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Esta vez dijo:

La Sabiduría de la Gran Consciencia señala dónde está el problema. El que se flagela, se agrede a la cáscara, al “yo”, pero no lo ve, se queda en la superficie, consciencia superficial de sí mismo. Es una autoagresión neurótica y condicionada. El Camino no está ni en la autoflagelación, ni en la autoglorificación. Está en la vía del medio, que no es la síntesis (asunto puramente conceptual), sino en la Vía única, la Unidad Practicada, Consciencia Profunda, liberación de las neurosis que también abarcan los extremos y los supera más allá de más allá.

Todo es Uno. Todo es lo mismo. No existe un Sansara y un Nirvana separados. En la Unidad hay variedad. Saboreemos el origen en su variedad. Si “vivir no es un asunto personal”, no es con la consciencia superficial e interesada, egoísta con la que lo vamos a descubrir.

El bien, el mal no existen: son sólo pensamiento, esto es, una falsa batalla entre fantasías. Desde el no-yo se percibe que no es posible la batalla. Nada se opone

a nada, por tanto, nada. Si interpretamos la Naturaleza con nuestro sistema conceptual, fantaseamos, hacemos fantasmas y como no es posible, qué estamos haciendo o creyendo que hacemos?.

La consciencia alerta, la consciencia de ver, la consciencia ordinaria siente que el conflicto no existe. Esto es Satori: yo no soy mi yo, lo que equivale a decir que ya se está en la Vía, no podemos salirnos de ella al percatarnos de que fuera no hay realidad, sólo hay ilusión. Tomar consciencia y estar en ello, es la vida del Bodisattva. Ya no existe por tanto eso de ser unos señores particulares que van unas horas a un Templo y, entre semana leen algo relacionado con el Zen. Lo llamamos entonces, la Práctica Continuada.

La Consciencia Zen es una consciencia de Unidad ilimitada, armónica con todo lo que existe, no dogmática, difícil de mantener.

Si se está solo en el trance de comprobar la Unidad de pensamiento, sentimiento y acción, por vía intelectual, se trata de psicología o ingeniería mental. El Zen es armonía, espontaneidad, soltura, agilidad, práctica-realización: “el que sabe no habla, el que habla no sabe”. Las palabras, el habla, son reflejos en la nada. A cada paso, nuestro Ego funciona con reflejos autoengañosos ¿Durante cuánto tiempo?. Tanto tiempo cuanto nos hagamos preguntas. Si haces trabajar a tu mente con preguntas, no estás en la Práctica. Todas las preguntas que te hagas y las respuestas que te des, son tiempo-espacio mental que está fuera del presente y, por tanto, en tu Yo, en tu mundo personal. Hay que pasar a la Consciencia Cósmica: las hojas del otoño no se preguntan porqué ni dónde caen...Intuir la propia naturaleza, confiar en ella que es la sabiduría de los maestros realizados. Las sofisticaciones de la cultura nos separan de la biología, no tocan el núcleo del asunto, porque el yo ha suplantado (ignorancia) al núcleo, que es el terreno del Zen.

Se ve, así, la relación entre destructividad e ignorancia. Los más egoístas son los más neuróticos y los más destructivos. “Hay que solemnizar lo obvio, para que se vea”.

DESPERTAR

El despierto sabe, esté o no en el Templo, lea o no lea, que está practicando. Vivir. Todas las cosas se convierten en Práctica porque son consciencia sin estorbos. Si hay verdadera Práctica y adiestramiento, el proceso es inconsciente y espontáneo. Si metemos al Yo mecánico a dirigir, por falta de atención, que es una consciencia superficial y especializada en instrumentaciones egocéntricas, esa es su función, relativizamos y desrealizamos la situación personalizándola. Hemos de realizar que despertar no tiene solo que ver con comprender. Comprender y actuar son la misma cosa. Si mi mente ha comprendido que todo es Uno, si ha percibido su origen, siente, intuye y actúa (no lo puede explicar)

desde un todo idéntico. Todo es el Todo, y Todo es la Nada y para percibirlo hemos de actualizar la experiencia del Todo y de la Nada. La Nada es todo lo que hay originalmente. Una Nada viva, real.

La vida es la percepción del ahora, lo que ocurre, aquí y ahora ¿Por qué voy a explicarme algo con una parte de mí?. El Bodisattva, en vez de hablar con la mediación de deseos e ilusiones, es consciente de que son ingredientes de la variedad, pero no el motor de todo, como le sucede a la consciencia superficial. El Bodisattva deja aparte los deseos y apegos del Yo (las cosas que atan y matan) abandonándolas “en” la Práctica. Eso es madurez y consiste en no dejar esas Prácticas-Realización de una consciencia ilimitada, mundo real y primario, que provocan una hecatombe en la estructura del yo (aunque queden restos, parásitos de estructuras yóicas y áreas de reserva). Podemos dejarlas ahí, no hemos de liberarnos de ellas compulsivamente. Se irán cayendo porque despertando ya nos hemos liberado de ellas. ¿Qué mayor liberación que experimentar su vacuidad?.

El pensamiento, los apegos, no son absolutos. Mientras los actos no sean espontáneos y obedezcan a deseos-pensamientos a apegos-sentimientos, a energía-hábitos, no se puede abandonar la Práctica. Luego todo es Práctica, esto es, no-pensamiento, pero se trata de otra consciencia y a veces de un lenguaje diferente.

El poder del espíritu es la capacidad de allanar los obstáculos. Si el gran ojo está viendo la Nada, todo se coloca en su verdadero lugar, esa es la Naturaleza de uno mismo que ve las cosas en su propia naturaleza. Ve las cosas tal como son y no deformadas por el cristal empañado del yo. Todo es verdad desde aquí, porque todo es Uno. La diferenciación tiene la misma importancia porque es la variedad de la Unidad, lo mismo.