• No se han encontrado resultados

31 de Octubre de 2017 DOS FORMAS DE DAR SENTIDO A LA FE

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2018

Share "31 de Octubre de 2017 DOS FORMAS DE DAR SENTIDO A LA FE"

Copied!
110
0
0

Texto completo

(1)

31 de Octubre de 2017

DOS FORMAS DE DAR

SENTIDO A LA FE

Prácticas Religiosas De Jóvenes y Adultos

Mayores En Dos Parroquias Católicas de

Facatativá – Colombia.

Julian David Santana Vargas

(2)

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS – BOGOTÁ

DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES

FACULTAD DE SOCIOLOGÍA

Monografía para optar al título de Sociólogo:

DOS FORMAS DE DAR SENTIDO A LA FE:

Prácticas Religiosas De Jóvenes y Adultos Mayores En Dos Parroquias

Católicas Colombianas.

Por:

Julian David Santana Vargas

Dirigida Por:

Andrés Guerrero Albarracín.

(3)

A Dios… benemérito autor de todas las cosas, por su presencia inagotable durante la realización de este trabajo y por permitirme escuchar su voz clara y retumbante.

A mis Padres y mi Hermana… por su paciencia e incondicional apoyo en cada etapa de mi vida.

A María Angélica… mi compañera de vida y cómplice incansable de las decisiones

que me trajeron hasta aquí.

Y en especial a mi hijo Javier Alejandro… por ser la inspiración máxima y la luz que disipó las tinieblas en los momentos

(4)

Agradecimientos.

Deseo expresar mi más profundo sentido de agradecimiento al docente Andrés Guerrero Albarracín, por su cercanía, paciencia, por el tiempo invertido la asesoría de la presente investigación y por trasmitirme su vocación a la investigación y a la Sociología Comprensiva, a él mi respeto y admiración como profesional y como persona.

Al excelentísimo Monseñor Luis Gabriel Romero Franco, maestro y guía de mi proceso formativo como persona, quien no solo me ha acompaño desde mis primeros pasos en la sociología, sino que contribuyo con su inmenso conocimiento y experiencia a la realización de esta investigación.

A los presbíteros Víctor Hugo Rodas Pulido y Fray Juan Alberto Cárdenas O.S.A., quienes me abrieron las puertas de sus parroquias con total disposición para que esta investigación llegara a término.

Al honorable sociólogo francés Michel Maffesoli, quien amable y diligentemente respondió a los interrogantes que se le fueron postulados en el marco de esta investigación.

A los docentes Laura De La Rosa Solano y Felipe Andrés Aliaga Sáez, quienes contribuyeron, con la traducción de los interrogantes y el contacto con el Profesor Maffesoli, respectivamente, al desarrollo de ésta investigación.

A Camila, Nicolás y Erika, fraternos amigos y compañeros, con cuyo apoyo y discusiones académicas alcancé, en reiteradas ocasiones, la claridad en gran número de situaciones de éste trabajo investigativo.

(5)

Tabla de Contenido.

Resumen. ... 1

Introducción. ... 2

1. Prácticas Religiosas: Un problema de teodicea contemporánea ... 4

1.1. Justificación ... 8

1.2. Pregunta de Investigación ... 9

1.3. Objetivos ... 9

1.3.1. Objetivo General ... 9

1.3.2. Objetivos Específicos ... 9

1.4. Las prácticas religiosas y los vínculos sociales a través de la academia 10 1.5. ¿Cómo influyen los vínculos sociales en las prácticas religiosas ... 10

1.5.1. ¿Religión, religiosidad o búsqueda de sentidos en los jóvenes colombianos? ... 14

1.5.2. ¿Qué papel juegan las prácticas religiosas en la vida de los adultos mayores? ... 16

2. Sociología Comprensiva, Fenómeno Religioso y Vínculos Sociales .... 19

2.1. La Iglesia Católica y la comunidad ¿relación social? ... 19

2.2. Las prácticas religiosas y su orientación, ¿iglesia o comunidad religiosa? ... 23

2.3. Los vínculos sociales, ¿causa y efecto de las prácticas religiosas? ... 28

3. Experiencias de fe y vida ... 33

3.1. La influencia de Dios y las contradicciones de la vida humana. ... 34

(6)

3.3. Perspectivas, roles y significaciones. ... 47

4. Racionalidad, Verdad y Legitimidad. ... 52

4.1. Surge la esperanza en medio de la crisis ... 53

4.2. Grietas en el templo de Dios ... 58

4.3. La diversidad, ¿Una nueva crisis? ... 60

4.4. Una nueva esperanza: “Demos el primer paso” ... 65

4.5. Summi Pastoris: una diócesis conciliar ... 70

4.6. Santa Rita de Casia ... 72

4.7. San Pedro Claver ... 75

5. ¿Diferenciales?: Análisis de resultados categorizados: ... 78

5.1. Vínculos Sociales ... 79

5.2. Sentido ... 84

5.3. Comunidad Parroquial ... 87

5.4. Hierocrácia ... 89

5.5. Conclusiones ... 91

5.6. Algunas Recomendaciones ... 95

(7)

Índice de gráficos

Gráfico 1: Mapa conceptual referencias teórico conceptuales ... 32

Gráfico 2: Árbol de categorías ... 36

Índice de tablas Tabla 1: Selección de escenarios rituales ... 43

Tabla 2: Categorías de análisis y estrategias de investigación ... 46

Tabla 3: Técnicas e Instrumentos ... 51

Tabla 4: Oferta de eucaristías Santa Rita de Casia ... 73

(8)

DOS FORMAS DE DAR SENTIDO A LA FE:

Prácticas Religiosas de jóvenes y adultos mayores en dos parroquias católicas colombianas

Julian David Santana Vargas

Resumen:

La presente investigación se enmarca en el contexto de la crisis de sentido

de la iglesia católica, originada por las contradicciones que se dan al interior de

la misma por la no correspondencia entre lexis y praxis y que, unida a los

procesos de racionalización y secularización de la sociedad colombiana, ha

afectado a los jóvenes y a los adultos mayores, al sacarlos del centro de la vida

familiar y llevarlos a la búsqueda de nuevos sistemas de reconocimiento y apoyo.

Búsqueda que los jóvenes y adultos mayores de las parroquias Santa Rita de

Casia y San Pedro Claver han encontrado en las prácticas religiosas.

Es así como esta investigación buscó comprender los diferenciales de

sentido en las prácticas religiosas de los jóvenes y adultos mayores de dos

parroquias católicas colombianas, a partir del enfoque histórico hermenéutico,

con técnicas como la entrevista semiestructurada, entrevista a expertos, grupos

focales, encuestas y observación no participante.

Al finalizar la investigación se concluyó que los adultos mayores poseen

un sentido de pertenencia por la institución más desarrollado que los jóvenes,

puesto que asumen la fe como una herencia que debe acompañarlos hasta el

último día, lo que les permite escindir las contradicciones de la vida de la iglesia,

manteniendo su fe en la obra de Dios. Por otro lado, los jóvenes viven generan

su sentido de pertenencia hacia las personas que conforman la iglesia, mas no

hacia la institución en sí, lo que corrobora la hipótesis de que la religión ha salido

de la vida de los jóvenes, pero estamos asistiendo a un innegable retorno de la

(9)

Introducción.

El presente trabajo investigativo buscó indagar, en primera medida, la

genética de la crisis de sentido que atraviesa la Iglesia Católica, para establecer

su relación con las crisis pasadas que ha vivido la institución, como las que se

presentaron en algunos países de Europa tras la clausura del Concilio Vaticano

II, para en un segundo momento, comprender los diferenciales de sentido en las

prácticas religiosas de los jóvenes y adultos mayores.

Este estudio comparativo seleccionó dicha población, ya que los adultos

mayores, al ser los hijos del Concilio Vaticano II y de los cambios que éste

introdujo en la Iglesia, vivieron la crisis postconciliar, mientras que los jóvenes,

hijos de una generación que vivió la secularización y la racionalización del mundo,

han vivido la actual crisis de sentido y, a pesar de ello, es posible observar en

algunas parroquias católicas la amplia participación de ambos grupos

poblacionales, aunque con características diferenciales.

De este modo, se propone un estudio comparativo entre dos parroquias

católicas del municipio de Facatativá Cundinamarca, que fueron seleccionadas

por criterios que permitieran entablar un análisis a profundidad, como antigüedad,

siendo una de ellas una parroquia conciliar y la otra una parroquia joven,

población predominantemente joven y adulta mayor respectivamente, y carisma

del sacerdote encargado, al ser una parroquia diocesana y una parroquia de

comunidad religiosa.

El enfoque que orientó esta investigación fue el histórico hermenéutico,

basado en técnicas cualitativas que permitieran dar cuenta del fenómeno,

abordado desde las categorías de Vínculos Sociales, al ser éstos causa y efecto

de las prácticas religiosas; Sentido, al ser lo que otorga la orientación a la

práctica; Comunidad Parroquial, que se entiende como uno de los dos escenarios

en los que se desarrollan las prácticas religiosas, junto con la última categoría, la

(10)

Es así como se formularon los objetivos pertinentes para la consecución

del objetivo general, comprender los diferenciales de sentido en las prácticas

religiosas de jóvenes y adultos mayores en dos parroquias católicas del municipio

de Facatativá.

Como primer recurso, se realizó el rastreo del devenir socio-histórico de

las crisis de sentido que ha vivido la Iglesia Católica, iniciando por el contexto

universal, pasando por el latinoamericano, hasta llega al colombiano y finalizando

con el contexto, tanto de la diócesis a la que pertenecen las parroquias, como el

contexto mismo de las parroquias seleccionadas.

Posteriormente, se realizó la sistematización, descripción y análisis de los

resultados obtenidos a partir de una matriz que permitió identificar rastrear el

comportamiento de las categorías de análisis frente al fenómeno en cuestión para

poder emitir una serie de conclusiones que den respuesta al interrogante por el

(11)

1. Prácticas Religiosas: Un problema de teodicea contemporánea.

Durante la primera mitad del siglo XX la Iglesia Católica vivió en todo el

mundo una crisis de sentido como consecuencia de los sucesos de la Primera y

Segunda Guerra Mundial, en las que el principal cuestionamiento era por qué, si

existe un dios, éste deja que haya tanto sufrimiento en el mundo y sucedan

atrocidades como el holocausto nazi. Se trataba de un problema de teodicea que

obligó a las grandes religiones del mundo a pensar cuál sería su accionar en

medio de un mundo donde la racionalidad iba en aumento y la ciencia daba

respuesta a las significaciones del mundo que antes eran cubiertas por la fe.

En este contexto surge la necesidad en la Iglesia Católica de convocar el

Concilio Vaticano II, un concilio ecuménico en el que entre 1962 y 1965 reformó

su accionar, dando lugar a la participación de los fieles en la pastoral de la

institución. Pero con ello, también se introdujo el uso de la lengua vernácula, tanto

en la liturgia, como en el texto sagrado, La Biblia. Esto último le entregó el

conocimiento revelado y la interpretación del mismo, a los fieles, deber que hasta

entonces había sido responsabilidad exclusiva de los sacerdotes. Hecho que

puso en tela de juicio las verdades de la sagrada escritura al confrontarlas con la

ciencia.

Para el Papa Pablo VI, el concilio se desarrolló en tres etapas. La primera,

llena de euforia y esperanza por los cambios que llegarían tras su clausura. La

segunda, llena de problematicidad donde todo era discutido y/o discutible, “aparecieron inquietudes, corrientes, temores, audacias, arbitrios; la duda apareció aquí y allá, incluso en los cánones de verdad y autoridad,” (Soley, 2015,

pág. 112). En esta etapa, expone el autor, muchos se quedaron y dilataron los

procesos del concilio. Finalmente, durante la tercera etapa, en palabras de mismo pontífice, “la voz el concilio empezó a hacerse oír: clara, meditada, solemne […]

la discusión acaba, empieza la comprensión. Al arado y la siembra sucede el cultivo ordenado y positivo”. (pág. 112). Sin embargo, el autor expone que incluso

(12)

de que muchos no quisieron salir de la segunda etapa, no siguieron al pontífice y

al concilio en los consensos y las comprensiones y salieron al mundo dando una

lectura relativista de la Iglesia. Lo que, unido a la confrontación que se dio entre

la ciencia y la fe, llevó a la Iglesia a una de las crisis más profundas de su historia.

A día de hoy, según González (2016), la Iglesia continúa viviendo una

crisis en tres aspectos, una crisis de verdad, en donde los que predican no creen

lo que dicen y se ha perdido la unidad entre lexis y praxis, una crisis de

racionalidad, pues los feligreses comprenden de manera equivocada lo que se

les predica y una crisis de legitimidad, generada por la pérdida de consenso y

organización del ethos.

En Colombia, la crisis de la Iglesia se evidencia con la pérdida de fieles

que participan de las prácticas religiosas de la institución y/o que se identifican

como católicos. El sociólogo de la religión, Beltrán Cely (2013), evidencia un

quiebre generacional comparando la densidad poblacional de la Iglesia católica

colombiana de los años 60, década en la que se desarrolló el Concilio Vaticano

II, con la densidad poblacional actual de la Iglesia Católica colombiana,

encontrando que en la década de los 60, el 99% de la población colombiana se

identificaba como católica, mientras que en 2013, solo lo hacía un 70,9% (pág.

109). También señala que fue en la década de los 60 donde comenzó la

diversificación religiosa en Colombia, liderada sobre todo por la explosión

pentecostal. Este acontecimiento podría relacionarse con la lectura relativista de

la Iglesia y de la sagrada escritura que generó el Concilio Vaticano II.

En el marco de esta crisis de la Iglesia Católica, los jóvenes, al ser hijos

del paso de una sociedad homogénea en donde el poder religioso hegemónico

era el catolicismo, a una sociedad pluralista donde un gran número de

congregaciones y sectas tienen cabida, han visto el debilitamiento de los

procesos de la transmisión transgeneracional de creencias, mitos, valores y

sistemas morales de los abuelos y padres a los jóvenes (Beltrán Cely, 2009). Sin

embargo, aunque la transmisión generacional de las creencias no se dé de la

(13)

parroquias católicas en las que la participación de los jóvenes sigue siendo

significativa en relación con la participación de otros grupos etarios. Del mismo

modo, es posible encontrar parroquias católicas en las que la participación es

mayoritariamente de adultos mayores y los jóvenes son una minoría.

50 años después del Concilio Vaticano II, la Iglesia cuenta, entre muchos,

con dos tipos de población que participan de las prácticas religiosas de sus

parroquias de manera diferenciada. Una de ellas, los adultos mayores, hijos tanto

del cambio religioso y cultural que representó el concilio, como de la crisis

postconciliar de los primeros años, pero una generación que entiende que la

interpretación de la sagrada escritura es responsabilidad del sacerdocio, como lo

fue hasta antes del último concilio de la Iglesia, lo que puede generar en ellos

respeto y obediencia por la hierocracia1. La otra población, los jóvenes, hijos de

la crisis actual de Iglesia y de la diversidad religiosa colombiana, que se apropian

de manera diferente de los dogmas y los sentidos de la Iglesia, y que han recibido

del concilio la libre interpretación de la sagrada escritura, lo que los lleva a la

resignificación de dichos dogmas y sentidos, buscando nuevas formas de dar

sentido al mundo.

Por otro lado, la respuesta que la Iglesia Católica ha dado al surgimiento

de las interpretaciones que cada generación da, tanto a la sagrada escritura como

a la doctrina de la fe, ha sido la construcción de Planes Diocesanos de Pastoral

en donde se formulan diferentes ofertas de prácticas y escenarios para cada tipo

de feligrés, propiciando que adultos mayores y jóvenes representen, entonces,

dos formas diferenciales de acercarse a la doctrina de la fe católica, para luego

convertirla en prácticas religiosas, comprendidas en tres aspectos

fundamentales. El primero de ellos, la forma misma de las prácticas religiosas,

entendiéndose éste primer aspecto como el qué y el cómo de las mismas; en

segunda instancia, los vínculos sociales que establecen los sujetos, entendiendo

que la fe y las prácticas religiosas son producto de una relación

1 Entiéndase hierocracia como la jerarquía o gobierno de una institución religiosa, en este caso, se hace

(14)

comunitaria, y que son los vínculos sociales los que pueden llevar o no a la

participación del sujeto en dichas prácticas religiosas. Cabe señalar que, como

Maffesoli lo advierte (1988), los vínculos sociales son la base del cristianismo y

en ellos descansa su eficacia. Finalmente, el tercer aspecto para comprender las

prácticas religiosas, es el sentido que uno y otro grupo poblacional da a las

mismas.

En resumen, la Iglesia Católica ha venido lidiando con una cadena de crisis

que la han transformado y la han llevado a re-pensar su forma de ver el mundo y

su forma de accionar en él. A día de hoy, entre los diferentes tipos de población

que se encuentran adheridos a la Iglesia Católica, están los adultos mayores,

que, aunque vivieron las trasformaciones que trajo el Concilio Vaticano II,

conservan tradiciones preconciliares como la obediencia a la interpretación del

sacerdote y un bajo nivel de criticidad frente a lo que se les predica.

Por otro lado, se encuentran los jóvenes, quien han vivido la explosión de

la diversidad religiosa y el desarrollo científico del siglo XXI, que se siguen

acercando al fenómeno religioso, pero lo hacen de manera diferenciada de los

adultos mayores, puesto que éstos heredaron del Concilio Vaticano II la propia

interpretación de la sagrada escritura y de la doctrina de la Iglesia, lo que los lleva

a la re-significación de sus propias creencias. Es por esto que el presente estudio

comparativo busca comprender los diferenciales entre las prácticas religiosas de

los jóvenes y las de los adultos mayores que participan de los espacios ofertados

por dos parroquias católicas de Facatativá, Colombia, en el marco de la actual

(15)

1.1. Justificación:

Esta investigación es pertinente para la sociología, en tanto que, para ésta,

es importante comprender el poder que tienen las hierocracias en las sociedades

modernas, las cuales, pueden modificar el comportamiento de uno o varios

sujetos, o incluso el de una comunidad, a través de las prácticas que promueven y los vínculos sociales que en ellas se pueden generar, más aun, con el “regreso de una innegable religiosidad” (M. Maffesoli, comunicación vía e-mail, 2017). Por

otro lado, ahondar en el estudio de los vínculos sociales relacionados al

fenómeno religioso, ayuda a la sociología de la religión a acercarse a la

comprensión de los sentidos que dan los seres humanos a su accionar religioso.

De igual manera, estudios sociológicos en parroquias católicas pueden

ayudar a los párrocos a proponer nuevas líneas de accionar social y pastoral que

se ajusten de manera más adecuada a las nuevas necesidades de sus feligreses,

tanto jóvenes como adultos mayores, generando también espacios de diálogo

intergeneracional que permita, no solo la re-significación de los dogmas y los

elementos propios de la Iglesia Católica, sino también la conservación de las

tradiciones, tanto de la institución, como de los territorios en donde se ubican sus

parroquias y la configuración de nuevos vínculos sociales que recompongan y

fortalezcan el tejido social colombiano.

Finalmente, para la Iglesia Católica, bien sea en el ámbito diocesano o en

el de las comunidades religiosas, este tipo de estudios permiten repensar los

discursos y las prácticas que se promueven como institución, más allá de los

sacramentos, con el fin de superar su propia crisis en los tres aspectos

resaltados, legitimidad, unidad lexis y praxis y racionalidad, respondiendo a las

realidades de la sociedad actual y actualizando las formas de vivir la fe cristiana

(16)

1.2. Pregunta de Investigación:

¿Cuáles son y cómo se generan las diferencias de sentido entre las

prácticas religiosas de los jóvenes y las de los adultos mayores que participan y

se identifican con los escenarios ofertados por dos parroquias de la Iglesia

Católica en Facatativá, en el marco de su actual crisis?

1.3. Objetivos:

1.3.1. Objetivo General:

Comprender los diferenciales de sentido entre las prácticas religiosas de

los jóvenes y las de los adultos mayores que participan y se identifican con los

escenarios ofertados por las parroquias católicas en el marco de la actual crisis

de la Iglesia.

1.3.2. Objetivos Específicos:

 Contextualizar el devenir socio histórico tanto de la crisis postconciliar y la crisis actual de la Iglesia Católica, así como las parroquias seleccionadas

y las prácticas religiosas que allí se dan.

 Analizar la relación de las prácticas religiosas con los vínculos sociales, que tienen lugar alrededor de ellas, tanto en jóvenes, como en adultos

mayores.

 Interpretar los sentidos de las prácticas religiosas de los jóvenes y los adultos mayores y su nivel de correspondencia con la institución y la

(17)

1.4. Las prácticas religiosas y los vínculos sociales a través de la

academia.

Para el análisis de los antecedentes se tomaron distintas fuentes de

búsqueda como bases de datos académicas, repositorios institucionales y

bibliotecas, dentro de las cuales se usaron como criterios de búsqueda las

categorías de fenómeno religioso; prácticas religiosas; adultos mayores; jóvenes;

vínculos sociales; religión y las posibles combinaciones de las mismas. A partir

de dicha búsqueda se seleccionaron las investigaciones que se constituyeron

como referentes teóricos, metodológicos o contextuales de investigación para

éste trabajo y cuyas conclusiones se constituyen como aportes significativos para

el mismo, en términos de hipótesis, metodología, hallazgos, vacíos y

oportunidades. Finalmente, dichos aportes se agruparon en tres ejes que se

exponen a continuación; el primero referido a la influencia de los vínculos sociales

en las prácticas religiosas, el segundo referido a los jóvenes y las prácticas

religiosas, particularmente desde el contexto colombiano, y el tercero, referido a

las prácticas religiosas en la vida de los adultos mayores.

Vale la pena aclarar que, en su mayoría, los antecedentes aquí compilados

corresponden, no solo a la sociología, en parte por el reducido número de

investigaciones sobre el tema concreto de ésta investigación, sino también a

otras disciplinas de las ciencias sociales, que aportan un enfoque interdisciplinar

y que, de una u otra manera, han investigado más en el campo del fenómeno

religioso.

1.4.1. ¿Cómo Influyen los vínculos sociales en las prácticas religiosas?

En este primer apartado se exponen diferentes experiencias investigativas

de diferentes países de Latinoamérica y Norte América, que convergen en el

interés por determinar si existe influencia o no entre los vínculos sociales, en

(18)

de jóvenes, no solo católicos, sino cristianos en general e incluso, en el caso de

una de las investigaciones, jóvenes musulmanes.

En primera instancia se seleccionó la investigación de Casey Copen y

Merril Silverstein2, quienes buscaron conocer hasta qué punto los abuelos y los

padres influyen en las creencias y prácticas religiosas de nietos jóvenes,

partiendo de que la familia continúa imprimiendo sus ideologías y compromisos

religiosos en sus hijos, haciendo particular énfasis en la relación abuelos-nietos

(2008). El trabajo concluyó que la transmisión de la religiosidad, que se da por la

enseñanza de oraciones y la fe, es más fuerte de abuelas a nietos que de padres

a hijos y ésta aumenta cuando la transmisión es hacia el mismo género. De este

modo, al dar especial importancia al proceso de socialización primaria, como

fuente de las prácticas religiosas de los hijos y nietos, afirma también que la

religiosidad de una persona depende del grado de afinidad que ésta tenga con

su familia y la fuerza de las creencias de la misma.

Por el contrario, la investigación de Hugo José Suárez3 concluyó que más

allá de la familia y sus vínculos afectivos, la construcción de la religiosidad se da

por hechos significativos en la historia personal de cada sujeto. Este trabajo partió

del supuesto de que la secularización ha creado un contexto de diversificación

religiosa, en el cual, no solo existen diversos credos, sino también diversos

rostros del ser religioso. Por eso, tomó como objeto de estudio la religiosidad

popular, siendo ésta un sistema de disposiciones simbólicas construidas por los

creyentes. Estas prácticas no necesariamente son la reproducción de las

prácticas religiosas de la familia, sino que pueden ser herramientas para darle

sentido a la vida cotidiana a través de experiencias significativas en su historia

personal (2013).

2 Sociólogas investigadoras del National Institute of Child and Human Development, National Science

Foundation, y a la Templeton Foundation de la Universidad del Sur de Califomia y University Park. https://www.researchgate.net/profile/Casey_Copen

3 Dr. En Sociología, investigador de sociología de la religión y la cultura, análisis del discurso y metodología

(19)

De esta forma, la investigación de Luciana Lago4 con jóvenes cristianos

pentecostales en Comodoro Rivadavia, converge con lo concluido por Sánchez,

en tanto que allí se afirma que la religiosidad se expresa en clave generacional,

lo que implica reactualizaciones doctrinarias y ciertas tensiones con las

generaciones precedentes, y es a partir de ello, que el Estilo de Vida Cristiana es

una elección que le permite a las nuevas generaciones reelaborar los sistemas

de normas y prohibiciones de sus iglesias en clave generacional (2013). Esta

elección se da por la experiencia de la conversión, la cual juega un papel

importante en tanto que propicia el liderazgo y la participación en grupos

pastorales, aun cuando estos fenómenos se den después de la conversión. Esta

experiencia de conversión, añade Lago, cambia el comportamiento del joven

hacia el liderazgo y la construcción de vínculos sociales y afectivos con otros

miembros de los grupos pastorales.

Además, el trabajo de Melania Martínez5, con jóvenes católicos de Lima

Norte, concluyó que la religiosidad es un factor con alta importancia en el

desarrollo psicosocial de la persona y que los sujetos autocalificados como

religiosos o practicantes, tienen mayor bienestar subjetivo, el cual se relaciona

con la felicidad y es considerado un elemento definitivo de la calidad de vida

(2014). También se concluye que existe relación entre las prácticas religiosas y

el bienestar subjetivo, es decir que, a mayor importancia a Dios y a la religión

como institución y mayor cantidad de rezo individual, mayor será su satisfacción

consigo mismo.

Sin embargo, a partir de la investigación de Marina Gonzáles Villanueva e

Isabel Reyes Lagunés6, se puede hallar convergencia entre las posturas de los

primeros trabajos aquí expuestos, puesto que en su afán por determinar las

causas del fundamentalismo religioso, definen la religiosidad como aquello que

evalúa la frecuencia de la asistencia a las prácticas religiosas como asistir a

cultos, hacer oraciones, realizar rituales sacros o leer textos sagrados (2015) y a

4 Prof. Historia. Becaria CONICET- IESyPPat-. Docente en la U.N.P.S.J.B. lucianalagocr@gmail.com 5 Psicología social, Perú, Pontificia Universidad Católica del Perú.

(20)

partir de esta definición proponen dos tipos de Orientación Religiosa. La

Orientación Religiosa Intrínseca (en adelante ORI), referida a la relación con Dios

y la Orientación Religiosa Extrínseca (en adelante ORE), referida a la relación

con la institución. De esta forma se puede decir que la influencia de la familia,

que evidencian Copen y Silverstein, correspondería a la ORE, mientras que la

ORI daría cuenta de las experiencias significativas de la historia personal de cada

quien, propuestas por José Suárez.

Finalmente, el trabajo investigativo de Carlos Arboleda Mora7, La

Religiosidad del Universitario de Medellín, afirma que la religión, aun con los

procesos de secularización de la modernidad y la posmodernidad, no ha

desaparecido ni desaparecerá, sino que sufre transformaciones que se entienden como el paso a “una religión subjetivamente elaborada y, por lo tanto, plural”

(1999, pág. 4), es decir que los jóvenes mantienen su creencia en Dios, pero han

personalizado sus prácticas, desvinculándolas de la institución. En su

investigación concluyó que hay una separación entre el sentido de religión y

religiosidad, debido a que la religión deja de ser un referente de pertenencia,

mientras que su lugar lo ocupa la relación personal con Dios. Esta postura podría

considerarse vinculada a la propuesta de la ORI de Gonzáles y Reyes. Sin

embargo, la investigación de Arboleda Mora tiene como principal vacío el

desconocimiento de las relaciones comunitarias de los jóvenes, aspecto que

también hace parte de la ORI.

Por otro lado, la conclusión de Arboleda Mora difiere tanto de la de Copen

y Silverstein como de la ORE de Gonzáles y Reyes, en tanto que afirma que la

relación con Dios se aborda como una realidad mental más que como una serie

de prácticas rituales ligadas a una institución determinada. Este fenómeno se ve

con mayor fuerza en los jóvenes de confesión católica que en los jóvenes de

otros cultos cristianos.

En resumen, el aporte de las anteriores investigaciones radica en la

delimitación de la orientación de las prácticas religiosas, las cuales están

(21)

influenciadas por los vínculos sociales en términos de la ORE, mientras que las

experiencias significativas de la historia personal y el vínculo con Dios, como

realidad mental, más allá de una institución, son lo que se conoce como ORI.

Igualmente, las prácticas religiosas mantienen una relación en doble vía con los

vínculos sociales puesto que éstas no solo pueden acercar o distanciar al sujeto

de la religión, sino que, como lo evidencia la investigación de Lago, propician la

construcción de nuevos vínculos sociales y potencian el liderazgo en los jóvenes.

1.4.2. ¿Religión, religiosidad o búsqueda de sentidos en los jóvenes

colombianos?

En este segundo acápite se relacionan los antecedentes correspondientes

al fenómeno religioso, concretamente a la participación de los jóvenes en las

prácticas de uno u otro credo, que presentaron como principales hallazgos la

diversificación de la religión en Colombia y la forma en la que los jóvenes se

acercan o se distancian de las instituciones.

Por un lado, el trabajo investigativo de William Mauricio Beltrán Cely8

afirma que en Bogotá ha tenido lugar el cambio religioso y la diversificación de

credos entre los jóvenes (2009). Para sustentar su postulado, Beltrán evidencia

que, a 2006, los jóvenes se identifican como católicos (78%), evangélicos,

protestantes y pentecostales (13%), en tercer lugar, se encuentran los ateos

(5.4%) y finalmente los testigos de jehová (1,2%). Los anteriores datos

comparados con la encuesta del periódico El Tiempo en el 2004, citada por el

autor, evidencian una baja del 3% entre los que se consideran creyentes, como

también en el catolicismo que pasa del 86% al 78% en dos años.

Sin embargo, el principal aporte de la investigación de Beltrán no son los

datos estadísticos sobre la diversificación religiosa, sino el análisis que se hace

sobre ellos, en el que se presentan diversos fenómenos que pueden dar

8 Doctor en Sociología de la Universidad Sorbonne Nouvelle, Docente del Departamento de Sociología de

(22)

explicación a las prácticas religiosas de los jóvenes, y a su vez, a la migración

religiosa de unos, como el fundamentalismo católico de otros.

En primera instancia se señala la búsqueda la identidad y de sentido de

los jóvenes, en un contexto en el que la identidad católica, que caracterizó la

sociedad colombiana tradicional, se ha debilitado fuertemente, y esto, unido a la

pluralización de la sociedad, ha debilitado también la transmisión de valores y

creencias entre una generación y otra. De esta forma, los jóvenes se acercan o

se distancian de las instituciones religiosas buscando respuesta a las preguntas

de la crisis existencial propia de la juventud; ¿quién soy? ¿cuál es mi misión en

este mundo?, pero también buscando respuestas a las teodiceas

contemporáneas y motivación para sus vidas (Beltrán Cely, 2009).

En segundo lugar, la investigación concluye que los jóvenes también se

acercan a las prácticas y/o a las instituciones religiosas en búsqueda de las

experiencias comunitarias fuertes que éstas les ofrecen y que pueden llenar o

suplantar los vacíos afectivos que ha dejado la crisis de la familia nuclear, permitiéndoles “escapar de la soledad y el anonimato que caracteriza el mundo urbano contemporáneo” (2009, pág. 42). Del mismo modo, pueden ser un lugar

idóneo para hacer nuevos amigos o conseguir pareja.

En tercer lugar, la participación de los jóvenes en las prácticas de una u

otra institución religiosa puede estar movida por la búsqueda de emociones, es

decir, el deseo de expresarse libremente, lo que es comúnmente ofrecido por las

nuevas comunidades religiosas. Finalmente, las nuevas comunidades religiosas

constituyen espacios en donde se pueden dar oportunidades laborales o

sociales, en tanto que aportan capital social a los jóvenes.

Este trabajo, además de presentar datos estadísticos que dan cuenta de

la participación y la identificación religiosa de los jóvenes, se relaciona con las

investigaciones del acápite anterior, en tanto que expone las posibles causas por

las que los jóvenes se acercan a la ORE y al mismo tiempo, reafirma lo postulado

en la investigación de Arboleda Mora, en donde se concluye que la religión no ha

(23)

la que ha perdido importancia en el desarrollo de la religiosidad del joven

colombiano, dando paso a la diversificación de iglesias y comunidades religiosas,

señalada en su trabajo.

1.4.3. ¿Qué papel juegan las prácticas religiosas en la vida de los

adultos mayores?

Finalmente, para el caso de los adultos mayores, son muy pocas las

investigaciones que se han interesado, bien sea por indagar cuáles son y cómo

se generan las prácticas religiosas de los mismos, o bien sea por compararlas

con las prácticas religiosas de los jóvenes. Sin embargo, fue posible encontrar la

investigación de Armando Rivera-Ledesma y María Montero9, quienes buscaron

determinar si los adultos mayores se benefician o no de su vida espiritual, y en

ellas, también se identifica la ORI y la ORE.

En primera instancia, la investigación de Rivera-Ledesma y Montero

(2005) entendió la espiritualidad como la experiencia personal con una divinidad, mientras que la religiosidad la definen como “un paso intermedio de socialización

durante el cual el creyente se nutre del saber que dirigirá sus conductas en la búsqueda de la experiencia de lo divino” (2005, pág. 52). Estos conceptos

acuñados en la investigación, podrían relacionarse con la ORI y la ORE que

proponen Gonzales Villanueva y Reyes Lagunés. Tras escindir estos dos

conceptos, espiritualidad y religiosidad, el trabajo comprobó que éstos

corresponden a los recursos internos y externos, que el adulto mayor tiene hacia

el afrontamiento y que en escasa medida, predicen su ajuste psicológico.

9 Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de psicología, División de posgrado, Ciudad

(24)

Por otro lado, el trabajo de Fabiola Castellanos Soriano10 y Alba Lucero

López11 buscó comprender el impacto de las prácticas religiosas en la salud de

un grupo de adultos mayores en condición de discapacidad y pobreza,

seleccionando dos categorías para su análisis; la primera de ellas, las prácticas

religiosas intrínsecas, referidas a las prácticas religiosas personales, como la

oración o la lectura del libro sagrado, y la segunda, las prácticas religiosas que

requieren asistencia a grupos pastorales (2012). Entre sus hallazgos se destaca

que la mayoría de los adultos mayores participantes eran católicos y todos tenían

entre sus posesiones personales imágenes de santos como la Virgen María y el

Divino Niño Jesús. Por otra parte, se identificó que las prácticas religiosas de la

muestra eran en su mayoría intrínsecas, puesto que muchos de ellos tenían

dificultades de movilidad para asistir a grupos pastorales.

La investigación concluyó que la religión se convierte en un factor de apoyo

que les permite afrontar su realidad y hacer llevaderas sus enfermedades, pero

que también fortalece los vínculos con su familia y sus seres queridos, puesto

que los llena de sentido positivo, fortaleza y valor. También concluyó que, al ser

una ayuda para la salud del adulto mayor, debe garantizarse la continuidad de

las prácticas religiosas que cada uno ejerza, en caso de hospitalización o en

algún otro escenario al que se vea trasladado el adulto mayor por su condición

de salud. Finalmente, se recomienda propiciar el acercamiento de los adultos

mayores a las instituciones religiosas para facilitar la creación de redes sociales

de apoyo que se constituyen como un estímulo positivo y de ayuda espiritual,

física y psicológica.

De las anteriores investigaciones se resalta que las prácticas religiosas

son elementos que los adultos mayores utilizan como apoyo para afrontar su

realidad y las enfermedades propias de su rango etario, y se evidencia el poder

que tienen tanto a nivel de ORI, aportándoles sentido positivo y fortaleza, como

10 Doctora en Enfermería, Universidad Nacional de Colombia. Docente, Facultad de Enfermería, Pontifica

Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: fabiola.castellano@javeriana.edu.co.

11 Doctora magister en enfermería, Universidad de Sao Paulo, Brasil. Profesora asociada, Facultad de

(25)

a nivel de ORE, permitiéndoles crear redes sociales de apoyo que hagan de su

vejez una etapa más confortable. Sin embargo, no existe información

documentada de investigaciones en el campo de la sociología que permitan

analizar el papel de las prácticas religiosas en los adultos mayores, ni

compararlas con las prácticas religiosas de los jóvenes.

Este marco analítico de antecedentes permitió, por un lado, determinar el

papel de la familia, en las prácticas religiosas de un sujeto, ya que es a ese

vínculo particular al que se asocia la cercanía o la distancia de éste con la

institución, que puede entenderse como parte de la ORE. Del mismo modo, esa

influencia familiar, unida a una posible relación inicial con la institución religiosa

o con una práctica religiosa personal, pueden llevar al sujeto a una experiencia

de conversión, a la que se le puede atribuir la fuerza de su ORI. Del mismo modo,

otro aporte significativo radica en la comprensión de la crisis de sentido propia de

la juventud, ya que éste factor debe ser tenido en cuenta para comprender el

sentido que los jóvenes dan a las prácticas religiosas y al papel de la institución

en su propia vida. Finalmente, se debe tener en cuenta en esta investigación, la

importancia de las prácticas religiosas en la vida de los adultos mayores, como

apoyo psicosocial para afrontar los quebrantos de salud y el abandono,

(26)

2. Sociología Comprensiva, Fenómeno Religioso y Vínculos Sociales:

La presente investigación se enmarca en la teoría de la sociología

comprensiva o sustantiva, corriente fundada y ampliamente trabajada por el

sociólogo alemán Max Weber y continuada entre muchos otros, por el sociólogo

contemporáneo Norbert Elías. Esta teoría, como el mismo clásico la define, busca

comprender la acción social para explicarla en su desarrollo, causas y efectos

(1922).

Del mismo modo, busca ahondar en el estudio de una sociología

especifica o especial, como lo es la sociología de la religión. Este campo ha

buscado comprender el rol de las religiones en las sociedades, partiendo del

estudio de sus formas elementales, su evolución e historia, las estructuras

institucionales que se han dado en torno a las mismas y los comportamientos

colectivos de aquellos sujetos que se consideran adscritos a una religión

determinada, entre otros aspectos. Particularmente, se estudian aquí las

prácticas religiosas que, vinculadas a la sociología comprensiva, se entienden

como expresión de la acción social.

Además, se estudia aquí la sociología de los vínculos sociales, sobre todo

la trabajada por Norbert Elías y continuada por sociólogos como Serge Paugman

y Michel Maffesoli, quienes estudian sobre todo los sistemas de configuraciones

sociales de los sujetos, las formas de los vínculos mismos y su profundidad.

2.1. La Iglesia Católica y la comunidad, ¿relación social?

En primera instancia, es necesario tener en cuenta que los conceptos

fundamentales de la sociología comprensiva, sirven como referente de

interpretación teórica para el abordaje, no solo de la sociología de la religión y la

sociología de los vínculos sociales, sino también del problema que estudia esta

investigación, ya que en las parroquias católicas existen diferentes tipos de

(27)

sociológica, tratando de entender cómo dichas acciones llevan a la construcción

de relaciones sociales, que puedan crear vínculos profundos en los sujetos que

ejecutan ciertas prácticas religiosas. Es necesario interpretar el sentido que los

sujetos dan a las acciones, relaciones y a las prácticas religiosas en sí mismas,

pero también la reciprocidad que puede haber o no en una relación social, en

torno a una determinada práctica religiosa, para así poder comprender los

diferenciales de sentido que dan los jóvenes y los adultos mayores a las mismas.

En esta teoría, la acción es también entendida como una conducta

humana, bien sea interior o exterior, que, al adquirir un sentido subjetivo, dado

por el sujeto, se convierte en acción social. Es así como la acción social se constituye como “una acción en la que el sentido mentado por el sujeto o sujetos

está referido a la conducta de otros, orientándose por esta en su desarrollo”

(Weber, 1922, pág. 5). Es decir que no toda interacción entre dos seres humanos

es una acción social, ya que la principal característica de ésta, es que posee

sentido, entendido como el sentido mentado que direcciona la acción hacia otros,

bien sea construido de manera histórica, es decir de hecho, o por un tipo ideal. A

diferencia de ésto, una acción homogénea de muchos sujetos o una acción

inducida por otro sujeto, no es más que una acción reactiva, que carece de un

sentido propio (1922).

De igual manera, la acción social puede ser interpretada como racional o

endopática, por la comprensión de su evidencia. Es decir, que una acción social

es racionalmente evidente, cuando su conexión de sentido es intelectualmente comprensible o es endopáticamete evidente, “cuando se revive plenamente la ‘conexión de sentimientos’ que se vivió en ella” (Weber, 1922, pág. 7).

Por otro lado, cuando una conducta de dos o más sujetos es recíproca en

sentido mentado y es orientada por esa reciprocidad, pasa de ser una acción

social y se entiende ahora como una relación social. Sin embargo, lo anterior no

implica que deba existir solidaridad entre los sujetos en los que se da la relación

social. Ésta puede darse en relaciones diferentes, como de amor u odio, de

(28)

refiere única y exclusivamente, “-aunque se trate de ‘formaciones sociales’ como ‘estado’, ‘iglesia’, ‘corporación’, ‘matrimonio’, etc.- en la probabilidad de que una

forma determinada de conducta social, de carácter recíproco por su sentido, haya existido, exista o pueda existir” (Weber, 1922, pág. 22). Por consiguiente, una

posible crisis de sentido en la religión puede ser el resultado de la falta de

reciprocidad de sentido entre la institución y sus feligreses.

Más aun, para Weber una relación social puede ser llamada comunidad

cuando las actitudes de los sujetos que intervienen en la acción están inspiradas

por el sentimiento subjetivo de construir un todo (1922). La comunidad puede

tener todo tipo de fundamentos emotivos, tradicionales o afectivos. Los sujetos

que se sienten parte de una comunidad, más allá de perseguir los fines,

persiguen los valores afectivos que pueden surgir de toda acción social, incluso

de aquella que en un inicio solo busca la consecución de un fin, construyendo

con dichos valores una forma de vida, adquirida por la habituación de las

acciones de su comunidad y que se pueden convertir en las reglas que regulan

o modelan el comportamiento de sus miembros. Es esto, lo que se entiende aquí

como ethos. Es importante analizar las relaciones sociales que se dan en la

parroquia, con la mirada del concepto de comunidad, para entender si existe un

sentimiento colectivo de formar un todo (Sujeto Colectivo), característica

fundamental de una comunidad, o si por el contrario existe un número mayoritario

de sujetos que persigan intereses particulares y no fines o valores colectivos.

Hecho que permitiría hablar de un accionar asociado, más allá de un verdadero

sentimiento de comunidad.

Ahora bien, el concepto de comunidad no puede entenderse aislado del

concepto de territorio, puesto que, en gran medida, los sentimientos de unidad y

de ser parte de un todo, están vinculados a éste, siendo entendido, según Horacio

Capel (2016), como un espacio apropiado en el que desarrollan sus fines y se

suplen sus necesidades mínimas de existencia como la vivienda, la explotación

de productos y el comercio o, como en este caso, la vinculación con otros sujetos,

(29)

que se genera en torno a la comunidad y a la apropiación por el territorio, generan

en el sujeto el sentirse parte de un nosotros, es decir, la identidad colectiva

(Metanoia). Pero también, el sujeto se reconoce a sí mismo, es decir que

construye su identidad subjetiva, a partir de la distinción de su territorio y su

comunidad, con los otros, es decir, otros territorios y otras comunidades que

pueden perseguir los mismos o distintos valores que la propia.

Sin embargo, la persecución de los valores que se pueden dar en una

comunidad no implica que no existan tensiones entre unos u otros sujetos de la

misma, sino que, por el contrario, pueden darse dichas tensiones entre sujetos

con diferencias dentro de una misma comunidad. Ahora bien, no toda

participación común en una conducta implica comunidad, ni tampoco la produce

el simple sentimiento de una situación común. La comunidad solo se da cuando una acción está recíprocamente referida “y en la medida en que esta referencia traduce el sentimiento de formar un todo” (Weber, 1922, pág. 34)

Por otro lado, una relación social también puede ser llamada sociedad

cuando las actitudes de los sujetos que la componen están referidas a la

consecución de intereses mutuos de carácter racional y no afectivos. El tipo ideal

de sociedad puede estar basado en un acuerdo o pacto racional, más que por

fundamentos afectivos, aunque éstos puedan surgir de la misma sociedad. Para

Weber, los tipos más puros de sociedad son, en primera medida, el intercambio

racional con arreglo a fines y pactado libremente en las lógicas de mercado. En

segunda instancia, la unión libremente pactada para la consecución de intereses

objetivos. Y finalmente, la unión racional de los sujetos que comparten una misma

creencia. Se trata de la secta racional, que al prescindir del fomento de valores

emotivos, solo busca estar al servicio de una tarea objetiva (1922). Además,

cuando una asociación ordena y rige mediante estatutos una o varias acciones

que, con ciertas características, se dan bajo su poder, se le conoce como

Instituto. Éste, “es, ante todo, el estado, junto con sus asociaciones

(30)

racionalmente estatuidos” (Weber, 1922, pág. 42). Igualmente, el instituto puede

ser una asociación territorial.

No obstante, los conceptos de comunidad y sociedad no son opuestos, ya

que una acción social puede ser en parte de comunidad y en parte de sociedad,

y como ya se exponía anteriormente, de una relación de sociedad que solo busca

la consecución de un interés objetivo, pueden surgir valores afectivos que lleven a la construcción o emergencia de una comunidad. Del mismo modo, “una

relación que por su sentido normal es una comunidad, puede estar orientada por

todos o parte de sus partícipes con arreglo a ciertos fines racionalmente sopesados” (Weber, 1922, pág. 34).

Es así como se hace necesario entender los tipos de acciones que han

dado origen a las prácticas religiosas de las comunidades en las que se pretende

estudiar el fenómeno, ya que siguiendo el tipo ideal de acción social que Weber

propone, podría haber en ellas múltiples escenarios en los que, por ejemplo,

existan sujetos que participan de las acciones comunitarias, sin un sentido

recíproco con la comunidad, es decir, persiguiendo fines personales o por una

acción reactiva de otro sujeto. También, puede que existan sujetos que participan

del accionar asociado de la hierocrácia, entendiendo este concepto, aplicado al

caso, como la participación de los rituales y las normas estatuidas de la

congregación a la que se pertenece, no porque exista reciprocidad entre el

sentido mentado que el instituto le da a dicha participación y el sentido mentado

que le está dando el sujeto, sino por los vínculos que éste ha desarrollado con la

comunidad y los valores que ésta persigue.

2.2. Las prácticas religiosas y su orientación, ¿iglesia o comunidad

religiosa?

Habiendo determinado que las prácticas religiosas son una expresión de

la acción social, es necesario ahondar en los conceptos de la sociología de la

(31)

parroquia, pero esta vez puesto como eje el factor comunitario y hierocrático, más

allá de la simple interpretación de la acción humana con o sin sentido mentado

recíproco.

En primera instancia, el concepto de religión, como se entiende aquí, no

se limita a la comprensión etimológica del vocablo latino religare o relegere, que

hace referencia a las vinculaciones que un sujeto establece con una entidad

superior divina, sino que también se tiene en cuenta el cómo dichas vinculaciones

se expresan en prácticas concretas, siendo éstas acciones racionales o afectivas

que se dan en un entorno social. Es decir, que la religión se entiende como la

relación del ser humano con otros sujetos que comparten las mismas creencias

sobre un dios o una entidad superior de carácter sagrado.

En este sentido, el fenómeno religioso se concibe en una estrecha relación

con la historia del ser humano y de las sociedades, siendo este un hecho social

real, un espacio concreto de la experiencia humana, que corresponde a lo

sagrado y lo santo presente en todas las sociedades, no solo las primitivas, sino

también en las modernas, como bien lo aclara Durkheim en su obra (1912).

A su vez, el fenómeno religioso se expresa en acciones concretas

relacionadas con las creencias de una determinada religión. Estas acciones son

las que se presentan aquí como las prácticas religiosas, las cuales son definidas como el conjunto de acciones “relativas a las cosas sacras, es decir separadas,

prohibidas, que unen en una misma comunidad moral denominada iglesia a todos los que se adhieren a ellas” (Durkheim, 1912, pág. 42). Sin embargo, al poner en

discusión desde la sociología comprensiva, se entiende que las prácticas

religiosas son un tipo de acción comunitaria, que solo adquiere el calificativo de

Religiosa, cuando existe un tipo de reciprocidad de sentido. Es decir, que una

acción comunitaria llega a ser religiosa cuando el o los sujetos apropian el sentido

que la institución da a su accionar y orientan su práctica, bien sea hacia la

consecución de un valor absoluto impartido por la religión, como la salvación, o

hacia un determinado fin institucional como la construcción de un templo. Pero

(32)

surgir lo que se conoce como teodicea, es decir el problema sobre la justificación

de la existencia de dios en medio de las contradicciones de la vida humana en sí

misma, o lo que es igual, la base de una crisis de sentido.

De este modo, la Iglesia Católica se constituye como un actor que media

las relaciones sociales que se dan entre los sujetos que comparten las prácticas,

bien sea institucionales, referidas en su mayoría a lo sacramental, o bien sea

comunitarias, que pueden ser preexistentes a la parroquia y que hayan vivido un

proceso de religación, como también pueden ser prácticas, que aunque

conservan su carácter comunitario, son promovidas o instituidas por la Iglesia o

por una creencia que en ella existe. Es así como el sentido de comunidad y el

grado de reciprocidad con la institución, son un posible diferencial de sentido

entre las prácticas religiosas de los jóvenes y los adultos mayores.

Ahora bien, de la categoría de prácticas se desprenden los conceptos de

Orientación Religiosa Intrínseca (ORI) y Orientación Religiosa Extrínseca (ORE),

trabajados por Cornwall y Albrecht (1986) y que, aunque se trate de una visión

desde la psicología del fenómeno religioso, se tendrá en cuenta para el análisis

del mismo, con el fin de comprender los tipos de prácticas religiosas que pueden

existir.

De esta forma, la ORI se refiere al conjunto de prácticas de un sujeto que

pueden, ser tanto una acción comunitaria, como una acción individual, en donde

éste, movido por la reciprocidad de sentido que existe entre él y los dogmas de

la institución, desarrolla una Ética de la Convicción, definida por Weber como el

accionar de alguien que se rige por valores morales que deben ser respetados

bajo cualquier circunstancia (1919).

Son entonces prácticas religiosas con ORI, todas aquellas acciones

individuales que se ejecutan con el fin de alcanzar un valor moral, como la

oración, la penitencia, el ayuno, la limosna o las obras sociales. Del mismo modo

también lo son las acciones que se realizan en pro de la consecución de los fines

de la comunidad en torno a un territorio determinado, como lo es la Parroquia.

(33)

donde un sacerdote párroco y/o sus vicarios ejercen la dominación territorial

hierocrática encargada por la Iglesia.

Aunque algunas de éstas prácticas pueden ejercerse en un lugar cultual

como un templo o capilla, por lo general se asocian a los escenarios de la

comunidad, bien sea en salones parroquiales, en las mismas calles de la

parroquia o en lugares privados como el hogar o la propia habitación, generando

también identidad colectiva hacia el territorio parroquial y hacia quienes lo

habitan.

Ahora bien, la ORE se refiere al conjunto de prácticas que un sujeto

desarrolla guiado por la Ética de la Responsabilidad, expuesta por Weber como

el accionar de alguien que está movido por el cálculo de las consecuencias que

puede tener su acción (1919). Es decir, se trata del accionar motivado por las

responsabilidades y obligaciones que un sujeto ha adquirido para con la

institución y que, de no respetarse, no le permitirían continuar vinculado a la

misma.

En el caso de la Iglesia Católica, la ética de la responsabilidad se

encuentra en la participación de sacramentos como la confesión, el cual, si no se

ejecuta aleja al feligrés de la posibilidad de comulgar en una eucaristía. De este

modo, el practicar la confesión, se convierte en un deber que todo católico tiene

que ejercer o de lo contrario debe asumir las consecuencias. Es así, como la

ORE respondería más a las características del accionar asociado, que a las del

accionar en comunidad, ya que está mediada por una serie de normas estatuidas

por la Iglesia misma. A diferencia de las prácticas con ORI, este tipo de accionar

religioso, se asocia por lo general al lugar cultual, templo o capilla, y puede

generar identidad hacia la institución con la que se da la reciprocidad de sentido.

Si bien la ORI y la ORE representan dos tipos diferenciados de darle

sentido a las prácticas religiosas, éstas no son opuestas y se puede decir que

existe un punto en el que se encuentran, gracias a la ética de la convicción y la

ética del deber, generando, como Weber lo expone, un sujeto con vocación

(34)

Vale la pena ahondar en el concepto de parroquia, ya que no solo se debe

entender como una jurisdicción eclesiástica, sino que debe relacionarse con el

concepto de congregación, entendiéndose esta última como una unión de laicos asociados en torno a fines comunitarios duraderos, “en cuyo desarrollo, influyen activamente de algún modo” (Weber, 1922, pág. 367). El vínculo entre estos dos

conceptos se da en tanto que a partir de las reformas introducidas por el Concilio

Vaticano II, la Iglesia entiende que la base de toda parroquia es el sentimiento de

comunidad e incluso, lo ve como requisito indispensable, en un determinado

territorio, a la hora de erigir una jurisdicción eclesiástica y posterior construcción

de un templo.

En pocas palabras, aunque Weber entienda la parroquia únicamente como

la jurisdicción eclesiástica y la congregación como la asociación en torno a fines

comunitarios en donde sus miembros intervienen activamente, a día de hoy, la

parroquia, al integrar una característica de la congregación, como lo es la

participación de los laicos, ha superado los límites institucionales y ha estrechado

su relación con el concepto de congregación religiosa. Sin embargo, no se puede

desconocer el poder político que la parroquia tiene en el territorio en el que está

ubicada, debido a que históricamente la Iglesia ha sido vista como autoridad no

solo en lo religioso, sino también en lo político, económico y legal, como ya lo

evidenciaba el sociólogo alemán.

Por otro lado, pueden existir en las parroquias, grupos pastorales que

busquen su propia salvación y que posean características endógenas, que los

alejarían del concepto de congregación y los pondría en la órbita del concepto de

secta que propone Weber (1922), siendo esta última, una comunidad cerrada con

permisos de entrada y salida rígidos, en donde sus miembros han merecido su

pertenencia y no se ha dado por la participación o el sentido de comunidad que

caracteriza a la congregación.

En el caso de las parroquias seleccionadas para el estudio comparativo,

es importante tener en cuenta los niveles de reciprocidad de sentido que puedan

(35)

estatuidos (ORE), como los comunitarios o individuales (ORI), para entender

mejor las formas de la acción social y si ésta es o no, una práctica religiosa, o si,

por el contrario, responden a intereses que nada tienen que ver con la religión.

También, vale la pena determinar el grado de unión que tienen la ORI y la ORE

de los sujetos, puesto que de esa forma se puede entender el nivel de

identificación que el sujeto desarrolla con la institución religiosa.

2.3. Los vínculos sociales, ¿causa y efecto de las prácticas religiosas?

Así como las prácticas religiosas se posibilitan por una reciprocidad de

sentido con la institución y/o la comunidad, tanto en términos de orientación

religiosa como de identificación con el territorio, éstas también pueden ser el

producto del entramado de vínculos sociales que posea el sujeto, ya que como

se dijo anteriormente, la religión trata no solo sobre la vinculación de éste con un

dios, sino también con otros sujetos que comparten las mismas creencias,

sentidos y/u orientaciones de sentido y, por otro lado, estos entramados de

vinculaciones sociales determinan la orientación religiosa de la práctica y pueden

facilitar o debilitar la identificación de un sujeto con su comunidad parroquial o

con la hierocracia.

En primera instancia, como el sociólogo contemporáneo y continuador de

la sociología comprensiva, Norbert Elías lo explica, todos los individuos viven en

interdependencia con otros sujetos y no son absolutamente autónomos ni libres

ya que si así lo fuera, este hecho constituiría un ideal utópico, que no puede

corresponder a la realidad social (1991). Esta interdependencia, es la base de la

teoría de las configuraciones, que debe guiar al sociólogo a buscar la red de

interdependencias funcionales que dan lugar a un fenómeno determinado, en

este caso, al fenómeno religioso. Es así como toda relación social posee un

vínculo que genera proximidad o distanciamiento, bien sea de otros individuos o

(36)

En el caso de las parroquias seleccionadas, un sujeto puede acercarse o

alejarse de una determinada práctica religiosa gracias a los vínculos sociales que

este tenga. Por ejemplo, si el vínculo con su familia es un vínculo profundo,

concepto que se ampliara más adelante, puede que las practicas infundidas por

la misma sean apropiadas por el sujeto. Pero si, por el contrario, se tratase de un

vínculo de rechazo, el sujeto podría alejarse de las prácticas religiosas infundidas

por su familia y buscar otras propias o infundidas por otro vinculo social de su

entramado. Del mismo modo, realizar una determinada práctica religiosa puede

llevar al sujeto a la creación de nuevos vínculos, que pueden ser profundos, con

otros sujetos que compartan la misma práctica religiosa y con quienes se

encuentre reciprocidad de sentido hacia las acciones comunitarias o

institucionales de su parroquia. Entendiendo que los jóvenes y los adultos

mayores valoran sus vinculaciones sociales, en términos de profundidad, de

manera diferente, los entramados de vínculos sociales pueden ser un elemento

que determine la distancia o proximidad entre el sentido de las prácticas de una

y otra población.

Por otro lado, los vínculos sociales, según Serge Paugman12, para quien

éstos son múltiples y tienen naturalezas diferentes, pueden ser definidos a partir

de dos dimensiones; la protección y el reconocimiento. Elementos necesarios

para la existencia social del individuo (2008). La Protección se refiere al conjunto

de soportes que genera el sujeto frente a las situaciones sociales en las que se

desenvuelve, como la familia, la comunidad, la profesión o la sociedad, mientras

que el Reconocimiento se refiere a la interacción social que estimula al sujeto, ya

que le da prueba de su existencia a través de la mirada de otros (2012). Por otra

parte, se pueden distinguir 4 tipos de vínculos sociales. Vínculos de Filiación;

Vínculos de Participación Electiva; Vínculos de participación Orgánica y Vínculos

de Ciudadanía.

El primero, refiere al vínculo que se da, bien sea por consanguinidad o por

adopción, con aquellos que configuran la familia del individuo, con los que se

Figure

Gráfico 1: Mapa conceptual referencias teórico-conceptuales.
Gráfico 1: Árbol de Categorías.
Tabla 1: Selección de escenarios rituales.
Tabla 2 Categorías de análisis y Estrategias de Investigación:
+4

Referencias

Documento similar

Después de una descripción muy rápida de la optimización así como los problemas en los sistemas de fabricación, se presenta la integración de dos herramientas existentes

Por lo tanto, en base a su perfil de eficacia y seguridad, ofatumumab debe considerarse una alternativa de tratamiento para pacientes con EMRR o EMSP con enfermedad activa

o Si dispone en su establecimiento de alguna silla de ruedas Jazz S50 o 708D cuyo nº de serie figura en el anexo 1 de esta nota informativa, consulte la nota de aviso de la

d) que haya «identidad de órgano» (con identidad de Sala y Sección); e) que haya alteridad, es decir, que las sentencias aportadas sean de persona distinta a la recurrente, e) que

La siguiente y última ampliación en la Sala de Millones fue a finales de los años sesenta cuando Carlos III habilitó la sexta plaza para las ciudades con voto en Cortes de

Ciaurriz quien, durante su primer arlo de estancia en Loyola 40 , catalogó sus fondos siguiendo la división previa a la que nos hemos referido; y si esta labor fue de

Las manifestaciones musicales y su organización institucional a lo largo de los siglos XVI al XVIII son aspectos poco conocidos de la cultura alicantina. Analizar el alcance y

Proporcione esta nota de seguridad y las copias de la versión para pacientes junto con el documento Preguntas frecuentes sobre contraindicaciones y