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El desarrollo profesional en la Enfermería Militar

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Sanid. mil. 2012; 68 (1)    61

CARTAS AL DIRECTOR

Sr. Director:

Esta carta pretende ofrecer una sucinta visión de lo que sig- nifica hoy ser enfermero, su influencia en la sociedad y la evolu- ción necesaria hacia nuevas propuestas profesionales.

El cambio, en cualquier profesión, no solo en la enfermería,  es preciso que sea una actitud permanente y no algo que se va- lore exclusivamente a corto plazo. Asistimos en este momento  a  la  imperiosa  necesidad  de  cuestionarnos  cada  proceso,  cada  decisión y sus resultados vienen dados por una fluida condición  de  circunstancias  y  por  lo  dinámico  y  cambiante  de  las  situa- ciones socioprofesionales. Tenemos un nuevo marco legal, RD. 

1735/2001, Ley de Cohesión y Calidad, Ley de Ordenación de  Profesiones Sanitarias, Ley «del medicamento» (con sus corres- pondientes modificaciones y nuevas propuestas), que nos obliga  a un revisionismo de nuestras aptitudes y actitudes que siempre  resulta constructivo.

La enfermería militar española ha recorrido durante el siglo  pasado  un  arduo  camino  que  ha  desembocado  en  el  momento  presente en una necesaria reorganización del carácter de lo que  como profesión somos. Estamos llamados a ser, en realidad ya  lo somos, uno de los ejes vertebradores de cuantas políticas sa- nitarias quieran plantearse en nuestro entorno; pero no nos enga- ñemos, ningún cambio es fácil, ya Maquiavelo, en su «Príncipe» 

escribía:

«No  hay  nada  más  difícil  de  emprender,  más  peligroso  de  dirigir o más incierto en su éxito que la introducción de un nuevo  orden de cosas»

Cambio, transformación profesional significa tener fe en el  futuro. La innovación, que es su base fundamental, no puede al- canzarse si no es aunando esfuerzos. Precisamos de un compro- miso inquebrantable para que este cambio sea una realidad y su- ponga una mejora continua en la sociedad a la que nos debemos,  porque cualquier otra actitud no sería sino la antesala de nuestra  extinción profesional a manos de quienes menos cualificados y  peor  situados  sean  capaces  de  alcanzar  estas  metas  a  nosotros  destinadas.

Si hemos dicho que cambio significa futuro, nuestro futuro,  es preciso que concentremos nuestros esfuerzos. Ya se ha rea- lizado el cambio legislativo, deberemos dirigirnos ahora hacia  el gran reto pendiente, al camino que nos queda por recorrer  para  alcanzar  el  pleno  desarrollo  profesional:  La  formación  e  investigación.  El  espacio  Superior  Europeo  para  la  Educa- ción, es decir, los acuerdos de Bolonia, nos proporcionan aire  fresco,  pero  sería  un  error  de  incalcalulables  consecuencias  pensar que con el nuevo, y tan ansiado, título de Grado hemos  resuelto nuestros problemas. Sería demasiado sencillo afirmar  que la transformación profesional significa simplemente nue- vos títulos, nuevos conocimientos. Es mucho más que eso, es 

un  proceso  continuo  que  deberemos  basar  en  los  siguientes  elementos:

1) El intelectual  para  demostrar  la  agilidad  necesaria  y  adaptar nuestras capacidades a las funciones que tenemos  asignadas y que nos permita el desarrollo de las activida- des que de ellas se derivan.

2) El socioprofesional, pues será necesario estimular y re- compensar de alguna forma el hecho de asumir responsa- bilidades,  en  algún  caso  siguiendo  instrucciones  recibi- das, pero siempre de acuerdo a nuestro propio juicio. El  modelo de carrera profesional, ya implantado en ámbito  de  las  distintas  Comunidades  Autónomas,  nos  muestra  que un elevado nivel de competencia, específicamente en  los niveles 3 y 4, es posible mediante el adecuado incen- tivo. Esta fórmula sería fácilmente replicable en nuestro  entorno y proyectable a los empleos superiores de nuestra  Escala.

3) El académico e investigador, que unido al estímulo so- cioprofesional,  debe  permitirnos  el  mayor  desarrollo  de  nuestro cuerpo de conocimientos; la formación de nues- tros propios profesionales que a la larga será el elemento  de unión en esta transformación; la obtención de doctora- dos que consoliden este conocimiento.

Estos tres elementos, inseparables, aúnan y consolidan aque- llo  que  de  nosotros  se  espera:  Ser  los  mejores  profesionales  y  con la suficiente flexibilidad para servir en un entorno difícil y  cambiante  como  son  los  escenarios  en  los  que  desarrollamos  nuestras actividades.

Los  enfermeros  militares,  al  igual  que  en  otros  ámbitos,  tratamos de adaptarnos a las nuevas situaciones. No nos va- mos a enfrentar solos a este reto. Unos debemos ser referencia  para otros convirtiendo esta actitud en el espejo en que todos  quedamos  reflejados.  Es  necesario  asumir  riesgos  al  probar  nuevos conceptos y una actitud conservadora no lleva a nin- guna parte, nos amarra al pasado y no da respuesta a los retos  de futuro.

Constituye un ejercicio de prudencia y equilibrio acertar en  la transición de lo que hemos heredado, muy valioso, al nuevo  desarrollo profesional que permita una mejora de nuestras capa- cidades.

Precisamos del poder y peso profesional suficiente para este  desarrollo profesional, y estamos en el camino. Nos enfrentamos  a la redefinición de nuestro papel profesional. Aunque nos he- mos fijado objetivos comunes es necesario aunar esfuerzos para  poder cubrir las expectativas que el nuevo marco legal nos otor- ga y que debería estar muy por encima de cualquier interés, en  muchas ocasiones, individuales. Era precisa la nueva legislación, 

El desarrollo profesional en la Enfermería Militar

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Cartas al Director

pero ahora debemos encajarla, asumirla y ser capaces de desa- rrollarla.

El  análisis  de  nuestras  actuaciones,  querámoslo  o  no,  nos  servirá de base para desarrollar nuevos conceptos, nuevos pro- cedimientos  que  mejoren  nuestras  capacidades  actuales,  pero  para alcanzar el éxito es preciso también ser capaces de mante- ner relaciones de igualdad con otros grupos profesionales que al  igual que nosotros, deben recorrer este camino y que tienen sus  propios  problemas.  Debemos  establecer  relaciones  sólidas  con  ellos porque esta relación garantizará el poder trabajar de igual a  igual y desarrollar nuestras mutuas capacidades, obteniendo así  el beneficio de dicha relación.

La clave, como siempre, formación e investigación que nos  den  credibilidad,  nos  cualifique  y  seleccione.  Debemos  buscar  en estos elementos no la dilución de nuestras responsabilidades,  sino la asunción de ellas apoyados en la jerarquía que nos pro- porciona el conocimiento de lo que tenemos entre manos.

El proceso de transformación y desarrollo profesional ha co- menzado, ahora solo depende de todos y cada uno de nosotros.

Luis Orbañanos Peiro Cte. Enfermero Unidad Enfermería Inspección General de Sanidad

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