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Descripción de las caídas en la comunidad

Aunque la identificación de factores de riesgo subyacentes ha recibido en los últimos años una atención considerable, relativamente pocas investigaciones han dirigido su interés a aquello que estaban haciendo en el momento de la caída las personas que la sufrían, especialmente entre los adultos mayores que viven de forma independiente en la comunidad. Esta información es crucial para la comprensión de la etiología de las caídas, así como para establecer una evaluación clínica efectiva y el diseño de estrategias preventivas(14).

Los datos acerca de cómo las circunstancias de las caídas difieren entre aquellos que sufren caídas recurrentes (personas que caen dos o más veces en un año) y los que caen una única vez en un año determinado, son particularmente escasos. Este hecho resulta especialmente importante cuando las políticas sanitarias recomiendan un mayor esfuerzo diagnóstico y preventivo en aquellos mayores que sufren caídas de repetición(108,109). Aunque algunas investigaciones han sugerido que los mayores con caídas recurrentes son más propensos a sufrir lesiones que aquellos que sufren una sola caída(109), se carece de evidencia científica sobre la distinción entre aquellos que sufren una sola caída y los que presentan caídas de repetición. Así pues, debemos considerar que la focalización exclusiva en aquellos mayores que sufren caídas recurrentes podría resultar problemático si se considera la exclusión inapropiada de individuos que caen con menor frecuencia.

La revisión bibliográfica realizada para el abordaje de las circunstancias y características de las caídas en la población mayor comunitaria, no recupera demasiados informes, pues una gran parte de ellos han sido desarrollados en población institucionalizada, bien en residencias geriátricas o en centros hospitalarios.

Por su parte, Vellas y col., tras dos años de seguimiento a 613 personas con una media de edad de 73.5 años, comprobó que, como en otros estudios de la literatura, el 59.3% de las mujeres y el 45.5% de los hombres habían presentado al menos una caída durante ese periodo(21). Es su estudio, realizado en ancianos de la comunidad, se describieron el lugar de la caída, la dirección en que tuvo lugar la misma y el punto de impacto (Tabla 5). La mayor parte de las caídas en la población mayor se producen de forma accidental; con menor frecuencia se describe como consecuencia de un mareo(49).

En el estudio realizado por Berg y col.(14) en adultos mayores del medio comunitario, determinaron las causas de las caídas considerando la descripción que los participantes realizaban de la caída sufrida. En el mismo, se describen los tropiezos y los resbalones como los precipitantes de caídas que más prevalecen, suponiendo el 59% de todas las caídas expresadas. Por otra parte, un mal paso o la pérdida de equilibrio fueron, respectivamente, la tercera y cuarta causa más común de caída(14).

Otros estudios de investigación realizados en la comunidad revelan que las caídas suceden de forma más frecuente mientras los mayores están caminando(14,110) y que, coincidiendo con los resultados de Berg y col. son los tropiezos y resbalones el origen de gran parte de las mismas(35,111). Los tropiezos, constituidos como la primera causa de caídas, se desencadenan por un obstáculo encontrado en el camino durante la fase de balanceo de la marcha(112). Los obstáculos más comunes incluyen defectos en el suelo o pavimento, bordes de alfombras, cables eléctricos, umbrales de las puertas o las raíces de los árboles. En dependencia de determinados factores entre los que se incluyen la iluminación, distracción y atención, las personas mayores pueden no ser conscientes de la presencia de peligro que puede causar la caída(113).

En los adultos mayores, se describen al menos dos cambios relacionados con la edad que podrían ser los responsables de la mayor prevalencia de caídas motivadas por un tropiezo. El primero de ellos podría ser el modo de caminar experimentado por mucho mayores consistente en una reducción de la altura del pie durante la fase de oscilación de la

marcha(114). Naturalmente, este hecho podría aumentar la susceptibilidad a tropezar, especialmente en superficies irregulares(115). Según apuntan otras investigaciones, el segundo de los cambios producidos por el envejecimiento y que puede guardar estrecha relación con los tropiezos en mayores, es la pérdida de sensibilidad de la agudeza visual(116,117).

En relación a la localización de las mismas y como ya se apuntaba en el estudio ICARE(21), con más frecuencia se producían en el domicilio que fuera del él, representando el 58% y 42%, respectivamente (Tabla 5). Sin embargo, otros estudios muestran una mayor frecuencia de caídas en el exterior de la vivienda(14), datos que contrastan con los obtenidos en el estudio de Vellas y col. Cabe destacar, que la mayoría de los adultos mayores describían el lugar de la caída como conocido o familiar(49). Además, la bibliografía publicada señala que las caídas accidentales acontecidas en el interior del domicilio tienen lugar con mayor frecuencia en el baño, provocadas por bañeras demasiado altas, sin barras de sujeción, retretes muy bajos o suelos resbaladizos. También predominan las caídas en la cocina con difícil acceso a muebles y utensilios, que fuerzan posturas y favorecen las caídas; o en el dormitorio(21,49).

Tabla 5. Descripción de las caídas en la comunidad(21)

Lugar

Domicilio 52%

Interior 31%

Exterior 21%

Fuera del domicilio 48%

En la calle 12%

Lugar público interior 9%

Lugar público exterior 21%

Otros 5% Dirección de la caída Hacia delante 48% Hacia atrás 21% Sobre el lado 26% No conocido 4%

Punto de impacto de la caída

Mano 26% Nalgas 22% Cabeza 14% Rodillas 12% Brazos 11% Otros 15%

Según Overstall(118), los adultos mayores tienden a caer con mayor frecuencia durante el día, que es el tiempo de actividad máxima; y suelen caer donde pasan la mayor parte del tiempo(37). En efecto, según arrojan datos de estudios más recientes, el 81% las caídas se sucedieron por la mañana o por la tarde, similares éstos a lo evidenciado en el estudio de Berg y col., donde la mayoría de caídas tuvieron lugar por la tarde, representando el 52% de ellas, y con menor frecuencia por la mañana. Coincidiendo con informes anteriores, muy pocas caídas tuvieron lugar por la noche(14,119). Resulta relevante añadir que más de la mitad de las caídas manifestadas ocurrieron cuando el mayor se encontraba solo(14), coincidiendo con el momento en que sus relativos no se encontraban en la vivienda familiar.

Así mismo, parece que existen variaciones estacionales. En general, se refleja una mayor frecuencia de caídas durante los meses de diciembre, enero y febrero, habiendo sólo pequeñas diferencias entre las otras tres épocas del año(14). Se cree que el clima invernal y su potencial para hacer de las superficies exteriores más resbaladizas y peligrosas podrían los responsables del aumento de la incidencia de caídas. No obstante, otros estudios consultados identifican un ambiente soleado como el fenómeno meteorológico predominante en casi la mitad de las caídas descritas(49).

Si consideramos la mecánica de la caída, y como también se apunta en el estudio ICARE(21), gran parte de los mayores se precipitaban hacia delante, y en menor número hacia detrás y hacia al lado(49). Pocos ancianos refieren ir descalzos en el momento de la caída, siempre con zapato cerrado o zapatilla con suela de goma(49).

También se revelan diferencias significativas entre ambos sexos en relación a las circunstancias de la caída. Los hombres son más propensos a caer como consecuencia de un resbalón, considerando su posible relación con la localización de las caídas, ya que los hombres suelen precipitarse más al aire libre y las mujeres en el interior del hogar, como ya hemos apuntado en líneas anteriores(14). Por su parte, el estudio ICARE añade que las mujeres caen más a menudo sobre la cadera, mientras que los hombres se sostienen más a menudo con ayuda del brazo(21). Además, más de la mitad las caídas acontecidas en la población mayor masculina ocurrieron en los meses de invierno, no así en las mujeres, que se dieron más en la época estival(14).

El hecho de que la mayoría de las personas mayores residentes en el medio comunitario refieran caídas accidentales, sobre todo cuando caminan, orientan al conocimiento del perfil

de anciano que padece caídas. En su mayoría, la caída es accidental acorde con un tipo de anciano activo e independiente. El adulto mayor sano a pesar de que tiene menor riesgo de caídas, realiza actividades potencialmente más peligrosas para desencadenarlas y para presentar secuelas más graves. Así, resulta interesante observar como la mayoría de los ancianos que se han caído en más de una ocasión, se caen en las mismas circunstancias, hecho a tener en cuenta a la hora de planificar medidas preventivas. El seguimiento de la población mayor afectada por este síndrome geriátrico es fundamental en este aspecto.