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PERO UNA BOLA ES COMO UNA PELOTA

In document Recuerdos que migran (página 71-77)

Cuando yo tenía más o menos como 29 o 30, no recuerdo exacta- mente cuántos años tenía, pues quede embarazada y me fui de pa- seo para Cúcuta en carro desde Caracas, y allá paseamos y fuimos a varios lugares, nos fuimos a varias plazas, pueblitos, cementerios a visitar un poconón de pendejadas y después de que se acabó el paseo, nos teníamos que devolver ya como el domingo y nos devol- vimos y yo amanecí como con un poquitico de dolor de estómago per pues, nada que ver, nada importante, pensé que era que algo me había caído mal.

Entonces agarramos carretera, que son como 18 horas de carre- tera desde Cúcuta a Caracas, y cuando íbamos, no sé, a mitad de camino, yo empecé con un dolor horrible en la espalda, como en la cadera, horrible, horrible, horrible, horrible, un dolor que, espantoso, entonces buscando un sitio donde hubiese un baño y conseguimos por fin por allá en carretera una vaina ahí quien sabe que, un restau- rantucho por ahí, entonces pedí que por favor me dejaran entrar al baño porque no podía del dolor y cuando entre al baño, este... en- tro al baño y siento como que se cae una bola de sangre espanto- sa, pero una bola es como una pelota de sangre y pues cuando veo, estoy toda llena de sangre y pues automáticamente dije no!, o sea, ni que nada, ni pensarlo, ya un aborto, o sea que pereza, pero ni si- quiera estaba pensado en que pereza un aborto sino en el dolor tan espantoso y entonces me monte otra vez en el carro y me tuve que poner una toalla o algo porque yo seguía sangrando y sangrando y mi esposo me decía bueno que, será que nos quedamos en un pue- blito o algo, no nada, y yo decía en un pueblito, que clínica o que hospitalucho me iba a atender, no que... yo quería ir a Caracas, ir a

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un médico de verdad, yo decía yo prefiero aguantarme esto pero llegar a Caracas, y seguimos derecho para Caracas pero el dolor era horrible.

Y seguimos, seguimos andando, con la mamera de no poder ir a un baño de verdad decente, de no poderme limpiar, bañar de no po- derme acostar ni nada sino ahí en el carro y mi esposo todo angus- tiado, pobrecito, apenas me agarraba la mano y me miraba y yo con esos retorcijones porque pues al parecer eran como contracciones, pero no sé, multiplicadas a la mil, o sea espantoso, y con esa sensa- ción de que me bajaba sangre, ahí incomoda en la silla, en carretera que es tan espantoso, sin ganas de comer ni nada sino de ay! Dios mío de llegar, llegar rápido a donde fuéramos, o sea a donde fuéra- mos no, sino a Caracas. Ya quería llegar, pero 18 horas con carretera y con dolor horrible era una cosa súper larga y bueno pues después de que llegamos a Caracas, llame al ginecólogo, entonces llegamos como a las 7 u 8 de la noche, después de haber salido como a las, no sé, tempranísimo de Cúcuta, me mando a comprar unas pasti- llas, que según él me iba a doler más, porque iba a terminar de botar todo, como si fuera poco, y al otro día pues tenía que ir porque tenía que hacerme un legrado o curetage, no sé cómo le llaman a eso, es como un aborto, pero ya el médico me tenía que limpiar, porque no podía quedar nada de restos de cuerpos, ni nada de eso, sino lim- piarme internamente para que no me fuese a dar ninguna infección ni nada y revisarme.

Entonces me acuerdo que ese día no se conseguían esas pasti- llas a las 7,8 de la noche ya que llegamos por toda Caracas, imagíne- se no conforme con eso, yo decía ay Dios mío, no puede ser, que día tan largo y tan espantoso. Por fin conseguimos las benditas pastillas, me las tomé, por su puesto toda la noche fue de terror, aunque yo creo que ya había sufrido tanto en la carretera que ya el dolor, ya ni

lo sentía, ya termine de botar un poco de sangre en la noche, pero ya en la casa, después de haberme bañado y ya poderme acostar en la cama, yo decía ay Dios mío lo que yo necesitaba era cama, me sentía ya un poco mejor, y al otro día a seguir la tortura de que me tuvieran que limpiar internamente, que bien doloroso y bien inco- modo también, y quizás por eso la parte como emocional todavía no se reflejaba. Yo estaba como adolorida y quizás molesta, porque quizás fue por haber tanto paseado, tanta pendejada de paseo, ir a plazas y mercados y todo, después entendí con el tiempo de que mentiras!, un niño cuando está bien, así uno haga equitación no se sale por nada del mundo, entonces, pero eso lo entendí ya después con los días porque quizás la primera semana si me afecto y tenía como piedra y me echaba la culpa de muchas cosas, después ha- blando con el mismo ginecólogo me decía él mismo, mira yo tengo bailarinas de ballet, flamenco lo que sea y eso no, cuando un niño está bien agarrado cuando un feto está bien agarrado no pasa nada. Entonces después yo misma decía sí es verdad, gracias a Dios más bien me pasó eso, más bien no tuve un niño con problemas o que se yo, tantas cosas que pueden pasar. Entonces por su puesto los primeros días si me afecto emocionalmente y me echaba la cul- pa y le echaba la culpa a todos los paseos y a todas las pendejadas que hice, al paseo en carretera tan pesado, a todo eso, pero después entendí que no, que fue lo mejor que me pudo haber pasado y creo que no me quedó ningún trauma, porque después cuando quede embarazada de mi otra niña, ni me acordaba. Bueno en realidad ha- bían cosas, porque cuando tuve esa pérdida, dos noches anterior tuve una pesadilla tan espantosa, ahoritica no me acuerdo ni como era la pesadilla, pero sé que era una pesadilla porque me acuerdo que me desperté con mucho miedo, algo así como muy oscuro y ho- rrible, entonces cuando estuve embarazada de la segunda yo decía,

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que no tenga pesadillas, que no tenga pesadillas, que no tenga pe- sadillas, es lo único que me acuerdo que me paso en el embarazo ya de mi hija grande.

SUPERAR

Definición de superar: 1. Acción y efecto de superar. 2. Vencer obstáculos o dificultades.

Superar definitivamente no define lo que yo, personalmente, pude hacer después de la muerte de mi papá. Se puede avanzar, dar un paso hacia adelante, y seguir el curso (bueno o malo) que te pone la vida. Sin duda, ese curso que me tocó seguir sin su presencia, o me- jor dicho, con su ausencia, ha sido una de las cosas más difícil (por no decir que la única), por la que he tenido que pasar estos 23 años de vida. Una muerte inesperada a la que en un principio no supe re- accionar, me ha llevado a decir: “ODIO LAS SORPRESAS”. Realmente esa noticia fue y seguirá siendo una terrible sorpresa para mí.

Indudablemente pienso que la vida tiene un propósito para cada uno, sin embargo, cuando papá “se fue”, ese propósito se quedó cor- to. Aun así continúe, camine, exploré, navegué, corrí, y siento que aún no encuentro ese propósito que siento que perdí, pero pienso que crecer e intentar entender ese cambio que me puso la vida, me ha cambiado enormemente como persona de una forma positiva. Aprender a valorar a cada persona, cosa y situación, independien- temente de las falencias que carguen, sin duda, es indispensable en mi nueva forma de pensar y ver la vida. No agradezco en lo absoluto que tal situación (la muerte de mi padre), haya sido la que me ense- ñó a crecer en todos los aspectos como persona, pero si agradezco que ahora puedo ver las cosas de otra manera.

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