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Adviento 2021 Tercer domingo de Adviento

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Adviento 2021 Tercer domingo de Adviento

GAUDETE 12 de diciembre de 2021

«¿Qué debemos hacer nosotros?»

Estamos ya en el tercer domingo de Adviento. Hoy en la liturgia resuena la invitación del apóstol san Pablo: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. (...) El Señor está cerca” (Flp 4, 4-5). La madre Iglesia, mientras nos acompaña hacia la santa Navidad, nos ayuda a redescubrir el sentido y el gusto de la alegría cristiana, tan distinta de la del mundo […] En eso, queridos amigos, consiste la verdadera alegría: es sentir que un gran misterio, el misterio del amor de Dios, visita y colma nuestra existencia personal y comunitaria. Para alegrarnos, no sólo necesitamos cosas, sino también amor y verdad: necesitamos al Dios cercano que calienta nuestro corazón y responde a nuestros anhelos más profundos. Este Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María. Por eso el Niño, que ponemos en el portal o en la cueva, es el centro de todo, es el corazón del mundo. Oremos para que toda persona, como la Virgen María, acoja como centro de su vida al Dios que se ha hecho Niño, fuente de la verdadera alegría.

Benedicto XVI Ángelus, 13 de diciembre de 2009

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Tercer domingo de Adviento 2021

Textos orados: comentario a la eucología

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ORACIÓN COLECTA DEL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo

espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo;

concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y de salvación,

y poder celebrarla con alegría desbordante.

Estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo.

La simple lectura de esta motivación hace ponerse al alma en santa tensión. En el horizonte, el nacimiento del Señor, esperado con fervor y expectación. No hacen falta muchas palabras para comprender que la fe de la Iglesia en el misterio que va a celebrar es tan viva que parece estar poco menos que tocándolo con las manos. Es el misterio revivido: es Jesucristo que nace. Los textos de las oraciones son tan expresivos que no necesitan más que ser leídos con amor e interpretados en el obvio sentido de las palabras.

Por otra parte, es hermoso constatar la decidida progresión de la manifestación de la fe de la Iglesia en la nueva venida del Señor. El domingo primero hablaba de “avivar a los fieles el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene”. En el segundo: “cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo”. Hoy la oración, no sabemos si contagiada por el tono jubilar de la Misa, despliega, a pleno mar, las velas para dirigirse audazmente a su Señor: “estás viendo, Señor, cómo tu pueblo espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo”. Sí, está justificado el grito de apertura de la celebración:

“Guadete in Domino Semper; íterum dico, gaudete. Dominus enim prope est!”. Si a ese clamor le acompaña la deliciosa melodía de gregoriana del texto latino, tanto mejor.

Concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y de salvación. En la mente de la Iglesia, el esperado nacimiento del Señor no es una espera cualquiera, es la expectativa por la salvación tan grande que nos vuelve a traer el Señor, que nada tiene que envidiar a aquella que trajo consigo cuando nació en el portal de Belén. El texto emplea la frase “Ad tantae salutis gaudia”. No solamente la salvación, sino una salvación tan grande. ¿Que supuso la salvación que trajo nuestro Dios cuando nació en el portal? ¡Eso mismo viene a traernos ahora nuestro Dios! Si nosotros acertamos a llenar el misterio que esperamos de todo el contenido salvífico que lleva consigo, cuántas cosas estarán de más, cuántas caerán por su peso, y en la medida que

1 C. URTASUN, Las oraciones del Misal. Escuela de espiritualidad de la Iglesia, Barcelona 1995, 58-59.

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Tercer domingo de Adviento 2021

vayamos dejando libres nuestros espacios interiores, personal y colectivamente, se irá apoderando de ellos el gozo pleno y verdadero, ese gozo que nadie puede quitar y que llega hasta lo más íntimo del corazón y que es insustituible…

… y poder celebrarla con alegría desbordante. Pedimos al Señor el júbilo intenso en las solemnes celebraciones litúrgicas. Es verdad que el original habla solamente de

“votis sollemnibus”, con una frase de Virgilio, que a mí no me ha parecido abusivo bautizarla con “votis sollemnibus liturgicis”. Contemplando el conjunto de la plegaria, deja un verdadero gozo en el Espíritu Santo y casi un anticipo de la paz de Dios en el corazón. Aquella paz que oiremos, proclamada por los ángeles, y en la Noche Santa.

Textos proclamados: comentarios a las lecturas

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El Señor se alegra con júbilo en ti Primera lectura: Sofonías 3, 14-18a

El profeta Sofonías, que precede algunos años al profeta Jeremías, interpreta con estas palabras el deseo de renacer de la ciudad de Jerusalén tras el período del rey Manasés, idólatra y violento. Se trata de un renacer a la vez espiritual y civil. La destinataria de las palabras es la «hija de Sión» o «hija de Jerusalén», que de ambos modos se designa a la misma ciudad de Jerusalén, pero que tal vez aluden también a algo nuevo que va a hacer el Señor.

En el texto profético se cruzan diversos temas, todos se repiten al menos dos veces, y es que la repetición subraya la urgencia de la exhortación a fiarse de esta palabra de esperanza. La invitación a la alegría da el tono fundamental. El profeta recurre a todos los vocablos posibles para manifestarlo: gozo, alegría, regocijo, fiesta, danza... es ese gozo interior que se manifiesta exteriormente con la participación de toda la comunidad. Pero el aspecto más interesante de este sentimiento es que no sólo se trata de un gozo humano, sino también del de Dios (v. 17 «Él se goza y se complace en ti»). El fragmento se abre con el gozo del pueblo y se cierra con el gozo de Dios.

El motivo del gozo es la venida de Dios, que, cancelada toda condena, habita ahora en medio de la ciudad como salvador: «El Señor tu Dios en medio de ti» (vv. 15.17).

La salvación a su vez se realiza como una renovación en el amor («su amor te renovará»:

v. 17). Para Sofonías la salvación está en el reafirmar el amor originario de Dios, en volver a encontrar el amor perdido. Es un amor que expulsa al temor, porque ya no

2 Giorgio ZEVINI – Pier Giordano CABRA, Lectio divina para cada día del año, volumen 1: Tiempo de Adviento, Navarra: Verbo Divino 2011, 174-178.

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Tercer domingo de Adviento 2021

hay motivo para temer cuando Dios manifiesta su amor. Precisamente en este texto se

inspirará la escena de la anunciación en Lucas: «Alégrate... El Señor está contigo... No temas...».

El Dios Santo está en medio de nosotros Salmo responsorial: Isaías 12.3

Aun en los días de su opresión, Israel continuó creyendo en una salvación futura; ello no era un optimismo pueril, sino una esperanza firme. Que nuestra Iglesia sepa imitar la fe de los grandes profetas de la Antigua Alianza; que sepamos servirnos de sus cantos —el de Isaías que vamos a cantar hoy— para decir a Dios nuestra seguridad, aun en medio de las mayores dificultades, pues creemos que grande es en medio de nosotros el Santo de Israel.

El Señor está cerca

Segunda lectura: Filipenses 4,4-7

La invitación a la alegría, como la recomendación a no temer («Que nada os angustie»:

v. 6), encuentran, para Pablo, su fundamento en el hecho de que: «El Señor está cerca”. “Señor” indica aquí no sólo a Dios, sino a Jesús, porque en él Dios se acerca a la humanidad. La carta a los Filipenses muestra cómo la esperanza del cristiano es diferente de la esperanza del que quiere ser optimista a toda costa. Ésta no se basa en un sentimiento de voluntad personal, en una disposición interior al optimismo, sino en la persona de Jesús, que es garantía de la espera para el futuro. Tres palabras resumen los aspectos personales y comunitarios de la esperanza: gozo, confianza, paz.

El gozo: brota del hecho de vivir en comunión con Jesús y los demás. El que afirma esto no es un vividor, sino un apóstol que sufre, prisionero, que invita reiteradamente a los filipenses al gozo.

La confianza: «Que nada os angustie; al contrario, en cualquier situación presentad vuestros deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias» (v. 6). Abandonarse en Dios no es indigno del hombre, no es un refugiarse en un mundo irreal, sino que forma parte de la verdadera sabiduría, porque «el Señor protege el camino de los justos» (1 Sm 2,9).

3 SECRETARIADO NACIONAL DE LITURGIA DE ESPAÑA, Comentarios bíblicos al Leccionario Dominical, vol. III: Ciclo C, Barcelona 1983, 34.

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Tercer domingo de Adviento 2021

La paz: resultado de cuanto precede. De las escasas palabras de Pablo se deduce que la paz no es ausencia de preocupaciones, sino fruto del poder de Dios, que guarda el corazón y pensamientos de los creyentes en Cristo Jesús (v. 7), lo cual es muy distinto del simple “no tener pensamientos”. La verdadera paz no es superficial, sino que se afianza en el hombre ahí donde decide por sí mismo, en la mente y el corazón, y, de este modo, también sus acciones y relaciones serán acciones y relaciones de paz.

¿Qué debemos hacer nosotros?

Evangelio: Lucas 3,10-18

Después del acontecimiento de la Palabra sobre el Bautista que anuncia la salvación (Lc 3,2), Lucas relata los temas éticos de la predicación de Juan en los que precisa los caminos que hay que enderezar y ajustar según los caminos de Dios.

Se presentan al Bautista diversas categorías de personas. Por tres veces (vv. 10.12.14) la gente pregunta al Bautista: «¿Qué debemos hacer?”. En la respuesta no pide cosas desorbitadas, sino que recomienda modos de atención con el otro, respeto a todos en la justicia. El Bautista, hombre del desierto, a quien le pregunta sobre qué debe hacer no le pide imitarle en la vida eremítica o ascética del desierto. Les da unas respuestas para que las realice cada uno en su vida normal, ya que es precisamente en ese ámbito donde todos debemos enderezar los caminos de Dios.

A algunos interlocutores les sugiere el compromiso del compartir: «El que tenga dos túnicas, que le dé una al que no tiene ninguna» (v. 11). Luego se acercan los publicanos y los soldados, dos categorías «sospechosas». Pero también pueden abrirse a la salvación viviendo una vida honesta y renunciando a algunos fraudes. Cuando venga Jesús, precisamente los publicanos y los soldados (cf. el centurión) serán los testigos de una salvación que se les ofrece sin condiciones previas, salvación recibida gratuitamente, capaz de cambiar la vida.

Finalmente el evangelista indica que «el pueblo estaba a la expectativa» (v. 15), y se preguntaban si no sería Juan el Cristo. De la pregunta del «hacer» se pasa a la del

«Mesías», es decir, a la pregunta de «¿Quién nos puede salvar?”. El Bautista remite, más allá de sí mismo, a «aquel que viene», el único que podrá cambiar la vida vieja, quemando la paja y regalando el Espíritu.

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Tercer domingo de Adviento 2021

Tercer domingo de Adviento

GAUDETE

12 de diciembre de 2021

Rito para encender el tercer cirio de la corona

Después del saludo inicial, mientras que una persona se acerca a encender la tercera vela, el presidente de la celebración proclama estas letanías y la asamblea responde con la aclamación:

Con inmensa alegría encendemos la tercera luz del Adviento, mientras que caminamos hacia a Cristo, el Verbo encarnado, que nacerá para resplandecer como la Luz eterna que disipa nuestras tinieblas. A cada letanía respondemos:

R. Ven, Salvador, para llenarnos de alegría

Señor Jesucristo,

tu Iglesia desborda de gozo al acercarse tu venida.

R. Ven, Salvador, para llenarnos de alegría

Señor Jesucristo,

Tú estás en medio de nosotros por medio de los sacramentos.

R. Ven, Salvador, para llenarnos de alegría

Señor Jesucristo,

Con María, tu Santísima Madre, esperamos confiados tu venida.

R. Ven, Salvador, para llenarnos de alegría

Señor Jesucristo,

ven pronto a traernos tu salvación.

R. Ven, Salvador, para llenarnos de alegría

Si se juzga oportuno, se concluye con un canto. Sigue el acto penitencial.

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Tercer domingo de Adviento 2021

Tercer domingo de Adviento

GAUDETE

12 de diciembre de 2021

Moniciones

Entrada

En este tercer domingo de Adviento la Iglesia proclama la gran exhortación a la alegría: “Alégrense siempre en el Señor, se lo repito, alégrense”. Este es el domingo del gozo porque sabemos que se acerca la fiesta de nuestra salvación.

Por eso acojamos esta invitación y celebremos jubilosos esta Eucaristía.

Liturgia de la Palabra

Hoy el Señor con su Palabra quiere suscitar en nuestros corazones una alegría profunda, verdadera y permanente. Ya que somos bautizados y portadores del Espíritu Santo, escuchemos con fe para hacer lo que el Señor nos pide.

Presentación de los dones

Alegres hemos recibido todos los dones que el Señor nos da y con alegría presentamos el Pan y el Vino para que se transformen en Jesucristo, Pan de Vida, quien nos ha prometido volver pronto a traernos la salvación.

Comunión

Aquel que vino en la humildad de nuestra carne es el mismo que volverá al final

de los tiempos y es el mismo que está presente en la comunión eucarística para

comunicarnos su vida y otorgarnos la alegría que permanece para siempre.

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Tercer domingo de Adviento 2021

Tercer domingo de Adviento

GAUDETE

12 de diciembre de 2021

Oración universal

Llenos de gozo porque se aproxima la venida de nuestro Salvador, presentamos con fe nuestras oraciones, pensando en toda la creación que anhela el retorno del Señor. Digamos juntos:

R/.

Ven, Señor Jesús

Oremos por la Iglesia, la Esposa que desborda de gozo con su Señor.

Que todos los bautizados demos testimonio de la alegría del Evangelio.

Oremos por el Sínodo en esta fase de escucha. Que todos en la Iglesia tomemos conciencia de la importancia de caminar juntos hacia Cristo.

Oremos por los gobernantes. Que sus trabajos contribuyan al progreso y la felicidad de sus pueblos, procurando el bien común.

Oremos por quienes sufren. Que acojan con fe las palabras consoladoras del Señor y perseveren sin desfallecer en medio de sus luchas.

Oremos por nosotros que vivimos el Adviento. Que estemos dispuestos a hacer lo que el Señor nos pide mientras esperamos su retorno.

Padre que tanto nos amas,

te pedimos que escuches las plegarias de tu Iglesia, que, con esperanza y alegría,

aguarda el retorno glorioso de Cristo.

Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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