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Exhumaciones

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Academic year: 2020

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Trabajo de grado

WILLIAM RAÚL MARÍN

Código 20091016017

Asesor:

Ferney Shambo

Proyecto Curricular de Artes Plásticas y Visuales

Facultad de Artes ASAB

Universidad Distrital Francisco José de Caldas

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William Raúl Marín, nace en La Belleza, Santander, en 1987. Estudiante del proyecto curricular de Artes Plásticas y Visuales de la Facultad de Artes ASAB de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Artista gráfico, pintor, diseñador visual editorial y montajista. Ha participado con obra gráfica en exposiciones nacionales e internacionales en México, Canadá y Argentina. Ganador del Premio Universitario “Lorenzo Jaramillo” en 2012 y 2015.

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AGRADECIMIENTOS

A mi familia, quienes han creído en mí y me han apoyado de forma incondicional.

A mis maestros, Diva Velásquez, Dilma Valderrama, Nubia Roncancio, Juan Fernando Cáceres y a todos aquellos quienes aportaron desde sus disciplinas y conocimientos, los elementos fundamentales para la construcción de mi trabajo y de mí mismo.

A mis asesores de trabajo de grado: El Maestro Guillermo Vanegas, con quien inicié este camino y al Maestro Ferney Shambo con quien logré culminar el proceso artístico y de reflexión personal.

A mis amigos de ayer quienes hacen parte de mis recuerdos.

A mis amigos de hoy; Andrea Martínez, Catalina Rodríguez, Karen Nazarith, Marcela Arjona y su familia, Diego Galiano, Yeison Galeano, Alberto Roa, Julián y Daniel Angueira, María José González, Joaquín, Javier, Diana Acevedo y sus padres, Mateo Yepes, Camilo Colmenares, Rene Moreno, Liliana Astroza, Fernanda Sánchez, Juan Esteban Muriel y Valeria Lian, que acompañan y fortalecen mi día a día.

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RESUMEN

El presente texto recoge de manera general gran parte de mi historia de infancia que quedó grabada en la memoria y que ahora recupero desde una mirada artística. “Exhumaciones” es una metáfora de ese “excavar y desenterrar mis recuerdos” para cotejarlos con vivencias e intereses de hoy.

Son pues, tres grandes conceptos los que componen y le dan soporte teórico a las imágenes que construyo:

• La memoria y su accionar

• Los oficios y sus formas de hacer • Las imágenes que recupero y relaciono

Es entonces a partir de ellos que me internaré en esa excavación simbólica e intentaré recuperar los fragmentos de una vida para reorganizarla y poder ver claramente desde lo artístico un pasado con el cual construir un presente y anticipar mínimamente un posible mañana.

En el texto aparecen experiencias y relatos como parte de los recuerdos que poseo y a su vez aparecen referencias a autores y artistas que de una forma similar han trabajado la memoria y la han convertido en imagen simbólica.

Así mismo, aparecen narraciones que tienen que ver con el oficio de la costura que ejecutaba mi abuela y cómo a partir de él he podido conectar las imágenes plásticas que elaboro. Imágenes cuya procedencia es amplia; desde el álbum de fotos familiar, pasando por libros científicos, el periódico, la internet y demás. De esta forma y casi como un arqueólogo, “exhumo” los restos hallados en dichas imágenes, los identifico, los catalogo y los relaciono de acuerdo a parámetros y concepciones artísticas personales.

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CONFESIONES

Desde lo profundo vienen los recuerdos, llegan a nosotros como olas, nos traen vestigios de un lugar lejano, tal vez ahora inexistente, naufragio que nos hace ser –posiblemente– habitantes de otros tiempos, o como un dibujo en la playa que se desvanece arrastrado por la marea de la vida.

Recuerdo que cuando niño vivía en casa de mis abuelos y veía ese lugar como si fuera todo un caserío, pensaba en lo grande que era, un mundo –para mí– que se extendía desde el molino hasta la cabaña de pesca en el monte, me sorprendía la dimensión de esos terrenos y lo desconocido que todo esto era para mí. Sentía que cada día descubría algo nuevo, que ese mundo nunca dejaría de darme sorpresas, pero, al pasar el tiempo y trasladarme a la ciudad y reencontrarme de nuevo con mis padres, relacionarme nuevamente con mis hermanos, convivir con mi familia era habitar un mundo nuevo. En todo caso mi sensación era de vacío. Un vacío que se extendía más lejos de lo que en algún momento fue mi hogar. Así pues, me vi obligado a reaprender, a reconocerme en este lugar, a traer conmigo todos esos afectos que forjé con mis abuelos y que estructuraron mi vida en un principio, para sembrarlos y continuar con mi camino personal.

Me sentía como un desterrado, como un pez fuera del agua. Con el tiempo aprendí a moverme, a caminar como los que convivían conmigo, a hablar como ellos, a ser uno de ellos, y aunque intenté aferrarme a ese que fui, todo se esfumaba, se perdía, era como si me hubiera quedado sin pasado, sin un lugar al cual volver.

Hoy, mirando en retrospectiva, veo lo poco que conservo de esos tiempos y me pregunto ¿Qué tanto quedó de eso y qué tanto es real en mí? ¿Qué tan diferente sería mi vida sin ese cúmulo de vivencias?

“Exhumar la memoria” es tratar de revivirla. Pareciera entonces, una lucha sin sentido, porque por más que lo intentemos nunca será tal como fue, por eso, entre los fragmentos que reconstruyo ahora, –tal vez– hallaré el cuerpo de lo olvidado.

RECOGIENDO

LOS PASOS

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ANTECEDENTES

Tanto el desarrollo de la personalidad como la identidad y la historia de vida en general, son factores que no requieren de una educación formal, y aunque poco son tenidos en cuenta en las etapas de desarrollo del ser humano, cada uno de los aspectos que intervienen en ese proceso se convierten en elementos vitales para la vida presente y futura del ser humano.

“No hay que olvidar que el primer elemento que posibilita construir el futuro es tener muy en cuenta el pasado. La contemporaneidad se nutre de la tradición, como la vida de una persona se alimenta de todo aquello que ha conformado la experiencia a lo largo de su vida.”1

Las vivencias que traigo tatuadas en mi cabeza y muchas de las que ni siquiera tengo conciencia me convierten en el hombre que soy actualmente; desde cómo me visto, el modo en que hablo, pienso, la manera en que comporto en sociedad, hasta la forma en que me ducho, hacen de mi quien soy y se han ido construyendo a partir de experiencias agradables y dolorosas.

Estas experiencias han afectado de manera positiva y negativa mi vida, me interesa por ejemplo enunciar que para mí el tejido además de ser un oficio a nivel general, en lo particular es la representación fiel de mi abuela, y que en mi trabajo artístico lo utilizo y re-interpreto conectándolo con imágenes que vienen de diferentes épocas y situaciones particulares, estableciendo concordancias y confrontaciones para configurar y descifrar la ruta de mi propia exhumación.

De otra parte, durante el recorrido por la institución académica, –además de lo vivido– debo resaltar que, desde el ejercicio plástico en sus variadas disciplinas, hasta el ejercicio teórico y conceptual de la historia y las humanidades, me he permitido elaborar un recorrido en el que constantemente mantengo una cadena de reflexión y producción de obra arraigada a la constante confrontación personal. He partido de aquella inquietud por estudiar Artes, para transitar ahora, por la responsabilidad de ser artista. He aprendido de mis maestros, confrontado sus posiciones y re-elaborado mis postulados. Inicié por sentirme cómodo y tranquilo con el dibujo y la habilidad técnica, hasta enfrentarme a la imposibilidad de la pintura. He pasado por sentirme inseguro frente a mis creaciones, hasta jactarme de mis aciertos en el espacio institucional, y en últimas, hasta tener el mérito de poder asumir actividades laborales en las que mi tarea ha encontrado una buena respuesta y me ha proporcionado medios para subsistir. He aprendido a pintar, grabar, dibujar, fotografiar, diseñar, leer y trabajar entre artistas, docentes y personas con un alto grado de profesionalismo.

Este es para mí el reto; tratar de condensar en cada una de mis propuestas plásticas toda una línea de múltiples experiencias que han venido forjando mi carácter artístico y mi identidad personal. Puedo decir ahora que ya no soy el mismo joven que entró hace varios años por esa puerta del Palacio la Merced en busca de un ideal artístico convencional, a la persona que finaliza con palpables posibilidades de acción en una sociedad que requiere revisar su memoria y “exhumar” de allí los restos que han de vincular y propiciar el cambio, el progreso individual y colectivo desde el arte y sus múltiples relaciones interdisciplinares.

“El pasado lo desenterramos: como si fuésemos sus arqueólogos. Pieza a pieza, hueso a hueso, limpiándole con un pincel o con tenues soplidos de la tierra o el limo que le han ido recubriendo y mistificando su sombra. Tratamos de rehacer la persona de entonces, sus contemporáneos borrosos, sus paisajes de humo, en ese país extraño donde todo era distinto: como en un sueño, y tiene mucho que ver con los sueños, que a veces entreabren su vieja cortina de terciopelo para permitirnos verlo en la penumbra.”2

En ese orden de ideas, traigo conmigo “varias tierras”, variadas imágenes pertenecientes a distintos lugares en que he vivido y de los cuales exhumo sus restos; series de dibujos, grabados, pinturas, fotografías e instalaciones. Paralelo a ello, se devela también una especie de tras escena de la cual extraigo la labor minuciosa de diseño, montaje de muchas exposiciones, de discusiones con los artistas y maestros, que al final de cuentas conectan sutil y discretamente el sentido de la apuesta por la reflexión y el cambio desde lo artístico en nuestra cultura local, regional y nacional.

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PREÁMBULO DE UNA EXHUMACIÓN

El marco de este proyecto artístico se inscribe en la categoría de creación, comprendiendo la creación como el resultado final o parcial de un proceso de indagación, fundamentado en intereses puntuales desde un territorio investigativo. Le apuesto a la creación como una de las posibilidades de concreción de la práctica artística en función de una obra de arte, y así mismo, como una forma de generar sentido y producir conocimiento a partir de postulados teóricos, como de la indagación y reflexión directa de vivencias personales en concordancia con una actividad social colectiva.

Para llevar a cabo esta apuesta, partiré del proceso académico fortalecido al interior del proyecto curricular, documentado y acompañado por una necesidad personal de elaboración de imagen en el campo bidimensional y tridimensional, por una constante producción gráfica y de diseño, y por un trabajo continuo en lo que refiere al montaje e instalación de propuestas artísticas expositivas. Sin embargo, complemento este proceso con una serie de indagaciones personales que desde la teoría, la historia, y las humanidades me han permitido encadenar y estructurar los conceptos involucrados en el proyecto, los cuales, desde sus inicios han sido conocidos, apoyados e incluso desarrollados desde el área de grabado.

Esta iniciativa que busca culminar el ciclo académico de pre-grado inicia con la revisión rigurosa de mis piezas artísticas anteriormente elaboradas, así como el reconocimiento a los hallazgos ocasionales en algunas de ellas, producidos en los diferentes ciclos de mi formación y que van de la mano de los distintos cambios que he experimentado en mi vida personal. De manera que todo ello responde a un trabajo de construcción desde lo cualitativo aplicado a mis ejercicios plásticos y visuales y por ende a mi constante configuración como individuo.

Se propone entonces para la consolidación metodológica de este proyecto, una evaluación iconográfica de piezas elaboradas en algunos espacios académicos, con el fin de reconocer e identificar los intereses puntuales que se han venido dando. A partir de estos intereses y de la construcción de una genealogía de mi práctica artística, se busca centralizar la problemática específica de “la exhumación”, rescatando el recorrido de vivencias y producciones artísticas con el fin de dar conclusión a las múltiples indagaciones proyectadas durante el paso por la academia.

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EXHUMAR

Si bien, exhumar significa desenterrar, traer de los restos, sacar a luz lo olvidado;3 para este trabajo he querido rebuscar en mí vivir esa línea de experiencias, aromas, palabras y objetos que han ido aferrándose a mi historia de vida para tejerme tal cual soy.

En un constante transitar de situaciones alternas, me he mantenido en el aquí y el allá, habitante de un territorio y de muchos, mi memoria se ha ido consolidando de todo ello sin reparo alguno, sin premeditación, simplemente ella ha ido seleccionando fragmentos de mi historia y los ha anclado en lo más profundo. Por lo tanto, pretendo ahora –con esta búsqueda reflexiva– convertir esta etapa de tránsito académico en una opción para llevar a cabo una exhumación de eso que hasta ahora se encontraba enterrado.

“hay que haber empezado a perder la memoria, aunque sea sólo a retazos, para darse cuenta de que esta memoria es lo que constituye toda nuestra vida. Una vida sin memoria no sería vida, como una inteligencia sin posibilidad de expresarse no sería inteligencia. Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra acción, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada”4

Algunas de mis más íntimas batallas han quedado sin librarse y ante el asombro de haberlas dejado inconclusas, –de hecho, hasta en la aventura plástica–, me pregunto cómo hilar un tejido vivo que permita sacar a la luz todo aquello que parecía olvidado, que aún sin verse, produce en mi un choque constante como detonante para la producción artística.

La práctica artística se ha convertido y se define hoy en mi hacer humano, en una forma de mediar con el olvido, con el pasado. Mis piezas artísticas se constituyen a partir de esos recuerdos, para instalarse a manera de fotografías mentales en ese nuevo espacio artístico después de haber permanecido en mi memoria y de haber sido desempolvadas mediante el ejercicio plástico de la exhumación.

3. Definición Diccionario RAE. Real Academia de la Lengua Española.

4. Citado por José Miguel G. Cortes. Lugares para la memoria. Lugares de la memoria. Pág. 45. De: Buñuel L. op. Cit. P. 10.

Es de conocimiento general que el ser humano está dotado de una infinidad, a veces incomprensible, de emociones y percepciones mentales, que minuto a minuto producen unos patrones de conducta cómodos, unos hábitos de expresión, comunicación e intercambio, a tal punto que la memoria participa sin hacerse pública en el desarrollo de la intimidad, del discurso y de la identidad de una persona. Entonces, cómo no preguntarse ¿cómo se construye y se de-construye constantemente la memoria? ¿Qué pasa y a dónde va aquello que se olvida? y ¿por qué vienen a visitarnos solo algunos recuerdos de lo vivido?

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LA MEMORIA

Y SU

ACCIONAR

Capítulo 2

Exhumaciones de la memoria deviene en mí, a partir de la inquietud personal sobre la veracidad de lo que hay en ella y cómo ésta selecciona, guarda o desecha partes de su arsenal para que se hagan presentes en ocasiones puntuales algunos de nuestros recuerdos evocando lo vivido, lo soñado y lo imaginado.

Cuando el recuerdo se manifiesta –en algunas ocasiones– mi cuerpo se estremece y es recorrido por una cantidad de sensaciones y emociones que lo llevan directo a visualizar aquello que había vivido. Gracias a un aroma, a un objeto, a un color en el espacio e inclusive a una palabra, he logrado llegar a recordar en detalle situaciones eufóricas, antagónicas o secretas que no tenía presente haber vivido. Recuerdos que vienen a visitarme desde mi infancia y que –en repetidas oportunidades– terminan por mezclarse con fantasías del futuro. Sin embargo, cuando recuerdo no me siento muy seguro de qué tan real ha sido todo aquello que viene a mi cabeza y en ocasiones podría asegurar que mucho de lo que recuerdo no hizo parte de mi realidad pasada. Es por eso que “exhumar” un recuerdo me obliga a pensar en ¿qué es un recuerdo?, ¿cómo se da?, ¿de dónde viene específicamente? y ¿cómo se ha incorporado, extraído o en ocasiones olvidado parte de la experiencia que lo constituyó?

En mi recorrido por el hacer que conlleva la producción plástica, he podido re-encontrarme con infinidad de objetos, con materiales y algunas imágenes que sé, son resultado de una experiencia pasada, pero que, aparecen de forma espontánea en mi ejercicio plástico; en mis dibujos, en mis grabados, como en mis diseños. Salen pues a la luz personajes que han hecho parte de mí vida, se concretan formas de accionar que he heredado sin siquiera pensarlo y todo ello se materializa en la medida que configuro una y otra versión de mi trabajo artístico.

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p Familia Marín. Los Valles, Santander. 1980

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RECUERDOS

Somos la sumatoria de nuestros recuerdos, todo aquello que nuestra vida ha experimentado, atravesado y vivido responde a lo que somos hoy en día.

Varios estudios se han realizado en distintos campos y disciplinas alrededor de la memoria; uno de los que más me interesa es la mirada desde la psicología, puntualmente hago referencia al estudio realizado por el Profesor Daniel Schacter5, un especialista en memoria y neuropsicología de la Universidad de Harvard, de quien resaltaré para mis intereses el texto “Los Siete pecados de la memoria”.

Una de las primeras cosas que manifiesta el Profesor Schacter es que no existe biológicamente en el cerebro un punto físico específico donde pueda almacenarse de manera conjunta toda la información que compone la memoria, el pasado y los recuerdos.

Aunque cada área del cerebro corresponde a cierta información, los recuerdos y así mismo la memoria, se constituyen por una conjunción de informaciones que están localizadas en diferentes áreas, de un lado, la información visual, de otro, la auditiva, el tacto, el olfato y toda percepción que pueda ser guardada por nuestro cuerpo de una vivencia puntual. Todas estas pueden activarse de acuerdo a las experiencias directas actuales, es el hipocampo el que se encarga de reunir toda esta información y revivir mentalmente el momento.

Entonces, en ese inmenso territorio intangible que habita nuestro cerebro es que se encuentran las piezas que conforman nuestros recuerdos, y, como en una red de araña se hila la experiencia de recordar con la misma emoción que dicha línea de vivencia corresponde a nuestro pasado.

En ese sentido, considero que el hipocampo podría hacer las veces del artista que entreteje una relación entre el presente y el pasado gracias a sus recuerdos para construir su propia versión de ellos a través de las imágenes y el sentido que ellas adquieren.

“el hipocampo está formado por dos pequeñas regiones enclavadas en cada hemisferio cerebral a partir de las diferentes sensaciones asociadas a un determinado momento o espacio, el hipocampo orquesta una verdadera recreación de las situaciones pasadas, toma información del córtex visual para reconstruir parte de la escena va a buscar así mismo las conexiones

neuronales del córtex auditivo, que conservaron las voces, los ruidos, la música característicos de aquel instante; también recopila información de las áreas olfativas o gustativas, así el hipocampo puede considerarse el árbitro de la puesta en escena necesaria para revivir un recuerdo”6

Un recuerdo que más allá de estar biológicamente atado a todas las formas experienciales de cómo se vivió en ese entonces, está también unido a una línea de percepciones emocionales y es por eso que cada recuerdo no solo viene a revivir visualmente aquello que fue, sino que también trae consigo toda la carga emocional que significó en ese entonces la experiencia.

El recuerdo esta finamente unido a otra cantidad de nociones que rondan alrededor de la memoria, entre ellas el olvido. Uno de los factores neurálgicos en el camino de este proyecto,-y que sigue siendo una incógnita al revivir esos recuerdos–, es: ¿Qué pasa con lo que no recuerdo? ¿Qué es lo que olvido?

El olvido según el Profesor Schacter responde a una línea de siete escapes que tiene la memoria. Él los llama –y de ahí el nombre de su libro– “Los Siete Pecados de la Memoria”7, dentro de esos siete pecados el profesor atribuye tres a lo que puede corresponderle al olvido:

El primero de ellos; La transitoriedad, que se define cómo el paso del tiempo, que debilita y puede ir borrando parte de esa experiencia guardada, de la cual seguramente ya recordamos solo pequeños detalles, rostros o aromas y hasta en ocasiones lugares, pero no sabemos si estuvimos allí o en que situaciones sucedió, sin embargo, recordamos pequeños momentos y sentimos una relación con ellos sin lograr aclarar de donde vienen, a menos que ejercitemos un poco en detalle y logremos traer a nosotros otras pequeñas partes de la vivencia.

El segundo; La disctractibilidad definida por Schacter cómo ese recuerdo cíclico que responde a las rutinas humanas, olvidar donde se dejan las llaves, olvidar donde se apuntó un número telefónico, entre otros, y ese responde justamente a que no se vivió una situación de mayor experiencia o relación que permitiera a nuestro cerebro guardar una densa carga informativa sino simplemente se convierte en un instante pasajero sin mayor atención para nuestra memoria.

5. Daniel Schacter Lawrence (1952). Psicólogo norteamericano, Profesor en Psicología de la Universidad de Harvard. Especialista en estudios neuropsicológicos frente a la memoria, el cerebro y el comportamiento de la misma. 6. Eduar Punset con Daniel Schacter, Entrevista. Redes. Los Siente Pecados de la Memoria. Emisión 9. 22-06-2008. Temporada 12.

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“La memoria, indispensable y portentosa, es también frágil y vulnerable. No está amenazada sólo por el olvido, su viejo enemigo, sino también por los falsos recuerdos que van invadiéndola día tras día.”8

La tercera forma de olvido la llama El bloqueo, que mencionábamos sutilmente al explicar el primero; esos recuerdos a los que no logramos acceder por más que nuestra experiencia haya sido completa y compleja a nivel sensorial, sin embargo aunque que intentemos, no logramos reconstruir el recuerdo.

El olvido se constituye como un error, de cualquier manera podemos ver en el discurso del profesor Schacter como él alcanza a exponer la importancia tanto de almacenar algunos recuerdos como de borrar algunos otros.

Desde mi inquietud personal me preguntó hasta donde puede ir la voluntad del ser humano a la hora de elegir que olvidar y que no, sin embargo, estos estudios científicos y psicológicos dejan ver que en gran medida esto no depende cien por ciento del ser humano, sino de la relación que se establece con cada experiencia. Puedo ver que muchos de estos recuerdos que se atraviesan en mí caminar sin pedir permiso, responden a una intensa relación que viví con estas experiencias en su tiempo y que salen ocasionalmente a la luz para dar respuesta a muchos de los vacíos que trato de llenar en mí.

“El olvido nos devuelve el presente, aunque se conjugue en todos los tiempos: en futuro, para vivir el inicio; en presente, para vivir el instante; en pasado, para vivir el retorno, en todos los casos, para no repetirlo. Es necesario olvidar para estar presente, olvidar para no morir, olvidar para permanecer siempre felices”.9

Por el camino he venido olvidando un sin número de detalles místicos y hasta sensuales de muchos momentos vividos, tanto así que en ocasiones veo un rostro en mis dibujos que no sé de donde viene, palabras que me cohíben e invitaciones imaginarias que me llevan a otro lugar en mí mismo. Algunos –inclusive de los que más se aferran–, podrían ser en detalle los recuerdos de lo oculto, la memoria del baúl cerrado al que solo invito a los hilos más delgados de mi cuerpo y sin pensarlo me reciben en la entrada una serie de deslices que no llevan a ningún lado, una línea de olvidos de los que desesperadamente solo hallo un rastro arqueológico, cual cadáver de experiencias sentimentales ahogadas en mi familia, en mis territorios y en mis manos.

“La memoria es el andamio, la estructura que organiza y da cuerpo a nuestras vivencias”.10

Cuando pienso en mi memoria como aquel baúl que guarda de manera intacta cada detalle de mi vida me encantaría poder exhumar ese empolvado material, para redescubrir todas aquellas

realidades experimentadas, no obstante, me encuentro con múltiples vacíos que no logro fundamentar. De la mano de este proyecto he venido comprendiendo –como bien lo dicen los estudiosos de este campo–, que la memoria es un conjunto de recuerdos, un archivo de hechos vividos, detalles, lugares, emociones y personas guardadas en nuestro cerebro, de cualquier manera no son un copia detallada de aquellas experiencias, sino una reseña generalizada y concreta de nuestro pasado y hasta de nuestro presente.

Por tanto, este ejercicio se basa en intentar atesorar cada minucia de mi vida, un juego de mi mente por completar la ausencia de lo que no recuerdo, y para ello, mi cerebro participa recorriendo ese laberinto de la memoria tratando de completar para mí las historias de las que no tengo raíz.

8. Buñuel, Luis. Mi Último Suspiro. Robbert Lafont. París. 2008. Pág. 7.

9. Citado por José Miguel G. Cortes. Lugares para la memoria. Lugares de la memoria. Pág. 49. De: Augé, M. Las formas del olvido. Gedisa, Barcelona 1998. Pág. 104.

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INSTANTES Y LUGARES

Aquello que me permite devenir en el recuerdo está conformado por los elementos que componen una experiencia, desde el color del día hasta la ropa que llevaba puesta en esa ocasión. Los objetos, los lugares y cada característica de un momento experimentado se convierten más adelante en los detonantes del recuerdo, aquella maleta negra que recorrió tantas veces esa ciudad es como un cajón lleno de sensaciones, personas, momentos y recuerdos; y por supuesto al tocarla, al mirarla, al ver sus marcas, sus cicatrices, sus huellas viene de inmediato ese recorrido por otros tiempos de la vida.

Para lograr comprender a grandes rasgos la memoria es necesario acercarse a los factores principales en ella, el recuerdo y el olvido, que al mismo tiempo nos llevarán a otros más específicos. Con la idea de aterrizar el asunto de la memoria hacia lo artístico me he puesto cita constantemente con el texto “Lugares de la memoria”, del Espai´d Art Contemporani de Castello, un compendio de reflexiones e imágenes que se elaboró alrededor de unas muestras expositivas en Valencia, en el año 2001.

Las reflexiones que comprenden este texto se acercan de manera más concreta a mis intereses; una mirada a la memoria desde prácticas artísticas ya concebidas de manera exitosa en algunos artistas, donde las posturas planteadas en este texto no solo recogen rápidamente que la memoria contribuye en la construcción del presente, sino que, de inmediato nos trasladan a concebir y comprender el factor del tiempo y el espacio dentro de ésta.

“La memoria individual, con su carácter discontinuo, fragmentario, disperso plural y selectivo, no es necesaria para decir nuestro presente y esbozar quienes somos. Paralelamente, la memoria colectiva no sólo ayuda a resucitar el pasado, sino que también, lo representa y nos obliga a asumir responsabilidades que de él se desprenden; de la interacción de ambas el individuo se constituye como ser humano.”11

El texto “Lugares de la memoria” recoge en primera instancia, las teorías que estudiaba el profesor Schacter afirmando que la memoria no puede contener todo en detalle, que más bien es entrecortada y que ella generaliza para poder tener una globalidad de las vivencias.

A su vez, allí se complementa cómo ese ejercicio del hipocampo permite a cada persona darse una idea global de quién es, en respuesta a su memoria pasada y a su vez, proyecta resaltando el papel que tienen los recuerdos en el presente y en el futuro.

Así pues, comprendo esa frase que afirma que todo aquello en el pasado o el futuro no podría existir sin memoria, ya que no solo es el recuerdo –como bien mencionaba anteriormente– sino que también es toda la carga emocional y psicológica que este recuerdo trae y lo que simboliza para el presente. Quizá por ello, algunos de los recuerdos de mi baúl oculto, se han convertido de manera transversal en un factor bastante importante para mi vida en el presente, pues a ellos está anclada una parte de las responsabilidades que me cuesta trabajo asumir.

También comprendo ahora cómo en nuestro diario vivir una expresión común al hecho de querer olvidar, suele ser darle tiempo al tiempo, pues sabemos que funciona extender ese lapso y así el recuerdo poco a poco parecerá borrado, aunque difícilmente puedan eliminarse de la memoria esos sucesos que resultan estar tan ligados a una experiencia emocional, sensorial y psicológica fuerte.

Ahora bien, en una entrevista al Profesor Schacter, se mencionaba cómo en sus estudios experimentales se podía demostrar que el cerebro activa en el hipocampo y en otros sectores las mismas áreas cuando se trata de recordar o cuando se proyecta el futuro. Es por eso que en ocasiones uno de los fallos de la memoria es que intercambia y/o confunde la información entre el pasado y el futuro proyectivo que se anhela. La memoria por tanto puede confundir y trastocar entre los diferentes tiempos del pasado, un recuerdo de hace diez años con uno de hace tres meses.

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ATEMPORAL Y DISCONTINUO

La memoria no está propiamente ubicada en lo profundo y oculto de nuestro cerebro, sino que más bien es un cúmulo de información diciente distribuida en muchas partes y que así mismo aparece, re-aparece y se oculta momentáneamente en nuestro presente.

“Somos supervivientes de nuestro pasado, largo o corto; y nuestro pasado se va nutriendo, creciendo, abultando y complicándose en cada segundo. Tratamos, a veces de reconstruirlo: rememorarlo. O puede aparecer sin llamarle, asombroso, como un atracador a la vuelta de la esquina, como un sorprendente fantasma de alcoba”12

La memoria está contenida en todo, cada elemento que compone nuestra realidad es un contenedor, un vínculo con las experiencias del pasado, esos objetos, imágenes, olores y demás estímulos circundantes en nuestro entorno, pueden generar en nosotros una linealidad con ese punto distante en el tiempo. Lo que recordamos o lo que decidimos recordar, es el resultado de un filtro, nuestra mente recibe, cataloga y organiza los estímulos circundantes, para construir con éstos remembranzas de nuestro pasado, o incluso maquinar nuestro futuro, es decir, nuestro presente es una ventana al pasado.

“La memoria no es el pasado consignado en una narrativa histórica dueña de un sentido (único y definitivo), sino una temporalidad inconclusa abierta a múltiples reescrituras del pasado. Ya que el tiempo no permite ser medido ni acotado de forma clara pues posee discontinuidades, superposiciones y heterogeneidades que permiten que lo que ha ocurrido este presente también ahora (un tiempo que acumula lo que ha ocurrido, lo que podría haber ocurrido o todo cuanto nos imaginamos que fuera posible que ocurriera)”.13

Ahora bien, si el profesor Schacter me ha dejado claridad frente a las nociones por las cuales puedo acercarme a comprender la memoria, y además me ha dado elementos definitorios dentro de ese mismo panorama, el grupo de artistas que aparecen en el texto “Lugares de la memoria” me han ampliado el panorama, para puntualmente comprender la labor del tiempo y de lo artístico frente a la memoria y frente a lo que nos constituye como personas en la actualidad.

El tiempo, ese que juega con nosotros y nos hace recorrer los extremos de nuestra mente en un par de segundos, es la tinta que enmarca nuestro recorrido, el hilo que genera el esfero para lograr escribir y así narrar atenta o descoordinadamente nuestra historia, y lo artístico funciona en ese sentido como un factor vital para la construcción y comprensión del sujeto en el marco de una sociedad y cultura.

El tiempo le permite a la memoria ser, aun cuando ella se descomponga, aunque en ocasiones vaya de aquí para allá en la linealidad de los sucesos. Es en medio de ese bagaje que se da el aprendizaje, la retención de muchos conocimientos y a su vez se construye un imaginario que se da gracias al proceso de la creación, ya que todas estas imágenes provienen directamente de la memoria, las cuales –nosotros los artistas- buscamos obstinadamente plasmar y proyectar en una obra.

Mi interés por la memoria incluye además esa duda de cuándo o cómo viene un recuerdo y qué tan real puede llegar a ser, ya que en la mayoría de las ocasiones cuando llega el recuerdo puede ser tan desconcertante, que se pierde la noción del tiempo, del lugar, del espacio, o de la situación y la mente naufraga en ese instante del pasado. La memoria se constituye por lo tanto en la razón pura de lo que sé es.

“La memoria la construimos con los fragmentos escogidos y dispersos de una experiencia que se pierde. El recuerdo no es la experiencia, lo que queda es la huella, la reapropiación e interpretación más o menos cercana de lo que ha ocurrido (…) Por tanto, lo que queda inscrito en la memoria, no es el recuerdo, sino las huellas, los signos de la ausencia.”14

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LOS OFICIOS

Y SUS

FORMAS DE HACER

Capítulo 3

Cuando pensamos en “tejido” desde su concepción amplia y actual, pensamos en una forma de “anudar”, de “incluir”, de “formar parte de”, pensamos igualmente no solo una serie de sucesos vividos que entrelazamos con una línea de tradiciones, de herencias ancestrales, de labores manuales, de legados culturales sino de un oficio en su forma primigenia de operar.

Tejer es una acción que partió del afán por suplir una necesidad humana, podría definirse como un hecho simple, el de tramar una urdiembre, conformar una trencilla o una estera, no obstante, con el paso del tiempo las costura se ha reelaborado y reconstituido en un hacer que en la actualidad no solo es capaz de re-significar comunidades indígenas, sino que también puede irrumpir los planos bidimensionales en una obra de arte o atravesar la piel de un artista llevando ese discurso mucho más allá de la función utilitaria que pueda dársele a éste.

El tejido es una labor manual, que como ya sabemos, por muchos años ha acompañado al hombre para cumplir una función específica; cubrir, vestir, construir, estructurar, entre otros. Sin embargo, su permanencia en la producción utilitaria comenzó a darle una cantidad de significados que crecieron de la mano con algunas costumbres, forjando valores sociales que le posicionaron inicialmente dentro de las artesanías. Haceres ornamentales que pasan a embellecer, decorar y componer visualmente esas mismas tradiciones. Se empezó a jugar con los colores, las texturas, los materiales, y su acción misma se convirtió en un espectáculo propio de un territorio, donde los trajes, los manteles, los bordados como representaciones de dedicación y de intimidad le dieron fortaleza a un trabajo artesanal.

Habiéndose constituido en ambos campos, el utilitario y el ornamental, el tejido ha ido más allá en su recorrido social, al encontrarse en un nuevo contexto dentro de las prácticas artísticas, donde aparece quizá como un elemento experimental, que logra construir un nuevo concepto y contexto de este hacer, dejándose llevar como un elemento más al servicio de la creación.

En la práctica artistica contemporánea muchas de las artes menores como la costura, la forja, la joyería y demás, han pasado a constituirse como elementos trasversales en la composición, la instalación y la conjunción inter y trans-disciplinar a la que apuntan actualmente las obras de arte. Precisamente así es como empiezo a dialogar con el tejido en mi trabajo artístico, rompiendo mis grabados para coser en ellos, rompiendo la tradición del tejido puntual y repetitivo para dibujar con un hilo.

“La acción de mirar, la acción de nombrar y la acción de pensar hacen parte de una serie de prácticas que no solo designan, sino que transforman y redistribuyen cada vez los límites posibles de lo que puede y no puede ser arte” 15

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Así pues, no solamente se logra traer consigo la memoria de lo que significa tejer sino que se concibe la posibilidad de resignificar y recodificar el valor de éste, cual carboncillo que me permite trazar las luces de una ilustración o convertir un dibujo de una roca en un nido tridimensional que atraviesa una pintura.

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EL TEJIDO MEMORIA

La abuela tejía para remendar, para construir y para recuperar. De su oficio constante aprendí que tejer puede ser como vivir; entrelazar, reforzar los puntos, desenlazar para corregir y hacerlo con perfección para dejar una huella cargada de enseñanzas, tradiciones, sentimientos y simbolismos. Como la vida, el tejido significa para mí una línea de tiempo que me recorre desde el remiendo de la ropa hasta el dibujo que logro instalar de pared a pared en el espacio. Mi obsesión por sentarme a ejecutar la acción manual de coser bien sea mi obra o la colcha de retazos con la que cubriré mi cama, se da por todo lo que ocurre conmigo en el hecho. Mientras se cose pueden pasar horas y a su vez recuerdos, reflexiones y sueños por la mente, las manos duelen después de un par de horas, tanto como la vida cuando se “enreda el hilo”.

(…) En una ocasión estaba en casa viendo a mi abuela coser, ella tenía una máquina de pedal, yo estaba caminando por la casa y de repente me detuve a mirarla, nunca olvidaré esa imagen, ella en ese cuarto de la casa, casi absorta en su costura, la iluminaba una luz de las tres o cuatro de la tarde, esa luz de tono amarillo-dorado, que parecía envolverla en un halo especial mientras cocía...

Del tejido de mi vida quiero llevar con dedicación los “puntos-cadenetas” que sean necesarios y romper el ritmo de un dibujo mientras lo voy construyendo. Me interesa continuar tejiendo una carrera disciplinada de producción artística, y al tiempo vincular con mayor propiedad algunas otras actividades que se han develado con las experiencias. Aferrarme a esas experiencias del pasado y estas del presente permiten que mis vivencias y que mi memoria pueda configurarse con claridad sin dejar en el olvido estos recuerdos.

(…) Cuando veía la ropa tendida al sol, veía inscrita en ella la marca de mi abuela. Recuerdo un saco verde que me gustaba mucho, en la manga izquierda tenía un gran roto que fue remendado por ella, cuando remendaba la ropa lo hacía con hilo rojo y era simplemente porque en la casa no había hilo de otro color. Tal vez –pienso ahora– de ahí heredé, hurté o simplemente repetí la labor de mi abuela con su hilo rojo, que en cierta forma es un detonante de esa memoria, de ese lugar, de esos tiempos, de esas concepciones de la vida que tenía cuando niño….

Por la naturaleza del color, de lo que éste activa en el cerebro, el rojo es un color de vibración, de activación y recordación. Mi trabajo tiene unas fuertes tendencias a mantenerse en blanco y negro, en grises y sepias, por las calidades técnicas que empleo, sin embargo la posibilidad de irrumpir desde el tejido me llevó a romper y estallar al interior de la composición visual con el hilo rojo. El rojo es para mí un elemento simbólico que busco poner allí como ese puente de relación con el espectador, que pueda consumir y enredar la percepción sensorial de los demás.

(…) Recuerdo el aroma del trapiche. Recuerdo el olor a café cuando había cosecha, en el zarzo los parales de la casa se abrían, allí se ponía a secar al sol y mi abuela me subía con una pala a mover el café o el cacao. Recuerdo esa sensación de los granos en los pies y ese aroma que recorría toda la casa. Recuerdo la imagen de mi abuela con un pailón tostando café, y cuando lo comenzábamos a pelar para quitarle la cascarilla y extraer el grano, una imagen mágica, estábamos los dos en el patio haciendo volar cascarilla por todo el lugar como si estuviese nevando. Yo tenía la costumbre de caminar descalzo, esa sensación de la tierra y del café, en mis pies…

Como lo mencionaba al inicio, mis piezas no se remiten exclusivamente a la gráfica; dentro del quehacer artístico he logrado articular un trabajo que dialoga con diferentes técnicas que pueden iniciar en lo bidimensional y encadenarse fácilmente con lo tridimensional. Dibujos, grabados y pinturas que se insertan en el territorio de lo instalativo. Ilustraciones que culminan en una pieza escultórica, un tejido espacial o un objeto-obra. Me interesa poder ir más allá de la percepción visual, alimentar todos los sentidos, busco jugar con el tacto, el cuerpo y el espacio para redireccionar el curso del espectador en su recorrido corporal y sensorial al momento de contemplar y convivir con mis piezas artísticas.

(…) Una cosa curiosa que pasaba con la abuela, es que la visión que ella tenía de las cosas se podía resumir en que nada se desecha, todo se debe conservar y cuando ya ha perdido la función para la cual fue pensado, se debe re-pensar en una nueva función que le permita continuar sirviendo…

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EL OBJETO PENDULANTE

Ir y volver, subir y bajar, adelantarse y retroceder son posibilidades pendulantes de nuestro accionar. Pendular es la acción física de ir de un lado para el otro según la gravedad y el peso del cuerpo o la masa. El objeto pendulante me lleva de una emoción a otra, de un tiempo a otro, de un momento pasado a un momento presente y nuevamente de regreso al pasado.

Con el objeto pendulante quiero referirme a mí mismo, a esa inestabilidad en el tiempo, a lo volátil y selectivo de los recuerdos que conforman mi memoria. La imagen del péndulo de un reloj me sirve como metáfora del tiempo que avanza y que para avanzar pereciera necesitar retroceder. Pendular es para mí, la acción que conlleva retomar fragmentos de la memoria anclados en objetos, en imágenes, en materiales, en historias que se “exhuman” para adelantarlos como el péndulo del reloj y de esta manera hacer que pertenezcan a los dos tiempos, al tiempo pasado y al tiempo presente, y que finalmente sobrepasen esta posibilidad de habitar el ayer y el hoy anclándolos a una atemporalidad artística.

“… el retrato que presento es el mío, con mis convicciones, mis vacilaciones, mis reiteraciones y mis lagunas, con mis verdades y mentiras, en una palabra: mi memoria”.16

No todo aquello que constituye mi historia de vida y mi pasado es sobreviviente al tiempo, por lo cual, fragmentar esa memoria, seleccionar aquellos instantes y objetos que pertenecieron a ese tiempo y lugar me permite generar la estructura en la cual se ampara todo mi proceso creativo, que como ya lo mencionaba está atravesado por mí quehacer artístico.

Existen objetos, recuerdos e imágenes que sobrepasan la ubicación cronológica de un tiempo determinado, son ellos, los que interesan a este proyecto artístico, pues el arte se convierte en el activador de lo atemporal. Así, las imágenes construidas hoy están conformadas por fragmentos de tiempos lejanos, de historias cercanas y de prácticas presentes. La memoria posee una particularidad de viajar de forma irregular y conectar libremente diferentes estadíos temporales y emocionales, que generan una discontinuidad en el discurso visual y plástico.

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DETONANTES

Todos necesitamos una excusa, un motivo, una idea, un recuerdo que se convierta en el pretexto o punto de partida para la construcción evocadora. En este caso, son una serie de objetos distantes, diferentes entre sí, los que me permiten reconsiderarlos, confrontarlos y apropiarlos desde lo artístico para darle salida a un interés primordial que tiene que ver con mi historia de vida, con los recuerdos de mi infancia, con los sonidos que me rodeaban, con las imágenes que prevalecen hasta el día de hoy en mi memoria y que por medio de esta configuración plástica posiblemente le de tregua al olvido.

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APREHENDER Y APROPIAR

¿De qué me sirve recordar con tal intensidad –que quisiera correr por el hilo de la vida hacia el pasado y volverlo a vivir–, si no escalo un peldaño más?. ¿Si es tan cierto que ahora, en la tarea del reencuentro con cada objeto, con su significado, con su recuerdo, la “exhumación” recupera en ellos todo su encanto y su potencia discursiva?

Pareciera que dichos objetos fueran inconexos, pareciera que su encanto se limitara a su belleza estética, pero una vez agrupados, una vez partícipes de una configuración espacial, convierten la “puesta en escena” en una burbuja atemporal donde cumplen su función evocadora y conectan sutilmente mis recuerdos con sentires similares, pues es bien sabido que la historia de un colectivo se construye también a partir de las historias individuales y que nos identificamos con versiones puntuales de vivencias generales.

La apropiación que hago de estos objetos no los altera, por el contrario los nutre de posibilidades comunicativas, expresivas, emotivas, con las que reafirman su condición de puente entre los tiempos y los lenguajes.

“Nuestra memoria nos cura día a día. Nos ayuda con paciencia. Atenúa el impacto con la insoportable certeza de que el tiempo pasa y no vuelve, de que las cosas transcurren, ya no están y ya no son reproducibles. Nunca más. En realidad, la memoria no existe. Existe solamente la experiencia de algo, y existe el declive de la experiencia de ese algo: lo que se llama <<memoria>>, es en realidad el olvido.”17

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LAS IMÁGENES

QUE RECUPERO Y RELACIONO

Capítulo 4

Puede entenderse al arte como el medio por el cual el legado del artista sobrevive al tiempo, puede entenderse como la forma en que su ser se proyecta hacia el futuro navegando por entre los pasillos de los años, puede entenderse que las pequeñas o grandes emociones que encontramos en su práctica y propósito, son las que pueden llevarnos a sentir profundamente, a vivir a plenitud cada día, a establecer un sinnúmero de conexiones entre la realidad vivida y el universo de lo artístico.

En ese sentido, este proyecto se ha convertido en un rompecabezas que vengo armando gracias a los fragmentos que encuentro en mi memoria, a los distintos espacios en los cuales los he hallado, a los diferentes tiempos en que los descubrí y catalogué. En últimas, este rompecabezas es como un juego a manera de “cadáver exquisito” donde adjunto cuidadosamente cada hallazgo de mi propia “exhumación”

“Un objeto artístico representa al universo y al cuerpo del hombre fusionados hasta confundirse en un abrazo simbólico. Quizá por el disfrute estético nos hace sentirnos reconciliados con la vida y justificados como seres humanos”18

Las imágenes que configuran mi obra parten del recuerdo, de vivencias específicas relacionadas con mi infancia, con mi familia, del tránsito por diferentes lugares, de los sueños de ayer, de las rutinas de hoy o de las ilusiones futuras. Estos recuerdos vienen y se transforman en imágenes artísticas cíclicas, y por lo tanto pueden repetirse en diferentes momentos y situaciones de mi vida, ya que puedo encontrar relación entre ellos con algunas imágenes que recupero de las revistas de época, como también entre los archivos del álbum familiar o sencillamente con otras imágenes en las que me siento representado.

Las composiciones visuales que construyo nacen de una recolección que empieza en mi memoria, recorre las memorias de mis familiares y allegados, juego con sus recuerdos, con sus fotografías y con sus ausencias. Posteriormente me interno en la recolección de mis testimonios fotográficos para extraer de ellos su carga emotiva y evocadora. Luego, en el taller exploro y construyo mediante ilustraciones, dibujos y collages, lo que finalmente se convertirá en una instalación. Es entonces cuando me dejo llevar por el hacer artístico o por el simple oficio interviniendo con tejido o instalando objetos al interior de un plano bidimensional convirtiendo mis costuras en una red que atrapa mis propios retratos.

Esta suerte de laboratorio multidisciplinar de creación personal, se convierte en un dialogo que va más allá de la procedencia de esa o aquella imagen y me lleva a sentir intensamente cada fibra del material, cada luz en las imágenes pasa de ser el punto de encuentro con el recuerdo a transformarse en el hallazgo de la creación, me tomo el tiempo y el espacio de ver, de retroalimentar; quitar, poner, reciclar y desechar.

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REFERENTES ARTISTICOS

Algunas obras -sin saber porque razón-, logran conectarse directamente con los intereses de cada artista. En mi caso, como hacedor de imágenes y como constructor de espacios para el arte he encontrado conexión con obras, bien sea desde lo técnica, desde la forma en que ellas se construyen o desde el discurso que soportan algunas piezas. Puedo sentir que son este tipo de obras las que se han convertido en referentes, en guías e interlocutores para mi trabajo.

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1. Olga de Amaral.

Olga de Amaral es una artista colombiana, de la década de los setentas con un alto impacto a nivel internacional. El trabajo de Olga de Amaral es relevante para mí, ya que ella toma elementos típicos como son las fibras naturales, emplea procesos artesanales de pintura generando nuevas composiciones, que podrían verse sencillas, sutiles, pero, a la hora de configurar estas grandes piezas incluye todo este tipo de elementos simbólicos de los que coincidencialmente yo hablo en mi trabajo;, sencillos, referenciales.

La propiedad que sus piezas generan en el espacio y el manejo del color y el material son un impulso para mi trabajo. Me interesa de su obra el cómo a partir de la sencillez consigue llegar a estado elevado de apropiación visual, o como dijera Wucius Wong en uno de sus libros19; (…)

lo más complicado en la producción tanto artística como del diseño es llegar a lo sencillo, como siendo sencillo y simple se consigue contar algo...

La Obra de Olga de Amaral, (Lienzo Ceremonial No. 27 –Sol), la conocí en el museo del Banco de la Republica. Lo que me pareció interesante de este trabajo es que es una cortina de fibras, construida en base a dos colores que logra recrear todo el ambiente sensorial de un paisaje, de un atardecer, logra activar devenires emocionales. De su trabajo en general, me interesa el cómo utiliza las fibras, para tejer, para anudar; el yute, la fibra de caña, las fibras de palmas. Ella se enfoca en la cultura pacifica-atlántica, en sus tejidos en la producción manual, en lo serial. Adicionalmente, su trabajo logra rescatar potencialmente prácticas ancestrales sin la necesidad de tocar de manera directa el tema.

En ese punto siento que me une una intención compartida frente a lo ancestral, la recuperación de la memoria a partir del objeto, el traer al espectador a revivir estados del pasado, la materialización de las emociones mediante una composición visual.

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2. Ferney Shambo

Ferney Shambo, es en primera instancia el maestro que dio apertura a mis procesos desde la práctica de la gráfica, ha dirigido y apoyado mi indagación y re-direccionando mis conocimientos. Fue en el taller de grabado IV que comencé a elaborar de manera concreta mi producción experimental incluyendo el tejido como parte del grabado.

Dentro de su obra encuentro relevante, el uso del collage y la reutilización de piezas; series de grabados compuestas en parte por imágenes que se encuentran en la calle, o pertenecen a territorios externos donde el hallazgo se torna un propósito para dar inicio o culminar una obra. El diálogo constante con otras técnicas, el uso de lo digital, la recuperación de imágenes, así como la inclusión de un dibujo sutil en su proceso creativo hacen que coincida con mi forma de elaboración plástica, valiéndose de muchos recursos para componer el trabajo. En ese sentido, me identifico con él y lo que retomo de su trabajo es que en esa recopilación y activación de las imágenes ajenas llega un punto en el que “ese encuentro” va configurando la obra propia.

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3. Doris Salcedo

Doris Salcedo es una artista colombiana que desde antes de los ochentas se mantiene activa en el círculo artístico a nivel mundial con un alto grado de participación y figuración internacional. Una de sus intervenciones espaciales que más me ha cautivado es la denominada “Shibboleth, la grieta” que ella realiza en el Tate Modern de Londres en el año 2007.

Al ver por primera vez el registro fotográfico de esta obra me impresioné sobremanera, al inicio la visualicé como un dibujo en el piso, pero al conocer que era una grieta profunda que atravesaba la sala en su totalidad, realmente quedé impactado, pues el alto grado de dominio espacial y el manejo sencillo y estremecedor de su contenido conceptual, forman una amalgama con la cual consigue materializar su discurso plástico, estético y político.

Shibboleth, escrito originalmente en hebreo, quiere decir separación o brecha, en una de las fotografías de esta obra, publicada por el museo en su portal web, se captó -a mi modo de ver- lo que esta obra buscaba, de un lado se encuentra una señora anciana de color y del otro una niña blanca, se están tomando de la mano y transitan distanciadas por la grieta. El discurso se manifiesta como una línea de concepciones, realidades, historias, sueños, miedos que nos separan; ¿el primer y tercer mundo?, ¿la distancia racial?, ¿la diferencia de estratos sociales? ahí, en esa imagen, en esa experiencia es donde se comprende que el arte tiene sin duda alguna una función de enunciar, de visibilizar las realidades de lo que ya pasó, de lo que está pasando y de lo que podría venir.

Me encuentro entonces, con un trabajo previo de la artista sobre los desaparecidos del palacio de justicia; estas sillas que cuelgan, donde los objetos contienen el significado de la obra. Así pues, se hace relevante para mí y para mi trabajo cómo Doris Salcedo logra establecer en el objeto y con el objeto todo ese contenido de memoria que habita en ellos, donde la labor del artista está en recuperarlos y potencializarlos en el universo de lo artístico. Revivir esos tiempos, esas ideas, tal vez esas personas, entablando subtextos dentro de la obra que buscan activar en el espectador un diálogo personal y sentido con la pieza en su totalidad.

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4. Cecilia Segura

Cecilia Segura es una artista española, valenciana, que ha ubicado su trabajo en el medio artístico contemporáneo. Este trabajo lo referencio puntualmente a partir de la obra “El Nido de Aracne”, donde se toma el espacio para construir una maraña de hilo rojo, el cual guarda una relación matérica y visual directa con mi trabajo. La importancia del objeto artístico en Cecilia Segura, se basa en que éste logra establecer un diálogo entre el espacio, la pieza en general y el material. Adicionalmente detrás de esta obra se puede establecer un interés primordial por la memoria. Aracne en la mitología griega es una tejedora que un día se burla de Atenea, recibiendo el castigo de transformarla en una raña gigante condenada a hilar eternamente. Es el nido de la araña, ese punto central que deja de ser tejido y se convierte en objeto, en dibujos que recorren el lugar. La forma de relación que me surge más allá de los claros elementos visuales que componen la obra al conocerla fotográficamente, es el uso del dibujo, el hacer manual del tejido y toda esa meditación en la que al parecer se convierte ese nido de Aracne.

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5. Chiharu Shiota Casts

Chiharu Shiota Casts es una artista japonesa reconocida por su trabajo monumental que abarca espacios completos entre el tejido y la instalación objetual, donde reflexiona constantemente sobre la memoria y el olvido. Me impresiona la magnificencia de este trabajo “La llave en la mano” por la complejidad de su elaboración, el cual logra transformar los espacios, hasta el punto que pareciera como si ese lugar desapareciera. Miles de hilos, una centena de objetos, en este caso muchas llaves, con las cuales logra configurar una composición extraordinaria, a tal punto que su trabajo es concebido dentro del campo de la performance por el grado de sensación e intervención que genera en el espectador.

Es un trabajo que desborda el uso del material, visibiliza un estilo y unos elementos claves que reflexionan, dirigen e invitan al espectador a vivir y revivir en este espacio. Me interesa poder establecer esa relación de identidad dentro de la obra y de permanencia frente a un proceso que no se cierra con una obra.

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LA PRÁCTICA ARTÍSTICA CONTEMPORÁNEA

De la misma manera que el legado nos construye, la condición individual y colectiva que tenemos frente al arte nos permite materializar –desde ciertas disciplinas y modos de hacer– los objetos constituyentes del discurso visual, que se abre para dejar entrar los afectos, los temores, los recuerdos o los amores de los otros. Lo contemporáneo define una época, más allá de un hacer o unas linealidades puntuales dentro de la práctica artística.

“arte contemporáneo es una especie de forma particular de la lógica general del régimen estético de las artes. Esta lógica general es una lógica que intenta atravesar, anular, las fronteras entre las diferentes artes, entre el arte de las palabras, de las formas, del movimiento, e intenta también abolir las fronteras entre la práctica artística simple y una práctica que busca crear relaciones sociales y situaciones políticas.”20

El trabajo de grado se inscribe en las prácticas artísticas contemporáneas como una respuesta a un proceso de formación que busca exceder los límites de la formalidad institucional para enmarcarse en una disciplina profesional que irrumpe los límites de la teoría, para presentarse físicamente en el espacio e instalarse en los entretejidos sociales.

“podría decirse que aquello a lo que se da en denominar “arte contemporáneo” supone un contenido poroso y mudable; un territorio dinámico y en transformación que se repliega y se expande, que constantemente definiría y redefiniría sus bordes, sus alcances.”21

La creación en ese sentido corresponde a un accionar, a una línea de procesos, incentivos o impulsos que tienen la necesidad y en algunos casos la obligación de ser manifestados. La práctica artística es justamente ese hacer constante del encuentro con aquello por enunciar y el reto por cómo expresarlo. Configurar un soporte, una base, un color, una línea de arranque que despliegue todo un baile de fundamentos e ironías emocionales es la tarea del artista.

Actualmente, aprender a hablar varias lenguas no es un capricho sino una necesidad, pertenecer a un colectivo es una forma de trabajo que más que por gusto se hace porque el trabajo requiere distintos enfoques, considerar que se es diestro en algún oficio no garantiza una buena proyección personal, potencializar un trabajo artístico es posible cuando se recurre a variadas disciplinas, cuando se enfrenta el trabajo desde la condición de ser social, cuando se nutre y argumenta el

trabajo desde campos ajenos al arte, cuando cesa la preocupación por la técnica…etc, esa es la magia que representa la contemporaneidad. En algunas ocasiones es una disciplina intensa, de vital dedicación en la que el tiempo completo no alcanza y los resultados tardan en aparecer. Dialogar con los objetos y que ellos dialoguen entre si es el reto que prevalece en la configuración de la pieza final de este trabajo de grado. Ese diálogo es precisamente un punto de quiebre, posiblemente un punto cero en el que se pretende pasar del ejercicio académico a una postura personal.

He venido elaborando de manera juiciosa y dedicada un proceso que busca responder a este proyecto final desde mucho antes de siquiera haberlo imaginado, ya que he elaborado trabajos, piezas artísticas, talleres, diseños, montajes y demás procesos que están al margen de la producción formal artística, en los que se encuentran manejos técnicos adecuados, elaboraciones compositivas precisas y objetivos discursivos formales. No obstante, el reto ahora es consolidar un proceso independiente que se mantenga y se relacione con un medio artístico consolidado.

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PROYECTO INSTALATIVO EXHUMACIONES

De la misma manera que el legado nos construye, la condición individual y colectiva que tenemos frente al arte nos permite materializar –desde ciertas disciplinas y modos de hacer– los objetos constituyentes del discurso visual, que se abre para dejar entrar los afectos, los temores, los recuerdos o los amores de los otros. Lo contemporáneo define una época, más allá de un hacer o unas linealidades puntuales dentro de la práctica artística La muestra expositiva de este proyecto se configura como una instalación compuesta por cuatro partes:

La primera: Una serie de objetos que recrean escultóricamente algunas vivencias guardadas en mi memoria. Allí aludo al recuerdo, al juego, al territorio vivido, y a la percepción de ese mundo mágico.

La segunda, Una imagen impresa en la pared con la figura de un poliedro irregular, conectada con imágenes que aluden a una representación generalizada de los años de infancia.

La tercera Un diseño geométrico en la pared cuya simbología remite a los múltiples caminos conectados para conformar una red de vida que busca representarme.

La cuarta: Una pared pintada de rojo en la cual se ubican algunas piezas elaboradas durante del proceso académico, que componen fragmentos de mis recuerdos y alteraciones de los mismos.

Toda la instalación se propone como una especie de burbuja atemporal donde se generan unos puntos de anclaje entre mi historia personal (artística y vivencial) y la historia común para el espectador. Cada uno de los elementos allí participantes actúa como una suerte de posible conector externo, donde la memoria es el eje fundamental y trasmisor de sentido.

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BIBLIOGRAFIA

• Buñuel, Luis. Mi Último Suspiro. Robbert Lafont. París. 2008.

• Cortes. G. José Miguel. Lugares para la memoria. Introducción. Generalitat Valenciana, 2001.

• DRAE. Diccionario Real Academia de la Lengua Española.

• Eduar Punset con Daniel Schacter, Entrevista. Redes. Los Siente Pecados de la Memoria. Emisión 9. 22-06-2008. Temporada 12.

• NC-Arte, Grupo de escritores invitados. Conceptos de Artes Contemporáneo. Edición Digital. NC-arte. Fundación Neme. 2004.

• Schacter Daniel, Los Siete Pecados de la Memoria. Barcelona. 2007

Referencias

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