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La hoja de coca: de la reducción instituida a las posibilidades instituyentes

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Cristian Andres Cupajita Lopez

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

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Cristian Andres Cupajita Lopez

Trabajo de Grado para optar al título de Magister en Investigación Social Interdisciplinaria

Director

Luis Fernando Bravo Leon

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA

Bogotá D.C., 2019

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Este trabajo de grado es dedicado a todas aquellas personas que mediante sus enseñanzas de vida hicieron posible las disertaciones que aquí se plantean, en especial a los líderes cocaleros. Luchadores y luchadoras sociales que son fuente de sabiduría y conocimiento. También, está dirigido al motor de toda la existencia, al principio vital que da forma y realidad a todo cuanto existe, esa potencia espiritual que no permite la derrota en tiempos de tanta convulsión social y política. A mi hijo, cuyo nombre me recuerda el valor de la libertad y la irrenunciable tarea que como agentes de cambio y transformación social tenemos.

Mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han creído en mis capacidades académicas e intelectuales, familia, compañera de vida, amigos, colegas, profesores, director de grado y en general. Cada idea será una trinchera del pensamiento y una consigna que aporte a la consolidación de una paz estable y duradera.

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Introducción Página

Capítulo I ¿Qué es coca? 1

La hoja de coca como cocaína 2

La “cocalización” del campo 5

Coca la economía campesina 12

La coca y los roles sociales que se instituyen 18

La coca como símbolo cultural 20

Capitulo II Coca: dos caras de una misma moneda 24

Coca ¿la “mata que mata”? 25

La coca, de planta a símbolo de resistencia 28 La sustitución de la coca, un camino rápido, pero con 31 muchos desafíos

Coca: entre las necesidades campesinas, sus usos y las 34 consecuencias que genera cultivarla

Coca y las luchas agrarias 42

La necesidad de organizarse bajo una figura social y 44 política como la COCCAM

CAPITULO III ¿Qué hacer con la coca? el imaginario instituido 57 frente al imaginario instituyente

Colombia un estado que ha fallado en sus compromisos 59 internacionales

la corte constitucional que le frena el paso al gobierno 64

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la erradicación.

El glifosato una insignia tóxica 80

Conclusiones 90

Referencias bibliográficas 97

Anexos Transcripción de entrevistas

Índice de tablas y figuras

Tabla Página

Tabla 1. Valores nutricionales de la hoja de coca. 7

Tabla 2. Propiedades y funciones de los elementos que componen la hoja de coca 8

Figura 1. Pirámide de la hoja de coca 89

.

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Colombia es un país que por décadas ha sufrido el fenómeno del narcotráfico a causa de su alta

producción de estupefacientes, el cual alimenta una cadena de violencia que toca todas las esferas de

la vida pública. Sumado a ello, el territorio nacional no ha conocido un solo día en que los titulares

de prensa pronostiquen tiempos de verdadera paz y convivencia entre los ciudadanos.

Si bien, la violencia política que se arraigó en muchas de las zonas rurales vislumbro un desenlace

aparentemente alentador con la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP,

la posibilidad que con tanto ahínco recibió el pueblo colombiano se ve empantanada por la nueva ola

de violencia que sigue emergiendo en muchos de los territorios donde hacia presencia la antigua

insurgencia. A partir de este contexto general y como parte del compromiso social que todo

ciudadano debe tener con su realidad nacional se circunscribe este trabajo investigativo. Aquí, desde

un criterio individual, se plantea la hipótesis: mientras no se resuelva las causas sociales estructurales

(pobreza, desigualdad, negación de los derechos fundamentales, etc.) que dieron origen a los

múltiples fenómenos de violencia, como los cultivos de hoja de coca a gran escala, el país está

condenado a fracasar en materia de gobernabilidad y soberanía para la paz.

En este sentido, los cultivos de hoja de coca son uno de los grandes retos que enfrenta la sociedad colombiana, no solo por el hecho de que a partir de ellos se produce la cocaína como primer producto ilegal de exportación, sino, porque muchas familias viven de cultivar esta planta y dependen de lo que por medio de ella puedan lograr para la manutención de sus vidas.

El objetivo principal del por qué plantearse esta investigación es develar las representaciones que hacen parte de los imaginarios sociales instituidos e instituyentes que comparten una misma atmósfera social entorno a un agente simbólico tan importante como la coca; para ello se apela

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discursiva y de acciones concretas, primordialmente desde la óptica de los campesinos cocaleros.

Desde una perspectiva teórica la discusión tuvo como fuentes de información los documentos y declaraciones emitidas desde organizaciones gubernamentales, sociales, instituciones independientes, órganos internacionales y medios masivos de comunicación; en lo que respecta al imaginario social como categoría central de este estudio se utilizó tres referentes teóricos de la teoría del imaginario social, Castoriadis (1989), Randazzo (2012) y Baeza (2007), este último proviene de un contexto latinoamericano, permitiendo tener una lectura más aterrizada de lo que significa los estudios sociales en este campo, desde una óptica del cono sur.

Las fuentes consultadas acerca del estudio del cultivo de hoja de coca como fenómeno social y su relación con las vidas cotidianas de los campesinos a lo largo y ancho del país está consignado para esta investigación en el estado del arte, el cual permite analizar que, el fenómeno de la coca ha estado estrechamente ligado a los procesos de colonización del campo colombiano, tal y como se observa en LA LEY DEL MONTE [documental], producido por Castaño, P., Trujillo, A. (productoras) y dirigido por Castaño, P., Trujillo, A. (directoras) en el año de 1989, como parte de los antecedentes históricos utilizados para rastrear las causas que dieron origen al cultivo de hoja de coca, en este sentido, Molano (1987) también aporta desde su obra Selva adentro una serie de elementos conceptuales y contextuales desde la crónica social, los cuales como parte del ejercicio investigativo plantean una serie de patrones sociales que han funcionado como las principales motivaciones para que los campesinos permanezcan cultivando coca, tales como, la desigualdad en los territorios rurales, la brecha económica entre el campo y la ciudad, la desatención estatal y las luchas agrarias.

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Estado y la guerrilla: identidad y ciudadanía en el movimiento de los campesinos cocaleros del Putumayo, la cual brinda elementos estructurales para analizar el por qué los cocaleros son vistos

como parte de la construcción social de las regiones más limítrofes de la geografía nacional y como ellos han participado en la edificación de los proyectos de vida de muchos territorios desde su rol social. Devela como se configura una identidad colectiva a partir de ser un cultivador o recolector de hoja de coca. En esta vía, Torres (s.f) en su trabajo investigativo, la Coca Campesina en Colombia un Desafío para el Posconflicto, plantea posibles escenarios que pueden desencadenar una serie de hechos que aportan de manera favorable o no a la concreción de mejores condiciones de vida para quienes habitan estas regiones, en términos de la voluntad que desde el gobierno y este movimiento social se pueda generar.

Con respecto a lo anterior, uno de los informes más recientes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) (2017) sigue ratificando al país como el principal productor de coca en el mundo, su importancia radica en los alcances que puede llegar a tener en las decisiones que se toman al interior del país en materia de control a los cultivos, ya que, al provenir de un organismo internacional es de suma importancia para el gobierno nacional tenerlo como referente. A lo anterior, se suma la propuesta de González (2017), Coca no es cocaína ni el cocalero narcotraficante. Hacia la nueva política sobre cultivos prohibidos y drogas psicoactivas, la cual plantea un ejercicio de reconocimiento a los derechos de los cultivadores y una ley que permitiría disipar la nublada visión del gobierno frente a la hoja de coca.

Portales web como Mama Coca brinda un espacio de información especializada sobre la hoja de coca y sus derivados, tal y como se afirma en su portada de página, “ponemos a su disposición nuestra extensa información en ocho bases de datos clasificadas por ejes temáticos con una

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informativa ¡Pacifista! Muestra un propósito enfocado en contenidos sobre los derechos humanos y la construcción de paz en Colombia desde los campesinos cultivadores de hoja de coca, por medio de una serie de reportajes y artículos periodísticos acerca de estas comunidades.

Se tuvo en cuenta dentro de los factores de tensión entre los cocaleros y el gobierno nacional lo que Osorio (2015) en «Tramas entre paramilitarismo y palmicultura en Colombia» evidencia es el por qué no ha sido viable en el país los monocultivos que han estado directamente ligados a las oportunidades legales; desde Sánchez (2005), La política de erradicación de fumigaciones con glifosato y el “efecto globo”, se demuestra la razón por la cual el plan Colombia y su estrategia de erradicación de los cultivos de coca a través del uso del glifosato tiene un amplio historial de fracaso. Esto vinculado a las campañas mediáticas que intentaron legitimar el uso de este agroquímico como lo postula Ortiz (2012) en su artículo, Conociendo la historia de Colombia: la mata que “mata” y la otra cara de la moneda, un breve escrito que le dedica su análisis a las estrategias mediáticas utilizadas en el país para comprender el conflicto alrededor de los cultivos de uso ilícito.

Finalmente, dentro del estado del arte y los autores más destacados consignados en esta introducción, esta lo realizado por Quintero (2017), COCCAM: Movimiento Campesino de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana, que, desde un informe de acompañamiento y seguimiento a esta organización social, devela su carácter dinámico en materia de propuestas y acciones concretas para alcanzar beneficios colectivos.

Desde el plano anterior, para este trabajo de investigación se llevó a cabo cinco entrevistas a algunos líderes comunitarios articulados en la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana -COCCAM- durante el mes de noviembre del año 2017, quienes desde su

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cada uno de ellos en articulación con su territorio, los aspectos que generan una tensión constante en su espacio comunitario, es decir, lo positivo y negativo que ha traído este cultivo y finalmente que se puede hacer con el cultivo de hoja de coca para transformar estas realidades que se levantan en cada espacio, sin perder de vista el panorama actual en materia política, social y económica y sus apuestas hacia el futuro.

Con respecto a lo anterior, los entrevistados pertenecen a distintos procesos organizativos de carácter

social a nivel nacional, agrupados en COCCAM, quienes han venido adelantando mesas de

concertación con el gobierno nacional para dar un tratamiento justo y concertado a los cultivos de

hoja de coca de los cuales dependen sus comunidades. Todos pertenecen al género masculino, ya

que, las voceras de esta coordinadora por motivos de agenda personal no pudieron coincidir con el

tiempo coordinado por la organización para dichas entrevistas; la mayoría de estas entrevistas se

realizaron de un modo informal a las afueras de los hoteles en donde se hospedaba cada líder

comunitario, quienes se encontraban de paso por la ciudad de Bogotá esperando una reunión con el

mecanismo de seguimiento a los acuerdos adelantados entre la COCCAM y el gobierno nacional,

otros de ellos pudieron relatar sus vivencias, experiencias y puntos de vista en una de las sedes que

tenían a disposición para llevar a cabo sus reuniones como organización, cabe destacar que uno de

los entrevistados hace parte del componente FARC para la interlocución entre los cocaleros y el

gobierno nacional en las mesas de trabajo que se adelantan.

Dichas entrevistas tuvieron un carácter semiestructurado, si bien algunas preguntas apuntan a temas que se quieren rastrear con especificidad, otras buscan obtener una versión libre de los acontecimientos que se puedan relatar en el marco de las experiencias que cada entrevistado tiene desde su historia de vida.

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un primer momento bajo un análisis personal del investigador, paso a paso, oración por oración, desde allí se buscó desentrañar las motivaciones que llevan a que exista en la actualidad una polémica tan fuerte alrededor de los cultivos de hoja de coca, partiendo de la fuente primaria como lo es el cultivador, el cocalero, aquel campesino que despojado de todo tipo de beneficios contractuales establecidos por el estado social de derecho se ve en la obligación de subsistir por medio del cultivo de la coca. En segunda instancia después de analizar desde un plano subjetivo dichos fragmentos que evocan las experiencias de los entrevistados se dio paso al análisis teórico mediante las referencias encontradas para el tema aquí abordado, las cuales soportan con hechos investigativos y datos la realidad que se circunscribe para quienes se dedican a cultivar hoja de coca, desde allí se quiso develar la tensión que existe alrededor de una planta arbustiva que tiene un reconocimiento milenario y que tal vez permanezca en la sociedad como una de las economías más rentables en el mundo.

Para organizar de una mejor manera la información recolectada se usó la herramienta de análisis de información cualitativa ATLAS ti, allí se generaron una serie de códigos con una lista de comentarios asociados que surgen de cada una de las entrevistas, partiendo de los principios rectores de la teoría fundada como metodología utilizada a lo largo de este estudio, la cual desde un punto de vista analítico consiste en:

La Teoría Fundamentada (Grounded Theory) es un método de investigación en el que la

teoría emerge desde los datos (Glaser y Strauss, 1967). Es una metodología que tiene por

objeto la identificación de procesos sociales básicos (PSBs) como punto central de la teoría.

A través de esta metodología podemos descubrir aquellos aspectos que son relevantes de una

determinada área de estudio (Strauss y Corbin, 1990) (…) La Teoría Fundamentada

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explicativa de un determinado fenómeno estudiado. En este sentido, los conceptos y las relaciones entre los datos son producidos y examinados continuamente hasta la finalización del estudio. Strauss y Corbin (1990) aseguran que si la metodología se utiliza adecuadamente reúne todos los criterios para ser considerada rigurosa como investigación científica. (Giménez, 2007, p.1)

De este modo, “a través del método comparativo constante el investigador simultáneamente codifica y analiza datos para desarrollar conceptos. Mediante la comparación continua de incidentes específicos de los datos, el investigador refina esos conceptos, identifica sus propiedades, explora sus interrelaciones y los integra en una teoría coherente” (Giménez, 2007, p.2). Los datos cualitativos incorporados a esta investigación surgen del intercambio de opiniones con los entrevistados, por medio de las entrevistas realizadas a estos líderes, las cuales pueden ser consultadas en el apartado de anexos y que de manera transcrita a partir de cada audio sirvieron para crear los comentarios asociados a cada código en la herramienta de análisis digital. Como bien lo señala la metodología toda la base del proceso investigativo parte de las fuentes primarias, en este caso los cultivadores de hoja de coca y a partir de sus declaraciones es que se comienza a configurar todo el entramado teórico que soportara las conclusiones de este estudio.

Los resultados obtenidos son la síntesis de las experiencias recolectadas a través de tres capítulos

principales, cada uno con una serie de apartados que conforman un cuerpo teórico de modo general,

el primero ¿Qué es coca?, el segundo coca: dos caras de una misma moneda y finalmente el tercero,

¿qué hacer con la coca? el imaginario instituido frente al imaginario instituyente; reúnen los

elementos discursivos y de análisis que arroja como producto final un documento con un alto valor

de experiencias desde los actores consultados y una análisis de fácil comprensión para el

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el conflicto permanente y de que forma el imaginario instituyente busca transformar dicha realidad.

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Capítulo I

¿Qué es coca?

En este capítulo se contrastan las representaciones que hacen parte del imaginario social en torno al significado de la hoja de coca, el cual se configura a partir de las versiones entre actores institucionales y los líderes sociales consultados. También, por medio de los relatos encontrados en documentos, noticias, declaraciones institucionales, informes gubernamentales y no gubernamentales, se realizó un análisis del discurso a cinco entrevistas realizadas a algunos voceros que pertenecen a la Coordinadora de Cultivadores de hoja de Coca, Amapola y Marihuana (COCCAM), quienes a partir de sus historias personales dan cuenta de lo que significa el cultivo de esta planta en sus territorios y la importancia que tiene en la edificación de sus proyectos de vida.

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La hoja de coca como cocaína

La coca como significante ha generado en el imaginario social diversos significados, los cuales emergen a partir de las múltiples representaciones que desde el punto de vista de los actores sociales se configuran. Por lo general, en los centros urbanos la coca ha sido asociada al fenómeno del narcotráfico o el alcaloide derivado de la misma, el cual es utilizado para satisfacer las necesidades de los consumidores de cocaína alrededor del mundo. Por otra parte, en los territorios rurales la hoja de coca se instituye como fuente de empleo, derechos, bienes y servicios, también como parte de la ritualidad-espiritualidad de las comunidades indígenas, quienes desde tiempos previos a la conquista y colonización de América han mantenido una relación muy estrecha con esta planta.

Partiendo de lo anterior, en primer lugar se abordó la representación de la coca como cocaína, la cual es utilizada principalmente dentro del lenguaje que se usa en el mundo de la institucionalidad estatal, la comunidad internacional y los medios masivos de comunicación para referirse al fenómeno de los cultivos de dicha planta, en este sentido, se puede afirmar que Colombia es el mayor productor de coca según el Informe Mundial sobre las drogas 2017 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), dicho informe tiene una fuerte influencia en el momento de diseñar las políticas gubernamentales para dar tratamiento a la expansión del cultivo de hoja de coca, en esta vía el documento expone que:

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América del Norte y Europa. La prevalencia del consumo en la población en general y las pruebas realizadas en el entorno laboral indican que el consumo de esa sustancia aumenta en los Estados Unidos. (pp. 15,16)

Para develar la relación de lo que se afirma en el informe anterior con lo que ha venido sucediendo en el país, cabe resaltar que durante los diálogos de la Habana-Cuba entre la desmovilizada guerrilla de las FARC-EP y el gobierno nacional del expresidente Juan Manuel Santos, el jefe de la delegación de negociadores gubernamental Humberto de la Calle anunciaba por aquel entonces: "queremos una Colombia sin coca, queremos llegar a unos acuerdos con las Farc. Queremos mejorar las políticas en cultivos ilícitos de la mano de la reforma Agraria" (tal como se lee en la página web de la W radio, fechada el 27 de noviembre de 2013). En este sentido, es preciso señalar que desde el inicio de las negociaciones y hasta su finalización con la puesta en marcha de los acuerdos, se sigue manteniendo la visión institucional que otorga a la coca “el título de ser el problema central que trunca el desarrollo agrario integral en el país”.

Sin unas fuerzas insurgentes a quien combatir y señalar como auspiciadoras del narcotráfico, la

siembra de la hoja de coca se mantiene y va en aumento, evidenciando que esta no era una

problemática generada por la guerrilla y que con su desmovilización la situación no termino,

demostrando así que el fenómeno de la coca es tan solo una parte de las causas estructurales que en

materia social han alimentado el conflicto interno durante décadas, el cual históricamente ha estado

profundamente ligado a la falta de oportunidades para la población colombiana que reside en el

campo y las ciudades. Esto conlleva a la pregunta ¿la lucha contra el narcotráfico ha venido

fracasando o de lo que se trata es de seguir manteniendo las ayudas de la cooperación internacional,

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La anterior interrogante contrasta con las polémicas declaraciones hechas por el gobierno de los Estados Unidos durante el 2017, quien aseguro:

El gobierno de EE. UU. consideró muy seriamente designar a Colombia como un país que ha fallado de una manera clara en adherirse a sus obligaciones bajo los acuerdos internacionales de lucha contra las drogas dada el extraordinario crecimiento de los cultivos y producción de coca en estos últimos tres años, incluyendo un récord en los cultivos en estos últimos 12 meses. (Gómez, septiembre 13, 2017)

Con respecto a lo anterior y, dando respuesta a las declaraciones de los Estados Unidos, en materia del plan que diseño el gobierno para disminuir la siembra de plantas con fines ilícitos, el expresidente Juan Manuel Santos señalaba en el Fórum Europa que:

“Es cierto que los cultivos aumentaron en los últimos dos, tres años y yo asumo esa responsabilidad. Tal vez fue mi culpa. Precisamente por imponerle a las Farc en la agenda el tema del narcotráfico y eso tuvo un incentivo perverso porque muchos campesinos dijeron. Va a haber una sustitución voluntaria y va a haber beneficios para quien esté cultivando coca, pues vamos a cultivar coca y se aumentó”

Desmintiendo las declaraciones del exmandatario acerca de los incentivos que dispararon la siembra

de estos cultivos, en especial aquel argumento que señala a los acuerdos de la Habana como

auspiciadores de la resiembra, cabe aclarar que con un mercado internacional tan amplio y

diversificado que acompaña la constante demanda de cocaína, es de esperarse que aquellas personas

que viven de cultivar hoja de coca (de donde se extrae la pasta base para producir el alcaloide)

continúen fomentando esta actividad, ya que, a falta de oportunidades legales para la subsistencia, es

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y en el país como mercancía de exportación genera una mayor rentabilidad para quien la cultiva, convirtiéndose en una fuente permanente de empleo y ganancias.

En este sentido, la planta de coca se convierte en una de las economías más rentables del país; a pesar de su carácter ilegal este cultivo se desarrollada principalmente en zonas de colonización campesina, comunidades afro, territorios indígenas y regiones limítrofes de la geografía nacional, llegando a convertirse en una alternativa económica para la vida en todas aquellos lugares donde se siembra, puesto que, de ella dependen muchas personas que viven de la producción de hoja, pasta base y la comercialización de productos derivados de la misma. Así también, lo demuestran los relatos de las personas entrevistadas a lo largo de esta investigación, quienes a través de sus testimonios comparten su historia de vida como campesinos autoproclamados cocaleros.

Teniendo como referencia dicho panorama, donde se esboza la situación por la que atraviesa el país en materia de cultivos de uso ilícito, en este caso el de coca, cabe resaltar que después de la puesta en marcha de los acuerdos de paz y la constante presión internacional sobre los avances de la lucha contra el narcotráfico, es necesario rastrear donde subyace la necesidad de insistir con la siembra de los cultivos de hoja de coca por parte de los campesinos y el por qué la coca les ha significado un estilo de vida del cual no quisieran salir mientras no existan oportunidades reales de transformación en su territorio.

La “cocalización” del campo

Partiendo de lo esbozado en el capítulo anterior, se explicara la estrecha relación del campesino con

la coca y como está directamente relacionada con el fenómeno de la colonización en el país, para este

propósito surge la pregunta: ¿cómo los campesinos que colonizaron las regiones vírgenes se

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introdujeron la coca en diferentes zonas del país; recomendada principalmente por campesinos que ya habían trabajado con la planta, quienes proveyeron de semillas a sus referidos del mismo modo que hicieron con ellos en el pasado personas anónimas interesadas en expandir el cultivo, así lo confirma el testimonio de los hermanos Pérez protagonistas del documental la ley del monte producido en la década de los años 80, el cual sirve como parte del antecedente histórico del cómo se dio la “cocalización del campo”:

“la coca aparece por acá cuando llega un señor por acá, no recuerdo el nombre, Marcos como que era que se llamaba y trajo una semillita de coca por acá, disque peruana, entonces a todo mundo llevo a la casa y le dijo bueno, como por acá también éramos pocos lo colonos dijo: aquí les traigo esas semillitas de coca, esto se siembra, esto se consigue muy buena plata, por allá en el Meta no hay gente pobre, porque la gente por allá todo mundo tiene plata porqué trabaja con coca”. (Castaño y Trujillo, 1989)

De esta forma fue como se logró en gran medida la expansión del cultivo, aunque también es de destacar que en las regiones en las que se fueron asentando los campesinos esta planta ya estaba presente, solo que desconocían eran sus principales usos, en este sentido, el investigador Alfredo Molano plantea que:

La relación del campesino colombiano con la coca no se remonta a la época del narcotráfico.

Una gran mayoría en regiones como Santander, Cauca, Boyacá, Nariño y Valle la conocen

como un remedio casero cultivado en el jardín. En las zonas de colonización tampoco era

desconocida. Más aun, en el departamento de Cauca se cultivaba en extensiones

relativamente grandes y se comercializaba en mercados locales como hoja seca acompañada

de mambe, piedra caliza que permite liberar los alcaloides. Es una de las plantas más

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Harvard en l975, titulada “Valor nutricional de la hoja de coca”, ha probado que la masticación diaria de 100 gramos de hojas de coca satisface la ración alimentaria recomendada para el ser humano. Por esa razón, algunas haciendas pagaban a sus trabajadores parte de sus salarios en hoja de coca y hay evidencias de que en la Colonia se usaba también como moneda. En las zonas de colonización tampoco era desconocida. (Molano, mayo 19, 2017)

Con el fin de respaldar la información anterior, a continuación, se relacionarán dos tablas, la primera

contiene los valores nutricionales para cada 100 gramos de hoja de coca y la segunda las propiedades

y funciones que cada uno de estos elementos puede desarrollar en el cuerpo humano.

Tabla 1. Valores nutricionales de la hoja de coca, tomada de Indepaz (2017), pagina 66, recuperada

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ALCALOIDES NATURALES DE LA COCA

ALCALOIDE Estructura química Propiedades

COCAÍNA Es el éster metálico de la anestésicas y analgésicas

benzoil egnonina

EGNONINA Es un derivado carboxilado metabolizar grasas y

de la atropina

glúcidos, carbohidratos y

adelgazar la sangre.

PECTINA Es absorbente y

antidiarreico, junto a la vitamina E, regula la producción de la melanina

para la piel.

PAPAÍNA proteasa (que en mayor proporción

contiene la papaya) es muy parecida en su estructura a la catepsina animal, es un fermento que acelera la digestión.

HIGRINA Excita las glándulas

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deficiencia de oxígeno en el ambiente.

GLOBULINA: Es un cardiotónico regula la carencia de

oxígeno en el ambiente, mejorando la circulación

sanguínea, evita el “soroche” (mal de altura)

PYRIDINA Acelera la formación y

funcionamiento del cerebro, aumenta lairrigación sanguínea a la

hipófisis y las glándulas

QUINOLINA Evita la formación de caries

dental junto con el fósforo y el calcio.

CONINA Anestésico Anestésico

COCAMINA Analgésico Analgésico

RESERPINA Regula la presión arterial en

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BENZOINA Propiedadesterapéuticas

para la gastritis y las úlceras.

INULINA Es un polisacárido que Refresca y mejora el

produce aumento de las funcionamiento del hígado, células dela sangre la secreción de la bilis y su Atropina. acumulación en la vesícula es diurético, ayuda a eliminar las sustancias nocivas y tóxicas no fisiológicas

[“Estos 14 alcaloides, los aminoácidos que contienen, los ácidos y las vitaminas A, B1, C y E, la tiramina, niacina y riboflavina, la convierten en la planta más completa del universo en NITROGENO NO PROTEINICO, que es el que elimina las toxinas y patologías del cuerpo humano y le proporciona dos propiedades de solubilidad e hidratación, obteniendo combinaciones óptimas con frutas medicinales”].

Tabla 2. Propiedades y funciones de los elementos que componen la hoja de coca, elaboración propia a partir de la información consignada en Indepaz (2017) paginas 66-67, recuperado de: http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2018/09/COCA-NO-ES-COCAI%CC%81NA-NI-LOS-COCALEROS-SON-NARCOTRAFICANTES.pdf

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“el optimismo de la frustrada bonanza de la marihuana no había perdido su impulso cuando apareció la coca o, mejor, el comercio de la coca, porque la hoja se conocía desde siempre en el Guaviare. Los indígenas la cultivaban y la consumían ritualmente. Sabían todos los secretos de su cultivo. Lo que llegaba ahora eran las fórmulas para su procesamiento industrial y la red para su comercialización” (Molano, 1987, p.60)

Teniendo en cuenta lo anterior se evidencia la relación que en diferentes contextos ha tenido el campesino con la planta de coca, no solo ha sido una planta ornamental de jardín, sino que hace parte de una serie de relaciones que atraviesan lo económico, lo social, lo cultural y aquello que pasa también por el valor nutricional en la dieta alimenticia de algunas comunidades que la utilizan como fuente de energía.

En este sentido, se describe de una manera breve la forma en la cual el campesino tuvo su encuentro

con la planta de coca, esto podría complementarse con el proceso de afianzamiento del cultivo en las

regiones campesinas y de colonización, a partir de explicar los métodos utilizados para sembrar la

coca, en esta vía, los cultivadores utilizaron técnicas de siembra de manera directa o indirecta, es

decir, las semillas pueden ser diseminadas en el suelo o en el subsuelo o por medio de semilleros

donde crecen las plantas de modo individual para luego ser trasplantadas.

El campesino cultivador de la hoja de coca con relación a su sustento se ha visto en la necesidad de

utilizar distintos métodos para la germinación de dicha planta, ya sea por medio de las semillas o

tomando partes que se le arrancan a la planta adulta: parte de la siembra de las plantas de coca se

hacen a partir de la semilla o por medio de lo que se ha denominado la siembra por estaca, este

procedimiento hace parte de la propagación vegetativa de este tipo de plantas arbustivas, consiste

básicamente en la reproducción de una planta a partir de un tejido celular o de un órgano de la planta

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características de donde se toma la estaca; básicamente los campesinos cultivadores de hoja de coca toman partes del tallo de plantas adultas de las diferentes variedades cultivadas que se han adaptado de mejor manera a su medio ambiente, estas muestras son llevadas a bolsas plásticas con sustratos y abonos en los semilleros, después que la muestra prenda en el sustrato y se empiece el desarrollo del individuo son trasplantadas al suelo que con anterioridad ha sido adecuado para dicho cultivo.

Coca la economía campesina

A partir de cómo se logró establecer la coca en los territorios y los mecanismos utilizados para su reproducción y consolidación, se dará paso a los testimonios que respaldan la estrecha relación del campesino con la coca y sus múltiples representaciones en torno a las utilidades que brinda esta planta, desde esta perspectiva uno de los lideres entrevistados señala que: “podríamos decir que los cultivos de coca se convirtieron en la economía campesina del país, es decir, las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinos y que dentro del territorio de nosotros firmemente lo podemos decir (…)” (A. Mosquera, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017), en este sentido, las necesidades primordiales de los cultivadores de coca se ven cubiertas, ya que, aunque no posean dinero en efectivo sí pueden tener un terreno cultivado que respalda sus deudas, esta afirmación es contrastable con el testimonio de Franco (2017) quien afirma:

Bueno, la hoja de coca para las comunidades simboliza digamos una tarjeta de crédito para

ellos, es la moneda, es el billete, es lo que les representa el sustento a las comunidades; con

eso les dan estudio a sus hijos, han levantado sus hijos, con eso ellos pagan las cuentas en los

bancos, todo lo que tenga que ver con dinero ellos lo resuelven por el medio de la hoja de

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Teniendo en cuenta lo anterior, Molano (1987) explica que “con todo, el negocio era fabuloso para el cultivador. Una hectárea sembrada de coca producía en una cosecha todo el dinero junto que no había visto pasar por sus manos en la vida” (p.61), en este sentido, la coca ha variado su valor económico a lo largo de su historia, para el campesino siempre “era la bonanza de la coca la esperada. El kilo de base llegó a pagarse a un millón de pesos en 1979” (Molano, 1987, p.61). Nada lejana esta cifra de la realidad actual, donde el kilo de pasta de coca oscila entre el millón novecientos mil y los dos millones de pesos, así lo revela el artículo periodístico “Las cifras de la coca y la cocaína en Colombia se volvieron a disparar” del portal informativo ¡pacifista! publicado en Julio 10 del 2016, las cuales se relacionarán a continuación:

850 pesos aumentó el precio del kilo de hoja de coca fresca, que pasó de $2.150 a $3.000,

para un incremento del 39,5%. La cifra es la más alta de la última década. 38.500 pesos

aumentó el precio del kilo de pasta básica de cocaína, pasando de $1.967.200 a $2.005.700.

En Meta y Guaviare, el 86% de los cultivadores producen su propia pasta; en Catatumbo, el

73%; en la región Central, el 76%, y en Putumayo y Caquetá, el 36%. 205.000 pesos aumentó

el precio del kilo de base de cocaína, pasando de $2.476.700 a $2.681.700. Sólo el 1% de los

cultivadores del país producen base. 209.100 pesos aumentó el precio del kilo de clorhidrato

de cocaína, pasando de $4.538.200 a $4.747.300. 13 millones de pesos anuales podría obtener

un productor de hoja de coca por cada hectárea sembrada.

(27)

se institucionaliza como un símbolo de carácter económico en los territorios cocaleros, es decir, como fuente de dinero para quienes dependen de este cultivo. Así lo confirma Zapata (2017):

primero el aspecto positivo es que el cultivo de la hoja de coca básicamente es la entrada económica que tiene la gente para sobrevivir en los territorios, eso es un aspecto positivo, el otro es que con eso suplen todas las necesidades sociales que debería suplir el estado, en algunos casos los campesinos decían que la hoja de coca era su secretario de salud, era su ministro de vivienda, todo lo que tenía que ver, básicamente con eso conseguían todos los servicios sociales que el estado les debería suplir y además de eso conseguían el sostenimiento de su familia, esos son los aspectos positivos que a toda hora deja el cultivo de la coca por lo que los campesinos están allí. (A. Zapata, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

(28)

De este modo, las comunidades que cultivan hoja de coca siguen insistiendo en sus demandas ante el estado y esto es evidente en los argumentos que utilizan para justificar el por qué continuar con este cultivo en sus parcelas, en este sentido uno de los entrevistados argumenta:

porque en gran medida los campesinos que cultivan coca lo hacen porque es que el único cultivo que tiene un comercio asegurado es el cultivo de la hoja de coca, no hay otro cultivo que tenga un comercio asegurado, así sea barato o sea que le paguen al precio que sea, pero tiene comercio (A. Barrios, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

En la misma vía, uno de los representantes de la comunidad afrodescendiente que hace parte de los

voceros de la COCCAM ante el gobierno nacional postula que sí bien su economía en la actualidad

se basa en el cultivo de la hoja de coca, no fue una actividad que ellos hayan elegido, sino que, en

vista de no poseer oportunidades para ocuparse en alguna actividad económica que los mantuviera,

decidieron entonces volcarse a esta actividad, así lo afirma el siguiente testimonio:

(29)

Del mismo modo Barrios (2017) explica las razones por las cuales es de suma importancia mantener la economía de la hoja de coca para el campesino, afirmando que el cultivo hace parte de una estrategia de sostenibilidad que le permite sobrevivir:

para nosotros los campesinos la hoja de coca nos ha generado oportunidades digamos así para poder sobrevivir en los territorios porque sin lugar a duda los campesinos, los afro, los indígenas que tienen sus matas de coca pues lo han hecho por la misma necesidad y por el mismo abandono estatal del gobierno nacional y pues los que hemos cultivado la mata para poder generar digamos así la sostenibilidad de la familia en términos de salud, educación, del vestuario, de la misma alimentación, pues ha sido muy importante y por eso en todo este tiempo ya nos hemos es como digamos así hemos llevado es una cultura, nos hemos culturizado con la mata porque sin lugar a duda nos ha generado mucha rentabilidad en términos de poder sostener la familia. (A. Barrios, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

Alrededor de la coca se generó una fuente constante de empleo informal, de tal manera que fue convertida en monocultivo de grandes extensiones territoriales, principalmente en las zonas más apartadas de la geografía nacional, también el campesino al no tener otra fuente estable de ingresos económicos opto por convertirse en un fiel devoto al cultivo de la planta:

(30)

Por medio de la comercialización de la hoja de coca y los productos derivados de ella se ha traído “progreso” a las zonas más apartadas del país, donde la débil presencia del estado en términos políticos, jurídicos y administrativos ha sido un común denominador en muchos de estos territorios. Hace parte del arraigo territorial de los pueblos indígenas, pero en este caso tratándose de la figura del campesino cultivador de hoja de coca, puede decirse acerca de esta planta que ha sido el medio mediante el cual se ha podido suplir todas las necesidades básicas de las personas y sus comunidades, aunque, en algunos casos la coca ha permitido a las familias cultivadoras que dependen de esta planta adquirir bienes y servicios que hacen parte de las dinámicas del mercado urbano:

bueno, básicamente el cultivo de la hoja como tal pues es un cultivo que el campesino en

décadas alrededor de 1996 y 1995 hacia abajo hacia arriba hasta la fecha pues básicamente se

vio obligado a cultivar, ya que, con la entrada del paramilitarismo el sistema cooperativismo

que tenían las comunidades allá donde vendían sus productos legales pues fue básicamente

desbaratado, la gente fue desplazada en la época del 94 al 95 y luego cuando regresan a los

territorios pues ya no encontraron el mismo sistema productivo que había y pues la única

alternativa que tuvieron pues fue sembrar coca, para esas comunidades y personalmente para

mí que pues estuve en todos los eslabones del tema de la hoja de coca, que fui raspachin, tuve

cultivos de coca e incluso procese el tema de hoja de coca para la venta, pues básicamente eso

significa la comida de la gente, significa lo que la gente necesita para vivir allá en el

territorio, no solo la comida, significa la compra de la ropa, el tema de las medicinas porque

allá no hay centros de salud, también significa el tema de las vías, pues con eso consiguen

(31)

poner a estudiar a los hijos en los cascos urbanos. (A. Zapata comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

La adquisición de material tecnológico como celulares, televisores, equipos de sonido, computadores, motocicletas, entre otros, dan cuenta de la manera en que los campesinos por medio de la producción de la hoja de coca quieren estar al mismo nivel de aquellas personas que se ubican en las urbes, en épocas en que el mercado de bienes tecnológicos se ha extendido en cualquier rincón del mundo.

La coca y los roles sociales que se instituyen

Raspar hoja de coca se instituye como una actividad que puede ser transmitida de generación en generación, hace parte del rol social que desempeñan las personas en los territorios, existen los cultivadores, los raspachines, los químicos, los comerciantes, cada uno de estos actores sociales desempeña un papel fundamental en la reconversión de la hoja en pasta base para la producción de cocaína. Las personas pueden transmitir este conocimiento de generación en generación para mantener parte de sus tradiciones productivas; no es el uso tradicional espiritual que le dan los indígenas a la planta como practica milenaria, es el uso de carácter económico que mantiene familias que por varias generaciones atrás se han dedicado al cultivo de la hoja de coca.

(32)

coca, no pasa por sus manos el dinero que deja el cultivo, pero si entra en sus redes el dinero que es lavado constantemente en sus instituciones. Para uno de los lideres entrevistados la bonanza de la hoja de coca influye en la decisión de vida de muchos de los jóvenes que habitan estos territorios, en este sentido opina que:

Lo otro que en gran medida de las regiones donde digamos hay muchísimo trabajo o algunos pequeños apogeos porque hace mucho tiempo pasaron los apogeos de la coca también se ve que mucha juventud hoy en día ya no quiere saber de ir a sembrar la agricultura, sino que se dedican solamente es a raspar digamos, se convierten en recolectores, otra situación que genera cuando se ve ya mucho cultivo ya muy grandes de cantidad de cultivos y estas personas que no les interesa generar sostenibilidad de las familias sino generar ya grandes ganancias es de que se ve pues muchísima delincuencia, muchísima prostitución, muchísima vagancia, ya en las comunidades uno encuentra gente solo dedicada al juego, al trago, entonces en gran medida eso es lo que más preocupa. (A. Barrios, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

Lo anterior es contrastable con las cifras que representan las ganancias en términos diarios de una persona que se dedica como parte de sus labores cotidianas a la recolección de hoja de coca, con ello es evidente que la oferta laboral tiene un carácter constante:

La disponibilidad de este mercado ilegal impidió que el proyecto productivo de café

prosperara. Los entrevistados recuerdan que se pagaba cerca de $4.000 pesos colombianos

por arroba de café recogida. Un jornalero agrícola podía hacerse hasta $40,000 pesos diarios

recolectando café. En cambio, se pagaba mucho más por arroba de coca ($10,000 pesos).

(33)

pesos, mientras que un recolector de granos de café podía hacerse tan sólo unos $40,000 pesos. Por simple lógica racional, el café no pudo competir con la coca. (Torres, s.f. p.19)

La coca como símbolo cultural

Pasando a otra representación social que hace parte del imaginario social entorno a la hoja de coca, se indago acerca de todo aquello que engloba el plano cultural desde una lectura que se enmarca en lo ritual-espiritual propio de la cosmovisión indígena.

Desde el descubrimiento del nuevo mundo, las américas, la coca tuvo su reconocimiento como símbolo de la cultura prehispánica, asentada principalmente al sur del continente. Se dice que hizo parte de los ritos de muchos de los pueblos originarios ya extintos y durante el periodo colonial sirvió como medio de pago, moneda, para la mano de obra de muchos de los indígenas que hacían parte del proceso productivo de la época.

Teniendo en cuenta lo anterior, la hoja ha estado presente desde antes del periodo colonial y se sigue conservando hasta nuestros días; esta a su vez se ha mantenido de diferentes maneras en cada periodo histórico. Partiendo de esta premisa, la coca ha representado desde su valor de uso y de cambio un potencial equiparable al del café o la caña de azúcar, de esta manera:

Como lo expresan Mario Arango y Jorge Child en su obra “Historia del narcotráfico y el

contrabando en Colombia”, divulgada por entregas en El Espectador en los años 80, el

consumo de la coca se permitió en los tiempos coloniales porque representó un tributo

rentable, sirvió para pagar mano de obra indígena y, a la hora del trabajo, porque representó

un inusitado rendimiento físico de los nativos. Cuando llegó la Independencia y se afianzó la

siembra de café, tabaco o caña de azúcar en las regiones centrales del país, la coca quedó

(34)

su interés por ella como analgésico o anestésico —hasta Sigmund Freud la recomendó por sus “maravillosos efectos—, y se intentó reactivar su cultivo como negocio, aunque pronto condicionado a las primeras reglas internacionales. (Cardona, junio 21, 2017)

Con respecto a los usos que se le ha dado a la hoja de coca a lo largo de la historia, entre ellos se destaca el uso medicinal, como analgésico y anestésico. También fue usada como medio de cambio y de pago, los indígenas daban oro y plata a cambio de hoja de coca, también ofrecían su fuerza de trabajo a cambio de ser pagada con hoja de coca:

En el imperio inca la hoja de coca se utilizaba, entre otros usos, como instrumento de intercambio, como moneda. Así mismo, debido a la ausencia de reglas de circulación de bienes de consumo, otras sociedades andinas solían cambiarla prácticamente por cualquier cosa: mantas, sal, oro, pescado y alimentos de origen agrícola. Una vez los españoles se afincaron en tierras sudamericanas, percibieron que el cultivo de coca y su comercialización, podía convertirse en otra forma de obtención de riqueza y ante los buenos resultados producidos entre los indígenas que la consumían, no vacilaron en empezar a cultivarla y distribuirla bajo el auspicio de órdenes reales. (Hoyos, 2007, p.11)

(35)

La coca para los indígenas se mantendrá porque dentro de la ley 89 de mil ochocientos

noventa nosotros tenemos claro donde aparece: que son cincuenta matas por familia para los

indígenas, para nuestros usos y costumbres para el equilibrio y la armonización (…) la coca

ha sido para nosotros una medicina tradicional, ha sido para nuestros usos y costumbres, para

armonizar, para el equilibrio de las comunidades indígenas, que los mayorcitos lo mascan, lo

mambean, para el trabajo, para que de ánimo, para que de conocimiento, la inteligencia,

entonces la coca para nosotros ha sido un elemento muy importante y esencial para

mantenernos el desarrollo social de las comunidades indígenas, como indígenas que somos.

(J. Vigonas, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

De esta manera, la hoja de coca es transformada en ungüento y en hoja seca, embazada y empacada

para su distribución, se puede adquirir en diferentes partes de la ciudad, desde puestos ambulantes

improvisados en puentes aledaños a las estaciones del sistema masivo de transporte hasta las tiendas

naturistas ubicadas en centros comerciales. Es de resaltar que esta pomada que tiene una función

analgésica en algunos casos es mezclada con otras plantas como la marihuana, creando así una unión

entre dos principios activos de dos plantas consideradas ilícitas, pero con funciones medicinales.

Pensar en erradicar los cultivos de hoja de coca de toda la vida nacional significaría despojar de una

fuente de empleo a quienes hacen una inversión para adquirir productos con vocación medicinal,

extraídos de estas plantas; en algunos barrios de la ciudad existen distribuidores móviles, es decir,

carros equipados completamente con productos derivados de la hoja de coca que son anunciados

mediante megáfonos o parlantes instalados en dichos vehículos, quienes por medio de un mensaje al

público recomiendan el uso de estos productos hechos a base de coca, pues dicen los enunciados

radiofónicos que a través de estos productos se calman dolores físicos y se garantiza una mejoría

(36)

consiguiente, como parte de la resignificación del uso que se le podría dar a la planta Vigonas (2017) postula:

nosotros proponemos a nivel de los campesinos, indígenas y afros es que hay que transformar la hoja de coca, a través de wiski, a través de galletas, a través de pomadas medicinales, que eso ya lo estamos ensayando, que eso es una de las propuestas que nosotros hemos venido ensayando que hay la posibilidad de mantenerlo para la medicina tradicional, en otras palabras, se mantiene para nuestros uso y costumbres. (J. Vigonas, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

(37)

Capitulo II

Coca: dos caras de una misma moneda

Entorno a la hoja de coca se contrastan dos realidades, por un lado, lo instituido, una visión de carácter institucional que tiene por imaginario “la mata que mata” y, la instituyente, una manifestación social que ve en la planta un conjunto de prácticas que contribuyen a la manutención de la vida en los territorios. Es así, como la coca hace parte de una dinámica nacional e internacional que involucra numerosos actores, los cuales le imprimen un sello característico a la manera en la que se desenvuelve las relaciones sociales en la Colombia profunda, escenarios con una economía que en muchos lugares depende del comercio de la coca.

(38)

Coca ¿la “mata que mata”?

Dentro de las estrategias mediáticas utilizadas por el gobierno nacional desde tiempo atrás para persuadir a los cultivadores de coca, amapola y marihuana para que no continúen con esta labor se encuentra la reconocida campaña de “la mata que mata”, promovida por la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE); bajo dicho eslogan se buscaba impulsar una representación institucional (a través de una propaganda televisiva) que tuviera la capacidad de influir en la opinión pública. Por medio de la cual se llevará al conjunto de la sociedad a creer que el cultivador de hoja de coca y sus parcelas eran los causantes del conflicto social, político y armado que ha vivido durante décadas el país. En este orden de ideas, cabe aclarar que la confrontación armada fue establecida mucho antes de la aparición de los cultivos de uso ilícito y a partir de ello se asegura que:

El conflicto interno en Colombia tiene una larga historia de varias décadas que antecede y tiene causas ajenas a la aparición de los cultivos de uso ilícito de gran escala, y a la producción y comercialización de drogas ilícitas en el territorio (…) La persistencia de los cultivos está ligada en parte a la existencia de condiciones de pobreza, marginalidad, débil presencia institucional, además de la existencia de organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico. (Gobierno Nacional y las FARC-EP, 2016, p.98)

(39)

existencia del fenómeno social de la coca, en este caso auspiciadas desde organismos internacionales, tales como:

Aldo Lale-Demoz, representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en Colombia, UNODC, abrió con su discurso el lanzamiento de la campaña “Colombia, territorio libre de drogas” el 8 de junio de 2010, liderada por el Ministerio del Interior y de Justicia y la Dirección Nacional de Estupefacientes, con el apoyo del Consejo Nacional de Estupefacientes. La campaña busca afianzar el compromiso personal, familiar y social, frente a la toma de decisiones saludables y la vida libre de elementos que la esclavicen, como las drogas (…) en el discurso de esta campaña se hace alusión a que "las consignas genéricas, puramente enfocadas en el 'no a las drogas', han dado paso a mensajes propositivos, que invitan a construir una muralla social contra los efectos nocivos de éstas". (Ortiz, 2012, p.165)

A partir de ello, “con el objetivo de disminuir el consumo de droga en el país, de manera educativa, la División Nacional de Estupefacientes (DNE) prioriza la lucha contra las drogas como elemento estructural de las problemáticas de un conflicto social, económico y político” (Ortiz, 2012, p.165). De este modo, busca promover mensajes con un contenido que:

De manera creativa y llamativa, se logra captar la atención en que el problema central es el

cultivo realizado por numerosos sectores sociales que fomenta de manera sustancial el

narcotráfico en Colombia (…) Muchos de los videos lanzados a la red y medios de

comunicación, donde se repite constantemente, “Comercia sonrisas, abrazos y besos”,

“Cultiva alegría, perdón y dignidad”, son frases que ven de una forma superficial el

(40)

la categoría de capital humano a una nación que ha sufrido los golpes de una guerra profunda. (Ortiz, 2012, p.166)

Por lo anterior, se podría señalar al cultivador de hoja de coca como el responsable de un sinnúmero

de conflictos que ahogan al país en un océano de contradicciones sociales, causado principalmente

por el fenómeno del narcotráfico del cual se le acusa. Claramente esto es una posición instituida que

ha tenido fuerte resonancia en el imaginario social, en donde para la mayoría de ciudadanos y las

instituciones en general el campesino cocalero es equiparado al título de narcotraficante, o en su

defecto sí habita en una zona de conflicto armado al de narco-terrorista, por ello es tan recurrente que

en todas las mesas de interlocución entre líderes de procesos cocaleros y el gobierno nacional se pida

que exista un trato diferencial para todos aquellos que cultivan y hasta procesan coca, pero que no

participan de su comercialización en el mercado ilegal. En esta vía y contrastando lo anterior uno de

los líderes de la COCCAM relata que:

El trato del estado del gobierno nacional ha sido totalmente negativo, negativo en favor de

nosotros, ha sido el caso de destruir totalmente con argumentos de que somos los

responsables, somos los cultivadores en cantidad, no somos los cultivadores en cantidad,

simplemente somos pequeños cultivadores porque no hay apoyo del estado porque el estado

abandona totalmente todos los territorio campesinos, indígenas y afros en diferentes

departamentos, entonces en estos momentos estamos muy preocupados porqué fuera de lo

anterior, de las protestas anteriores, asesinatos que ha habido, siguen los asesinatos, siguen las

masacres en estos últimos días que también nosotros hemos estado en las protestas, nosotros

no estamos en contra de las políticas del gobierno, estamos es exigiendo cumplimiento y

respeto de la vida de la pervivencia de las comunidades indígenas, que a través de las

(41)

unificando, tratar de concientizar, educar, para tratar de acabar la delincuencia, para acabar los consumistas por ejemplo. Entonces, la idea de nosotros es que para que haya paz primero hemos dicho tiene que haber inversión social, para que haya paz tiene que cumplir el gobierno los puntos acordados en la Habana y también la paz debe comenzar por la casa desde la familia, desde la vereda, eso es lo que debemos ir construyendo en este momento. (J. Vigonas, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

La coca, de planta a símbolo de resistencia

Muchos campesinos han convertido a la hoja de coca en un símbolo de resistencia, entendida como el

motivo mediante el cual le pueden exigir al estado distintas reivindicaciones a causa de su constante

abandono en los territorios, es decir, por culpa de la desatención estatal muchos campesinos en el

país se vieron obligados a ingresar en este tipo de actividades ilícitas, no por voluntad propia sino

porque no existió otro camino para poder sobrevivir, algo muy similar a las mismas razones que

justificaron el levantamiento armado de algunos campesinos al sur del país en la década de los

sesenta, en donde se acusa al gobierno de no dejar otro camino distinto al de las armas para exigir sus

derechos como ciudadanos. Hay que señalar que en muchos lugares donde se ha desarrollado con

más fuerza el fenómeno de los cultivos de hoja de coca es donde existió o existe un amplio espectro

de conflictos sociales, políticos, económicos, culturales, etc. De esta forma lo describe Alfredo

Molano con relación al fenómeno de la violencia política en el país:

La violencia de los años 1940, 50 y 60 empujó enormes contingentes de campesinos hacia las

tierras baldías. Empujó también a las guerrillas que no habían entregado armas en 1953 por

razones militares y sociales. Rodeadas de sus bases sociales, las guerrillas resolvían sus

demandas logísticas, garantizaban su apoyo político y militar y ampliaban su teatro bélico a

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la reconocieron como una guía y una autoridad y a la que en buena parte sostenían. (Molano, mayo 19, 2017)

La relación del campesino cocalero con las guerrillas fue una amalgama que permitió la politización de los cultivadores de hoja de coca, en este sentido, los cocaleros buscaron en la guerrilla un apoyo en términos de protección militar y un respaldo en términos políticos; la guerrilla asumió como propia la lucha de los cocaleros contra el estado y al mismo tiempo muchas de las reivindicaciones de la lucha armada se utilizaron como consignas de los cocaleros, la reforma agraria integral o el rechazo a la intervención extranjera en el territorio nacional fueron algunos derroteros; prueba de ello son las marchas desarrolladas al sur del país en la década de los noventa, en donde:

Para la elite dominante la coincidencia de coca, narcotráfico y guerrilla lleva implícito como presupuesto indiscutible la generación de violencia y de acciones ilegales. lo cual legitima y prevé la implementación de medidas represivas por parte del estado. Estamos frente a prácticas que moldean la formación de identidades y de lugares, en este caso, mediadas por la violencia. La estigmatización que hace el centro de esta región marginal y periférica ha generado la emergencia de protestas y manifestaciones de resistencia por parte de la población, señalada como delincuente por dedicarse a los cultivos ilícitos y, además, como auxiliar de la guerrilla. El movimiento social de los campesinos cocaleros es un evento que permite ahondar en la discusión de estos aspectos. (Ramírez, 2001, p.48)

(43)

Con el tiempo, el control sobre la producción de la hoja de coca estuvo mediado por la inspección política de las guerrillas, con el fin de prevenir y no permitir el acceso de agentes externos que llegasen a influenciar sus bases sociales en los territorios con proyectos dedicados única y exclusivamente al usufructo del cultivo y la acumulación de ganancias; muchos campesinos cocaleros vieron en la guerrilla una opción política y sobre ese sentir la convirtieron en una figura de estado dentro del propio estado, pues todas las relaciones sociales en términos económicos y políticos fueron legisladas desde la óptica de la insurgencia.

Para ejemplificar lo anterior, en producciones cinematográficas como “La ley del Monte”, lanzada en la década de los 80, se cuenta la historia de la colonización de la serranía de la Macarena-Meta, en donde a lo largo del filme se puede retratar como en un mismo territorio conviven campesinos, colonos, cocaleros y guerrilla, dando cuenta de la concordancia entre lucha insurgente y lucha campesina; coincidiendo así con el origen fundamentalmente agrario de la guerrilla. Aunque coca y guerrilla para muchos actores institucionales se convirtieron en un solo cuerpo, tanto así, hasta el punto de denominarla narco-guerrilla, es claro que no se puede analizar el fenómeno sin antes descubrir quienes están detrás de las relaciones que se tejen en los territorios. En este sentido, Arnobiz Zapata dirigente agrario de la asociación campesina del sur de Córdoba quien se encuentra articulado en la COCCAM argumenta:

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nuestra lucha se ha basado específicamente en evitar las erradicaciones forzosas y pedirle al gobierno nacional que sustituya los cultivos de hoja de coca por una transformación social en el territorio, no es cambiar una mata por la otra, ni tampoco cambiar un cultivo por el otro, se trata de cambiar las condiciones que tiene el territorio en estos momentos, que le permitan al campesino generar su economía de otra manera. (A. Zapata, comunicación personal, 16 de noviembre de 2017)

La sustitución de la coca, un camino rápido, pero con muchos desafíos

En este punto, es necesario señalar algunas situaciones que el campesino cultivador de hoja de coca ha percibido se han empezado a implementar en su territorio, con el propósito de generar condiciones para que emerjan las economías licitas que puedan transformar la realidad inmediata a la que se ve obligado. Para ello, se plantea la sustitución del cultivo de hoja de coca por otros cultivos que puedan brindar una seguridad jurídica en el marco de la legalidad estatal y estos a su vez están enfocados principalmente hacia los monocultivos, como lo son: el cacao, la palma aceitera, el caucho, etc.

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Esta dinámica agroindustrial e inversionista para el campo se expande en medio del escalonamiento del conflicto armado, producido, entre otros factores, por las alianzas de los grupos paramilitares con las economías regionales lícitas e ilícitas y con las estructuras políticas a todas las escalas, llevando a la reconfiguración cooptada del Estado, en la que intervienen actores legales e ilegales que buscan sus intereses individuales por encima del bien colectivo. (p.12)

Lo anterior evidencia que, por medio de articular los cultivadores a esta cadena productiva, las transnacionales de los monocultivos podrían alcanzar mano de obra gratuita y necesaria para instaurar una producción que este a la altura de las necesidades del mercado internacional; en cuanto a la sustitución voluntaria, de lo que trata es de suprimir los cultivos de hoja de coca y ocupar estos espacios con otros productos agrícolas. Este proceso requiere tiempo e inversión y dar vía para que la erradicación se pueda dar mediante el dialogo y la concertación, haciendo precisión en que el termino sustitución voluntaria que más se acomoda a las necesidades del campesino se ha definido como:

la decisión y compromiso de los cultivadores y cultivadoras de abandonar los cultivos de uso

ilícito, la sustitución voluntaria es un principio fundamental del Programa, para generar

confianza entre las comunidades y crear condiciones que permitan contribuir a la solución del

problema de los cultivos de uso ilícito, sin detrimento de la sostenibilidad económica, social y

ambiental de las comunidades y de los respetivos territorios. Ello implica acciones de

promoción de la sustitución voluntaria y definir con las comunidades las alternativas de

sustitución que sean sostenibles desde el punto de vista económico y socioambiental, y

adecuadas para fortalecer las economías familiares, garantizando condiciones de vida digna.

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requieren del apoyo del Gobierno en los términos acordados con las comunidades. (Gobierno Nacional y las FARC-EP, 2016, p.103)

Tres formas de dar tratamiento al cultivo de hoja de coca se enfrentan en la actualidad, por un lado el gobierno nacional se empeña en seguir implementando las fumigaciones aéreas con agentes agroquímicos y la erradicación forzada, gran parte del campesinado colombiano que se dedica a la siembra de la coca habla de sustitución del cultivo de forma voluntaria por medio del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), el cual “pondrá en marcha un proceso de planeación participativa para garantizar la participación activa y efectiva de las comunidades —hombres y mujeres— en el proceso de toma de decisiones y en la construcción conjunta de las soluciones” (Gobierno Nacional y las FARC-EP, 2016, p.103), y hay quienes de forma más osada hablan de regulación del cultivo, encaminado principalmente hacia prácticas de reconversión del uso de la hoja de coca, fundamentalmente dirigido hacia el ámbito medicinal e industrial. En esta vía y como parte de una contribución para esclarecer esta encrucijada el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) ha venido formulando desde tiempo atrás la siguiente alternativa:

(47)

Lo anterior devela tres representaciones que convergen en torno a un mismo agente simbólico como lo es la coca, las cuales desatan cierto tipo de prácticas en los territorios que están acompañadas de ideas que legitiman un conjunto de acciones encaminadas a satisfacer los anhelos de cada una de las partes en disputa, que pasan por reconocer de manera férrea que los más afectados en cualquiera de los casos son aquellas comunidades que se enfrentan a las fuerzas coercitivas estatales y paraestatales.

Coca: entre las necesidades campesinas, sus usos y las consecuencias que genera cultivarla

Para ejemplificar más de cerca algunas de las posiciones señaladas en los apartados anteriores, con respecto a cómo se vienen confrontando las distintas perspectivas frente a los cultivos de hoja de coca, se recurrirá al testimonio de uno de los consultados, el cual es un dirigente agrario del sur de Córdoba, en donde se puede evidenciar que en muchos de los territorios donde se siembra esta planta no existe otro fin distinto al de producir pasta base, motivo por el cual el campesino es consciente de su aporte a la cadena del narcotráfico, de las consecuencias que esto acarrea y de las tensiones que allí se generan, de esta manera señala que:

El cultivo de la hoja de coca trae consecuencias negativas y las consecuencias negativas es

que el narcotráfico es obviamente quien le compra ese derivado de coca a los campesinos,

porque en nuestras regiones el cultivos de la hoja de coca no se coge para hacer medicinas ni

nada por el estilo, ni nada alternativo que venga de la hoja de coca, el cultivo de la hoja de

coca se coge en el territorio básicamente para hacer pasta base de coca y contribuir al

narcotráfico. Ese cultivo de la hoja de coca allá se coge específicamente es para eso para

sacar base de coca para suplir temas del narcotráfico y eso ha traído pues, primero presencia

de varios grupos armados en la zona, ha traído asesinatos, ha traído confrontaciones armadas,

Figure

Tabla 1. Valores nutricionales de la hoja de coca, tomada de Indepaz (2017), pagina 66, recuperada
Tabla 2. Propiedades y funciones de los elementos que componen la hoja de coca, elaboración  propia a partir de la información consignada en Indepaz (2017) paginas 66-67, recuperado de:   http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2018/09/COCA-NO-ES-COCA
Figura  1.  pirámide  de  la  hoja  de  coca,  elaboración  propia,  a  partir  del  análisis  del  fenómeno  económico que esta ha generado

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