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Entre la superficie y lo profundo

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Academic year: 2017

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ENTRE LA SUPERFICIE Y LO PROFUNDO

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ENTRE LA SUPERFICIE Y LO PROFUNDO

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El texto que sigue a continuación se conforma de una serie de relexiones que surgieron durante el proceso de creación del trabajo de grado, varias de las preocupaciones que intentaron resolverse en el hacer, unas que aparecen al ir desarrollando la obra y otras que han estado latentes desde mucho antes.

Este texto funciona como un espacio de desahogo, las palabras surgen tan solo de la duda constante en la creación y son testigo del enmarañado proceso en la búsqueda, experimentación, materialización y resolu-ción de la obra. No se confunda si aparecen preguntas repentinas o comentarios al aire, pueden parecer con-tradictorios también, solo que me he dado la libertad de dejar que se inserten en mi discurso las divagacio-nes de la mente. No estoy del todo seguro si llamar a mis diferentes cuestionamientos capítulos, podrían también ser soliloquios o divagaciones, mis palabras pueden debatirse a si mismas, como un eco, como otra voz. Acepto también que la osadía de lo com-pletamente disperso logró zafarse de mis manos y he también creado algún tipo de orden para no perder-me completaperder-mente en mí mismo y llegar a caminos

Antes de sumergirse

Introducción errados. Así como me gusta de las pinturas que deam-bulan entre lo abstracto y lo igurativo. Aquí estarán expresamente manifestados los problemas que apare-cen en mi camino. El primero de ellos llegó a mi vida como alguna obsesión que no entendía: las imágenes del agua llegaron como el primer eslabón de la cadena que intento articular en este espacio.

Desde esta problemática inicial se desprenden otros intereses más particulares, todos a partir del pensa-miento del ilósofo Francés Gastón Bachelard, Imagi-nación material, ese carácter del comportamiento hu-mano que ha generado el conocimiento a partir de la comprensión que el mundo material puede brindarle al mundo intangible, ese que tal vez vio nacer a los diferentes signos zodiacales, la mayoría de la mitología y claro esta a la poesía. Así convergen las asociaciones de la mente al sentir más allá de las sensaciones del cuerpo, cuando interviene la imaginación en la interac-ción con el mundo.

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un espejo, con su realidad opuesta frente a nuestras caras nos muestra a un impostor intangible. Envidio-sas las imágenes que se atreven a mostrar solo un pedazo, aun más esas que copian lo que con certeza ingenua llamamos “nuestra realidad”, carecen de la habilidad de la membrana, su poder osmótico vive solo en el sector de la imaginación. Hay una sola, una supericie, una imagen, un impostor que deja pasar la barrera, que alienta con más fuerza a la imagina-ción. AGUA

Alquimista. El pintor elemental. El agua también es un pintor, el gran ojo del mundo que lo muestra a sí mismo en una espectral apariencia. El agua lo-gra mutar, se adapta: puede ser día y noche, cielo y nube; puede ser roca y arena, ave y pez, puede ser planta, Narciso, hombre. Eso es lo que siento cuando la materia de la pintura se posa entre mis manos, soy agua, Alquimista; de esto se trata la exploración de este proyecto: de apoderarse de una materia, jugar con ella, experimentar, mezclarla con otras, enten-derla en una medida que sea transformada en otra. Transmutación. Pensar que esa materia, tierra y acei-te, se transforme en otra… podría ser en agua, en hombre, en pez, podría ser en doble. Las pregun-tas han de llegar una tras otra y las respuespregun-tas serán

preguntas de nuevo, lo importante será la duda y el deseo de saber, no hay verdades, todo es relativo.

He lanzado mis preocupaciones deliberadamente como apertura para así develar lo que puede encon-trarse aquí escrito, en general todo se trata de la pro-blemática de generar imágenes ,en especial la impor-tancia de la imaginación en el proceso, de esta manera también cuestionar el medio en el que aparecen las imágenes. En mi caso pensaré y cuestionaré a la pin-tura no solo como materia sino como una técnica y como una decisión. En su totalidad todos los análisis apuntan a un entendimiento de ese mundo propio que se conigura y que se abre ante una imagen y lo que una materia puede aportar a su coniguración.

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Qué mejor elemento que el agua para la ilusión. El fuego resultaría en esto un adversario. Qué mejor ele-mento que el agua para la imaginación. El aire le da-ría una buena pelea. Y la tierra… la tierra tiene muy buena memoria. Es fascinante el trabajo que Gastón Bachelard hace con los elementos, su estudio de la imaginación de la materia, ese psicoanálisis que par-te de todo lo que imaginamos, de lo que genera la experiencia sensible y sensual en el pensamiento. A Bachelard y a Jung se le atribuye el entendimiento

Agua

“Cuando murió Narciso las flores de los campos quedaron desoladas y solicitaron al río gotas de agua para llorarlo. -¡Oh! -les respondió el río- aun cuando todas mis gotas de agua se convirtieran en lágrimas, no tendría suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo amaba -¡Oh! -prosiguieron las flores de los campos - ¿cómo no ibas a amar a Narciso? Era hermoso. -¿Era hermoso? -preguntó el río. -¿Y quién mejor que tú para saberlo? -dijeron las flores-. Todos los días se inclinaba sobre tu ribazo, contemplaba en tus aguas su belleza... -Si yo lo amaba -respondió el río- es porque, cuando se inclinaba sobre mí, veía yo en sus ojos el reflejo de mis aguas.”

Reflejo. Oscar Wilde

del ser desde lo que ha imaginado y recordado. El elemento del cambio, de magnitud femenina en la quietud y de poderío masculino en su caos, el de la puriicación y sanación, de la frescura y la limpieza, el elemento del deseo, de las ninfas, las sirenas y desnu-distas, el espejo del mundo y el creador de imágenes; esos son los valores que Bachelard desprende de la experiencia en especiico con el elemento liquido. Psiquismo hidrante.

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lo lemático, el temperamento que esta regido bajo la observación del agua, igual es tan solo una percep-ción, una ilusión elaborada convenientemente para así poder continuar desentrañando todo lo que pueda contarme de sus signiicados este elemento.

La mítica del agua para empezar, un ciclo vital del cual se desprende sin número de prácticas culturales: el mito del Rey Sagar y la creación del Río Ganges, los ciclos fértiles del río Nilo o en nuestro caso la leyenda del Dorado y de La Diosa Bachué; madre que emerge de las aguas para ser imagen y poblar nuestras tierras, la Diosa fértil que riega a la tierra y luego regresa de nuevo a las aguas, la representación de la Diosa ter-mina siento también una imagen del ciclo del agua. Así sucede con la variedad de deidades que represen-tan a las aguas: Chalchiuhtlicue en México o La Diosa Ganga en la India. La mística del agua por su parte conllevó al ser humano a practicas mágicas como la hidromancia, Hebreos y Egipcios iniciadores de las practicas adivinatorias con el agua. Mítica y mística, pasado y fututo juntos en un solo elemento.

El agua despierta al mundo de lo aparente, presenta el mundo del relejo, del que es visto y ve, que juega a las escondidas, como el lago y los ojos uno especta-dor del otro. Yo seré el agua que cargo, es más, soy el

lago, pintor que se pinta, del mundo real y del mundo imaginado. Espía y espiado, visión y vidente, el Narciso y el mundo, el eco de un murmullo, ¿será la respuesta que el sueño le dará a la existencia?Vale la pena men-cionar esa noción personal de la autorreferencia, mi narciso, mi dualidad, mi espejo. Me busco talvez y por eso me pinto, me pinto difuso, y siento quebrada mi identidad. El espejo del agua condena, ata al que mira a mirarse para siempre porque el agua por más clara no es nunca constante. Pobre del Narciso, condena mía, que se mira con encanto pero que no obtiene una imagen clara, que murmulla suavemente para no desdibujar su propia imagen, que se encanta de lo di-fuso porque ante si lo bello que ve no es su pobre imagen, lo bello es el relejo, es el agua y su mística.

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condenado a borrar su imagen con el más mínimo toque del agua, su deseo se desvanece cuando se hace tangible, imagine a Narciso victima del vértigo, ahora inmerso, hundido en el agua. Hundido den-tro de la imagen que solía ver. ¿Cómo no habría de aparecerse la igura de Narciso en este texto?

¿Por qué no llamar un Narciso a Claude Monet?, encantado por las aguas, enceguecido por la belle-za que muestra lo inestable, por enamorarse de la madre de los espejos, de la creadora de la imagen. Monet cual Narciso enamorado de las aguas pero al parecer no de sí. La prueba de la obsesión que en Monet las corrientes luviales causan son Los Ne-núfares, bellos y que invitan a la contemplación, se sienten vivos, como si Monet hubiera pintado eso inestable, como si hubiera logrado darle vida. Esa mirada ininita de las aguas, termina con el poder de iluminación de ver ese luir, ese devenir con el que Heráclito fue inspirado.

¡Pintores del agua!, Monet y Turner, cada quien desde perspectivas diferentes. Monet con paciencia y calma cuida de sus jardines acuáticos porque entiende que de ellos necesita su belleza para pintar, sabe donde se esconden las mejores lores y en donde saldrán los más

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las aguas quietas, esas que quieren contemplación, esas que parece que se miran a sí mismas y que va-nidosas esperan la llegada del pintor.“Para el pintor el fondo del río guarda sorpresas sutiles”*. Quién sabe qué burbuja se asomará en la tranquilidad de la espera de Monet. Esa misma burbuja Turner no ha de esperarla, él mismo se encarga de hacerla salir, se entromete en la tormenta y de ella espera rescatar, dentro del caos de las aguas turbias, aguas furiosas, aguas masculinas. Salpicaduras estrepitosas se posan sobre los cuadros de Turner, navíos condenados a las rocas ante la majestuosidad de la atmósfera marina. Maestros esplendidos, siempre lo he pensado, esos que alguna vez fueron tildados bajo la etiqueta de la locura. Claro esta que Turner le llevaba a Monet al menos 10 años de recorrido y muy al inal de su obra logró una proeza gestual propia de los fenómenos etéreos. Monet pareció ser más constante en su téc-nica quizás por contar ya con Turner como referente. Diestros absolutos en la disciplina del pintar, dueños de las imágenes del agua, de mis pintores favoritos son este par. Su búsqueda les llevo toda la vida, fue un motor constante para la creación y muestra clara de

* Bachelard, G. (1985). El derecho de soñar.

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El incendio de la casas de los Lores y de los Comunes. William Tuner.Óleo sobre lienzo.1834. detalle

lo que puede generar la materia y la comprensión del mundo tangible. Los impresionistas han sido para mí siempre unos magníicos observadores, de su mirada aguda no se escaparon los modelos transparentes: la velocidad, la luz y el movimiento. En general esa es la esencia del impresionista, la observación constante. Cuántos no se obsesionaron con un pequeño frag-mento de la realidad y cuánta materia habrá posado sobre las telas y maderas, camulándose, ingiendo ser otra.

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Entre la supericie y lo profundo Un umbral.

“ Ni nos separa el ancho mar, ni un largo camino, ni montes, ni muros con puertas cerradas. Un poco de agua se interpone.”

Metamorfosis de Ovidio. Narciso y Eco.

El agua moja, eso es obvio así como los cuerpos livianos lotan y los pesados se hunden. (A menos que tenga su peso distribuido uniformemente). Las cosas que son obvias, me aburren del todo, en cuanto algo parezca serlo habrá que cuestionarle por donde se pueda. Algún día será el turno de la tierra, la risa, el de dormir, el de mirar al cielo, el de hacer locha los Domingos, el de cualquier cosa. Ya habrá tiempo. Pero en esta oportunidad le tocará el turno al agua, hay algo que me atrae de su naturaleza, hay algo que necesito entender, está afuera y adentro de la comple-jidad de la materia. Si tan solo estuviera reiriéndome a un fenómeno físico esto carecería de sentido, en es-pecial porque el área cientíica no me compete. Me apoyaré de estos para encontrar relaciones en el len-guaje de la imagen y es allí donde eso obvio se vuelve complejo, digamos que se trata de distribuir el peso

uniformemente… entre eso que los cientíicos pudie-ran nombrar y lo que los poetas pudiepudie-ran soñar.

Un punto medio. En el límite se encuentra mi preocu-pación, el motivo de todo esto ocupa poco menos que milímetros, se trata de ese pequeño instante, esa particularidad de la supericie hidrante, le llaman, si hablara en términos cientíicos, bajo la lógica de la óp-tica: relexión interna total. “El fenómeno que se pro-duce cuando un rayo de luz, atravesando un medio de índice de refracción “n” más grande que el índice de refracción en el que este se encuentra, se refracta de tal modo que no es capaz de atravesar la supericie entre ambos medios relejándose completamente”*. Yo le llamaría, con fresca inocencia, lo que hay del otro lado de la imagen, la otra cara de la moneda. Pero, ¿qué es lo que esta de ese otro lado?.

Somos concientes de la “relexión”, es natural, las ciudades están infestadas de supericies relejantes, hay unas, las de zona lluviosa, que están aun más invadidas gracias a la visita constante de los char-cos. Bogotá sí que tiene charcos y leí de Bachelard que un charco contiene un universo. Para poder

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tar la llamada relexión total interna, bien se intuye hay que estar del otro lado, adentro, vasta no más ijarse en un vaso con agua, lo que está en el fon-do se releja levemente en el borde. Me parece cau-tivador hundirme en las piscinas y ver desde abajo a las personas desdoblarse, como si tuvieran el mismo cuerpo por cabeza mientras ondean esas formas ines-tablemente. Aún no me decido, si preiero ver a los ediicios en los charcos como si se abrieran un portal a otra dimensión, luego pisarlos y sentir el suelo irme donde parece estar el cielo.

Charco con la imagen del cielo, o el fondo de la piscina con supericie de cuerpos ondeantes. No sé, me quedo con los dos, “La imagen contemplada en las aguas parece como el contorno de una caricia completamente visual”*, ambas imágenes deambulan entre lo visual y lo tangible, lo que Gastón Bachelard en su libro “el agua y los sueños” llamaría valores sen-sibles y valores sensuales, los sensen-sibles descansan en la supericie que a su vez tienden a descomponer el valor de ver y el de mostrarse, mientras que los sensuales están en el fondo y recurren a aquello que no se pue-de ver tan fácilmente, llegan hasta lo más profundo siendo la imaginación y los sueños su submarino. Mi

* Bachelard, G. (1978). El agua y los sueños.

intención es tratar de entender esas supericies donde suelen asomarse las imágenes bidimensionales. Imá-genes que guardan un secreto, el secreto que el ser vistas despista a las mentes. Una brecha que las separa cada una a su propia realidad, a su mundo posible. Su coniguración, procedencia, forma de hacerse visibles, lo que representan y lo que hacen sentir. La imagen sin la mirada no sería nada y con ella no es más que una pantalla, supericie que se expande en las profun-didades de la mente de su espectador. La primera de las imágenes fue también el primero de los ojos del mundo. Las aguas del río conformaron la

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ción primaria de la realidad, el portal natural también a las realidades alternas. Como un gran ojo, los ojos del mundo, las aguas relejan y son relejadas, son imagen y espectador. Tal vez allí se guarda el secreto, en ese espacio donde se confunde la visión con el vidente.

Habría que encontrar supericies parecidas, muchas se escapan de nuestra imaginación, pero parece que se asoman cada vez más sin darnos cuenta, algunas creadas por los hombres logran simular el lenguaje de la supericie acuática. Supericies de las que ya se ha-bía advertido:

“Hubo una época en que el mundo de los espejos y el mun-do de los humanos no estaban separamun-dos como lo estarían después. En esos tiempos los seres especulares y los seres humanos tenían grandes diferencias de color y de forma, pero convivían en armonía y además era posible ir y venir a través de los espejos. Sin embargo, una noche las gentes especulares invadieron la tierra sin advertencia y se produjo el caos. Mejor dicho, los seres humanos pronto advirtieron que las gentes del espejo eran el caos. Los invasores eran muy poderosos, y sólo se los pudo derrotar y regresar a los espejos gracias a las artes mágicas del Emperador Amarillo. Para mantenerlos allí, el emperador urdió un hechizo que obligó a esos seres caóticos a copiar mecánicamente los actos y la apariencia de los hombres.

La leyenda aclara que el hechizo del emperador era fuer-te pero no efuer-terno, y predice que un día el hechizo se de-bilitará y las formas turbulentas de los espejos empeza-rán a agitarse. Al principio la diferencia entre las formas

especulares y las formas conocidas pasará inadvertida, pero poco a poco se separarán pequeños gestos, se trans-figurarán colores y formas y de pronto ese mundo encar-celado del caos se volcará violentamente en el nuestro.

Tal vez ya esté aquí”

“El tigre del espejo”. Leyenda China”*

Están aquí me temo yo, o al menos están cruzando las barreras, las supericies inadvertidas creadas por los hombres. Son muros, los nuevos muros que su-peraron los seres especulares por encima del vidrio y del metal. Pantallas, películas, iltros en donde se asoman esos seres. Se asoman en los televisores, en las proyecciones, los videos, se mezclan con nues-tra realidad pasando a nues-través de las pantallas de los computadores, su mundo especular, mundo virtual, vive entre nosotros, quiere pasar del todo. Muro despiadado, el que deja ver del otro lado, ese muro que alienta a la esperanza de ser violado. Malicioso aun más si guardara prisioneros invisibles. Este es el mundo informático en el cual se están conigurando las ciudades contemporáneas.

La Ciudad de hoy no distingue su propia supericie, ya que se ha multiplicado a ininitas formas que

cam-* John Briggs y F. David Peat

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bian en constante movimiento. La autopista, el aero-puerto, el satélite, el televisor , el reloj, el calendario, la pantalla del computador entre otras son lo aparente de la supericie y su constante paso reciproco es la transparencia secreta de la cual Paul Virilio habla en su texto “la ciudad sobrexpuesta”, ésta es la membrana semipermeable de la ósmosis constante de lo que es la ciudad, membrana que cada vez es más permeable, es la barrera sin barreras, donde todo es penetrado, dejando a su paso el desesperante sabor de la aglome-ración. Virilio habla del gettho y del barrio bajo, dentro del contexto del aglomeramiento, el espacio en aban-dono constante es resultado de los nuevos movimien-tos a los que llamamos ciudad, los componentes de un conjunto que ya no se atienen a su propio conjunto encuentran en su intercambio como resultado que se generen espacios vacíos donde solo es conveniente permanecer un poco tiempo.

Permanecer un poco tiempo, es el ideal en que la ciudad pretende ser, un paso, un puente, una gran vía donde el término de límite empiece a carecer de profundidad, el espacio ya no será terreno, aéreo o del subsuelo, los tiempos serán los espacios y las barreras ya no serán puntos de separación sino más bien de unión, de intercambio. Virilio habla del vidrio y el

plás-tico como el nuevo material del muro, en remplazo de la piedra y el acero, el muro no excluye ya, es una mera ilusión que organiza más no divide, que articula sus componentes y que suma a ellos en su paso valores diferentes con los que transformase constantemente, los componentes de la ciudad son cada vez más ele-mentos metamóricos en búsqueda de antípodas de si mismos, como si se tratase de una membrana celular, parece que fueran víctimas del in del hechizo del em-perador Amarillo.

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so, un capricho de la mente que quiere una imagen clara del cuerpo, y que sin embargo sigue encantado, como hipnotizado por ese gusto por lo desconocido. Oscar Muñoz no solo representa para mí un referente importante en mi trabajo, me siento completamente identiicado con sus intereses, su búsqueda y experi-mentación.

“Un niño de siete años, al ver las cortinas pintadas sobre las cortinas reales pregunta: y si uno las corre ¿qué pasa?”*. Pasarían muchas cosas a pesar de que no pasaría nada. Para un espectador poco sensible atras de la cortina no hay ningún sujeto, estará la pa-red o el pasillo, la ilusión acabará en ese momento, en cambio para aquel que ve con los ojos de la imagina-ción la ilusión apenas comienza. El bañista existe solo como imagen, vive en un lugar de ningún sitio, en ese limbo donde su realidad se siente más viva cuando aceptamos que al correr la cortina su ausencia con-igura un mundo espectral diferente al nuestro. Siete años de mala suerte si se rompe el espejo frente a nosotros porque del otro lado estaremos revelando la existencia de un mundo secreto. El in de la vida para Narciso si se atreve a hundirse en su propia imagen.

* Franco, f. Oscar Muñoz

Adentro o afuera, lo he pensado mucho, dentro de qué?... tal vez sea del agua. Adentro soy parte de ella pero con su poder denso y fresco, permeable, parece alejar al mismo ser, desdibujarlo. En cambio afuera, mientras está en calma releja, advierte al mundo de sí mismo, busca un espectador. Me busco en ese mundo, me veo, ahora estoy adentro, también estoy afuera. Tal vez no exista ni un adentro ni un afuera, tan solo un intercambio, un vestigio del paso de un lado al otro. Tal vez se transforme como la luz al cam-biar de medio, tal vez muera cuando cruce la cortina o tal vez nazca cuando se ahogue en el lago. Parece una relexión de algo diferente, como una meditación profunda sobre otras cuestiones: la vida y la muerte, la trascendencia, lo místico, lo espiritual (cuestiones parecidas). Me recuerda a Caronte, el barquero del Hades, pasando de un lado al otro del río a las almas en pena en búsqueda de su descanso eterno, Ca-ronte es como un Umbral, es un guía, una estación intermedia entre la vida y la muerte. Que casualidad que sea un lago por el que navegan las almas sin rumbo, en el limbo.

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muy bien y de esta menra logra capturarlo. Su serie de “Ocean Without a Shore”, “the transiguration”, “three women”, “the Messenger”, “ive angels for the milenium“ todas contienen una carga totalmente espiritual, y tienen al agua como protagonista de las video instalaciones. La obra en su totalidad es impe-cable, lo poco que los videos dejan ver de por sí ya es hermoso, tan solo con los registros de sus trabajos uno siente ese mundo inmaculado, ¿!Cómo será en-frentarse a la obra en vivo!?, describen a sus montajes como un derroche tecnológico supremamente elabo-rado, que generalmente son expuestos en espacios de culto. Existe claramente una intención espiritual en sus obras, desde el pensamiento católico y cristiano, como la referencia al bautizo hasta la ilosofía Zen y suista. Cruzar la barrera en su quinta esencia, de eso se trata la obra de Viola, incluso el mismo uso del medio di-gital es aprovechado para construir todo ese discurso de la trascendencia y lo intangible junto con la ima-gen de estas personas que cruzan una cortina de agua en cámara de alta velocidad, pasan de monocromo a color con una expresión de agrado. Se trata de algo metafísico, algo conceptual que se desprende el pen-samiento material, así como ese punto medio del que tanto hablo, así como ese umbral, es algo intangible

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e inimaginable y al mismo tiempo tan imaginable que no se me hace raro preguntar que es lo que hay al otro lado de las cosas.

No estoy seguro en donde escuché la historia que me dispongo a contar con la excusa de buscar un ejemplo “más tangible” de eso que no logro nombrar del todo con palabras, creo que lo escuché en clase de artes electrónicas. Un alumno ciego de una Univer-sidad x hablaba con su profesor afuera de su oicina, el alumno quería que le describiera una pintura que según él estaba atrás del profesor, pero allí solo esta-ba la pared en blanco, al entrar de nuevo éste en su oicina se dio cuenta que del otro lado de la pared si había un cuadro colgado justo donde el alumno decía que estaba. El muro es una ilusión, y existe solo en nuestras mentes.

“Ay que gracioso va a ser cuando me vean a tra-vés del espejo y no puedan alcanzarme” * decía Alicia cuando con picardía se daba cuenta que estaba del otro lado del espejo, justo cuando sabe que la misma chimenea que estaba bajo el espejo con fuego encen-dido estaba allí también. Alicia temía lo mismo que yo, la incertidumbre de saber que se oculta tras la pared

* Carrol, L. A traves del espejo y lo que Alicia encontroallí.

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Criaturas de lo profundo El lenguaje de lo desconocido.

“Bajo los truenos de la superficie, en las honduras del mar abismal, el Kraken duerme su antiguo, no invadido sue-ño sin suesue-ños. Pálidos reflejos se agitan alrededor de su oscura forma; vastas esponjas de milenario crecimiento y altura se inflan sobre él, y en lo profundo de la luz enfer-miza, pulpos innumerables y enormes baten con brazos gigantescos la verdosa inmovilidad, desde secretas celdas y grutas maravillosas. Yace ahí desde siglos, y yacerá, ce-bándose dormido de inmensos gusanos marinos hasta que el fuego del Juicio Final caliente el abismo. Entonces, para ser visto una sola vez por hombres y por ángeles, rugiendo surgirá y morirá en la superficie”

El libro de los seres imaginarios Jorge Luis Borges

Habré visto miles de veces en televisión las iguras de seres extraños que se asoman desde el fondo del mar, llegan a la supericie y atacan las ciudades. El grito de alguna mujer desesperada acompaña la imagen de la criatura. Corre la gente. Incluso uno de los personajes cinematográicos más conocidos del mundo, Godzilla en su tiempo “Gojira”, llegó a mis ojos en la más antigua de sus apariciones, saliendo del océano cual criatura marina en forma de lagar-to. Se dice que es el resultado del temor que en los Japoneses creó el inal de la segunda guerra mun-dial con la bomba atómica, un gigante que llega y

destruye la ciudad. Se dice que es producto de una mutación, que es el cruce de un gorila y una ballena, algo de marino tendría que tener; creería yo que fue creado por el miedo y la fantasía consoladora.

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su cautiverio, su muerte, cuando sea imagen.

El imaginario de lo desconocido alienta a la existen-cia de estos seres, la igura extraña surge, de repente ya no es tan extraña. Existe en el agua ese misterio de la profundidad oscura, la densidad de la negru-ra del más allá, el agua y sus criatunegru-ras guardan su propio lenguaje, entenderlo supone analizar al más obvio los suyos, el pez.

Le han nombrado como el tigre del espejo, así se conoce en la leyenda China del Emperador Amarillo. El relato tiene más matices entre líneas. Se dice que el emperador vio cruzar del espejo a un tigre blanco y se empeño en capturarlo, razón por la que los se-res especulase-res atacaron nuestro mundo.“El prime-ro que despertara será el Pez… junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua”*. El pez es el tigre, el primero en ser visto. Es criatura de los espejos y criatura de las aguas, es el prime-ro en asomarse en los estanques, el más cercano a la supericie. Se cruza entre los relejos en los que el pescador se observa, en el que se avista el cie-lo, el pez vuela y nada. El lenguaje se conigura, se reconigura. Tendría que nacer en nuestras culturas el

* Borges, J. L. (2001). Obras completas

pez volador, no haría falta esperar tanto hasta que el mundo se pronunciara para engendrar criaturas semejantes. No haría falta espera que iguras como el Kraken aparecieran en cuanto llegara el día en que el hombre se cruzara con el pulpo. Incluso hoy nos sorprendemos con la vasta diversidad de nuestro mundo. El Rape abismal, el pejesapo con sus extre-midades luminosas, medusas luorescentes como de luz de neón, calamares casi transparentes, muchos parecen de fantasía, no seria extraño que existiese su imagen antes de ser vistos.

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“Escorpion de carga” De la serie insectos máquina. punta seca. 2009

serie de grabados de insectos-maquina: “escarabajo solo”, “escanabajo”, “escorpión de carga”, “zum-bador sonido”,“hormiga obrera”,“polilla de abaste-cimiento”, “chinche enchufe”, “viuda de gancho”… Construir-destruir, mecanismos complejos, sonidos repetitivos, movimientos sincrónicos, corazas resisten-tes, comunidades que se agrupan, el sentimiento de plaga, el lenguaje del insecto parecía coherente.

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Iteración

“A Tertuliano Máximo Afonso le desasosiega la posibilidad de que él sea el más joven de los dos, que el original sea el otro y él no pase de una simple y desvalorizada repetición “

José Saramago “El hombre duplicado”. pg 241.

Iteración se deine como la acción de repetir, pero especíicamente dentro de un lenguaje matemático hace referencia a la acción de ejecutar sucesiones, una serie de pasos varias veces. Noción que esta relaciona-da con la igura de los fractales y sistemas dinámicos en cuanto que se trata de un patrón que se repite a si mismo y en el proceso resulta uno nuevo. Una re-petición que muta. El numero pi (π) y la sucesión de Fibonacci que luego va a resultar en el mismo numero áureo funcionan bajo la lógica de la iteración ya que sus cocientes varían ininitamente siguiendo el mismo patrón inicial.

Número pi π ≈ 3,14159265358979323846...

Sucesión de Fibonacci.1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233...

¡Suiciente con los números!, preiero entenderlo de otra manera. En el libro de las mejores historias siniestras hay un cuento llamado “Doble, triple” o

“The Dummy” de Susang Sontag, el protagonista cansado de la vida que llevaba pero sin llegar al ex-tremo del suicidio busca poner en su lugar a un doble que él mismo crea y enseña a ser como él. Luego el doble por su lado se cansa de llevar esa vida obligado, en especial porque se enamora de la señorita Amor. Así pues que copia y original deciden hacer una copia nueva que llene el vacío que el original dejó al escapar y al que la primera copia abandona por amor. Sí que he querido escaparme de esa manera, imaginé un día decirle a la copia ve y haz eso por mí: ¡ve y enfrenta los temores que yo no soy capaz de enfrentar!, ¡ve y dile a la gente lo que yo no soy capaz de decir!, ¡ven y dime lo que no podría creer si no es en mi propia voz!“Irá a trabajar en mi lugar y recaerá sobre él la aprobación y censura de mi jefe”* decía el personaje de la historia “The Dummy”, pero es que hay días en que le encuentro sentido, cuando me siento cansado de esta vida también se me ha ocurrido buscar o hacer una copia de mí mismo para que llene el vacío que mi ausencia deje. Mientras yo vago como incógnito descubriendo otros destinos, separándome de mi vida pero no de mi mismo. Tal vez cuando yo decida volver mi copia no sea la que yo dejé, de pronto ya será un

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tercero o un cuarto cuyo predecesor se cansó y huyó. Tal vez se parezca al que soy entonces y pueda volver a tomar mi lugar.

Nada en la vida pasa por segunda vez igual, pero sin embargo parece que vivimos en ciclos. Sin darnos cuenta parece que un remolino de sucesos nos persi-gue, a la manera de Heráclito vivimos en la ilusión de las aguas estables e idénticas que están en permanen-te cambio: la ilusión de la estabilidad, de la unidad,de la separación, ilusión del cambio.!No se puede esca-par del remolino de la iteración!.

Sin hacer cuentas alguna vez duré más o menos dos semanas repitiendo el mismo día, de esas ilusio-nes que lo atrapan a uno en la depresión y a la que muchas personas llaman monotonía. A las 8:00 de la mañana suena el despertador de campanitas, tan solo lo apago y vuelvo dormir, después, como a los 15 mi-nutos suena el del celular y ahí si ya tocó. Ahora pien-so que no tenía sentido poner el primero si ya sabía que el segundo iba a sonar, y a pesar de saberlo creo que pasaran más semanas y lo volveré a hacer igual. El resto de esos días los podría resumir así: salir alguna o otra ocupación, a las 3 casualmente volver, almorzar, desde las 4 pasaditas tomar una siesta hasta las 5:30, luego las noticias en familia, de esas que también

parecen repetirse, mirar el correo, un poco a veces mucho tiempo en el computador, luego resolver algún u otro trabajo hasta no muy tarde, trasnochar solo a menos que sea estrictamente necesario, irse dormir. El reloj de campanitas suena.

¡Ahh!, ¿No dan ganas de gritar?, resulta asixiante, aburridor, depresivo… ahoga.

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viejo amigo, regresar al colegio, estar con un amor del pasado, ir a un lugar extraordinario, volver a decir lo ya dicho. Estoy siendo demasiado trascendental, y eso llega a fastidiarme, hay cositas “bobas”que me en-cantaría repetir, como una vez que estaba de paseo familiar en Cartagena y me escapé solo para poder tomar fotos a mi antojo y comprar algunas chucherías por ahí, el momento en sí fue cuando llegué frente al museo Grau en la ciudad antigua, estaba una palen-quera vestida hermosamente de multicolor vendiendo patilla, me senté en una banquita de madera bajo el sol de los venados, diría mi mamá, un pedazote de patilla para mí solo, la cara mojada de dulce y el piso lleno de palomas recogiendo las semillas… fue per-fecto. Sin miedo a equivocarme, puedo airmar que no hay quien en verdad no quiera repetir un momen-to de su vida exactamente a menos que contenga un poder tan especial en donde cada detalle tuvo que ser tal cual pasó y en dicho caso pienso que no tendría sentido repetirlo porque una segunda vez destrozaría lo especial que fue el primero.“Repetiría el momento en el que tuve a María Paz por primera vez en mis brazos porque es un instante que le cambia a uno la forma de ver la vida para siempre y lo haría para volver a sentir esa sensación“cósmica”que solo un nacimiento puede explicar”, esa respuesta me ha

to-mado por sorpresa, como una cachetada… es posible que Nata en un futuro tenga un hijo de nuevo, espero así sea, claro que no sea tan pronto, y la sensación seria totalmente diferente, hay cosas que se escapan de mi imaginación porque la imaginación se alimenta de la realidad, realidad en la que el sentimiento de ser padre no existe y esto en el fondo me hace pensar que hay un valor muy importante a lo que podemos llamar único y lo que vale la pena repetir. Ya estoy en esta-do de paraesta-doja y eso me confunde, me hace pensar que entonces preiero no repetir el suceso de la patilla frente al museo Grau, no desearía destrozarlo de esa manera y tampoco parece tan poderoso.

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sentido repetir algún momento de la vida porque perdería su valor, que hay algunos que deseáramos repetirlos para alterarlos en algún modo o en qué momento entonces simplemente empieza a borrar-se esa barrera que divide al original de la copia... pa-rece demasiado complejo de entender, no sabría dar una respuesta. Vivimos en un mundo que multiplica a gran velocidad, procesos industriales que generan copias idénticas de objetos sin in, se transforman, se degradan, se acumulan. Un mundo donde la informa-ción viaja como bacteria haciendo mitosis y meiosis de sí misma, siendo alterada, interpretada, violada. Ese mundo del COPY-PASTE. Un mundo inundado por ilusiones y espejismos, donde empieza a confundir-se lo real con lo virtual, lo complejo y lo simple, lo verdadero y lo falso. Parece necesario darle stop a la máquina y pensar.

Siempre me ha parecido ridículo cuando hago al-guna pintura o dibujo e inocentemente alguien me dice que si le hago uno igual, y no es por razones del valor de la obra única en su tipo, como esas pinturas famosas que al parecer residen ocultas en bóvedas de seguridad mientras su réplica se exhibe en los museos. Es un valor diferente el que veo afectado, el valor del hacer, en especial cuando se trata de procesos tan

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entender la naturaleza del pintor como para atarse a la proa de un embarcación en plena tormenta aun a costa de su propia vida. Como lo habré dicho antes, tenia que ser un pintor elemental, un pintor del agua.

¿Cómo se puede evitar ese sin sabor que puede dejar el boceto frente al original? Le habrá pasado a muchos, incluso al mismo Turner, y obvio que no solo si se trata de una pintura, el dibujo posee el mismo inconveniente, incluso las técnicas digitales o la foto-grafía. Pero la pintura es más escurridiza, bueno, mi pintura es más escurridiza (si es que ese es el término adecuado), lentamente he encontrado mi manera de hacer y tras varios tropiezos me he dado cuenta que no puedo pretender ceñirme a algo predeterminado, siempre algo se transforma de manera inesperada y he entendido que la pintura en especial debe ser quien me sorprenda con su resultado. Se abre aquí un espacio para debatir un conlicto personal, entre la ilustración y la pintura, con respecto a lo espontáneo, lo repetitivo y lo planeado. Ilustrar pintando o pintar para ilustrar, ese es el dilema que siempre tuve. Siento que el planteamiento de una imagen que supone ser una ilustración a veces condiciona de muchas mane-ras el proceso, bien sea por temas de narrativa, cuan-do se trata de la creación de un personaje o cuancuan-do

Turner. Barco ardiendo. 1826-1830

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se trabaja con imágenes de reconocida estética. Ahora bien, el dilema puede terminar muy conveniente cuan-do se reconocen las ventajas de la herramienta, se adquiere un estilo y se entiende la manera de traba-jar, con esto claro el astuto así busca los temas que le convengan, la narrativa que le funcione y la estética más coherente. La imagen entonces no solo gana va-lores técnicos, también de sentido.

Entonces aparece aquí el sentido común, ha veni-do a interrogarme, como lo hace a Tertuliano Máximo Afonso en la novela de José Saramago,“El hombre duplicado”cuando quiere explicarse el porqué de su obsesión con la idea de un sosia y su afán por ocul-tarlo a María Paz, siendo que ella aparentemente no le importa. Situaciones contradictorias. Situaciones en las que me suelo meter constantemente, situaciones paradójicas. ¿No resulta contradictorio que quiera ha-cer pinturas “gemelas”cuando existe un rechazo en duplicarlas? Para empezar se trata de eso también, de contradicciones. Otro dilema como el de ilustrar y pintar, que merece ser resuelto a continuación… La Catedral de Ruán de Monet, esa es una buena pista.

Las llaves de la casa se me pierden todo el tiempo, ahora ya ni tengo propias, me toca compartirlas. Di-gamos que soy de los que extravían muchas cosas sin

darme cuenta ni en que momento ni como, las dejo en el momento menos esperado sin la menor conciencia. Para encontrarlas hay una solución muy típica, regresa tus pasos y repite lo que hiciste, en el camino seguro se encuentran… repetir en este caso no para volver a ge-nerar algo, repetir para entender y encontrar. Se dice que hay más de 30 pinturas de la Catedral de Ruán repartidas por todo el planeta, todas hechas desde la misma ventana del cuarto que Monet rentó cerca de la Catedral, hechas a distintos momentos del día, en diferentes estaciones del año y de diferente manera pero todas desde el mismo punto de vista, del mismo tamaño y el mismo encuadre.

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algo. Si se tratara de una forma de producción no se tomaría tantas molestias: rentar un cuarto por más de tres años, esperar el cambio de estación, incluso al parecer destruir series enteras con las que no se sentía satisfecho, había algo más que lo motivaba… una relexión.

La palabra relexión hace referencia a dos cosas que son completamente convenientes para mi: esa que sucede en nuestras mentes como un proceso

Estudio al aire libre de figura vuelta hacia la derecha- izquierda

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de meditación y la otra que sucede cuando una su-pericie hace regresar los rayos de luz incidente. Una que se piensa mientras la otra se duplica. El proceso de Monet y el que sucede en mi proyecto son una relexión en todo el sentido de la palabra. No solo el resultado que arroja reproducir un motivo, en espe-cial el proceso mental de entender algo, el proceso mismo, la pintura en sí. Monet quería entender la luz, buscaba algo que se encontraba en la relación entre él y su modelo, quería apoderarse de él en su totalidad, de esa observación del natural, de esa pre-sencia. Mis referentes no posan frente a mi esta vez para ser capturados, a diferencia de Monet, existe un carácter diferente en la inventiva, el de resolver la imagen alejándose del modelo; sin embargo Monet también lograba alejarse de su modelo y dar a cada una de sus series unos últimos retoques que nacían tan solo de su cabeza.

El momento de pintar está lleno de cosas inexplica-bles, cada decisión se presenta por sí sola como caída del cielo, sucede muchas veces que tengo en mi ca-beza un color que necesito poner pero al momento de prepararlo resulta no ser tan exacto, ese parece agradar así que termina en la imagen colándose por casualidad. Pasa también que se pierde un pincel y

resulto usando la espátula en su remplazo, gene-rando un efecto totalmente diferente. Pasan tantas cosas que uno cree que sabe hacer, tan solo pasan, solo hay que dejarlas. Ser un vehículo. Con todo esto pasando el duplicado también parece como un nuevo reto… otros colores se colarán, otras formas surgirán de la mano, otras desaparecerán.Con cau-tela…no hay que dejar que la repetición se consuma, se mecanice, se desvalorice y se degrade. Repetir no solo resulta al inal como una relexión interna del hacer, como un recorrido en el pasado buscando las llaves, juntar a los gemelos los hace pensarse uno en el otro. El díptico “iteración” fue un despertar hacia el termino en si, entender que la imagen duplicado debería pasar por el iltro de la deriva, de lo inexacto y espontáneo, más espontáneo aun que la primera. Entender que no existe original ni copia, que son dos iguales pero diferentes, que una a la otra se retroali-mentan, se cuestionan, se encaran.

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“Narcisos secos”. Oscar Muñoz. 1994

de una manera y no de otra, como, a pesar de contar con condiciones exactas: temperatura, tamaño, canti-dad de agua… cada uno de los Narcisos secos existe en un universo individual y propio. No se han degrada-do, no han perdido su valor, han muerto, como lo dice el mismo Muñoz, como aguas estancadas existen en una eternidad tan propia ya que su creación y vida los ha hecho diferentes. Monet y Muñoz tienen un iltro físico, eso que genera lo convergente se materializa y ayuda a no reincidir. Monet cuenta con los cambios de la luz, del tiempo, del clima; Muñoz con el espa-cio físico del agua, el moviendo de las partículas, y la fragilidad de la supericie, para él accidentes que no puede controlar donde la voluntad se anula por medio del azar. Por mi parte yo cuento con muy pocas que se maniiestan físicamente, el tiempo por ejemplo es uno de ellos; los demás “iltros” están en el proceso y en mi mente. El proceso me ha presentado con dos “iltros” que se escapan de mi control: Resina y cera, luego llegará el momento de hablar de ello.

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Doble

Todo en el mundo está dividido en dos partes, de las cuales una es visible y la otra invisible. Aquello visible no es sino el reflejo de lo invisible.”

Zohar,I, 39, reproducido en JL Borges. El libro de los sueños

A veces cuando voy por la calle tiendo a imaginar que hay algo más sucediendo aparte de tan solo ir caminando. Claro esta que lo que sucede alrededor alimenta eso que imagino. A veces me imagino que un hábil acróbata hace monerías de poste en poste, haciendo equilibrio sobre los cables de la luz, saltan-do sobre los ediicios, los semáforos, en tosaltan-do lasaltan-do menos en el suelo, como si fuese de videojuego, an-dando justo al lado mío todo el camino. Esa señora de vestido azul con el cabello recogido debe ir de afán porque no tuvo tiempo suiciente de arreglar-se y supongo que por las bolsas de papel que lleva debe trabajar como secretaria o asistente de alguien, tal vez tenga unos zapatos de cambio porque su tra-bajo le demanda caminar mucho. A veces pienso en como sobreviviría si de repente hubiera un apoca-lipsis zombie, podría esconderme en aquella tienda donde no hay mucha gente y esperar allí, o mejor

me salto la reja de ese ediicio e intento subirme al techo de la casa de al lado. No voy a negar que me avergüenzo de ello, me siento como si hubiese sido invadido por esa onda del tema zombie, no debería ponerlo de ejemplo…ya lo escribí.

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aca-ricio las orejas, suelto mi maleta en el piso del estudio. Cuando subo las escaleras justo en frente veo el gran espejo… no soy más que yo mismo el perseguidor, o bueno no es más que ese que esta en el espejo.

Me enteré que en verdad hay personas que sufren de la incapacidad de reconocerse en el espejo, que sien-ten a quien ven en el relejo como otro, personas que podrían padecer de conlictos de identidad y fuertes in-consistencias con su “yo”. En muchas de estas perso-nas se puede encontrar vestigios de la mente humana frente al reconocimiento y análisis de imágenes, incluso la relación que existe con los otros sentidos. El ejemplo en el que no dejo de pensar, Narciso, pudo padecer de algún tipo de conlicto psicológico y claro inventado yo un dictamen medico nada adecuado a un ser mitoló-gico, este personaje sería no más que un enfermo. A temprana edad la mayoría de los seres humanos nos enfrentamos a un proceso al que muy pocos animales se enfrenta, el llamado estadio del espejo de Lacan, un momento en que se crea una conciencia de la imagen propia a través del reconocimiento sensual de nuestro rostro, proceso que en este tipo de personas parece ausente o deiciente.“Y mientras ansía calmar la sed, Nació otra sed; y mientras bebe, cautivado por la belle-za que esta viendo, ama una esperanbelle-za sin cuerpo cree

que es cuerpo lo que es agua”*. Narciso contempla una imagen de la paradoja, desea un cuerpo que esta tan en si mismo que no lo puede alcanzar. Aparecen entonces dos nociones de la imagen duplicada: como un autorreferente o una extensión del ser.

¿Qué sucede cuando los dobles se encuentran? En la cultura popular Germánica se dice que quien en-cara a su doble encontrará la muerte, se habla de la igura del Doppelgänger. También podría encontrar el amor y caer en las vanidosas garras del Narcisismo. En los novelones de la televisión, de esas generalmen-te Mexicanas, puede aparecer un gemelo de nombre disonante que cambie repentinamente el rumbo de la historia, algunos intentarán cambiar de lugar y ha-cerse pasar el uno por el otro, unos suplantarse con ines malsanos y otros con curiosidad buscarán en su par los rastros de su pasado. La literatura conoce muy bien sobre los dobles: en el cuento “el otro” de Jorge Luis Borges un hombre, al parecer él mismo, tiene una conversación con su yo del pasado; “la sombra” de Hans Christian Andersen que trata de un hombre y su sombra que se materializa dejando al hombre original como la sombra; la historia de “the Dummy” de Su-san Songtang y el libro de José Saramago “el hombre

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duplicado”, entre muchos otros ejemplos que se me puedan escapar. Podría pasar algo menos literal, un suceso al que pretenden muchos de los pensamientos religiosos, ¡encuéntrate a ti mismo! ,o el bien sabido “conócete a ti mismo” platónico. En el pensamiento Zen se usan variados métodos de meditación con el in de llegar a la iluminación a través del encuentro con uno mismo. Si los dobles se encuentran en este orden de ideas caerían en un círculo complejo de la autorreferencia, la voz de la conciencia tal vez. Cami-no posible a un sendero espiritual, o ruta estrepitosa

“Metamorfosis de Narciso”.Salvador Dali. 1937

hacia el caos. Podría tratarse de un cambio, una meta-morfosis del ser, me recuerda a la pintura de Dalí que se trata en fondo sobre el momento del cambio.

“Mientras que los ordenadores oscilan de modo suicida cuando se quedan en una paradoja autorrefe-rencial, los sistemas biológicos emprenden la autorre-ferencia para capturarse hacia formas más elevadas”*, bien se trate de evolución, de adaptación, de com-prensión, de mecanismos para la trascendencia o por el contrario de estancamiento, de autodestrucción, de suicidio, de locura; los conceptos de la dualidad existen siempre como un potencial que busca un equilibrio. Se habla de la teoría de la complementae-reidad de la que el famoso Físico Neils Borh se valió para explicar su modelo atómico que contenía cargas positivas y negativas. Palabras vagas que uso yo de ideas sumamente complejas. Pensamiento que llegó al Físico luego de adentrarse en el pensamiento Zen y el pensamiento Chino del Yin y el Yang, donde la idea de ir más allá signiica retornar. La dualidad de la ma-teria no parece tan extraña cuando los pensamientos distantes de juntan: partículas/ondas, espacio/tiempo, energía/ materia, movimiento/ reposo, existencia/no

* John Briggs y F. David Pea.

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existencia, masculino/femenino. Caos y orden juegan a los dados, apuestan la coniguración de las realida-des. La dualidad se presenta para desvanecer las pare-des que construyen la ilusión de la separación abrien-do camino a la consciencia de la unidad y la relación mutua entre todas las cosas y sucesos.

“Cuando existe la dualidad uno ve al otro, huele al otro y saborea al otro… Sin embargo cuando todo se ha hecho uno ¿a quién se podría ver?¿A quién se podría oler?, ¿a quién se podría saborear?”*. La des-dicha y la des-dicha de Narciso oscila en la incapacidad se reconocer su presencia o su ausencia en el agua, el vago relejo le brindaba vestigios de una relación falsa. Narciso muere cuando sabe que la ilusión se desvane-ce fuera del alcandesvane-ce de sus ojos, a Narciso lo mató la falsa extensión de su propio cuerpo y el darse cuen-ta que la dualidad se desvanecía dejándolo cuen-tan solo consigo mismo. La idea de la extensión también de-viene del concepto de la dualidad, Marshall Mcluhan es un teórico que ha relexionado sobre la inluencia de los medios en el pensamiento humano, para él los seres humanos sentimos fascinación por cualquier ex-tensión propia: de la mirada, los brazos, las manos, la

* Capra, F. (1939). El Tao de la Física. (A. A. Moreno, Trad.)

lengua… el problema radica cuando esta extensión logra amputar a su homólogo, destruyéndolo funcio-nalmente. Con una extensión de sí mismo se provoca un entumecimiento del ser, se degradan las funciones y se vuelven virtuales las potencias humanas. La tec-nología en su esencia puede convertirse en el relejo del Narciso, en la sombra del humano, con engañosa simpatía poco a poco dejará a su creador carente de sus facultades y será un remplazo funcional, dejando a su paso inertes a los hombres.

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Lo que hay en medio Un proceso.

“Las cosas no son lo que son sino en lo que se convierten .Y llegan a ser en las imágenes lo que llegan a ser en nuestra ensoñación”

Gastón Bachelard. El agua y los sueños.

Era un Martes, lo recuerdo, cuando llegué a mi casa cargando un lienzo que pensé que iba a ser destruido por haberme atrevido a meterlo a un Transmilenio en hora pico. Llegó sano y salvo, logré evadir tumultos y conseguir un puesto libre. Valió la pena tomar el ries-go, ahora podía continuar pintando en mi casa. Ese martes volví a ver algo que al parecer había olvidado. Está hace como 7 años, creo, en una pared de la sala, la primera que cualquiera ve al abrir la puerta de la casa, una de mis primeras pinturas. Una escena sub-marina, como una Atlántida misteriosa. En mi mano tenia un lienzo con la imagen de un hombre sumergi-do al lasumergi-do de un pulpo. Parece que esto fue hecho por la misma persona. Pensé… tal vez me había olvidado de ese personaje.

No se si me este devolviendo demasiado para poder destapar los caudales que han traído hasta hoy el pro-blema del agua a mi interés, ahora lo se por que tengo

la conciencia del pasado sobre las decisiones que en el presente a veces parecen aleatorias. Aquella pintura que hice a los 14 años, a la que llamaba ajedrez de coral, recuerdo que surgió de un sueño que tuve, lo logre bocetar rápidamente apenas desperté y luego encontré el papelito donde lo había hecho. Tengo que volver a hacer algo así. Bien lo leí de Bachelard en “el derecho de soñar”: “ hay que soñar largo tiempo para comprender un agua tranquila”, y ahora 7 años des-pués al parece aun sigo soñando con agua, y tal vez

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aun no la comprenda. Ahora acá en estas páginas qui-siera contar como esa cantidad de aluyentes llenos de aparentes aleatoriedades en verdad se transforman en lo que ha inspirado el resto de palabrería que acá se ha escrito. Algo seguro es que al parecer siento como si se tratase de una cantidad de casualidades que pu-dieron no tener importancia y las cuales uno agarra para poder sostener las vagas ideas que aparecen en el proceso creativo. Aquí se plasma mi intento, por que no quiero presumir que he resuelto el problema.

Habrá que regresar un poco más aun… ahora sí que voy a exagerar para describir una de esas casualida-des. Mi infancia la pasé en un lugar, para mi increíble, vivía en un conjunto de casas que estaban cerca a un acueducto donde trabajaba mi papá, básicamente ese lugar era todo mi mundo, allí tenia como amigos a los otros hijos de los otros empleados que también vivían allá, contábamos con una casa agradable, ser-vicios, televisión, campo abierto, cancha de football, un parque, un casino, hasta una cancha de tenis. Solo había que salir a hacer mercado en el pueblo cercano y al colegio. En mi mente de niño parecía un mundo gigante; subirse a los árboles, entrar al bosque, subir la montaña, fue genial. Pero lo mejor de todo siem-pre fue encontrar agua en todo lado. La planta de

acueducto estaba llena de tubos y salientes por donde luían las diferentes corrientes de agua procesada. Un día de sed bastaba tan solo buscar en el pasto algún grifo con el agua más pura recién salida de su trata-miento. También subir la montaña a la planta y en-contrarse con los estanques iltrados de óxidos, tierra, musgo y cualquier partícula, uno a uno hasta llegar a los que parecían estar llenos con el agua más clara. Luego pasar a una estación llamada “Bombas” don-de se llenaban y vaciaban cuartos con agua. Siempre veíamos escondidos y desde lejos ya que nos estaba prohibido llegar hasta allá. Vivir cerca al acueducto siempre me ha generado una serie de imaginarios que se vinculan con la cantidad de escenarios que solía ver, la maquina y la naturaleza mezcladas, conviviendo; la idea de un mundo alterno, un mundo que se presen-taba bajo la poca conciencia del mundo exterior; la idea de la puriicación y la materialidad del agua.

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más interesante es que con ella puede crear materiales inexistentes porque su creación existe en una realidad intermedia, es por esa razón que para Bachelard y tam-bién para mi, pintar se trata de participar en la creación de un universo, el cual es activado por la materialidad. Mi universo se construye entonces, ahora lo sé, lleno de imágenes difusas, de personajes paradójicos, de espacios absurdos, de situaciones irónicas y de una materialidad luida.

Darse cuenta del resultado y el tipo de imágenes que se crean es un gran detonante para así emprender este camino hacia el proyecto de grado. Echando un vis-tazo a la mayoría de mis trabajos me dí cuenta de la presencia constante del espacio acuático. Tres de los libros ilustrados que he hecho tienen un ingrediente de lo acuático: El primero es una historia llamada Yo Que-ría Tener un Flotador sobre un recuerdo de mi infancia de cómo aprendí a nadar, el segundo es de un cuento de Germán Castro Caycedo llamado “el Viringuito”, algo así como la historia de la princesa y el sapo pero con un pez muy popular en el Paciico Colombiano al que llaman viringo, el tercero es un libro llamado “la tormenta” sobre un canción de la 33. También pasa lo mismo con algunas de mis pinturas como

“autorretra-to lavándome la cara” o “ bajo agua”. Ilustración del libro “el Viringuito” Acrílico sobre papel.2010

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“Bajo agua” Acrílico y Óleo sobre lienzo. 2009

El trabajo de grado y en general la totalidad de los motivos de las obras artísticas o creativas deben nacer de lo espontáneo, necesitan devenir de la sincera re-lación de su creador con sus intereses, que de alguna manera se sienta muy personal la relación que cada uno sienta con su obra. He entendido la relación que existe con lo mayoría de trabajos que he hecho has-ta ahora, pero has-también se hacia necesario analizar o ahondar en la problemática que se había colado en

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mi trabajo; para ello planeé una serie de trabajos que me ayudaran a entender la dinámica de mis anteriores obras y me dieran respuestas para las futuras. Siem-pre he pensado que la mejor manera de crear resulta del ejercicio de alejarse un poco de los planteamientos teóricos y resolver la obra en el hacer, todo tipo de ideal conceptual llegará luego de la experimentación, el ensayo y el error. La primera obra que me ayudó tenia que ver con la realización más conciente de un imaginario del agua, para lo cual tomé tres cuentos cortos que tuvieras al elemento del agua como prota-gonista, escenario o personaje importante con el cual se resolviera el relato. La memoria, los sueños, la duali-dad, el relejo, la mirada entre otros fueron algunos de los subtemas que quería encontrar y los cuales hacen parte de los 3 cuentos cortos que había elegido para hacer un libro ilustrado.

El primero era un relato de Virginia Woolf llamado “La fascinación del estanque”que es contado en pri-mera persona por un anónimo que no se puede iden-tiicar bien, frente a un viejo estanque empieza a re-lexionar sobre el pasado y las historias que pudiesen haber en su fondo oscuro dando como explicación la extraña atracción que causan los estanques. El cuento de Virginia Woolf trata en esencia de la memoria que

poseen los objetos y lugares, esa carga invisible que contienen las cosas que se impregnan de las viven-cias humanas y que en el caso del agua parece causar más fascinación ya que es un elemento, al igual que el fuego, causante de atracción. EL segundo es un relato de Julio Cortázar que hace parte de uno de los 12 cuentos del libro “ Del inal del juego” (1956), en don-de el narrador tiene una conversación con su amigo Mauricio; estos recuerdan a su viejo amigo Lucio y los momentos que dejaron atrás, al igual que un extraño sueño que recuerda el narrador donde un hombre se ahoga. Este cuento hace parte del ejercicio ya que usa el elemento del agua para que los personajes logren entrar en su pasado, es como un elemento que activa la memoria y los sueños, también es muy interesante la manera en que Cortazar cuenta la historia como una conversación entre una voz que narra, un es-pectador silencioso y un recuerdo. El tercer relato es el cuento de Wilde que aparece como primera cita en el capítulo Agua, aunque es uno muy corto, la manera en que esta resuelto resulta para mi perfecta para problematizar muchas cuestiones sobre la ima-gen, la mirada y el relejo.

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imágenes que nacen de ideas tan abstractas, ambi-guas y oníricas. Para comenzar era necesario romper con nociones estrictas de espacio y tiempo y tender mucho más a un espacio atmosférico, en esta medida el uso de las transparencias y el color demandaba una gran capacidad. La presencia de personajes difusos y sin rostro requería también perderle el miedo a salirse de la representación, de esta manera también inicié una pintura que me ayudara a deinir el tipo de ima-gen que quería desarrollar, en ella también exploré con un gran formato y con el trabajo de texturas; la pintura “cuando llega un socia” terminó siendo una explora-ción en varios sentidos: desde el uso del color y la ma-teria, el formato y la concepción de una imagen que fuese propia del agua y hablara del relejo y lo difuso.

Apareció un aspecto importante luego de la explo-ración con las anteriores imágenes, la concepción del espacio atmosférico y de la profundidad, quería generar una espacialidad más densa como la que se siente al ver una pintura de Ruprecht Von Kaufmann, escenarios absurdos con situaciones irónicas, sus pinturas se componen de imágenes superpuestas, insectos sobre lugares indeinibles, postes de la luz frente a un elefante nadador, hombres ahogándose tras formas blancas alargadas, la composición de las

Ilustración para “la fascinacion del estanque” ilustración para

“Reflejo”

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pinturas están pensadas para generar una profun-didad confusa ya que los elementos que aparecen representados viven en un no espacio. Otro referente importante trabaja con pintura digital, Alex Fischer usa la herramienta de una manera tan luida que lo-gra darle a sus imágenes una materialidad tan viva que parece confundirse con la pintura al óleo, el re-curso que hace que su trabajo lleno de transparen-cias y profundidad es uno que el medio digital posee de una manera muy natural: layers.

Paralelo a estos ejercicios de búsqueda estuve crean-do mi propio cuento con vista a hacer un libro ilustracrean-do o libro álbum. La historia es una adaptación del mito del Narciso interpretado en mi contemporaneidad y poniendo a Narciso en su dilema fuera del espacio del estanque, llevando a que el personaje sintiera a su par al asecho sobre las diferente supericies relejantes de la ciudad, este cae bajo los encantos de su doble y regresa al estanque para hundirse en su imagen. Su-cedió que la historia resultante tenia elementos que podrían quedarse cortos bajo una narrativa rígida, aunque claro también era muy posible encontrar la manera de materializar la complejidad del relato en imágenes poderosas en el recurso editorial. Sentí la

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rato tan solo en lo que la materialidad de la pintura podría ofrecer a mis imágenes, de allí luego podrían devenir las ilustraciones. Conieso que en la totali-dad de mi carrera universitaria lo que más me atrapó junto a la pintura fue hacer libros, en especial libros Álbum, y claro que quise haber hecho un libro de este tipo como trabajo de grado, pero también soy de las personas que aceptan lo que la vida misma me presenta y lo que encontré en la siguiente exploración logro zafarse del problema del libro y extendió mi con-cepción sobre cosas que podría logar con la pintura.

Resina y cera, nuevos materiales que prometían propiedades pertinentes a mi búsqueda. El medio de la resina resultó más inestable de lo que parecía. Se

Island. Alex Fischer. Imagen digital. 2011 Ruprecht von Kaufmann . Óleo, pigmento y cera sobre tela.

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del agua pero necesita de la quietud para encontrar el equilibrio. Como una capa física se posa sobre las imágenes, su naturaleza cristalina envía a la distancia las iguras que cubre. La cera por su lado es opaca y se mezcla con facilidad con los oleos, genera una pas-tosidad interesante y sin embargo logra ser traslucida y densa, Ruprecht Von Kaufmann usa también este medio en sus pinturas.

Fue muy emocionante la experimentación con téc-nicas ajenas, enfrentando los riesgos y la incertidum-bre que surgían en el hacer, descubrir la cantidad de cosas que pasaban a través de las diferentes capas de material y el devenir del resultado de la imagen la lle-naba de virtudes inesperadas. Me sentí muy conforme con el riesgo y decidí apostarle en su totalidad a la plasticidad que me brindaban estos materiales, igual siempre fue muy divertido, incluso la pintura que re-sultó de la experimentación más basta (la que logre salvar de la locura de Transmilenio), que parecía surgir sin mi completo control fue para mi una de las imá-genes más hermosas que he logrado. Aquí en este punto, se derrumbo totalmente la idea de hacer un libro ilustrado, el conlicto entre pintar e ilustrar del que ya había hablado antes, ya que en algunos pun-tos las imágenes que planeaba y que con

anteriori-dad tenían un boceto aparentemente claro, daban un vuelco interesante que podría desviar el propósito de una narrativa clara. Sin embargo esto no impedía que pudiera usar el cuento del Narciso como una hilo con-ductor que me ayudara a no perderme en la difusa travesía de pintar.

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Recordar cómo ha sido el proceso que me trajo al punto de escribir estas palabras y recorrer el cami-no de la experiencia artística ha sido un complicado meollo sin salida que dio pie para matarse la cabeza pensado cómo es que algo resulta de cierta manera y no de otra. Podría hablar de suerte, al darme cuenta que las decisiones en el camino, algunas demasiado riesgosas, han sabido acomodarse a la problemática inicial y ahora todo el trabajo que he hecho se pre-senta ante mi para decirme que esto es solo un ins-tante de todo lo que alguna vez se hizo y lo que se puede llegar a hacer.

Uno suele encariñarse con aquellas cosas que resul-taron exitosas en el pasado y a veces odiar las que causaron más tropiezos, pero el valor de ambas será siempre demasiado difícil de encontrar. A veces eso que nos cuesta más es lo que mejor nos hace. Amo pintar, me ha atrapado la materia de manera inexpli-cable y también encontré por la ilustración un cariño similar, siempre me he imaginado haciendo libros para

Filtración

“Ayudemos a la hidra a vaciar su niebla” Mallarme, Divagations

niños. Ha sido una lucha muy difícil de librar, mantener a ambas expresiones en equilibro; siempre en el fondo me ha causado dolores de cabeza, a veces una me des-pojaba de lo que pudiera pasar en la otra. Ya sé que estas ideas ya las había tratado de explicar antes, pero quisiera ahondar en ellas porque en parte esta vez pasó algo un poco particular, dejé de pelear y tan solo me acomodé a lo que pasaba, la pintura supo ganarse un espacio y desarticuló severamente lo que antes había planeado. Cada paso que di sorprendentemente im-ponía un punto de giro a la historia de mi obra.

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aprendí en este proceso, empezando por cuestionar la relación entre pintar e ilustrar, el uso de la materia-lidad sobre los medios gráicos y la importancia de la palabra escrita como código que ayuda a conigurar las imágenes.

Empezaré, y de nuevo con el mismo tema, hablando sobre la relación que la técnica tiene con la ilustración, ya no solo de la pintura porque es algo que puede pa-sar con muchos otros medios para resolver una ima-gen. Siempre he pensado mucho en la enorme dife-rencia que hay cuando uno toma un papel, un lienzo etc. y empieza a trabajar sobre él caprichosamente, a ver que pasa, y cuando uno hace lo mismo con la intención de elaborar una ilustración. Particularmente entre más suelto sea uno a la hora de plasmar, siem-pre existe un momento en que se sobrepasa el límite. Para mi una ilustración es una imagen que resulta de una narrativa, una idea, un concepto; y una pintura por otro lado aunque pueda tener el carácter de la an-terior o no, es una imagen que resulta de un momen-to, de unos movimientos y unas decisiones. ¿Qué tan ilustrativa puede ser una pintura? o ¿qué tan pictórica puede ser una ilustración?. Muy buenas preguntas que han nacido para el resto de mi vida.

El segundo aspecto al que quiero poner atención se

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Por último el tema de la palabra escrita, en especial a las que se cruzan con las imágenes resulta un as-pecto de consideración, cuando las imágenes están acompañadas de un texto este no solo adquiere un valor de código a este se le agrega un valor gráico y cuando se trata de una pintura se siente necesario también implantarle un valor plástico. La exploración con la pintura puede poner en duda la presencia de un texto, ya que este necesita estar a la altura plástica de la imagen, si no puede convertirse en un agregado inadvertido, inclusive molesto, hay que ser demasiado cuidadoso con la manera en que los dos códigos se presentan, es como irmar una pintura y ser muy hábil en este paso para no quebrar la dinámica de la ima-gen total, o cuando se elige una fuente para ponerla en la ilustración y esto también es un tanto diferente. La imagen-texto es un elemento demasiado peligroso ya que nos es tan familiar que desarticular sus cargas resulta un trabajo muy sutil.

¿Qué tan necesario resulta cada elemento? Usar una narrativa clara y contarla en imágenes. La pre-sencia de la palabra en la obra. El uso del agua físi-ca para hablar sobre agua o el uso de espejos para hablar de relejos. Todo lo que uno puede imaginar desde un principio para poder expresar lo que pasa

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Referencias

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