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Conclusión

In document El agua dulce en la cultura hitita (página 72-76)

Como se ha visto en la Introducción a este capítulo, la iconografía hitita comparte con la de sus ve-cinos una serie de características, como la preferencia por la representación en vista de perfil y la simetría, y algunos motivos iconográficos como el disco solar alado o la asociación del león con la realeza. Pero ni la existencia de paralelos, incluso cuando uno de los términos de comparación es

an-229 Ya observado en SBo II, 41, aunque parcialmente contra Ibídem, n. 158: “(…) eine Ausnahme bildet Hanyeri, wo die Zeichen der Beischrift bei der Figur in die entgegengesetzte Richtung blicken”, ya que *107, mu(wa), se orienta en la misma dirección que la figura. Cf. también J. Borchhardt y E. Belibtreu (2011), 481: “Aspektivisch setzt der Künstler den Text um”, con respecto al registro A3 del Obelisco Blanco de Nínive (British Museum, ANE 118807).

230 Cf. E. Laroche (1956), 111-112.

231 También lo entiende así H. G. Güterbock (1978), 133: “(…) die Inschrift, bei dem Bild der Königin beginnend”. A este respecto son interesantes las consideraciones de E. Laroche (1982d), esp. 134, sobre la posición del adjetivo precediendo o siguiendo al sustantivo al que refiere y constituyéndose entonces en “épithète de nature (…) [ou] prédicat (…), un supplément d’information”, respectivamente. En el caso concreto de Pudu"epa su nombre sería su “épithète de nature” y la inscripción a su espalda, su “prédicat”. Sobre esta característica de los adjetivos cf. también H. A. Hoffner y H. Craig Melchert (2008), 271-273, y n. 4.

232 Cf. 4.1.2.2.2.- Fıraktın, p. 86ss.

233 J. Á. Álvarez-Pedrosa (2007), esp. 69.

terior a otro, demuestra que haya habido una influencia directa entre el punto de origen del motivo y el punto final de representación234; ni el hecho de que efectivamente la haya habido implica un signifi-cado compartido235. El papel ejercido tanto por el artesano como por el promotor de la obra no puede subestimarse, aunque bien es cierto que su alcance es difícil de concretar por la ausencia de docu-mentación al respecto236. Puede afirmarse la existencia de una simbología adscrita tanto a las figuras representadas como a alguno de sus particulares que sin embargo no es rígida ya que los diferentes el-ementos iconográficos encuentran una determinada lectura en la especificidad del ejemplo concreto.

Porque los grupos humanos crean, siendo parte de este proceso de creación el establecer relaciones entre cosas conocidas como objetos de la Naturaleza, conceptos abstractos, connotaciones de estos conceptos, otras representaciones, experiencias, elaboraciones de esas experiencias y un largo etcétera237. La interpretación por tanto de estas imágenes puede llevarse a cabo en un primer estadio de modo general y en un segundo de modo particular atendiendo al caso en cuestión.

Por lo que respecta al promotor de la obra, se ha esgrimido que la aparición del arte monumental hitita sobre roca tiene relación con un estadio en el desarrollo de su iconografía vinculado a la situación política de época Imperial que se muestra también en la glíptica238 y se ha afirmado que la

234 F. Boas (1961), 286, 290-294; J. V. Canby (1976), 42: “If there is no need to seek outside influence on Hittite sculpture and sparce evidence of it, the concept should, perhaps, be abandoned.” A propósito del papel ejercido por los mercaderes asirios en época del k)rum en la transmisión de motivos, J.-C. Margueron (1997), 294 señala: “(…) force est de constater que la contamination n’a pas été bien forte. La céramique (…) fait preuve d’une originalité totale (…) la multiplication des thèmes décoratifs humaines ou animaliers est une autre face de cette originalité. Les sceaux, qui sont étroitement liés à l’écriture, sont le seul domaine où l’influence mésopotamienne s’est réellement exercée.” No es un campo baladí este de la glíptica en relación con el arte hitita –si es que pueden separase–, especialmente el de carácter rupestre y monumental; sobre este particular, cf. 3.1.- Introducción, p. 25ss., y más abajo.

235 F. Boas (1961), 290-294; Th. van den Hout (1995b), 572: “Andererseits hat Tut"alija (…) einer schon existierenden Ikonographie einen neuen Inhalt geben wollen.”; D. Bonatz (2002), 72: “…als die Suche nach vergleichbaren Bildmotiven automatisch zu der Betrachtung ihrer Bildträger führt, die dann als Vehikel des Austausches von A nach B reisen. (…) Es versteht sich von selbst, daß bei dieser Art der Weitergabe der Großteil der ursprünglichen Botschaft des Bildes (…) verloren geht.”

236 D. Bonatz (2002), 73: “Das methodische Problem besteht darin, daß es aufgrund der erwähnten Informationsquellen schwierig ist, den Weg vom Text zum Bild sowie gleichfalls die Interaktion von Auftraggaber und Handwerker deutlich nachzuvollziehen.”

237 Aunque quizá ligeramente reduccionista y superada en algunos particulares teóricos, continúa siendo una obra perspicaz aquella de F. Boas (1961), esp. 405-406: “highly imaginative character (…) There is only one point, and a fundamental one, that is not a fully covered by the characteristics activity of imagination. It is the fact that everywhere tales attach themselves to phenomena of nature (…) The distribution of these tales demonstrated clearly that the more thought is bestowed upon them by individuals deeply interested in these matters2by chiefs, priests, or poets2the more complex do they become”, cf.

también M. Eliade (1967), 158; F. Pecchioli Daddi y A. M. Polvani (1990), 127; L. Wittgenstein (1992), 85: “(…) expresión de la cadena de ideas que nos lleva de un extremo a otro”; M. Forlanini (2000), 9, y n. 1; J. Klinger (2008b), 187: “Schon in der ältesten Überlieferung lassen sich ganz unterschiedliche Traditionslinien erkennen, die das Ergebnis einer sich über einen längeren Zeitraum hinziehenden Ethnogenese waren, bei der am Ende der Anteil der (…) ursprünglichen religiösen Vorstellungen der Einwanderer (…) veschwindend ist”; Ídem. (2012b), 80, 84-85, 87. El caso de la divinidad NISABA es paradigmático porque “(…) the Sumerogram NISABA occurs in the Hurrian lists because Kumarpi is asociated with Dagan, and Dagan with grain”, en: A. Archi (1993), 32; cf. también E. Laroche (1976), 99; M. Hutter (1997), 74-75, 78; y A. Archi, (2004), esp. 319, n. 1: “(…) a good example of the ways in which the Hittites reworked foreign cultural elements.” Nótese que en origen NISABA era una divinidad femenina y que este paso ha permitido identificar como Kumarbi el relieve nº 40 de Yazılıkaya. Por otra parte, algunos escribas dibujaron en los espacios libres de las tablillas mostrando su capacidad creadora, cf. H. G. Güterbock (1957), 70, y n. 53-55; A. Ünal (1989); S. Fischer (2008).

238 K. Bittel (1964), 131; R. L. Alexander (1986), 34-35; Th. van den Hout (1995b), 559; C. Mora (1998); J. A. Álvarez-Pedrosa (2007), esp. 70-71; J. Seeher (2009b); S. de Martino (2010), esp. 94-95; S. Herbordt (2011), 53; J. Seeher (2012).

realeza hitita estaba necesitada de nuevas formas de demostración del poder central239en el sentido de

“propaganda”240 con el objetivo de mantener la cohesión del territorio. Sin embargo, la situación política hitita nunca dio muestras de haber sido ni tranquila ni estable241.

Tanto si hubo una necesidad de demostración de poder como si no, la representación figurativa halló formas específicas de representación de acuerdo con las preferencias e intencionalidad del representado242, que unas veces hizo predominar la faceta de guerrero como en la ‘Kammer 2’ de la Südburg (Fig. 116), otras su faceta de sacerdote243, como en Sirkeli o los relieves nºs 64 y 81 de Yazılıkaya (Figs. 71, 183 y 192); otras, ambas, como en Fıraktın (Fig. 44). Pero como no todos los personajes representados son monarcas, se colige que, aunque efectivamente la monarquía en el último período del Imperio pudiera haber estado necesitada de formas de demostración de poder, esta misma demostración se da en, y adquiere un, sentido general, incontestable e incontestado, o lo que es lo mismo: porque el promotor puede (del latín potere) llevar a cabo la obra, la lleva a cabo244. En este sentido se hace necesaria una inscripción onomástica que de cuenta de la especificidad del (o los) involucrado(s) en la obra (Tab. 1.1). Lo que se traduce por una parte en una identificación de representación-representado merced al nombre y en una cierta marca de propiedad, en la medida en que la ubicación del relieve debe por fuerza localizarse dentro de los límites territoriales controlados por el representado o el patrocinador de la obra, aunque fuera durante un período corto de tiempo, o de otro modo no le hubiera sido posible llevarlo a cabo. No debe sin embargo asumirse que esta marca de propiedad esté relacionada con la orientación de la figura pero sí con su localización que refleja una cierta hegemonía territorial que en algunos casos puede coincidir con una marca de

239 Aquí sería quizás oportuna una discusión sobre la existencia o no de un público, y en el caso de haberlo, su definición y tipología; pero ello excede con mucho los límites de este trabajo. Se ofrecen, sin embargo, algunas referencias sobre el particular: desde una posición histórica, cf. Th. van den Hout (1995b), 564, 572, donde al referir a “Propagandamittel”

implica necesariamente la noción de “publico”; en el mismo sentido, D. Bonatz (2002), 74; F. Pecchioli Daddi (2006), 127; y especialmente M. Pallavidini, Tesis, 2012, 12-17, 328-336, más bibliografía señalada; enfatizando en la visibilidad del monumento: P. J. A. Stokkel (2005); desde algunas teorías de la etología, basándose en la movilización de recursos y con una lectura socio-económica: C. Glatz y A. M. Plourde (2011), más bibliografía señalada, cf. 4.4.- Conclusión, p. 219ss. Se considera en estas páginas que la existencia de un público, independientemente de su definición, no es necesaria ni para la comprensión de estos relieves ni para explicar, total o parcialmente, las motivaciones para su realización.

240 E. Akurgal (1964), 110: “Die Hethiter (…) brauchten eine Bildkunst, die überall als Zeichen ihrer Macht in Erscheinung treten konnte. Die politische Lage begünstigte also die Entfaltung eines spezifisch hethitischen Stiles, der in allen Gebieten des Reiches Verbreitung fand.”; J. Börker-Klähn (1982), 104; K. Kohlmeyer (1983), 94-95; Th. van den Hout (1995b), 572;

F. Imparati (1999), 327-328, 337 con especial atención sobre Tud"aliya-IV; D. Bonatz (2007), 126-127; S. Herbordt (2011), 56; M. E. Balza y C. Mora (2011), 216-218; contra todos ellos, A. Schachner (2012), 145: “(…) zur „Selbstbestätigung‟

verwendet”, quien sin embargo en p. 150: “Die Reliefs (…) transportierten dessen [des Königs] Machtanspruch und Ideologie”. Nótesen las afirmacines de P. Neve (1969-1970), 170: “Denn diese Periode gewisser außenpolitischer Erfolge und Stabilität scheint sich nicht nur durch repräsentative Großbauten sondern auch durch das Bedürfnis nach einer Intensivierung des religiösen Lebens auszuzeichnen.”; Ídem. (1971), 35. Cf. también H. Klengel (1999), 258-59, 290, 306-308; F. Pecchioli Daddi op. cit., 117 donde resalta: “The manner in which #attu$ili had succeeded to the throne was extremely disruptive even for a society like the Hittite one, where practically no transfer of power had ever been out smoothly.”; T. Bryce (2005), 247-248, 252-253, 259-263, 272-273, 279, sobre la necesidad de la línea dinástica de #attu$ili-III de legitimarse en el poder.

241 Dos magníficos manuales para corroborar esta afirmación son K. Klengel (1999); y T. Bryce (2005), con bibliografía señalada. Cf. también 4.1.3.- Consideraciones sobre la datación de los relieves, p. 117ss.

242 K. Bittel (1964), 131. El deseo expreso del representado incluye también a la divinidad, como se muestra en KUB-7.5+

IV 11-16 (“Ritual de Pa$kuu!ati contra la impotencia” (CTH-406)) en el que se ofrece a la diosa la posibilidad de ser representada bien en forma de pyhtos, deNA4'uwa!i- o de estatua, cf. H. A. Hoffner (1987), 276, 279; J. Hazenbos (2003), 175. Cf. también F. Imparati (1999), 321: “(…) Einfluß auf die Machtausübung war dabei entsprechend der jeweiligen politischen Situation und der Persönlichkeit des Herrschers unterschiedlich.”; F. Pecchioli Daddi (2006), 127.

243 Cf. J. Klinger (2003-2005), 641 sub §4. der König als Priester; A. Taggar-Cohen (2006), 369-383, 444-445.

244 Coincidiendo con la afirmación de C. Glatz y A. M. Plourde (2011), 33: “This is what the state does: it erects large monuments as symbol of authority.”

frontera o una vía de comunicación. Esta localización del relieve por su parte, sí puede relacionarse con una simbología y/o significado específicos y especiales adscritos al lugar245.

Por tanto, la característica principal de estos relieves es su intención de pasar a la posteridad mediante la sanción del presente en una concepción del tiempo como un continuum. Manifiestan el deseo de permanencia de un estado de cosas, concretamente de un contexto político-territorial, que se considera legítimo y que se materializa de forma específica en la persona del representado246 quien realiza la obra como una demostración de poder en sentido general y cuya onomástica reafirma esta pretensión de permanencia del orden existente. Al mismo tiempo su localización no es casual, sino que aprovecha la geomorfología de la zona o bien la re-crea, como en el caso de la “Cámara B” de la Südburg, y se beneficia de las características que para la cultura hitita tienen las montañas, los ríos, las fuentes y los volúmenes de agua en general como lugares esencialmente puros y con una fuerte carga religiosa247.

245 J. Seeher (2009b), 119-120, 137; Ídem. (2012), 39. Y como parecen poner de manifiesto también las posteriores intervenciones en paisajes naturales de KÖTÜKALE en un ponor (cf. J. D. Hawkins (2001), 299; 5.3.6.-DINGIR.KASKAL.KUR, p. 336), asirias en el Tigris (cf. A. Bagg (2000) 112-116; A. Schachner (2009b)) y persas de Bisutun (cf. W. Kleiss y P. Calmeyer (1996)).

246 En la línea de J. Lotman y B. A. Uspenskij (1979a), 73: “(…) futuro (…) como una prolongación del «ahora» (…) con una orientación hacia el pasado que asegura esa indispensable estabilidad”. Cf. también K. Bittel (1976), 195: “Wille eines Großkönigs, der nach sichtbarer Verewigung eben an einer Erscheinung der Natur von immerwährender Dauer strebte”; J.

Seeher (2012), 39: “Der Herrscher markiert die Grenze, den Pass, den Kultort oder eine andere ihm wichtig erscheinende Stelle mit einem Relief oder eine Stele”, contra M. Darga (1992); 363: “The purpose behind these rock reliefs was, of course, the worship of the gods and the expression in visual form of the gratitude felt towards them by the Great Hittite Kings.” Tampoco comparto la idea de que alguna de estas representaciones, en especial aquellas de Tud"aliya-IV, implicaran una “deificación” del soberano (cf. Th. van den Hout (1995b), 546, 572; F. Pecchioli Daddi (2006), 127). Cf. p. 28, n. 18 y p.

42, n. 105.

247 Cf. 5. Corpus de textos, p. 222ss.

4. Corpus del material arqueológico

4.1.- Extramuros

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