Revista Eltopo. No.7. 2016 ISSN:0719-3335 97
:(pp.96- 121)
(1) |Daniel Toro
Esta investigación ha sido llevada a cabo por el autor en el marco del proceso de “Proyecto de Título” denominado “Plan de Desarrollo y Fomento al Patrimonio Rural, comuna de Quillota” con cual postula al grado académico de “Licenciado en Turis-mo Y Cultura”, perteneciente a la “Escuela en Gestión en Turismo y Cultura” ,Universi-dad de Valparaíso. Chile.
relacionado al minifundio, a la ruralidad y al trabajador agrícola. La realidad de la industria agraria nacional está determinada por su inherente naturaleza estacional, por la escasez hídrica y por la alta tendencia hacia la informalidad de las relaciones laborales, factores que en conjunto merman la calidad de vida de la población y dis-minuyen las posibilidades de desarrollo del mundo rural. El diagnóstico es el de una absoluta desvinculación con el mundo social y con el desarrollo económico exhibido en las grandes urbes del país. Por su parte, las estrategias gubernamentales que han pretendido impulsar el desarrollo rural en el país, no han contemplado la total comple-jidad de sus territorios y se han limitado a fomentar el desarrollo productivo agrícola y a mejorar la cobertura de servicios básicos de la población. El presente artículo, proble-matiza lo rural como fenómeno sociológico a partir de la resignificación del concepto a lo largo de su historia epistemológica, analizando críticamente el modelo de desarrollo rural presente en Chile.
Palabras Claves:
Desarrollo Rural. Ruralidad. Industria Agropecuaria. Pobreza. Marginalidad. Políticas Públicas.
Abstract
One of the poorest social strata in Chile is related to small farmsteads, rurality, and far-mworker dependent.The reality of the national agricultural industry is determined by it’s seasonal nature, water scarcity and because of it’s high propensity to informality in labor relations. Together, these factors diminish the quality of life and the posibilities of development of rural population. The diagnosis of rurality in Chile is synonim of marginality. Meanwhile, government strategies that have sought to boost rural develo-pment have not considered the full complexity of rural territories and have been limited to encourage agricultural production and to improve basic services of the population. This paper problematises the rural concept rural as sociological phenomenon. In addition, the prevailing model of rural development in Chile is contrasted with a new paradigm promoted mainly by the Organisation for Economic Co-operation and Deve-lopment.
Keywords:
INTRODUCCION
Al igual que gran parte de los países de América Latina, Chile experimentó du-rante la última etapa del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX un raudo cre-cimiento de sus centros urbanos más importantes. Factores como el histórico proceso de migración rural-urbana y las escasas oportunidades laborales que el mundo rural representaba para sus habitantes, conformaron la panorámica de la urbe chilena actual (Salazar y Pinto 1999).
Caracterizada por una alta densidad poblacional, problemáticas de margina-lidad, congestión vehicular y contaminación atmosférica, los grandes centros urbanos del país concentraron históricamente gran parte del foco político-ad-ministrativo medianamente la asignación de recursos públicos destinados al ordenamiento y regulación del espacio urbano. Por contraposición según (Pezo 2007),8 el mundo rural, desplazado del interés nacional, ha sido limitado al desarrollo agropecuario, se ha privilegiado un modelo exportador de materias primas con escaso valor agregado, desvinculado de políticas públicas de de-sarrollo e inclusión social. Por su parte, los programas para el campesino y el pequeño productor agrícola han sido medidas subsidiarias que por lo general han endeudado a los productores, han establecido vínculos de dependencia de la institucionalidad pública y no han contribuido a la consolidación de un desarrollo autónomo de las unidades vecinales rurales.
Por consiguiente y de acuerdo a OCDE (2006) es necesario desde el punto de
vista de la planificación pública y la gestión territorial local la adopción de un
nuevo modelo de desarrollo rural en Chile, equilibrado y armónico entre los distintos sectores de los cuales está constituida una comuna. Junto con ello,
es necesario cuestionar la idoneidad del paradigma rural imperante y redefinir el concepto oficial de aquello que constituye ruralidad en nuestro país.
El primer capítulo titulado “Hacia una aproximación conceptual de lo rural” aborda las principales acepciones que la sociología rural ha desarrollado en las últimas décadas. El segundo capítulo titulado: “Antecedentes históricos del modelo de desarrollo rural en Chile”, da cuenta de la evolución del modelo de desarrollo rural en el país a partir de la segunda mitad del siglo XX. Por último, el tercer capítulo que lleva por título: “Hacia un nuevo modelo de desarrollo rural: La Política Rural Chilena 2014-2024”, aborda el nuevo paradigma de de-sarrollo rural impulsado fundamentalmente por la Organización para la
Coo-peración y el Desarrollo Económico (OCDE) y la influencia que dicho trabajo ha representado para el caso chileno. Por último, se esbozan algunas reflexiones
pertinentes a la investigación realizada.
Hacia una aproximación conceptual de lo rural
El concepto de desarrollo rural ha sido históricamente objeto de análisis y dis-cusión sociológica, inherentemente controversial, por cuanto supone lograr un estado deseado de un objeto de estudio, la ruralidad, cuya delimitación se-mántica y técnica no ha sido totalmente consensuada por la epistemología rural. Sin embargo, es cierto también que dicho debate ha sido más bien de corte intelectual y que el modelo de desarrollo rural que ha primado en la gran mayoría de los países latinoamericanos ha sido impuesto por las ideologías hegemónicas imperantes (Pezo, 2007). Dicha aseveración es especialmente cierta en el caso chileno, cuyo único gran proyecto de desarrollo rural integral hasta hace algunos años, la reforma agraria, fue abruptamente suprimido por la dictadura militar.
1. El axioma rural clásico: La dicotomía rural-urbana
La concepción clásica y tautológica de lo rural como fenómeno sociológico contrapuesto al espacio urbano es desarrollada según Newby y Sevilla (1981) fundamentalmente por Ferdinand Tönnies, sociólogo alemán del siglo XIX,
cuya investigación más significativa “Comunidad y Sociedad”, identifica lo rural
como una realidad opuesta a la urbana. Tönnies concibe una relación dicotó-mica entre los conceptos “Gemeinschaft” (co-munidad) y la Gelleschaft (sociedad). De acuerdo con este planteamiento, lo rural se caracteriza principalmente por la cohesión social y le profundidad emo-cional. Por contraposición, lo urbano, se asocia a la idea de impersonalidad y racionalismo.
En ese sentido, el axioma dicotómico de lo rural-urbano, constituye una base incipiente sobre el estudio de lo rural, el cual concibe como supuesto funda-mental la polarización de estas dos realidades sociológicas, sin preocuparse
en lo absoluto por reconocer relaciones de dependencia e influencia entre
estas.(Newby y Sevilla, 1981).
De acuerdo a Bartolomé (1991), este análisis dicotómico se trata de una visión evidentemente ahistórica, descontextualizada y obcecada que
lamentablemen-te, se maneja, incluso en tiempos presentes, sin ningún rigor científico. Un ejemplo de dicha afirmación en nuestro país lo constituye la definición de área
urbana que el Instituto Nacional de Estadísticas empleó en el instrumento
censal 2002, en el cual es definida por regla general, como el conjunto de vi -viendas concentradas con más de 2000 habitantes con el 50 por ciento o más de su población económicamente activa dedicada a actividades secundarias y/o terciarias. Por su parte, la ruralidad es limitada a aquella área que escapa
Por último, es necesario esclarecer que la visión clásica de la ruralidad acierta
en identificar de manera descriptiva las diferencias existentes entre el campo
y la ciudad, así como la “vida rural”; la familia y las costumbres prevalecien-tes de cada comunidad y su diferencia con los patrones culturales urbanos. (Bartolomé 1991).
2. Desde la polarización hacia la continuidad espacial: “El
continuum rural urbano”
Romero (2012), señala que a partir de 1930 una variante analítica del fenó-meno rural se desprende del axioma clásico, encabezado principalmente por los sociólogos P. A. Sorokim y C. C. Zimmerman, quienes consideraron que la dicotomía entre ruralidad y urbanidad no es tal, sino que más bien existe una transición espacial de carácter gradual y ambos elementos pertenecen a un mismo fenómeno sociológico, a lo que los autores denominan “continuum rural-urbano” y que tiene nueve características fundamentales en sus mani-festaciones más extremas (Romero 2012):
- Factor ocupación (rubro): La principal ocupación del mundo rural gira en
tor-no al rubro agropecuario a diferencia del espacio urbator-no, en al cual prevalece el desarrollo de actividades terciarias, como los servicios.
- Factor Medioambiental: Debido a que la principal ocupación está dada por la
actividad agropecuaria, en el espacio rural el individuo mantiene una relación directa y de dependencia con el medioambiente y con la naturaleza. En el
espa-cio urbano, el individuo mantiene una relación directa con el espaespa-cio artificial.
- Tamaño de las comunidades: A partir de las principales actividades
agrícola, por ello las comunidades tienden a una menor aglomeración en com-paración con las urbes.
-Densidad poblacional: Debido a consideraciones históricas, sociales y
rela-tivas a las características específicas del rubro agropecuario, el espacio rural
cuenta con una escasa densidad poblacional en comparación con el mundo urbano.
-Homogeneidad/ heterogeneidad de la población: La población rural tiende a compartir rasgos sicosociales comunes y a mantener una población estable. Por contraparte la población urbana tiende a ser heterogénea, debido a su con-tinuo crecimiento y ser un sistema abierto a la inmigración de población con patrones sico-sociales distintos a los detentados por la población original.
-Estratificación y complejidad social: En líneas generales la urbe mantiene com
-plejos sistemas de estratificación social debido a la multiplicidad de grupos que
en ella se encuentran. Por contraparte, las comunidades rurales suelen ser
más simples en términos de estratificación, ya que los sectores extremos (los
más ricos y los más pobres), migran hacia las ciudades.
-Línea de migración: Existe una línea unidireccional de migración, la cual es del campo a la ciudad, la cual solo varía en momentos de crisis institucional o problemáticas particulares.
-Movilidad social: La población rural está limitada por la poca diversificación de
las oportunidades laborales y por la baja posibilidad de capitalización. En ese sentido, existe una movilidad restringida entre los diferentes estratos sociales.
-Sistema de integración social: Se refiere a las oportunidades de relación y
integración social es mucho menor en el espacio rural, ya que las instituciones y servicios de asistencia pública y social se encuentran en el centro urbano. Además la ciudad ofrece mayores posibilidades de vinculación con el resto de la población debido a su alta densidad poblacional.
De esta forma, la ruralidad aparece como un espacio definido geográfica y
sociológicamente, ocupado fundamentalmente por grupos forestales y agra-rios y como un espacio rezagado del crecimiento económico característico del desarrollo urbano. Por su parte, la ciudad concentra preferentemente el capital económico, es cuna del desarrollo y en ella se efectúan principalmente activi-dades de industrias y servicios.
Sin embargo y de acuerdo a Bartolomé (1991), tanto la concepción dicotómica, expresada en el punto anterior, como la concepción de la continuidad espacial del campo y la ciudad, responden a construcciones macrosociológicas que no pueden ser aplicadas hoy en día para explicar la sociedad rural y los sistemas económicos agrarios. Señala además que actualmente existe una interde-pendencia de grupos agrarios y urbanos, los cuales realizan múltiples labores
productivas independiente de su ubicación geográfica, Dicha realidad no puede
ser explicada mediante la utilización de modelos dicotómicos o continuistas”.
3. La perspectiva mercantilista: Modelo rural de
agromercancías.
Según (Romero, 2012), la delimitación y renovación conceptual de lo rural
abandona definitivamente la noción del “continuum rural urbano” a partir de
Surge además el concepto de reestructuración de las relaciones sociales, eco-nómicas y productivas a escala internacional, debido al cada vez más arraigado proceso de globalización.
De esta manera, y de acuerdo a (Schetman y Berdegué, 2004) es posible re-conocer claramente tres etapas en el proceso de mercantilización del agro en el mundo rural. La primera tiene lugar principalmente en la segunda mitad del siglo XX. Se caracteriza por la propugnación de la tecnología y el conocimiento técnico como principales instrumentos de desarrollo productivo y social. Bajo este modelo estrictamente agropecuario, el relativo grado de subdesarrollo de las zonas rurales respondía a un problema de innovación y difusión de la in-formación de la industria agrícola. El rol del pequeño productor agrícola estaba limitado entonces a la mera explotación agropecuaria y a la utilización de los avances tecnológicos para aumentar su productividad, variable económica que teóricamente debía mejorar sus oportunidades de inserción social.
La segunda etapa tiene lugar al analizar los infructuosos resultados de la políti-ca neoliberal clásipolíti-ca aplipolíti-cada a la industria agraria, que trajo como consecuen-cias la pauperización del campesinado y el aumento de las asimetrías sociales y productivas del mundo rural (Pezo, 2007). El diagnóstico fue taxativo, los campesinos y pequeños agricultores no tenían las competencias para formar parte de la modernización tecnológica impulsada en el país.
El tercer período del modelo mercantilista comienza a partir de la década de 1980, período en el cual el paradigma rural hace crisis y termina con el colapso de la estructura agraria clásica, impulsando una serie de movimientos sociales que propugnan por una mejora en las condiciones laborales y por la autodeter-minación de sus comunidades. Schetman y Berdegué (2004) sostienen que las principales razones que explicarían el colapso del modelo mercantilista rural son por una parte la reducción drástica del gasto público en todas las esferas del quehacer público, pero especialmente en materia rural y el surgimiento de una nueva visión del desarrollo, gestada principalmente al alero de la Organi-zación para la Cooperación y el Desarrollo Económico que otorga a los propios productores, sus organizaciones y sus comunidades, la responsabilidad central y protagónica de su desarrollo, colocando al estado en un rol subsidiario, cen-trado en la creación de oportunidades de acceso a bienes y servicios pero con una especial focalización hacia comunidades rurales pobres.
Breve reseña histórica del desarrollo rural en Chile
1. Del modelo latifundista al modelo de fomento
productivo agrario
Un análisis crítico del modelo rural imperante en Chile debe necesariamente presentar su evolución en el contexto histórico del país.
pobreza, grandes masas de trabajadores agrícolas con situaciones laborales injustas. Bengoa (1988) señala al respecto que las explotaciones con más de 200 hectáreas controlaban el 88% del total de la tierra, sin embargo, represen-taban solamente el 11% de las exportaciones totales del país.
En ese sentido, el estudio “Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación” (FAO, 1951) indica que la existencia del sistema latifundista en los estados
americanos era insuficiente para los requerimientos de ingreso y de empleo de
las familias campesinas y generaba una alta y desigual distribución de la
pro-piedad y los recursos. Recomienda, en consecuencia modificar la estructura
agraria de carácter latifundista de la región americana.
La reforma agraria implementada por el Estado Chileno entre los años 1965 y 1973, bajos los gobiernos de los presidentes Jorge Alessandri Rodríguez, Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende Gossens, fue una estrategia política y económica establecida para abolir, mediante la expropiación de predios de vasta extensión territorial, el modelo rural imperante de la época. Buscaba generar un proceso de redistribución de ingresos a través de la incorporación de los sectores campesinos al mercado interno, explotar tierras no cultivadas, aumentar el empleo rural y disminuir considerablemente la migración rural-urbana ( Barril, 2002).
En el cuadro Nº1, se expone el número de expropiaciones realizadas en el marco de la Ley de Reforma Agraria n° 16640 (1967) en los períodos presi-denciales de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende Gossens.
bie-nes de consumo local y nacional), también contemplaba para ello un plan de alfabetización, capacitación y mejora en las oportunidades laborales y calidad de vida del trabajador agrícola. De acuerdo a (Barril, 2002), la reforma agraria permitió la desaparición de formas sociales que sujetaban a los campesinos al sistema hacendal, lo que permitió una mayor organización del mercado del trabajo y favoreció un aumento en los valores de los salarios y con ello un cierto mejoramiento en las condiciones de vida de algunos sectores de trabajadores agrícolas.
El golpe de Estado que el 11 de Septiembre de 1973 instauró la dictadura de Augusto Pinochet, trajo consigo la paralización total del proceso de reforma, así como la restitución del modelo agrícola latifundista. Se instaura en Chile la contrarreforma agraria, proceso que tuvo lugar entre los años 1973 y 1975. Se restituyeron más del 50% de los predios a sus antiguos dueños. A su vez se prohibieron y abolieron consecuentemente casi todas las organizaciones sindicales campesinas. (Chonchol, 1976).
El cuadro Nº 2, que a continuación se presenta da cuenta del proceso de con-trarreforma agraria en el cual se expropiaron total o parcialmente 2945 predios agrícolas.
La estrategia neoliberal implantada por la dictadura militar se expresó en una reducción considerable del gasto social. En relación al desarrollo rural, la ac-ción estatal se limitó a la reactivaac-ción de organismos técnicos como el SAG e INDAP, cuya única función era impulsar un desarrollo de agro mercancías que
satisficiera las demandas del mercado internacional. (Bengoa, 1988).
2. Estrategia neoliberal de agro mercancías: El modelo rural
agroexportador actual
El modelo neoliberal de mercado impuesto durante la dictadura y consolidado por los gobiernos democráticos sucesores, relegó aún más a los sectores más vulnerables del mundo rural, consolidando de esta manera la total asimetría en los niveles productivos del mundo agrícola. Según Chonchol (1994), la gran empresa agropecuaria, altamente concentrada y excluyente, logró en este período concentrar la producción de los productos de primera necesidad
e integrarse en consecuencia a los flujos comerciales de la cadena alimenta -ria del mercado internacional.
Por su parte, el rol estatal en el ámbito rural es reducido en gran parte al accio-nar de servicios públicos como INDAP, SERCOTEC, SERNAM y PRODEMU, los cuales desarrollan programas de fomento a las capacidades productivas orien-tadas al segmento de la pequeña agricultura. (Berdegué, Danty y Caro, 1999).
De esta forma, las organizaciones campesinas asumen desafíos financieros en
aras de participar del negocio agropecuario, para ello, y debido a las mayores
exigencias tecnológicas y de capital, se crean programas de financiamiento. Se
instaura en consecuencia el crédito como principal instrumento de fomento al pequeño productor agrícola, único modelo de desarrollo en el mundo rural.
Según (Zapata, 2010), la gestión de INDAP modificó considerablemente su fi -nalidad en la intervención social rural, pasando de ser una institución que pasó de ser una organización encargada de la participación campesina en capaci-tación territorial en la década del 60 a lo que hoy consistiría en una “agencia monetaria de planes de fomento productivo”.
La limitación del rol Estatal en el ámbito rural puede verse reflejada en el gasto
público rural de la época, de acuerdo a Apey y Delgado (2006), existe una cla-ra propensión a una reducción de este, situación que solo cambia en los año 2001 y 2002 debido a aumentos presupuestarios coyunturales.
El cuadro Nº3, que se presenta da cuenta de la reducción del gasto público destinado al mundo rural.
cuánto producir con el simple recurso de la intuición y la tradición, ha pasado a depender de instrumentos técnicos de soporte, de políticas públicas tanto
na-cionales como internana-cionales y de las fluctuaciones de los mercados internos
e internacionales.
Bajo esta lógica, es posible hablar de la crisis de un modelo de desarrollo rural (Giarraca, 2005), pues el mundo rural no sólo ha perdido su identidad, sino que también su estructura social y su sentido de pertenencia. Un joven naci-do en “el campo” no tiene ningún aliciente para permanecer en su localidad, puesto que gran parte de los valores que la sociedad contemporánea posee, conciben lo rural de forma peyorativa. Por su parte (Pezo, 2007), señala que el modelo de desarrollo rural impuesto durante la dictadura militar y consolidado por los gobiernos democráticos posteriores, no solo adolece de legitimidad, Fuente: Adaptación en base a ”Composición y distribución regional del gasto público
sino que la intervención estatal tampoco ha sido exitosa: no ha logrado reducir considerablemente la pobreza rural, la exclusión social, las injusticias
labora-les ni la degradación ambiental. Válcárcel,(2007) confirma dicha aseveración y
sostiene que en la mayor parte de los territorios latinoamericanos, los espacios rurales mayoritariamente ocupados por campesinos y pequeños agricultores se mantienen pobres y atrasados.
El principal problema del modelo impuesto radica en la falta de una institucio-nalidad representativa del mundo rural en su conjunto, un instrumento
técni-co técni-construido de manera sinérgica, en el cual técni-confluyan los reales intereses y
perspectivas técnicas y culturales de todos los actores sociales. Pezo (2007) señala en este sentido que “Los sujetos del desarrollo rural” han sido
siste-máticamente excluidos de las decisiones importantes en la planificación, y por
consecuencia en el modelo rural imperante han primado históricamente inte-reses de tipo técnico-productivos y no socioculturales.
En ese sentido la resignificación y revalorización de lo rural en Chile ha de con -formarse mediante un proceso de construcción social, que contemple un grado importante de participación ciudadana y que además pondere en el proceso deliberativo las variables territoriales, ecológicas, socioambientales y de identi-dad cultural de las poblaciones rurales.
Hacia un nuevo modelo de desarrollo rural: La
Políti-ca Rural Chilena 2014-2024
bases sociales del mundo rural. Chile nunca en su historia tuvo una política
pública de desarrollo rural definida expresamente. En ese sentido; la demanda
social, principalmente encabezada por los estamentos académicos y respal-dada por organismos universitarios, movimientos sindicales, el campesinado, la pequeña y mediana empresa agrícola y por la sociedad civil en su conjunto debe encontrar respuesta en la entidad gubernamental (Pezo, 2007).
1. Antecedentes de su gestación
En la búsqueda de estudiar y promover estrategias innovadoras de desarrollo territorial, La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos crea en 1999 el Comité de Políticas de Desarrollo Territorial, espacio para el debate internacional, que busca desarrollar una serie de estudios nacionales que le permita a los países compartir sus experiencias, difundir información sobre las buenas prácticas y promover recomendaciones horizontales en materia de políticas públicas, (OCDE, 1999). En ese marco, publica en 2006, “A new ru-ral paradigm: Policies and governances” que postula a grandes rasgos cuatro grandes pilares sobre los cuales debe erigirse la concepción de un nuevo mo-delo de desarrollo rural: a)La importancia del lugar frente a la importancia de los sectores, b) la relevancia de las inversiones y no de las subvenciones c) la articulación del territorio a partir distintos niveles gubernamentales y d) Una aproximación holística que incluya varios sectores productivos de las econo-mías rurales y no solamente la agrícola. (Monllor, 2013).
porme-Fuente: Adaptación en base a ”OECD Rural, Development Programme Lessons learnt over the past decade, 2010”.
norizado, es posible señalar que el documento redefine la ruralidad del país,
cuestiona el modelo de desarrollo rural imperante, señala las fortalezas del nuevo paradigma rural desarrollado por la institución consultora y recomienda la gestación de una nueva política pública rural acorde a las principales direc-trices impulsadas por la OCDE en el documento “A new rural paradigm: Policies and governances. (National Rural Policy Review of Chile, 2014).
El 2 de Febrero de 2014, y fruto del trabajo del comité interministerial y los estudios solicitados por el gobierno chileno a la OCDE, es dada a conocer la primera Política Nacional de Desarrollo Rural 2014-2024 (Política Nacional de Desarrollo Rural 2014-2024, 2014).
2. La Redefinición de lo Rural en Chile
El primer gran elemento a destacar de la Política Nacional de Desarrollo Rural
2014 - 2024, es la redefinición del concepto de ruralidad no solo a nivel dis
-cursivo, sino que también a nivel técnico. Se afirma en primera instancia que
no urbano” hacia el despliegue gradual, sostenido y ordenado en el tiempo del nuevo paradigma rural. Continúa señalando que a partir dela nueva política, el “territorio rural”, se entenderá como el producto de la interrelación dinámica entre las personas, las actividades económicas y los recursos naturales, carac-terizado principalmente por un poblamiento cuya densidad poblacional es infe-rior a 150 (hab./km2), con una población máxima de 50.000 habitantes cuya unidad básica de organización y referencia es la comuna, (Política Nacional de Desarrollo Rural 2014-2024, 2014).
Por otra parte, y según (Berdegué, Jara, Modrego, Sanclemente y Schejtman 2010), la OCDE concibe a la ruralidad no como un concepto estático y absoluto, sino más bien como una realidad gradual que ubica a cada territorio dentro de un abanico amplio de posibilidades que van desde un extremo puramente urba-no a otro puramente rural. La Política Nacional de Desarrollo Rural también se
hace cargo de esta definición y puntualiza “Teniendo presente la realidad com
-pleja y multidimensional de los territorios rurales, la definición debe ser enten
-dida como la primera etapa de un proceso gradual, planificado y adaptativo que
permita establecer una cantidad de categorías de comunas que vayan desde las comunas urbanas densamente pobladas a las comunas rurales aisladas”. En cuanto al proceso de elaboración e implementación, la Política cuenta con diversas fuentes sectoriales, que representan en buena medida los distintos estamentos sociales relativos al mundo rural. Entre estos destacan el esta-mento técnico internacional, plasmado en el estudio “National Rural Policy Review of Chile”, solicitado por SUBDERE a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
académicos y por último talleres sectoriales, que contaron con el trabajo multi-sectorial de distintos ministerios e instituciones públicas. (Política Nacional de Desarrollo Rural 2014-2024, 2014
c) Principales directrices
La Política define como objetivo general mejorar las condiciones de vida y las
oportunidades de desarrollo social de la población rural. Para ello, establece 12 principios rectores del desarrollo rural en Chile. Estos dan lugar al cuerpo principal del documento denominado “Ámbitos, ejes estratégicos y objetivos
específicos”, en el cual se desarrollan 5 pilares fundamentales de acción, que
pretenden renovar la escena rural nacional.(Política Nacional de Desarrollo Ru-ral 2014-2024, 2014), los cuales son:
- Bienestar Social de la Población en el Medio Rural: Se señala que el
ac-cionar público debe tener una perspectiva multidimensional que atienda las
características específicas de cada territorio, en ese sentido enfatiza la provi -sión de bienes y servicios básicos como vivienda, educación, salud y acceso a programas sociales.
- Oportunidades Económicas en el Territorio Rural: El segundo pilar de la
po-lítica trata esencialmente de la diversificación de las oportunidades produc -tivas del mundo rural destacando que dicho proceso ha de ser realizado bajo parámetros de sustentabilidad y el desarrollo de habilidades para el emprendi-miento y empleabilidad.
- Sustentabilidad Medio Ambiental del Territorio Rural: El nuevo paradigma
- Cultura e Identidad Rural: Destaca la importancia del patrimonio cultural, así como el rol del aparato estatal en su resguardarlo, promoción y potenciación. Se promueve por una parte, la responsabilidad de los ciudadanos respecto al resguardo y puesta en valor del patrimonio, y por otra el papel que juega el
Es-tado en la planificación cultural.
- Gobernabilidad de la Política de Desarrollo Rural: La Política propicia esque-mas de administración sectorial, transversal y descentralizada, promoviendo vínculos entre los niveles nacional, regional, subregional y local para la adecua-da gobernabiliadecua-dad de los territorios rurales.
CONCLUSIONES
Desde el punto de vista epistemológico, la “ruralidad” ha representado un
con-cepto polémico para los sociólogos rurales, debido en parte a la dificultad en
la delimitación del objeto de estudio y su inherente carácter polisémico (Pezo,
2007). En ese sentido el concepto ha sido resignificado históricamente por los
modelos hegemónicos de desarrollo., principalmente el modelo neoliberal. En el caso chileno, la instauración del modelo mercantilista de desarrollo rural, instaurado de manera ilegítima durante la dictadura militar y consolidado por los gobiernos democráticos posteriores instrumentalizó el mundo rural como un sector meramente productivo en el cual, el proceso de socialización y vinculación del ciudadano con su entorno y con su comunidad se encuentra subordinado a la relación del individuo con su quehacer productivo .A partir de esto es posible hablar de una desvalorización del mundo rural como espacio social.
so-ciales involucrados, el rol del mundo académico nacional orientado funda-mentalmente por la OCDE mediante la publicación en primer lugar de “A new rural paradigm: Policies and governances” en el año 2006 y posteriormente y mediante la gestión estatal el documento “National Rural Policy Review of Chile”, publicado en 2014.
Por su parte, la Política Nacional de Desarrollo Rural 2014, gestionada durante el gobierno del ex presidente Sebastián Piñera, es concebida como un instru-mento público sinérgico que teóricamente contempló a los actores rurales más relevantes en su elaboración. y que se ajusta principalmente al nuevo paradig-ma de desarrollo rural propuesto por la OCDE.
La relativa reciente publicación de La Nueva Política Rural y la casi nula li-teratura académica disponible al respecto, hacen casi imposible realizar un examen acucioso de la pertinencia e idoneidad de la misma. De todas formas, las directrices propuestas parecen a priori, condecirse con la nueva corriente de pensamiento en torno a la concepción de un nuevo paradigma rural, más la evaluación técnica de su implementación y sus implicancias en el desarrollo rural nacional han de ser evaluadas por futuras investigaciones.
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