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Los primeros conflictos armados surgidos en las periferias

1.3. La dinámica cambiante de las periferias en el nuevo esquema mundial 1 La descolonización y el surgimiento del Tercer Mundo

1.3.2. Los primeros conflictos armados surgidos en las periferias

Sin duda alguna la lucha ideológica librada entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, a pesar de haber estado limitada en el plano bélico por la amenaza

33 nuclear, tuvo muchos puntos de confrontación no necesariamente de las potencias pero sí de sus ideologías en territorios ubicados en las periferias de cada bloque. A lo largo de su desarrollo la Guerra Fría contiene cuatro grandes etapas con enfrentamientos importantes. Además, existen en un inicio varios conflictos luego de los cuales se iría delineando el nuevo ordenamiento mundial inmediatamente después de la culminación de la Segunda Guerra Mundial (PEREIRA, 1989).

A pesar de que los disturbios locales en Grecia y Turquía ocurrieron a mediados de los años 40, sin duda el primer conflicto armado más importante de la Guerra Fría fue la Guerra de Corea. Luego de derrotar a la ocupación japonesa la antigua colonia quedó dividida en principio provisionalmente en dos por el paralelo 38. La parte norte comandada por Kim Il Sung tenía el apoyo soviético, mientras que el sur estaba presidido por Sygman Rhee, quien era partidario de y auspiciado por los Estados Unidos. A pesar de que ambos proclamaron siempre buscar la unificación del país luego de la guerra, existieron continuamente enfrentamientos fronterizos (PROCACCI, 2007).

Dado el nuevo conflicto ideológico una contienda de este tipo en un país dividido de esta manera resultaba tal vez ineludible. A pesar de haber dejado un contingente bastante reducido por parte de las superpotencias, puesto que nunca consideraron a Corea como un punto de tensión como lo era por ejemplo Alemania, ambos dejaban a dos ejércitos locales preparados tanto para la defensa en el lado sur así como en el extremo soviético al norte con veteranos de guerra que habían luchado contra la invasión japonesa (VEIGA, et al., 1997).

La contienda bélica se libró entre 1950 y 1953, época en la que Truman salía del poder y Stalin fallecía. Los norcoreanos derrotaron fácilmente a sus contendientes y esto hizo que los Estados Unidos a través de la ONU enviaran por primera vez un contingente armado bajo la bandera de la organización. Dada la nueva desventaja de los comunistas la República Popular China de Mao envió entonces a sus tropas para defender a un régimen amigo. El ejército estadounidense

34 estuvo comandado por el General MacArthur, quien muchas veces no dudó en utilizar arsenal de tipo nuclear. Esto suponía por supuesto la posible intervención de la parte soviética. Finalmente, bajo la reconquista de la parte norte gracias al ejército chino, se firmaba en 1953 un armisticio entre China, Corea del Norte y Estados Unidos luego de que el General MacArthur fuera destituido enérgicamente por Truman antes de su salida del poder (PEREIRA, et al., 2001).

Esta fue la contienda que marcó el punto de tensión propio entre las dos superpotencias y también de nuevos protagonistas como la ONU o los ejércitos de ambas Coreas que en un principio actuaron sin la necesidad de estar bajo la tutela de las naciones líderes. Este conflicto trajo entonces nuevas perspectivas en la contienda bipolar. En el contexto de un enfrentamiento de esta magnitud, se dio por primera vez la concepción real de la amenaza nuclear al tener ambas esta capacidad destructiva. La firma de la Organización del Tratado del Sureste Asiático (SEATO) fue por ejemplo un reflejo del endurecimiento de la línea occidental respecto a la contención. Por el lado comunista, la Firma del Pacto de Varsovia en 1955 como respuesta al conflicto y a la previa creación de la OTAN significaba nuevas alianzas bajo una misma línea. Así, se consolidó a nivel político y social una clara lucha de ideologías (PROCACCI, 2007).

En el mismo escenario asiático y luego de la negativa francesa de otorgar la independencia a Vietnam se dio lo que sería el prefacio de la contienda armada más criticada en la segunda etapa de la Guerra Fría y en años posteriores. Una vez que Japón fue vencido Ho Chi Minh proclamó la independencia de Vietnam. Sin embargo, Francia arremetió contra los ejércitos de la guerrilla local con el fin de recuperar su poderío dentro del territorio. La fuerza de las guerrillas fue hasta entonces subestimada por las grandes potencias. Sin embargo China, Yugoslavia y luego Vietnam serían muestras de que eso había sido un error. Al finalizar el conflicto en 1954 Francia había perdido cerca de 10000 soldados con lo que finalmente en la Conferencia de Ginebra en 1954 el territorio indochino quedó dividido en Vietnam del Norte (comunista), Vietnam del Sur (liberal), Laos y

35 Camboya. Este antecedente de división sería entonces una vez más un inevitable signo de confrontación ideológica en el escenario bipolar (VEIGA, et al., 1997). En América Latina se vivía la revolución más importante del continente hablando en términos comunistas. En 1959 y luego de un fallido intento de golpe de Estado seis años antes, Fidel Castro lograba junto a sus guerrilleros derrocar el régimen de Fulgencio Batista e implantar un gobierno marxista-leninista. Este fue sin duda un duro golpe para la principal expositora del modelo liberal, los Estados Unidos, puesto que a tan solo 150 kilómetros de sus costas se instauraba una ideología opuesta. Esto provocó el deterioro de las relaciones diplomáticas y la posterior expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA). Sin embargo, también dio paso al incondicional apoyo de la Unión Soviética al nuevo líder cubano ya que esto daba la posibilidad de aumentar su glacis de protección. Es importante el tema cubano puesto que será en este escenario en donde se generará el mayor punto de quiebre entre las dos ideologías imperantes durante la crisis de los misiles de 1962 (PEREIRA, et al., 2001).

Egipto figuraba como uno de los países que más había mostrado un liderazgo en el mundo de medio oriente. Luego de la creación en 1945 de la Liga Árabe, existieron enfrentamientos entre los países de la misma y el joven Estado de Israel. Estas contiendas tendrían lugar a lo largo de las décadas posteriores y darían también paso al conflicto palestino. Pero, fuera de esta, la crisis del Canal de Suez fue la que figuró también como un punto importante dentro de los inicios de la Guerra Fría (PROCACCI, 2007).

En un principio las dos superpotencias se mantuvieron al margen cuando en 1956 el líder egipcio Gamal Abdel Nasser decidiera nacionalizar el Canal de Suez como respuesta al corte del financiamiento norteamericano de la presa de Asuán. Norteamérica no veía con buenos ojos la deposición obligada del Rey Faruk I que llevaron a Nasser al poder. Sin embargo, no participó en el conflicto hasta cuando Inglaterra y Francia decidieron junto a Israel contraatacar de manera armada a la

36 decisión egipcia puesto que para ellos este era un punto estratégico de importaciones de hidrocarburos. La ONU como consecuencia de esto presionaba a la campaña anglo-francesa a dimitir y los líderes de cada bloque se opusieron también a su cometido. Finalmente, luego de que la Unión Soviética amenace con misiles nucleares a París y Londres y Estados Unidos ejerza presiones de tipo económicas, el 6 de noviembre entró en vigor una tregua y la posterior retirada de las tropas europeas (VEIGA, et al., 1997).

Este conflicto, si bien separado de las ideologías comunista y capitalista, dejó en claro quiénes eran los nuevos líderes y protagonistas del escenario internacional. Bastó que cada uno de ellos ejerciera presión sobre dos potencias europeas importantes para que las mismas renuncien a sus intereses nacionales. A pesar de sus declaraciones, en el mismo momento en que la crisis de Suez se llevaba a cabo, la URSS refrenaba de manera violenta una insurrección húngara civil y los Estados Unidos se alejaron del líder egipcio al dar su apoyo al reciente Estado de Israel. Con estos acontecimientos fuera del conflicto local de Medio Oriente quedó claro que muchas de sus políticas exteriores se veían minimizadas cuando se trataba de defender los intereses propios de conservar su calidad de líderes del nuevo orden. Quedaba sentado entonces que quienes decidían el curso del nuevo mundo eran las dos superpotencias (PROCACCI, 2007).

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