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2.La razón teórica conocimiento y verdad

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UNIDAD 2: LA RAZÓN TEÓRICA: CONOCIMIENTO Y

VERDAD

1. EL CONOCIMIENTO TEÓRICO.

1.1.

Conocimiento teórico y conocimiento práctico.

En la Unidad 1 hemos visto cómo las matemáticas, por ejemplo, existían en Egipto mucho antes de que se introdujeran en el mundo griego. Precisamente, Tales de Mileto y Pitágoras de Samos colaboraron, de forma muy especial, a dicha introducción. Sin embargo, hemos afirmado que el logos o pensamiento racional no existe antes de la aparición de la Filosofía en el siglo VI a. de C. en Grecia.

¿No era una forma racional de entender la realidad el desarrollo que habían alcanzado las matemáticas entre los egipcios? Estrictamente hablando, no. Aunque el conocimiento matemático es un conocimiento racional, entre los egipcios tenía una función meramente

práctica (se utilizaba para medir el territorio y para la construcción) y no tenía la función de interpretar la realidad racionalmente. De hecho, el papel de las matemáticas, además de su función práctica, estaba más cerca de la hechicería y de la adivinación que de explicaciones lógicas. Fue en Grecia donde las matemáticas fueron perdiendo su carácter misterioso de una forma progresiva, aunque no inmediatamente, y colaboraron a crear una visión totalizadora y racional de la realidad (Filosofía).

Las Matemáticas eran utilizadas por los egipcios de forma práctica y sin teorizar racionalmente

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teorema de Pitágoras), los demostraron de forma racional y los organizaron sistemáticamente a partir de axiomas (por ejemplo, Euclides).

El conocimiento teórico se fue desarrollando en otros ámbitos, se organizó como una interpretación de la totalidad en la Filosofía y constituyó, desde entonces, la base y el fundamento para entender la verdad.

Los griegos formularon las matemáticas de forma teórica y abstracta, como el Teorema de Pitágoras

Los griegos distinguieron, de esta forma, dos tipos de conocimiento o saberes:

El saber teórico (Theoría): Consistía en un conocimiento contemplativo y no encaminado directamente a la aplicación. En este apartado se podía incluir la Metafísica, la Física, la Lógica o las Matemáticas.

El saber práctico: Encaminado a la acción. Dentro del saber práctico distinguían:

1. El saber dirigido a la producción (poiesis) de objetos (conocimientos técnicos). Aquí podríamos incluir la arquitectura y las artes productivas.

2. El saber que tenía como finalidad dirigir la conducta (praxis), tanto individual como colectiva. Aquí podemos incluir la Ética y la Política.

El conocimiento teórico es el que nos permite responder, de forma más o menos completa, a preguntas como ¿Qué es la realidad? ¿Cuál es el sentido de la realidad? ¿Qué es el hombre? ¿Qué podemos conocer? ¿Cuál es el fundamento en que se basa todo conocimiento?

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1.2.

La estructura del conocimiento humano.

La parte de la Filosofía que se ocupa del estudio de los fundamentos y de los límites de nuestro conocimiento es la Epistemología (como hemos estudiado en la primera unidad de este bloque). Los límites y fundamentos de nuestro conocimiento están relacionados con la forma de conocer: empezamos conociendo la realidad sensible (aquello que podemos conocer a través de nuestra sensibilidad), utilizamos la inteligencia o entendimiento e integramos ambas facultades. Junto a las facultades del conocimiento (sensibilidad e inteligencia), aparece también el

lenguaje. Analizaremos, a continuación, cada uno de estos elementos:

1.2.1. La sensibilidad es la facultad que nos permite conocer a través de nuestros sentidos corporales.

Podemos definir la sensación como la respuesta, producida por el cerebro, a una serie de realidades físicas que estimulan las terminaciones nerviosas de nuestros órganos sensoriales.

Aunque tradicionalmente los sentidos corporales se han reducido a los cinco sentidos clásicos (vista, tacto, gusto, olfato, oído), hoy día la clasificación es más amplia: los

exteroceptores nos informan de los estímulos exteriores –se corresponden con los cinco sentidos clásicos-; los interoceptores captan los estados del organismo, como la sed, el hambre o el cansancio; los propioceptores son los encargados del equilibrio y de la coordinación muscular (están situados en los músculos); y los nocioceptores, que localizan elementos perjudiciales como el dolor.

Cuando se produce una integración de sensaciones, aparece la percepción, que no se corresponde con la suma de las sensaciones. La capacidad de percibir como un todo desde que se produce el comienzo del conocimiento sensible se denomina síntesis sensorial, que ocurre gracias al sensorio común, que es la facultad de unificar la información que llega de cada sentido y hace posible la percepción.

La Escuela de la Forma o de la Gestalt (desarrollada en el siglo pasado por Köhler, Koffka y Wertheimer) partía de que nunca se producen sensaciones aisladas, sino que, desde un primer momento, nuestro conocimiento sensible se produce como un “todo”, sujeto a una serie de leyes que lo estructuran.

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Estructuración figura-fondo: Cuando percibimos, estructuramos la realidad de acuerdo con una relación entre una figura, que resaltamos como más cercana, más pequeña y con los contornos bien definidos; y un fondo, que percibimos como más lejano, de mayor tamaño y más difuso. En el caso de que aparezca la figura y el fondo con las mismas características, pueden dar lugar a imágenes de interpretación ambigua, como las de la ilustración.

Simplicidad: La organización de los estímulos sucede de la manera más simple.

Pregnancia: Se tiende a completar la figura que aparece incompleta.

Proximidad: Los estímulos más próximos tienden a agruparse formando una unidad.

Semejanza: Se tienden a percibir, como formando parte de una misma estructura, los estímulos iguales o semejantes.

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Contraste: Percibimos los estímulos en relación con los que los rodean, nunca de forma aislada.

1.2.2. La inteligencia o entendimiento es la capacidad de generar conceptos, formular juicios e inferir razonamientos.

En la percepción se captan realidades singulares. Por ejemplo, percibimos este hombre concreto, a José, que está aquí con sus características individuales; o percibimos este árbol con sus características (colores, forma, tamaño, volumen, etc.) especiales, que lo hacen diferente de otros, pero no percibimos al hombre en general, ni al árbol en general.

El hombre en general o el árbol en general no son percibidos, sino pensados por la

inteligencia, porque son conceptos y, por tanto, son universales, no particulares como las percepciones. El concepto de árbol es aplicable no sólo a este árbol, sino a otros objetos singulares, que poseen las características universales de los árboles. Por tanto, los objetos singulares que percibimos son un caso particular de lo representado por el concepto.

El concepto es la representación universal y abstracta de los objetos. El concepto es

universal porque es válido para una pluralidad de individuos y es abstracto porque separa y retiene solamente los rasgos comunes a todos ellos, prescindiendo de los rasgos no compartidos.

Los conceptos se forman por abstracción, que es la operación consistente en separar los rasgos comunes a una pluralidad prescindiendo de los rasgos que no son comunes. La abstracción se puede realizar sobre realidades concretas o sobre otros conceptos.

Los conceptos poseen intensión (también denominada comprensión y connotación) y

extensión. La intensión es el rasgo o conjunto de rasgos o notas conceptuales de un concepto. La extensión es el conjunto de individuos a los cuales es aplicable el concepto.

Por ejemplo, el concepto “mamífero” tiene distinta intensión que el concepto “hombre”, ya que los rasgos de la definición de “hombre” y de “mamífero” son distintos, aunque coincidan en algunos. También tienen distinta extensión, porque el concepto de “mamífero”, al poderse aplicar a más individuos que el concepto “hombre”, es más extenso.

Cuanto mayor es la intensión, menor es la extensión de un concepto; y mientras mayor es la extensión, menor es su intensión (ley de la relación entre comprensión y extensión).

Por ejemplo, si al concepto de “hombre” le añadimos un rasgo o más (“ser americano” o “ser estadounidense”), la extensión del concepto disminuye: hay menos americanos estadounidenses que hombres. Pero, hay más triángulos que triángulos equiláteros, porque el concepto de triángulo incluye también a los isósceles, por ejemplo. Luego, la intensión o conjunto de rasgos del concepto “triángulo” es menor que la de “triángulo equilátero”, siendo su extensión mayor.

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Estrictamente hablando, el valor de verdad del pensamiento está fundamentalmente en el juicio, no en el concepto o en el razonamiento, ya que el concepto, al no afirmar ni negar nada, no posee valor de verdad.

Por ejemplo, el concepto “insecto” en sí no es ni verdadero ni falso, ya que es un conjunto de rasgos universales y abstractos que representan a una serie de objetos. Empieza a ser verdadero o falso cuando lo relacionamos con diversos objetos. Si yo digo “Las moscas son insectos”, el juicio es verdadero; pero si digo “Los perros son insectos”, el juicio es falso. Aunque el concepto de insecto significa lo mismo en los dos juicios, el primer juicio es verdadero y el segundo es falso. Por tanto, el valor de verdad no depende del concepto, sino del juicio.

El razonamiento consiste en la producción necesaria de unas proposiciones o juicios verdaderos a partir de otros que se suponen como verdaderos.

El razonamiento, por su parte, lo que hace es relacionar la verdad que se encuentra en los juicios ya existentes, posee una verdad formal, pero no de contenido, que es aportada por el juicio.

Si razono con juicios falsos, aunque el razonamiento sea correcto o verdadero en cuanto a su forma, su contenido será falso, si el contenido de los juicios que lo forman es falso. Así ocurre en los dos razonamientos siguientes, el primero es verdadero y el segundo falso, aunque en su estructura ambos son iguales. Lo que hace que su contenido sea verdadero o falso, es el contenido de los juicios que lo componen:

Si todos los insectos son invertebrados, entonces tienen sangre fría

Todos los insectos son invertebrados

Luego: Tienen sangre fría

Si todos los hombres son mamíferos, entonces tienen alas

Todos los hombres son mamíferos

Luego: Tienen alas

Podemos, por tanto, concluir, que el valor de verdad depende de los juicios en cuanto a su contenido; y de la forma de relacionar los conceptos y los propios juicios (los razonamientos) en cuanto a su estructura.

Tenemos que diferenciar la verdad en cuanto al contenido (verdad como adecuación)

de los juicios o proposiciones, de la verdad en cuanto a la estructura o forma (verdad lógica).

Ambos tipos de verdad se sustentan en un tercer tipo de verdad: la verdad ontológica.

1.2.3. El lenguaje es un sistema de signos y de símbolos que pueden representar y comunicar el conocimiento humano.

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Las palabras son signos lingüísticos y, por tanto, una palabra es la unión de un significante y un significado. A través de éste, la palabra remite a un referente.

Palabra= (significante + significado) → referente

Los signos (las palabras son signos) se constituyen al asociarse un significado y un significante. Los signos (como suma de un significado y un significante) se refieren a cosas, a realidades que están fuera del lenguaje (el referente). Estas relaciones las podemos representar mediante el siguiente gráfico, denominado triángulo semántico:

Significado

( rasgos asociados al significante:

Animal, mamífero, cánido, doméstico, etc.)

Por ejemplo: la palabra (signo) “perro”.

Signo: La unidad del significante

y el significado.

Significante: Soporte material del significado Referente: Los perros reales y concretos

(sonidos, trazos) (los perros)

La relación entre el significante y las cosas o referentes (entre los sonidos de la palabra “perro” y los perros reales) no es directa ni inmediata: por esto hemos unido el significante y el referente con una línea discontinua. El significante se relaciona con el referente a través del significado.

Los conceptos poseen intensión y extensión: La intensión es el rasgo o conjunto de rasgos que constituyen el concepto (el significado), y la extensión es el conjunto de individuos a los cuales es aplicable el concepto (el referente). El significado es el concepto considerado en su intensión o comprensión. Por lo que el triángulo semiótico también podemos representarlo de la siguiente forma:

CONCEPTO

(intensión o comprensión)

TÉRMINO REFERENCIA

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No podemos, por tanto, confundir palabras y conceptos: no son lo mismo. La palabra es el signo que resulta de la suma del significante y el significado; el significante se relaciona con el referente a través del significado; el significado se relaciona directamente con el significante y con el referente. El significado es la intensión o comprensión del concepto (conjunto de rasgos que lo definen), el referente es la extensión real del concepto (serie de objetos que cumplen los rasgos del concepto); y el significante son los trazos o sonidos que adquieren la función de unirse al concepto o significado directamente, a través de su intensión, e indirectamente, a través de su extensión.

2. LA VERDAD.

2.1.

Clases de verdad.

Para entender qué es la verdad es necesario saber que es un término que se utiliza en diversos sentidos. Ya hemos hecho referencia a dos de ellos: la verdad del contenido de nuestros juicios o proposiciones; y la verdad de la forma o estructura de los juicios y razonamientos. También nos hemos referido, sin definirla, a la verdad ontológica. Vamos a clasificar y definir estos tres tipos de verdad:

1ª. La verdad como adecuación o de contenido. Adecuación quiere decir conformidad o ajustamiento entre dos términos (la realidad y nuestro pensamiento). Podemos definirla como el reconocimiento por parte de un ser inteligente de algo real. La razón humana, como conjunto de facultades, se adapta a lo real, admitiéndolo como tal. En este proceso intervienen todas las facultades humanas estudiadas en esta unidad: la sensibilidad, la inteligencia o entendimiento (formando conceptos, juicios y razonamientos) y el lenguaje. Aunque se produce de forma especial a través de los juicios, como ya hemos visto en algún ejemplo anterior. La ciencia está llena de juicios (en forma de leyes y teorías). La filosofía está también constituida por juicios y proposiciones que afirman o niegan, buscando afirmar aquello que es real y negar aquello que no se considera real.

Las verdades que dependen solamente de su contenido se denominan verdades de hecho o sintéticas, como el propio existir o lo que nos muestra los sentidos. Estas verdades no poseen la característica de la necesidad lógica, sino que ocurren porque nos lo muestra nuestra experiencia.

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Principio de no contradicción: Algo no puede ser y no ser al mismo tiempo, en el mismo sujeto y en el mismo sentido.

Principio de identidad: Cada ente es lo que es. Por tanto, es idéntico a sí mismo.

Principio de causalidad: Aquello que no es por sí mismo, es por otro. En consecuencia, todo lo que podría no haber sido, tiene una causa de que sea.

Principio de tercero excluido: De todo puede afirmarse: o bien, que es real; o bien, que no es real.

Las verdades que dependen solamente de su estructura se denominan verdades de razón o analíticas, ya que comprendemos que son verdaderas solo con analizar el sujeto (por ejemplo: “El todo es mayor que las partes”)

3ª. La verdad ontológica. El conocimiento verdadero solamente se puede producir si partimos de un principio previo: Las cosas existen realmente con independencia de nuestra mente. Si no partimos de que la realidad existe con independencia de nuestro conocimiento, no puede haber objetividad y la verdad se convierte en un producto de nuestro pensamiento. Solamente podemos superar el subjetivismo (la verdad depende del que la conoce), el

relativismo (no hay verdad objetiva) y el escepticismo (aunque la verdad fuera objetiva, el hombre no puede alcanzarla), si admitimos que lo real tiene existencia y no es producto de nuestro conocer. Aunque nuestro conocimiento no sea totalmente absoluto y objetivo, sí es real y se acerca progresivamente a verdades más completas y objetivas.

Es más, lo primero que conocemos no es lo que son las cosas, sino que existen, que son

entes (algo que existe realmente), lo que nos lleva a preguntarnos lo que son. A esto se le llama realidad ontológica: existen entes, realidades. Una vez que partimos de esto (existencia real), nos podemos interrogar acerca de lo que son (su esencia o naturaleza) esos entes o realidades.

Al tipo de verdad que parte de la realidad ontológica se la denomina verdad ontológica.

2.2.

Estados de la mente ante la verdad.

Ante cualquier proposición o juicio verdadero, la mente humana puede encontrarse en diversos estados, dependiendo de que reconozca o no esa verdad, distinguiéndose los siguientes:

El error: Consiste en afirmar o negar lo contrario de lo que da en la realidad (La Tierra es cuadrada, no es parecida a una esfera).

La ignorancia: Es el desconocimiento sobre la verdad de una proposición (No sé cómo es la Tierra).

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La opinión: Es el resultado de emitir un juicio (verdadero o falso) sin que exista certeza de que esa es la verdadera proposición (Me parece que el Universo es infinito, pero cualquiera sabe).

La creencia: Es una certeza derivada de la confianza en el saber riguroso de otra persona en la que se confía por su autoridad (Creo que el Universo es infinito porque me lo ha dicho mi profesor de Física, que es muy inteligente y sabe mucho). Aunque en la vida cotidiana identificamos “creer” y “opinar”, son dos estados diferentes, como se puede observar. La mayoría de las veces, creemos estar seguros de algo, cuando lo que realmente ocurre es que tenemos una creencia.

La certeza: Es el estado subjetivo que acompaña a la posesión de la verdad. Consiste en la afirmación, sin temor a equivocarse, de algo como verdadero. Es el primero de los estados de la verdad, constituyendo la cumbre del conocimiento humano.

Referencias

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