Trabajo de grado
Señores
BIBLIOTECA GENERAL Cuidad
Estimados Señores:
El suscrito, David Bernal Vera, con C.C. 80,110,962 de Bogotá, autor del trabajo de grado titulado: El escepticismo de Sexto Empírico: La investigación como forma de vida, presentado y aprobado en el año 2011 como requisito para optar al título de Filósofo ;autorizo a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos, muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su contenido de la siguiente manera:
• Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en Biblos, en los sitios web que administra la Universidad, en Bases de Datos, en otros Catálogos y en otros sitios web, Redes y Sistemas de Información nacionales e internacionales “Open Access” y en las redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio la Universidad Javeriana.
• Permita la consulta, la reproducción, a los usuarios interesados en el contenido de este trabajo, para todos los usos que tengan finalidad académica, ya sea en formato CD-ROM o digital desde Internet, Intranet, etc., y en general para cualquier formato conocido o por conocer.
• Continúo conservando los correspondientes derechos sin modificación o restricción alguna; puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación del derecho de autor y sus conexos. De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables.
DAVID BERNAL VERA C.C. 80110962
El autor y o autores certifican que conocen las derivadas jurídicas que se generan en aplicación de los principios del derecho de autor.
SUBTÍTULO (SI LO TIENE): __________________________________________________ AUTOR O AUTORES
Apellidos Completos Nombres Completos
Bernal Vera David
DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO
Apellidos Completos Nombres Completos
Vergara Franco Alirio
ASESOR (ES) O CODIRECTOR
Apellidos Completos Nombres Completos
Vergara Franco Alirio
TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DEFilósofo
FACULTAD: Filosofía
PROGRAMA: Carrera X Licenciatura ___ Especialización ___ Maestría __ Doctorado ___
NOMBRE DEL PROGRAMA:Filosofía
NOMBRES Y APELLIDOS DEL DIRECTOR DEL PROGRAMA:Cristina Conforti
CIUDAD: BOGOTA AÑO DE PRESENTACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2011
Retratos
Tablas, gráficos y diagramas Planos
Láminas Fotografía
SOFTWARE requerido y/o especializado para la lectura del documento___________________ MATERIAL ANEXO(Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica):
Duración del audiovisual: ___________ minutos.
Número de casetes de vídeo: ______Formato: VHS ___ Beta Max ___ ¾ ___ Beta Cam ____ Mini DV ____ DVCam ____ DVC Pro ____ Vídeo 8 ____ Hi 8 ____
Otro. Cual? _____
Sistema: Americano NTSC ______ Europeo PAL _____ SECAM ______
Número de casetes de audio: ________________
Número de archivos dentro del CD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo degrado):
_________________________________________________________________________
PREMIO O DISTINCIÓN(En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial):
DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos descriptores, se recomienda consultar con la Unidad de Procesos Técnicos de la Biblioteca General en el correo biblioteca@javeriana.edu.co, donde se les orientará).
ESPAÑOL INGLES
Sexto Empírico –Esbozos Pirrónicos SextusEmpiricus –Outlines of Pyhrronism Escepticismo Antiguo – Investigación AncientSkepticism – Research
Forma de Vida - Disposición - Tropos Way of Living - Disposition - Modes Género del discurso - Ética - Técnica Discourse genere – Ethics – Craft / art Fenómeno – Epojé –Ataraxia-Phaenomenom – Suspend of assent -
RESUMEN
A partir de los Esbozos pirrónicos como fuente directa del escepticismo antiguo, rastreo, en primer lugar, las condiciones formales que Sexto Empírico introduce y le permiten la exposición de dicha actitud, así como le permiten mantener la investigación abierta. Más adelante,indago por las implicaciones entre una actitud como esta y los postulados estoicos alrededor de la ética
El problema se plantea desde el lugar común que se pregunta por la posibilidad de llevar una vida según una actitud como la escéptica y se desplaza hasta la viabilidad de dicha pregunta según la misma disposición escéptica
ABSTRACT
From Outlines of Phyrronism as direct font of ancient skepticism, I track, on first place, the formal conditions that SextusEmpiricus introduce an allow that disposition as so keep the investigation open. Later I inquire the implications between this kind of attitude research an Stoics postulates about ethics.
DAVID BERNAL VERA
EL ESCEPTICISMO DE SEXTO EMPÍRICO:
LA INVESTIGACIÓN COMO FORMA DE VIDA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía
EL ESCEPTICISMO DE SEXTO EMPÍRICO:
LA INVESTIGACIÓN COMO FORMA DE VIDA.
Trabajo de grado presentado por David Bernal Vera, bajo la dirección del Profesor Franco Alirio Vergara, como requisito parcial para optar al título de Filósofo.
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía
Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN--- 8
I. EL ESCEPTICISMO COMO ACTITUD INVESTIGADORA Introducción. --- 16
1.1. Aspectos formales de los Esbozos Pirrónicos en cuanto texto y fuente de la actitud escéptica. --- 17
1.1.1. Condiciones de la exposición de la actitud escéptica. --- 18
1.1.1.1. Primera condición: “de nada de lo que se va a decir nos pronunciamos como si fuera forzosamente tal como nosotros lo decimos” --- 18
1.1.1.2. Segunda condición “hablaremos de forma esquemática” --- 20
1.1.1.3. Tercera condición: “tratamos todas las cosas al modo de los historiadores: según nos resulta evidente en el momento actual” --- 21
1.1.2. División de la exposición de la investigación o actitud escéptica --- 23
a. Estudio general. --- 24
b. Estudio específico. --- 24
1.2. Caracterización de la actitud escéptica--- 26
1.2.1. Sobre la capacidad de contraposición. --- 27
1.2.2. Sobre los fenómenos y las opiniones.--- 29
1.2.3. Sobre los Tropos. --- 35
1.2.3.1. Diez Tropos.--- 36
1.2.3.2. Cinco Tropos. --- 41
1.2.3.3. Tropos contra los causalistas. --- 42
1.2.4. Sobre la epojé y la ataraxia. --- 46
Conclusiones --- 54
II. INVESTIGACIÓN DE LAS FORMAS DE VIDA Introducción --- 56
2.1. Investigación de las posturas éticas en general.--- 58
2.2. Investigación de la denominada ética estoica. --- 71
2.2.1. Investigación de «lo bueno», «lo malo» y «lo indiferente». --- 71
2.2.2. Sobre el concepto «por naturaleza»--- 74
a. Lo bueno como el hecho de elegir.--- 76
b. Lo bueno como aquello que se elige. --- 77
c. Lo bueno como los efectos de lo elegido. --- 77
2.2.2.2. Sobre la valentía y el placer o actitudes buenas por naturaleza. --- 80
2.2.2.3. Sobre lo vergonzoso y lo ilícito o las leyes por naturaleza.--- 82
2.2.2.4. Sobre la devoción a los dioses o los aspectos religiosos por naturaleza. 83 2.2.3. Investigación de la denominada técnica de vida.--- 85
2.2.3.1. Sobre la técnica como la aplicación de una teoría.--- 87
2.2.3.2. Sobre la técnica como la disposición de una conducta específica.--- 89
2.2.3.3. Sobre la técnica a partir de la recomendación de ceirtas conductas.--- 90
2.2.3.4. Sobre la enseñanza de una técnica.--- 91
a. Qué se enseña. --- 93
b. Quienes enseñan. --- 94
c. Cómo se enseña. --- 95
2.3. «Tomamos la vida como guía» --- 97
a. La guía natural. --- 98
b. Apremio de las pasiones. --- 99
c. Legado de leyes y costumbres. --- 99
d. Aprendizaje de las artes.--- 100
Conclusiones. --- 101
CONSIDERACIONES FINALES --- 97
Bibliografía --- 107
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo, además de ser el resultado de un recorrido académico, es el fruto de
diálogos, gestos y conversaciones entre amigos, conocido y allegados. Quiero
gradecer especialmente a mi madre Sara Consuelo a Álvaro, mi difunto padre, a mi
Tía Aida, a mi hermana Carolina y a mi hermano Alejandro, quienes supieron
apoyarme desde la distancia. A ellos les doy las gracias por el apoyo, la
comprensión y el cariño que me han brindado en todas las etapas de mi vida.
Quiero agradecer, además, a aquellos con quienes logré establecer fuertes lazos que
fomentaron la curiosidad y la perseverancia en estos extraños senderos. Agradezco
enormemente al profesor Franco Alirio Vergara a quien le debo las palabras más
estimulantes y de quien ha nacido gran parte de las virtudes de este trabajo.
También doy las gracias a todos aquellos con los que he compartido largas horas de
café, de risas y tristezas, y con los que he emprendido innumerables proyectos; a
En memoria de mi padre
INTRODUCCIÓN
La fortaleza, la libertad nacida de la fuerza y del exceso de fuerza del espíritu se prueba mediante el escepticismo. A los hombres de convicción no se los ha de tener en cuenta en nada de lo fundamental referente al valor y al no valor. Las convicciones son cárceles.
Estos hombres no ven bastante lejos, no ven debajo de sí: más para tener derecho a hablar acerca del valor y del no valor, hay que ver quinientas convicciones debajo de sí, por detrás de sí…
Un espíritu que quiere cosas grandes, que quiere también los medios para conseguirlos, es necesariamente un escéptico. El estar libre de toda especie de convicciones, el poder mirar libremente
forma parte de la fortaleza.
Nietzsche, El anticristo.
Por estos días nos resulta manifiesto que uno de los problemas que se resalta del
espíritu de la filosofía griega es aquel que se dirige a plantear la pregunta por la
vida; más concretamente, la pregunta por cómo vivir la vida. Alexander Nehamas,
por ejemplo, refiere que durante el período que comenzó con la Grecia clásica y
terminó con la antigüedad pagana tardía, la filosofía era algo más que una disciplina
estrictamente teórica. En vano se pretendía llevar una vida de acuerdo con la
filosofía a menos que se asumiera, no sólo una serie de preceptos filosóficos sino
también, un tipo de carácter que se desarrollará a partir de ciertos hábitos o
ejercicios. De ahí que ésta, que muchas veces se ha llamado vida teórica, afectase el
carácter de aquellos que la vivían o practicaban. Había una influencia directa entre
las creencias y como se vivía.1
Así, si se nos permite expresarlo con términos
actuales, la teoría y la práctica, o si se quiere, el discurso y la vida, iban de la mano,
constituyendo un tipo especial de vida. Ésta, que nosotros asumimos como una
forma de vida2
, no se localizaba al final del proceso de la actividad filosófica, como
1 Cfr. NEHAMAS, A., El arte de vivir. Reflexiones socráticas de Platón a Foucault, traducción
Jorge Brioso, Pre-Textos, Valencia, 2005. p. 12.
2
una especie de apéndice accesorio hacia el que se encaminaba, sino que se
desplegaba en un continuo hacer. De ahí que la importancia o relevancia de la
teoría se sometiese al tipo de individuo que se lograba construir con su aceptación,
o puesta en práctica.3
Es por ello que el individuo se toma, no como un hecho dado
a partir de cual se añadían las exigencias propias de cierta visión filosófica, sino
como una entidad construida filosóficamente. El individuo, en este caso, estaba en
sus obras, o para utilizar la expresión de Nehamas “ellos son creadores y criaturas a
la vez”4
. De ahí que esta manera de ver las formas de vida no asuma entre sus
términos una generalidad de casos, sino que por el contrario, abogue por una suerte
de construcción de sí mismo; una tarea que involucra ciertas exigencias que se
encaminan, tanto hacia la práctica investigativa filosófica como hacia la
construcción de una vida que se construya en la práctica investigativa5
.
No creemos equivocarnos si asumimos que la preocupación por la manera de
vivir, está ejemplarizada por la figura de Sócrates que se nos presenta como el
paradigma de quien asume la pregunta por la forma de vida e insiste en ella hasta
hacer de ésta pregunta su forma de vida. La figura de Sócrates encarna, sobre todo,
un interés por llevar la práctica investigativa hacia la pregunta por la forma de vivir.
De ahí que podamos pensar la relevancia de su figura en las denominadas escuelas
helenísticas, que enfatizan, sobre todo, en la preocupación ética o aquella que
atiende a la manera de asumir la vida. Esta posibilidad de la investigación no es
exclusiva de dichas filosofías; se nos informa de preocupaciones similares, incluso
en los llamados filósofos presocráticos, así como en Platón, Jenofonte o Aristóteles.
Sin embargo, en las filosofías helenísticas, parece que la preocupación por la
manera de asumir la vida se centra en un ámbito estrictamente práctico que se
carácter según ciertas afinidades intelectuales. Es por ello que cualquier alusión a la posibilidad de una forma de vida externo a este campo no nos ocupa.
3
Cfr. Idem.p. 12.
4
Idem.p. 14.
5
concentra en un saber cómo vivir. No obstante, no deja de sorprendernos la
posibilidad de asumir dicha problemática desde la filosofía escéptica pues si nos
resulta mucho más verosímil pensar en una forma de vida estoica, cínica o epicúrea,
lo es menos respecto de la escéptica. Según lo anterior, el propósito de esta tesis es
indagar por la forma de vida escéptica, o si se quiere, por la manera en la que vive
un escéptico a la luz de la problemática que envuelve aquello que parece propio de
una forma de vida, es decir, la disposición de un carácter, así como las
implicaciones vitales de tal disposición.
El escepticismo se ha considerado de varias maneras. En el lenguaje popular, por
ejemplo, ser escéptico alude a cierto estado de incredulidad, nihilismo o incluso
negatividad. Su sentido converge en aquel que se predispone a los resultados de
algo concluyendo en su imposibilidad según lo que ha mostrado la experiencia en
otras ocasiones. También en filosofía el escepticismo ha tenido varias
connotaciones: Descartes, por ejemplo, a quién se ha denominado padre de la
modernidad, del escepticismo sobrevalora la duda y hace de esta un método de
conocimiento. Montaigne, a quien le preocupa más aquella antigua sentencia
“conócete a ti mismo” que la consecución de un resultado objetivo, del
escepticismo resalta su carácter ensayístico a través de cual atraviesa la pregunta
«¿qué sé yo?» en pos de una construcción de sí mismo. Hume, se apropia del
escepticismo cuyo resultado es la desconfianza en la razón y en sus ideales, por
considerar que tanto aquella como éstos no son más que productos de las pasiones.
Finalmente J. L. Mackie, en medio de investigaciones sobre los postulados morales
y religiosos, asume el escepticismo a partir de la noción del error como estrategia
de ataque al optimismo que reina en las teorías morales contemporáneas6
.
Sin embargo, la historia del escepticismo no comienza ni se limita a estos
nombres (por citar algunos) sino que parece tener su origen hacia el 300 a.c. con
Pirrón de Elis. Siguiendo una especie división académica, Cicerón, por ejemplo,
6Cfr. GOWANS, Christopher W. (ed), Moral Disagreements, Classic and Contemporary Readings,
vincula a Pirrón con una corriente cuyos antecedentes responden al atomismo. Esta
mención es respaldada por la indagación histórica de las fuentes griegas y latinas
que vinculan al escepticismo –y por ende a Pirrón-, con la doctrina democrítea. Sin
entrar en tal indagación, nosotros apoyamos la idea de que es con el propio Pirrón
con quien la actitud escéptica se inicia, en tanto que es él quien asume una serie de
postulados vitales que toman cierta distancia respecto de lo que afirma la opinión.
Su desarrollo obedece, posiblemente, a que en uno de sus viajes por Asia, junto a
Alejandro, se impresionó de tal manera con lo gimnosofistas (sabios desnudos), que
asumió la indiferencia (apatheia) ante lo sensible y la imperturbabilidad (ataraxia).
Así pues, dicha actitud inaugura un tipo de investigación de los postulados morales
que involucra la propia vida, sólo comparable con la de Sócrates o la de Diógenes
el cínico7
. Vale la pena mencionar que la figura de Pirrón fue especialmente
valorada por Nietzsche quien lo consideró como uno de los últimos genuinos
representantes de la filosofía griega pues, según él, su vida fue una protesta contra
la gran doctrina de la identidad entre felicidad, virtud y conocimiento8
.
Se ha señalado que algunos representantes de una postura escéptica son los
llamados escépticos académicos quienes, provenientes de la academia fundada por
Platón, al hacer hincapié en el ejercicio dialéctico asumieron conclusiones
negativas respecto de la posibilidad del conocimiento. En el ámbito de la polémica
contra las pretensiones que determinaban la posibilidad de un conocimiento
7
Cfr,GARCÍA GONZALEZ, Juan A., Teorías y actitudes escépticas en la antigüedad, Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. IX (2004), pp. 77 – 94, Universidad de Málaga, Facultad de Filosofía y Letras. Las Historias del escepticismo que hemos consultado dedican un capítulo inicial a ubicar a Pirrón dentro del contexto y la tradición filosófica de la época. Es el caso de Brochard quien asume la influencia que recibe Pirrón del atomismo de Demócrito, de los sofistas o incluso de las escuelas megarenses. Cfr., BROCHARD, Víctor, Los escépticos griegos, traducción Vicente Quintero, Losada, Buenos Aires, 1945. Este también es el caso de Ramón Román Alcalá quien en su interesante obra indaga por las fuentes de las que pudo haber bebido Pirrón. Cfr., ROMÁN ALCALÁ, Ramón, El escepticismo antiguo: Posibilidad del conocimiento y búsqueda de la felicidad, Universidad de Córdoba, Córdoba. Más aún, María L. Chiesara, aunque no dedica específicamente un capítulo a las influencias recibidas por Pirrón, si dedica una páginas a mencionarlas, sobre todo, en los aspectos concernientes a los puntos en los que converge con Demócrito y con Parménides. Cfr., CHIESARA, Maria Lorenza, Historía del escepticismo griego, Traducción Pedro Bádenas de la Peña Siruela, Barcelona, 2007. Nosotros apenas mencionamos estos aspectos históricos pues, por un lado, este trabajo de investigación busca centrarse en la actitud escéptica a partir de Sexto, así como la manera en que dicha actitud se asume como forma de vida.
8
infalible de la realidad, los académicos se empeñaron en negar que una
representación verdadera pudiera ser inmediatamente distinguible de una falsa, y no
concedieron a la razón la capacidad de ir más allá de un plano de justificación de
las elecciones realizadas intuitivamente, tal como señaló Arcesilao, (s. II a. C.) En
este período hay un énfasis altamente marcado en los problemas del conocimiento y
los aportes de Pirrón están ya casi olvidados por Carnéandes (s. II a. C.) o Filón de
Larisa (s. I. a. C.), representantes del escepticismo académico.9
Sin embargo, al parecer es con Enesidemo de Cnosos (s. I a.C), fuente principal
de Sexto Empírico, que se recupera los planeamientos de Pirrón. De ahí que
contemporáneamente sea conocido, junto con Menódoto de Nicomedia, Ptolomeo
de Cirene y Sexto Empírico como neopirróniano10
. Los aportes más relevantes de
Enesidemo consisten, en haber reunido los denominados Tropos pero sin perder de
vista a Pirrón como modelo de vida. De ahí que entre sus conclusiones se asuma
que las cosas aparecen de modo diferente según quien las perciba y según las
condiciones en que se produzca tal percepción. De manera que sólo es posible decir
algo de lo que se percibe según quien lo percibe o de las condiciones en que se
produzca tal percepción. En este sentido, se podría pensar que éste obedece a un
tipo de fenomenismo de corte pirroneano en donde se vive a partir de
representaciones que no alcanzan la identidad realidad. Sin embargo, fue con Sexto
Empírico que el escepticismo en la antigüedad alcanzó su máxima expresión al
lograr conciliar la preocupación ética de Pirrón con el interés formal de Enesidemo.
De él conservamos,las Hipotiposis pirrónicas y Adversusmatemáticus. En éstas el
escepticismo se revela no como una determinación intelectual, una relación
fenoménica con la realidad, o acaso una certidumbre sensualista, sino como una
actitud ante las implicaciones anímicas al asumir dogmáticamente una opinión. Es
por ello que desde Sexto, el escepticismo no asume la pregunta por la realidad en sí,
sino por la manera más persuasiva de adoptar una actitud ante aquellos que
persuaden para que se formule tal pregunta.
9
Cfr., CHIESARA, Op., cit., p. 43.
10
Por lo anterior abordamos el escepticismo desde el escepticismo antiguo,
específicamente, desde Sexto Empírico ya que su escepticismo, o como algunos lo
llaman, neopirronismo, nos permite imaginar mucho más concretamente la actitud
escéptica como forma de vida. SusEsbozos pirrónicos se nos presentan como el
lugar en donde está expuesto de manera más clara la actitud escéptica, a tal punto,
que incluso en la misma exposición de dicha actitud hay un cuidado escéptico.
Junto a esto, la peculiaridad histórica de dicha obra como fuente principal del
escepticismo, nos permite indagar más en la forma de vida escéptica que en otras
versiones que alrededor del escepticismo antiguo pueda darse. Esto nos permitirá
observar que en el escepticismo hay una atención desde el principio a la forma o el
tratamiento que se preocupa por cómo se asume cierto asunto; es decir, la pista
sobre la que va a girar nuestra consideración es la investigación como eje central de
la actitud escéptica y la insistencia escéptica en dicha investigación, o si se quiere,
en el tratamiento de un asunto. Esto resulta mucho más claro si atendemos a la
primera parte de los Esbozos Pirrónicos en donde hay una clasificación que
encierra tres actitudes en el tratamiento de un tema; la dogmática, la académica y la
escéptica; todas en torno a un objeto de investigación, en este caso, la verdad, pero
tomado desde sus tres posibilidades inmediatas, es decir, la positiva, la negativa y la
escéptica11
. Si nos detenemos en estas primeras líneas podemos ver
condensadamente aquello que a lo largo del texto de Sexto será el proyecto de la
actitud escéptica: mantener abierta la posibilidad de la investigación. Es por ello
que el escéptico desarrolla una serie de estrategias o argumentos que justifican
dicha actitud, los cuales, a su vez, le permiten conducirse a la tranquilidad del alma,
“fin y fundamento del escepticismo” [E.P. I,12]
Por lo anterior, la atención a la forma de investigación escéptica será la puerta
de entrada a la indagación de dicha actitud. Así, en un primer momento vamos
11Cfr. E. P., I, 1. En nuestra indagación nos vamos a remitir a la traducción de los Esbozos
aestablecer a qué tipo de investigación nos estamos refiriendo, o en qué sentido se
habla de investigación escéptica. Para esto, en el capítulo primero, observaremos la
elaboración que Sexto hace de la actitud escéptica dando cuenta de sus estrategias
expositivas (1.1), así como de la atención que pone en la dilucidación de los
elementos característicos de dicha actitud, es decir, el fin, el objeto, los modos y las
herramientas de la investigación escéptica (1.2) En este primer capítulo nos
proponemos observar los puntos cardinales sobre los que la relación entre un
discurso filosófico de tipo escéptico y la forma de investigar se establecen, las
implicaciones terapéuticas que se desprenden de dicha relación, y cómo esta
relación dispone cierto carácter que hace que el mismo ejercicio de investigación
sea ya una forma de vida. En otras palabras, vamos a observar como el escéptico es
escéptico en el tratamiento o la investigación de los postulados dogmáticos y en tal
ejercicio dispone cierto carácter que constituye una forma de vida.
Sin embargo, dado que en el escepticismo la investigación constituye la
forma de vida escéptica, y la investigación tiene un carácter restringido, nos
compete señalar qué se investiga y cuál es el criterio para establecer una
investigación o lo que es lo mismo, el ámbito en el que el escepticismo se despliega
como forma de vida. Nuestra intención es problematizar la pregunta por la forma de
vida escéptica, no ya desde la posibilidad de ser vivida según recomendaciones
escépticas (como podría esperarse del estoicismo, por ejemplo), sino desde las
implicaciones de una disposición como la escéptica. De ahí que en la segunda parte
planteemos este problema a partir del tratamiento escéptico de las formas de vida
según las determinan los dogmáticos, así como desde la atención al denominado
«criterio de acción»; es decir, nos vamos a mover entre dos ámbitos que parecen
separados: aquel que es propio de la investigación y aquel que es propio de la
acción. De este modo, en primer lugar (2.1), observaremos el tratamiento escéptico
de los postulados éticos en general como determinaciones dogmáticas de la forma
de vida según cierto punto de vista en donde nos preguntaremos por el criterio por
el cual se asume ciertos postulados éticos como dogmáticos. En la segunda parte
dogmáticas; nos referimos a la investigación de los postulados éticos estoicos con
que cierran los Esbozos Pirrónicos. Nuestra intención acá es ver en qué sentido se
investiga aquello que el estoico plantea como cierta manera de vivir. Finalmente
(2.3), observaremos cómo, en medio del tratamiento de las formas de vida, Sexto
puede plantear la posibilidad de «tomar la vida como guía»sin caer en un
dogmatismo. Al final mencionaremos algunas consideraciones en donde
sintetizamos los aspectos relevantes de esta tesis y así mostrar en qué sentido se
habla de forma de vida escéptica.
Quisiéramos dejar establecido algunas advertencias o si se quiere,
condiciones de realización este trabajo. En primer lugar, hay que mencionar que los
trabajos de investigación alrededor del escepticismo, o bien se limitan al aspecto
moderno del mismo, o bien se centran en una interpretación exclusivamente
analítica. Esto ha hecho que en nuestra investigación en muchos momentos nos
veamos en la necesidad de tomar distancia de las afirmaciones de los comentaristas
por considerar que su lectura se limita a aspectos aisladosde aquello, sin que se
tome en cuenta la totalidad de lo expuesto lo cual pierde de vista su carácter
pedagógico. Junto a esto, hay que advertir que no son muchos los comentaristas, y
menos en nuestra lengua, por lo cual el lector no podrá encontrar una bibliografía
muy amplia. Esto nos ha obligado ha elaborar este trabajo desde la experiencia
misma del acontecer de la exposición escéptico que intenta vivenciar aquella
actitud desde sus mismos postulados, obligándonos, en la medida de nuestras
I. ESCÉPTICISMO COMO ACTITUD INVESTIGADORA
¿Qué verdad es la que limitan las montañas, constituyendo mentira para el mundo que hay allende a ellas?
Montaigne ,Apología de Raimundo Sabunde
Introducción.
En las primeras líneas de los Esbozos Pirrónicos, Sextoseñala tres posibles
actitudes en la investigación o el tratamiento de un asunto: la de aquellos que
acuerdan en su solución, la de aquellos que acuerdan en la imposibilidad de su
solución, y la de aquellos que insisten en su investigación12
. Si bien esta suerte de
categorización del pathos, o si se quiere, de la actitud con la que se asume una
investigación parte de una generalización de la misma, en seguida el asunto
adquiere un rasgo concreto. De esta manera, también es posible ver esta división
aún si se tratase de una investigación filosófica y el hacer de ésta se redujese a la
búsqueda de la verdad. Así:
“unos dijeron haber encontrado la verdad, otros declararon que no era posible que eso se hubiera conseguido y otros aun investigan. Y creen haberla encontrado los dogmáticos (…) De la misma manera los que se manifestaron por lo inaprehensible son los académicos. E investigan los escépticos” [E.P., I,1]
La exposición de esta última actitud es el hilo conductor de los Esbozos
Pirrónicos. No obstante, afirmar que allí se expone la actitud escéptica no implica
afirmar que en sus páginas se condensa una exposición sin más de los resultados de
cierta doctrina que, similar a un manual o tratado, den cuenta de ella. Por el
contrario, nos parece que la exposición que Sexto hace, así como la misma forma
del discurso, guardan una íntima relación con la propia actitud escéptica. De
acuerdo con esto, en el primer apartado de este capítulo indagaremos por la forma
en la que el discurso de los Esbozos Pirrónicos es pertinente con la actitud
12
escéptica. Hemos considerado relevante partir por la indagación por la forma en la
que el escepticismo como actitud está expuesto o es asumido por el mismo Sexto,
puesto que ya desde aquí se asume ciertas condiciones que lo determinan como
actitud investigadora en cuanto que señala la necesidad, o acaso la indispensable
atención concreta, de la apropiación particular como una exigencia de la actitud.
Asumimos que nos es precisa esta atención pues de esta manera atendemos a los
aspectos formales que el mismo Sexto señala como guías o condiciones que
orientan su exposición así como a la división temática o expositiva que el autor
hace del tema y cómo esta moción concreta permite una apertura o investigadora.
Ahora bien, dado que queremos señalar del escepticismo su talante investigador,
observamos que éste se distancia de aquellas otras dos actitudes investigadoras (la
dogmática y la académica) en cuanto que asume un tipo de investigación que busca
evitar resultados concluyentes o si se quiere absolutos. Es por esto que en el
segundo apartado nos corresponde establecer en qué sentido se investiga
escépticamente. Para esto vamos a ver cuáles son esos elementos que orientan la
investigación de tipo escéptica y cómo éstos permiten que aquella no se reduzca a
una metodología de investigación sin más, sino que involucre una práctica vital
cuyas conclusiones, o aquello a lo que se quiere llegar, abre un campo adyacente al
dogmático, es decir, aquel en donde importe menos determinar qué sean las cosas
como disponer cierta actitud ante aquello que se afirma de ellas.
Así pues, a partir de una atención a las condiciones formales en las que está
expuesta la actitud escéptica y la manera en que esta se configura como una actitud
investigadora quisiéramos establecer que ya desde el mismo ejercicio de su práctica
investigadora, el escepticismo, así entendido, se configura como una forma de vida
1.1.Aspectos formales de los Esbozos Pirrónicos en cuanto texto y fuente
de la actitud escéptica.
Como lo procuramos señalar, en primer lugar vamos a atender a las que hemos denominado condiciones formales que establecen algunos rasgos propios de la
exposición de la actitud escéptica, y a continuación la división del tema de la
exposición.
1.1.1. Condiciones de la exposición de la actitud escéptica.
En el primer capítulo de los Esbozos Pirrónicos, Sexto menciona tres
condiciones que su exposición conlleva. En primer lugar, advierte que todo lo que
él va a tratar puede exponerse de otra manera. En segundo lugar, menciona que la
forma o el género de la exposición será esquemática. Finalmente, indica que va a
tratar el tema de manera semejante al modo de los historiadores, esto es, según lo
que resulta “actualmente” manifiesto.13
1.1.1.1.Primera condición: “de nada de lo que se va a decir nos pronunciamos como si fuera forzosamente tal como nosotros lo decimos”
Con qué animo nos enfrentamos a un texto? ¿Qué esperamos de él? Somos
lectores de ideas claras y distintas quienes cerramos un libro con la satisfacción de
haber hallado en él la seguridad del tratamiento de un tema cualquiera que sea.
Incluso podemos dar cuenta del mismo, ya sea asumiendo una posición crítica, ya
alabando la manera en la que el autor ha elaborado sus tesis al respecto, etc. Sin
embargo, no nos es ajena la inquietud que aquí salta a la vista cuando nos
encontramos en estas primeras líneas de los EsbozosPirrónicos con la mención que
13
afirma “de nada de lo que se va a decir nos pronunciamos como si fuera
forzosamente tal como nosotros lo decimos” [E.P. I,5] Ante tales líneas pensamos
que aquello que se establece es la clausura de las pretensiones concluyentes con la
que se lo aborda. Así, no estaríamos ante una actitud que busque erigir un edificio
sólido y absoluto, pues esta suerte de aporía objetiva que se percibe en la expresión
de Sexto parece indicar, que el tratamiento del tema adolece de una determinación
cerrada y concluyente. Asumimos entonces busca dejar establecido que se trata de
un punto de vista particular sobre cierto asunto, es decir, que el expositor, Sexto, no
se compromete determinantemente a concluir la exposición de su tema, sino que
comprende que esta exposición puede ser una entre las muchas que pueden hacerse
sobre el mismo. En este sentido, podemos afirmar que estamos ante una suerte de
parecer sobre un asunto en particular, es decir, un parecer sobre una actitud, en este
caso, la escéptica14
. Recordemos que este parecer corresponde a un escéptico, es
decir, la exposición del escepticismo no está hecha por alguien externo a él, sino
por quien ha dispuesto su vida de la mano de esta actitud. De ahí que en este
mismo capítulo leamos: “sobre los otros sistemas corresponderá hablar a otros”
[E.P. I,4] indicando, inversamente, tanto la familiaridad como la pertinencia del
asunto que se va a tratar. Esto es relevante pues anuncia ya la actitud vital en el
tratamiento del tema y la particularidad del mismo, aspectos que, como veremos
más adelante, señalan rasgos claves de la misma actitud escéptica.
En segundo lugar, vale la pena recordar que Sexto Empírico es reconocido tanto
por haber sido director de la academia escéptica, como por haber escrito una serie
de obras que hoy en día son la fuente principal, tanto de la misma tradición
14
escéptica, así como del estoicismo, o incluso, del poema Sobre la Naturaleza de
Parménides15
. Esto no implica, según observamos, que los Esbozos Pirrónicos, a
pesar de contener entre sus líneas una gran cantidad de citas y referencias de otras
filosofías, hubiese tenido como propósito consolidarse como una obra doxográfica
que diese cuenta de las mismas. Por el contrario, advertir que son producto de un
parecer, niega de antemano las pretensiones absolutas sobre el tratamiento de tema
alguno, incluso si el tema se sirve de opiniones o argumentos de tipo histórico. Así
pues ¿qué relevancia tiene esto para la actitud escéptica? Pues bien, tal como lo
veíamos en la Introducción al capítulo, el escéptico evita pronunciarse
determinantemente sobre la conclusión de una investigación y este parecer, que
también invita a una mesura en la determinación absoluta del tratamiento del tema,
permite que se mantenga abierta la investigación, en tanto que no afirma sino lo que
se le muestra según ciertas circunstancias espacio-temporales. Más aun, es la
misma exposición del tema un producto de su parecer, o como lo ha referido María
Lorenza Chiesara, la exposición de la actitud escéptica es una versión que Sexto
nos presenta del mismo16
. De esta manera, el parecer como primera condición
formal de la exposición, permite al escéptico evitar pronunciase determinantemente
sobre tema alguno, incluso aquel que pudiese resultarle tan familiar y que por lo
mismo parecería que es a él a quien le compete hablar.
1.1.1.2. Segunda condición “hablaremos de forma esquemática”
Dada esta mesura en la exposición, que también anuncia una actitud frente a
aquellas otros tratamientos que pretenden una determinación absoluta, ¿Cuál es el
género en el que Sexto se mueve para exponer la actitud escéptica sin que al mismo
tiempo la determine? Este es el paso al segundo elemento: el carácter esquemático
o en esbozo con el que está construido los Esbozos Pirrónicos. Recordemos que la
actitud escéptica insiste en la investigación y así evita caer en el dogmatismo. De
esta manera, podría pensarse que el proyecto exige un tratamiento discursivo que
posibilite insistir en la búsqueda sin que corra el riesgo de caer en el dogmatismo o
15
Cfr. BROCHARD, V., Op. cit., p. 391.
16
aquella actitud que asume una determinación absoluta o concluyente. Es por ello
que el esbozo, a diferencia del tratado, por ejemplo, plantea de antemano la
posibilidad, así como la exigencia de otra consideración. Hipotiposisen nuestra
lengua se ha traducido como esbozo y su significado converge en indicar que se
trata de un proyecto, un plan, los puntos guía o un esquema. Su carácter es el de
insinuar, o acaso, bosquejar; algo que está en potencia de ampliarse, reducirse,
completarse, etc. Sobre el género esbozo no hemos encontrado mayor
consideración, apenas algunos títulos de libros que generalmente reúnen una
cantidad de notas sin orden aparente. Sin embargo, notemos que un libro que lleva
el carácter esbozo, palabra consignada usualmente en el título o en el subtítulo,
reúne en general una gran cantidad de referencias, apuntes u observaciones; es tal
vez similar a un diario o a un cuaderno de notas en donde estas no son
determinantes sino que aspiran a una futura corrección o aceptación según sea el
caso. Y aunque ellas bien pudieran ser las semillas de algo futuro, no todas son
fundamentales para su ejecución. Este carácter provisional que permite esbozo
como género hace verosímil afirmar que, en contra de la tendencia a identificar la
presente obra como una introducción a la doctrina escéptica –tendencia
influenciada, tal vez, por la traducción alemana, Grundisse (líneas fundamentales),
se exige, cada vez, una nueva disposición de sus elementos, o digámoslo,
herramientas de trabajo según sea el caso. Así, si el rasgo relevante de la actitud
escéptica es insistir en la investigación, el esbozo como género es el que
permitedicha actitud puesto que aquí la tarea de la investigación permite la
consideración de argumentos según un propósito sin que estos sean absolutos o
determinantes para el tratamiento de tal. Es más, la reunión de estos no son los
únicos con los cuales es posible tratar dicho fin, o, a la inversa, aquel fin no es el
único que puede tratarse con tales argumentos. De esta manera el esbozo, como
género, es semejante al escepticismo como actitud: mantiene abierta la
investigación, la abraza.
Ahora bien, si como ya hemos mostrado a partir de la atención a las dos
condiciones anteriores, la actitud de la exposición está íntimamente relacionada con
la actitud escéptica, y la actitud, en cuanto disposición vital, insiste en ciertas
exigencias habituales que van formando el carácter, ¿Cuál es la actitud del género
en su habitualidad? Es decir, la actitud del escéptico en su habitualidad es la de
estar abierto a la pregunta, insistir en la investigación; es más, el escéptico se
ejercita, dispone su alma en ello habituándose mediante cierta ejercitación. Según
esto, si la forma de la exposición obedece también a una actitud, y la actitud exige,
para que sea actitud, disponerse o ejercitarse de cierta manera, atender a un
carácter, ¿Cuál es la habitualidad del género? Más precisamente ¿cuál es la
habitualidad del esbozo como género de la obra Esbozos Pirrónicos? ¿Cuáles son
esos ejercicios que disponen al género, en nuestro caso, al esbozo escépticamente?
Pues bien, este es la tercera condición de la exposición: “trataremos todas las cosas
al modo de los historiadores según lo que nos resulta evidente en el momento
actual” [E.P. I,4]17
Aunque esta condición anuncia un aspecto más que relevante del carácter
escéptico, es decir, su atención a lo manifiesto, aquí lo trataremos desde un
contexto que indica una condición de la exposición. Así pues, cuando se habla de
atención a lo manifiesto se habla tanto de datos que han referido frente a algún
fenómeno (ya sea la opinión que alguien tiene de determinado aspecto, o la opinión
que alguien tiene sobre alguien que afirmó determinado aspecto), como del
fenómeno mismo. Se trata de una atención semejante a la de los historiadores
puesto que su carácter reduce la pretensión de verdad y revela el dato como una
manifestación concreta (no por ello verdadera); una determinación particular en
cierta época y cierto espacio, o como refiere Sexto “siempre en relación con algo”
[E.P., L. I,39]. Este aspecto de la exposición hace que los elementos recogidos por
Sexto obedezcan a un interés particular, o en otras palabras, sirvan según
determinado fin y no por sí mismos. En cuanto estrategia expositiva la intención es
17 Como veremos en la segunda parte de este capítulo, la orientación escéptica dispone a una
tomar datos concretos y a partir de ahí exponer la actitud. Sin embargo, estos datos
no simplemente refieren aquello que pudiera ser propio del escepticismo, sino que,
además, dado el carácter investigador de éste, también toma como datos concretos
aquellos puntos cardinales o supuestos de aquello que afirma cierta posición
dogmática. Nos referimos a que la exposición de la actitud escéptica no es un
conglomerado de recomendaciones o principios que establezcan de antemano una
suerte de doctrina desde una óptica escéptica, sino que, al ser una actitud que se
despliega en la investigación de lo que se afirma como dogma, toma también en
este ejercicio, lo que se manifiesta de aquello que se investiga. Así pues, podemos
observar que este doble carácter de lo que se manifiesta en la exposición del
escepticismo, o acaso como lo afirma Sexto “lo que nos resulta evidente en el
momento actual,” [E.P., L. I,39] obedece tanto a lo que la tradición escéptica ha
aportado al escepticismo, como el ataque que el propio Sexto hace a los que
parecen los supuestos, en el caso de los Esbozos Pirrónicos, de la filosofía estoica
1.1.2. División de la exposición de la investigación o actitud escéptica
Dado que ya mencionamos las condiciones de la exposición escéptica ahora nos
resta mostrar el modo de esta exposición mencionados en el segundo apartado de
los Esbozos Pirrónicos: en primer lugar está el «estudio general» a lo largo del
libro I, y en segundo, el «estudio específico» que comprende los libros II y III. Sin
embargo, él mismo aclara que el despliegue de esta intención, es decir, la división
en dos partes, no es sino una de las maneras en que puede exponerse esta actitud.
Añadimos a esta división una parte inicial que generalmente no se toma en cuenta y
es en donde se menciona el contexto anímico con el cual se realiza una
investigación así como las condiciones de la exposición en el libro I; nos referimos
a los parágrafos 1 al 6 de los cuales ya hemos mencionado algo18
18 Pierre Pellegrin ha considerado que la división del primer libro puede hacerse de la siguiente
a. Estudio general.
El denominado «estudio general», está dividido en tres partes: en la primera se
expone lo característico del escepticismo. Aquí la intención es señalar cuáles son
esos puntos que delimitan el ánimo de la investigación escéptica. Si bien se trata de
su definición, sus principios y razonamientos, su criterio, su finalidad y los
denominados Tropos con los cuales se encaminan hacia la suspensión del juicio, así
como la consiguiente ataraxia o tranquilidad del alma, la reunión de éstos
parecerían abrazar tan solo un sentido o dirección de la actitud escéptica (lo cual
correspondería con la primera condición formal anteriormente mencionada) los
cuales sirven como ejes alrededor de los cuales se da una aproximación a la actitud.
A continuación se da cuenta de las denominadas «expresiones escépticas» que
tienen una función purgativa relacionada con la suspensión del juicio. Finalmente,
se mencionan algunas diferencias y familiaridades con otros puntos de vista o
filosofías que si bien pueden ser consideradas como cercanas a la actitud escéptica,
el mismo Sexto señala en cuáles puntos lo son y en cuáles difiere de éstas. De esta
manera, la comparación irá desde la filosofía de Heráclito hasta la corriente
médico-metódica señalando, finalmente, en qué sentido ésta es mucho más cercana
a los propósitos de Sexto que aquella.
b. Estudio específico.
El «estudio específico» en donde “argüimos contra cada uno de los apartados de
la llamada Filosofía” [E.P., L. I,6] está dividido a su vez, en tres partes en las cuales
se consideran los argumentos que aseguran la viabilidad concluyente del
denominado saber lógico, físico y ético; partes constitutivas de la filosofía según
los estoicos. Esto podría señalar que no se trata de una consideración sin más de la
filosofía como saber o disposición, digámoslo, natural, sino como una
determinación particular dogmática, es decir, como una opinión que cierta escuela
tiene sobre eso que llamamos filosofía. Así pues, tal como lo mencionábamos
anteriormente, podemos pensar que esta parte tiene la función de exponer el
escepticismo desde el mismo ejercicio de su modo de asumir la investigación, pero
en tanto no se trata de establecer la verdad de lo que afirma el estoico, o por lo
mismo su falsedad, en el «estudio específico» se ejercita la investigación como
ejercicio terapéutico.
Después de haber mencionado los aspectos de la forma del discurso escéptico, y
la división temática del mismo, nos parece pertinente establecer algunas
observaciones al respecto. En primer lugar, hay que mencionar que la atención que
dirigimos a las condiciones de la exposición con la que Sexto muestra la
orientación escéptica nos permitió ver que obedecen a una ‘necesidad’ de la propia
actitud escéptica; mantener la investigación abierta19
. Para ello observamos que la
mesura en el discurso, el género esbozo y la atención a lo manifiesto son las
condiciones que permiten esta apertura tanto en la exposición como en la misma
actitud escéptica. Seguidamente, observamos que la exposición de la misma fue
dividida en dos partes: el estudio general y el estudio específico. Aquí se estableció
que, dado el carácter particular al que propende el escéptico (una terapéutica), su
blanco es una afirmación dogmática, en este caso, aquella sobre las denominadas
partes de la filosofía según la escuela estoica y por lo mismo reúne una serie de
menciones que pretenden el tratamiento específico de tal determinación. De esta
manera no tomamos los Esbozos Pirrónicos como un manualque indica cuál es el
camino escéptico en cuanto tal, sino apenas como una especie de ejemplo del
tratamiento o la investigación de un asunto en particular: en este caso, la actitud
escéptica frente a las afirmaciones estoicas. Es aquí en donde los aportes de la
forma del discurso son mucho más relevantes en tanto que permiten que la actitud
19
escéptica se despliegue según un objeto determinado de ante mano. Estamos en el
terreno de lo particular, en los límites de lo particular20
1.2. Caracterización de la actitud escéptica
Se ha mencionado que los primeros filósofos en denominarse escépticos fueron
aquellos pertenecientes a la academia cuya dirección entonces estaba a cargo de
Enesidemo en el siglo I a.c. Esta designación hacia que el modo de vida se
constituyera a partir de la duda y la investigación como ejes centrales alrededor de
los cuales se disponía cierta actitud. En general, esta intención la han compartido
tanto la filosofía escéptica griega como la filosofía moderna21
. Sin embargo, el uso
que se ha hecho de esta connotación no discrimina plenamente entre las etapas del
despliegue histórico escéptico y su actitud. Es más, el peso de la tradición ha
alimentado esta suerte de homogenización nominal a tal punto que no se distingue
claramente el carácter escéptico, ya se tome como actitud o como método. De ahí
que Sexto, nos parece, inicie su caracterización de la orientación con una mención
por los nombres que esta ha recibido. Según él:
La orientación escéptica recibe también el nombre de Zetética por el empeño en investigar y observar, el de Eféctica por la actitud mental que surge en el estudio de lo que se investiga y el de Aporética bien –como dicen algunos- por investigar y dudar de todo, bien por dudar frente a la afirmación y la negación. También recibe el nombre de Pirronismo por parecernos que fue Pirrón quien se acercó al escepticismo de forma más tangible y expresa que sus predecesores22. [E.P., I, 7]
20
Cfr. BROCHARD, Op., cit., p. 393.
21
Cfr. CHIESARA, M, Op,. cit., p. 130.
22
La pertinencia de esta mención por los nombres, además, obedece a un interés
del propio Sexto por establecer un punto de arranque de la exposición de la actitud,
como característica circunstancial propiamente escéptica. Si prestamos atención al
tono de la afirmación, tal vez nos sea lícito asumir que más que pretender la
determinación del escepticismo, como podría asumir quien espere encontrar aquí
consideraciones concluyentes, se trata, más bien, de una consideración por las
maneras en que el escepticismo ha sido entendido por aquellos quienes no son
escépticos. Es decir, al referir «la orientación escéptica recibe el nombre de» se
indica que la exposición de la misma atiende a una mención por los nombres que en
general ha recibido e, implícitamente, la manifiesta ambigüedad que éstos
resguardan respecto de la particularidad de la actitud.23
Así pues, veamos a
continuación en qué sentido la caracterización que hace Sexto simpatiza con
aquellos nombres. Para esto tomemos la caracterización24
que Sexto hace en I, 8
allí se lee:
El escepticismo es la capacidad de establecer antítesis en los fenómenos y en las consideraciones teóricas, según cualquiera de los tropos; gracias a la cual nos encaminamos –en virtud de las equivalencias entre las cosas y proposiciones contrapuestas- primero hacia la suspensión del juicio y después hacia la ataraxia. [E.P. I, 8].
1.2.1. Sobre la capacidad de contraposición.
El primer elemento de esta caracterización es el que indica que el escepticismo
es ante todo una capacidad que establece antítesis (dýnamisantithetike) entre
fenómenos y consideraciones teóricas. ¿Qué implica que el escepticismo se
identifique con una capacidad cuya peculiaridad es establecer antítesis? En primer
23
Tal vez el lector no dejará de asociar este modo de la investigación con la que en la Metafísica de Aristóteles se encuentra. Allí, de manera similar, se afirma que el «ser» se dice de muchas maneras abriendo, de esta manera, la indagación por una consideración semántica más que ontológica. Cfr. Aristóteles, Metafísica, De manera similar, creemos, la exposición de Sexto parte por una atención semántica de la actitud que busca exponer.
24
lugar, dicha caracterización hace que el escepticismo no se entienda como una
elaboración teórica, o acaso un conjunto de reglas, que indican cierta orientación o
forma de vida sino como cierta disposición propia de las potencias del hombre que
a cada quién queda desarrollar. “Hablamos de capacidad no por capricho sino
sencillamente en el sentido de que uno sea capaz”[E.P. I, 8]
En segundo lugar, ésta capacidad se ejerce estableciendo antítesis en fenómenos
y consideraciones teóricas; se trata de una contraposición que ajena a una lógica de
oposición la cual se reduzca a lo verdadero o lo falso, tanto del fenómeno como de
la opinión, dispone hacia una permanente atención a proposiciones que puedan
enfrentarse según su grado de persuasión o credibilidad con la pretensión de
convenir en su equivalencia (isothenia) respecto del valor persuasivo, o como
escribe el mismo autor, “que ninguna de las proposiciones enfrentadas aventaja a
ninguna otra como si fuera más fiable” [E.P., I 8] y así suspender el juicio. La
estrategia de Sexto suele ser enunciar los argumentos que se establezcan
determinantemente a favor o en contra realidad cualquiera, compararlos con los que
se parezcan hallarse en contra, y declarar la equivalencia respecto de ambos. “El
fundamento de la construcción escéptica es ante todo que a cada proposición se le
opone otra proposición de igual validez. A partir de eso, en efecto, esperamos llegar
a no dogmatizar” [E.P. I,12].
Notemos que la confrontación de argumentos responde al grado de persuasión de
estos. Esto lo resaltamos pues según lo que se lee al final de los Esbozos
Pirrónicos, el escéptico se dispone a plantear argumentos que muchas veces pueden
ser poco brillantes como medio de persuasión. Para nosotros esto tiene su razón. Al
comparase la actitud escéptica con una terapéutica en tanto que “quiere curar en lo
posible de la arrogancia y el atrevimiento de los dogmáticos” [E.P. III,280]25
el
papel de la dýnamisantithetikees análogo al proceder de quienes curan las
enfermedades corporales; éstos poseen remedios con distinta intensidad y alcance;
los más fuertes para las enfermedades más fuertes, o por el contrario las más suaves
25
a las que parecen las más suaves. Del mismo modo, “el escéptico unas veces se vale
de formas de persuasión enérgicas y otras veces no vacila en plantear adrede
argumentos que parecen poco brillantes porque muchas veces le bastan para
alcanzar su objetivo” [E.P. III,280]. De ahí que ya en este punto podamos ver la
relación de afinidad que se establece con la corriente médico-metódica según la
cual comparte con la actitud escéptica tanto la prudencia frente a lo que no es
manifiesto y por lo mismo la falta de dogmatismo, lo flexible en el uso de las
palabras o incluso, el tomar de lo que se manifiesta lo que parece ser más
conveniente26
.
1.2.2. Sobre los fenómenos y las opiniones.
Observamos que para Sexto el escepticismo en cuanto capacidad, potencia o
actividad, se ejercita contraponiendo fenómenos (phainomenon) y consideraciones
teóricas (noumenon) con el fin de establecer su equivalencia persuasiva lo cual lo
lleva a suspender el juicio. Ahora bien, ¿qué es aquello que contrapone? ¿En qué
sentido se toma fenómenos y consideraciones teóricas? ¿Cuál es la diferencia entre
uno y otro? Pues bien, según el mismo autor “aquí entendemos por fenómenos lo
sensible por lo que definimos lo teórico en oposición a ellos” [E.P. I,9] Sin
embargo, uno de los problemas que podemos plantear a partir de la manera en la
que esta distinción está presentada es que si bien el escéptico se atiene a lo que se
manifiesta y entre lo que se manifiesta encontramos lo sensible, –entendido como
fenómeno–, lo teórico, al parecer, también podría hacer parte de lo sensible en
cuanto algo manifiesto, por lo tantola distinción entre la una y la otra no nos
resultaría tan clara. Más aún, anteriormente mencionamos que la capacidad
escéptica se ejercita en la contraposición de argumentos. Estos pueden ser, tanto
fenómenos como consideraciones teóricas que, ajenas a su valor de verdad, nos
permiten la suspensión del juicio al respecto. Concretamente, a nosotros nos parece
que el problema está en distinguir cuál es la diferencia entre uno y otro pues así
establecido, no parece que hay un criterio claro por el cual el escéptico pueda
hablar por un lado de fenómenos e identificarlo con lo sensible y por el otro de
26
consideraciones teóricas las cuales, por lo tanto, no tendrían relación alguna con lo
sensible.
Sexto, previendo esta posible objeción, amplía su definición afirmando que “el
fenómeno es incuestionable; se asiente sin intervención alguna de nuestra voluntad
a las sensaciones que se imponen a la imaginación [E.P. I,13]. Por el contrario, de
las consideraciones teóricas refiere que son “el asentimiento a cualquiera de los
objetos no manifiestos investigados por las ciencias” [E.P. I,13]. Esto implica que
el criterio con el cual se distingue entre uno y otra obedece a la actitud que frente a
cada una estamos en potencia de asumir. “En efecto nosotros no echamos abajo las
cosas que, según una imagen sensible y sin mediar nuestra voluntad, nos inducen al
asentimiento; eso precisamente son los fenómenos” [E.P. I,20] Esto es importante
ya que la relación que la actitud escéptica tiene con los fenómenos y las
consideraciones teóricas no es más que un desplazamiento del qué es aquello que
nos afecta al cómo nos afecta. En este sentido, no hay una pretensión por establecer
qué son los fenómenos o qué tipo de representaciones producen en nosotros sino
que se atiende a cómo es la actitud que asumimos ante ellos27
; ya dogmática
(pretendiendo afirmar la realidad de estos), ya escéptica (describiendo las
representaciones que producen en nosotros). Podríamos decir entonces que la
actitud escéptica dispone en cierta manera una voluntad investigadora hacia aquello
que propiamente ha de investigarse.
Cuando indagamos si el objeto es tal como se manifiesta estamos concediendo que se manifiesta y en ese caso investigamos no sobre el fenómeno, sino lo que se piensa del fenómeno (…) la miel, por ejemplo, nos parece que tiene sabor dulce. Eso lo aceptamos, porque percibimos el dulzor sensitivamente.
27
Tratamos de saber si además «es» dulce. Lo cual no es el fenómeno, sino lo que se dice (lšgÒmena) del fenómeno. [E.P. I 20]28
Esto implica que la duda, la cual se ha tomado en general como uno de los
aspectos más relevantes del carácter escéptico, tanto en la versión moderna del
mismo, como en la consideración general que algunos hacen de tal orientación, -tal
como lo mencionábamos a propósito de la pertinencia por los nombres-, tiene un
carácter restringido; no se duda de todo aquello que se manifiesta, sino solamente
de aquello que se dice sobre lo que se manifiesta, es decir, de las consideraciones
teóricas29
. Ahora bien, dado que lo investigable (o de lo que podemos dudar) se
limita a las consideraciones teóricas y por ende, solamente ante estas podemos
asumir una posición, ¿qué pasa con esos contextos en los que nos encontremos con
opiniones de las cuales no es voluntad nuestra asentir o no a ellas? Nos referimos al
caso específico de las leyes las cuales, si bien ya se presenten como naturales o no,
si obligan a adoptar una postura frente a la cual, al parecer, no es permitido el
examen escéptico (ni muchas veces examen alguno) y el consecuente
asentimiento.30
Más aun, ¿el escéptico consideraría como una posibilidad establecer
consideraciones teóricas que correspondan con los fenómenos, es decir, aquellas de
las cuales no nos sea lícito dudar?
Pues bien, por lo pronto quisiéramos señalar que la relación que se puede
establecer entre el fenómeno y la afirmación de tal según el mismo Sexto, depende
de la afección (pathé) que produce en cada uno sin que ésta sea necesariamente
28
La traducción no es feliz. El énfasis de Sexto está, no en la realidad como parece leerse según el énfasis que se hace en el «es», sino en la afirmación dogmática que establece determinantemente lo dulce de la miel como una realidad que le acaece.
29 En la radicalidad del planteamiento moderno, por lo menos en la versión de Descartes, se da un
paso más que en el de los antiguos, ya que estos últimos no dudaban de los fenómenos en cuanto se nos presentan de manera involuntaria. El desafío del escéptico moderno consiste en preguntar si conozco algunas de las cosas que indudablemente creo, y cómo tengo conocimiento de ellas, o acerca de si puedo tener alguna razón para creer. Por el contrario el escepticismo antiguo es una actitud que ajena a intereses epistemológicos, no objeta, sino con la pretensión de alcanzar la tranquilidad del alma.
30
determinada como una afección propia del fenómeno en cuanto tal31
. Así pues, en
vano podríamos asumir que la orientación escéptica busque establecer una suerte de
fenomenismo dado que, como vemos, no se trata de asumir que la relación que
establecemos con el fenómeno deje de lado aspecto alguno que nos resulte
incognoscible, o acaso, de aquello que es en cuanto tal, ya que desde un punto de
vista escéptico, ni siquiera podríamos afirmar de manera absoluta que aquello que
sentimos es una cualidad, por decirlo de alguna manera, de aquello que produce la
afección. De ahí que en lugar alguno leamos que lo que produce la afección que se
produce en nosotros sea la única verdad con la que podemos contar. La afección
también entra en la condición de ser un parecer más que no aspira a absolutización
alguna más la que le permita los límites del parecer, o como dice Sexto “el
escéptico asiente a las sensaciones que se imponen a su imaginación; por ejemplo,
al sentir calor o frio no dirá «creo que no siento calor» o «no siento frio»” [E.P.
I,216] En otras palabras, para el escéptico la pregunta por lo que aparece no tiene
sino efectos nocivos pues con ella no se llega a resultado alguno más que la
perturbabilidad del ánimo al pretender establecer resultados absolutos. Más aún, de
los casos particulares, o las afecciones que según cada caso son experimentadas,
tampoco se podría llegar a establecer una universalidad de aquello que produce la
afección pues aquello universal no sería algo manifiesto pues, la parecer, para el
escéptico solamente lo particular es manifiesto. Más aun, podríamos conjeturar que
Sexto consideraría que no hay criterio para establecer esta determinación del
fenómeno como una suerte de oposición representación /en sí, pues dicho criterio
caería también en duda.32
Esto se aclara a partir de lo que Sexto aduce en la tercera parte del Libro I
cuando confronta la actitud escéptica con la filosofía cínica. Allí se afirma que la
31 Cfr. E. P. I, 13.
32 En el libro II, se establece la investigación de los supuestos lógicos estoicos desde los cuales
diferencia entre una y otra consiste en que “mientras nosotros suspendemos el
juicio en el estudio de los objetos exteriores los cirenaicos proclaman que tiene una
naturaleza inaprehensible” [E.P. I 215] Esto implicaría, para lo que estamos
indagando, que al asumir una suerte de verdad sensualista, es decir, una verdad que
se determine a partir de la negación de cierto estatuto (como en este caso el de los
sentidos), se caería en una afirmación dogmática en tanto nos veríamos obligados a
reconocer la sensación como lo único verdadero. Sin embargo, tal como observa
Sexto, “el que sostiene que su objetivo es el placer vive entre preocupaciones en
tanto si esta presente como si no está presente” [E.P. I 215] Recordemos que el
escéptico toma una distancia respecto del valor de la verdad y al hacerlo se ubica en
el terreno terapéutico. Por ende, las sensaciones, más que verdades, son tomadas
por el escéptico como síntomas de lo experimentado. Así pues, la afección que el
fenómeno produce, no se entiende como la única verdad que subyace ajena al
fenómeno y la consideración teórica, sino que es tomada como la experiencia de un
parecer el cual, según las circunstancias, indica o no cierto malestar.
¿Al tomar de esta manera la relación que se establece con el fenómeno no
caemos en una relación radicalmente relativista? Esta posibilidad la contempla
Sexto y tal vez por eso sea pertinente la distinción que hace con la filosofía de
Protágoras como exponente de esta perspectiva. Estrictamente hablando Sexto no
niega que su orientación sea contraria a la de Protágoras, es más, en la
consideración sobre los tropos veremos cómo adquiere una mayor relevancia aquel
que indica que las cosas se presentan «en relación con…», o si se quiere, «relativo
a…». Más aún, respecto de la sentencia «el hombre es la medida de todas las
cosas; de las que son, en cuanto son; y de las que no son, en cuanto que no son»
Sexto refiere que “También Protágoras acepta que «el hombre…”[E.P. I,216] como
insinuando, tal vez, que junto con Protágoras, también los escépticos tienen una
concepción del hombre como medida de todas las cosas, o más mesuradamente el
criterio de referencia. ¡Claro! si aceptamos que éste es el sentido general al que
alude la expresión de Protágoras. Por lo tanto, no podemos afirmar que Sexto