1972, y su versión modificada fue publicada por Kaplan, Goodglass, y Weintraub (1983) y es la versión más utilizada del instrumento. La tercera versión incluye un formato abreviado y ampliado junto al formato estándar habitual, la incorporación del Test de Vocabulario como subtest dentro del apartado de expresión oral, la utilización de un índice de competencia del lenguaje, y un nuevo sistema de codificación de errores (Goodglass y otros, 2005).
En la presente investigación, fue utilizada la versión del Estudio Multicéntrico de estandarización y normalización de pruebas neuropsicológicas para países de Latinoamérica (Olabarrieta-Landa, Rivera, Morlett-Paredes, y otros, 2015), en la cual se le presentan al participante una serie de 60 dibujos en blanco y negro, en orden de dificultad creciente (por ejemplo: casa; arpa; compás; ábaco), y se le ofrecen 20 segundos para nombrar cada figura. Si el participante no logra denominar el objeto, el examinador ofrece el primer nivel de ayuda: clave semántica (en caso de error de reconocimiento), y clave fonética (en caso de que el error no sea de reconocimiento) (Olabarrieta-Landa, Rivera, Morlett-Paredes, y otros, 2015). Si el
participante no acierta aun cuando se ofrecen las claves fonéticas y semánticas, se continúa la prueba y al final, se procede con la opción de elección múltiple.
Las claves semánticas son aquellas que se ofrecen en caso de que el sujeto ofrezca una respuesta que pueda deberse a una percepción del dibujo. Las mismas aparecen entre paréntesis debajo de la línea de respuesta de cada ítem. Se le vuelven a dejar otros 20 segundos para decir el nombre del dibujo. Las claves semánticas se proporcionan cuando la respuesta del sujeto refleja una percepción equivocada del dibujo o un fallo de reconocimiento (no sé lo que es). Es recomendable que se proporcione la clave fonética siempre que se deje de dar una respuesta correcta bien espontáneamente o bien tras una clave semántica. Si el sujeto acierta a completar la palabra correctamente tras la clave fonética, se hace una marca en la columna de clave fonética y si no, se transcribe literalmente su respuesta (Goodglass y otros, 2005).
La elección múltiple se aplica una vez concluida toda la prueba. El investigador retorna al primer ítem que no haya sido nombrado correctamente tras la clave fonética y se presenta la forma de elección múltiple de ese ítem (en la parte posterior de la lámina de estímulo
correspondiente). Se leerá en voz alta, mientras se van señalando, cada una de las cuatro opciones impresas, pidiéndole al participante que señale o diga en voz alta la que crea que sea correcta (Goodglass y otros, 2005).
Calificación: la puntuación global de la prueba es el número total de respuestas espontáneas (SR, por sus siglas en inglés) adicionándosele el número de estímulos claves. La regla basal consiste en 8 dibujos denominados de forma correcta sin ofrecer niveles de ayuda. Se detiene la aplicación cuando existen 6 fallas consecutivas. Los ítems que sean correctos tras la clave semántica se puntúan como correctos (Goodglass y otros, 2005).
Escala de Reserva Cognitiva (ERC)
Objetivo: estimar la reserva cognitiva a través de la participación en actividades
cognitivamente estimulantes a lo largo de la vida (León-Estrada, García, y Roldán-Tapia, 2011).
Descripción: la Escala de Reserva Cognitiva fue desarrollada y sometida a un estudio piloto, por León-Estrada y otros (2011). Atendiendo a los resultados que aportó en dicha investigación preliminar, fue entonces aplicada a mayor escala en población española (León, García-García, y Roldán-Tapia, 2014).
La ERC en su versión original estaba compuesta por 25 ítems (León-Estrada y otros, 2011). No obstante, los cambios introducidos tras el estudio piloto incluyeron la eliminación del ítem vehículo con escaso valor discriminativo, por lo que la ERC quedó conformada por 24 ítems, y la reducción de los períodos de la vida de seis (infancia, adolescencia, juventud, adultez, adulto medio y actualmente) a tres (juventud, adultez y madurez) (León-Estrada, García-García, y Roldán-Tapia, 2017). Los 24 ítems responden a cuatro facetas o dimensiones esenciales:
actividades de la vida diaria; formación-información; hobbies-aficiones; y esfera social (León-Estrada y otros, 2017).
Calificación: las opciones de respuesta están relacionadas con la frecuencia de
realización. La puntuación total de una persona en la escala se obtiene sumando directamente las puntuaciones que se otorgaban a cada uno de los ítems (León-Estrada y otros, 2011).
Índice de Barthel
Objetivo: evaluar la capacidad funcional en la realización de actividades básicas de vida cotidiana (Trigás-Ferrín y otros, 2011).
Descripción: diseñado en 1955 por Mahoney y Barthel para medir la evolución de sujetos con procesos neuromusculares y músculo-esqueléticos en un hospital para enfermos
crónicos de Maryland y publicado diez años después (Mahoney y Barthel, 1965). Este índice consta de diez parámetros que miden las actividades básicas de vida cotidiana. Granger, Dewis, Peters, Sherwood, y Barret (1979) publicaron una modificación del instrumento en la cual el parámetro relativo al traslado en silla de ruedas a cama, fue sustituido por el de traslado de sillón a cama, siendo esta versión la más difundida y utilizada en la mayoría de los países (Trigás-Ferrín y otros, 2011). La escala valora la capacidad de una persona para realizar de forma dependiente o independiente 10 actividades básicas de la vida diaria como la capacidad de comer, moverse de la silla a la cama y volver, realizar el aseo personal, ir al retrete, bañarse, desplazarse, subir y bajar escaleras, vestirse y mantener el control intestinal y urinario (Mahoney y Barthel, 1965). Resulta un instrumento fácil de aplicar, aprender e interpretar. El tiempo medio requerido para su realización es de cinco minutos. Además, puede ser repetido
periódicamente y es de fácil adaptación a diferentes ámbitos culturales (Trigás-Ferrín y otros, 2011).
Calificación: las escalas de puntuación varían entre 0 y 15 puntos para algunos de los ítems, en otros casos, las escalas van desde 0 hasta 5, y desde 0 hasta 10 puntos. La puntuación total se obtiene de la sumatoria entre todos los ítems de la prueba, y la misma oscila entre 0 (completamente dependiente) y 100 (completamente independiente) (Mahoney y Barthel, 1965).
Escala de Lawton y Brody
Objetivo: evaluar la capacidad funcional en la realización de actividades instrumentales de vida cotidiana (Lawton y Brody, 1969).
Descripción: la escala valora 8 ítems (capacidad para utilizar el teléfono, hacer compras, preparación de la comida, cuidado de la casa, lavado de la ropa, uso de medios de transporte, responsabilidad respecto a la medicación y administración de su economía). La información se
obtiene preguntando directamente al individuo o a su cuidador principal (Hernández y Neumann, 2016).
Calificación: a cada ítem se le asigna un valor numérico: 1 (independiente), 0
(dependiente). La puntación final es la suma del valor de todas las respuestas. Oscila entre 0 puntos (máxima dependencia) y 8 puntos (independencia total) (Hernández y Neumann, 2016).
Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado de Spielberger (IDARE)
Objetivo: medir dos dimensiones de la ansiedad: ansiedad como rasgo, y ansiedad como estado (Spielberger, Gorsuch, y Lushene, 1966).
Descripción: creado por Spielberger y otros (1966), se compone de 2 escalas para evaluar las dimensiones rasgo-estado de la ansiedad. En la primera de ellas (ansiedad-estado) se ofrecen 20 planteamientos a los cuales el sujeto debe dar respuesta tomando en consideración cómo se siente en el momento presente. Las opciones de respuesta para cada indicador, son: no, un poco, bastante, mucho. En la segunda escala (ansiedad-rasgo), también se presentan 20
planteamientos, a los cuales el participante debe responder teniendo en cuenta cómo se siente habitualmente. Las opciones de respuesta para ello son: casi nunca, algunas veces,
frecuentemente, casi siempre (González y otros, 2007).
La validación cubana fue realizada por Castellanos, Grau, y Martín (1986) y desde entonces se utiliza en la asistencia cotidiana en casi todas las instituciones de salud del país, así como en la docencia y en la investigación. En la presente investigación, solamente se empleó la escala de evaluación de ansiedad-estado.
Calificación: para calificar se debe conocer el puntaje alcanzado en cada ítem. Se debe utilizar la clave, de manera de saber qué grupos de anotaciones se suman, a partir de que algunas proposiciones están formuladas de manera directa, como evaluando la ansiedad (estoy nervioso)
y otras de manera inversa (estoy calmado). Se utiliza posteriormente una fórmula, cuyo resultado final permite ubicar al sujeto en distintos niveles de ansiedad para cada escala (baja, moderada o alta) (González y otros, 2007). En la validación cubana se pudo establecer la puntuación 45 como punto de corte para la ansiedad alta, tanto estado como rasgo (Castellanos y otros, 1986).
Escala de Depresión Geriátrica (GDS-SF)
Objetivo: detectar estados depresivos en el adulto mayor (Yesavage y Sheikh, 1986).
Descripción: la escala original contenía 30 ítems y fue desarrollada y validada en dos fases por Brink, Yesavage, Lum, Heersema, Adey y otros (1982) y Yesavage, Brink, Rose, Lum, Huang y otros (1983). Para su creación, fueron seleccionados 100 ítems, con formatos de
respuesta de sí/no, los cuales permitiesen distinguir entre adultos mayores con indicios de depresión, y adultos mayores sanos. Finalmente, de los 100 ítems puestos a prueba, 30
mostraron correlaciones más altas con los síntomas de depresión, y fueron los seleccionados para conformar la Escala de Depresión Geriátrica.
Posteriormente, Yesavage y Sheikh (1986) revisaron nuevamente el instrumento, con vistas al desarrollo de una versión abreviada (Geriatric Depression Scale-Short Form), esencialmente enfocados a la optimización del tiempo de aplicación, lo cual conllevaría a la reducción de los ítems. Fueron seleccionados aquellos que mostraron mayor correlación con los síntomas depresivos en la adultez mayor, quedando conformada la versión reducida, por un total de 15 ítems. El tiempo aproximado de aplicación es de 5 a 7 minutos. En Cuba, la GDE-SF demostró tener una buena capacidad diagnóstica del posible padecimiento de trastornos depresivos en adultos mayores (Rodríguez, Casado, Molero, Jiménez, Casado y otros, 2015).
Calificación: de los 15 ítems que componen la escala, 10 indican la presencia de depresión cuando son respondidos positivamente; mientras que, los 5 restantes (1, 5, 7, 11, 13) son indicativos de depresión si se responden negativamente. Se realiza la sumatoria de la puntuación total obtenida en dichas interrogantes, y un puntaje de 0-4 se considera normal; 5-8 indica depresión leve; 9-11 indica depresión moderada; y 12-15 indica depresión severa
(Yesavage y Sheikh, 1986).