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TENÍA LA LÁPIDA PUESTA EN LA ESPALDA

In document Recuerdos que migran (página 61-69)

Buenas noches mi nombre es Liliana Giraldo, soy la mamá de Ángela María Caita, mi hija en el año 2012 comenzó unos episodios que nosotros no entendíamos de que se trataban relacionados con los alimentos y la comida, bajó demasiado de peso y en ese momento decidimos hacerla ver por una organización, inicialmente que era un equipo de trabajo multidisciplinario que tenía psicólogas y sociólo- gas, estuvimos como dos meses con ella.

En febrero veíamos que las cosas seguían empeorando y fuimos a donde nuestra pediatra de cabecera y ella nos refirió inmediata- mente donde una psiquiatra, que para ella, es la persona que más podía manejar el caso acá en Colombia de una niña con anorexia a tan corta edad.

Cuando llegamos donde la doctora Olga Albornoz, ese día fue muy crítico porque de una, desde que nos vio, entendió que la situa- ción de Ángela en ese momento ya era psicótica y nos dijo que tenía- mos que llevar la niña de inmediato al hospital porque tenia la lapi- da puesta en la espalda. Fue un momento muy difícil, de allí salimos corriendo y fuimos a la Clínica Colombia y en la Clínica Colombia nos tuvieron por dos días y ellos determinaron que el caso no era manejable en esa institución y le hicieron remisión al hospital de la Misericordia como a la 1 de la mañana del segundo día que es- tábamos allá.

Cuando llegamos al hospital de la Misericordia comenzaron to- dos los procesos para encontrarle la situación a la niña, ella estaba pesando 30 kilogramos, los médicos, empezaron un grupo multidis- ciplinario a tratarla y había gastroenterólogo, cardiólogo, pediatra y psiquiatra, esas cuatro personas se reunieron a ver como manejaban

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el caso y estuvimos dos días en urgencias, luego estuvimos 8 o 10 días en un salón múltiple con niños que estaban en una etapa in- termedia de rehabilitación de salud y de allí nos enviaron a una ha- bitación compartida con otros niños y decidieron ponerle una son- da nasogástrica porque ella no ganaba casi peso y tenían que hacer que ganara peso para poder darle la primera fase de recuperación. Esta etapa aguda fue muy difícil tanto para Ángela como para mí, para toda la familia, e inclusive diría yo para mis conocidos y amigos porque era un caso de una niña demasiado pequeña y que había sido una niña sorprendentemente especial, muy inteligente, muy buena estudiante...

Nos entregaron a Ángela María mes y medio después, solamente con 4 kilos recuperados y con mucha sobredosis de medicamentos que eran Fluxetin en la mañana y Olanzapil en la noche. Era tan alta la dosis de medicamentos que la niña parecía un autómata, ella era absolutamente rígida y se veía sin expresión, más sin embargo ella ,de esa manera en que estaba, decidió volver a retomar sus clases en el colegio y desde ese momento, que ella tenía tanta inconsciencia, porque el proceso de la enfermedad y los medicamentos la hacían estar en un estado agudo de inconsciencia, ella iba al colegio y en el colegio la recepción aparentemente fue buena, la gente aparen- temente nos apoyaba, pero la verdad era otra, los papás se vinieron encima porque le decían a las niñas que ella les iba a contagiar la enfermedad, que todas se iban a volver anoréxicas, y los profesores también empezaban a decirnos “ay piensen bien si van a mantener la niña”, y ella era fuerte y más sin embargo ella decía que seguía en su colegio, yo le decía, porque no cambiamos de una vez de co- legio y ella no, ella insistía que se quedaba. Seguimos con el trata- miento de psiquiatría con la doctora Albornoz, con la asistencia de psiquiatría, gastroenterología, cardiología y pediatría del hospital

de la Misericordia. Asistíamos donde un médico alternativo, laico comprometido que se llamaba el Doctor Caracas que le hacía un tipo de tratamiento espiritual de su línea vital y fuera de eso asistía- mos a una psicóloga especialista en trastornos de la alimentación.

Un proceso muy duro, muy desgastante, requeríamos muchísi- mo tiempo y muchísimo dinero y ella seguía en su colegio a pesar de todo. Los fármacos se demoraron... nos demoramos en el pro- ceso para quitarlos muchísimo tiempo y eso hacía que ella mantu- viese con esa rigidez, sacaba su lengüita y parecía como una niña boba, como si tuviera un retraso, y a mí me dolía y yo era fuerte y le decía tienes que pararte bien, tienes que meter la lengua, que no se te note que tienes una enfermedad, que la gente no opine, más sin embargo todo eso daba pie para que las niñas se le burlaran, que asumieran que a ella le regalaban las notas porque ella siguió sien- do excelente estudiante, sacaba a veces mejores notas que todo el resto. Los profesores tomaron mal el tratamiento y ellos lo que ha- cían era decir “ay esta niña que tiene medicamentos es mejor que ustedes que son normales” y todo eso hizo que la niñas le cogieran fastidio y pensaran que a ella le regalaban las notas y en séptimo y octavo que fueron los dos años que siguió en ese colegio, ella em- pezó a sentir una vida insoportable, ya se le fueron rebajando los medicamentos y en octavo ella ya empezó a hacer un poco más de consciencia y tomó la decisión de retirarse de ese colegio y pasar a un colegio más personalizado donde la gente era más amable y la podían reintegrar socialmente.

Mi pensamiento sobre esto es que las personas son muy indolen- tes con las otras que padecen alguna situación y nunca, nunca, al- guna persona quiere ayudar desinteresadamente ni quiere acompa- ñar este tipo de procesos porque lo sienten como algo ajeno a ellos, que nunca les va a pasar y yo lamentablemente pienso que todos

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estos problemas le pueden pasar a cualquier persona, a cualquier familia. Nosotros como familia no sentimos tildados por el colegio, muchas veces tildados por los médicos y en algunas ocasiones tilda- dos por amigos diciendo que éramos una familia disfuncional. Con esto aprendí que absolutamente todas las familias son disfuncio- nales, como lo dijo la psiquiatra un día, inclusive la familia de Jesús porque era una madre, una mujer soltera que quedó embarazada de un espíritu, y después un hombre la acepto con su embarazo y nació ese hijo que no era de él, y él asumió ser su padre y eso hace que no sea funcional porque no fue hijo de José y María sino hijo de Dios y de María.

Yo entendí en ese momento que es real, ninguna, ninguna, ab- solutamente ninguna familia es funcional, todos en nuestro fondo tenemos algo de disfuncionalidad y culpar y tachar a los padres o a las familias no es lógico porque estas son alteraciones multifuncio- nales que vienen desde muchas situaciones anteriores y en algún li- bro que leí decía que todo esto depende de unos niños que traen un chip especial, seres humanos que nacen con un chip donde tienen una enfermedad que se llama síndrome de negatividad consentido, es algo así como que todo lo ven gris estando claro, y eso es desde que nacen, desde que son pequeños y de pronto los papás a veces no lo detectamos a tiempo y por eso no lo tratamos en el momento adecuado, pero yo, recomiendo a los papás que cualquier anomalía que vean en un hijo traten de buscar rápido ayuda y traten de entrar en la verdad como es, entender que tienen un niño con un problema, interiorizar ese problema y ver la forma de resolverlo, pero lo prime- ro real, es aceptar, aceptar que el niño tiene una condición especial o la persona tiene una condición especial y esa condición hay que trabajarla y hay que buscar todos los elementos que existan para tratar de ayudar a estas personas, porque si uno se basa en un solo

elemento no va a lograr el objetivo. Para ganar en estos casos hay que hacer muchas, muchas interconsultas, hay que escuchar, aro- moterapia, cromoterapia, danzaterapia, musicoterapia, o sea, todo lo que uno le pueda sumar es positivo, esto es más de suma que de resta y todo lo que uno le pueda ayudar, ayuda la parte espiritual. Ángela no la dice mucho ahora porque ella está en un proceso en este momento por su carrera de antropología de negación de Dios, pero ella sabe que nuestra parte espiritual fue bastante fuerte y fue una ayuda muy grande, siempre lo repetiré y seguiré diciendo, esto tuvo que ver mucho con Dios, mucho con mi responsabilidad como mamá, con la responsabilidad de esta casa, con el papá como pa- dre de su hermana, como familia, de mis papás, de mis amigos, que también fueron una parte importante de apoyo.

Otra parte que ya viene en otro plano, es los médicos tratantes, que son muy importantes pero tampoco son la realidad de esto, o sea, no necesariamente porque te den un medicamento mejora el niño, hay que hacer mucho más que eso. Las terapias que hicimos en el hospital de la Misericordia fueron importantes para reconocer que muchísima gente tiene problemas con sus hijos y que nadie, que no existe ninguna entidad ningún estamento que ayude a los padres que tienen hijos con trastornos obsesivos compulsivos, ape- llídense anorexia, bulimia, ludopatía o cualquiera de estas alteracio- nes que son exageradamente grandes en número.

Ángela María para mi concepto supero la anorexia en un por- centaje más alto de lo que la gente espera, porque se supone que se supera en un 85% y yo pensaría que Ángela lo supero hasta en un 95%. Lo que nos ha costado realmente estabilizar ya con Ángela María en su parte emocional, es los efectos secundarios del Bullying que son muy fuertes y que nos han costado mucho para que ella sea una niña que se adapte fácilmente a la sociedad.

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Es el proceso en el que estamos todavía, ella ya el gastroenteró- logo del hospital la entrego, dijo que ya el consideraba que ella esta- ba sana, que era un milagro porque él realmente nunca pensó que la niña fuera a salir adelante, era un caso extremo para él, el cardió- logo también asumió que ya entrega la niña porque la niña ya está bien de su corazón, porque estaba padeciendo una arritmia sinusal como consecuencia de la anorexia y eso le creaban unos sincopes que en cualquier momento se desmayaba y temblaba, que eso ya por fortuna fue superado. Su peso hoy en día es un peso ideal, es una niña linda, es una niña que cambio sus conceptos, es una niña un poco más fuerte, ya asume más sus retos como ser humano y le faltan algunos detalles por su edad, que esperamos que en los próxi- mos años ella con mucha fortaleza los logre sacar adelante, y noso- tros también como familia, esperamos lograr sacar adelante todos los procesos con nuestra hija.

Yo el consejo que les doy a los padres es ámenlos, cuando sepan que su niño tiene una alteración o así no la tenga, ámenlos, compar- tan tiempo con ellos, escúchenlos, bésenlos, álcenlos, acarícienlos, deles el tiempo que ellos les exijan a pesar de que uno como ser hu- mano siente exagerado desgaste, pero es el consejo que más puedo dar, asuman, cojan la rienda del acompañamiento y busquen por todos los medios, que hoy en día son muchos, así sea internet, goo- gle, youtube, lo que sea, consejos de familiares que hayan tenido vi- vencias, cojan todo, todo, absolutamente todo lo que los demás les quieran regalar para mejorar una condición de salud, hagan todo lo bueno que puedan hacer por sus hijos y hagan todo lo bueno que puedan hacer por los demás para que no lleguen a pisar fondo tan alto como lo hemos logrado.

Nosotros vimos salir niñas en 6 meses, en un año, en dos años, y nosotros hemos demorado bastante en el proceso, pero se puede,

solamente quiero decirles, se puede, pero hay que poner mucho de parte de los padres, de parte de la familia en general, la familia se- cundaria, por parte de pronto de amigos y conocidos y por parte de los médicos. Espero que esto sirva para que mucha gente sepa que todo se puede confiando en Dios, confiando en uno, confiando en los demás profesionales y en la demás gente, que todo suma y que todo nos colabora en sacar adelante un proceso.

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