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Para aprender en comunidades democráticas

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Academic year: 2020

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(1)

para aprender

a participar

en pequeñas

y grandes

comunidades

democráticas

“Los Estados Partes

reconocen los derechos del niño a la libertad de asociación y a la libertad de celebrar reuniones pacíficas. No se impondrán restricciones al ejercicio de estos derechos distintas de las establecidas de conformidad con la ley y que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional o pública, el orden público, la protección de la salud y la moral públicas o la protección de los derechos y libertades de los demás.”

Artículo 15.1. y 2. de la Convención sobre los Derechos del Niño Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989. Incorporada al artículo 75, inc. 22, de la Constitución de la Nación Argentina a partir de 1994.

UNICEF va

a la escuela

UNIC

EF

va a la escue

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UNICEF

va

a la escuela

para aprender

a participar

en pequeñas

y grandes

comunidades

democráticas

(3)

UNICEFva a la escuela

para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

Coordinación del proyecto Elena Duro

Autoras Ana María Acevedo Elena Duro Inés María Grau Colaboración Fernanda Barranquero Procesamiento didáctico Celia Rosemberg

Coordinación editorial Área de Comunicación UNICEF- Oficina de Argentina ISBN: 987-9286-11-1

Ilustraciones Daniela Kantor

Diseño de cubierta e interiores as-estudio, Diseño y Comunicación

UNICEF- Oficina de Argentina Maipú 942, piso14º

(C1006ACN) Ciudad de Buenos Aires Mayo de 2002

Contenido

Participar en democracia

desde niños

1.

Participar desde niños en comunidades democráticas

. . . .12

2.

Los caminos para participar

. . . .14

3.

Cuando la participación se debilita

. . . .18

4.

Participar en la familia

. . . .19

Página 11

Participar en una

escuela democrática

1.

La escuela que socializa para la democracia

. . . .26

2.

La escuela que enseña a participar . . . .

28

La práctica de procesos participativos

. . . 29

La enseñanza espontánea

. . . 30

3.

Cuando la escuela se abre a las familias

. . . .31

4.

Los adolescentes participan

en

y

desde

la escuela . . . .

34

(4)

Presentación

Unicef va a la escuelaes un aporte a la comunidad educativa en favor de la reflexión, promoción y efectivización de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes en la institución escolar.

La Convención sobre los Derechos del Niño constituye un instrumento jurídico que modifica en forma profunda la concepción de la niñez y obliga al Estado, las instituciones, la familia y la comunidad a establecer nuevas formas de pensar y actuar sobre la infancia y la adolescencia.

La escuela es un ámbito de socialización prioritario y es, por lo tanto, fundamental para la for-mación de ciudadanas y ciudadanos. En los últimos tiempos, la escuela se ha ido modificando y se ha convertido en un espacio con canales de participación y comunicación más flexibles que promueven nuevas formas de enseñanza. En este marco y con el objeto de colaborar en el for-talecimiento de las prácticas democráticas, el proyecto Unicef va a la escuelabrinda herramientas para incentivar la reflexión sobre diversos temas relacionados con los principios establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño, a través de una serie de materiales dirigidos a directivos, a docentes y a la comunidad educativa.

Mediante esta propuesta,UNICEF- Oficina de Argentina se propone apoyar las acciones que tiendan a hacer realidad en la escuela los derechos de la infancia y de la adolescencia. El ejercicio de los derechos es la mejor preparación para una ciudadanía responsable y democrática. En la escuela, los niños y adolescentes tienen una posibilidad única de desarrollar las competencias necesarias para integrarse y contribuir a consolidar una sociedad democrática, justa y solidaria. A ustedes, que educan, guían y orientan a los niños, niñas y adolescentes –y también a ellos– está dirigido este aporte.

Edward Madinger

Representante Delegado

UNICEF- Oficina de Argentina

Estrategias para

el trabajo en el aula

1.

Estrategias dentro de la escuela

. . . .40

Sin hacer oídos sordos

. . . 40

Escuchar y ser escuchados en familia

. . . 43

Definir qué es participar

. . . 44

Cómo pueden participar los niños, las niñas y los adolescentes

. . . 45

Buzón de derechos y deberes en la escuela

. . . 46

Construir la biografía de nuestra autonomía

. . . 48

Petitorio

. . . 49

Debate sobre la participación en política y en los medios de comunicación

. . . 50

Creación de Centros de estudiantes

. . . 52

2.

Participar en la comunidad

. . . .53

Pasos para la implementación de un proyecto de participación comunitaria

. . . 53

Articulación entre la escuela y otras organizaciones

. . . 58

Participar en campañas de información

. . . 59

Bibliografía

. . . .63

Página 39

Convención sobre los Derechos del Niño

Ley 23.849

. . . .66

Preámbulo

. . . .67

Parte I

. . . .68

Parte II

. . . .80

(5)

9 Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

8 UNICEFva a la escuela

del niño y funciona como documento basepara el tratamiento de los cuadernillos restantes. Cada cuadernillo contiene un cuerpo teórico, presentado en forma amena, y recomendaciones de ejercicios para el aula y la escuela. En el presente cuadernillo,Unicef va a la escuela para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas,se abordará el tema de la partici-pación de niños, niñas y adolescentes en las diferentes esferas de acción de la vida cotidiana en la escuela y en la comunidad. Otros temas abordados son aquellos referidos a la igualdad y la libertad, a la paz y la solidaridad, temas que, en función de los conflictos vigentes en el contexto nacional e internacional, consideramos junto con los docentes como relevantes. La serie con-tinuará con temas referentes a los factores asociados al aprendizaje escolar; mediante ellos serán tratadas las diversas dimensiones del hecho educativo.

Unicef va a la escuelasólo pretende acercarles materiales para la reflexión y algunas sugerencias de trabajo para el aula y la escuela que se relacionan directamente con el respeto y con la pro-moción, protección y efectivización de derechos. Éste es un camino que recién se inicia y su éxito dependerá, sin duda, del valor que ustedes le otorguen. Sabemos que esto no resolverá los problemas que hoy atraviesan las políticas públicas para la infancia y la adolescencia –déficit que, en un sentido, afecta muy especialmente a la escuela pública– pero sí consideramos que puede convertirse en una forma de cooperar con el trabajo que cotidianamente realizan en las aulas.

Junto con esta propuesta expresamos un gran reconocimiento a los directivos y docentes por su labor cotidiana y esperamos iniciar un camino de interacción y fortalecimiento mutuo.

Elena Duro

Consultora en el Área de Educación

UNICEF- Oficina de Argentina

Introducción

Unicef va a la escuelaes una propuesta pensada para desarrollar en todas las escuelas del país. Mediante una serie de cuadernillos, trabajaremos temas vinculados con la protección de los dere-chos de la infancia y la adolescencia y, muy especialmente, aquellos que promueven el derecho que todos los niños, niñas y adolescentes tienen a recibir una educación de calidad.

La oficina de UNICEFcontiene distintas áreas y una de ellas es la de Educación. Desde este lugar, nuestra misión consiste en promover la protección de los derechos de la infancia y de la ado-lescencia en este campo específico. Lo hacemos cooperando con el gobierno Nacional, los gobiernos Provinciales y Municipales, las organizaciones de la sociedad civil e instituciones intermedias, y desarrollando investigaciones y diversos estudios que aporten conocimiento y líneas de acción en favor de una educación de calidad para todos.

Entre las distintas acciones que llevamos a cabo diseñamos Unicef va a la escuela, un proyecto que constituye la primera propuesta que UNICEF- Oficina de Argentina crea directamente para la comunidad educativa. Nuestro objetivo mediante estos materiales es acercarnos más directamente a ustedes, que son los actores clave en la formación y socialización de la infancia y adolescencia.

En esta propuesta participan especialistas en educación y docentes de EGBy del Nivel Medio y/o Polimodal, que conviven cotidianamente con una realidad similar a la suya. Conocemos y comprendemos la difícil situación que transitan las escuelas y, por ende, muchos docentes y alumnos. La escuela no es impermeable a los profundos cambios sociales y económicos y a la crisis que atraviesa el país. Por el contrario, dentro del abanico de instituciones sociales, ésta es una de las que más padece sus impactos. Nadie deja de reconocer el rol determinante de la escuela en el desarrollo de las generaciones y de la sociedad democrática, rol que, por otro lado y en estas circunstancias, se acrecienta y simultáneamente se complejiza. Sin embargo, debemos reconocer que –paradójicamente– esta valoración de las escuelas proveniente de todos los sectores sociales no suele estar acompañada de acciones directas que la fortalezcan.

Por otro lado, reconociendo el hiato existente entre los estudios provenientes del campo aca-démico de la educación y el conocimiento que efectivamente llega a los docentes, esta propuesta también intentará acercar los resultados de investigaciones educativas, con el propósito de reducir esta brecha en el campo del conocimiento. Discutir, entonces, acerca de los factores asociados con el aprendizaje y los problemas del fracaso escolar, acercar a las escuelas prácticas exitosas llevadas a cabo por docentes del sistema, introducir problemáticas para la discusión y el abordaje de nuevas prácticas pedagógicas y didácticas también constituyen objetivos de esta propuesta.

(6)
(7)

1.“Construyendo la más pequeña de las democracias en el corazón de la sociedad” fue el eslogan del Año Internacional de la Familia en el año 1994. El Centro de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social y los Asuntos Humanitarios propuso que las familias deben

llegar a ser el medio para promover nuevos valores y comporta-mientos congruentes con los derechos de sus miembros individuales, según lo establecen diversos instrumentos de las Naciones Unidas. Tomado de UNICEF, 1999.

Participar es usar el derecho a ejercer nuestros derechos. Mediante la participación, los ciu-dadanos adquieren competencia para hacer efectivos sus derechos y para saber reclamar cuando éstos son vulnerados. Por eso, partici-par no es sólo un derecho sino una obligación que implica un compromiso.

Debido a esta íntima conexión entre participa-ción y democracia, debido a que actualmente no es posible concebir un sistema u orden de-mocrático sin participación, el concepto de democracia se ha ampliado y se ha redefinido en términos de democracia participativa.

El término participacióntiene, según el diccionario, distintas acepciones: compartir, colabo-rar, comunicar, tener parte y tomar parte. Resaltamos la im-portancia de estas dos últimas acepciones:tener parte, como fragmento o porción de una to-talidad;tomar parte, en tanto intervenir y actuar.

El niño participa –forma parte y toma parte– desde que nace, en grupos sociales. La familia es el primer ámbito en el cual se vincula con otros para aprender a vivir en comunidad. Des-pués de la familia, el segundo ámbito en el que el niño convive con otros es la escuela.

El niño no sólo participa en pequeñas comu-nidades democráticas1como la familia y la es-cuela, sino que también participa en grandes comunidades democráticas, como la sociedad y el Estado.

13 Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

Participar es un aprendizaje que implica

•el desarrollo de competencias para dialogar: una actitud comunicativa y de aper-tura intelectual para con los otros; la capacidad de escuchar; el respeto recíproco por los puntos de vista de las otras personas, sin prejuicios, sin censura, sin dogmas, sin discriminaciones.

•el desarrollo de competencias para el cuestionamiento y la problematización: la capacidad para elaborar críticas constructivas;

la posibilidad de aceptar el desafío de ser cuestionado.

•la transformación de los obstáculos cul-turales, políticos, económicos o sociales de la sociedad en la que vivimos.

La Convención sobre los Derechos del Niño plantea una nueva concepción para evaluar el statusy las relaciones de los niños, las niñas y los adolescentes en la familia, en la comunidad y en el Estado. En tal sentido, las decisiones legislativas, judiciales, administrativas y de po-lítica pública en general se tomarán teniendo

en cuenta el “interés superior del niño”. Esta nueva perspectiva, que considera al niño, niña o adolescente como sujeto pleno de derechos, propone nuevas formas de pensar la niñez. Es por ello que debemos revisar las actitudes y las prácticas respecto de los niños, niñas y ado-lescentes en la familia, la escuela, la sociedad y el Estado, para hacer efectivo su derecho a la participación.

Las relaciones entre los miembros de la fami-lia, la escuela, la sociedad y el Estado deberían formar una red que brinde contención a los niños, niñas y adolescentes, es decir que les proporcione pertenencia e identidad.Todos los niños deberían poder gozar de sus derechos en la contención de esa red. La red sostiene, pe-ro no apresa; de lo contrario, no cabría hablar de libertad. Cada vez que se vulneran los dere-chos de alguno de los miembros de la red, ésta se rompe. Se forman así agujeros por los que se cae al vacío y que hay que recomponer rápi-damente. Un niño, una niña o un adolescente que no esté contenido en el grupo familiar, en la escuela, en la comunidad y en el Estado pierde no sólo su lugar, sino también su iden-tidad personal y nacional.

12 UNICEFva a la escuela

Participar desde niños en

comunidades democráticas

¿Por qué proponemos educar a los niños, niñas y adolescentes en los derechos humanos?

Porque buscamos que se conviertan en ciudadanos comprometidos con la participación

social y responsables de la construcción de comunidades democráticas. Una comunidad

organizada democráticamente es la garantía de la vigencia y el cumplimiento de los derechos

humanos.

La esencia de la vida democrática consiste en una convivencia basada en el

recono-cimiento y el respeto de la dignidad del hombre, de su libertad y de sus derechos.

Los niños, las niñas y los adolescentes participan –ejercen sus

derechos– en pequeñas comunidades democráticas (como la

familia y la escuela) y en grandes comunidades democráticas

(como la sociedad y el Estado).

Las relaciones entre los miembros

de estas comunidades deben formar una red que brinde

contención a los niños, una red que asegure el cumplimiento

(8)

el sufragio eran la única forma de participa-ción política. Con la reforma se incorporaron “nuevos derechos políticos” que abrieron el juego a otras formas constitucionales de parti-cipación, maneras de actuar públicamente en la formación de la voluntad política más allá del ejercicio de los derechos electorales. Estos cami-nos son la iniciativay la consulta popular.2

Caminos para la participación

en la defensa de los derechos

No todos los ciudadanos conocen los mecanis-mos mediante los cuales reclamar cuando sus derechos no son respetados. La Constitución otorga garantías como la acción de amparo, la declaración de inconstitucionalidad, el dere-cho a peticionar a las autoridades y el hábeas corpus. Todas ellas constituyen un conjunto de herramientas sin las cuales los derechos de las personas se tornarían ilusorios.

También es posible recurrir a la Defensoría del Pueblo. Esta institución funciona como un ór-gano de control que se centra en la defensa y protección de los derechos, garantías e inte-reses tutelados por la Constitución y las leyes, ante hechos, actos u omisiones de la adminis-tración pública.

Por último, no debemos dejar de mencionar que ya hay transformaciones instauradas en distintos niveles y áreas del Estado, en la fa-milia y en las instituciones sociales que han generado la creación de espacios públicos para que los niños, las niñas y los adolescentes puedan hacerse escuchar. Algunos de estos es-pacios son, por ejemplo, el Consejo Comunal de Niñez y Adolescencia y la Oficina de De-fensa de Derechos del Niño y el Adolescente (de la Municipalidad de Guaymallén, en la provincia de Mendoza).

Todos estos caminos de participación permiten que la democracia crezca.

La participación nos compromete como pro-tagonistas de un destino común, por ser todos personas y por conformar una misma nación. Tenemos intereses comunes, por eso somos una comunidad. Los intereses comunes se cre-an en la vida compartida, pero la convivencia también genera conflictos cuando distintos sectores de la sociedad tienen intereses enfren-tados.En la participación democrática tienen lugar tanto el consenso como el disenso.Los conflictos de intereses y las diferencias de ideas son parte de la convivencia democrática. El problema reside en los mecanismos mediante los cuales cada comunidad resuelve esos con-flictos. Del camino de participación que se elija dependerá que los lazos comunitarios se forta-lezcan, se debiliten o alcancen a transformar aquello que dio origen al conflicto.

Los mecanismos o caminos para participar –esto es, para expresar la voluntad de los ciu-dadanos– no se agotan en el voto. La puesta en práctica de otros caminos consolida la idea de democracia como proceso o procedimiento, como un conjunto de reglas de juego que per-mite la más amplia y segura participación de los ciudadanos en las decisiones políticas que interesan a toda la comunidad.

Caminos para la participación

en las decisiones políticas

La Constitución de la Nación Argentina pro-porciona un marco legal para una modalidad democrática de vida y de gobierno. Antes de la reforma de la Constitución en 1994, los dere-chos políticos o electorales expresados mediante Les proponemos

que reflexionen sobre la protección integral de niños, niñas y adolescentes.

¿Cómo repercute la participación de los niños, niñas o adoles-centes en el aula en contextos desfavorables en los que algunos derechos se encuentran vulnerados?

¿Cuáles consideran que son las funciones que la escuela brinda en favor de la protección integral de los niños, niñas y adolescentes?

¿Qué instituciones de la comunidad consideran relevantes para recomponer la red social de contención?

Los caminos para participar

2.La iniciativa y la consulta popular son formas semidirectas de participación (artículos 39 y 40 de la Constitución de la Nación). La iniciativa popular es el derecho que tienen los ciudadanos a presen-tar proyectos de ley ante la Cámara de Diputados. Es una inicia-tiva legislainicia-tiva que luego debe ser tratada dentro del término de doce meses en el Congreso. Ciertas materias no pueden ser objeto de proyectos de ley, como la reforma de la Constitución, los tratados internacionales, tributos, presupuesto y materia penal. La utilización de esta nueva forma de participación sociopolítica dependerá del protagonismo activo que asuma la ciudadanía, teniendo en cuenta los roles de los partidos, las organizaciones y las asociaciones de distinta naturaleza dentro del pluralismo social y la diversidad y heterogeneidad de sus intereses. La consulta popular es una facultad del Congreso o del Presidente de la Nación, dentro de sus respec-tivas competencias, para convocar al pueblo para su consulta.

(9)

17 Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

mar grupos de seis y analizar distintas publici-dades. Eligieron la de un instituto que ofrece bajar de peso, una aseguradora de autos, cos-méticos, ropa para chicos y zapatillas. ¿Qué ofrecen? “Tener un buen estado físico, pero por dentro eso puede traer bulimia o anorexia” –advirtió Alejandro, de sexto grado. Y la dis-cusión derivó en las exigencias de la moda, los talles de ropa que cada vez vienen más chicos y en las costuras de algunas prendas que a los pocos lavados se abren con facilidad. “Si nos

venden un producto fallado hay que exigirle al negocio que lo repare, lo cambie por otro en buenas condiciones y de la misma calidad, o nos devuelva el dinero” –apuntó una de las abogadas de Defensa del Consumidor.

Sonó el timbre. Los chicos se quedaron con ga-nas de seguir hablando de sus derechos como consumidores. Y los expertos concluyeron: “El grupo es crítico, inteligente y trabajador”.

Clarín, 2 de junio de 2001.

16 UNICEFva a la escuela

LANZARON EN UNA ESCUELA DE ALMAGRO EL PROGRAMA “EDUCACIÓN PARA EL CONSUMO” Clases prácticas para que los chicos aprendan a reclamar

¿Por qué es importante que el consumidor sepa cuáles son sus derechos? –preguntó ayer una funcionaria de la Dirección de Defensa del Consumidor de la Ciudad. Con la seguridad de un adulto, Guido, de 11 años, levantó la mano entre las cabezas de sus compañeros y pidió la palabra: “Si conocemos nuestros derechos co-mo consumidores –afirmó– podeco-mos discutir y reclamar cuando no se cumplen”. En la otra punta del aula de una escuela de Almagro,

Be-lén, con dos colitas castañas que caen sobre la solapa del guardapolvo, sumó su opinión: “Los buenos consumidores son los que compran las cosas que realmente necesitan”.

Así comenzó la primera clase del programa “Educación para el Consumo”, que no sólo bus-ca difundir entre los alumnos los derechos de consumidores y usuarios, sino también cómo ejercerlos. Lo impulsa la Secretaría de Desa-rrollo Económico porteña. A través de un convenio con la Secretaría de Educación, se extenderá a todas las escuelas de la Ciudad.

Con recortes de diarios y revistas en las manos, los cuarenta chicos de sexto y séptimo grado siguieron las indicaciones de las maestras: for-Les proponemos

que reflexionen.

Además de concurrir a las votaciones, ¿qué otras formas de parti-cipación ejercen como ciudadanos/as?

En caso de que no participen en otras actividades, ¿cuáles son las razones u obstáculos que encuentran?

Les proponemos que reflexionen junto con sus alumnos.

¿Han trabajado con sus alumnos sobre sus derechos como consumidores?

Les proponemos que conversen en el aula acerca de aquellas situaciones donde el bien o servicio adquirido no correspondió con lo que el mensaje publicitario ofrecía. Si es necesario, entre todos pueden iniciar un proceso de reclamo.

Los caminos para la participación democrática no se agotan

en el voto. Hay caminos que nos llevan a profundizar nuestros

derechos políticos, como la iniciativa y la consulta popular.

Otros caminos nos permiten defender nuestros derechos

mediante la vía judicial. También existen instituciones como

la Defensoría del Pueblo –a la que se puede recurrir cuando

nuestros derechos no han sido respetados– y nuevos

espacios públicos que permiten a los niños, niñas y

adolescentes hacerse escuchar. Todos estos caminos de

(10)

La familia actúa como el primer agente socia-lizador.La socialización es el proceso que transforma al individuo biológico en un in-dividuo social por medio de la transmisión y el aprendizaje de la cultura de su sociedad.

En su grupo familiar, mediante procesos de interacción, el niño aprende –en forma implí-cita– normas, costumbres, hábitos, creencias, pasatiempos, valores, lenguaje, conocimientos.

Estas primeras interacciones sociales ayudan al niño y a la niña a construir su personalidad, y son el modelo a partir del cual conformarán, a lo largo de su vida, vínculos con otras personas y en otros grupos sociales.

La conformación de la familia ha variado como consecuencia de cambios sociales: divorcios, nuevos matrimonios, uniones, madres o padres conviviendo solos con sus hijos. Hay niños y niñas que viven sólo con la madre o con el pa-dre (familias monoparentales); hay otros que conviven con personas que no son sus padres biológicos. El concepto de familia tipo, integra-do por madre, padre e hijos, ya no da cuenta en forma exacta de la realidad. No existe un mo-delo único de familia en cuanto a las personas que la integran, pero toda familia debe cum-plir funciones en relación con el bienestar de sus hijos.

Los padres tienen la responsabilidad de criar a sus hijos, de proporcionarles aquello que ne-cesitan para vivir y crecer, material, espiritual y emocionalmente: vivienda, vestimenta, comi-da, higiene, salud, educación, deporte, así como afecto, contención, comprensión y respeto.

La Convención sobre los Derechos del Niño reconoce explícitamente el papel central de las familias en la vida de chicos y chicas, como la fuente de protección y asistencia que necesitan para crecer y para asumir plenamente sus res-ponsabilidades.

La participación –formar parte y tomar parte– se dirime en tres esferas:

la esfera políticaes el espacio donde se ejercen los aspectos formales de la ciudadanía (poder elegir y ser elegido) y las posibilidades de intervenir en la marcha del conjunto de la sociedad;

la esfera económicase refiere a la calidad

del empleo y el acceso a la seguridad social;

la esfera socialse refiere a la posibilidad

real de acceder a los derechos sociales, al desarrollo individual, a la vida colectiva y a sus redes de solidaridad.

Las esferas política, social y económica no son cerradas ni son estáticas, sino que mantienen diversos grados de integración entre sí. Por este motivo, cuando la participación en una de ellas se ve limitada, también se afecta la parti-cipación del sujeto en las otras esferas. La falta de empleo es un problema de la esfera econó-mica. Sin embargo, el desempleo puede de-sencadenar conflictos dentro de la familia, es decir, en la esfera social. El sujeto se vuelve vulnerable y puede llegar a caer en la zona de exclusión. La persona excluida no tiene recursos reales para el ejercicio de sus derechos, a pesar del reconocimiento formal de esos derechos.

Una verdadera democracia es aquella donde se facilita el ejercicio de una ciudadanía par-ticipativa en todas las esferas.

La escuela constituye uno de los ámbitos ade-cuados y prioritarios para fortalecer la parti-cipación. En nuestro país, más del 98% de la población en edad escolar asiste a las escuelas en el nivel básico y cerca de un 77% de la po-blación asiste al nivel medio; para un sector de la infancia, este ámbito quizá sea el único espacio para aprender los mecanismos de la participación y para hacerla efectiva. Por otro lado, la escuela es la que otorga las compe-tencias para que estas prácticas puedan trans-ferirse a otras comunidades democráticas.

Cuando la participación

se debilita

Participar en la familia

Cuando la participación

se debilita, la escuela

representa un ámbito

prioritario para fortalecerla

posibilitando su ejercicio.

(11)

21 Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

El derecho a ser comprendido

El punto de partida para facilitar la partici-pación de los niños, niñas y adolescentes en la familia es escucharlos. Aunque un niño o niña sea tan pequeño que apenas balbucee un pu-ñado de palabras, aunque un niño o niña no tenga voz, tiene –sin embargo– mucho para decir y necesita ser escuchado. Gestos, miradas, actitudes, posiciones del cuerpo, silencios, for-mas de dibujar o de jugar son todas distintas maneras de hablar, de decir. “El niño tiene derecho a ser escuchado”3debe interpretarse como el niño tiene derecho a ser comprendido y atendido.

Cuando el niño, niña o adolescente tiene la oportunidad de participar puede empezar a comprender las consecuencias de sus acciones y a formar un juicio propio; puede comenzar a asumir responsabilidades en relación a sí mis-mo, a los otros y a la sociedad. La participación conlleva, en sí misma, aprendizaje.

Respetar la opinión del niño, escucharla, te-nerla en cuenta, no significa adherir a ella. Los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a expresar su punto de vista. La tarea

de los adultos es sumar al punto de vista del niño otros elementos que puedan contribuir a una decisión. La edad y la madurez del ni-ño o de la niña son parámetros decisivos para determinar cuánta será la colaboración que el adulto deba brindarle para llegar a una decisión responsable.

La protección de los adultos respecto de los niños, niñas y adolescentes debe ser el marco para su desarrollo como sujetos independien-tes, autónomos, creativos y participativos, y no entorpecer este desarrollo.

crear, en el marco de las dificultades de la vida cotidiana, espacios de comunicación;

que, en estos espacios, los niños, las niñas y los adolescentes puedan ejercer su derecho a ser escuchados, a expresar su opinión libremente;

tener en cuenta la opinión de los niños, las niñas y los adolescentes en aquellas decisiones que los afectan, considerando tanto las circunstancias particulares como el nivel de madurez del niño.

20 UNICEFva a la escuela

La guía y dirección que proporcionan los pa-dres, de acuerdo con las capacidades evolutivas de los niños y niñas, conforman el marco nece-sario para la participación y la democracia en la vida familiar. Los padres tienen derechos sobre sus hijos, derechos que derivan de la res-ponsabilidad de protegerlos. Sin embargo, no hay que olvidar que, en ciertas situaciones, algunos padres pueden llegar a convertir la asimetría natural –que permite la protección– en una relación de abuso de poder. En estos

casos, inconscientemente o no, se vulneran los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

El derecho a la participación del niño, la niña y el adolescente en la familia no está expresa-mente reconocido por la ley. Los espacios de autonomía en la vida familiar deben ser creados por los adultos responsables. La idea de familia como unidad democrática que permite la par-ticipación de chicos y chicas requiere de acti-tudes democráticas por parte de los adultos.

Artículo 5

“Los Estados Partes respetarán las responsabili-dades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según establezca la costumbre local, de los tutores u otras per-sonas encargadas legalmente del niño de

im-“

partirle, en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apro-piadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente Convención.”

Artículo 18

1.“Los Estados Partes pondrán el máximo empe-ño en garantizar el reconocimiento del princi-pio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño. Incumbirá a los padres o, en su caso, a los representantes legales la res-ponsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación funda-mental será el interés superior del niño.

2.A los efectos de garantizar y promover los derechos enunciados en la presente Conven-ción, los Estados Partes prestarán la asistencia

apropiada a los padres y a los representantes legales para el desempeño de sus funciones en lo que respecta a la crianza del niño y vela-rán por la creación de instituciones, instalacio-nes y servicios para el cuidado de los niños.

3.Los Estados Partes adoptarán todas las medi-das apropiamedi-das para que los niños cuyos pa-dres trabajan tengan derecho a beneficiarse de los servicios e instalaciones de guarda de niños para los que reúnen las condiciones requeridas.”

(12)

Les proponemos que reflexionen junto con sus alumnos.

¿Cuáles son los momentos en que, preferentemente, a sus alumnos les gustaría ser escuchados por el grupo familiar?

¿Quiénes son los miembros del grupo familiar que más los escuchan (padre, madre, abuelos, hermanos, otros)?

Con respecto a los padres, ¿han reflexionado junto con ellos sobre la importancia del diálogo en la familia, como una forma de par-ticipación, y sobre sus implicancias en el rendimiento escolar?

La participación de los niños, las niñas y los adolescentes en la

vida familiar está enmarcada por la guía y orientación de los

padres, quienes tienen la responsabilidad de protegerlos.

El desarrollo autónomo e independiente de los niños, las niñas

y los adolescentes depende del equilibrio entre el derecho a

participar y la responsabilidad de los padres de protegerlos.

Artículo 12

1.“Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libre-mente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opi-niones del niño, en función de la edad y de la madurez del niño.

(13)

Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

Participar en una

escuela democrática

(14)

El proceso de socialización-educación tiene dos fases: la socialización primaria es aquella que tiene lugar en el ámbito de la familia. La socia-lización secundaria se produce a través de las restantes instituciones sociales y es un proceso que continúa a lo largo de toda la vida. Uno de los principales ámbitos para la socialización secundaria es la escuela, en tanto institución específicamente constituida con este fin.

La socialización en la escuela tiene por objeto formar a los niños, las niñas y los adolescentes

como ciudadanos activos en la vida pública dentro de un sistema democrático.

La democracia es el resultado de un proceso de construcción colectiva que requiere que las nuevas generaciones adquieran actitudes de-mocráticas. La escuela es un espacio en el cual el estudiante aprende e internaliza las reglas de la vida democrática. Por lo tanto, la escuela debe ser uno de los soportes institucionales para comprender y sostener los derechos que hacen a la vida en democracia.

La escuela que socializa

para la democracia

1.P. Bourdieu explica las diferencias en el éxito escolar entre los niños de distintas clases sociales a partir del concepto de capital cultural. El éxito depende, en parte, del capital cultural de que se disponga, adquirido en la socialización primaria –en el seno de la familia–, fundamentalmente por dos razones: está desigualmente distribuido entre las clases, y el sistema educativo –por la cultura en la que se basa y los modos de transmitirla que utiliza– reproduce la

de-sigual distribución del capital cultural (Diccionario de Ciencias de la Educación,1984). Hoy en día se acepta cada vez más amplia-mente la idea de que las diferencias sociales y culturales no se atenúan sino que, por el contrario, se acentúan al brindar a todos los secto-res los mismos conocimientos. Debemos reconocer que el punto de partida no es igual para todos y, por lo tanto, se hace necesario un tratamiento diferencial a fin de nivelar las diferencias. Una escuela democráticarecibe

a toda la población posibley la retiene.

Ofrece a todos los niños, las niñas y los adolescentes igual acceso al capital culturalque la humanidad ha construido a lo largo de la historia.1

Sus reglas de comportamiento y los fines que guían su acción responden a valores democráticos.

Abre distintos espacios de participación, diálogo y decisión a todos los actores, sin dejar de lado las jerarquías y las especificidades de las funciones. Las funciones diferenciadas implican relaciones de asimetría que deben permanecer sin derivar en situaciones de abuso de poder.

Forma ciudadanos capaces de participar:

conociendo cuáles son los marcos constitucionales que lo permiten;

conociendo cuáles son los caminos para la defensa de nuestros derechos;

reduciendo la distancia entre representados y representantes.

Les proponemos que reflexionen acerca de la institución escolar a la que pertenecen.

¿Usted cree que su escuela utiliza recursos suficientes para lograr la retención de los alumnos dentro del sistema?

¿Ha reflexionado acerca de qué estrategias se pueden imple-mentar para promover la igualdad de oportunidades en su grupo de alumnos?

¿Cree que existe alguna regla en su escuela que no responde a valores democráticos? Si es así, ¿cuál ha sido su actitud?

Cuando ocurre un problema en la institución en la que usted trabaja, ¿se consulta a los diferentes actores –los padres, los alumnos, el cuerpo docente, el personal administrativo– con el objeto de lograr una visión complementaria y global de la situación y llegar a una solución en forma conjunta?

En su escuela, además de enseñar los marcos constitucionales para la participación y los caminos para la defensa de los derechos, ¿existen instancias reales de participación de los alumnos?

La escuela es un ámbito especialmente diseñado y constituido para la

socialización de los sujetos, es decir, para enseñarles a vivir en sociedad.

Una escuela democrática es aquella que recibe a los niños, las niñas y los

adolescentes, garantiza el acceso de todos al conocimiento y los prepara

(15)

29 Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

A pesar de que estos conocimientos son muy importantes, no garantizan que los niños, niñas y adolescentes lleguen a ser personas partici-pativas. Para que alcancen autonomía en sus

elecciones y responsabilidad en relación con sus acciones,es necesaria la creación de instancias en las que estos conocimientos se integren en la práctica de procesos participativos.

28 UNICEFva a la escuela

La escuela enseña de un modo organizado y sistemático, es decir, posee la intención explí-cita de enseñar determinados saberes, realiza su tarea con personas especializadas, en un lugar y en un tiempo determinados.

Los conocimientos necesarios para vivir y par-ticipar en democracia se transmiten, en parte, mediante la enseñanza explícita que tiene lu-gar (en términos de contenidos curriculares en algunas jurisdicciones y niveles) en el contexto de materias como Formación Ética y Ciudada-na, mientras que en otras materias se tratan como temas transversales.2En uno o en otro caso, lo esencial es que la participación no se agote en un contenido sino que atraviese la vida de la escuela. La escuela enseña en forma explícita habilidades que preparan a los niños, niñas y adolescentes para que su participación sea más efectiva.3

Habilidades que enseña la escuela: •las habilidades del lenguaje(oral y

escrito), para poder escuchar y discutir;

•la capacidad de juzgar, adquirida mediante la recolección y el análisis de documentos de diversas fuentes para poder detectar los prejuicios y las inclinaciones y, así, llegar a conclusiones equilibradas;

•la capacidad de acción, relativa –por ejemplo– a solucionar problemas y a resolver conflictos, para desarrollar el potencial de liderazgo o la integración de grupos en armonía;

•las habilidades sociales, para aprender a aceptar las diferencias y a entablar relaciones que no supongan una amenaza.

La escuela que enseña

a participar

2.Según M. José Martínez Ramírez (1995), los temas transversales son contenidos culturales que deben abordarse desde todas las áreas en torno a ejes vertebradores. Su tratamiento es, por lo tanto, responsabilidad de todo el profesorado. El rasgo más significativo

es que recorren e impregnan todo el currículum y deben estar pre-sentes en acciones y situaciones concretas que se creen dentro del medio escolar. 3.Dall, F., Derecho del niño a la educación: alcan-zando lo inalcanzable, citado por Himes, J. y Saltarelli, D., 1997.

La práctica de procesos participativos

La escuela puede emprender proyectos en los que los alumnos vivencien la participación co-mo proceso. (Véase “Participar en la comuni-dad”, en la página 53 de este módulo).

En las escuelas hay instancias tales como el consejo de aula,4el Centro de estudiantes,5las asambleas por ciclo,6en las que los estudiantes tienen la oportunidad de vivenciar procesos de participación.

Es necesario señalar que la par-ticipación en la escuela no tiene que ser idéntica a las formas de participación de la democracia política. Sin embargo, es una preparación para ella porque, al transformar las relaciones en la institución –proporcionando un espacio para la toma de de-cisiones por parte de los alum-nos– permite que ellos inter-nalicen los valores propios de la participación democrática. Cuando la escuela amplía los canales de participación y las

posibilidades de elección, promueve el desarro-llo autónomo de la infancia y la adolescencia. La autonomía es progresiva porque la capa-cidad de elegir y de responsabilizarse de las propias acciones debe ir aumentando con la edad. Es importante tener en cuenta que la par-ticipación en la escuela no debe limitarse a los proyectos e instancias especiales, sino que debe tener lugar en todas las prácticas cotidianas.

4.“Los consejos de aula están integrados por todos los alumnos de un año y el docente. Su propósito es la definición conjunta de proyectos de trabajo, el tratamiento de problemas grupales, etc. Se reúnen cada tres semanas durante una hora y funcionan a partir de una lista de oradores y un coordinador que rota en cada encuentro.” (Cuadernillos para la transformación, N°3, Secretaría de progra-mación y evaluación educativa, Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, 1996).5.Los Centros de estudiantes son organismos de representación estudiantil que funcionan preferentemente en el nivel secundario y en el terciario. Surgen por iniciativa de los alum-nos y su propósito es la atención de asuntos de su preocupación.

(16)

La Convención sobre los Derechos del Niño reconoce el derecho de los niños, niñas y ado-lescentes a participar, y las escuelas deben no sólo permitirlo sino promoverlo. La conviven-cia en la escuela y las prácticas de enseñanza dan la posibilidad de poner en ejercicio los derechos contemplados por la Convención: el

derecho de los niños, niñas y adolescentes a formarse un juicio propio, a poder expresarlo, a que sus opiniones sean tenidas en cuenta, a asociarse libremente, a buscar y recibir infor-mación, a no ser discriminados.10Todos estos

derechos se enmarcan dentro del concepto de autonomía progresiva.

En efecto, la escuela también enseña en forma espontánea en las prácticas escolares. Se trata de la enseñanza implícita que tiene lugar como consecuencia de las relaciones que se establecen en la institución escolar. El currículum oculto hace referencia a los mensajes que se transmi-ten como consecuencia de la forma de esco-larización, de su organización y sus prácticas.

En la vida cotidiana de las escuelas tiene lugar la “pedagogía espontánea de la democracia”:7

en el intercambio con otros, alumnos y docentes, mediante palabras, gestos, miradas, acciones;

en el transcurso del tiempo que los niños, niñas y adolescentes pasan en la institución a lo largo de toda su escolaridad;

en las dinámicas y formas de trabajo que se proponen en las aulas;

en la particular modalidad de funciona-miento de las prácticas institucionales.

En estas instancias, se experimentan e interna-lizan determinadas formas de convivencia, de ejercer la autoridad, de expresar los acuerdos y desacuerdos, de aceptar lo diferente. Una vez que el sujeto ha incorporado estos patrones a su subjetividad, los transfiere –de modo incons-ciente– a otras situaciones sociales.

La institución escolar puede reflexionar sobre sus prácticas con el objeto de develar las nor-mas y mecanismos que regulan el hacer coti-diano. Como dice Tenti Fanfani: “es posible intervenir sobre el currículum oculto a con-dición de que se conozca la lógica de su pro-ducción y repropro-ducción y para ello debemos conocer, ser conscientes de los mecanismos que producen determinadas consecuencias; este conocimiento sólo tiene un efecto transfor-mador si se incorpora como un conocimiento práctico de todos los agentes de la vida esco-lar”.8La reflexión sobre el currículum oculto

es un elemento clave para orientar la planifi-cación de las actuaciones, para que exista co-herencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Hay aspectos del currículum explícito y del currículum oculto que son especialmente re-levantes para determinar el grado de partici-pación en la escuela:9

¿qué contenidos se seleccionan y cómo se los organiza?

¿cómo se organizan las tareas y en qué medida participan los alumnos en la configuración de las formas de trabajo?

¿cómo se ordenan el espacio y el tiempo en el aula y cuál es su grado de rigidez?

¿cómo se valoran los resultados de los alumnos y cuál es su participación en la evaluación?

¿se promueve la competitividad o se promueve la cooperación?

¿qué prima en las relaciones sociales: el individualismo o la colaboración y la solidaridad?

La enseñanza espontánea

7.Tenti Fanfani, E., 1994. 8.Ibídem. 9.Sacristán, G. y Pérez Gómez, A.I., 1993. 10.Artículo 12.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Les proponemos que reflexionen sobre la escuela.

En su escuela, ¿cuáles de los aspectos mencionados se encuentran verdaderamente abiertos a la participación de los docentes y los alumnos?

¿Existen resistencias a la participación entre los directivos, los docentes o los alumnos de su escuela? ¿Cuáles son? ¿Qué alternativas pueden implementarse para vencerlas?

La escuela enseña a participar de un modo intencional,

organizado y sistemático a través de distintas instancias.

Pero también enseña de modo espontáneo. Por este motivo, es

necesaria la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

Cuando la escuela

se abre a las familias

La familia y la escuela constituyen dos de los principales ámbitos de socialización de los niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, en ocasiones la escuela y la familia operan en for-ma desarticulada.

(17)

TRIBUNA ABIERTA

-

Hacia una nueva alianza entre escuela y familia

“ (...) Es por eso que escuelas y familias deben restablecer los principios de su alianza, pero no delegando en la otra parte sino basándose en la responsabilidad mutua sobre la educación de la infancia y la juventud. La familia ya no puede entregar a sus hijos a los educadores profe-sionales sin tomar parte activa en todos los aspectos de la formación de los hijos en tanto que las escuelas ya no pueden cerrarse sobre sí mismas como si el mundo del siglo XXIfuese idén-tico al del siglo XIX. (...)

El Estado debe apoyar activamente con recursos económicos y administrativos la reconstruc-ción de las relaciones familia-escuela, especialmente en los sectores sociales donde padres y educadores se encuentran con los mayores problemas, carencia de todos los medios nece-sarios para educar y una absoluta soledad. Se trata de que tengan más poder las escuelas y las familias para avanzar en conjunto, exigiendo del Estado herramientas institucionales y finan-cieras que permitan una mayor integración capaz de generar respuestas inteligentes frente a las nuevas formas de transmisión de conocimientos y valores.

Una nueva alianza donde la participación, la cooperación y la existencia de una ‘comunidad educativa’ real y no meramente declarada, sustituya el viejo modelo y permita que las escuelas y los/as educadores/as vuelvan a ganar legitimidad

y prestigio en la sociedad. Que podamos salir de la mediocridad para avanzar hacia la excelencia.”

Mariano Narodowski, Doctor en Educación. Clarín, 18 de enero de 2001.

33

Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

Beneficios para los hijos

Progreso académico significativo, disminución de los problemas de conducta, incremento de las habilidades sociales y de la autoestima, ma-yor asistencia, mejores hábitos de estudio y mejores actitudes hacia la escuela.

Beneficios para la familia

Actitudes más positivas hacia la escuela y el personal escolar, mayor apoyo y compromiso comunitario, actitudes más positivas hacia sí

mismos y mayor autoconfianza, percepción más satisfactoria entre padres e hijos, incre-mento en la frecuencia de contactos entre la familia y la escuela, desarrollo de habilidades y formas positivas de paternidad y refuerzo.

Beneficios para los profesores

Mayor competencia en sus actividades profe-sionales, mayor dedicación a la institución y mayor compromiso en el currículum, que es-tará más centrado en el alumno.

32 UNICEFva a la escuela

sea necesaria la participación de las familias en la vida escolar. Una escuela convocante, de puertas abiertas y padres que se acercan para trabajar con ella, constituye el mejor modelo de compromiso, participación y corresponsa-bilidad que podemos ofrecer a los niños.

La interacción entre la familia y la escuela adopta distintas formas: la indiferencia, la me-ra recepción de información y la consulta a los padres, la apertura progresiva de espacios de participación. En estos espacios se promueven procesos de co-decisión11(las decisiones son

tomadas conjuntamente después de los aportes de los participantes), de co-gestión (se determi-nan los procesos de acción a partir del acuerdo y con un alto nivel de responsabilidad com-partida) y de auto-gestión, como la más alta expresión de la participación (supone el ma-yor compromiso, responsabilidad y actividad, puesto que se actúa con total autonomía).

Estas distintas formas de interacción se dan en:

•espacios formalescentralizados y coordi-nados, como las agrupaciones y reuniones de padres de alumnos y las entrevistas.

•espacios informalesque se crean en las relaciones cotidianas entre los educadores y la familia, como las fiestas escolares o los contactos a la entrada y salida de la escuela.

No son pocos los inconvenientes que conlleva la implementación de procesos de participación de la familia en la escuela: en muchos casos, los padres carecen de tiempo o de recursos o creen que su aporte puede ser muy limitado. Con frecuencia, su inclusión en las decisiones que hacen a la vida escolar trae aparejados con-flictos, cuando no están claras las funciones y responsabilidades de cada una de las partes. Sin embargo, la participación es muy bene-ficiosa tanto para el grupo como para cada uno de los individuos.

11.Pérez Calvo, R., 2000.

(18)

Los docentes deben, por un lado, guiar y ase-sorar a los adolescentes que quieran participar voluntariamente en estas agrupaciones y, por otro, intentar sumar a quienes se muestren reacios a este tipo de iniciativas. En estos es-pacios, las reglas de juego deben ser claras y el adulto debe justificar los límites que se impo-nen a la participación de los alumnos.

La escuela puede enseñar a los adolescentes a participar:

reflexionando sobre las distintas formas de participación, la necesidad y el alcance de las reglas, los roles estables o intercam-biables en los grupos, las características del liderazgo;

reflexionando junto con ellos sobre las actitudes que adoptan y las elecciones que realizan;

promoviendo proyectos que sistematicen la participación, donde los adolescentes puedan entusiasmarse, equivocarse, desilusionarse y volver a ilusionarse, teniendo objetivos y procurando lograrlos.

La forma como los adolescentes se vinculen con la comunidad tendrá un fuerte impacto en su formación como personas y como ciuda-danos. De ahí que la escuela pueda y deba

pro-mover la participación de los grupos de alum-nos en su propia comunidad.

Los caminos de participación, en este sentido, consisten en impulsar proyectos de interven-ción comunitaria que tengan un alto valor educativo: proyectos cuyo emprendimiento conlleve la resolución de alguna problemática que afecte a la comunidad y que, a la vez, de-mande la puesta en juego de contenidos del currículum formal. En estos proyectos, la par-ticipación de toda la comunidad educativa de-be estar al servicio de una demanda efectiva-mente establecida por la comunidad.12

Cuando los proyectos tienen una estrecha rela-ción con el currículum formal, no sólo impli-can un aprendizaje de actitudes participativas, sino también un mejor aprendizaje escolar:

incrementan los niveles de rendimiento, faci-litan la transferencia de los contenidos apren-didos en el aula a problemas de la vida real, vinculan a los estudiantes con algunos aspectos del mundo laboral, promueven la capacidad de iniciativa y la autoestima de los estudiantes, mejoran las habilidades de comunicación y desarrollan en los adolescentes un sentido de responsabilidad ciudadana.13

La escuela puede y debe partir de las capacida-des que los adolescentes tienen para integrar grupos y para participar y, así, promover en ellos la búsqueda de objetivos cuyo logro impli-que beneficios impli-que excedan al grupo de pares.

En la escuela tiene que haber marcos orgánicos, esto es, formas institucionalizadas de partici-pación, que establezcan tiempo, lugar y reglas específicas referidas al tipo de tareas y las

rela-ciones que se dan en las actividades de participa-ción. Así, por ejemplo, el centro de estudiantes es una instancia muy valiosa porque posibilita vivenciar las formas de participación que carac-terizan a la democracia representativa. En la escuela, también puede haber otras formas de participación orgánica, como el consejo de grado, el cuerpo de delegados y las asambleas por ciclo, entre otras.

Les proponemos que reflexionen sobre la participación.

La institución en la que usted trabaja, ¿está realmente abierta a la participación de las familias? En caso afirmativo, ¿ha obser-vado efectos positivos en los alumnos, los padres y los docentes?

¿Existen resistencias a la participación familiar? ¿Cuáles son y cómo podrían revertirse?

Para que los niños, niñas y adolescentes aprendan una modalidad

participativa de acción que les permita llevar adelante proyectos

compartidos, es necesario el trabajo conjunto de la escuela y las familias.

La escuela debe abrir canales de participación a las familias.

El proceso participativo beneficiará no sólo a los niños, niñas

y adolescentes, sino también a los padres y a los docentes.

Los adolescentes participan

en

y

desde

la escuela

Las prácticas de participación

no deben dirigirse sólo hacia el

interior de la institución.

La constitución de la identidad,

el sentido de pertenencia y la

acción participativa también

se desarrollan en torno a

la comunidad.

(19)

37

Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

De esta manera se establece un ciclo que se realimenta a sí mismo. Al negarse a los niños, niñas y adolescentes la oportunidad de partici-par, éstos no pueden desarrollar las habilida-des para hacerlo, lo que –a su vez– refuerza la creencia adulta sobre su falta de competencia.

La participación es un aprendizaje tanto para los niños, niñas y adolescentes como para los docentes y los padres.Para contrarrestar los prejuicios que hacen difícil consolidar una escuela participativa, es necesario promover procesos donde la participación responda a determinadas características.14

36 UNICEFva a la escuela

Hay dos prejuicios frecuentes en el medio edu-cativo. Uno de ellos consiste en creer que la par-ticipación conduce a discutir todas y cada una de las acciones que se emprenden y que retra-sa, por lo tanto, el proceso de decisión. Otro de

los prejuicios está teñido por la concepción según la cual los niños, niñas y adolescentes son “sólo niños” y, por lo tanto, carecen de responsabilidad para participar.

La escuela puede promover la participación de los adolescentes

abriendo espacios institucionalizados de participación en el

marco escolar. También puede generar proyectos de intervención

que comprometan a los alumnos con su comunidad y que sean

una vía para el aprendizaje tanto de actitudes democráticas y

solidarias como de contenidos académicos.

Les proponemos que reflexionen.

Los docentes solemos decir que nuestros alumnos –en especial los adolescentes– tienen una actitud apática, desinteresada y que cuesta motivarlos. ¿Creen que un proyecto de participación comunitaria, como aquí se plantea, podría estimular el apren-dizaje y, simultáneamente, brindar un servicio a la comunidad?

14.Rey Mantilla, R., 1994.

Las resistencias a

la participación existen

en todos los actores

institucionales.

Para contrarrestarlas,

es necesario crear

condiciones para que

ésta sea voluntaria,

comprometida,

funcional, en equipo,

real y coherente.

¿Cuáles son las resistencias a la participación en la escuela?

Ser voluntaria

Aunque la participación sea verdaderamente un compromiso por parte de todos los agentes educadores y socializadores, nunca puede exi-girse en forma obligatoria.

Ser comprometida

Aquellos que participan deben sentirse vincu-lados y cohesionados como grupo para lograr una mayor efectividad en el trabajo y aumentar el sentimiento de pertenencia al grupo.

Ser funcional

Deben promoverse modelos participativos fun-cionales y efectivos para evitar la sensación de dispersión o de pérdida de tiempo.

Ser facilitadora de formas de trabajo en equipo

Debe trabajarse en el marco de los principios de cooperación, tolerancia, respeto mutuo, y nunca promover la competitividad entre los miembros ni entre los subgrupos.

Ser percibida como real

Los participantes deben sentir su participación como algo vinculante y necesario para la insti-tución y para sí mismos, alejándose al máximo de las formas rutinarias y burocráticas.

Estar enmarcada dentro de un modelo socioeducativo coherente.

(20)
(21)

41 Para aprender a participar en pequeñas y grandes comunidades democráticas

40 UNICEFva a la escuela

Sin hacer oídos sordos

Escuchar y ser escuchados forma parte de las condiciones para la participación de los niños en las distintas comunidades a las que pertenecen.

A continuación se propone trabajar sobre la importancia de la “escucha atenta” a partir de la lectura de un texto de Michael Ende. La misma forma de trabajo puede aplicarse también a otros textos que aborden esta temática.

Objetivo

Promover la reflexión sobre la importancia de la escucha.

Destinatarios

Alumnos de los tres ciclos de EGB.

Tiempo

Una clase, de dos horas como mínimo, para resolver las consignas referidas al texto; tres o cuatro clases, de dos horas como mínimo, para trabajar con una encuesta.

Recursos

Texto sobre la importancia de escuchar y ser escuchados (fragmento del libro

Momo, de Michael Ende), lápiz y papel.

Hasta aquí, hemos desarrollado el tema de la participación en distintos ámbitos: la

fa-milia, la escuela, la comunidad y el Estado. A continuación, nuestra intención es

propo-nerles algunas estrategias que podrán ser empleadas en la escuela. Además se presentan

sugerencias para el diseño e implementación de un proyecto de participación

comuni-taria impulsado desde la escuela.

La puesta en práctica de las estrategias aquí sugeridas

deberá adaptarse, en todos los casos, a las características

particula-res del grupo de alumnos y al contexto en el cual se

esté trabajando. Las actividades propuestas y

los tiempos y materiales especificados sólo

constituyen ideas que podrán modificarse o

recrearse de acuerdo con los criterios que los

docentes consideren más convenientes.

Estrategias dentro

de la escuela

“(...) De ahí viene que Momo tuviera muchas visitas. Casi siempre se veía a alguien sentado con ella, que le hablaba solícitamente. Y el que necesitaba y no podía ir la mandaba a buscar. Y a quien todavía no se había dado cuenta de que la necesitaba, le decían los demás: ¡vete con Momo!

Estas palabras se convirtieron en una frase hecha entre la gente de las cercanías (...) Pero ¿por qué? ¿Es que Momo era tan increíblemente lista que tenía un buen consejo para cualquiera? ¿Encontraba siempre las palabras apropiadas para cuando alguien necesitaba consuelo? ¿Sabía hacer juicios sabios y justos? No. Momo, como cualquier otro niño, no sabía hacer nada de todo eso. (...) ¿Acaso sabía magia? ¿Conocía algún encantamiento con el que pudiera ahuyentar todas las miserias y preocupaciones? ¿Sabía leer las líneas de las manos o predecir el futuro? Nada de eso.

Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizá, algún lector; cualquiera sabe escuchar. Pues eso es un error. Muy pocas personas saben escuchar de verdad. Y la manera en que sabía escuchar Momo era única.

(...) Momo sabía escuchar de manera tal que a la gente tonta se le ocurrían de repente ideas muy inteli-gentes. No porque dijera o preguntara algo que llevara a los demás a pensar esas ideas, no; simplemente estaba allí y escuchaba con toda su atención y toda su simpatía.(...) Sabía escuchar de tal manera que la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, qué era lo que quería. O los tímidos se sentían de súbito muy libres y valerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba totalmente perdida y que era insignificante y que él mismo no era más que uno entre millones (...), iba y le contaba todo eso a la pequeña Momo, y le resultaba claro, de modo misterioso mientras hablaba, que tal como era sólo había uno entre todos los hombres y que, por eso, era importante, a su manera, para el mundo. ¡Así sabía escuchar Momo! (...)

Momo escuchaba a todos: a perros y gatos, a grillos y ranas, incluso a la lluvia y al viento en los árboles. Y todos le hablaban en su propia lengua. Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, se quedaba sola en el gran círculo de piedra del viejo teatro (...) y escuchaba el enorme silencio. Entonces le parecía que estaba en el centro de una gran oreja, que escuchaba el universo de estrellas. Y que también oía una música muy callada,

pero aun así muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma. En esas noches solía soñar cosas especialmente hermosas.

Y, ahora, quien siga creyendo que escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien.”

Michael Ende, Momo,

(22)

Procedimiento de la actividad 1

Se sugiere que, a partir de la lectura del texto, se realicen algu-nas preguntas para reflexionar sobre la escucha y la libertad de expresión.

¿Creen que es cierto que “escuchar” no es una tarea sencilla? ¿Cuáles son las condiciones que tienen que darse para escu-char a los otros o para que una persona pueda expresarse libremente?

¿En qué situaciones o ámbitos (en familia, en la escuela, en la calle) creen que los niños son escuchados? ¿En cuáles no? ¿Por qué creen que sucede esto?

¿Creen que existen diferencias respecto de cómo son escu-chados los niños y cómo son escuchadas las niñas? ¿Creen que esto es válido? ¿Por qué? ¿Creen que existen diferencias sobre cómo son escuchados los chicos de diferentes edades, religio-nes, rasgos físicos, etc.? ¿Creen que esto es válido? ¿Por qué?

También se puede realizar una encuesta de opinión a niños y adultos sobre la importancia de la escucha y la libertad de expresión. Para ello, pueden utilizarse preguntas similares a las mencionadas, preguntas que surjan de las conclusiones del trabajo anterior u otras como las siguientes.

¿Creen que hay una mayor libertad de expresión entre los niños y sus padres en la actualidad en comparación con las generaciones anteriores? ¿Creen que esto es positivo o nega-tivo y por qué?

¿Con respecto a qué temas los niños deberían ser preferen-temente escuchados?

Luego se analizan las semejanzas y diferencias entre las res-puestas obtenidas en los distintos grupos consultados (adultos, niños, niñas, etc.). Los resultados y conclusiones elaborados por la clase pueden publicarse en el periódico escolar o en alguna publicación de la localidad, invitando a los lectores a intercambiar opiniones.

Escuchar y ser escuchados

en familia

La escuela puede contribuir a promover la escucha en las familias, invitando a los adultos a abrir espacios para escuchar y ser escuchados, y a reflexionar acerca de las características de los procesos de comunicación que se dan en el ámbito familiar. Con esta finalidad se propone la siguiente actividad.

Objetivo

Promover la escucha entre las familias que integran la comunidad escolar.

Destinatarios

Alumnos de los tres ciclos de EGB y sus familias.

Tiempo

Una semana.

Recursos

Afiches para los carteles, lápiz y papel para los registros y los momentos de reflexión.

Procedimiento de la actividad 2

Se informará a los padres acerca de la importancia de esta experiencia, invitándolos a sumarse y a comprometerse con la consigna propuesta. La comunicación puede reforzarse con carteles puestos en los pasillos y en las puertas del esta-blecimiento, así como mediante conversaciones informales en los horarios de entrada y de salida de la escuela.

Se conversará con los alumnos acerca de la importancia de escuchar y de ser escuchados en todos los ámbitos, haciendo especial referencia al ámbito familiar.

Se propondrá a los alumnos y a sus familias que, durante una semana, respeten una consigna especialmente referida

al tema de la escucha. Un ejemplo podría ser que “durante una semana todos los miembros de la familia se comprometerán a buscar un momento para encontrarse y comentar algún hecho interesante que les haya sucedido a lo largo del día”. Se buscarán otras consignas que se adecuen a las características del grupo destinatario.

Los alumnos irán registrando, durante esa semana, cómo se desarrolla la experiencia, sus im-presiones, las semejanzas y diferencias con las semanas previas, quiénes participan preferente-mente de esta experiencia, las dificultades u obstáculos para llevarla a cabo. Los demás miem-bros de la familia también pueden hacer aportes en los registros de los niños.

Al finalizar la semana, se reflexionará con los alumnos sobre la experiencia realizada. Este proceso de reflexión puede ponerse en práctica, por ejemplo, mediante un foro de discusión1basado en los registros escritos o mediante una redacción individual. A las actividades mencionadas puede sumarse la escritura de una nota de cada niño para su grupo familiar, donde éste cuente las conclusiones elaboradas a partir de la experiencia.

1.Los foros de discusión (citados en la página 43) son una técnica de dinámica de grupos que consiste en la discusión informal sobre un tema o problema, bajo la dirección de un coordinador, donde pueden participar todos los miembros de un grupo. La finalidad es

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